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UNIVERSIDAD DE TARAPACA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL NORTE

Departamento de Antropología Instituto de Investigaciones Arqueológicas

YARA: FRONTERA NORTE DE LA COMPLEJIDAD


FUNERARIA CHINCHORRO

Adán Oligario Umire Alvarez

Tesis para optar el grado de Magíster en Antropología

Profesor guía: Dr. Bernardo Arriaza Torres

Arica 2009

Miro la serpiente de la carretera
Que en cada montaña da vueltas a un nudo;
Y, entonces comprendo que el camino es largo,
Que el terreno es brusco,
Que la cuesta es ardua,
que el paisaje es mustío…

Fragmentos de Nostalgia
José Santos Chocano (Poeta)

ii
AGRADECIMIENTO

Esta tesis es producto de la interacción y amistad de muchas personas, que en el


camino hacia este punto he logrado obtener. Cuando he dado por sentada la decisión de
continuar aprendiendo mientras me encontraba de labores en las oficinas del Proyecto
Especial de Titulación de Tierras en Puno (PETT-OPER-PUNO), he recibido el apoyo
desinteresado de la Lic. Gladys Luque; en la misma línea de trabajo, en la sede central de
dicho proyecto (Lima) reconozco el apoyo constante de la Lic. Cecilia Sacsa Fernández.
Para el desarrollo de esta especialización y la respectiva investigación, fue
oportuno el consejo brindado por INABEC y sus distinguidos representantes Sra. Martha
Mayor Falaz y su Directora Elvía Vásquez Alvarez. Sin el sustento económico de la
Agencia Chilena de Cooperación Internacional (AGCI) no hubiese sido posible iniciar el
Programa de Maestría (Beca AGCI Nº 15/00020 DEL 23-01-08). Debo gratitud infinita a la
Sra. Sonia González de AGCI y a la Sra. Soledad Bernuy de la Agencia Peruana de
Cooperación Internacional (APCI).
Cuando el Programa de Maestría requirió el aval correspondiente, recurrí a los
Dres. Máximo Neira Avendaño, Michael Moseley y Charles Stanish de quienes me honro
en mencionar que además de haber aprendido de ellos, conservo su preciada amistad.
Del mismo modo a las Dras. Karen Wise y Karen Rasmussen, excelentes maestras y
colegas en la arqueología de la zona.
Debo gratitud al Programa de Maestría en Antropología de las Universidades de
Tarapacá y Católica del Norte, cuya dirección recayó en los Dres. Iván Muñoz y Hans
Gunderman. Agradecimiento especial al Dr. Bernardo Arriaza por su ayuda incondicional
y brindarme sus conocimientos sobre la Tradición Chinchorro. A los Dres. Iván Muñoz
(Universidad de Tarapacá) y Mark Hubbe (Universidad Católica del Norte) por la revisión
de esta tesis en su etapa final.
En Arica, a mis condiscípulos (Soledad, Javier, Leo, Mónika, Francisca, Leslia,
Miguel, Raúl, Mailing, Julieta y Jimena) por su franca amistad y estima. En Perú,
específicamente en el sur, al Lic. Augusto Cardona, al Técnico en Arqueología Modesto
Phocco, a la Bach. Liliana Castro y a Walter Amézquita.
A mi familia y a mis padres, que son el motivo de mis inquietudes para continuar
siempre.

iii
INDICE GENERAL
Agradecimiento............................................................................................................iii
Índice General.............................................................................................................iv
Lista de Figuras...........................................................................................................vi
Lista de Tablas............................................................................................................xi
Resumen....................................................................................................................xii
Abstract.......................................................................................................................xiii

CAPITULO
1. TRADICION CHINCHORRO Y COMPLEJIDAD FUNERARIA

1.1 Variables y concepto de Tradición Chinchorro....................................................1


1.2 Definiendo las características funerarias Chinchorro....................................... ..3
1.3 Los entierros Chinchorro del Arcaico Medio y Tardío en el Sur del Perú (Ilo)....9
1.3.1 Villa del Mar..........................................................................................9
1.3.2 Kilómetro 4..........................................................................................12
1.3.3 Yara.....................................................................................................20
1.3.4 Los entierros superficiales de cerro Redondo.....................................22
1.4 Elementos explicativos de la extensión geográfica de esta práctica..................26
1.5 Hipótesis de trabajo............................................................................................27
1.6 Objetivos de la investigación..............................................................................28

2. CARACTERÍSTICAS MEDIOAMBIENTALES DE LOS ANDES CENTRO-SUR


2.1 Aspectos climáticos y geográficos de la costa de los valles occidentales.........29
2.2 Evidencia de trastornos medioambientales en la costa de Tacna.....................32
2.3 Reconstrucción de espacios Chinchorro en la desembocadura de Azapa........33
2.3 Síntesis de las condiciones ambientales para Chinchorro.................................37

3. CHINCHORRO Y LA VISION DE LA MUERTE


3.1 Aproximaciones teóricas y modelos interpretativos en los estudios
mortuorios............................................................................................................38
3.2 Las momias de preparación artificial y complicada en el Norte Grande de
Chile.....................................................................................................................40
3.3 Movilidad, Flujo génico o difusión de rasgos culturales......................................42

iv
3.4 La movilidad en las poblaciones de Cazadores – Recolectores marítimos.......43
3.5 Hipótesis sobre la movilidad planteadas para las poblaciones arcaicas en el
Norte de Chile......................................................................................................44
3.6 Los distintos espacios utilizados en la movilidad Chinchorro.............................46
3.7 El contexto fúnebre en la movilidad Chinchorro.................................................47
3.8 Sumario de los elementos de la arqueología Chinchorro..................................53

4. MATERIALES Y METODO DEL ESTUDIO


4.1 Investigación arqueológica previa en Yara y sus resultados...............................55
4.2 Excavación arqueológica actual...........................................................................61
4.3 Nivel de investigación..........................................................................................62

5. RESULTADOS Y DISCUSIÓN GENERAL


5.1 Descripción de los entierros excavados...............................................................63
5.1.1 Entierro 2007-1......................................................................................63
5.1.2 Entierro 2007-2.....................................................................................76
5.1.3 Entierro 2007-3.....................................................................................78
5.1.4 Entierro 2007-4.....................................................................................79
5.1.5 Entierro 2007-5.....................................................................................80
5.1.6 Cráneos................................................................................................85
5.2 Características físicas de los restos humanos en Yara y sus ajuares
funerarios.............................................................................................................91
5.3 Raíces y rupturas: nuevos elementos simbólicos en los entierros de Yara........96
5.4 Elementos Chinchorro que caracterizan Yara y el Sur del Perú........................101

6. CONCLUSIONES
6.1 Línea de investigación a futuro.........................................................................108

BIBLIOGRAFIA................................................................................................................109

v
Lista de Figuras

Figura 1. Extensión geográfica de la dispersión de vestigios relacionados a la tradición


mortuoria Chinchorro: hasta el río Ilo (Perú) por el Norte y Punta Patillos al Sur
de Iquique (Chile)................................................................................................3
Figura 2. Sitios arqueológicos de la costa Sur del Perú relacionados con la tradición
Chinchorro: Villa del Mar, Yara y en menor medida Kilómetro 4........................4
Figura 3. Ubicación general del sitio arqueológico Villa del Mar, en el margen izquierdo del
río Ilo y a 100 metros de distancia de la playa (Google™ earth)........................9
Figura 4. Entierro triple (niño de 5 años, mujer de 45 y un infante) en posición extendida
ubicado en Villa del Mar (Redibujado después de Wise 1995)........................11
Figura 5. Entierros extendidos del sitio arqueológico Villa del Mar, con ofrendas que
incluyen moluscos, artefactos líticos, de hueso y posiblemente varas de
madera (Redibujado después de Wise 1995).................................................. 12
Figura 6. Entierros extendidos del sitio arqueológico Villa del Mar, con ofrendas que
incluyen moluscos, artefactos líticos, de hueso y posiblemente varas de
madera (Redibujado después de Guillén y Carpio 1999).................................12
Figura 7. Ubicación geográfica del sitio arqueológico Kilómetro 4, a 50 metros de la playa
rocosa, con ligera inclinación hacia la ladera frontal de los cerros (Google™
earth).................................................................................................................13
Figura 8. Estructura funeraria correspondiente a un entierro múltiple en Kilómetro 4, de
aparente forma circular y que contiene, por lo menos, 22 individuos de
diferente sexo y edad (Redibujado de Wise 1999)...........................................14
Figura 9. Entierro doble en Kilómetro 4, en posición extendida decúbito ventral;
corresponde a un adulto masculino y un infante (Redibujado de Wise 1999)..15
Figura 10a y b. Entierro 1996-1, zona 6 de Kilómetro 4, consiste en un entierro con
múltiples capas de cubierta vegetal sujeto con cuerdas del mismo material
(Wise 1999).......................................................................................................16
Figura 11a y b. Entierro 1996-1, detalle de las características del entierro después de las
cubiertas de esteras..........................................................................................16
Figura 12a y b. Entierro 1996-1, detalle del posible relleno y cubierta de fibra vegetal en el
cuerpo humano.................................................................................................17

vi
Figura 13. Ubicación geográfica del sitio arqueológico de Yara, a escasos metros de la
terraza que culmina abruptamente en el mar; delimitado por dos quebradas
(SAN 1956).......................................................................................................20
Figura 14a y b. Entierro 1994-1, de posición extendida decúbito dorsal, cubierto con piel
de mamífero (camélido?) desde la pelvis hasta la parte baja de los brazos
(señalizado por el color amarillo) (Redibujado de Rasmussen 1998)...............21
Figura 15. Acumulaciones de moluscos en forma de montículos alrededor del cerro
Redondo, Sur de Ilo; en el recuadro se observan que éstos aún mantienen una
altura de 1 metro (Google™ earth)...................................................................22
Figura 16. Vista de las lomas de Buitrera cerca al cerro Redondo, Sur de Ilo; durante el
evento cíclico de un ENSO (febrero de 1997)..................................................23
Figura 17. Uno de los entierros extendidos en posición decúbito dorsal, con la intervención
intencional en algunos de los huesos (estrías de raspado). Sitio Nº 1827 cerro
Redondo (Umire 1997-8)...................................................................................24
Figura 18. Croquis aproximado que muestra la cantidad y disposición de entierros dentro
del sitio Nº 1827 de cerro Redondo, ubicado durante la prospección superficial
de la zona (Umire 1997-8).................................................................................25
Figura 19. Artefacto de hueso en costilla de mamífero marino (ottaridae), con los extremos
pulidos a manera de una “V”; de función desconocida, procede de la superficie
de cerro Redondo, sitio Nº 1894 (Umire 1997-8)..............................................26
Figura 20. Espacios vegetacionales aislados donde se condensa la humedad o nieblas
dinámicas, a estos espacios se les denomina “lomas”. En la vista las lomas de
Cerro Redondo, al Sur de Ilo............................................................................31
Figura 21. La actual playa Chinchorro y boca del río San José, con una proyección
hipotética de la fuente de agua y áreas de pasto descrito por el Arcediano Dr.
Francisco Xavier Echevarría y Morales en 1804 (Google™ earth)...................34
Figura 22. Vista de la zona intermareal más común desde el Morro de Arica hacia el Sur,
donde es característica la variedad de playa rocosa.......................................35
Figura 23. Circuito de movilidad entre la costa de Arica y el valle de Azapa que cubre un
área aproximada de 230 Km2 y 40 Km. lineales (Redibujado de Muñoz y
Arriaza 2004).....................................................................................................44
Figura 24. Sector A de Morro 1/6, dentro del recuadro se puede observar que la parte
inferior del Entierro C-5 fue claramente removido para dar lugar al C-4,
posiblemente posterior a los C-3, C-5, C-6 y C-7.............................................48

vii
Figura 25. Morro-1, ambos cuadros (superior e inferior) muestran la complejidad de los
cuerpos al momento de su ubicación; allí se observa la remoción e imbricación
de entierros (Arriaza 1995a, Standen 1997:138)..............................................49
Figura 26. Ubicación de la zona de entierros dentro del contexto del sitio arqueológico.
Los círculos corresponden a las áreas de excavación, los rectángulos a la
limpieza, estudio y descripción de estratos (Redibujado de Rasmussen 1994,
1998).................................................................................................................56
Figura 27. Descripción de los estratos del Perfil Este de las Unidades 120 y 123 (Tomado
de Rasmussen 1998:72, fig. 5.7)......................................................................57
Figura 28. Área de entierro en Yara, con las unidades de excavación iniciada durante la
primera temporada de 1994 (Cortesía de Rasmussen 1998)...........................60
Figura 29. Área de entierro en Yara, con la base de los rasgos funerarios no excavados.
La zona coloreada muestra la piel de pelícano en la parte inferior (Rasmussen
1998).................................................................................................................61
Figura 30. Detalle de las excavaciones en el sector funerario de Yara. Entierro 2007-1...64
Figura 31. Detalle de las excavaciones en el sector funerario de Yara. Entierro 2007-2 con
el anillo de rocas alrededor del cráneo y una capa de caliche en la parte
superior del cuerpo............................................................................................65
Figura 32. Detalle de las excavaciones en el sector funerario de Yara. El entierro 2007-2
muestra el par de huesos embarrilados como apoyo detrás de lo que pudo ser
la nuca...............................................................................................................66
Figura 33. Detalle de las excavaciones en el sector funerario de Yara. Se muestra el
detalle de los entierros 3, 4 y 5, además de la disposición de los cráneos
flanqueando los entierros mencionados. El entierro 2007-2 muestra una
interesante disposición de un molusco en el hombro izquierdo y su relación con
los otros entierros..............................................................................................67
Figura 34. Detalle de las excavaciones en el sector funerario de Yara. Disposición de los
entierros 3, 4 y 5, la ubicación de los cráneos flanqueando los entierros
mencionados.....................................................................................................68
Figura 35. Detalle de las excavaciones en el sector funerario de Yara. Disposición del
entierro 2007-3, los huesos que pertenecen a este cuerpo están sombreados
de color amarillo, además de mostrar embarrilado en los huesos de la parte
inferior...............................................................................................................69

viii
Figura 36. Detalle de las excavaciones en el sector funerario de Yara. Disposición de los
dos paquetes de huesos, ubicados en forma paralela sobre los huesos del
entierro 2007-4..................................................................................................70
Figura 37. Detalle de las excavaciones en el sector funerario de Yara. Disposición de la
estera como base de los entierros, acumulación de huesos de distintas partes
sin orden anatómico..........................................................................................71
Figura 38. Detalle de las excavaciones en el sector funerario de Yara. Disposición del
entierro 2007-5 en cuya parte ventral se muestra los fragmentos de un faldellín
en material botánico..........................................................................................72
Figura 39. Estratigrafía cultural del perfil Norte de las excavaciones, especialmente
relacionado con los entierros excavados. Aún es posible notar que existen más
entierros hacia el lado Norte.............................................................................73
Figura 40. Área de entierro enfocado en las unidades 174, 175, 176; 148, 163, 142 y 143,
excavados durante la segunda temporada, 2007-8..........................................74
Figura 41a y b. Dibujo y fotografía del Entierro 2007-1 denominado por Rasmussen (1998)
como cuerpo 2; extendido y en posición decúbito dorsal...............................75
Figura 42a y b. Dibujo y fotografía del Entierro 2007-2, se muestra el círculo o anillo de
piedras alrededor del cráneo, con una capa compacta de concreción en el
pectoral..............................................................................................................77
Figura 43a y b. Entierro 2007-2 de posición extendida y decúbito dorsal, con la parte
frontal del cráneo y los huesos de los pies erosionados. Con un molusco
(Concholepas concholepas) en el hombro izquierdo y un par de huesos
embarrilados detrás de la nuca.........................................................................78
Figura 44a y b. Entierro 2007-3, entierro secundario, posiblemente extendido en decúbito
dorsal, con algunos huesos embarrilados, muy removidos y en mala
preservación (partes sombreadas del dibujo, en amarillo)................................80
Figura 45a y b. Entierro 2007-4, entierro secundario, posiblemente extendido en decúbito
dorsal, con algunos huesos embarrilados, parte superior removido y en mala
preservación (partes sombreadas del dibujo, en amarillo)................................81
Figura 46. Entierro 2007-5 extendido en posición decúbito dorsal; a la altura de la zona
abdominal hay una gran cantidad de haces de fibra vegetal, posiblemente
corresponde a un faldellín.................................................................................82
Figura 47. Entierro 2007-5 detalle de la zona ventral con las haces de fibra vegetal fijadas
con cuerda en base a junquillo..........................................................................83

ix
Figura 48. Entierro 2007-5 detalle del faldellín en fibra vegetal.........................................83
Figura 49a y b. Ubicación de huesos largos acumulados en desorden, mezclados con
algunas costillas, metatarsos y fémures (Sombreados en amarillo).................86
Figura 50a y b. Disposición de los cráneos excavados en el sitio arqueológico Yara (en el
dibujo, sombreados en amarillo).......................................................................88
Figura 51a. Cráneo 9 de Yara, detalle de la pasta crema y partículas de carbón en la
faceta interna de los incisivos y en el paladar respectivamente.......................89
Figura 51b. Cráneo 9 de Yara, crustáceo ubicado junto a la arcada superior del
cráneo...............................................................................................................89
Figura 52a y b. Detalle de los “paquetes” de huesos ubicados sobre los entierros
3 y 4...................................................................................................................90
Figura 53. La distribución de cráneos de niños en Yara.....................................................94
Figura 54. Entierro 2007-1, muestra de desgaste dental redondeado sobre los premolares
y dientes incisivos.............................................................................................94
Figura 55. Muestra de textiles en fibra vegetal, Yara.........................................................95
Figura 56. Detalle del embarrilado con lienza, especialmente en los huesos pares de las
extremidades inferiores.....................................................................................95
Figura 57. Detalle de los crustáceos ubicados dentro del contexto y conjunto
mortuorio...........................................................................................................96
Figura 58a y b. Entierro 2007-2, entierro primario, extendido en decúbito dorsal, con la
posición de la mano izquierda sobre el pubis, un rasgo muy característico en
los entierros de la costa sur del Perú. En el recuadro pequeño se muestra el
detalle................................................................................................................98
Figura 59. Los círculos indican el detalle de la posición de las manos en los entierros
extendidos de Kilómetro 4 (Wise 1999)............................................................99
Figura 60. En el círculo se detalla la posición de las manos en los entierros extendidos de
Villa del Mar. Entierro 1 (Guillén y Carpio 1999)...............................................99
Figura 61. Entierro 1994-1, cráneos y bloques de piedra alrededor de la cabeza del
individuo (Cortesía K. Rasmussen).................................................................100
Figura 62. Entierro 2007-1, detalle de la sustancia solidificada que podría corresponder a
la exudación natural del cuerpo, posteriormente adherido con arena............106

x
Lista de Tablas

TABLA 1. Tipos básicos de Uhle..........................................................................................6


TABLA 2. Tipos propuestos por Rivera................................................................................6
TABLA 3. Clasificación de momias según Arriaza...............................................................8
TABLA 4. Enumeración de las características culturales Chinchorro..................................8
TABLA 5. Resumen de entierros en Villa del Mar.............................................................10
TABLA 6. Resumen de entierros en Kilómetro 4...............................................................17
TABLA 7. Resumen de entierros en Yara 1994.................................................................22
TABLA 8. Recursos de vegetaciones utilizados por las poblaciones Chinchorro .............36
TABLA 9. Recursos animales utilizados por las poblaciones Chinchorro ........................36
TABLA 10. Enumeración de algunas condiciones medioambientales Chinchorro.............37
TABLA 11. Componentes de la dieta del hombre de Acha-2.............................................46
TABLA 12. Resumen de los elementos de la arqueología de Chinchorro..........................53
TABLA 13. Fechados radiocarbónicos de Yara (Sin calibrar)............................................59
TABLA 14. Resumen de entierros en Yara durante la temporada 2007-8.........................84
TABLA 15. Elementos Chinchorro presentes en Yara.....................................................102

xi
Profesor Guía: Dr. Bernardo Arriaza Torres

RESUMEN

YARA: FRONTERA NORTE DE LA COMPLEJIDAD FUNERARIA CHINCHORRO


Adán Oligario Umire Alvarez
Universidad de Tarapacá-Universidad Católica del Norte, 2009

En la arqueología andina, con el término Chinchorro se hace referencia a la


momificación artificial y a cuerpos sin la debida preparación complicada que caracterizó a
las poblaciones arcaicas del Norte de Chile y Sur del Perú, hace 7000-8000 años atrás.
Si bien se han establecido algunas líneas de investigación sobre la complejidad
funeraria Chinchorro (Terminología, origen, cronología, técnicas de momificación,
duración de la práctica, riesgos de salud y vida cotidiana), el objetivo de esta tesis
conduce a incluir el problema de la extensión cultural de las variables que definen la
complejidad funeraria más allá del Norte de Arica.
Se describe y discute el registro arqueológico relevante para el Norte de Chile y la
costa Sur peruana. Se integran ambos registros para abordar el problema de la extensión
cultural, específicamente con los sitios arqueológicos ubicados al Norte de Ilo (Villa del
Mar, Kilómetro 4 y Yara), en Perú, como límite cultural.
Los entierros de los sitios arqueológicos mencionados presentan reminiscencias
de una complejidad funeraria con características relacionadas a la Tradición Chinchorro
(tecnología marítima especializada, extracción de plantas para uso doméstico-ceremonial
y patrón funerario con o sin momificación artificial), sin la presencia aún clara de las
modalidades de momificación artificial estudiadas en el Norte de Chile.
Finalmente, del resultado se desprenden tres características que presentan
recurrencia en los entierros de la costa Sur del Perú (posición de las manos, anillo de
rocas alrededor de la cabeza y disposición de cráneos flanqueando los cuerpos), no
advertidas en los entierros de la costa Norte de Chile.

xii
ABSTRACT

In Andean archaeology, with term Chinchorro refers to the artificial mummification


practice and bodies with natural mummification that characterize the Archaic populations
of the Northern Chile and Southern Peru, dating to 7000-8000 years ago.
Although some researchers have debated Chinchorro funerary complexity
(Terminology, origin, chronology, mummification techniques, duration, health risks and
daily life), the objective of this thesis is to study cultural variables that define Chinchorro
funerary complexity in southern Peru.
Here the author discusses the excellent archaeological record of the coast of
northern Chile and southern Peru. Both archaeological records are integrated to debate
cultural variables and specifically archaeological sites located North of Ilo (Villa del Mar,
Kilómetro 4 and Yara) in Peru, as a cultural boundary for Chinchorro.
The burials in these archaeological sites show reminiscence of funerary complexity
and cultural characteristics related to the Chinchorro Tradition (specialized marine
technology, plant resources for domestic and ceremonial use, and a funerary pattern with
and without artificial mummification). These Peruvian sites do not present evidence of
artificial mummification.
Finally, the author debate three characteristics that are recurrent in the burials of
the southern Peruvian coast: hands on the pelvic area, rocks around the head, and skulls
surrounding the bodies. These features were not found in the burials of northern Chile.

xiii
CAPITULO 1

TRADICION CHINCHORRO Y COMPLEJIDAD FUNERARIA

1.1 Variables y concepto de Tradición Chinchorro


La temprana ocupación de los ambientes marítimos en los Andes Centro-
Sur Occidentales muestran dos rasgos notables: la complejidad funeraria Chinchorro con
momias de elaboración complicada y la tradición pesquera que incluye la tecnología
utilizada junto a los desechos de fauna marina (Arriaza 2003; Standen 1997;
Schiappacasse y Niemeyer 1984; Wise 1997:1). Este período de tiempo, referido bajo el
término “Arcaico”, describe algunas características relevantes como el crecimiento
poblacional, larga adaptación generalizada de cazadores-recolectores e incluye la
emergencia del sedentarismo que implica un abanico de estrategias de subsistencia y la
domesticación incipiente de plantas y animales (Wise 1994:212; 1999:338; deFrance et al.
2001:426).
El período Arcaico costero de los valles Centro Sur Occidentales, entendido como un
espacio temporal, ha sido dividido en tres etapas: Período Arcaico Temprano (ca. 10,500-
7,000 a. P.*) que se caracteriza por cazadores recolectores que viven en refugios
naturales, con un trabajo relacionado a las actividades de caza y recolección; Período
___________
( )
* Las siglas “a. C.” y “a. P.” que corresponden a enunciados cronológicos “antes de Cristo” y “antes del
presente” serán consignados indistintamente respetando las citas en las fuentes consultadas.

-1-
Arcaico Medio (ca. 7,000-5,000 a. P.) caracterizado por la complejidad funeraria con un
incremento asociado a una alta especialización en la tecnología de subsistencia (Núñez
1983; Wise 1999). El Período Arcaico Tardío (ca. 5,000-3,000 a. P.), además de la
especialización tecnológica, se nota una mayor diversidad producto de una interrelación
con otras áreas culturales, destacándose la presencia en la costa, de objetos novedosos
como enturbantados, cuerpos con las piernas flexionadas en posición decúbito lateral,
semillas y plumas de la floresta tropical y objetos de metal.
Con el término Chinchorro, tema central de la presente tesis, se hace referencia a
la preparación de los cuerpos, que a través de singulares métodos logran elaborar una
imagen de lo que fue un individuo en vida. La mayor antigüedad de estos cuerpos
momificados se ubican en la desembocadura de río Camarones, aproximadamente entre
los 7000-8000 a. P. Su extensión geográfica corresponde a la costa de los Andes Sur-
Centrales, desde Ilo por el norte hasta Antofagasta por el sur (Núñez 1969; Wise 1995,
Arriaza 1995). También se conocen como momias Chinchorro a un conjunto de entierros
que se caracterizan por tener cuerpos extendidos sin que presenten signos de
intervención post-mortem para su momificación; tienen un ajuar mínimo. Las expresiones
finales de Chinchorro están dadas por entierros con las piernas extendidas sea por
cuestiones culturales o simplemente de preservación. Las prácticas aparecen cada vez
más individuales y en ligera posición flexionada y de costado (Wise 1994:212, Standen
1997).
Por otro lado, el concepto de ‘Tradición Chinchorro’ propuesto por Standen y
Santoro (2004:97) está definido por a) Tecnología marítima especializada (anzuelos,
arpones, bolsas redes, puntas lanceoladas bifaces, cuchillos raspadores, raederas); b)
Extracción de plantas de uso doméstico y ceremonial (totoras y juncos para la elaboración
de esteras, cobertores, bolsas, faldellines, cintillos); y c) patrón funerario con o sin
momificación artificial, inhumados colectivamente sin diferencia de sexo ni edad; en
posición extendida y en decúbito dorsal. Por su amplitud, este concepto será utilizado en
la presente investigación.
Durante los últimos veinte años, las investigaciones sobre esta larga tradición cultural
Chinchorro han establecido una serie de hipótesis y propuestas para su profundización
(Bittman 1982:64-65; Arriaza 2003:42), las cuales están orientadas en los siguientes
rubros:
a. Terminología, origen y cronología;
b. El rol de las técnicas de momificación y su significado social;

-2-
c. Duración de la práctica mortuoria complicada,
d. Riesgos de salud y la vida cotidiana.
En la presente investigación se aborda el problema de la extensión geográfica,
especialmente su relación con el Sur del Perú. Ésta abarca una gran extensión, desde el
río Ilo (Arriaza 2003:41; Wise 1995; Santoro et al. 2005) de la cuenca del Osmore inferior
(Moquegua, sur del Perú) pasando por punta Patillos, al sur de Iquique (Santoro et al.
2005; Alvarez 1969:181) hasta el Valle de Los Canastos (Llagostera 2003) (Figura 1 y 2).

Figura 1. Extensión geográfica de la dispersión de vestigios relacionados a la tradición mortuoria


Chinchorro: hasta el río Ilo (Perú) por el Norte y Punta Patillos al Sur de Iquique (Chile).

1.2 Definiendo las características funerarias Chinchorro


Considerando dos posiciones disímiles que han venido tratando el tema
Chinchorro los últimos años, específicamente relacionado al origen de su complejidad, es
que realizo un comentario al respecto, cuya importancia radica precisamente en que
ambas posiciones enfocan un origen con elementos culturales vinculados a una influencia
externa frente a otra, de carácter local.
Rivera (1995:44) en un intento de inferencia sobre el significado de Chinchorro,
indica que dicha tradición se encuentra dentro del incremento de la complejidad social,
con alcances que involucran la adopción de plantas domesticadas y lo más importante, la

-3-
tecnología mortuoria y la conducta ritual asociada; con la ubicación de muertos en
cementerios planificados y la manipulación de cadáveres por una serie de especialistas
en cumplir estas tareas. Además dentro de esta tradición Rivera incluye las fases
culturales posteriores como Quiani Tardío, Faldas del Morro y El Laucho, en los que la
metalurgia del Cobre, Oro, Plata y la cerámica experimental fueron adoptadas y
desarrolladas al final de la Tradición Chinchorro (Arriaza 1995:37).

Figura 2. Sitios arqueológicos de la costa Sur del Perú relacionados con la tradición Chinchorro:
Villa del Mar, Yara y en menor medida Kilómetro 4.

Arriaza (1995:36) por su parte, define como cultura Chinchorro a las sociedades
pescadoras sin cerámica ni metales, asentadas en las costas del Pacífico del Sur del Perú
y Norte de Chile; quienes entierran a sus muertos en posición extendida, con un patrón
funerario que incluye la momificación natural y artificial. Los cementerios son pequeños
pero densamente ocupados, en los que hay individuos con ofrendas que puedan denotar
la existencia de un posible rango social.

-4-
Además, para Arriaza (1995:36), la cultura Chinchorro está definida por su cultura
material, compuesto por arpones, anzuelos de concha, de cactus y compuestos; pesas de
anzuelos, cuchillos líticos, puntas líticas lanceoladas, palos de lanza y dardos; fibras
vegetales, cestería y una lista larga de objetos funerarios. Sin embargo, Rivera (1995:44-
46) señala que toda esta tecnología tiene un desarrollo basado en el contacto indirecto
con grupos de la floresta tropical del Este. Algunos grupos locales receptoras de estos
contactos serían Playa Miller-8 (PLM-8), Morro-1 (MO-1) y Pisagua Viejo-1 (PIS-VJO-1);
cuya cultura material incluiría objetos novedosos vinculados con la floresta tropical como
las ornamentas cefálicas de plumas tropicales, inhaladores alucinógenos, tabletas, tubos,
espátulas, brochas, cajas, cestas, arco y flecha.
En líneas generales, respecto a la secuencia temporal de la Tradición Chinchorro,
tanto Rivera como Arriaza están de acuerdo con la secuencia cultural; sin embargo para
Rivera (1995:49), ocurren tres problemas relacionadas con los fechados y la secuencia
misma: 1) la poca confiabilidad de los contextos de entierro y sus asociaciones con las
ofrendas, 2) escasos fechados radiocarbónicos cubriendo un largo período de tiempo
exageradamente extenso, desde aproximadamente 7,020 a 530 a. C., y 3) En el caso
específico de Morro-1 (MO-1) falta afinar las fases que constituyen la tradición Chinchorro.
Para Rivera (1995:51), al margen de los problemas de fechados y de secuencia
cultural, los cuerpos mismos en los entierros Chinchorro tienen una posición extendida
directamente depositada sobre la arena y algunos sobre una base de estera; es posible
que esta diferencia señale una organización por individuos basados en el sexo y edad.
Sin embargo, creemos que esta diferencia, presentan dificultades al momento de
establecer la relación existente entre edad y sexo, por la falta de claridad en la definición
de las evidencias de las osamentas (patrón viejo-joven, masculino-femenino, grupos
pequeños-grandes); sin embargo, es claro advertir un alto número de infantes y algunos
fetos con tratamiento post-mortem especial.
Respecto a las ofrendas, tanto Rivera como Arriaza observan que el envoltorio, en
piel de ave con plumas pintadas con ocre rojo y en fibra vegetal (estera), fueron usadas
sobre el cuerpo. Del mismo modo, las costillas y vértebras de mamíferos son
consideradas como parte de la ofrenda; las bolsas confeccionadas en fibra vegetal, líneas
de pesca elaboradas en algodón, anzuelos (de espina y molusco) y los arpones
corresponden a elementos culturales que se encuentran inmediatamente cerca a los
cuerpos (Rivera 1995:54).

-5-
El rasgo más distintivo de la tradición Chinchorro, según Rivera y Arriaza, consiste
en la preparación del cuerpo y el ritual funerario; ambos investigadores señalan que estas
características sirvieron para definir los tipos de preparación de cuerpos que Uhle señaló
inicialmente como tres tipos básicos (Tabla 1):

TABLA 1. Tipos básicos de Uhle

Tipos Cuerpos extendidos o ligeramente flexionados Sitios


1 De preparación simple, cubiertos con arcilla y esteras Quiani-7, Camarones-15
2 Preparación complicada con disecación y evisceración, Playa Miller-8, Chinchorro, Pisagua Viejo-
restitución de forma primigenia 1, Patillos

3 Cubiertos con arcilla y arena, envueltos en estera

Fuente: Rivera 1995:54

Sin embargo, los trabajos actuales de Rivera (1995:54) permiten discernir cuatro
tipos ligeramente modificados de la propuesta de Uhle (Tabla 2):

TABLA 2. Tipos propuestos por Rivera

Tipos Cuerpos extendidos o ligeramente flexionados


1 Momificación natural sin alteración interna del cuerpo, caras pintadas de ocre rojo
2 Momificación artificial, con tratamiento en las cavidades y extremidades, modelado en arcilla de los atributos
sexuales, utilización de palos para empacar el fardo, vendajes de piel humana sobre el cuerpo
3 Secado al fuego, concreción de ceniza y mayor peso al cuerpo
4 Momias no culminadas del Tipo 3, cuerpos expuestos al fuego sin previa preparación

Fuente: Rivera 1995:54

En forma general el patrón común en las prácticas de entierro corresponde a los


tipos 1 y 2 encontrados entre los niños y adultos de ambos sexos. La posición más
persistente es la del cuerpo extendido en decúbito dorsal y bajo una capa de arena de 0,5
a 1 metro de profundidad, envuelto en esteras y asociados con limitadas ofrendas. No
existen evidencias de construcción formal de tumbas (Rivera 1995:66; Alvarez 1969:182).
En resumen, Rivera (1995:60) en base a los tipos descritos arriba, propone tres
patrones correspondientes a las fases Chinchorro con un marco cronológico definido:
Patrón I (Chinchorro I), conformado por cuerpos extendidos, en algunos pocos casos las
cavidades de las órbitas fueron rellenas con arcilla, con una máscara del mismo material
cubriendo completamente el rostro. Los entierros están localizados en sitios asociados

-6-
con actividades de recolección y una base tecnológica pesquera consistente en anzuelos
de pesca, líneas, pesos, y arpones. El promedio de los fechados radiocarbónicos para
estos sitios se aproxima a los 4,600 a. C.

Patrón II (Chinchorro II) con la presencia de mayores sitios localizados en la costa que
sugiere un incremento poblacional. El rasgo más característico es la intervención y
preparación de los cuerpos, definida por Uhle como “momificación complicada”. Tiene una
datación aproximada de 4,000 y 2,000 a. C.

Patrón III (Chinchorro III) corresponden a cuerpos extendidos cubiertos con arcilla y
arena lo cual nos sugiere una simplificación de los patrones tempranos de momificación.
Aparecen igualmente cuerpos con las piernas flexionadas en decúbito dorsal y lateral. Las
ofrendas están constituidas por una cestería con urdimbre y enlace finos, con un acabado
de buena calidad. La textilería se caracteriza por una variedad de prendas, donde los
faldellines y las mantas elaboradas en fibra vegetal adornadas con fibra animal son
comunes. Aparecen restos de cultígenos (mandioca y quinua) introducidos y la población
Chinchorro vino a ser más independiente en relación a los recursos marinos.
Posteriormente en este Patrón se dio por sentado el inicio a la experimentación cerámica,
caracterizado por una mezcla de arena y temperante de alga; el fechado radiocarbónico
las ubica aproximadamente entre 2,000 y 500 a. C. (Rivera 1995:60).
En relación con el patrón III, Rivera (1995:67) sugiere una simplificación del patrón
mortuorio (rituales y cuerpos momificados intencionalmente); señala que esto pudo
deberse al incremento en la complejidad social asociado al contacto frecuente con grupos
agrícolas (Alto Ramírez), dando como resultado un cambio gradual hacia el sedentarismo
y al inicio de una sociedad aldeana.
Un análisis posterior sobre materiales recuperados en Morro-1, excavado por
Standen (1991b), fue llevado a cabo y tomado como material de análisis por Arriaza
(1995a, 2003) planteando la siguiente clasificación (véase la Tabla 3) en relación con las
momias Chinchorro.
En el siguiente cuadro (Tabla 4) se resume las características generales de la
Tradición Chinchorro presentes en el Norte de Chile, a tomar en cuenta como elementos
principales que deberán ser contrastados con los datos obtenidos para la costa sur del
Perú. Los datos resumidos corresponden a una síntesis de los rasgos más importantes
descritos líneas arriba.

-7-
TABLA 3. Clasificación de momias según Arriaza

Momias extendidas de Morro-1


a) Momias con tratamiento simple (momificación natural por condiciones áridas)
b) Momias de tratamiento complejo o complicado (manipulación post-mortem)
- Momias negras, reconstruidas completamente, untadas con Manganeso, estructura ósea reforzada, atributos
faciales y sexuales modelados en barro
- Momias Rojas, cavidades del cuerpo rellenos con vellones, plumas y pieles de aves y mamíferos; después de
modelado fue aplicado una solución pastosa de color rojo (óxido férrico)
- Momias con vendajes, completamente desmembrados y reforzados con palos, superficie pintado de color rojo,
parece que intervienen la combinación de momias negras y rojas
- Momias con cubierta de barro, o arena, secados al fuego y cubiertos con una solución acuosa de arcilla y arena,
preparados en el mismo lugar de entierro por su adherencia a la fosa
- Momias embarriladas (Llagostera 2003:20), de tronco completamente embarrilado, sin estructura de totora,
turbantes abultados y artefactos embutidos en los turbantes

Arriaza 1995a, 2003; Llagostera 2003:20

TABLA 4. Enumeración de las características culturales Chinchorro

Nº Características de la Tradición Chinchorro en el Norte de Chile SI


1 Los entierros Chinchorro tienen una posición extendida directamente depositada sobre la arena y X
algunos sobre una base de estera

2 El rasgo más distintivo consiste en la preparación del cuerpo y el ritual de acompañamiento X

3 La posición más persistente es la del cuerpo extendido en decúbito dorsal y bajo una capa de arena X
de 0,5 a 1 metro de profundidad, envuelto en esteras y asociados con limitadas ofrendas

4 El envoltorio, en piel de ave con plumas tratadas con ocre rojo y en fibra vegetal (estera), también X
fue usado sobre el cuerpo

5 Empezó con los cuerpos de niños, como así lo sugieren los datos del cementerio excavado en X
Camarones-14 (Schiappacasse y Niemeyer 1984)

6 Cubre un espacio de tiempo exageradamente extenso, desde aproximadamente 7,020 a 530 a. C. X

7 La cestería fue hecha con una técnica muy fina y la textilería mejoró con la introducción del faldellín X

8 Está compuesto por arpones, anzuelos de concha, cactus y compuestos, pesas de anzuelos,
cuchillos líticos, puntas líticas lanceoladas, palos de lanza y dardos; fibras vegetales, cestería y una X
lista larga de objetos funerarios

En síntesis, de acuerdo a los planteamientos de Arriaza y Rivera, podemos deducir


que la problemática Chinchorro es compleja, sin embargo por las características
relacionadas con los patrones de entierro nos conlleva a sugerir una connotación más
local sustentada por Arriaza que influenciado por elementos externos sugeridos por
Rivera.

-8-
1.3 Los entierros Chinchorro del Arcaico Medio y Tardío en el Sur del Perú
(Ilo)
Para el análisis de este capítulo relacionado con los entierros
Chinchorro en el Sur del Perú, hemos tomado como material de referencia los trabajos de
Wise (1999:359), y Rasmussen (1998) por presentar elementos sustanciales sobre la
complejidad Chinchorro en los sitios Arcaicos de Villa del Mar, Kilómetro 4 y Yara.

1.3.1 Villa del Mar


Ubicado a 800 metros del margen izquierdo de la desembocadura
del río Ilo, muy próximo al Hotel de Turistas y a 100 metros de distancia de la playa
(Figura 3); en 1986 se ha encontrado casualmente evidencias de un piso, restos de poste
conformando un espacio circular (Wise 1995:139) y esqueletos casi completos de dos
individuos (Torres et al. 1990), uno de ellos se encontraba envuelto en textiles de algodón.

25220 E
25140 E

805040 N

805000 N

804960 N

200 m.

Figura 3. Ubicación general del sitio arqueológico Villa del Mar, en el margen izquierdo del río Ilo
y a 100 metros de distancia de la playa (Google™ earth).

-9-
Las excavaciones continuaron en la década de 1990 sobre un área doméstica y un
espacio de entierro, recuperándose cuatro individuos de ambos sexos. En 1991, se
excavaron 2 entierros adicionales asociados a desechos orgánicos intactos. En 1991-92
se expuso una serie de rasgos domésticos, áreas con basura y cuatro entierros
adicionales. Los fechados obtenidos de la ocupación doméstica indican una antigüedad
de 7800±110 (Beta-52799) y 6280 ± 60 (Beta-52800) lo cual evidencia un asentamiento
contemporáneo a Chinchorro (Wise 1995:139-141; 1999:342).
En relación con los entierros en Villa del Mar, estos aún no han sido fechados y
corresponden en la actualidad a 09 individuos que proceden de tumbas individuales y
colectivas; su materialidad nos recuerda a algunos rasgos Chinchorro, expresados
básicamente en las ofrendas, los textiles y la posición del cuerpo (Tabla 5).

TABLA 5. Resumen de entierros en Villa del Mar

Tumba Entierro Posición Sexo Edad Textiles Ofrendas/Notas


33 Cuentas de conchas y 1 de
1 1986-1a Recostado F 17-20 Algodón basalto

Astil de arpón amarradas con


Decúbito Fibra vegetal entrelazado
1 1986-1b M 12-14 cuerdas de algodón
dorsal (esteras)
Máscara de arcilla, 19 cuentas de
6 Fibra vegetal entrelazado
2 1990-1 concha sobre la pelvis
meses (esteras), restos de cuerda
Fibra vegetal entrelazado
3 1990-2a Extendido F 45 Textil largo
(esteras)
Fibra vegetal entrelazado
3 1990-2b Extendido M 5 (esteras)

45
4 1991-1 Extendido F
Capa de plumas y esteras
5 1991-2 Extendido M Adulto
Concholepas concholepas, lezna
Plumas y Fibra vegetal
6 1992-1 F Adulta de hueso, artefacto lítico
entrelazado (esteras)
7 1992-2 Extendido Adulto Fibra vegetal sin estructura Bastón de madera, Concholepas,
Choromytilus chorus

Fuente: Wise 1995.

Del análisis de la tabla 5 se desprende que los entierros presentan similitud a la


tradición chinchorro, especialmente la Tumba 2 (entierro 1990-1) (Figura 4) cuya cara del
infante parece haber sido cubierto con un fragmento de concha y éste, a su vez, cubierto
con una máscara de arcilla, con posibles trazos de pigmento rojo; en su mano colocada a
la altura de la pelvis se descubrió 19 cuentas de concha (Wise 1995:142; 1999:343).

- 10 -
N
20 cms

Figura 4. Entierro triple (niño de 5 años, mujer de 45 y un infante) en posición extendida


ubicado en Villa del Mar (Redibujado después de Wise 1995).

La tumba 5 (1991-2) corresponde a un hombre adulto en posición extendida, con


las manos sobre la pelvis y los pies cruzados; se encuentra envuelto con una capa de
plumas sobre el cuello, el hombro, cerca de los brazos y las costillas. Una muestra
tomada del fémur izquierdo arrojó una fecha de C13 de 6360 ± 60 a. P. (Beta-71133;
hueso humano) (Wise 1995:144).
Como se puede apreciar, en general los entierros de Villa del Mar se presentan
extendidos, con restos de una máscara de arcilla, cubiertos con una manta de estera,
pieles y plumas. Wise señala que no hay claridad de relación entre el cuerpo y las
ofrendas, a pesar de que los entierros se encuentran en estratos relacionados con
moluscos (Concholepas concholepas y Choromytilus chorus), artefactos líticos (astil de
arpón), de hueso (lezna o punzón) y varas de madera (Figuras 5 y 6).

- 11 -
De los hallazgos funerarios en Villa del Mar se puede inferir la presencia de dos
modalidades del tratamiento artificial de momificación: el Tipo 1 o momificación natural y
parcialmente el Subtipo 2.2 propuesta por Allison et al. (1984), en la que sobresale el
tratamiento de la cabeza con una mascarilla facial pintada de rojo y utilización de plumas
sobre los cuerpos.

N
20 cms

Fig. 5 Fig. 6

Figura 5. Entierros extendidos del sitio arqueológico Villa del Mar, con ofrendas que incluyen
moluscos, artefactos líticos, de hueso y posiblemente varas de madera (Redibujado
después de Wise 1995).

Figura 6. Entierros extendidos del sitio arqueológico Villa del Mar, con ofrendas que incluyen
moluscos, artefactos líticos, de hueso y posiblemente varas de madera (Redibujado
después de Guillén y Carpio 1999).

1.3.2 Kilómetro 4
Ubicado aproximadamente a 10 Km. al norte del sitio arqueológico
Villa del Mar, cubre un área de casi 6 Ha y dista unos 50 metros del océano (19K E
249594 – N 8059182). Corresponde a una ladera en la que se hallan restos de terrazas

- 12 -
(aproximadamente 75, de 4 a 10 metros de altura) formadas por la actividad humana de
cazadores recolectores marítimos, orientadas de Este a Oeste con un panorama amplio
sobre el mar (Figura 7). En esta área de terrazas se hallan, un basural y al menos tres
sectores de entierro los que estarían relacionados los Chinchorro (Wise 1999:347).

805990 N

805950 N

805910 N
24954 E 200 m
24946 E

24950 E

Figura 7. Ubicación geográfica del sitio arqueológico Kilómetro 4, a 50 metros de la playa rocosa,
con ligera inclinación hacia la ladera frontal de los cerros (Google™ earth).

De acuerdo a Wise (1999:348-350) el primer sector del cementerio contiene una


serie de tumbas circulares donde se halló un solo entierro en posición flexionada,
generalmente recostado sobre uno de sus lados; el cuerpo estaba envuelto en pieles de
animales (camélidos y aves). El segundo sector de cementerio, localizado en una terraza
alta al sur del sitio Kilómetro 4, se excavaron dos estructuras funerarias tipo fosas; la
primera corresponde a un entierro colectivo cuya fosa tiene forma circular; en ella se halló
22 individuos (Figura 8) y el segundo, corresponde a una fosa en cuyo interior se encontró
un entierro doble (Figura 9) con esqueletos que se depositaron en posición extendida y en
decúbito ventral. Ambos entierros parecen haber sido removidos post-mortem debido a
que los esqueletos se hallan muy desarticulados, algunos de los huesos mostraban
estrías o marcas continuas sugiriendo un posible descarnado o tratamiento post-mortem y
otros huesos pares se presentaban embarrilados.

- 13 -
Varios de los cráneos al parecer fueron removidos y vueltos a colocar en los
límites de la fosa; algunos huesos por su color blanquecino estuvieron expuestos en la
intemperie sugiriendo, por lo tanto, que la fosa no fue totalmente cerrada cuando se
depositaron los cuerpos.

Figura 8. Estructura funeraria correspondiente a un entierro múltiple en Kilómetro 4, de aparente forma circular y
que contiene, por lo menos, 22 individuos de diferente sexo y edad (Redibujado de Wise 1999).

La segunda estructura (fosa) excavada en la misma terraza, hacia el sur del sitio
Kilómetro 4, fue un entierro doble que contenía los restos de dos individuos, un adulto
masculino y un infante, depositados boca abajo en una fosa de construcción simple y
alargada con el infante hacia los pies del adulto (Wise 1999:350). Como en anteriores
entierros de otros sitios mencionados, en estos cuerpos no encontramos restos de tejido
blando, pero la posición extendida, el traslado de los mismos, la evidencia de la

- 14 -
manipulación post-mortem de los restos, son evidencias congruentes para señalar una
relación de estos cuerpos con la tradición Chinchorro.

10 cms

Figura 9. Entierro doble en Kilómetro 4, en posición extendida decúbito ventral; corresponde


a un adulto masculino y un infante (Redibujado de Wise 1999).

Un tercer sector de entierro fue excavado durante la temporada 1996. Contiene los
restos de 4 individuos, siendo uno exhumado completamente. Este presenta una posición
extendida en decúbito dorsal, envuelta en múltiples capas de esteras en fibra vegetal sin
estructura, no presentan enlaces ni urdimbres (Wise 1999:352-353); fijadas con cuerdas
elaboradas en el mismo material y de diferentes dimensiones, de acuerdo a la posición de
las capas de esteras. Por ejemplo la cuerda que se ubica en la parte externa corresponde
a la fijación de la envoltura final y culmina en el extremo para anudar y unir el otro
extremo, conformando un fardo posiblemente para su transporte (Figura 10a y b).

- 15 -
N
10a 10b
20 cms

Figura 10a y b. Entierro 1996-1, zona 6 de Kilómetro 4, consiste en un entierro con múltiples capas de
cubierta vegetal sujeto con cuerdas del mismo material (Wise 1999).

N
20 cms
11a 11b

Figura 11a y b. Entierro 1996-1, detalle de las características del entierro después de las cubiertas de esteras.

- 16 -
La capa de fibra vegetal se conserva desde la mitad del cuerpo hacia la cabeza
donde está fijada por una especie de piel, especialmente adherida en la cara; aún no ha
sido posible determinar el tipo de material (Figura 11a y b; 12a y b). En cierta forma, se
asemeja al ejemplar Nº 11050 de la colección Max Uhle del Museo Natural de Historia
descrito por Llagostera (2003:10).

12a 20 cms 12b

Figura 12a y b. Entierro 1996-1, detalle del posible relleno y cubierta de fibra vegetal en el cuerpo humano.

En la Tabla 6 se muestran todos los entierros excavados juntos a los detalles y


rasgos de cada uno de los cuerpos inventariados.

TABLA 6. Resumen de entierros en Kilómetro 4

Cementerio Entierro Posición Sexo Edad Textiles Ofrendas/Notas


1 1989 Recostado M 45-50 Algodón, cuerda de pelo 10 artefactos de hueso, punta de
en su lado humano, faldellín, textil proyectil, cuentas, kit de inhalación
derecho grande

- 1993-1 Disturbado Adulto Disturbada, esqueleto incompleto


y fragmentado

- 17 -
- 1993-2 Recostado M 25-30 Piel de ave Dientes desgastados, osteoma del
en su lado conducto auditivo externo lado
derecho derecho

- 1993-3 Disturbado M 30-40 Textiles en fibra vegetal, Cuentas de concha, dientes muy
piel de camélido desgastados, huesos de la mano
izquierda encima de la pelvis

- 1993-4 M 15-17 Textiles en fibra vegetal, Artefacto de hueso (posible


piel de animal, cobertor arpón), dientes desgastados, ocre
púbico en fibra vegetal rojo y plumas

- 1993-5 Flexionado, F 20-22 Piel de animal Dientes desgastados


recostado
en su lado
izquierdo

- 1993-6 Flexionado, F 40-50 Piel de camélido y ave Osteoartritis, evidencias de


recostado fracturas ante mortem de radio y
en su lado ulna izquierda
derecho

- 1993-7 Disturbado M 16-18 Esqueleto incompleto

- 1993-8 Disturbado F 6-12 Esqueleto incompleto y


meses fragmentado

- 1993-9 Disturbado F 20-22 Esqueleto incompleto

- 1993-10 Disturbado M 30-40 Esqueleto incompleto y


fragmentado

- 1993-11 Disturbado indet. 40-50 Esqueleto incompleto y


fragmentado

2a 1994-5 M? Adulto Aplastado, esqueleto y cráneo


fragmentado, extremo desgaste de
dientes

2a 1994-10 Adulto Sin cráneo

2a 1994-11 M Adulto Taurodentismo

2a 1994-12 M Adulto Sólo cabeza, mal estado de


conservación

2a 1994-13 F 30-35 Sólo cabeza

2a 1994-14 4-5 Esqueleto parcial, huesos


removidos [fuera de lugar]

2a 1994-15 M 24-27 Solo fragmentos, remoción


intencional de la cabeza, posible
raquitismo.

2a 1994-16 Neona Solo cráneo, mal estado de


to conservación, similar al entierro
1994-35

2a 1994-17 2 Sin cráneo, relleno gris en zona de


costillas

2a 1994-18 M 18 Sólo fragmentos. Toro en segundo


premolar derecho; remoción
intencional de la cabeza

2a 1994-19 8-12 Embarrilado, posible Sin cráneo, relleno en zona de


fibra vegetal costillas incluye carbón, cuello
embarrilado

- 18 -
2a 1994-20 Adulto Sin cráneo, región pélvica
removida, piernas incompletas

2a 1994-21 ¿3-4? Cráneo destrozado, huesos


removidos, posiblemente
representan restos de dos bebes

2a 1994-22 Neona Costillas y pelvis fuera de lugar,


to esqueleto incompleto

2a 1994-23 1-1.5 Costillas y algunas vértebras


removidas

2a 1994-24 Adulto

2a 1994-25 6-8 Sólo fragmentos

2a 1994-26 M Adulto Fibra vegetal sin Sin cráneo, huesos post-craneales


estructura cubierto con fibra vegetal,
vértebras pigmentadas con ocre
rojo

2a 1994-27 Bebe

2a 1994-28 Bebe Embarrilado, posible Huesos desarticulados y


fibra vegetal embarrilados en cuerdas

2a 1994-29 M Adulto Sin cráneo y huesos removidos;


sacro y costillas fuera de lugar

2a 1994-30 3-7 Fibra vegetal sin Cráneo y costillas destrozados


estructura pelvis y tronco cubierto con fibra
vegetal

2a 1994-31 F? 6 Fibra vegetal Mal estado de conservación,


entrelazada huesos desarticulados envueltos
en esteras

2a 1994-32 M Adulto Vértebras pigmentadas con ocre


rojo. Osteoma auditivo en ambos
canales auditivos

2a 1994-33 Adulto Piernas incompletas

2a 1994-34 Adulto Textil en fibra vegetal Cráneo pigmentado, textiles en la


entrelazada, soguilla en cara, soguilla de fibra vegetal en
el mismo material región abdominal

2a 1994-35 Bebe Solamente huesos poscraneal,


similar al entierro 1994-16

2b 1994-1 Decúbito M Adulto Tejido circular en fibra Cesta plana en la cabeza


frontal vegetal

2b 1994-2 Decúbito Infante Restos de cuerdas en Cuerdas que sirven para


frontal fibra vegetal enfardelar el cuerpo del infante

Zona 6 1996-1 Decúbito Adulto Fibra vegetal Parcialmente erosionado, tiene


dorsal entrelazada, fibra apariencia de fardo
natural y cuerdas en la
misma fibra

Fuente: Wise 1993, 1994, 1995, 1999.

- 19 -
1.3.3 Yara
Ubicado a 17 Km. al norte del sitio arqueológico Villa del Mar, en la costa de Ilo.
Según Rasmussen (1998) este sitio fue un campamento doméstico donde los cazadores-
recolectores marítimos de los Períodos Arcaico Medio y Tardío vivieron temporalmente
(Figura 13). Yara presenta varios fechados que van de 4900 y 7800 a. P. (no calibrado),
en el sitio se han hallado áreas de basural y cementerio, en éste último se han encontrado
individuos en posición extendida, entierros que nos recuerdan el patrón característico de
la Tradición Chinchorro (Wise 1999:344).

806960 N

806900 N

806840 N
24820 E
24760 E

24940 E
24880 E

200 m.

Figura 13. Ubicación geográfica del sitio arqueológico de Yara, a escasos metros de la terraza que
culmina abruptamente en el mar; delimitado por dos quebradas (SAN 1956).

Según Rasmussen, los entierros 1 y 2 presentan buena conservación pudiéndose


mantener la piel, pelo y uñas. No hay evidencias claras de un tratamiento a los cuerpos,
tampoco se han encontrado signos de ofrendas, sin embargo el Entierro 1 presenta restos
de una cubierta (piel de mamífero) desde la pelvis hasta el tórax (Figura 14).
Este cuerpo tiene un fechado de 5020 ± 60 a. P. (no calibrado), la muestra
fechada correspondió a un fragmento de costilla (Rasmussen 1998:79-80).
La cabeza del entierro 2, presenta el cabello de color violeta, debido a la
degradación de un pigmento natural de la roca acelerado por la humedad del sitio,

- 20 -
ubicada entre el hombro del Entierro 1 y la cabeza del Entierro 2. Los ligamentos y
tendones del Entierro 1 presentan la misma característica en cuanto al color del pelo
(Rasmussen 1998:80).

20 cms

14a 14b

Figura 14a y b. Entierro 1994-1, de posición extendida decúbito dorsal, cubierto con piel
de mamífero (camélido?) desde la pelvis hasta la parte baja de los brazos
(señalizado por el color amarillo) (Redibujado de Rasmussen 1998).

Asociados a los cuerpos aparecen tres cráneos y mandíbulas adicionales


(entierros 4, 5 y 6), estas osamentas fueron descubiertas al Este de la cabeza del Entierro
1. El entierro 4 se caracteriza por un cráneo orientado al Oeste. El entierro 5 se ubica en
el lado opuesto del entierro 1 (Tabla 7). Un aspecto novedoso de estos entierros es el
hallazgo de un puñado de plantas (grama salada) encontradas entre las osamentas, lo
cual sugiere posible material de confección de ofrendas. Las osamentas del entierro 6
fueron localizados bajo una roca mediana; entre ambos se hallaron fragmentos de esteras
y restos de plantas (Rasmussen 1998:81) las cuales sugieren la materia prima y el
producto final.

- 21 -
Hacia el sur de esta área, se han encontrado los restos de por lo menos otros 5
individuos, altamente disturbado y expuestos sobre una mezcla compacta de capa
salitrosa. Es posible que el disturbio se deba a las actividades de flujos aluviónicos.
(Rasmussen 1998:82).
TABLA 7. Resumen de entierros en Yara 1994

Tumba Entierro Posición Sexo Edad Textiles Ofrendas/Notas


Piel de pelícano
1 1 Extendido M 40-44
No excavado
1 2 Extendido
18-21
1 4 Cráneo F
12-15
1 5 Cráneo indet.
30-34
1 6 Cráneo F

Fuente: Rasmussen 1998.

1.3.4 Los entierros superficiales de cerro Redondo


Otro de los rasgos mortuorios importantes hacia el Sur de Ilo
corresponde a los conchales de Cerro Redondo, conformado por extensas acumulaciones
de moluscos formando pequeñas elevaciones en la ladera Oeste (Figura 15), orientado

803480 N

803420 N

803360 N
200 m
26840 E

26900 E
26780 E

Figura 15. Acumulaciones de moluscos en forma de montículos alrededor del cerro Redondo, Sur
de Ilo (Google™ earth); en el recuadro se observan que éstos aún mantienen una altura
de 1 metro, a pesar del tiempo y la erosión de 4 a 6 milenios.

- 22 -
hacia el mar. Está ubicado a 24 Km al sur del sitio arqueológico Villa del Mar.
Este conchal forma parte de una unidad de depósitos de basura similar al sitio
Anillo, se ubica paralelo a la pampa El Palo, se extiende desde el lado Sur del Sitio Anillo
(Ring Site), específicamente el sitio ocupa en extensión la mitad inferior del Cerro
Redondo, bordeando gran parte de la base de dicho cerro y extendiéndose hacia el lado
Sur donde se inician las lomas Buitrera (Figura 16).

Figura 16. Vista de las lomas de Buitrera cerca al cerro Redondo, Sur de Ilo; durante el evento
cíclico de un ENSO (febrero de 1997).

La acumulación de moluscos en el sitio resume la presencia del hombre por más


de 8 mil años de antigüedad, desde las primeras poblaciones relacionados a la Tradición
Chinchorro hasta el Período Intermedio Tardío (Chiribaya). Los vestigios culturales
tempranos están dados por desechos líticos (talleres líticos, artefactos), fogones, cuentas
en piedra, acumulaciones de moluscos y lo más importante, grupos de entierros
extendidos en posición decúbito dorsal, que acusan una intervención a los huesos (estrías
de raspado) (Figura 17); los entierros corresponden a individuos de diferente edad y están
depositados en múltiples orientaciones dentro del mismo sitio (Figura 18) a partir del eje
Este Oeste.
Gran parte del sitio muestra una erosión constante, tanto natural (eólico, llovizna) y
antrópica (zona de pastoreo en tiempos de lomas, redes de electrificación, caminos,
buscadores de puntas de proyectil).

- 23 -
Un rasgo que si bien no está asociado con los entierros, hallado superficialmente,
lo constituye un artefacto en costilla de mamífero marino similar a un fragmento mostrado
por deFrance et al. (2001:424, fig. 11; 2004:272, fig. 7 superior) y que probablemente
correspondería a un implemento utilizado para la confección de redes en Tacahuay; el
ejemplar que procede de Cerro Redondo es completo y tiene ambos extremos pulidos a
manera de una “V”, se desconoce la función asignada (Figura 19).

Figura 17. Uno de los entierros extendidos en posición decúbito dorsal, con la intervención intencional en
algunos de los huesos (estrías de raspado). Sitio Nº 1827 cerro Redondo (Umire 1997-8).

Los vestigios culturales de Cerro Redondo apuntan a un asentamiento


relacionado con las poblaciones tempranas en las costas del Sur del Perú, donde se halla
una cantidad considerable de acumulaciones de moluscos y entierros extendidos en
decúbito dorsal; asociados a éstos se hallan fogones y artefactos diversos dentro de los

- 24 -
límites del sitio, algunas de estas evidencias corresponden a chancadores, dispersión de
lascas, puntas de proyectil, algunas cuentas tubulares hechos en piedra.

Figura 18. Croquis aproximado que muestra la cantidad y disposición de entierros dentro del sitio Nº 1827
de cerro Redondo, ubicado durante la prospección superficial de la zona (Umire 1997-8).

- 25 -
2 cm

Figura 19. Artefacto de hueso en costilla de mamífero marino (ottaridae), con los extremos pulidos a manera de
una “V”; de función desconocida, procede de la superficie de cerro Redondo, sitio Nº 1894 (Umire
1997-8).

1.3 Elementos explicativos de la extensión geográfica de esta práctica


Una de las causas principales para la extensión de rasgos culturales en un
área extensa, especialmente en ambientes con condiciones geográficas similares, está
relacionada con la movilidad poblacional en todas sus variantes (solo o en grupo, con
frecuencia o esporádicamente, cortas o distancias largas), que puedan ocurrir diaria,
estacional o anualmente (Kelly 1992:44).
Otro de los elementos, es el conjunto de características geográficas que presentan
condiciones y ambientes similares (la costa), sobre las cuales se desarrollan actividades
culturales con respuestas tecnológicas a las mismas necesidades.
Para Wise (Buikstra 1991:236-7; Rivera 1995:70), cuando explica la emergencia
de cementerios formalmente delimitados y su nexo con la tradición Chinchorro, encuentra
un vínculo con la territorialidad que a su vez genera una reformulación tripartita de

- 26 -
relación entre cementerios, el ritual mortuorio y los recursos naturales (accesos a agua
fresca y territorios de pesca). Esto implica, que si existe un área permanente exclusiva
para la disposición de los muertos en un lugar con los recursos naturales necesarios para
la subsistencia, entonces el acceso a éstos es un derecho y su mantenimiento legitimiza
este lugar como exclusivo desde los padres hasta los vástagos.
Por tanto, en la medida que existan mayores hallazgos de cementerios Chinchorro,
pensamos que hubo un mayor control de recursos naturales alrededor del área, con
mayor probabilidad en zonas de desembocadura. Por ejemplo, los sitios arqueológicos
que puedan apoyar esta hipótesis son Villa del Mar, Yara y Kilómetro 4, cuya disposición
presenta un área de asentamiento humano junto a la explotación de recursos naturales.

1.6 Hipótesis de trabajo


La región costera de de los valles occidentales fue poblada durante el
Período Arcaico simultáneamente en el Sur del Perú y Norte de Chile, estas poblaciones
estuvieron vinculadas a una adaptación marítima con actividades de pesca, caza y
recolección marina; con una consecuente tecnología especializada en anzuelos, arpones,
cestos y mallas. Desde el aspecto funerario y ritual, se han caracterizado por la
manipulación de los cuerpos, denominado por la Arqueología como ‘momificación artificial
Chinchorro’.
En este sentido, la hipótesis general que permita verificar la correspondencia del
Sur del Perú y Norte de Chile, postula que los entierros en posición extendida y
colectivamente inhumados en la zona de Ilo, formarían parte de la Tradición funeraria
Chinchorro debido a la recurrencia de patrones mortuorios en los rasgos descritos para el
Norte de Chile planteado por Standen y Santoro (2004) (entierro colectivo en decúbito
dorsal con o sin momificación artificial, sin diferencia de sexo ni edad; uso de fibra vegetal
y pieles de animales, posible máscara de barro, embarrilado de huesos, tratamiento con
fuego), constituyendo una misma expresión cultural a través del tiempo; sin embargo, las
modalidades funerarias (momias negras, momias rojas, con vendaje, etc.) aún no se han
encontrado en nuestra área de investigación (Sur del Perú). Aunque a la luz de nuevos
fechados radiocarbónicos, se sabe que las prácticas mortuorias no eran igualitarias y que
ciertos individuos en contexto con entierros de preparación complicada no presentaban
necesariamente momificación artificial.

- 27 -
1.5 Objetivos de la investigación
El objetivo general es determinar la extensión de las características
funerarias de la Tradición Chinchorro hacia el Sur del Perú, para el efecto la investigación
está centrada en tres asentamientos que presentan componentes funerarios como Villa
del Mar, Kilómetro 4 y Yara. Con estos sitios arqueológicos se determinarán las
similitudes/diferencias de las poblaciones de Tradición Chinchorro de la zona norte de
Chile.
Como objetivos específicos se pretende:
a) Establecer los elementos de cultura material comunes y distintos de aquellos
encontrados en los entierros Chinchorro del Norte de Chile.
b) Inferir las relaciones culturales existentes entre los entierros ubicados en el sitio
arqueológico de Yara (N 8069020 E 247850, a 40 m.s.n.m.) en relación a los
vestigios exhumados en la costa Norte de Chile.

Como resultado de la investigación, se espera contribuir con mayores


antecedentes sobre las poblaciones costeras arcaicas que habitaron el extremo sur
peruano y que, posiblemente, caracterizaron a las poblaciones de la tradición cultural
Chinchorro. Asimismo, proporcionará una aproximación útil sobre la variación del
componente mortuorio, enfatizado en las diferencias y similitudes que se dieron lugar
dentro de esa extensión geográfica.

- 28 -
CAPITULO 2

CARACTERÍSTICAS MEDIOAMBIENTALES DE LOS ANDES CENTRO-SUR

2.1 Aspectos climáticos y geográficos de la costa de los valles occidentales


La región de los valles occidentales fueron definidos y caracterizados por
Lumbreras (1981:81), con el propósito de caracterizar las regiones culturales con
espacios similares y la distribución de rasgos culturales. Al referirse a los valles
occidentales señala que corresponde a pequeños espacios de riqueza agrícola y rasgos
culturales uniformes que se inician desde el valle de Siguas –al norte de Arequipa en
Perú- hasta el río Loa en Chile (Niemeyer 1989:1). Pero, lo más destacado de esta zona,
es el desierto costero Atacama o la zona Norte Grande de Chile (Norte Árido) y el desierto
sur peruano, siendo uno de los lugares con mayor sequedad sobre la tierra (Santoro et al.
2005:246). Es en esta faja de tierra que hallamos los vestigios del poblamiento humano
Chinchorro con características similares en cuanto a sus rasgos culturales.
La costa de los valles occidentales, presentan variaciones a lo largo de su
extensión (litoral, cordillera de la costa, depresión intermedia y conos deyectivos) y para
una mayor eficiencia en cuanto a su comportamiento y concentración de recursos, a
continuación describiremos cada una de las variaciones que comprende la extensa franja
costera de la costa sur peruana y norte chilena:
El litoral, plataforma costera al nivel del mar y de ancho variable (Niemeyer
1989:1), es zona netamente marina (Bittman 1986:278), de terreno llano que se extiende

- 29 -
entre la ribera del mar y el pie de la Cadena Costanera (Jaén y Ortiz 1963:9), formando
indistintamente playas de arena y roca relativamente más extensas combinados con
acantilados escarpados elevándose abruptamente a partir del nivel marítimo (Bittman
1986:275; Bird 1988 [1941]:13).
La zona del extremo Norte de Chile, también conocida como la costa fértil (Núñez
1983:9; Santoro et al. 2005:248-49), corresponde a un sector extenso caracterizado por
quebradas con desembocaduras de ríos que atraviesan el desierto formando “biomas de
oasis” en la costa del Pacífico; tales como Lluta, Azapa, Chaca o Vítor, Camarones y
Tana o Camiña. Los ríos de Lluta y Camarones llevan caudal permanente, los restantes
son estacionales (Niemeyer 1989:3). En el extremo sur peruano los valles que alcanzan la
costa corresponden a Ocoña, Camaná, Vitor, Tambo, Osmore, Locumba y Sama,
formando diferentes habitats en su recorrido hacia el mar.
Estos biomas de oasis en las desembocaduras de los ríos arriba mencionados,
fueron ecosistemas de múltiples recursos de caza y recolección de plantas. Con variedad
de presas pequeñas, camélidos; recolección de forraje disponible y raíces comestibles
(variedad de plantas) y el recurso más importante: agua dulce, complementando a la
explotación de recursos marinos (Núñez 1983:9; Santoro et al. 2005:248-49).
La Cordillera de la Costa o cerros de la Cadena Costanera, consiste en una faja
de terreno accidentado con rumbo paralelo a la línea ribereña y con una elevación
máxima de 300 m.s.n.m. en el desierto peruano (Jaén y Ortiz 1963:9); y con un ancho
aproximado de 40 Km. en el Norte árido y a una altura promedio de 1500 m.s.n.m. con
una elevación brusca del flanco occidental (Niemeyer 1989:1). Esta faja árida, así como el
litoral, no recibe precipitación pluvial, sin embargo como efecto resultante de la Corriente
Humboldt (corriente Peruana) hay una formación de alta humedad interceptada por las
laderas de la Cordillera de la Costa (aproximadamente entre los 600 y 1200 m.s.n.m.), el
cual estimula el desarrollo de espacios vegetacionales aislados (cactáceas, bromeliáceas
y gramíneas) donde se condensa esta humedad o nieblas dinámicas denominada “garúa”
o “camanchaca”, formando espacios con comunidades de plantas estacionales y
perennes al que se denominan “lomas” (Figura 20) que se contraen o extienden de
acuerdo a las fluctuaciones de la humedad ambiental (Llagostera 1979:310; Núñez
1983:9; Santoro et al. 2005:246; Bittman 1986:275-278).
La Depresión intermedia, también denominada Pampas Costaneras, consiste en
una peniplanicie o terreno llano a cota cercana de 200 a 1000 m.s.n.m. y ancho medio de
30 y 50 Km que se extiende entre la cadena Costanera y el pie de los contrafuertes

- 30 -
andinos, con una suave inclinación hacia el sur y suroeste; se encuentra disectada por
numerosas quebradas secas de cauce ancho y poca profundidad. La Cadena Costanera
se interrumpe en el lado norte del cono de deyección del río Caplina hasta el Morro de
Arica (Jaén y Ortiz 1963:9, Niemeyer 1989:1).

Figura 20. Espacios vegetacionales aislados donde se condensa la humedad o nieblas dinámicas, a estos
espacios se les denomina “lomas”. En la vista las lomas de Cerro Redondo, al Sur de Ilo.

Otra unidad fisiográfica de importancia constituye los conos deyectivos o


abanicos aluviales completamente llanos o con una suave inclinación hacia el Oeste,
que muchas veces se encuentran surcadas por numerosas quebraditas superficiales. Esta
unidad ha sido formada principalmente por el acarreo del río. Por ejemplo, en la quebrada
Viñani (al Suroeste de la ciudad de Tacna), el tramo inferior permanece seco todo el año,
salvo en la época de lluvias en la sierra, de la que discurre un pequeño caudal de agua.
Del mismo modo, a la altura del antiguo puesto de la frontera peruano-chilena,
desemboca por su margen izquierda la quebrada La Garita, con un cauce seco de fondo
plano, con taludes verticales de 2 a 3 metros donde se observa la sucesión de depósitos
de origen eólico e hídrico, que indican la alternancia de períodos secos y húmedos. La
espesa cubierta eólica en ambos lados de su curso y la ausencia casi absoluta de

- 31 -
vegetación sugiere que durante un largo período no hubo circulación de agua por su lecho
(Jaén y Ortiz 1963: 11-13).
En suma, los recursos naturales que cada una de las unidades geográficas
podrían ofrecer al habitante arcaico, pudo haberse visto alterada con los eventuales
cambios climáticos producidos por El Niño Southern Oscillation (ENSO). Las
consecuencias inmediatas de este desorden cíclico se producen sobre la vida acuática,
interrumpiendo la emergencia del sistema de corrientes frías. Todas las especies que se
benefician con esta corriente deben migrar o morir (Rasmussen 1998:37-38). Por tanto,
este fenómeno climático permite suponer que cuando los ecosistemas son alterados, las
poblaciones marítimas tuvieron que buscar otras estrategias y ambientes para la
explotación de recursos naturales.

2.2 Evidencia de trastornos medioambientales en la costa de Tacna


Un estudio paeloecológico realizado en estratos arcaicos de la Quebrada
de los Burros, costa norte de Tacna, señala que entre el 8730±70 y 8650±70 AP los
niveles con ausencia antrópica, se encuentran acumulados cercanos a un depósito de
flujo dinámico relativamente violenta, que parece implicar precipitaciones excepcionales,
posiblemente un ENSO (Lavallée et al. 1999:24-25; Usselmann et al. 1999:8).
Antes del 8700 AP hubo un período relativamente “tranquilo”, con un ambiente
caluroso y húmedo, en el que la flora y fauna terrestre se encontraba concentrada en el
fondo de la quebrada, en pequeños sectores pantanosos. Las neblinas invernales durante
este período tranquilo han debido de ser intensas, favoreciendo el desarrollo de las lomas
con abundantes recursos vegetales (especialmente juncos) y consumidas por el hombre.
Este ambiente, como es de suponer, atrajo animales de distintas especies lo que permitió
un ecosistema con condiciones de vida favorables para el establecimiento humano.
Otro episodio dinámico sucedió en el período comprendido entre 8160±60 y
8040±105 AP., volviendo a repetirse antes de 7320±80 AP., como lo atestigua el huayco
del corral (ubicado a 200 metros al Este de las excavaciones centrales en La Quebrada
de Los Burros). Entre 7320±80 y 3220±50 AP., hay un largo período “tranquilo” con cortos
espacios de tiempo “húmedos”; sin evidencias de restos de huaycos, salvo algunos
escurrimientos significativos de estratos de gravillas y arenas (Usselmann et al. 1999:8).
Posteriormente, hace 3500 o 3200 AP., el clima empezó a mejorar con la presencia de
mayores condiciones húmedas dando lugar al comienzo de las condiciones climáticas
actuales (Usselmann et al. 1999:10; Rasmussen 1998:38).

- 32 -
Las condiciones medioambientales descritas para la Quebrada de los Burros (agua
estancada en el fondo de los valles, juncales y lomas) parecen ser muy comunes entre la
zona norte del puerto de Ilo hasta por lo menos el Morro de Arica, desde allí hacia el Sur
hay un cambio cualitativo, en el que se incluye la cadena costanera que predomina en la
zona.
En síntesis, el estudio paleoecológico de La Quebrada de los Burros, nos permite
entender el rol dinámico del proceso ambiental desde el primer establecimiento humano
hasta nuestros días, con períodos dinámicos y tranquilos. Pero, como indica Rasmussen
(1998), la falta del establecimiento cronológico del inicio de los eventos cíclicos de El Niño
y el sistema moderno de la emergencia superficial de las aguas profundas (sistema de
corriente peruano-chilena), son dos aspectos que pueden ayudar a comprender los
cambios en las adaptaciones humanas a nuevos patrones de subsistencia. Por ejemplo,
Richardson (cit. por Rasmussen 1998:39) sugiere que la emergencia de aguas frías se
estabilizó a los niveles contemporáneos aproximadamente hace 5000 AP., con ello
también se estabilizaron los recursos marinos puesto que previo a este fenómeno la
distribución y estabilidad de estos recursos (moluscos, lobos marinos, algas, pescados)
dependían constantemente del surgimiento progresivo del plano continental.

2.3 Reconstrucción de espacios Chinchorro en la desembocadura de Azapa


Los estudios paleoambientales para la costa de los valles occidentales, con
descripciones sobre sectores de ambientes áridos y húmedos, nos permiten comparar -
salvando el tiempo- con escenarios áridos y húmedos descritos para la región de Arica
hasta hace dos siglos atrás. En 1800, el Arcediano Dr. Francisco Xavier Echevarría y
Morales, en sus labores de visita a las vicarías de la zona, se detiene a describir que:

“En la misma playa hay una fuente cristalina de aguas delicadas, que se
toman siempre al tiempo del reflujo; y es de la mayor comodidad de los
navegantes […] En su playa se hallan varios y diferentes matorrales con
carrizos que le dan una vista agradable, y el verde continuo es de una
grama cundidora, cuyas guías son puntas tan agudas, que atraviesan los
lagartos vivos, que en el invierno se acogen a las oquedades de la tierra.
Es el pasto para las bestias, que bajan para la exportación del guano de
pájaro…” (Barriga 1952[1804]:146-147).

- 33 -
Esta descripción se ajusta a la playa Chinchorro y a la desembocadura
del río San José, próximos a la línea del mar, además de la terraza costanera
cuya elevación es alta en el área del puente moderno allí localizado (Figura 21).

36400 E
36200 E 795900 N

795700 N

Figura 21. La actual playa Chinchorro y boca del río San José, con una proyección hipotética de la fuente
de agua y áreas de pasto descrito por el Arcediano Dr. Francisco Xavier Echevarría y Morales
en 1804 (Google™ earth).

El espacio ubicado entre el borde de la terraza principal (donde actualmente se


encuentra la ciudad de Arica) y la quebrada de Acha, ha debido de estar cubierto por una
vegetación rala de ribera fluvial y monte ribereño, producto de la humedad fluvial en
ambas orillas. En el pasado, este espacio pudo haber presentado muchas escorrentías y
canales secundarios, que con cada año de lluvias ha ido cambiando de curso; así lo
confirma el perfil expuesto en el borde de la terraza general (la avenida Costanera de hoy)
donde muestra una secuencia de sectores planos, otros ligeramente elevados y algunos
con vestigios de habitación humana (a escasos metros al Este del perfil se encontraron
los entierros Chinchorro de Maderas ENCO).
El monte ribereño estuvo formado por sauces y arbustos, para Santoro et al.
(2005:249) aquí es donde se encuentra la zona de distribución de una de las especies
silvestres de tomate (Lycopersicon chilense) o tomatillo; roedores (Ctenomys spp.) y
camélidos (Lama guanicoe); del mismo modo, algunos sectores con vegetación de

- 34 -
pantano como la totora (para la confección de esteras y la raíz utilizada como alimento
humano), junquillo (para trabajos más finos que la estera) y agua dulce.
Para el área intermedia, entre la pampa de Acha y el inicio del valle de Azapa
propiamente dicho, los estudios geológicos indican una morfología idéntica a la actual,
con un caudal fluvial sin cambios. Un flujo de agua superficial perenne es improbable
(Crom 1993:17 y 18). A pesar de las precipitaciones abundantes en las zonas altas, el río
San José presenta mayor flujo sólo los meses de Enero y Febrero, época en la que
alcanza la costa. Las aguas subterráneas, sin embargo obedecen más a fluctuaciones del
nivel freático, por lo que en condiciones especiales se pueden presenciar fenómenos
hídricos en las quebradas (Crom 1993:18) que conforman el ancho del piso del valle de
Azapa hasta la desembocadura del río San José. Es posible que la laguna mencionada
por Vázquez de Espinoza, en 1617 (cit. por Muñoz y Arriaza 2004:127), habría
correspondido a uno de estos fenómenos hídricos.
El sitio de Acha, está conformado por una terraza ligeramente inclinada en
dirección Suroeste, con pequeños escalonamientos a modo de barrancos. Hacia el río
San José la terraza culmina en una ladera de pendiente fuerte, de algunos metros de
altura, cambiada de su forma natural por factores antrópicos y la acción erosiva de la
quebrada (Crom 1993:16).

Figura 22. Vista de la zona intermareal más común desde el Morro de Arica hacia el Sur, donde es
característica la variedad de playa rocosa.

- 35 -
Volviendo a la línea del mar, aquí se encuentran algunos habitats conformadas por
playas (arenosas y pedregosas), islas y acantilados que son el refugio de aves marinas
residentes y migratorias. Desde el Morro hacia el norte se encuentran playas de arena
hasta la zona denominada Boca del Río (al norte del Departamento de Tacna, Perú); en
cambio hacia el sur, desde el mismo morro, la isla Alacrán y las playas que continúan a lo
largo de la costa se caracterizan por las estribaciones de la cordillera de la costa (Figura
22). Cada uno de estos habitats comparte una serie de especies y de materia orgánica
generalmente arrojados por el mar (Tablas 8 y 9).

TABLA 8. Recursos de vegetaciones utilizados por las poblaciones Chinchorro

Nº Vegetación del ambiente costero


1 Vegetación del litoral marino: “grama salada” (Distichlis spicata)

2 Vegetación del matorral costanero, producto de la humedad de los ríos en ambas orillas: “caña
brava” (Gynerium sagittatum), “hierba del platero“ (Equisetum sp.).

3 Vegetación de áreas pantanosas y cenagosas: “totora”, “totorilla” (Scirpus californicus), “junco”,


“junquillo” (Juncaceae).

4 Monte ribereño formado por sauces y arbustos.

5 Árbol de muchas ramas y de diferentes ambientes: “molle” (Schinus molle).

6 Tomate silvestre o “tomatillo” (Lycopersicon chilense).

TABLA 9. Recursos animales utilizados por las poblaciones Chinchorro

Nº Recursos animales de ambientes marinos y terrestres


1 Aves marinas: “guanay” (Phallacrocorax bouganville), “pelícano” (Pelecanus pelecanus).

2 Peces como: “anchoveta” (Engraulis ringens)

3 Mamíferos marinos: “lobo chusco” (Otaria flavescens), “lobo fino” (Arthocephalus Australis).

4 Moluscos y cangrejos de ambientes rocosos y playas arenosas.

5 “Mantarraya” (Manta sp.).

6 Mamíferos terrestres como: “guanaco” (Lama guanicoe).

7 Roedores: “tucu-tuco” (Ctenomys spp.).

- 36 -
2.3 Síntesis de las condiciones ambientales para Chinchorro
En la Tabla 10, se enumeran todas las condiciones medioambientales
producto de la revisión bibliográfica aportada para la comparación entre las costas norte
de Chile y sur peruana.

TABLA 10. Enumeración de algunas condiciones medioambientales Chinchorro

Nº Condiciones medioambientales Chinchorro SI NO


1 Vegetación de los campos de arena con napa freática. X
2 El mayor flujo del río San José son los meses de Enero y Febrero, época en la que alcanza la X
costa
3 Ecotoxicidad del caudal permanente (porcentaje alto de arsénico) de las aguas del río Camarones X
4 Playa arenosa que ha proveído ingentes cantidades de macha (Mesodesma donacium), X
5 Áreas cenagosas del río Camarones con totorales y juncales X
6 Afloración de materia prima para la elaboración de los artefactos líticos X
7 Agua dulce en la parte baja del margen derecho del valle de Camarones. X
8 Monte ribereño formado por sauces y arbustos X
9 Por la excesiva salinidad las especies que prefieren o soportan estos suelos son las denominadas X
“halofitas” (Distichlis spicata o grama salada)

10 Los aves más comunes son el guanay (Phallacrocorax bouganville) que pone hasta 8 huevos y X
cuyo alimento principal es la anchoveta (Engraulis ringens), el pelícano (Pelecanus pelecanus)

11 Las condiciones descritas para la Quebrada de los Burros (agua estancada en el fondo de los X
valles, juncales y lomas) parecen ser muy comunes entre la zona norte del puerto de Ilo hasta por
lo menos el Morro de Arica

12 Las neblinas invernales han debido de ser intensas, favoreciendo el desarrollo de las lomas y por X
extensión las condiciones adecuadas para el hombre, aprovechando agua dulce estancada en el
fondo del valle, abundantes recursos vegetales (especialmente juncos) y fauna atraída por las
condiciones de vida favorables

13 Vegetación del matorral costanero, producto de la humedad de los ríos en ambas orillas. X

- 37 -
CAPITULO 3

CHINCHORRO Y LA VISION DE LA MUERTE

3.1 Aproximaciones teóricas y modelos interpretativos en los estudios


mortuorios
El enfoque común en estudios de contextos funerarios (cementerios y
entierros) es la reconstrucción de las prácticas mortuorias. El estudio de éstas consisten
en la reconstrucción de las variables biológicas (edad, sexo, rasgos hereditarios) y
culturales (ubicación y forma de la tumba, procesamiento del cuerpo y sus respectivas
ofrendas) (Bement 1994:17). También se realizan estos estudios para inferir el pasado
cultural, conductual, ecológico y como fenómeno histórico; en el que se incluye las
determinantes como la organización social, territorialidad, comercio y alianzas, guerra,
migraciones, ideología y creencias filosófico-religiosas y cosmovisión (Carr 1995:105-6).
Binford (cit. Por Bement 1994:18), mediante el registro etnográfico, demostró que
las diferencias resultantes en ritos mortuorios reflejan diferencias en afiliación grupal y
rasgos de organización social. Adicionalmente, dividió los ritos mortuorios en
componentes técnicos (costumbres de entierro para la disposición del cuerpo del difunto)
y rituales (ejecución de un número de actos simbólicos: forma de los símbolos empleados
y tipos de referente dados por el reconocimiento simbólico). Por tanto, hipotéticamente los
tipos de entierro varían acorde a las siguientes variables inherentes al difunto (1) edad, (2)
sexo, (3) estatus dentro de la unidad social.

- 38 -
El estudio de Binford enfatiza en el tratamiento del individuo muerto, con los
deudos (dolientes) asumiendo un rol secundario. Este planteamiento en la actualidad
viene cambiando, en el sentido de que son los deudos quienes se encargarán de elaborar
las tumbas, preparar el último ritual y crear breves o extendidos ritos mortuorios; de tal
manera que son éstos “preparativos” los que serán leídos por las generaciones venideras.
Según Buikstra (1991:232) el reto consiste en descifrar los mensajes codificados dejados
por las personas vivas (dolientes) en el tratamiento de sus muertos.
En sociedades igualitarias como la de los cazadores-recolectores marítimos la
complejidad en el tratamiento mortuorio posiblemente se restringió a la edad, sexo y
alcance personal. Para el efecto, la presencia de ofrendas en el entierro pudo haber
funcionado como la correlación entre la disposición observable del cuerpo y la relación
social no observable (estatus, economía y estructura social) (Buikstra 1991:233; Bement
1994:19).
Una propuesta diferente es mostrada por Bement (1994:21), quien citando a
Goldstein indica que los sitios mortuorios dentro de los grupos hortícolas sedentarios eran
usados como una exposición de propiedad territorial para el control de recursos naturales.
Esta misma aproximación teórica fue utilizada por Wise (1995), en la interpretación de
resultados sobre los cementerios ubicados en las poblaciones marítimas del Arcaico
Medio y Tardío de las costas de Ilo; vinculando territorialidad con la emergencia de
cementerios formalmente delimitados como un medio de control de acceso y derecho a
recursos naturales.
Otro aspecto tratado por los temas mortuorios es la pérdida de la integridad
individual frente a la colectiva. Los entierros secundarios Chinchorro están conformados
en múltiples ocasiones por huesos que no corresponden al individuo inhumado, parecen
reflejar desde la perspectiva arqueológica, que la colectividad social está físicamente
representada por la mezcla de huesos de otros individuos o reemplazados mediante
palitos o haces longitudinales de fibra vegetal (Alvarez 1969:189), perdiéndose la
integridad del individuo y mostrándose colectiva frente a la muerte.
Ante esta perspectiva, Bloch y Parry (cit. por Brown 1995), desarrollaron
proposiciones de inferencia social para argumentar que ciertos grupos sociales simples no
ubican a la muerte como un servicio para crear ideología; es más, para las poblaciones
sin propiedad, la fuerza de la analogía entre muerte y renacimiento (regeneración de algo
destruido) está enteramente ausente.

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Los ritos mortuorios, presentan variación acorde a la forma y complejidad de las
características estructurales de la sociedad que los llevó a cabo. Si en las sociedades
cazadores-recolectores (igualitarias), el número de posiciones sociales es relativamente
menor de aquellos que corresponden a las sociedades complejas, las sociedades
igualitarias usualmente presentan variación de acuerdo al sexo, edad y alcance personal
(Bement 1994:19). En forma general, según Brown (1995:7) los estudios interculturales
vienen mostrando que las prácticas mortuorias de las sociedades responden a
condiciones económicas y a escalas de organización social.
Por otro lado, Binford (cit. por Brown 1995:12) desarrolla un argumento en el que
las diferencias en la respuesta social a la muerte es una respuesta directa al tamaño del
círculo de individuos que tienen alguna obligación para con el muerto, lo cual constituye
una causa suficiente para el trabajo ritual a ser hecho. Este argumento se resume en que
la “organización del cementerio es igual a la organización social”.
Con los antecedentes teóricos mencionados respecto a la muerte, nos permite
señalar que en la temática funeraria de la Tradición Chinchorro se deberá revisar la
importancia que tuvo la comunidad en la manipulación de los cuerpos después de
muertos. Básicamente, se debe entender el rol de la comunidad en el apoyo de los
dolientes y la relación que pudo existir con el muerto; del mismo modo, la función que tuvo
la comunidad en la tarea de invertir tiempo y dedicación en la elaboración de cuerpos
momificados, dejando entrever que en las tareas mortuorias toda la comunidad fue la
especialista. Por último, entender la relación de los recursos naturales con la
implementación de estos lugares funerarios, creando vínculos de territorialidad, derechos
y control de acceso a los recursos naturales base.

3.2 Las momias de preparación artificial y complicada en el Norte Grande de


Chile
Las primeras descripciones que hacen mención a las momias Chinchorro
fueron hechas por Uhle (1919), estos entierros fueron ubicados en el promontorio rocoso
al sur de la ciudad de Arica. En el mismo lugar, en 1983, fueron vueltos a recuperar más
entierros. Los fechados absolutos presentan un rango de 5,860 a 1,720 a.C., lo que
sugiere que la población Chinchorro ha ido usando este mismo contexto por más de 4 mil
años (Rivera 1995:54-55).
Posteriormente, Luis Alvarez (1969), había obtenido una muestra de siete momias
adultas, dos de infantes y ocho momias estatuillas. Las momias adultas presentaban una

- 40 -
capa de arcilla gris o negra y cubiertas con tejidos en base a fibra vegetal (junco, totorilla).
Es común ubicarlos con cabelleras postizas teñidas de rojo y mascarilla de barro también
teñida de rojo. Alvarez señala que las momias adultas muestran una ausencia de huesos
de las extremidades y describe su reemplazo con maderos o haces de paja. Tienen
coberturas púbicas en base a fibra vegetal cuya popularidad decrece a través del tiempo,
siendo reemplazado por lana retorcida como flecos de esta prenda; los entierros también
presentan cubiertas de pieles de ave marina (Núñez 1969).
Por su parte, Standen (1997:137 y ss.) con el análisis de 134 cuerpos procedentes
de Morro-1, señala tres patrones en relación a las prácticas mortuorias: El primero,
conocido como “momias de preparación complicada” con una antigüedad entre los 5160-
4040 a. P.; el segundo patrón, distinguido por la colocación de una pátina de arena sobre
la piel del individuo consigna un fechado de 3670±100 a. P.; y el tercero, denominado
“momias de preparación simple” con cuerpos que en la mayoría de los casos sólo
conservan la estructura ósea, consigna una fecha de 4200 y 3790 a. P. mostrándose
contemporáneo a los cuerpos cubiertos con arena.
Otros estudios, más específicos fueron llevados a cabo durante la década de los
80 y 90. Investigadores como Bittman (1984), Nuñez (1983), Rivera (1995), Guillén
(1997), Muñoz et al (1993), Schiappacasse y Niemeyer (1984); Standen (1991, 1997),
Standen y Santoro (200); Arriaza (1994, 1995, 2003); han tratado ampliamente sobre
algunos aspectos culturales relacionados a la descripción de sitios con entierros
Chinchorro, acceso a recursos naturales por estas poblaciones; morbilidad, mortalidad y
patologías más comunes; tecnología usada en la pesca; elementos culturales asociadas a
estas poblaciones, etc. Todos estos estudios han aportado al entendimiento de la
Tradición Chinchorro en sus distintas facetas culturales.
Por último, estudios complementarios a la problemática Chinchorro, lo
encontramos en las investigaciones de Caleta Huelén-42 y Acha-2. Ambos son
asentamientos habitacionales emplazados en la costa y desembocadura del río Loa y el
valle de Azapa respectivamente. En el caso específico de Acha-2 y 3, por tratarse de
sitios arqueológicos con cuerpos inhumados que arrojan fechas sobre los 6 mil años antes
de Cristo, no presentan momificación artificial, lo cual nos lleva a plantear nuevas
interrogantes relacionadas a la antigüedad de la tradición funeraria en estudio, su posible
desarrollo local y su posición en la Arqueología local.

- 41 -
3.3 Movilidad, Flujo génico o difusión de rasgos culturales
La discusión relativa a la antigüedad de las actividades humanas en la
costa, origen y ascendencia de la Tradición Chinchorro y su forma complicada del
tratamiento mortuorio, se fueron polarizando bajo dos puntos de vista disímiles por las
evidencias esgrimidas.
La primera, planteada por Rivera (1995) que señala un origen de la foresta
tropical, materia de controversia; y otra, de origen costero planteados entre otros por
Arriaza (1995), Guillén (1997), Standen y Santoro (2004) y Sutter (1994; 2006),
Rivera (1995:63), en base a observaciones sobre poblaciones actuales de la
foresta y el tratamiento brindado a las cabezas (reducción de cabezas trofeo), piensa que
hay una similitud en esta práctica con lo realizado por las poblaciones Chinchorro;
además, basándose en otros rasgos culturales como el uso temprano de alucinógenos
(tubos y espátulas), implementos de caza (arco y flecha), objetos artesanales y el tocado
decorado con plumas de colores, podrían estar indicando una migración desde las tierras
bajas de la foresta tropical del Este hacia las costas del Pacífico, o en todo caso, un
intercambio entre ambas zonas en tiempos del Precerámico Temprano.
Reforzando su hipótesis y apoyándose en estudios de distancia craneométrica
(colecciones CAM-14, Morro-1, PLM-7 [Norte de Chile], Sambaquies Cabezuda [Brasil],
Tiwanaku [Bolivia], Paucarcancha [Perú]) Rivera (1995:65; Guillén 1997:70) sugiere
vínculos estrechos entre las poblaciones del Norte de Chile y las tierras bajas tropicales
del Este.
Por su parte Arriaza (1995:40), uno de los investigadores que mas ha publicado
sobre el tema, sugirió que los temas de origen biológico y su práctica mortuoria
Chinchorro, necesitan ser conducidos por separado; el primero como un tema génico y el
segundo como ideológico-social respectivamente, sin que necesariamente estén
relacionadas. El tema del origen ideológico-social de la momificación artificial, de acuerdo
a Arriaza, debería responder a preguntas de porqué, cuándo y dónde se desarrollaron
estas prácticas; advirtiendo además por los datos funerarios de Acha-2 que las primeras
poblaciones Chinchorro aparentemente no han tenido la costumbre de manipular y
preparar a sus muertos cuando ellos se asentaron por primera vez en la costa de Arica.
Sutter (1994:6; 2006), en base a la información de los dientes propuso una
hipótesis distinta a la de Rivera; demostrando que para los valles de Azapa e Ilo hay un
incremento en la frecuencia de rasgos que manifiestan reproducción dentro de la misma
población. Las conclusiones de este estudio indican que las poblaciones Arcaicas del

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valle de Moquegua y del Precerámico de Ilo, están caracterizadas por un patrón dental
“sundadont”, es decir con bajas frecuencias de complejidad en los rasgos dentales
relacionados a cúspides y raíces, muy similar a los rasgos dentales reportados para las
poblaciones del sureste de Asia.
Finalmente, a manera de hipótesis, Sutter (2006:77) señala que cuando el valle de
Azapa fue poblada por grupos Chinchorro, éstos tomaron dos líneas de desarrollo
económico; por un lado están las poblaciones del Formativo costero especializado en la
extracción de los recursos marítimos; por otro, los grupos de la misma población que se
movilizaron valle adentro para dedicarse a la experimentación y práctica agrícola.

3.4 La movilidad en las poblaciones de Cazadores–Recolectores marítimos


Considerando que el objetivo general es conocer la extensión de los rasgos
funerarios de la Tradición Chinchorro en los valles del Sur de Perú, en este subcapítulo
analizaremos brevemente el concepto de movilidad y su aplicación a las poblaciones
Chinchorro a partir de la complejidad de su territorio.
¿Qué es la movilidad? Es una propiedad de individuos que puedan moverse en
diferentes maneras: solo o en grupo, frecuente o esporádicamente, sobre distancias
largas o cortas. Algunos pueden moverse más que otros (hombres vs. mujeres, parientes
vs. no parientes, jóvenes vs. viejos, buenos o malos recolectores) y los movimientos
pueden ocurrir sobre una escala diaria, estacional o anual (Kelly 1992:44). La movilidad
está estrechamente vinculada con el territorio y, por tanto, con la presencia de recursos
naturales que los grupos de cazadores y recolectores buscan para sobrevivir.
La tarea de recolectar es una variable importante, pero no significa que por si sola
determine la movilidad, por lo que no todos los movimientos residenciales son
directamente controlados por la subsistencia (Kelly 1992:48). Es decir, la gente también
responde a obligaciones personales, religiosas, familiares, comerciales y artísticas.
El desplazamiento de los grupos Chinchorro, tanto al sur como al norte de Arica,
parece corresponder a zonas óptimas de explotación, en la que las desembocaduras y
ecosistemas húmedos a lo largo de la franja costera pudieron haber sido zonas de alta
calidad. La explotación de estas zonas, a veces muy distantes entre sí, pueden explicarse
tomando en cuenta el desarrollo de la “Teoría del Forrajeo Óptimo”, asumiendo que cada
zona ofrece diferentes recursos naturales y que necesariamente éstas no se encuentran
en el radio inmediato, el recolector se moverá en las de mayor calidad, dejando de lado
aquellas que ofrecen menos; eligiendo en su itinerario las zonas de alta calidad donde

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concentrará todos sus esfuerzos para conseguir mayores ganancias, a pesar de los
costos extra invertidos en viajar entre una zona y otra (Ingold 2000:28 y ss.).
Por tanto, es posible que la movilidad de estos grupos hubiese ayudado a difundir
las prácticas de momificación. Si así fuese el caso, los entierros Chinchorro ubicados en
distintos lugares de las desembocaduras de Azapa, Camarones e Ilo, pudieran
corresponder tanto a una movilidad cuyo objetivo fue la de obtener recursos de
subsistencia así como el desplazamiento a lugares simbólicos con el objeto de realizar
ritos fúnebres.

3.5 Hipótesis sobre la movilidad planteadas para las poblaciones arcaicas en


el Norte de Chile
Muñoz y Arriaza (2004:126) para probar la explotación del medio y su
relación con los asentamientos, han propuesto un circuito de movilidad entre la costa y el
valle, eligiendo los sitios de Quiani-9, pampa de Acha y el valle de Azapa, que cubre un
área aproximada de 230 km2 y 40 Km lineales, iniciando desde el nivel del mar hasta los 2
mil metros (Figura 23). Este circuito, a pesar de constituir uno de los primeros esfuerzos
en el tema, tiene un marcado acento que recuerda al enfoque de complementariedad
vertical extendido (costa, valle, cabecera de valle y sierra) de mucha aplicabilidad para
procesos económicos complejos y recientes, aparentemente forzado para épocas muy
tempranas. Los artefactos líticos en obsidiana y los morteros en lava volcánica de Acha-2,
son dos elementos muy característicos en poblaciones del Formativo (ca. 1500 a.C.),
ambos elementos sugieren una posible ocupación final de Acha-2 durante el Formativo.

Figura 23. Circuito de movilidad entre la costa de Arica y el valle de Azapa que cubre un área aproximada
de 230 Km2 y 40 Km. lineales (Redibujado de Muñoz y Arriaza 2004).

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La presencia de Acha-2 se explica como un campamento temporal valle adentro,
como parte del flujo económico utilizando múltiples ambientes (Muñoz y Chacama
1993:37, 41); esta movilidad de pescadores se debe a la necesidad de obtener especies
vegetales y la caza esporádica; esta movilidad pudo ser estacional permaneciendo la
población parte del tiempo en la costa y parte en el valle. Sin embargo, a pesar de que la
fibra vegetal fue uno de los elementos de mayor uso en las actividades cotidianas del
poblador Chinchorro, la sola necesidad de especies vegetales no explica la presencia del
campamento temporal en Acha-2, más aún si la distribución endémica de fibras vegetales
en el pasado fue reportada en el río San José hasta playa Chinchorro, muy cerca a la
línea del mar (vid. Barriga 1952 [1804]:146-147).
Para Santoro y Standen (2004:98, 106 y 107), la función de Acha-2 les sugiere
más bien la de un “campamento logístico”. Siguiendo el modelo de explotación multi-
ambiental para las tierras bajas del Pacífico (valles occidentales), se asume que pampa
de Acha, conformaría un enclave de oasis costero, con el traslado de recursos marítimos
desde el litoral cercano para sumarlos a los obtenidos en la caza de camélidos y los
recursos ribereños del valle. En este sentido, Acha-2 fue asignado como un campamento
logístico, por grupos de trabajo alejados temporalmente del campamento base; allí cabría
esperar que se efectúen tareas más específicas procesando un estrecho rango de
especies, o una misma especie con artefactos y facilidades logísticas especializadas.
Pero el registro arqueológico señala, que al margen de los fogones y las estructuras
habitacionales, allí se han efectuado tareas muy generales, con ausencia de residuos
especializados, por lo que se trataría de un campamento base o residencial antes que uno
logístico.
De ser así, es posible que la terraza de Acha haya sido elegida más bien por su
acceso al agua y combustible, además de su cercanía a la playa (Quiani-9), antes que a
la obtención primaria de alimentos. Como considera Binford (1994:140), la obtención de
alimentos es una estrategia flexible que una vez obtenida bien puede ser escondida y
posteriormente transportada; en cambio el agua y el combustible, son más difíciles de
trasladar. Por tanto, los yacimientos de residencia están localizados en función de estos
recursos básicos y la población adecuó sus excursiones de caza u obtención de alimentos
lejos del campamento base, de acuerdo a la distribución de las fuentes de alimento.

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Del mismo parecer, son los resultados obtenidos por Arriaza et al. (2001:32), cuyas
evidencias sugieren que la gente prehistórica usó los espacios de interfluvio como
corredores para moverse entre los lugares de recolección y pesca.
Como hemos visto, las variables de movilidad utilizadas (estacional, temporal,
explotación local, movilidad restringida) adquieren connotaciones importantes para la
explicación de la tradición Chinchorro, específicamente en su interacción con el medio
ambiente marítimo y los valles bajos. Por tanto, el problema de la movilidad Chinchorro
reviste una mayor complejidad en el que los conceptos de territorio, tamaño de banda,
estrategias de movilidad y las escalas propiamente dichas deben ser acotados para una
mayor proyección a su conocimiento.

3.6 Los distintos espacios utilizados en la movilidad Chinchorro


Las primeras poblaciones que arribaron a la línea costera del Pacífico,
como indica Santoro et al. (2005:252), dieron inicio a un sistema de subsistencia que
después se hizo fuertemente dependiente sobre una variedad de recursos marítimos. Por
ejemplo, los componentes de la dieta del hombre de Acha-2 correspondían a una
economía marina que consiste en moluscos bivalvos de aguas no profundas, con la
recolección de plantas C3 que crecían en el área (frutas frescas, algarrobos Prosopis
chilensis y granos silvestres); la menor parte de la dieta fue la carne terrestre. Por tanto,
los alimentos de procedencia marítima constituían la fuente principal (4/5 partes)
(Aufderheide 1993:79).
Estudios de isótopos de Nitrógeno y Sulfuro, indican que el 80% de esa dieta fue
derivado de recursos marinos (pescados, mamíferos marinos, moluscos), dejando sólo un
10 o 12% asignable a fuentes de comida terrestre (roedores, cánidos y camélidos
ocasionalmente) (Aufderheide et al. 1993:198). Los componentes de la dieta del hombre
de Acha-2 reconstruidos químicamente son (Tabla 11):

TABLA 11. Componentes de la dieta del hombre de Acha-2


Vegetal no maíz + Maíz + Marinos + Carne terrestre = 1,0 = 100%
0,083 + 0,00 + 0,815 + 0,102 = 1,0 = 100%

8,3% + 0,0% + 81,5% + 10,2% = 100%

Fuente: Auderheide 1993:79

Las especies de mayor representación están dadas por la recolección de moluscos


y la pesca, especialmente aquellas ubicadas en la zona intermareal (embanques de locos,
lapas, chitones, choritos) (Vilaxa y Corrales 1993:84; Santoro et al. 2005:252).

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Respecto a la explotación exclusiva de los recursos marítimos, Arriaza (1995b:51,
52) menciona como evidencia de una dieta marítima que el 19% (4/21) del Chinchorro
Tardío presenta parásitos intestinales infectados con huevos de Diphyllobothrium
pacificum, obtenido por el consumo de pescado y carne de lobo de mar crudo o
pobremente cocido.
Por otro lado, en la desembocadura de los ríos (Lluta y San José) por tratarse de
ecosistemas favorables para el crecimiento de plantas y diversidad de fauna, permitió la
concentración de cazadores-recolectores vinculados con la Tradición Chinchorro (Muñoz
et al. 1993:109; Santoro et al. 2005:249).

3.7 El contexto fúnebre en la movilidad Chinchorro


Las características resaltantes en los entierros Chinchorro, además de la
manera complicada y el acabado elaborado de sus momias, aquí están en directa relación
con las distintas escalas de movilidad poblacional, estrategias empleadas y el territorio.
Las características a remarcar son a) el círculo de piedras alrededor de algunos entierros
y b) la imbricación o superposición y remoción de otros entierros para dar cabida a otro,
especialmente en el Morro.
Los entierros, una vez colocados en la dirección elegida, pudieron haber sido
cubiertas con una estera, y ésta a su vez sujeta sobre los bordes con piedras medianas.
En tal sentido, las piedras que rodean en forma circular los entierros en Chinchorro-1 y en
Camarones-17 (Muñoz et al. 1993:108 y 115) más que un significado simbólico parece
advertir su ubicación superficial. Es decir, la característica principal de los entierros
Chinchorro parece que no es la de estar cubierto con tierra, tampoco expuestas al aire
libre, sino más bien mantener una cubierta con una “manta” de estera afirmada en los
extremos con piedras o cantos rodados. Si bien es cierto que los entierros ubicados en
Camarones-14, Camarones-17 y el Morro muestran una estratigrafía de hasta un metro
de profundidad cubriendo los cuerpos, se debe tomar en cuenta el declive y la
acumulación de tierra por acciones coluvio-aluviales, incluyendo algunas piedras que
podrían considerarse como parte del derrumbe.
En relación a la remoción de cuerpos de su posición original necesita un análisis
más detenido. Para nosotros corresponde a la segunda característica remarcada, como
se observa en la figura 24, la imbricación de los cuerpos es clara y repetitiva, siendo una
muestra de que los entierros estuvieron dispuestos en la superficie. Es posible observar
que en el sector A de Morro 1/6, el entierro C-5 fue removido para dar lugar al C-4 (Figura

- 47 -
24); en Morro-1 (Figura 25) la misma situación se repite en casi todos los grupos, dando
un aspecto completamente disturbado; además del declive de la zona y la característica
arenosa del lugar. Este mismo fenómeno ocurre con otros entierros Chinchorro en la
costa sur peruana (Wise 1999).
Entonces, sugiero que es muy posible que estos entierros una vez colocados en
una dirección elegida, pudieran ser cubiertos con esteras amplias fijadas con piedras en
los bordes del límite mortuorio. Toda vez que se requería adicionar otro entierro, era
necesario remover parcialmente la estera; pero cuando no existe más espacio en el lugar
de entierro y el individuo a enterrar pertenece a ese grupo, se hace necesario crear un
espacio removiendo los cuerpos anteriores, buscando zonas libres mínimas o
colocándolos encima; del mismo modo, durante el repintado y el mantenimiento de las
momias de tratamiento artificial y complicado debió ser muy práctico solo remover la
cubierta de la estera.

Figura 24. Sector A de Morro 1/6, dentro del recuadro se puede observar que la parte inferior del Entierro C-5
fue claramente removido para dar lugar al C-4, posiblemente posterior a los C-3, C-5, C-6 y C-7.

Por otro lado, la presencia de cuerpos momificados, sea artificialmente o por


sequedad ambiental, como los casos de Morro 1, Playa Miller, Maestranza Chinchorro,
Maderas ENCO (Arriaza et al. 2001:36; 2005:663), ha generado una serie de
explicaciones y respuestas respecto a su ubicación dentro de una posible movilidad

- 48 -
costera por parte de las poblaciones Chinchorro. Al respecto sobre estos cuerpos
momificados y de preparación funeraria complicada, salvando las distancias, ensayo una
propuesta tentativa que bien pueden explicarse con los estudios de los Hurón (grupo
histórico al Noreste de los Estados Unidos).

Figura 25. Morro-1, ambos cuadros (superior e inferior) muestran la complejidad de los cuerpos al
momento de su ubicación; allí se observa la remoción e imbricación de entierros
(Arriaza 1995a, Standen 1997:138).

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Jirikowic (Bement 1994:20) llevó a cabo un análisis con osarios de los grupos
históricos Hurón. Señala que los sitios con osarios contienen cremaciones, fardos y
cuerpos articulados en un mismo hoyo de entierro comunal. Jirikowic, en base a
informaciones etnohistóricas, propuso que los entierros finales tipo osario correspondían
con la ocurrencia cíclica de la fiesta de la muerte. Esta ceremonia (ejecutada en
intervalos de 1 a 8 años) requirió la presencia de cada uno de los muertos desde la última
ceremonia. El tratamiento diferencial de los entierros encontrados en el osario comunal
(cremados, fardos y cuerpos articulados) fue interpretado como una respuesta funcional
por el Hurón histórico al programa de la próxima ceremonia. La cremación seguida por el
enfardelamiento pudo haber sido llevado a la práctica si la próxima ceremonia fuese en un
futuro distante, y la inhumación articulada fue ejecutada en alguien que murió
inmediatamente antes de la fiesta de la muerte (Bement 1994:20).
De la propuesta anterior, relacionada con la fiesta de los muertos, se desprende la
siguiente pregunta ¿Por qué no sugerir que los cuerpos Chinchorro encontrados en sus
diferentes modalidades en sitios distintos (Morro 1, Playa Miller, Maestranza Chinchorro,
Maderas ENCO) correspondan a estaciones o etapas del proceso de momificación? Es
decir, que la ubicación de momias naturales junto a las artificiales, corresponden a una
tarea simbólica y ritual realizada entre cada ronda anual o después de una movilidad
residencial. Cada vez se va cambiando la forma de presentarlos, pero a la misma vez el
fin que persiguen estos cambios conduce a la preservación de los ancestros. Los
diferentes tipos de momias en un solo sitio sugieren que es posible que aún no tengamos
clara la momia típica acabada como sucede en los entierros de sociedades más
complejas donde es previsible advertir la conformación de los elementos de una tumba.
Por tanto, la tarea de los especialistas de la muerte estaría relacionada a una ocurrencia
cíclica similar a la fiesta de la muerte.
Frecuentemente los muertos de la tradición Chinchorro corresponden a entierros
con huesos incompletos. Algunas veces están ausentes los cráneos (Guillén 1997:74),
otras veces los huesos más pequeños como los de los pies o de las manos, en algunas
ocasiones los huesos conformados en pares como la Tibia y el Peroné, fueron
reemplazados por el Radio y Cúbito. En el caso específico de los entierros en Yara (Ilo),
muestran la ausencia de algunos huesos y el reemplazo de otras partes con elementos
que no corresponden a la posición anatómica. Esta circunstancia corresponde al tipo de
entierro, en que las inhumaciones pueden ser primarias con entierros extendidos de forma
natural y sin la falta de hueso alguno, o secundarias como momias artificiales. También

- 50 -
puede deberse a las condiciones inherentes al sitio mismo (zonas arenosas, alta
exposición al viento) que puede favorecer la rápida cubierta de entierros anteriores versus
los nuevos (pérdida de visibilidad).
Siguiendo la misma idea de Jirikowic, los investigadores Charles y Buikstra
(Bement 1994:24) en un esfuerzo por entender el predominio de entierros primarios sobre
los secundarios y viceversa en poblaciones prehistóricas de los Estados Unidos, plantean
un esquema a la que denominan patrón de nucleación cíclica; que consiste en la
actividad recurrente del retorno a un sitio, o a los sitios de importancia primaria, como
paradas específicas dentro de la ronda estacional. En este esquema el predominio de
entierros primarios implica que la muerte usualmente ocurrió dentro de la proximidad al
lugar principal de entierro común. Por el contrario, la alta frecuencia de restos
desarticulados y enfardelados, pudo sugerir que la muerte ocurrió a distancias mayores
del sitio común de entierro y la única manera de preservarlos debía implicar el procesado
y almacenado en el sitio ocupado hasta el final de la ronda; el entierro pudo ser
completado cuando el grupo retorna al sitio principal.
Esta idea nos sugiere, a una escala menor, que podría ajustarse a los entierros
extendidos Chinchorro; en el Morro se han encontrado una gran cantidad de entierros
primarios sobre los secundarios los que posiblemente señalan al Morro como sitio
principal. Los cuerpos parcial o completamente momificados ubicados a distancias
cercanas (playa Chinchorro, Maderas ENCO, Acha-2 y 3, Lluta) sugieren la disposición de
lugares incluidos dentro de la ronda estacional y por tanto con mayores entierros
secundarios (momificados).
Un planteamiento similar fue sugerido por Mostny (1944), en ella se piensa que la
momificación artificial tuvo su inicio a consecuencia de que los miembros de la comunidad
desaparecían lejos del campamento principal, y que el cuerpo muerto tuvo que ser
preparado para traerlo de regreso y ser enterrado. A la luz de datos nuevos, este
planteamiento parece tener vigencia, a pesar de que en su momento advertían de que los
Chinchorro eran vistos como una sociedad sedentaria de pescadores; pero el esquema de
Mostny señala que la población costera parece que obedecía a un ritmo de alta movilidad
sujetos a una ronda anual.
La postura de Arriaza (1993; 1996:135) es contraria a todos los argumentos
descritos, supone que el desarrollo de la momificación artificial está vinculado a la
ideología religiosa y a los factores medioambientales, más que a las necesidades
socioeconómicas. Explica que la zona de Arica siempre ha sido un área afectada

- 51 -
constantemente por desastres naturales (Terremotos, maremotos, tsunamis y recurrentes
cambios oceánicos). Por tanto, bajo el supuesto de que estos desastres naturales también
ocurrieron en el pasado, la población Chinchorro bien pudo haber experimentado con
dichos desastres, lo que debió haber causado constantes pérdidas de vida humana, con
la consecuente reducción poblacional creando zozobra en sus integrantes. Es posible que
esta hipótesis sea una de las aristas del desarrollo de la momificación artificial, sin
desmerecer su importancia, pienso que la muerte en cualquier modalidad (ahogamiento,
caída del morro, riñas) ha debido desestabilizar el grupo social quienes REACCIONARON
aplicando diferentes respuestas sobre el cuerpo del occiso.
Por último ¿Cómo pudo haberse originado la momificación artificial? Inicialmente,
en la desembocadura del río Camarones, Schiappacasse y Niemeyer (1984) sugirieron
que la momificación artificial pudo haberse iniciado con los infantes (lactantes y párvulos),
por cuanto en los entierros de adultos se carecía de este hecho, de 8 casos estudiados 7
correspondían a niños de temprana edad.
Quizás, el inicio de la momificación artificial en infantes, podría deberse también a
la hipótesis relacionada a factores medioambientales. Arriaza (2005), supone que el alto
contenido de arsénico en el recurso hídrico de Camarones (cien veces más que lo normal)
produjo diversos inconvenientes tóxicos en las poblaciones asentadas en la quebrada.
Este desorden medioambiental pudo haber generado abortos espontáneos, partos
prematuros, infecciones en la piel entre otros.
Para Guillén (1997:74) la tarea de momificar es una actividad compleja, que
demanda tiempo y condiciones ambientales favorables, pero que no requiere de
especialistas; asume que la observación de la anatomía de los cuerpos descompuestos
eran conocimientos básicos entre las poblaciones del Arcaico.
A medida que la población creció, el contacto entre diferentes bandas también se
dio lugar y posiblemente la unión grupal generó más población. Esto a su vez acrecentó la
tasa de morbilidad y mortalidad, especialmente en los infantes, requiriendo un incremento
en la fecundidad femenina para mantener los niveles cuantitativos en la población (García
2000:13); a la misma vez, se debió contar con los recursos simbólicos que coadyuven
este requerimiento, en este caso la momificación artificial de infantes.
Para Llagostera (2003:21) el uso de los propios cuerpos humanos en la
momificación artificial de la tradición Chinchorro pudo haber sido el nexo entre el hombre
y el mundo sobrenatural; observa que la ausencia de un patrón funerario generalizado
tiene una intención diferente, en la que la momificación pudo haber sido reservado para

- 52 -
los individuos a los que se les ha asignado la función específica de ser mensajeros entre
este mundo y el otro. Advierte que el objetivo de la momificación es componer un ente con
forma y esencia humana, no el de conservar el cuerpo, puesto que algunas “momias” sólo
tienen el esqueleto y la piel. Del mismo modo, la presencia de cuerpos infantiles
momificados y la utilización de momias estatuillas son vistas no como un culto
propiamente a los muertos, sino conceptualizados como “composiciones votivas”, como
mensajes propiciatorios a las fuerzas sobrenaturales. El acicalamiento de las momias fue
interpretado como una actitud relacionada a la perduración de la rogativa.
Si bien se ha revisado los posibles orígenes de la momificación, ésta sigue siendo
un problema aún no resuelto. Estudios etnográficos comparativos, etnoarqueológicos y
bioarqueológicos podrán aportar mayores datos para una aproximación a la solución de
los problemas del aspecto funerario Chinchorro.

3.8 Sumario de los elementos de la arqueología Chinchorro


De los contextos culturales Chinchorro, la siguiente tabla (Tabla 12)
presenta en forma resumida, las características y elementos arqueológicos a tomar en
cuenta en la presente investigación.

TABLA 12. Resumen de los elementos de la arqueología de Chinchorro

Nº Elementos de la Arqueología Chinchorro SI NO


1 Círculo de piedras alrededor de algunos entierros X
2 Imbricación o superposición y remoción de otros entierros para dar cabida a otro, especialmente en X
el Morro

3 Economía marina representada por la recolección de moluscos y la pesca, especialmente aquellas X


ubicadas en la zona intermareal; recolección de plantas C3 que crecían en el área (frutas frescas,
algarrobos Prosopis chilensis y granos silvestres); la menor parte de la dieta lo constituyó la carne
terrestre

4 Proceso de adaptación al ambiente marítimo enriquecido desde las fases tempranas con: a) X
tecnología marítima especializada, b) explotación de totorales, áreas cenagosas de los valles y
quebradas para extraer plantas de uso económico y ceremonial y c) patrón funerario con
momificación artificial o sin ella

5 Las poblaciones del interior del valle agrícola de Azapa, recibieran niveles mínimos de flujo génico X
desde el altiplano, mientras que las poblaciones costeras de la región exhibieron un grado de
continuidad génica con sus ancestros Chinchorro del Período Arcaico

6 Acha-2 no presenta momificación artificial, es muy interesante el tratamiento previo a su entierro: a) X


recubrimiento del cuerpo con piel de camélido, b) adición de una cubierta de estera con estructura
(twining), siendo estas características ampliamente utilizadas en las poblaciones Chinchorro

7 Momias adultas con huesos de los miembros desprovistos de toda materia orgánica, con una capa X
de arcilla a manera de barniz negro o gris, sobre la arcilla estuvo cubierta con tejidos a base de
fibra vegetal (junco, totorilla)

8 Es común ubicarlos con cabelleras postizas teñidas de rojo, la cara presenta una mascarilla de X
barro también teñida de rojo

- 53 -
9 Coberturas púbicas en base a fibra vegetal cuya popularidad decrece a través del tiempo, siendo X
reemplazado por lana retorcida como flecos de esta prenda; los entierros presentan cubiertas de
pieles de ave marina

10 En las momias adultas algunas veces hay ausencia de los huesos de brazos y piernas, siendo X
reemplazados mediante palitos o haces de paja longitudinalmente atados

11 96 cuerpos fueron obtenidos en un estrato de arena suelta ubicada en la ladera del cerro. Estos X
cuerpos estuvieron a una profundidad promedio de 1.2 metros

- 54 -
CAPITULO 4

MATERIALES Y METODO DEL ESTUDIO

4.1 Investigación arqueológica previa en Yara y sus resultados


Las excavaciones sistemáticas en Yara, llevadas a cabo por la Dra. Karen
Rasmussen (1998), corresponden a un área total de 105 m2 (Figura 26). La investigación
estuvo enfocada en determinar los indicadores del sedentarismo durante el Arcaico (4000
al 8000 a.C.) con la consiguiente búsqueda de restos habitacionales y cementerios. Las
técnicas de excavación utilizadas, se basaron en la unidad mínima de excavación con
cuadrículas de un metro cuadrado abiertas a medida que fueron apareciendo los rasgos
mortuorios.
Este estudio es fundamental para nuestros propósitos, puesto que constituyen la
base fundamental para entender el tema de la extensión de los rasgos presentes en el
extremo meridional de Chinchorro. Los datos que a continuación resumiremos nos
permitirán contextualizar las nuevas evidencias funerarias que en el 2007 fueron
excavadas.
Los entierros inicialmente excavados por Rasmussen (1998) corresponden a la
recuperación completa de un solo individuo (Ent. 1), el Entierro 2 fue enumerado (pero no
excavado), tres cráneos adicionales ubicados en diferentes posiciones cerca al Ent. 1
fueron denominados como Ent. 4, 5 y 6 (véase figura 14).

- 55 -
Gran parte del sitio muestra depósitos de lodo producto de severas alteraciones
causadas por El Niño. La descripción de estos depósitos provee información sobre las
alteraciones post-deposicionales de los depósitos culturales de Yara. La acumulación de
flujos de barro en la superficie del sitio no solamente “sellaron” algunas partes culturales,
sino también “limpiaron” los niveles antrópicos superficiales de algunas áreas.

Figura 26. Ubicación de la zona de entierros dentro del contexto del sitio arqueológico. Los círculos
corresponden a las áreas de excavación, los rectángulos limpieza, estudio y descripción de
estratos (Redibujado de Rasmussen 1994, 1998).

- 56 -
Durante la excavación, se ha reconocido un depósito horizontal producto de un
gran evento de El Niño, con acumulaciones de barro y rocas de gran tamaño; el grosor de
esta acumulación tiene un rango de 60 a 110 cm y fue denominado por Rasmussen
(1998:65) como Mudflow I. Parece ser el resultado de un depósito de barro muy antiguo,
quizás de origen Precerámico (Figura 27).

Perfil Este de las Unidades 120 y 123 (Rasmussen 1998:72 fig. 5.7)

I Suelo de color naranja con moluscos actuales


II Suelo de color beige de grano fino con plumas, carbón y moluscos
III Nivel denso de basura
IV Suelo de color beige con trazos de material acumulado (basura)
V Suelo gris con piedras y moluscos
VI Suelo y nivel de ceniza
VII Suelo de grano grueso y áspero con caliche y moluscos
VIII Caliche y depósito de moluscos
IX Nivel de ceniza gris y material de basura quemada
X Suelo arenoso con trazos de basura
XI Suelo arenoso con pequeñas piedras
XII Nivel estéril

Figura 27. Descripción de los estratos del Perfil Este de las Unidades 120 y 123
(Tomado de Rasmussen 1998:72, fig. 5.7).

- 57 -
El sitio de Yara parece haber sido cubierto por uno o dos eventos de gran
magnitud. Asimismo la base de la terraza corresponde a lo que Moseley viene
denominando como “Basal Sequence of Quaternary Flood Deposits”, que parece estar por
debajo de todo el sitio; en cambio los más recientes son distintos en cuanto a su
coloración, textura y contenido, son depósitos extremadamente compactos, difíciles de
excavar aún usando martillos de mano (Rasmussen 1998:65).
Las excavaciones en Yara fueron concentradas en tres áreas principales:
- El área del basural al Oeste del sitio (Midden I),
- El área del basural al Este del sitio (Midden II)
- El área con entierros.
El Basural Oeste (Midden I) presenta un alto contenido de moluscos y huesos sin
tierra; con niveles alternos de restos de “erizos de mar” (Echinodea) y moluscos bivalvos
(Choromytilus chorus). Se han recuperado algunos artefactos, incluyendo desechos de
talla, punta de proyectil fracturada y tres pesas para pescar. Algo interesante corresponde
a un posible poste hecho con hueso de ballena, aunque sin signos definidos de huellas de
poste o pisos de habitación en ninguna de las áreas excavadas.
Parece ser que este Basural Oeste (Midden I) es un área de disposición primaria
con moluscos, huesos y herramientas en descarte; sin rasgos de fogones, pisos de casas
o áreas de almacenamiento que podrían sugerir la presencia de una habitación
sedentaria. La antigüedad de este basural corresponde a 5540 ± 60 BP (Fechado AMS
sobre sedimento orgánico, sin calibrar de la Unidad 172, a 130-135 cm bajo la superficie)
(Rasmussen 1998:68) (Tabla 13).
El Basural Este (Midden II) ubicado sobre una pequeña elevación por la que no
hay trazas de los depósitos de barro, contiene huesos de animal bien preservados
(incluye huesos de anchoveta), plumas, restos de plantas, moluscos grandes y lo más
importante restos de fogones. Los fechados, logrados de una muestra de carbón del
fogón a una profundidad de 50 y 55 cm bajo la superficie, indican una edad de 7880 ± 60
AP (sin calibrar) que constituye el fechado más antiguo recuperado del sitio. Una segunda
muestra de la misma unidad fechó a 5570 ± 70 AP (sin calibrar) tomado desde un nivel de
basura ubicado sobre los fogones, a 35 y 40 cm bajo la superficie. Un tercer fechado fue
derivado desde un fogón encontrado en la unidad 199, a un nivel de 15 a 20 cm bajo la
superficie, con una antigüedad de 5450 ± 80 AP (sin calibrar). Una última muestra fue
tomada desde la unidad 4 (20-25 cm bajo la superficie) que fechó a 5540 ± 60 AP (sin
calibrar) (véase Rasmussen 1998:70, 73).

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TABLA 13. Fechados radiocarbónicos de Yara (Sin calibrar)

Sin calibrar Laboratorio Material Área del sitio Unid/Prof. Rasgo


4920 ± 80 AP Beta-80972 Sedimento Basural I 170/130-135 cms -
orgánico
5020 ± 60 AP Beta-80970 Hueso humano Área de entierro 141/10-15 cms Entierro 1

5450 ± 80 AP Beta-80589 Carbón Basural II 199/15-20 cms Fogón

5540 ± 60 AP Beta-57842 Carbón Unid. Test 4/20-25 cms -

5570 ± 70 AP Beta-89588 Carbón Basural II 120/35-40 cms -

7780 ± 60 AP Beta-80971 Carbón Basural II 120/50-55 cms Fogón

Fuente: Rasmussen 1998, Tabla 5.1

Por último, el área funeraria donde se recuperaron dos entierros intactos y los
restos disturbados de al menos otros 8 individuos está ubicado casi al centro del sitio,
sobre una ligera elevación, lo cual explica el porqué no hayan sido cubiertos por el
extenso depósito de barro presentes en otras áreas del sitio.
El área de entierro está compuesta de una matriz de arena suelta y basura, con
partes endurecidas de capa salitrosa. El límite Norte está compuesto por un antiguo
sedimento (posiblemente la Secuencia Basal) donde yace el Entierro 1, quizás sea la
base de toda el área. Los entierros no presentan la estructura formal de algún hoyo.
Ambos cuerpos han sido preservados, presentan piel, pelos y uñas; sin embargo
no hay signos de momificación artificial ni ofrendas cercanas. El Entierro 1 está cubierto
con una especie de piel de camélido o lobo marino en la pelvis, parte de los fémures, la
entrepierna y antebrazos (véase figura 14). Un fragmento de costilla ha proveído su
antigüedad: 5020 ± 60 AP (sin calibrar). El Entierro 2, no fue excavado.
Tres cráneos y mandíbulas adicionales (Entierros 4, 5 y 6) fueron ubicados al Este
de la cabeza del Entierro 1. El 4 consiste de un cráneo con dirección facial hacia el
océano, la mandíbula fue localizada debajo y a la dirección de las órbitas del cráneo. El
Entierro 5, estuvo ubicado en el lado opuesto del Entierro 1, con la frente hacia el Noreste
y la mandíbula debajo del lado derecho del cráneo con restos de plantas en ambas
cavidades oculares. Finalmente, el Entierro 6 estuvo situado directamente al Este de la
cabeza del Entierro 1 con las órbitas hacia el Norte y maxilares hacia el Este, localizados
bajo una roca grande con un fragmento de estera sobre el cráneo; la mandíbula estuvo
debajo del cráneo (Rasmussen 1998:81).
Las cabezas disociadas de los entierros 4, 5 y 6 fueron encontradas rodeando la
cabeza del Entierro 1, si este hecho notado e interpretado por Rasmussen (1998) fuese

- 59 -
intencional podría sugerir algún signo de estatus raramente establecidos entre las
poblaciones de cazadores-recolectores Arcaicos. También cabría la posibilidad de que por
acción de los flujos de barro los cráneos hayan adquirido esa posición, sin embargo
parece que fue intencional por la posición de las mandíbulas, encontradas debajo en los
tres casos.
Hacia el Sur del área, se observan los restos de al menos cinco individuos, en un
área disturbada con huesos incrustados en depósitos de capa salitrosa. Muchos de ellos
corresponden a acumulaciones de polvo blanco, reconocidos como restos humanos. De
ellos algunos parecen subadultos, es posible advertir metacarpos, huesos largos con
restos de embarrilado (con cuerdas de algodón), fragmentos de dientes, tibias y fíbulas
además de fémures (Rasmussen 1998:82).
Estos son los datos importantes con los que se ha procedido a dar inicio a un
proyecto de investigación, enfocado en los restos humanos que no fueran excavados en
la temporada de 1998. La descripción de los datos sobre el aspecto funerario que más
adelante se entrega es la continuidad y el resultado de este proyecto.

Figura 28. Área de entierro en Yara, con las unidades de excavación iniciada durante la primera
temporada de 1994 (Cortesía de Rasmussen 1998).

- 60 -
4.2 Excavación arqueológica actual
Las recientes excavaciones arqueológicas en Yara, forman parte de un
planteamiento enfocado en el área funeraria, cuyos antecedentes brindados por
Rasmussen (1998) señalan una complejidad funeraria y antigüedad temporal de los

Figura 29. Área de entierro en Yara, con la base de los rasgos funerarios no excavados. La zona coloreada
muestra la piel de pelícano en la parte inferior (Rasmussen 1998).

- 61 -
rasgos similares a los contextos mortuorios de la Tradición Chinchorro del Norte de Chile.
Por tanto, nuestras excavaciones estuvieron planificadas dentro de las unidades de
excavación 140 a 148, 154 a 164 y 173 a 177 denominadas como “Área de Entierro”
(Figuras 28 y 29).
Los entierros exhumados durante la presente temporada, cuando se trató de
cuerpos enteros, recibieron la denominación de Ent. 2007-1; cuando solamente se
ubicaron cráneos sin un aparente nexo con huesos poscraneales se ha decidió denominar
Cráneo 1, Cráneo 2, etc.

4.3 Nivel de Investigación


La presente investigación es producto de un análisis bibliográfico, cuyo
objetivo fundamental es abordar la problemática Chinchorro en su aspecto mortuorio y la
extensión de los rasgos funerarios hacia el Sur de Perú; con el propósito de obtener
mayores evidencias que sirvan para definir un posible límite norte de la complejidad
funeraria Chinchorro y generar mayores datos y evidencias para su conocimiento. Para la
discusión se ha utilizado información proveniente de los sitios arqueológicos más
representativos de la costa Norte de Chile y aquellos de mayor investigación en la costa
Sur peruana (Kilómetro 4, Villa del Mar y Yara). Se adicionan las últimas evidencias
funerarias obtenidas durante las excavaciones de la temporada 2007 en el sitio
arqueológico Yara.
Por lo tanto, en relación a los objetivos propuestos, esta investigación se realiza en
términos descriptivos, orientado a alcanzar con mayor precisión la descripción de las
características del aspecto funerario Chinchorro y la frecuencia con la que ocurre o se
halla relacionado y representado en otro espacio, tomando en consideración los criterios
de tiempo y lugar.
Esta investigación además está centrada en la descripción de cada uno de los
cinco nuevos entierros excavados en el año 2007, con el objetivo de definir y comparar las
diferencias y semejanzas del patrón funerario Chinchorro y su extensión geográfica.

- 62 -
CAPITULO 5

RESULTADOS Y DISCUSIÓN GENERAL

5.1 Descripción de los entierros excavados


En las excavaciones realizadas por nosotros el año 2007, los especimenes
recuperados corresponden a cinco ítems generales; de los cuales sobresalen los restos
humanos. Dado que el Entierro 1994-1, excavado por Rasmussen, tiene un fechado
directo sobre hueso humano de 5020 ± 60 AP, es posible que los cuerpos excavados el
2007 no difieran de este tiempo (Tabla 13), por estar en contexto. Del sector funerario
excavado en el año 2007 se ha obtenido los siguientes entierros (Figuras 30 al 38, 40):

5.1.1 Entierro 2007-1


Ubicado en las unidades 142 y 143, cuerpo entero extendido en
posición decúbito dorsal, con la falta de huesos de los pies, erosionado y cubierto con una
capa salitrosa (Figura 30, 41a y b).
La edad aproximada y el sexo parecen corresponder a un adulto masculino de 35
a 40 años de edad. La base corresponde a una fosa ligeramente hundida y alargada de
Nor-noreste a Sur.
Denominado por Rasmussen (1998) como “cuerpo 2”. Tiene una orientación de
pies a cabeza de Este a Oeste, con dirección hacia 85º E, ligeramente flexionada y
apoyada hacia el lado derecho. Aún presenta cabello corto (de 5 a 6 cm), desgaste en las

- 63 -
muelas y piezas dentales perdidas ante-mortem. Tiene una apariencia de momia natural
en el que se ha impregnado fuertemente la arena, debida posiblemente a la exudación del
cuerpo en el foso. Las costillas se encuentran fragmentadas sin evidencias aparentes de
evisceración (Figura 42b).

Figura 30. Detalle de las excavaciones en el sector funerario de Yara. Entierro 2007-1.

- 64 -
Figura 31. Detalle de las excavaciones en el sector funerario de Yara. Entierro 2007-2 con el anillo de rocas
alrededor del cráneo y una capa de concreción dura en la parte superior del cuerpo.

- 65 -
Figura 32. Detalle de las excavaciones en el sector funerario de Yara. El entierro 2007-2 muestra el par de huesos
embarrilados como apoyo detrás de lo que pudo ser la nuca.

- 66 -
Figura 33. Detalle de las excavaciones en el sector funerario de Yara. Se muestra el detalle de los entierros 3, 4 y 5,
además de la disposición de los cráneos flanqueando los entierros mencionados. El entierro 2007-2
muestra una interesante disposición de un molusco en el hombro izquierdo y su relación con los otros
entierros.

- 67 -
Figura 34. Detalle de las excavaciones en el sector funerario de Yara. Disposición de los entierros
3, 4 y 5, la ubicación de los cráneos flanqueando los entierros mencionados.

- 68 -
Figura 35. Detalle de las excavaciones en el sector funerario de Yara. Disposición del entierro 2007-3, los huesos
que pertenecen a este cuerpo están sombreados de color amarillo, además de mostrar embarrilado en los
huesos de la parte inferior.

- 69 -
Figura 36. Detalle de las excavaciones en el sector funerario de Yara. Disposición de los dos paquetes de huesos,
ubicados en forma paralela sobre los huesos del entierro 2007-4.

- 70 -
Figura 37. Detalle de las excavaciones en el sector funerario de Yara. Disposición de la estera como base de los
entierros, acumulación de huesos de distintas partes sin orden anatómico.

- 71 -
Figura 38. Detalle de las excavaciones en el sector funerario de Yara. Disposición del entierro 2007-5 en cuya parte
ventral se muestra los fragmentos de un faldellín en material botánico.

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LEYENDA
1. Estrato superficial de color marrón grisáceo, suelto, de textura arenosa con inclusión de piedra menuda,
además de pequeños conglomerados de arena suaves a la presión de la mano, a manera de terrones en
forma laminar; del mismo modo hay fragmentos de moluscos muy erosionados y dispersos (fragmentos de
Chitón sp. “barquillo”, Fissurella sp. “lapas”, Choromytilus chorus “choro zapato”)

2. Estrato de color marrón amarillento, ligeramente compacto con pequeñas manchas blancas dispersas
similares a ceniza al tacto, sin embargo parecen corresponder a moluscos en descomposición; con la
inclusión de piedra menuda, fragmentos de moluscos aislados, especialmente Chitonidae.

3. y 4. Estrato semicompacto a compacto (concreción salitrosa) con la inclusión de fragmentos de grandes


porciones de este estrato completamente solidificados por la acción de los cristales de sal, en la que
también se incluyen partículas de carbón, plumas, botánicos en forma muy menuda; piedras pequeñas,
medianas y grandes. Este estrato cubre gran parte de los rasgos funerarios (entierros y cráneos) lo que
impidió recuperar intactos gran parte de la colección de huesos humanos y esteras de fibra vegetal. Del
mismo modo, en el perfil se puede observar restos de mandíbula humana, posiblemente con más restos
humanos hacia el lado Este.

5. Estrato arenoso, suelto con inclusión de mucha basura orgánica (plumas, partículas de carbón, botánicos
y moluscos muy fragmentados) mezclado con la arena. Relativamente el estrato está en directa relación con
los cuerpos excavados.

6. Estrato arenoso mucho más suelto, con algunas piedras medianas y basura orgánica similar al estrato
anterior, con piedra menuda y ligeramente más suave que el estrato precedente. Aquí se puede notar la
presencia de más restos humanos hacia el lado Este del área trabajada.

7. Estrato muy arenoso, de playa con menor presencia de restos orgánicos, ligeramente compacto al tacto.

Figura 39. Estratigrafía cultural del perfil Norte de las excavaciones, especialmente relacionado con los entierros
excavados. Aún es posible notar que existen más entierros hacia el lado Norte.

- 73 -
N

Figura 40. Área de entierro enfocado en las unidades 174, 175, 176; 148, 163, 142 y 143,
excavados durante la segunda temporada, 2007-8.

- 74 -
N

10 cms

Fig. 41a Fig. 41b

Figura 41a y b. Dibujo y fotografía del Entierro 2007-1 denominado por Rasmussen (1998) como cuerpo
2; extendido y en posición decúbito dorsal.

La posición de la mano izquierda se ubica por detrás del ilium, en cambio la


derecha reposa sobre el ilium derecho y el fémur, ubicación al cual nos referiremos más
adelante. En el ilium izquierdo hay una especie de fibra vegetal sin estructura que
desciende por la cara interna del fémur, con una extensión de 25 cm. Los miembros
inferiores se conservan en buen estado, salvo los huesos de los pies que parecen haber
estado expuesto a la intemperie.
En ambas caras, externo e interno de los miembros inferiores, a partir del pubis se
ha mantenido las haces de fibra vegetal con el cuerpo abierto por uno de los lados y luego

- 75 -
extendidos. Es posible que esta base de botánicos sólo se haya preservado en la parte
inferior del cuerpo u originalmente ha sido ubicado allí nada más.
En el espacio existente entre ambos fémur aún es posible apreciar restos muy
ligeros y frágiles de textil en fibra vegetal; es posible que corresponda a un faldellín. Por
otro lado, a la altura interna de la rodilla hubo una brizna de grama salada.
En el lado izquierdo del pie hay dispersión de plumas de ave marina junto al
estrato de arena suelta; del mismo modo, algunos moluscos de mayor representación son
los correspondientes a “chorito playero” o “chorito mayco” (Perumytilus purpuratus),
“chanque” o “pata de burro” (Concholepas concholepas), plaquetas de “barquillos”
(Chitonidae) y fragmentos de “erizo de mar” (Xanthidae). Las “chanques” se encuentran
generalmente dentro o muy cerca de los entierros (Figura 39).

5.1.2 Entierro 2007-2


Ubicado en las unidades 163, 175 y 176; cuerpo entero extendido
en posición decúbito dorsal, ausencia de la parte frontal del cráneo y los huesos de los
pies, erosionado y cubierto con una capa salitrosa gruesa, especialmente en la parte
superior (Figura 31, 32 y 33).
De sexo, posiblemente masculino, de 30 a 40 años de edad, sin bordes visibles de
los límites de la fosa, con una dirección de Nor-noreste hacia el Sur.
No tiene el cráneo completo salvo la parte de la cara debido a que en algún
momento después del deceso le fue colocado un “collar” de piedras grandes alrededor
del cráneo, el cual se proyectaba desde la superficie (Figura 42a y b). Aún es posible
recuperar restos de cabello corto (4 a 5 cm).
La cabeza reposa sobre un par de huesos embarrilados que corresponden a los
miembros inferiores de un niño (tibias sin las epífisis), ambas en orden invertido (Figuras
43a y b). Estos huesos aún mantienen el embarrilado con cuerda en fibra animal, y
parcialmente cubierta con piel de camélido.
Toda esta área retuvo humedad formándose una costra de capa salitrosa dura que
incluyó gran parte de los cuerpos y cráneos ubicados a esa altura, que durante su
excavación fueron imposibles de trabajarlos sin ser dañados. Esta capa salitrosa
comprometió al Entierro 2007-2 hasta la altura de las costillas, con la piel adherida
fuertemente con arena. Entre el Entierro 2007-2 y 5 hay fragmentos de fibra vegetal,
posiblemente es la base de este elemento debajo de ambos entierros.

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N
20 cms

Fig. 42a Fig. 42b

Figura 42a y b. Dibujo y fotografía del Entierro 2007-2, se muestra el círculo o anillo de piedras
alrededor del cráneo, con una capa compacta de concreción en el pectoral.

En el hombro izquierdo, a manera de cubierta, le fue colocado un molusco grande


(Concholepas concholepas). Los miembros superiores se encuentran pegados al cuerpo:
el lado derecho en forma reposada con los dedos semiextendidos ligeramente alejados
del cuerpo; en cambio, el brazo izquierdo, especialmente la mano descansa sobre el
isquión y el fémur.
Los miembros inferiores, a partir de la rodilla a los pies, están en un franco proceso
de pulverización, posiblemente gran parte de este entierro estuvo expuesto a la

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N
20 cms
Fig. 43a Fig. 43b

Figura 43a y b. Entierro 2007-2 de posición extendida y decúbito dorsal, con la parte frontal del cráneo
y los huesos de los pies erosionados. Con un molusco (Concholepas concholepas) en
el hombro izquierdo y un par de huesos embarrilados detrás de la nuca.

intemperie por largo tiempo. Del mismo modo, los huesos de los pies fueron mezclados
con capa salitrosa dura y erosionada.

5.1.3 Entierro 2007-3


Ubicada en las unidades 148 y 175, posible entierro secundario
extendido en decúbito dorsal, sin cráneo; muy removido y con huesos poscraneales en
mala preservación. Muy confuso debido a la falta de preservación, cubierta con una capa
salitrosa dura superficial. Sobre la edad, todos los huesos largos carecen de las epífisis
por lo que se trataría de un niño de 6 a 10 años.

- 78 -
Ligeramente direccionado de Suroeste a Noreste, aproximadamente 80º hacia el
Este; difiere en alineación a los entierros 1 y 2, aunque de la cintura hacia abajo parece
mostrar una posición extendida con un ligero movimiento hacia el Noroeste. Se advierte
que hacia el Sur se encuentran tres cráneos sumamente erosionados y deleznables,
aunque también fuera de posición.
Posiblemente llevó adornos en la cabeza a base de pequeñas cuerdas de color
rojo de un milímetro de diámetro sujetando mechones de cabello (de 3 a 4 cm de
longitud); con una mezcla de tierra, grasa y alguna sustancia desconocida donde pudo
descansar la cabeza. La parte superior del cuerpo, especialmente la columna vertebral
presenta los discos sin posición anatómica, colocadas al azar; las costillas se hallan muy
fracturadas dando la impresión de estar acumulados y no dispuestos anatómicamente.
La parte media y baja del fémur presenta un embarrilado con la adición de textiles
(cuerdas en fibra vegetal y animal, cubierta parcial de estera y fibra vegetal sin
tratamiento) (Figura 35, 44a y b). El embarrilado parece unir ambos huesos y la
posibilidad de que se trate de un faldellín. El material corresponde a una cuerda uniforme
de 3 mm de grosor, con torción de 2 cabos, posiblemente sea algodón.
La tibia y peroné, ambos se encuentran muy deteriorados, astillados y fuertemente
“cementados” con capa salitrosa. Es posible que este entierro no se encuentre en su
posición original, fue removido de otro sitio.

5.1.4 Entierro 2007-4


Ubicada en las unidades 148, 174 y 175, a 10 cm al Noroeste del
entierro 3, en mala preservación con los huesos astillados y erosionados; cubierto
parcialmente con capa salitrosa dura en gran parte del cuerpo, especialmente la parte
superior. Con ausencia del cráneo (Figura 45a y b).
Con una dirección del cuerpo de Suroeste a Noreste, aproximadamente 80º hacia
el Este. Parece corresponder a un niño de 5 a 6 años de edad; en el lugar donde
posiblemente estaba ubicada la cabeza hay pelo mezclado con arena y una sustancia
grasa rojiza (sangre?).
Las vértebras y las costillas están completamente astilladas; la posición original de
la pelvis ya no es tan clara. La tibia y el peroné derecho presentan fragmentos de textil
(cuerdas) que embarrilan ambos huesos. Más abajo, hay algunos metatarsos aunque no
es claro si corresponden a ambos pies.

- 79 -
20 cms

Figura 44a y b. Entierro 2007-3, entierro secundario, posiblemente extendido en decúbito dorsal,
con algunos huesos embarrilados, muy removidos y en mala preservación (partes
sombreadas del dibujo, en amarillo).

Encima del entierro hay una desintegración generalizada de color marrón claro con
manchas oscuras, que parecen pertenecer a la cubierta de botánicos tanto tejidos como
en su forma natural a manera de haces, que también pueden verse en algunos sectores
cerca al cuerpo.
Por otro lado, en la cuadrícula 148, entre los entierros 3 y 4, muy cerca de las
extremidades inferiores se encontró un hueso (tibia) que no corresponde a los cuerpos
mencionados, estuvo casi aislado.

5.1.5 Entierro 2007-5


Ubicada en las unidades 143, 163 y 175, cuerpo extendido en
posición decúbito dorsal; con las costillas fracturadas y la falta del cráneo, el antebrazo
derecho y los huesos de los pies (Figura 46). Tiene una dirección aproximada de Suroeste
a Noreste, con 80º hacia el Este. Es posible que fuera un joven.
La sección media de este entierro presenta algunos detalles singulares. Se ha
podido notar la “estructura” abdominal, compuesto de haces de fibra vegetal en su forma

- 80 -
.
N

20 cms

Figura 45a y b. Entierro 2007-4, entierro secundario, posiblemente extendido en decúbito dorsal,
con algunos huesos embarrilados, parte superior removido y en mala preservación
(partes sombreadas del dibujo, en amarillo).

natural sobre y alrededor del vientre, paralelo a la dirección de la columna vertebral.


Encima de estas haces, a la altura de la región pélvica, se ha ubicado fragmentos de un
faldellín del mismo elemento aunque de haces más finas que las anteriormente

- 81 -
mencionadas (Figura 47), además de una cubierta pastosa de aspecto oscuro. El faldellín
no presenta estructura alguna (Figura 48), solamente una cuerda que cumple la función
de sujetador principal alrededor del cual penden las haces más finas (similar al mostrado
por Standen 1991:289, lámina 9, figura a).

20 cms

Figura 46. Entierro 2007-5 extendido en posición decúbito dorsal; a la altura de la zona abdominal hay
una gran cantidad de haces de fibra vegetal, posiblemente corresponde a un faldellín.

- 82 -
Figura 47. Entierro 2007-5 detalle de la zona ventral con las haces de fibra vegetal
fijadas con cuerda en base a junquillo.

Figura 48. Entierro 2007-5 detalle del faldellín en fibra vegetal.

- 83 -
Hacia el lado Norte de este entierro, a 5 cm a la derecha, se encuentran algunos
huesos largos pertenecientes a las extremidades de otro cuerpo incompleto; compuesto
por un fémur invertido (la cabeza articular hacia abajo y la tróclea y el cóndilo hacia
arriba), radio y cúbito acomodado debajo del fémur y reemplazando la función de la tibia y
peroné. Junto al fémur se muestran algunos metatarsos dispersos sin orden alguno, del
mismo modo, algunas costillas se hallan mezclados con estos huesos (Figura 49a y b).
Además de los rasgos mencionados, se han obtenido dos “paquetes” de huesos
posiblemente envueltas en textiles de fibra vegetal. Estos envoltorios están conformados
por muchos y distintos huesos, dando la impresión de que se ha reunido todos aquellos
que no pertenecen a los cuerpos presentes. Ambos paquetes se encuentran a los lados
de los entierros 3 y 4 (Figura 52a y b).
Aún falta someter a análisis de rayos X para entender su contenido, si
efectivamente corresponden a lo señalado, o se trata de otro tipo de restos. Sin embargo,
uno de ellos muestra claramente el contenido de costillas y huesos largos sin orden
alguno incluidos dentro de la “bolsa” en fibra vegetal. Este tipo de rasgo mortuorio aún no
ha sido ubicado en los otros sitios del mismo tiempo cronológico.
Finalmente, de los cinco entierros descritos, solamente dos corresponden a
entierros completos (Ent. 2007-1 y 2), los tres restantes no presentan cráneo. Es posible
que de los cráneos aislados que ha continuación se describen, alguno de ellos pueda
corresponder a cualquiera de los entierros (Tabla 14).

TABLA 14. Resumen de entierros en Yara durante la temporada 2007-8

Cement Entierro Posición Sexo Edad Textiles Ofrendas/Notas


1 2007-1 Extendido M 35-40 Haces de fibra vegetal Impregnado de arena y con la
dispersas, brizna de grama mano derecha sobre el pubis,
salada mantiene el cabello, pérdida de
dientes ante mortem, arena
adherida a la piel, presencia de
cabello

1 2007-2 Extendido M? 30-40 Cuerdas en fibra animal, piel Con anillo de piedras alrededor
de camélido del cuello y la cara erosionado,
con la mano izquierda sobre el
pubis, un molusco en el hombro
izquierdo, huesos embarrilados
en la nuca, arena adherida a la
piel, presencia de cabello

1 2007-3 Extendido 6-10 Cuerdas en fibra vegetal y Sin cráneo, entierro secundario
animal, estera y fibra vegetal posiblemente movido de otro
sin tratar, cuerdas de color sitio; embarrilado en la sección
rojo sujetando mechones de media o quizás se trata de los
cabello flecos de un faldellín

1 2007-4 Extendido 5-6 Cuerdas en fibra animal, Sin cráneo, entierro secundario,
posible pelo mezclado con arena con

- 84 -
sustancia grasosa, embarrilado
de la Tibia y el Peroné

1 2007-5 Extendido Adulto Faldellín y cuerdas en fibra Sin cráneo, ni huesos del brazo,
joven? vegetal, haces de fibra costillas fracturadas, relleno
vegetal ventral en fibra vegetal, fémur
invertido

1 Cráneo 1 5-10 Conglomerado de arena y ocre


rojo en la base Este del cráneo,
con algunos mechones de
cabello dentro del conglomerado

1 Cráneo 2 10-12 Con la sutura sagital marcada, la


cara completamente erosionado,
posiblemente un artefacto de
madera alargada entre el cráneo
y la mandíbula

1 Cráneo 3 10-12 Muy erosionado, descansa sobre


parte de una calota que no le
corresponde, tiene una pasta
crema en la cara lingual de la
boca

1 Cráneo 4 10-12 La parte derecha del rostro


descansa sobre las esteras que
cubre todo el conjunto de
huesos, la mandíbula está fea de
lugar

1 Cráneo 5 10 Con la mandíbula fuera de lugar,


el cráneo reposa en su lado
derecho con vista al Norte

1 Cráneo 6 8-10 Completamente fracturado, el


cráneo descansa en su lado
izquierdo con vista frontal al Este

1 Cráneo 7 ? Se conserva sólo la calota, el


resto del cráneo fue
completamente erosionado

1 Cráneo 8 10-12 Sólo conserva la calota y parte


de la mandíbula.

1 Cráneo 9 10-12 Mejor conservado, el paladar


tiene impregnado arena y
partículas de carbón y entre los
dientes en la faceta interna de los
incisivos tiene adherida una
pasta crema, observada en el
cráneo 3

5.1.6 Cráneos
Continuando con la descripción de nuestros contextos excavados en
Yara en el 2007, los nueve cráneos siguientes (Figura 50), se encontraban flanqueando a
los entierros 3, 4 y 5; tres de ellos (cráneos 1, 2 y 3) hacia el lado Sureste de los cuerpos
extendidos y cinco (cráneos 4, 5, 6, 7 y 8) en el extremo Noroeste, siempre alineados a lo

- 85 -
largo de los cuerpos. El cráneo 9, se encontró más bien a 20 cm alejado de los cuerpos
extendidos y ligeramente por debajo de los otros cráneos.

Fig. 49a 20 cms


N

Fig. 49b

Figura 49a y b. Ubicación de huesos largos acumulados en desorden, mezclados con algunas
costillas, metatarsos y fémures (Sombreados en amarillo).

- 86 -
Cráneo 1, Ubicado en la unidad 175, completamente fragmentado, sin posición
aparente. Los rasgos de este cráneo indican a un infante de 5 a 10 años. Lo importante
en este cráneo aislado es el conglomerado de arena y ocre rojo en la base Este, el cual
pudo haberlo cubierto debido a que algunos mechones de pelo adheridos al cráneo
presentaban pequeños grumos del conglomerado de arena y ocre. Al respecto, Álvarez
(1969:182) hace una referencia sobre el uso de cabellera postiza en las momias
Chinchorro de la costa Norte de Chile, que frecuentemente parecen estar teñidas con ocre
rojo y una mascarilla semiuntada con barro también teñida de rojo.
Cráneo 2, Ubicado en la unidad 175, superficialmente unido con la misma capa
salitrosa de los cráneos 1 y 3; tiene la cara hacia arriba el cual fue erosionado
completamente, la mandíbula fuera de lugar con el mentón hacia arriba y sobre ella un
posible artefacto de madera alargada. Este cráneo muestra la sutura sagital muy
marcada, siendo su edad aproximada de 10 a 12 años. Aún conserva las vértebras
cervicales, por su cercanía posiblemente corresponde al Entierro 2007-5.
Cráneo 3, Ubicada en la unidad 175, al Suroeste del cráneo 2; es el más dañado
por la capa salitrosa impregnado en casi todo el cráneo. Por su similitud con el cráneo 2
parece que tiene la edad de 10 a 12 años. Tiene una dirección frontal hacia el Suroeste; la
mandíbula se encuentra fuera de lugar. Este cráneo descansa sobre la porción occipital
de una calota que no le corresponde. Entre los dientes, en su faceta lingual, tiene
impregnada una pasta fina crema que pudo ser un relleno al momento de su muerte.
Cráneo 4, Ubicado en la unidad 175, a 10 cm al Norte del Entierro 2007-4.
Posicionado de lado derecho, con una orientación facial al Este. También corresponde a
un niño de 10 a 12 años, con molares aún sin erupción. La mandíbula se encuentra fuera
de lugar, en el extremo opuesto del cráneo. La parte derecha de lo que fue el rostro
descansa sobre la base de un textil en fibra vegetal (estera) lo cual se adhirió dando la
impresión de que constituía un elemento relacionado con el cráneo.
Cráneo 5, Ubicado en la unidad 175, al Oeste del cráneo 4, reposa en su lado
derecho con vista facial al Norte. La mandíbula está en la base del cráneo con el mentón
hacia fuera de posición; tiene una edad aproximada de 10 años.
Cráneo 6, Ubicado en la unidad 175, al Suroeste del cráneo 5; descansa en su
lado izquierdo con vista frontal al Este. Se encuentra completamente astillado; de acuerdo
a los dientes corresponde a un niño de 8 a 10 años.
Cráneo 7, Ubicado en la unidad 175, se conserva sólo la calota, el resto del
cráneo fue completamente erosionado y astillado.

- 87 -
20 cms Fig. 50a
N

Fig. 50b

Figura 50a y b. Disposición de los cráneos excavados en el sitio arqueológico Yara


(en el dibujo, sombreados en amarillo).

- 88 -
Figura 51a. Cráneo 9 de Yara, detalle de la pasta crema y partículas de carbón en la faceta
interna de los incisivos y en el paladar respectivamente.

Figura 51b. Cráneo 9 de Yara, crustáceo ubicado junto a la arcada superior del cráneo.

- 89 -
20 cms
N

Figura 52a y b. Detalle de los “paquetes” de huesos ubicados sobre los entierros 3 y 4.

- 90 -
Cráneo 8, Ubicado en la unidad 175, conserva parte de la calota y su mandíbula
se ubicó al lado norte del cráneo; corresponde a un niño de 10 a 12 años.
Cráneo 9, Ubicado en la unidad 175, a 10 cm debajo del grupo principal; está
mejor conservado y reposa en su lado izquierdo con una vista frontal hacia el Sur. Parece
corresponder a un niño de 10 a 12 años. El paladar se encuentra impregnado con arena y
fragmentos pequeños de carbón; en la faceta interna de los incisivos tiene adherida una
pasta crema (Figura 51a) que ya fuera advertido en el cráneo 3.
Este cráneo tuvo dos fragmentos de tejido en fibra vegetal, algunas plumas,
partículas de carbón, moluscos y restos de crustáceo; los que se encontraron completos y
debajo del paladar. Este detalle inusual, por si solo, no podría indicar que se deba a
alguna especie de ofrenda (Figura 51b). Al respecto mantenemos dos hipótesis; la
primera relacionada con los problemas que se derivan de la constante y rápida elevación
tectónica de la terraza marítima de Yara; sin embargo, los estudios de Richardson et al.
(1990:154 y ss.) sugieren que el promedio de los levantamientos Cuaternarios, en la costa
del Pacífico de Perú y Chile, son relativamente bajos, en el orden de 0.1 a 0.5 metros por
millar de años. Por tanto, la cantidad total de levantamiento tectónico estimado en la costa
de Perú y Chile, específicamente en el área de Ilo, desde la ocupación humana más
antigua (como Ring Site ca. 10,000 a. P.) son solamente menos de tres metros. La otra
posibilidad está relacionada al tema de la arqueología de la niñez; en este caso, es
posible que la presencia de estos cangrejos de playa (posiblemente Familia
Pinnotheridae, “cangrejito de canto rodado”, Méndez 1982:10) se deba a la acción
colectora y lúdica de los niños, cabe mencionar que todos los cráneos recuperados
corresponden en su gran mayoría a niños.

5.2 Características físicas de los restos humanos en Yara y sus ajuares


funerarios
Aquí, en primer lugar, es necesario integrar el análisis preliminar de los
cuerpos excavados por Rasmussen (1998:84), cuyas descripciones servirán de contexto
para apoyar nuestras observaciones sobre los entierros excavados en el año 2007.
a) No hay evidencias de deformación craneal.
b) No presentan marcas o cortes que puedan sugerir signos de decapitación.
c) Desgaste dental de manera severa; sin embargo, son promedios normales
para las poblaciones que llevan a cabo actividades en la que utilizan sus
dientes para procesar materiales.

- 91 -
d) Desgaste dental redondeado sobre premolares y dientes anteriores
e) Signos de criba orbitalia o hueso esponjoso en las órbitas de los cráneos
(entierro 5), producto del stress causado por la Anemia.
f) El entierro 1994-1, aproximadamente 40 a 44 años, tiene una pérdida del 78%
de los dientes ante-mortem y exhibe un patrón de desgaste dental redondeado;
con signos de enfermedad degenerativa de las uniones: fusión de las vértebras
cervicales desarrolladas con la edad y el trabajo fuerte sobre continuas
microtraumas. Finalmente una activa periostitis sobre ambas fíbulas y tibias,
posiblemente asociada a la Treponematosis (Sífilis?).
g) De acuerdo a los rasgos dentales presentados en la investigación de
Rasmussen, hay un cercano grado de relación entre los individuos de Yara con
las poblaciones de Chinchorro del Norte de Chile.
h) El rango cronológico para esta ocupación está dado entre los 7780±60 a. P. y
4920±80 a. P. (vid. Tabla 11).
Las observaciones realizadas sobre los entierros excavados en la temporada 2007
aún se encuentran en proceso de análisis (vid. Tabla 14); sin embargo los datos
recopilados durante del trabajo de campo pueden sugerir algunas ideas generales
relacionadas a los restos humanos y sus contextos.
a) Los entierros 2007-1, 2 y 5 aún muestran pelo completo, mechones de cabello
o, en el peor de los casos, pequeños manojos de pelos dispersos alrededor del
cráneo.
b) De los cráneos presentes (9 especimenes), contrario a los entierros primarios
(Entierro 2007-1 y 2) todos corresponden a niños que oscilan entre 8 y 12
años (Figuras 50a y b, 53) sin aparentes muestras de traumas o indicios de
sacrificio.
c) Los cráneos 3 y 9 tienen adherida en la cara interna de los dientes, una pasta
crema que pudo tratarse de algún tipo de ritual funerario, o corresponder a la
aplicación de medicamento para evitar la muerte del niño. El cráneo 9 además
de la pasta crema, tiene partículas de carbón y arena en el paladar.
d) Los entierros 2007-1 y 2 presentan desgaste dental redondeado sobre los
premolares (Figura 54); dientes supernumerarios y ausencia de algunas piezas
dentales ante-mortem.
e) Debido a lo precario de los restos humanos, especialmente los cráneos, no se
ha podido observar rasgos relacionados a la deformación craneal.

- 92 -
En relación a los ajuares que acompañaron a cada uno de los cuerpos y a la
disposición dentro del contexto mortuorio son mínimos. En las excavaciones realizadas
por Rasmussen (1998) se han recuperado una serie de elementos relacionados a las
diferentes actividades llevadas a cabo en todo el sitio de Yara, sin embargo, los
elementos culturales relacionados a los entierros se resumen a un solo fragmento de textil
en fibra vegetal, ubicado sobre el cráneo del entierro 1994-6 y una cubierta de mamífero
marino colocada sobre las extremidades inferiores del entierro 1994-1 (vid. Figura 30).
Los moluscos, plumas y fragmentos de carbón dispersos en la capa de arena donde
yacían los cuerpos parecen corresponder a todo el sector ocupado.
Para los entierros excavados en la temporada 2007, a continuación efectuaremos
un balance general sobre los elementos culturales que fueron ubicados en contexto con
los entierros ya descritos. En primer lugar, el elemento textil en fibra vegetal presenta una
mayor cantidad de fragmentos medianos y grandes (Figura 55), junto a cuerdas
elaboradas en el mismo material, que hayan servido como amarres para fijar los fardos o
cubiertas de los entierros de Yara. Se ha podido apreciar tres tipos de fibra vegetal
(Thypa sp.) y una brizna de grama salada. Es claro que la mayoría de la fibra vegetal,
tejida o no, se encuentra entre los entierros 2007-3, 4 y 5, junto a los “paquetes” 1 y 2.
Parece que estos textiles han servido como aislantes y cubiertas.
Un elemento bastante diagnóstico corresponde al fragmento de un faldellín
ubicado en la cintura del Entierro 2007-5 (Figuras 47 y 48). El tipo de fibra vegetal difiere
del relleno ubicado en la parte ventral del cuerpo, por ser más suave y de estructura
esponjosa, en cambio el material con el que se ha elaborado el faldellín es de apariencia
más lustrosa y cada hebra tiene cuerpo redondeado.
Otro de los elementos importantes presente en los entierros son las lienzas que
han servido para embarrilar los huesos pares, dando la impresión de que esta técnica
sirve para unir los huesos que anatómicamente van juntos. Estas lienzas están
elaboradas en base a fibra animal o vellón de camélido; algunos de ellos presentan doble
torción. En los entierros excavados el 2007 de Yara, fueron ubicados especialmente en
los huesos de las extremidades inferiores, denominadas tibia y peroné (Figura 56).
El uso de pigmentos en los entierros no es común, o por lo menos no se ha
preservado. Lo poco que se ha podido rescatar son partículas de color rojo, observado en
el cráneo 1, donde hay pequeñas partículas de ocre rojo mezclado con la arena, pero que
claramente se desprende del cráneo mencionado.

- 93 -
N

Figura 53. La distribución de cráneos de niños en Yara.

Figura 54. Entierro 2007-1, muestra de desgaste dental redondeado sobre los premolares y dientes incisivos

- 94 -
Figura 55. Muestra de textiles en fibra vegetal, Yara.

Figura 56. Detalle del embarrilado con lienza, especialmente en los huesos pares de las extremidades inferiores

- 95 -
La presencia de moluscos es mínimo, sin embargo se ha registrado la concha de
un gasterópodo grande invertido (Concholepas concholepas) en el hombro izquierdo del
Entierro 2007-2 (Figura 43a y b). No se ha reportado ningún caso relacionado a este
rasgo en otros entierros de la época.
También fueron ubicados 3 ejemplares de crustáceos pequeños, dos de ellos en
posición normal, como si estuviesen vivos y escondidos, el último yace con las
extremidades hacia arriba posiblemente muerto; dos de ellos son pequeños y tienen
aproximadamente 2 cm de largo (Figura 57). El tercer ejemplar ubicado debajo del cráneo
9 es grande por un centímetro.

Figura 57. Detalle de los crustáceos ubicados dentro del contexto y conjunto mortuorio.

5.3 Raíces y rupturas: nuevos elementos simbólicos en los entierros de Yara


Los nuevos elementos simbólicos observados en las excavaciones del
2007 en Yara y corroborados con los antecedentes descritos de los sitios arqueológicos
de Villa del Mar, Kilómetro 4 y Yara, deberán ser contrastadas con las características del

- 96 -
estudio de Standen et al. (2004b:208) para el patrón mortuorio de Acha-3, precisamente
para comprobar cuanto de similitud existe en esta práctica local, bajo tres indicadores:
a) Del cuerpo, pueden ser inhumaciones múltiples, de distintas edades y sexo,
con una posición extendida decúbito dorsal; algunas veces con fardos
confeccionados en base a esteras e inclusión de pieles de camélido; cintillos
cefálicos y faldellines.
b) De la fosa, no hay elaboración de tumbas, las inhumaciones están realizadas
directamente en la arena.
c) De las ofrendas, escasas ofrendas asociadas.
Los antecedentes de los entierros de Yara, Villa del Mar y Kilómetro 4 del Sur del
Perú, presentan los mismos indicadores que para Acha-3, por lo que estaríamos de
acuerdo en que las poblaciones tempranas de la costa Norte de Chile tienen las mismas
costumbres funerarias que los grupos de la costa sur peruana.
Sin embargo, más que rupturas, también en los entierros de la costa sur peruana
se ha podido advertir unos rasgos recurrentes que parecen estar sutilmente presentes en
las momias naturales de la costa Norte de Chile. Nos referimos a otros tres indicadores
observados especialmente en los entierros de Yara, que posteriormente fueron revisados
en la literatura sobre los cuerpos excavados de los sitios arqueológicos de Villa del Mar y
Kilómetro 4.
Estos indicadores básicamente consisten en la posición de las manos, la
disposición de un anillo de piedras o rocas alrededor de la cabeza del occiso y la
acumulación de cráneos flanqueando entierros imbricados o lo que queda de ellos, a
modo de resguardo de los restos disturbados tanto por las actividades domésticas o de
tránsito dentro de la aldea.
La posición de las manos, con la palma ubicada por encima de la pelvis o pubis,
en otras oportunidades son las dos manos. Si el caso es de una palma, la otra reposa casi
pegada al cuerpo (Figuras 58a y b). En alguna oportunidad Standen (1991) mencionó
como una característica de los entierros Chinchorro que ocurre en el tipo Natural. Del
mismo modo, algunos de los entierros excavados en Kilómetro 4 (Figura 59) y Villa del
Mar (Figura 60) tienen la misma recurrencia en cuanto a la posición de las manos.
Aún falta analizar si esta actitud con las manos está en directa relación con el
sexo del individuo, o si hay alguna preferencia en cuanto a uno de los lados (izquierdo o
derecho) y esto a su vez relacionado con el sexo del occiso. De alguna manera, este

- 97 -
rasgo es una interrogante que podría estar vinculado hacia algún tipo de actitud ritual o
una señal que facilite al muerto el ingreso hacia la otra vida.

Figura 58a y b. Entierro 2007-2, entierro primario, extendido en decúbito dorsal, con la posición de la
mano izquierda sobre el pubis, un rasgo muy característico en los entierros de la costa
sur del Perú. En el recuadro pequeño se muestra el detalle.

- 98 -
Fig. 59 Fig. 60

Figura 59. Los círculos indican el detalle de la posición de las manos en los entierros extendidos de
Kilómetro 4 (Wise 1999).

Figura 60. En el círculo se detalla la posición de las manos en los entierros extendidos de Villa del Mar.
Entierro 1 (Guillén y Carpio 1999).

El segundo indicador en los entierros de Yara, está dado por el anillo de piedras
alrededor del cráneo. En un inicio Rasmussen (1998) ya había advertido en cierta forma la
presencia de un círculo de piedras y cráneos alrededor de la cabeza del entierro 1994-1
(Figura 61). En las excavaciones del 2007 se ha inhumado el Entierro 2007-2, con
grandes bloques de piedra alrededor de la cabeza, estando el cráneo en el medio del
círculo completamente erosionado y cubierto con una capa salitrosa (Véase figura 42a y
b). Debajo de la capa dura y las piedras, se ha encontrado fragmentos del cráneo cuya
calota y gran parte del occipital fue erosionado, debajo del cráneo se advirtió la mandíbula

- 99 -
en posición contraria a la anatómica dando la impresión que antes de haber sido fijado
con los bloques de piedras el cráneo ya había sido removido de su lugar original.
Es posible que estos anillos de piedras, respondan a la importancia otorgada a la
cabeza por la población Chinchorro, debido a que allí se encuentran expresados el 90%
de los sentidos esenciales con los cuales disfruta o se enfrenta a la vida. Posiblemente,
este hecho es una respuesta a la sugerencia de Guillén (1997:74) en el sentido de

10 cms
N

Figura 61. Entierro 1994-1, cráneos y bloques de piedra alrededor


de la cabeza del individuo (Cortesía K. Rasmussen).

- 100 -
proteger el cráneo con piedras para que no puedan ser extraídos de su lugar. En algunos
grupos contemporáneos de la amazonía, la cabeza es sinónimo de poder y por lo tanto
bastante preciado y buscado en los violentos enfrentamientos entre poblaciones.
Por último, la disposición de cráneos flanqueando los entierros 2007-3, 4 y 5; tres
cráneos en el lado Sur y cuatro en el Norte (vid. Figura 50a y b), hasta el momento no se
ha registrado un rasgo similar para esta zona. No obstante, en la zona 5 del sitio
arqueológico Kilómetro 4, en una fosa de las terrazas más altas, donde se han registrado
aproximadamente 22 individuos alineados en una sola dirección, tienen a los cráneos
aislados ubicados uno tras otro hacia el borde Sur de la fosa (Figura 7).
En Yara mismo, los cuerpos flanqueados no presentan cráneos, sin embargo
análisis posteriores confirmarán si algunos de ellos pertenecen a los entierros
mencionados. Aún no sabemos la extensión real del área funeraria; sin embargo parece
que la imbricación de cuerpos en esta parte (Entierros 2007-3 y 4 encima del Entierro
2007-5 además de los “paquetes” de huesos 1 y 2) y la disposición de los cráneos
obedece más a una actitud de preservar y respetar los ancestros.
La remoción y dispersión de huesos humanos en Yara, posiblemente se deban a
la pérdida de algún integrante por la constante movilidad de los grupos. Si el sitio es un
campamento importante dentro de la movilidad, quizás los que se quedan o los que recién
llegan no guardan cuidado con los cuerpos que son ajenos al grupo. Por otro lado, no
debemos olvidar que estos entierros estaban dispuestos superficialmente, apenas
cubiertos con esteras, expuestos a los rigores del clima y los animales que se alimentan
de carroña.
Observaciones y análisis más específicos permitirán comprobar estos rasgos en
otras zonas de entierro en la extensa zona costera de los valles occidentales.

5.4 Elementos Chinchorro que caracterizan Yara y el Sur del Perú


El aspecto funerario Chinchorro, como se ha visto tiene una serie de
elementos que los singularizan en el esquema del desarrollo cultural de la costa Norte de
Chile y el sur de Perú. Por tanto, con la tabla 15 resumimos todas las características
(marcadores arqueológicos, ambientales y culturales) de la Tradición Chinchorro descritos
y mencionados en esta investigación, los cuales son contrastados con los nuevos
elementos descritos para el Sur del Perú y, específicamente, para el sitio arqueológico de
Yara.

- 101 -
TABLA 15. Elementos Chinchorro presentes en Yara
Nº Elementos Chinchorro presentes en Yara y el sur del Perú Yara Chinch
MARCADORES ARQUEOLÓGICOS
1 Los entierros Chinchorro tienen una posición extendida directamente depositada sobre la arena y X X
algunos sobre una base de estera

2 El rasgo más distintivo consiste en la preparación del cuerpo y el ritual de acompañamiento X X

3 La posición más persistente es la del cuerpo extendido en decúbito dorsal y bajo una capa de X X
arena de 0,5 a 1 metro de profundidad, envuelto en esteras y asociados con limitadas ofrendas

4 El envoltorio, en piel de ave con plumas tratadas con ocre rojo y en fibra vegetal (estera), también X X
fue usado sobre el cuerpo

5 Empezó con los cuerpos de niños, como así lo sugieren los datos del cementerio excavado en - X
Camarones-14 (Schiappacasse y Niemeyer 1984)

6 Cubre un espacio de tiempo exageradamente extenso, desde aproximadamente 7,020 a 530 a. C. X X

7 La cestería fue hecha con una técnica muy fina y la textilería mejoró con la introducción del X X
faldellín

8 La tecnología pesquera está compuesto por arpones, anzuelos de concha, cactus y compuestos, X X
pesas de anzuelos, cuchillos líticos, puntas líticas lanceoladas, palos de lanza y dardos; fibras
vegetales, cestería y una lista larga de objetos funerarios

9 Elaboración de momias artificiales (momias negras, rojas) - X

MARCADORES AMBIENTALES
10 Vegetación de los campos de arena con napa freática. - X
11 El mayor flujo del río San José son los meses de Enero y Febrero, época en la que alcanza la - X
costa

12 Ecotoxicidad del caudal permanente (porcentaje alto de arsénico) de las aguas del río Camarones - X
13 Playa arenosa que ha proveído ingentes cantidades de macha (Mesodesma donacium), en X X
Camarones; su presencia es mínima en sitios Chinchorro de Arica
14 Áreas cenagosas del río Camarones con totorales y juncales X X
15 Afloración de materia prima para la elaboración de los artefactos líticos X X
16 Agua dulce en la parte baja del margen derecho del valle de Camarones. - X
17 Monte ribereño formado por sauces y arbustos X X
18 Por la excesiva salinidad las especies que prefieren o soportan estos suelos son las denominadas X X
“halofitas” (Distichlis spicata o grama salada)

19 Los aves más comunes son el guanay (Phallacrocorax bouganville) que pone hasta 8 huevos y X X
cuyo alimento principal es la anchoveta (Engraulis ringens), el pelícano (Pelecanus pelecanus)

20 Las condiciones descritas para la Quebrada de los Burros (agua estancada en el fondo de los X X
valles, juncales y lomas) parecen ser muy comunes entre la zona norte del puerto de Ilo hasta por
lo menos el Morro de Arica

21 Las neblinas invernales han debido de ser intensas, favoreciendo el desarrollo de lomas y por X X
extensión las condiciones adecuadas para el hombre, aprovechando agua dulce estancada en el
fondo del valle, abundantes recursos vegetales (especialmente juncos) y fauna atraída por las
condiciones de vida favorables

MARCADORES CULTURALES
22 Círculo de piedras alrededor de algunos entierros X -
23 Posición de las manos, ubicación sobre la pelvis X -
24 Imbricación o superposición y remoción de otros entierros para dar cabida a otro X X

- 102 -
25 Recolección de moluscos y pesca en la zona intermareal; recolección de plantas C3 que crecían - X
en el área (frutas frescas, algarrobos Prosopis chilensis y granos silvestres); la menor parte de la
dieta lo constituyó la carne terrestre

26 Proceso de adaptación al ambiente marítimo: a) tecnología marítima especializada, b) explotación X X


de totorales, áreas cenagosas de los valles y quebradas para extraer plantas de uso económico y
ceremonial y c) patrón funerario con o sin momificación artificial

27 Las poblaciones costeras tardías de la región exhibieron un grado de continuidad génica con sus X X
ancestros Chinchorro del Período Arcaico

28 Momificación artificial, con tratamiento previo a su entierro: a) recubrimiento del cuerpo con piel de X X
camélido, b) adición de una cubierta de estera con estructura (twining), siendo estas
características ampliamente utilizadas en las poblaciones Chinchorro

29 Momias adultas con huesos de los miembros desprovistos de toda materia orgánica, con una - X
capa de arcilla a manera de barniz negro o gris, sobre la arcilla estuvo cubierta con tejidos a base
de fibra vegetal (junco, totorilla)

30 Es común ubicarlos con cabelleras postizas teñidas de rojo, la cara presenta una mascarilla de - X
barro también teñida de rojo

31 Coberturas púbicas en base a fibra vegetal, siendo reemplazado por lana retorcida como flecos X X
de esta prenda; los entierros presentan cubiertas de pieles de ave marina

32 En las momias adultas algunas veces hay ausencia de los huesos de brazos y piernas, siendo - X
reemplazados mediante palitos o haces de paja longitudinalmente atados

33 96 cuerpos fueron obtenidos en un estrato de arena suelta ubicada en la ladera del cerro. Estos - X
cuerpos estuvieron a una profundidad promedio de 1.2 metros

Como se puede advertir, de los tres rubros que se resumen en la Tabla 15, se
puede comprobar en general lo siguiente:
a) En el primer rubro, marcadores arqueológicos, se ha observado que en Yara no
existen cuerpos de niños de menos de tres años y neonatos como en Camarones,
los hay de 8 a 12; aunque su presencia es bastante marcada en comparación a la
cantidad de cuerpos de adultos.

b) En el mismo rubro, hay ausencia de momias artificiales en Yara; sin embargo de


acuerdo a los vestigios descritos para Villa del Mar, a pocos kilómetros al Sur de
Yara, es posible que en el área de Ilo si existan entierros con características
relacionadas a la momificación artificial.

c) En el segundo rubro, podemos notar que los espacios y los recursos utilizados por
las poblaciones Chinchorro, corresponden al ambiente marítimo. Aunque ello no
quita que las desembocaduras de los ríos principales, hayan servido también
como zonas de altos recursos naturales, sin contar que allí se proveían de agua
dulce. El recurso hídrico en algunos valles del sur peruano (Ite, Locumba)

- 103 -
presentan ciertos niveles de Arsénico, los que aún no fueron evaluados en el tema
de la ecotoxicidad como problema en la morbilidad y mortalidad de niños en las
poblaciones tempranas, como sugiere Arriaza (2005).

d) En el tercer rubro, se observa como siempre la ausencia de momias para el sitio


arqueológico de Yara. El círculo o anillo de piedras alrededor de la cabeza del
occiso parece constituir una nueva característica en los entierros pertenecientes a
Chinchorro, aunque esta modalidad puede darse solamente en áreas más bien
periféricas.

e) La posición de las manos, es otra de las características observadas en los


entierros naturales sin momificación artificial. Las momias preparadas presentan
una posición bastante rígida y paralela al cuerpo, es decir que los miembros
superiores presentan una posición adjunta a los costados del cuerpo, sin
movimientos como se presentan en las momias naturales.

- 104 -
CAPITULO 6

CONCLUSIONES

Los entierros de la costa sur peruana presentan algunos indicadores muy


importantes observados en los entierros de Yara, con recurrencia en los entierros de los
sitios arqueológicos de Villa del Mar y Kilómetro 4, para ser considerados dentro de la
tradición funeraria Chinchorro prevista en la costa Norte de Chile. Cuatro son los aspectos
que merecen ser detallados y discutidos, especialmente con los que proceden de Yara.
En primer lugar, todos los entierros corresponden al tipo de las momias naturales;
los Entierros 2007-1 y 2 presentan una capa de arena adherida a la piel y a los huesos,
especialmente el área dorsal, que a primera impresión parecerían corresponder al tipo de
momias cubierto con barro, sin embargo la capa arenosa adherida de la fosa y la
sustancia marrón rojiza solidificada corresponde a la exudación del cuerpo, siendo éste un
proceso natural durante la descomposición del cadáver (Figura 62).
En segundo lugar, la importancia de la posición de las manos (Figuras 50a y b,
51 y 52); hay un cierto cuidado en enfatizar la posición recurrente de una de las manos
sobre la pelvis y la otra pegada al cuerpo. En algunos casos, ambas manos se ubican en
la pelvis y lo que se podría esperar es que por algún accidente haya caído al costado el
otro miembro, siendo originalmente la posición de todo entierro primario con las palmas
sobre el pubis. Con una mayor muestra de entierros primarios cabría esperar que la
posición de las manos tenga dos variaciones, por un lado ambas manos sobre la pelvis y

- 105 -
la segunda con cualquiera de las dos manos sobre la pelvis; contrario a las momias
artificiales que tienen las manos pegadas a los costados del cuerpo. Como se indicó
líneas arriba es necesario verificar si existe algún vínculo con el sexo y la edad del occiso.

Figura 62. Entierro 2007-1, detalle de la sustancia solidificada que podría corresponder
a la exudación natural del cuerpo, posteriormente adherido con arena.

El tercer indicador en los entierros de Yara, es el anillo de rocas alrededor del


cráneo, si bien ya fue advertido y descrito por Rasmussen (1998), el Entierro 2007-2 fue
ubicado con grandes bloques de piedra alrededor de la cabeza (Figuras 42a y b, 61); este
hecho parece responder a la importancia de la cabeza, porque allí se encuentran
expresadas el 90% de los sentidos esenciales con los que vive el hombre. Puede ser
también una respuesta a la observación de Guillén (1997:74) hecha sobre la ausencia de
cráneos en entierros de esta época.

- 106 -
En cuarto lugar, los entierros 2007-3, 4 y 5 tienen en ambos flancos cráneos
alineados (tres en el Sur y cuatro al Norte). Es posible, que la ausencia de cráneos en los
entierros imbricados 2007-3, 4 y 5 pueda estar representada en los flancos, sin embargo
el número de cráneos excede al de los cuerpos. Esta situación parece apoyar la
sugerencia de que los entierros de esta época usualmente estuvieron en la superficie, en
contexto común con las actividades domésticas del campamento y por tanto proclives a
sufrir daños no intencionados (como la remoción del cráneo o pérdida de algún hueso) por
parte del poblador o a los animales que merodeaban la zona después que el grupo haya
realizado su movimiento residencial.
Por tanto, hasta aquí se observa que las mínimas diferencias resultantes en los
entierros de Ilo con los de la costa Norte de Chile, podrían indicar tres posibilidades a
tomar en cuenta: a) Que la tradición funeraria Chinchorro tiene otros aspectos que aún no
fueron descritos para la zona nuclear (Arica); b) Que las diferencias resultantes indicarían
una presencia mínima de componentes Chinchorro en los entierros de la zona de Ilo; o c)
Que la zona de investigación, en el Sur del Perú, podría corresponder una suerte de un
espacio cultural temprano donde han confluido aspectos culturales de distintas tradiciones
funerarias (rasgos mortuorios Chinchorro y la tradición funeraria de los Andes Centrales)
logrando entierros con características mixtas.
Me inclino a pensar en la coherencia de la primera posibilidad. Los entierros de los
sitios arqueológicos de Yara, Villa del Mar y Kilómetro 4, fuera del ámbito nuclear de
Arica, presentan en gran medida un tratamiento a los entierros aunque sin la manipulación
completa de los cuerpos (momificación artificial); un porcentaje importante está dado por
cuerpos que fueron intervenidos después de la muerte (acumulación de huesos,
embarrilado, restauración de huesos perdidos, posibles máscaras); las modalidades de
cuerpos completamente momificados aún no fueron ubicados.
Además del ajuar funerario compuesto por esteras, posibles cobertores, un
faldellín y amplio uso de fibra vegetal otros materiales culturales como pigmentos, lienzas
y pieles, aunque en menor proporción y sin complejidad, están presentes en la costa
Norte de Ilo tan al igual que en el Norte de Chile. La similitud de estos materiales y la
respuesta frente a eventos de la misma proporción, incluyendo la muerte, esta dada por
las condiciones recurrentes del paisaje, el acceso a los mismos recursos y delimitado por
la movilidad de las poblaciones.
Los sitios arqueológicos Yara, Villa del Mar y Kilómetro 4 presentan contextos
mortuorios que están vinculadas a la Tradición Chinchorro. De los tres sitios

- 107 -
arqueológicos mencionados para la costa Sur del Perú, el más alejado es Yara (20 Km al
Norte del puerto de Ilo), motivo por el cual en esta investigación es designado como el
límite Norte de la extensión de los rasgos funerarios Chinchorro.
La ausencia de entierros con tratamiento post-mortem, como los estudiados en la
costa Norte de Chile, puede ser momentáneo en la zona de Ilo y quizás en el Sur de Perú,
debido a la falta de proyectos de investigación enfocados en el tema, recordemos que el
espacio ubicado entre el sur de Ilo y la frontera peruano-chilena aún no fue prospectado
minuciosamente, es un área de casi 200 km de extensión.

6.1 Línea de investigación a futuro


Para reforzar las conclusiones específicas de esta investigación es
necesario realizar análisis que apunten a la similitud de poblaciones entre el “centro” que
vendría a ser el contexto geográfico del Morro en Arica, con las poblaciones “periféricas”
reportadas en esta investigación, no solamente desde el aspecto cultural sino
principalmente génico. Una de las tareas puntuales a futuro son los análisis de gabinete
de todos los cuerpos recuperados durante la temporada 2007. Otra tarea de alta
importancia es el reconocimiento e inventario arqueológico de la gran extensión de playas
rocosas y arenosas comprendidas entre la línea fronteriza chileno-peruana y la
desembocadura de río Locumba, al norte de Tacna, un espacio que podría brindar nuevos
datos respecto al movimiento poblacional durante el Arcaico. Del mismo modo, es
necesario analizar el medioambiente de toda la faja costera que comprende la dispersión
de las características Chinchorro, especialmente las zonas que presentan flujo hídrico; la
hipótesis de Arriaza (2005) sobre el contenido arsénico de algunos manantes o ríos
permanentes podrían aportar datos sobre el inicio de la momificación artificial, puesto que
hasta el momento se han buscado respuestas sobre la complejidad funeraria Chinchorro
en base a datos que proceden del aspecto cultural y biológico, sin tomar en cuenta el
medioambiente.

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