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"Año de la lucha contra la corrupción e impunidad"

FACULTAD : DERECHO Y CIENCIAS POLITICAS

CURSO : DERECHO CONSTITUCIONAL ESPECIAL

TEMA : CAMBIO O REFORMA DE NUESTRA CONSTITUCIÓN

PROFESOR : DR. ASPAJO GUERRA MARCIAL

CICLO : IV

ALUMNO : RODRÍGUEZ MANDARÉ NELSON DANTE.

2019

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TEMA:

¿CAMBIO O REFORMA DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA PERUANA?

1.PROPUESTAS DE CAMBIO Y REFORMA CONSTITUCIONAL EN

DEBATE:

La propuesta de cambio sobre la reforma constitucional peruana, se halla actualmente en debate,

son las siguientes: Reformar la Constitución de 1993, retorno de la Constitución de 1979 y

elaboración de una nueva Constitución Política, para cuyo efecto habría que convocar a una

Asamblea o Congreso Constituyente.

Veamos cada una de las propuestas:

1.1. Reforma de la Carta Política de 1993:

Quienes manejan esta propuesta, afirman que es necesario terminar con la vieja tradición de

cambiar la Constitución cada quinde años y, en vez de estar dilapidando los dineros del erario

público con elecciones y referéndums constitucionales, tenemos que dedicarnos a forjar el

desarrollo nacional, tomando a la Constitución del 93 como el núcleo duro de nuestro bloque de

constitucionalidad. Si hiciese falta reformarla, habría que hacerlo en la medida y proporción que

fuese conveniente.

Por lo demás, esta Constitución se ha legitimado, dicen sus mentores, en virtud del referéndum del

31 de octubre de 1993, evento destinado a subsanar cualquier defecto que su procesamiento pudo

haber contenido.

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1.2. Retorno de la Carta Política de 1979:

Quienes piensan que la Constitución Política de 1993 es nula, ilegítima, irregular y espúmea,

plantean su inmediata sustitución por el texto constitucional de 1979, en la firme convicción de

ésta fue la mejor Carta Fundamental de América Latina. Señalan que, si hace falta reformas, debe

ponérsela en vigencia primero y luego pasar a reformarla en todo aquello que resulte necesario.

Resulta extraño que Valentín Paniagua, Alejandro Toledo y el mismo Alan García, no hayan

restituido esta Constitución, cuando el Art. 307 de la misma establece con claridad meridiana la

obligación de hacerlo una vez que se haya removido los factores que transitoriamente hubiesen

impedido su vigencia.

Creemos que esta es la posición más razonable y digna de ser tomada en cuenta con seriedad y

responsabilidad histórica nacional.

1.3. Elaborar una Nueva Constitución Política.

Una tercera posición se pronuncia por la inmediata convocatoria a un Congreso o Asamblea

Constituyente, órgano supremo que tendría la misión de dar al país un nuevo texto constitucional.

Está demás decir que discrepamos con este respetable planteamiento. Si el Perú estuviese a punto

de cambiar de forma de Estado y adoptar un nuevo régimen, por ejemplo, convertirse en

monarquía, en un Estado federal, en una República popular socialista, o algo así, tal vez si fuese

necesario cambiar de Constitución.

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Política; pero, si vamos a seguir con el sistema representativo de gobierno republicano, con los

lineamientos de una democracia formal y un sistema económico social de mercado, no hace falta

una nueva Carta Política.

Líneas arriba hemos dicho que nuestras constituciones, a partir de 1834, son copias de la

Constitución de 1828. Esta afirmación no la sostenemos por mero prurito intelectual. Basta

comparar el contenido de las dos últimas constituciones que hemos tenido, la de 1979 y 1993, para

darnos cuenta que cerca de un 80% del contenido de la Carta vigente hoy en día, es copia fiel y

exacta de su predecesora. Ese 20% diferencial pudo haberse introducido vía reforma

constitucional; pero Fujimori, presidente de facto a la sazón, necesitaba una Constitución con

nombre propio para salvar sus responsabilidades, y sin miramientos de ninguna naturaleza, impuso

a los peruanos la Constitución que hasta hoy nos rige.

1.4. Crear el Modelo Peruano de Democracia Directa.

De todo lo dicho hasta aquí, a modo de conclusiones, podemos sostener las siguientes:

a. El Perú necesita articular un proyecto nacional, con especificación clara de sus objetivos, metas,

estrategias y tácticas políticas, sociales, económicas y culturales para los próximos cien años.

b. Solo de esa manera podremos darnos exacta cuenta de lo que somos y prefigurar lo que debemos

ser en el futuro. Con ello elaboraremos un programa que nos precise lo que debemos hacer en cada

momento del quehacer nacional. Solo así sabremos qué tipo de Constitución necesitamos, qué

leyes nos hacen falta y qué gobernantes deberemos elegir.

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c.Sabiendo el derrotero del país, conoceremos el itinerario de los gobernantes, sabremos el tipo de

control que deberemos ejercer los ellos. De este modo la democracia no será una dádiva del

poderoso sino un requerimiento real y profundo del país.

d. Necesitamos crear una nueva cultura constitucional que garantice una efectiva supremacía de

nuestro texto jurídico fundamental. Las autoridades, las leyes y los hombres comunes y corrientes,

estarán sujetos a un solo mando, una sola estrategia, una sola dirección. La Constitución Política

será la biblia de la democracia, del sistema de gobierno republicano y del Estado de Derecho.

e. El Perú necesita un quiebre constitucional. Basta ya de hacer y deshacer constituciones. En tanto

se articula el proyecto nacional que necesitamos con urgencia, retomemos la Constitución de 1979

y reformémosla del modo más idóneo para resolver los problemas nacionales, irresolutos desde

hace casi dos siglos. Conquistemos, de una vez por todas, la democracia formal y demos el

definitivo paso a la democracia real. Será el mejor aporte de la presente generación a las que nos

sucederán mañana en este hermoso y rico suelo que se llama Perú.

Toda asamblea constituyente está fuera de la ley vigente. Lo estuvo la de 1993, incorporada en eso

que se llamó el Congreso Constituyente Democrático (CCD). Es típico de las dictaduras encargar

a sus congresos, a sus mayorías, a los estados de opinión que las sostienen, la fabricación de un

texto constitucional nuevo.

Para cambiar una tal constitución no se puede caer en el mismo juego. No podemos salir de una

constitución de origen ilegítimo planteando otra de origen igualmente ilegítimo.

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La legitimidad no se resuelve con el apoyo de la mayoría. La mayoría, cuando se aparta del derecho

y la legalidad, se hace tirana y abusiva.

Un prestigioso hombre de derecho dijo alguna vez que el pueblo, “como titular del poder

constituyente, se encuentra fuera y por encima de toda regulación constitucional”. Al poco tiempo,

ese célebre pensador se convirtió en el jurista más notable del régimen nazi.

Ni siquiera el pueblo debe estar por encima de la ley. Ni siquiera la mayoría debe detentar poderes

absolutos y sin límite. No debemos caer en la tentación de un poder constituyente “antes y por

encima de la Constitución”, como planteaba Carl Schmitt.

Para salir de una constitución de origen autocrático no se puede adoptar los métodos de la

autocracia. La asamblea constituyente no es una vía válida para la reparación del daño hecho al

orden constitucional en 1992 y 1993.

El Congreso es elegido para legislar y fiscalizar. No se le puede encargar un mandato mayor al

que le dan los votantes.

Una constitución se puede y debe cambiar punto por punto. No con un debate entre los

congresistas, sino con un debate nacional, amplio y prolongado. Es un procedimiento lento, pero

nos protege mejor de los estados de opinión momentáneos que suscitan las pasiones electorales.

El mandato debe ser específico y puntual, para que su cumplimiento pueda ser verificado. El

elector no encarga “hazme una constitución”, sino algo más parecido a “necesito un rango

constitucional para esta norma”.

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Para cambiar la Constitución hay que alejarse de las elecciones generales. Hay que alejarse del

poder constituyente concentrado. Hay que alejarse de la tentación de crear un nuevo orden a partir

de una mera elección presidencial.

BIBLIOGRAFIA:

ELOY ESPINOSA - SALDAÑA BARRERA

Profesor de Derecho Constitucional de la Pontificia

Universidad Católica del Perú, UNMSM y de la

Universidad Inca Garcilaso de la Vega

DERECHO & SOCIEDAD

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