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CICLO : IV
2019
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TEMA:
DEBATE:
elaboración de una nueva Constitución Política, para cuyo efecto habría que convocar a una
Quienes manejan esta propuesta, afirman que es necesario terminar con la vieja tradición de
cambiar la Constitución cada quinde años y, en vez de estar dilapidando los dineros del erario
desarrollo nacional, tomando a la Constitución del 93 como el núcleo duro de nuestro bloque de
constitucionalidad. Si hiciese falta reformarla, habría que hacerlo en la medida y proporción que
fuese conveniente.
Por lo demás, esta Constitución se ha legitimado, dicen sus mentores, en virtud del referéndum del
31 de octubre de 1993, evento destinado a subsanar cualquier defecto que su procesamiento pudo
haber contenido.
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1.2. Retorno de la Carta Política de 1979:
Quienes piensan que la Constitución Política de 1993 es nula, ilegítima, irregular y espúmea,
ésta fue la mejor Carta Fundamental de América Latina. Señalan que, si hace falta reformas, debe
ponérsela en vigencia primero y luego pasar a reformarla en todo aquello que resulte necesario.
Resulta extraño que Valentín Paniagua, Alejandro Toledo y el mismo Alan García, no hayan
restituido esta Constitución, cuando el Art. 307 de la misma establece con claridad meridiana la
obligación de hacerlo una vez que se haya removido los factores que transitoriamente hubiesen
impedido su vigencia.
Creemos que esta es la posición más razonable y digna de ser tomada en cuenta con seriedad y
Constituyente, órgano supremo que tendría la misión de dar al país un nuevo texto constitucional.
Está demás decir que discrepamos con este respetable planteamiento. Si el Perú estuviese a punto
monarquía, en un Estado federal, en una República popular socialista, o algo así, tal vez si fuese
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Política; pero, si vamos a seguir con el sistema representativo de gobierno republicano, con los
lineamientos de una democracia formal y un sistema económico social de mercado, no hace falta
Líneas arriba hemos dicho que nuestras constituciones, a partir de 1834, son copias de la
Constitución de 1828. Esta afirmación no la sostenemos por mero prurito intelectual. Basta
comparar el contenido de las dos últimas constituciones que hemos tenido, la de 1979 y 1993, para
darnos cuenta que cerca de un 80% del contenido de la Carta vigente hoy en día, es copia fiel y
exacta de su predecesora. Ese 20% diferencial pudo haberse introducido vía reforma
constitucional; pero Fujimori, presidente de facto a la sazón, necesitaba una Constitución con
nombre propio para salvar sus responsabilidades, y sin miramientos de ninguna naturaleza, impuso
De todo lo dicho hasta aquí, a modo de conclusiones, podemos sostener las siguientes:
a. El Perú necesita articular un proyecto nacional, con especificación clara de sus objetivos, metas,
estrategias y tácticas políticas, sociales, económicas y culturales para los próximos cien años.
b. Solo de esa manera podremos darnos exacta cuenta de lo que somos y prefigurar lo que debemos
ser en el futuro. Con ello elaboraremos un programa que nos precise lo que debemos hacer en cada
momento del quehacer nacional. Solo así sabremos qué tipo de Constitución necesitamos, qué
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c.Sabiendo el derrotero del país, conoceremos el itinerario de los gobernantes, sabremos el tipo de
control que deberemos ejercer los ellos. De este modo la democracia no será una dádiva del
d. Necesitamos crear una nueva cultura constitucional que garantice una efectiva supremacía de
nuestro texto jurídico fundamental. Las autoridades, las leyes y los hombres comunes y corrientes,
estarán sujetos a un solo mando, una sola estrategia, una sola dirección. La Constitución Política
será la biblia de la democracia, del sistema de gobierno republicano y del Estado de Derecho.
se articula el proyecto nacional que necesitamos con urgencia, retomemos la Constitución de 1979
y reformémosla del modo más idóneo para resolver los problemas nacionales, irresolutos desde
hace casi dos siglos. Conquistemos, de una vez por todas, la democracia formal y demos el
definitivo paso a la democracia real. Será el mejor aporte de la presente generación a las que nos
Toda asamblea constituyente está fuera de la ley vigente. Lo estuvo la de 1993, incorporada en eso
que se llamó el Congreso Constituyente Democrático (CCD). Es típico de las dictaduras encargar
a sus congresos, a sus mayorías, a los estados de opinión que las sostienen, la fabricación de un
Para cambiar una tal constitución no se puede caer en el mismo juego. No podemos salir de una
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La legitimidad no se resuelve con el apoyo de la mayoría. La mayoría, cuando se aparta del derecho
Un prestigioso hombre de derecho dijo alguna vez que el pueblo, “como titular del poder
constituyente, se encuentra fuera y por encima de toda regulación constitucional”. Al poco tiempo,
ese célebre pensador se convirtió en el jurista más notable del régimen nazi.
Ni siquiera el pueblo debe estar por encima de la ley. Ni siquiera la mayoría debe detentar poderes
absolutos y sin límite. No debemos caer en la tentación de un poder constituyente “antes y por
Para salir de una constitución de origen autocrático no se puede adoptar los métodos de la
autocracia. La asamblea constituyente no es una vía válida para la reparación del daño hecho al
Una constitución se puede y debe cambiar punto por punto. No con un debate entre los
congresistas, sino con un debate nacional, amplio y prolongado. Es un procedimiento lento, pero
nos protege mejor de los estados de opinión momentáneos que suscitan las pasiones electorales.
El mandato debe ser específico y puntual, para que su cumplimiento pueda ser verificado. El
elector no encarga “hazme una constitución”, sino algo más parecido a “necesito un rango
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Para cambiar la Constitución hay que alejarse de las elecciones generales. Hay que alejarse del
poder constituyente concentrado. Hay que alejarse de la tentación de crear un nuevo orden a partir
BIBLIOGRAFIA:
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