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ERRORES MAS FRECUENTES EN LA EVALUACION DE ESTRUCTURAS EN

ESTUDIOS DE PATOLOGIA

Ing. JOSE GABRIEL GOMEZ CORTES M.Sc.


Especialización en Patología de la Construcción
Instituto Eduardo Torroja - Madrid
Profesor Asociado - Facultad de Ingeniería
Universidad Nacional de Colombia.

El aumento en el número de patologías de construcción detectadas en nuestro medio ha


sido notorio. También han aumentado, desafortunadamente a menor ritmo, el
conocimiento sobre el tema y la disponibilidad de equipos para lograr un buen
diagnóstico. Se presenta en la evaluación de estructuras una serie de vacíos, acciones
equivocadas o errores que disminuyen la certeza o la calidad del diagnóstico y,
consecuentemente, el posterior tratamiento a realizar, llegando en ocasiones a hacerlo
totalmente errado. Las apreciaciones que siguen son, a juicio del autor y basado en la
experiencia directa, algunos de los puntos débiles o errores más frecuentes que se
presentan en la evaluación de patologías en construcción.

1. La pretensión del conocimiento universal

Si el campo de la construcción es multidisciplinario, lo es más aún el de la Patología de la


construcción. Debemos ser humildes y reconocer que nuestro conocimiento y nuestra
información son limitados, en ocasiones enormemente limitados.

Es más frecuente de lo que pudiera pensarse en principio, que el solicitante de un estudio


o concepto pretenda que con una sola visita, efectuada de forma rápida, de un solo
profesional, con muy pocos o ningún elemento de diagnóstico más allá de la simple
inspección visual, se llegue de manera inmediata y concluyente a reconocer la(s) causa(s)
del problema, su trascendencia y las acciones correctivas para subsanarlo. Pero eso solo
ocurre en las malas películas suedo-científicas o, desafortunadamente, con los
profesionales poco responsables. Un estudio patológico serio en general suele ser
demorado, de elevados costos, acarrea incomodidades y puede no llegar a ser
concluyente, por lo limitado del estado del conocimiento o de la información disponible.
Mirando en perspectiva la patología de estructuras, como el diseño y la construcción,
tiene tanto de ciencia como de arte; tiene mucho de técnica y de rigor científico, pero
también algo de inspiración y de toque personal.

La experiencia obtenida por el autor en la Facultad de Ingeniería de la Universidad


Nacional, institución a la que llega un considerable número de consultas de patología, le
lleva a afirmar que en un buen porcentaje de casos, que pueden superar el 50%, pueden

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ser atribuibles o tienen un elevado componente de aspectos geotécnicos. No obstante, la
tendencia es atribuir los síntomas presentados a problemas de comportamiento o diseño
de la estructura o de los materiales empleados, en buena medida porque hemos inculcado
en la gente la idea de que el agrietamiento o las deformaciones excesivas son atribuibles
únicamente a estos aspectos. La verdad es que un buen porcentaje de quienes actuamos
como “patólogos” tenemos muy limitados conocimientos sobre geotecnia. La práctica
usual en el Instituto de Ensayos e Investigación de la Facultad de Ingeniería, salvo que
previamente se conozca muy bien la etiología del problema, es efectuar siempre la
inspección visual original con un equipo donde participa un profesional del área de
estructuras y otro del área de geotecnia.

Pero no es la patología de construcciones un tema que involucre únicamente a


estructurales y geotecnistas. En un respetable porcentaje los problemas son debidos a
aparición o aceleración de fenómenos químicos imprevistos: corrosión de armaduras,
reactividad álcali-agregado, ataque de sulfatos, acción de ácidos, disminución del pH, etc.
Esto implica la presencia de profesionales con sólidos conocimientos en química; pero no
de cualquier química: de aquella relacionada con los procesos de corrosión, del proceso
de producción o hidratación del cemento, o de las reacciones que se dan o pueden darse
dentro de la masa del concreto armado. Sólo un químico conocedor de los
procedimientos usados en la construcción, incluso en el diseño, puede tener la perspectiva
necesaria para interactuar de manera eficiente con los otros profesionales del equipo, que
poseen un lenguaje y una actitud diferente, para llevar a feliz término un diagnóstico y
una intervención. En ocasiones puede ser requerido el concurso de ingenieros
metalúrgicos, mecánicos o electricistas o topógrafos o expertos en instrumentación de
precisión.

2. Deficiencia en los elementos de diagnóstico

En la mayoría de los casos, llegar a un diagnóstico concluyente sobre los problemas que
aquejan a una construcción, no es tarea fácil. Frecuentemente se presenta concurrencia de
factores, uno de los cuales probablemente desencadenó o evidenció el fenómeno (“la gota
que hace derramar el vaso”), pero existen otros detrás de él. No es tarea fácil reconocer
todos los síntomas que evidencian el problema, entre otra cosas porque el acceso a las
construcciones, generalmente ocupadas, es difícil y limitado.

2.1 Inspección visual

Uno de los elementos más valiosos en un diagnóstico patológico es la inspección visual.


En ocasiones, en nuestro medio, es el único elemento disponible. Desafortunadamente, no
siempre es realizada con el cuidado que ella amerita. Debe ser hecha a conciencia y sin
prisas, con planificación previa y en ocasiones con el concurso de otros elementos
involucrados en el problema. No obstante, debe tenerse cuidado de no sesgar la
inspección, centrándose en los aspectos o detalles en que insiste el usuario o el

2
constructor, pues ello puede llevar a apreciaciones equivocadas o incompletas. La
construcción debe ser examinada en su conjunto y no en forma puntual. No debe temerse
el tener que efectuar retiro de elementos que impidan el examen (v.g. pañetes) y
generalmente debe disponerse de un par de obreros que ejecuten las remociones
necesarias, así como de equipo que facilite la inspección: linternas o lámparas apropiadas,
escaleras, flexómetro o decámetro, navaja o destornillador, martillo percutor, cincel y
espátula, cámara fotográfica (de ser posible reflex), flash, película fotográfica
(preferiblemente diapositiva, que permite mejor detalle y luego puede ser transferida a
impresiones en papel). También es importante contar con rótulos de papel (del tipo post-
it) para referenciar claramente cada elemento y cada fotografía. De ser posible, debe
contarse con el respaldo de una cámara de video. Igualmente, deben efectuarse cuantas
visitas se consideren necesarias, sin aceptar ningún tipo de presiones. No es infrecuente
encontrar fotografías o informes de inspección visual incompletos o irrelevantes, que
informan muy poco sobre el problema presentado.

2.2 Agrietamientos:

Las principales evidencias de un mal comportamiento son los agrietamientos,


deformaciones o desplazamientos excesivos y las manchas. Pero algunos de ellos, en
especial los agrietamientos, no son fáciles de detectar, salvo en una fase muy adelantada
del problema. Se requiere un ojo especialmente entrenado para buscar esos
agrietamientos en los sitios donde pueden aparecer y que sean realmente indicio de un
fenómeno preocupante. La mayoría de la gente, porque humanamente es así, solo ve la
grieta espectacular. Al patólogo solo le interesa ésta en segunda instancia; para el es más
importante la grieta tímida, la escondida, la que apenas se esboza, pues en general ella si
es un indicio valioso de lo que está ocurriendo. Además, las grietas deben ser examinadas
en detalle, estableciendo en forma inequívoca cual es su trayectoria, espesor, progresión
y, de ser posible, su profundidad.

Con mucha frecuencia, en construcciones de concreto, suelen ser clasificadas como


estructurales grietas que solamente se presentan en el mortero de pañete o en el concreto
de recubrimiento, cuando la realidad es que no llegan realmente a afectar al concreto del
núcleo del elemento. Olvidamos que los dos materiales involucrados, mortero y concreto,
presentan diferentes módulos de elasticidad y, consecuentemente, diferentes respuestas
ante una misma solicitación, resultando mas “escandaloso” el recubrimiento por su menor
poder de deformabilidad. No son pocos los casos, en especial después de un sismo, que
se ha ordenado desocupar y aún dejar fuera de servicio una edificación simplemente
porque el encargado de la inspección visual inicial, en ocasiones la única acción realizada,
diagnosticó daño severo basándose en las fisuras del pañete o el recubrimiento, sin
tomarse el trabajo de indagar si realmente alcanzaban al núcleo del elemento estructural y
este último caso, si realmente atravesaban todo el elemento.

Establecer las causa de un agrietamiento resulta fácil a nivel de tablero o de publicación,


pero no lo es tanto a nivel de obra. Recordemos que pueden coexistir diferentes causas de
malos comportamientos y ello puede implicar que una grieta puede apartarse del aspecto

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o la trayectoria clásica descrita en el libro. Somos proclives a calificar cualquier
agrietamiento regularmente espaciado como ‘grieta de retracción”, en parte porque es
muy cómodo y hay buenas posibilidades de acertar, cuando en la realidad existen varios
factores que pueden desencadenar este tipo de agrietamiento. Casi nunca sabemos con
certeza donde está ubicada la armadura de refuerzo y asociada a su posición y la forma de
haber colocado y curado el concreto existe un buen número de posibles agrietamientos.
Solo conocemos la forma y dirección de las grietas “clásicas”, (como si estas pudieran ser
pedidas “a la carta”), pero desconocemos las características de aquellas que pueden darse
por combinación de fenómenos. En la excelente obra “Patología de estructuras de
hormigón armado y pretensado”(Ref. 1) el profesor Calavera muestra un “Atlas de
fisuras” donde clasifica ! 39 grupos de fisuras! para un total de 147 tipos de fisuras, cada
una de ellas con sus características y posibles causas.

2.3 Equipo de diagnóstico

Existen en el mercado modernos equipos para colaborar en el diagnóstico de patologías:


medidores de intensidad de corrosión de armaduras, equipos de eco-impacto para
detección de hormigueros y discontinuidades en el hormigón, ensayos químicos in-situ
para detectar la presencia y cuantía de cloruros en la masa de hormigón o la del gel
producido por el fenómeno de reactividad álcali-agregado, sondas magnéticas para
detectar posición y estimar espesor de recubrimiento de las armaduras, artefactos
mecánicos para registrar continuamente magnitud y dirección de desplazamientos y
agrietamientos, evaluadores de permeabilidad superficial del concreto, etc. Pero la verdad
es que en nuestro medio, por lo menos de la información disponible por el autor, es
escasa su disponibilidad, tanto en entidades privadas como en instituciones universitarias.
Aquí se da claramente el círculo vicioso: no se solicitan ensayos porque no existe el
equipo, y no existe el equipo porque es muy baja su demanda.

Cuales son, entonces, los elementos de inspección empleados en muchas de nuestras


evaluaciones?:

• El “ojímetro”: Solamente examinamos en forma visual, a veces en forma apresurada,


las pocas partes de la estructura que son fácilmente accesibles. Ya ha sido
mencionado: el ojo humano, por muy entrenado y exhaustivo que sea, solo puede
detectar los signos más notorios y estos generalmente se presentan cuando el proceso
de deterioro está muy avanzado.

Un ejemplo clásico de esta situación es el examen de puentes. A pesar de esfuerzos,


recomendaciones y buenas intenciones, la mayoría de nuestros puentes solo son
examinados de forma exhaustiva en las cercanías de los estribos en la parte inferior y en
toda la parte superior del tablero. Pero ocurre que en una buena cantidad de casos las
fallas o síntomas patológicos se presentan en la parte inferior de la zona central,
precisamente aquella donde se tiene menos acceso. Debemos tomar ejemplo de países
vecinos, que disponen también de limitados recursos, y que no obstante cuentan con

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apropiados equipos de inspección, algunas veces hechos o adaptados en el país. En el
peor de los casos, el examinador debe ir provisto de unos binoculares de buena calidad,
con suficiente poder de acercamiento, para poder detectar por lo menos las evidencias
mas notorias.

• La “dermatología estructural”: Solo examinamos la parte superficial de la estructura,


en primer lugar porque resulta mas cómodo (!y barato!) y en segundo lugar por lo
inaccesible, dificultoso o antiestético que resulta hacer unos sondeos para efectuar una
inspección más profunda. Solamente que olvidamos, o queremos olvidar, una cosa:
que no existe una exacta correlación entre el aspecto superficial del concreto y su
estado interno; no siempre un mal aspecto del concreto superficial implica una mala
calidad generalizada y, en contraposición, un buen aspecto superficial no es garantía
de buena calidad interna. Con que frecuencia se encuentra profesionales “racistas” que
descabezan un hormigón o un elemento simplemente porque no les gusta el aspecto de
su piel. Un profesional experimentado sabe que hay que desconfiar tanto de una
epidermis de mal aspecto como de una de excesivo buen aspecto. Probablemente el
único caso donde esta prevención puede ser válida es en el caso de ataque de
sustancias agresivas provenientes del medio externo, pero aún en estos casos el
aspecto superficial no guarda estrecha correlación con el deterioro interno.

• La “percusión”: Puesto que no contamos con una adecuada disponibilidad de equipos


de detección de vacíos o discontinuidades (eco-impacto) o de posición de armadura de
refuerzo (sonda magnética), tenemos que hechar mano de la percusión, es decir, ir
dando golpes suaves, a semejanza de los médicos generales, confiando en la habilidad
de nuestros oídos para distinguir cambios en la intensidad del sonido para detectar
sobre los morteros de pañete donde existe un soporte de concreto, o de mampostería,
o un vacío. Hemos visto, con frecuencia, conceptos de “peritos” que califican como
“grieta estructural” aquella que se presentó únicamente en el pañete de recubrimiento
o, más irresponsable aún, como grieta típica de falla por compresión en columna al
agrietamiento producido después de un sismo en el límite entre una columna y un
ducto de tuberías, perfectamente disimulado manteniendo la geometría de las
columnas adyacentes, afirmación que hubiese podido ser fácilmente desmentida si se
hubiese tomado el trabajo de emplear la percusión para detectar el cambio de sonido
entre las dos zonas.

• La “telemetría”: No solamente insistimos en examinar a larga distancia las


estructuras, sino que llegamos al atrevimiento de intentar cuantificar fenómenos (v.g.
longitud y espesor de grietas o magnitud de deflexiones). Una cosa es establecer
órdenes de magnitud y otra pretender fijar con exactitud dimensiones, con
simplemente una inspección visual y a larga distancia.

Otra cosa son los modernos equipos de diagnóstico. Entre ellos podemos citar:

El eco-impacto, que es un equipo que permite detectar vacíos y discontinuidades dentro


de la masa del hormigón y básicamente consiste en crear un microsismo y detectar el

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tiempo de viaje de distintas ondas (dilatación, distorsión y Rayleigh) contrastando el
realmente obtenido con el que se esperaría en un hormigón sano. Un pulso de esfuerzo
transitorio es introducido en un punto de la superficie de un elemento. Este pulso viaja
como unas ondas de dilatación (P), de distorsión o corte (S) y a lo largo de la superficie
como una onda Rayleigh (Ver Fig. 1). Las ondas P y S se propagan dentro del elemento a
lo largo de frentes de onda esféricos y son reflejados por defectos internos (v.g. grietas o
vacíos) o por los límites externos. Un transductor de desplazamiento situado cerca del
punto de impacto, es usado para monitorear los desplazamientos superficiales causados
por la llegada de las ondas reflejadas.

Fluorescencia de rayos X, para determinar concentración de elementos químicos (opción


válida cuando no es posible o es difícil practicar ensayos químicos) o difracción de rayos
X para identificar y cuantificar presencia de materiales cristalinos.

Microscopía óptica y electrónica, que suministran información valiosa no sólo sobre la


presencia y tipo de sustancias, sino también sobre patrones de agrietamiento y sobre
porosidad del material. Puesto que la microscopía óptica utiliza luz y la electrónica usa
electrones, las dos suministran diferente tipo de información. La óptica debe ser usada
parea identificar y cuantificar fases minerales, mientras que la electrónica debe ser usada
para cuantificar e identificar elementos químicos. Es posible examinar la misma sección
delgada por ambos métodos para obtener imágenes a la misma escala, con el fin de
establecer comparaciones (Ref. 2)

Técnicas de termoanálisis, para detectar cambios en las propiedades físicas y mecánicas


de los materiales durante procesos de calentamiento. Básicamente existen tres técnicas:
a) Análisis térmico diferencial DTA (Differential thermal analysis): determina las
diferencias de temperatura entre el material de una muestra en estudio y una muestra
de referencia, inerte, cuando ambas son calentadas.
b) Calorimetría diferencial por barrido DSC (Differential sacanning calorimetry): registra
la cantidad total de calor necesaria para establecer una diferencia de temperatura entre
el material de muestra y el material de referencia, cuando los dos materiales son
calentados o enfriados a una tasa idéntica.
c) Análisis termogravimétrico TGA (Thermogravimetric analysis): registra la pérdida de
masa de un material en función del tiempo y la temperatura; cuando la muestra es
calentada, los valores de temperatura .vs. volatilización son determinados en forma
cuantitativa. Esta técnica puede ser usada para estimar el enlace químico del agua con
el cemento, valor que a su vez puede ser usado para determinar el contenido de
cemento en una muestra de concreto endurecido.

Medidores de tasa de corrosión: (Tipo Gecor); Determinan la tasa de corrosión del acero
embebido en el cemento, por medio de técnicas de polarización lineal o de resistencia de
polarización. El equipo aplica una pequeña cantidad de corriente a la barra de refuerzo y
mide el cambio de potencial en media celda.

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3. Ausencia de normativa para inspección y diagnóstico de problemas en construcción

Por tratarse de una disciplina relativamente nueva, no han sido desarrollados o adaptados
en nuestro medio normas o recomendaciones para definir claramente como debe ser
abordado un estudio de patología, y cual debe ser el contenido mínimo de los informes
sobre el tema. Probablemente el documento más conocido en nuestro medio, por no decir
el único, sea el documento del ACI 364-1 R “Guía para evaluación de estructuras de
concreto reforzado previa a su rehabilitación”(Guide for evaluation of concrete structures
prior to rehabilitation), del cual existe una traducción nacional. Como se menciona en su
introducción, el documento tiene como propósito: “suministrar una fuente de información
sobre la evaluación de estructuras de concreto (excepto aquellas sujetas a efectos
sísmicos) previa a su rehabilitación. Esto tiene particular importancia puesto que existe
una diferencia sustancial entre la complejidad del diseño de la rehabilitación, comparado
con el diseño de una estructura nueva. La evaluación de tipos especiales de estructuras
tales como puentes, presas y túneles se considera fuera del alcance de este reporte”. El
documento presenta una completa enumeración de los pasos a seguir y los items que debe
contener los respectivos informes, en el estudio de una caso de patología de estructuras
de concreto. En el anexo A se presenta el contenido del índice del citado documento.

A manera de sugerencia, el autor presenta también un listado de los pasos que considera
se deben seguir en el estudio de un problema de patología, aclarando que no todos ellos
son obligatorios, dependiendo de la especificidad de cada caso. Ellos son:

1. Descripción del problema: Síntomas, época de aparición, periodicidad, descripción del


entorno de la construcción, posibles factores coadyudantes, información disponible.

2. Inspección ocular inicial: Fecha de realización, participantes, tipo y alcance de la


inspección, elementos empleados, aspectos relevantes encontrados. Eventualmente,
diagnóstico preliminar.

3. Evaluación preliminar (Diferente a la inspección ocular, en especial porque se emplea


información y elementos de diagnóstico más amplios): documentación obtenida (!y su
confiabilidad!), geometría de las anomalías mas destacables y los elementos
comprometidos. Adopción de pasos a seguir. Eventualmente formulación de
recomendaciones para adopción de medidas preventivas inmediatas. Resultados
obtenidos. Clasificación de anomalías o problemas.

4. Evaluación In-situ y de laboratorio detalladas: Técnicas empleadas. Confiabilidad de


las técnicas. Descripción y calibración de equipos. Criterios para escogencia del tipo
de ensayos y localización y número mínimo de muestras. Remociones exploratorias.

5. Análisis de información escrita (incluyendo planos), del diseño y la construcción:


Fuente, confiabilidad, resultados relevantes, alejamiento de especificaciones o buena
práctica profesional.

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6. Resultados obtenidos. En lo posible resumirlos en forma de gráficas totales y gráficas
comparativas. Los resultados detallados obtenidos en cada item deben ir en
documento anexo. Tablas, fotos.

7. Diagnóstico: causa(s) del problema, certeramente establecidas o potencialmente


identificadas.

8. Acciones a realizar para eliminar o minimizar el(los) problema(s). Prioridad y


ponderación de efectividad de las mismos.

9. Acciones a desarrollar para el control de la reparación, en caso de ser esta necesaria, y


del seguimiento del comportamiento de la reparación en particular y de la construcción
en general.

10. Cronograma de ejecución sugerido

11. Análisis de costos

4. Variabilidad de los resultados

Con frecuencia se olvida que la ingeniería, como cualquier actividad humana, es


probabilística y no determinística. Existe la tendencia a creer que cualquier ensayo de
laboratorio, o cualquier medición en el sitio, arroja resultados únicos y exactos. La
verdad es que cualquier cuantificación simplemente da un orden de ideas, más o menos
afinado, de la magnitud del parámetro, con una cierta tolerancia. Como es natural, la
variabilidad de resultados es menor en condiciones de laboratorio que en condiciones de
obra, pero de todas maneras siempre está presente.

Por su mismo proceso de producción y la cantidad de variables que lo pueden afectar, el


hormigón es un material que presenta una alta dispersión de resultados. Un buen sistema
de control de calidad siempre cuidará los procesos de producción y vigilará que tanto los
promedios como las dispersiones estén dentro de los límites establecidos.

Dos ejemplos, de investigaciones llevadas a cabo en el Departamento de Civil de la


Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional, servirán para ilustrar un poco el
cuidado con que deben ser tomados los resultados de ensayos de laboratorio, o bien por
la misma variabilidad del procedimiento de ensayo (repetibilidad) o de los laboratorios
que lo ejecutan (reproducibilidad).

En el primer caso, se examinó que tan certero era el ensayo para determinar el contenido
de cemento en concreto endurecido, determinación que es solicitada con relativa
frecuencia en estudios de patología de construcción, en especial para verificar el
cumplimiento de las especificaciones. Básicamente, el ensayo mide la diferencia de pesos
en una muestra calcinada de concreto, antes y después de ser sometida a la acción de

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ácido clorhídrico, el cual se supone actúa sobre el cemento, destruyéndolo. Se fijó el tipo
de agregados, variándose la marca de cemento y la relación agua-cemento empleadas. A
edades superiores a los 60 días se determinó el contenido de cemento, contrastándose
con el contenido real, que era un dato conocido. Los resultados obtenidos por
Bustamante y Wilches ( Ref 3) , que se presentan en la figura número 2, muestra una
diferencia hasta del 25% entre el contenido de cemento real y el obtenido mediante el
ensayo.

En el segundo caso, se examinó la variabilidad de resultados de resistencia a compresión


en cilindros estandarizados, para hormigones de relaciones A/C de 0.55 y 0.35, sometidos
a dos ambientes diferentes de curado (aire y agua) (Ref. 4). Se obtuvo la colaboración de
nueve (9) laboratorios así: 3 universidades, 2 premezcladores, 2 institucionales y 2
privados. Las edades de ensayo fueron 7, 14 y 28 días, siendo fundidos todos los
cilindros de una misma resistencia y ambiente de curado el mismo día y también
transportados a la misma edad y por el mismo conductor y vehículo. En otras palabras,
los aspectos que podían variar eran: dentro de una misma forma de curado la
temperatura del mismo, tipo de material de refrentado y forma de ejecución del ensayo.

Los resultados se muestran en las figuras números 3 y 4, y resultan sorprendentes y


preocupantes, pues revelan una muy alta dispersión de los valores reportados por los
diferentes laboratorios. Esas dispersiones son mayores para relación A/C de 0.35 que
para la de 0.55. Para la de 0.35 se llegan a presentar rangos de resultados del orden de 22
Mpa., tanto curados en agua como en aire. En otras palabras, mientras un laboratorio
obtiene para una clase de concreto, a 14 días, un valor de 48.4 Mpa, otro obtiene 26.0
Mpa, es decir una diferencia del 46% o de 224 Kg/cm2. Aún descartando los dos valores
mas bajos, el rango oscila entre 48.4 Mpa y 42.04 MPa, es decir una diferencia del 13% o
de 63.6 Kg/cm2, diferencia que puede ser considerada significativa. Para A/C de 0.55 y
curado en agua, ensayo a 28 días, se reportan resultados entre 28.5 Mpa y 18.6 Mpa, es
decir un rango de 9.9 Mpa, o sea una diferencia del 35% o de 99 Kg/cm2. También aquí,
descartando lo dos valores mas bajos obtenidos se tiene un rango de 3.3 MPa (28.5 y
25.2 MPa), es decir una diferencia del 8.8% o de 33 Kg/Cm2, diferencia que es menos
notable que para el caso de A/C 0.35.

En conclusión, se reafirma el hecho de que cualquier resultado, tanto de campo como de


laboratorio, no puede ser asumido como una verdad absoluta y debe ser analizado con
criterio y en forma muy cuidadosa. No se trata de “satanizar” los resultados de los
ensayos de laboratorio, se trata de que sean analizados en su justa perspectiva y valor.

Un factor adicional que interviene en el caso de estudios patológicos es la frecuente


escasa disponibilidad de resultados, en parte por la dificultad de la toma de muestras y en
una muy buena parte por la presión de algunos de los actores del proceso constructivo,
que continúan con la mentalidad de que un estudio de esta índole debe ser barato y
rápido. Un profesional responsable, al igual que en otros campos de la construcción ,
nunca deberá dejarse presionar para disminuir costos, pues en patología, como en casi
cualquier actividad, “lo barato sale caro”. Un caso típico es el de extracción y ensayo de

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núcleos: su confiabilidad es mucho mayor que la de cualquier ensayo de evaluación de
resistencia a compresión In-Situ, pero la dificultad de su extracción, el daño que le puede
ocasionar al elemento ( por lo menos estético) y su costo, hace que la tendencia sea a
presionar su no empleo o un número bajo de extracciones. Es bueno recordar que la
NSR-98 y demás normas que le antecedieron es clara en establecer que por cada valor de
resistencia especificada que no se cumpla, se deben extraer y ensayar tres núcleos y no
admite diferencias de mas de 25% entre el resultado más bajo y el especificado. El autor
recomienda que cualquier determinación de resistencia, en obras de cierta importancia,
necesariamente y salvo motivos de fuerza mayor, debe conllevar la extracción de núcleos,
en una cantidad acorde con el tamaños y la importancia de la obra evaluada, pero nunca
en un número menor de seis (6) y en lo posible combinar con otro sistema de evaluación
de menor dificultad de ejecución y mayor cobertura, (v.g. velocidad de ultrasonido o
índices esclerométrico). En general, se encuentran dispersiones de resultados mayores a
las obtenidas en los ensayos de los cilindros estandarizados.

Bibliografía

1. Calavera Ruiz, José. “Patología de estructuras de hormigón armado y pretensado”.


Instituto técnico de materiales y construcciones. INTEMAC. Madrid, 1996

2. Detwiler, Rachel, et al. “Engineering and science in structural forensic work”.


Proceedings of the second congress Forensic Engineering”. American Society of Civil
Engineers, ASCE. San Juan, Puerto Rico. Mayo 2000

3. Bustamente Adriana, Wilches Nicolai. “confiabilidad del ensayo de contenido de


cemento en concreto endurecido”. Tesis de grado. Departamento de Ingeniería Civil.
Facultad de Ingeniería. Universidad Nacional. Junio del 2000.

4. Calderón, Efraín. “Variabilidad de resultados de resistencia a compresión en concreto


entre diferentes laboratorios” Tesis de especialización en estructuras. Departamento de
Civil. Facultad de Ingeniería. Universidad Nacional. En ejecución

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Anexo A
Evaluación de estructuras de concreto reforzado previa a su rehabilitación

Indice

1. Introducción
1.1 Generalidades
1.2 Definiciones

2. Investigación preliminar
2.1 Introducción
2.2 Alcance y metodología
2.3 Resultados
2.3.1 Verificación de la capacidad estructural
2.3.2 Factibilidad del proyecto
2.3.3 Problemas estructurales
2.3.4 Requisitos de reforzamiento
2.3.5 Necesidad de estudios posteriores

3. Investigación detallada
3.1 Introducción
3.2 Documentación
3.3 Observaciones de campo y verificación
3.4 Muestreo y ensayo de los materiales
3.5 Evaluación
3.6 Reporte final

4. Documentación
4.1 Introducción
4.2 Información del diseño
4.2.1 Estructuras
4.2.2 Monumentos y estructuras con valor histórico
4.3. Información sobre los materiales
4.4 Información sobre la construcción
4.5 Información sobre la vida de servicio d el estructura
4.6 Comunicaciones

5. Observaciones de campo y verificación


5.1 Introducción
5.2 Preparación y planeación
5.3 Verificación en campo d ella construcción real
5.3.1 Geometría y materiales estructurales
5.3.2 Cargas y medio ambiente
5.3.2.1 Cargas muertas

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5.3.2.2 Cargas impuestas
5.3.2.3 Cargas en bodegas de almacenamiento
5.3.2.4 Cargas debidas a equipos y maquinarias
5.4 Valoración de la condición actual de la estructura
5.5 Condiciones de inseguridad y peligro potencial

6. Muestreo y material de ensayo


6.1 Introducción
6.2 Determinación de los requerimientos de ensayo
6.3 Ensayos y evaluación
6.3.1 Procedimientos de evaluación del concreto
6.3.2 Procedimientos de evaluación del acero de refuerzo
6.4 Métodos de evaluación no destructivos
6.5 Técnicas de muestreo
6.5.1 Concreto
6.5.1.1 Toma de núcleos
6.5.1.2 Muestreo aleatorio sobre un concreto agrietado
6.5.1.3 Acero de refuerzo

7. Evaluación
7.1 Introducción
7.2 Geometría y dimensiones de las secciones
7.3 Evaluación de los materiales
7.4 Evaluación estructural
7.5 Evaluación de las alternativas de rehabilitación
7.6 Evaluación de costos

8. Reporte final
8.1 Introducción
8.2 Objetivos y alcances de la evaluación
8.3 Descripción de la estructura existente y documentación del problema
8.4 Inspección preliminar y de las condiciones de servicio
8.5 Muestreo y ensayo de materiales
8.6 Análisis y evaluación de resultados
8.7 Conclusiones y recomendaciones
8.7.1 Plan de acción
8.7.2 Estimativo de los costos
8.7.3 Programación
8.7.4 Factibilidad y restricciones

9. Referencias recomendadas
Información del ACI
Normas de la ASTM
Otras normas

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Anexo B
Figuras
Figura 1.a.
Método del Eco-impacto: Tipos de ondas generadas

Figura 1.b.
Método del Eco-impacto: Voltaje. vs. Tiempo.

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Figura 1.c.
Método del Eco-impacto: Amplitud. vs. Frecuencia.

Figura 1.d.
Método del Eco-impacto: Forma de la Onda durante una prueba

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Figura 2.
Contenido de cemento en concreto endurecido.

22.00

20.00

18.00

16.00

14.00
%DE CEMENTO

12.00

10.00

8.00

6.00

4.00

2.00

0.00
0.50 0.55 0.56 0.60 0.65
RELACIÓN A/C

REAL BOYACÁ CPR DIAMANTE CAIRO HERCULES

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Figura 3.
Variación de resistencia a compresión entre diferentes laboratorios.
A/C 0.55. Esfuerzo Nominal 20.6 Mpa.

16
Figura 4.
Variación de resistencia a compresión entre diferentes laboratorios.
A/C 0.35. Esfuerzo Nominal 34.3 Mpa.

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