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Aa. Cc. Pp.
La militancia ha sido objeto de estudio en las ciencias sociales en la Argentina al menos en los
últimos treinta años, aunque puede observarse un crecimiento de las investigaciones en simultáneo
al proceso que se abre después de la crisis de 2001, con la progresiva revalorización de la palabra
política y un incremento de la participación en espacios y sectores diversos. Consideramos que una
de las características salientes de esta etapa es el resurgimiento del peronismo como espacio
legítimo de militancia.
Parte de una investigación mayor en la que nos interrogamos acerca del modo en que se configura la
tradición peronista en las identidades de los militantes de nuestro tiempo, este escrito se enmarca en
la búsqueda por enfoques teóricos novedosos para el estudio de la militancia. Con este fin nos
centramos en la producción de los símbolos a partir de los cuales quienes militan nombran lo común
a la vez que orientan sus luchas políticas, que analizaremos retomando algunos conceptos centrales
del enfoque antropológico de Víctor Turner.
La información acerca de los casos seleccionadas fue obtenida mediante entrevistas y observación
etnográfica en movilizaciones de organizaciones militantes peronistas en el conurbano sur.
Palabras Clave: Militancia. Símbolos. Peronismo. Cultura política. Estructura. Communitas.
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MÉTODO 1: ENFOQUE GENERAL. QUÉ ORGAS, EN DÓNDE Y POR QUÉ. QUÉ MOVILIZACIÓN (y XQ).
Estudiamos La Cámpora y Peronismo Militante, organizaciones militantes del conurbano sur,
particularmente de los distritos de Almirante Brown, Avellaneda, Lomas de Zamora y Lanús , aunque
realizamos la observación en una marcha que tiene lugar junto al resto de los distritos en los que
tienen presencia estas organizaciones y que es una marcha que tiene lugar en la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires.
Es a partir de entonces que el 24 de marzo comienza a adquirir mayor relevancia y masividad, al
mismo tiempo que adquiere una mayor importancia en la agenda política. Si bien previo al 2006 se
realizaba la movilización, el impulso que le da el gobierno logra gestar en las organizaciones
militantes peronistas, una tradición que tendrá una continuidad ahora de más de 10 años, en donde
este feriado se torna en una de las fechas de mayor despliegue político en la calle; es decir, se
ritualiza. La impronta que le otorgan los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández a las
políticas de Memoria se expresan en este ritual. Por ello la lucha por los derechos humanos se
constituye como una de las principales banderas que levanta el movimiento kirchnerista, tanto
dirigentes como militantes.
Todas las conclusiones que se desarrollan en este escrito se derivan de información recolectada en
el marco de esta movilización. Ahora bien, es preciso aclarar que los aprendizajes no surgen de una
única observación, puesto que la misma no hubiera podido ser así de productiva si no estuviese
informada por un conjunto mucho más vasto de observaciones realizadas a lo largo de los últimos
años. Nuestro escrito explicita un recorte, pero no por ello niega la influencia que tiene en los
investigadores el recorrido que los mismos han realizado para convertirse en lo que CDEFG llama
“observadores informados”.
A su vez, las observaciones realizadas en la movilización del 24 de marzo de 2019 se hicieron en la
totalidad de la organización, ya que por la propia dinámica que tienen estos espacios, no es preciso
distinguir específicamente dónde se encuentran los y las militantes de los distritos seleccionados. Si
bien nos enfocamos en observar a aquellos que portaban banderas de Lomas de Zamora, Lanús o
Avellaneda, también decidimos tomar nota de los símbolos encontrados a lo largo de la columna, que
al mismo tiempo, nos era relevante para poder comprender la totalidad orgánica de las dos
organizaciones observadas.
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METODOLOGÍA 2: CÓMO HICIMOS LA OBS. ETNOGRÁFICA.
No se trata de verificar la aplicabilidad de la teoría, sino de ver la realidad a través de la teoría,
considerando que cada enfoque teórico va a tender a resaltar algunos aspectos del fenómeno
estudiado y a desestimar otros. A la vez, es central que tengamos siempre abierta la puerta a
cuestionar la teoría a partir de lo que observamos, cosa que realizaremos —y que será observable
hacia el final de este escrito— al introducir modificaciones en los conceptos de Turner de modo tal
que los mismos sean útiles para nuestros fines como investigadores. Este uso de la teoría es similar
al de quien se compra un traje, sabiendo que el mismo es de su talle, su gusto y que servirá para sus
fines, pero no sin antes haber pasado por un sastre que ajuste detalles que volverían incómodo su
uso en los contextos para los cuales este traje ha sido adquirido.
Habiendo explicitado estas cuestiones generales, es preciso que dediquemos un momento a dar a
conocer el modo en que realizamos la observación, principal modo de recolección de información en
torno a la producción simbólica de las organizaciones militantes.
La información fue recabada el día 24 de marzo de 2019 entre las nueve de la mañana y las cinco de
la tarde en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el trayecto de 25 kilómetros que separa la ex
Escuela de Mecánica de la Armada con la Plaza de Mayo.
Para ello, en primera instancia nos posicionamos por fuera de las columnas observando su
estructura completa, abarcando a todos los distritos. Esto nos ayudó a entender cómo los distritos
particulares se insertaban e interactuaban dentro de ese todo. Por otro lado observamos la
composición de los militantes de los distritos, observando la composición de género y edad. Para
recopilar información más detallada ingresamos a las columnas y caminamos algunos tramos con
los militantes, observando los símbolos que desde fuera no podían ser apreciados. En simultáneo,
realizamos un registro audiovisual y fotográfico de la observación.
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TEORÍA A: CONCEPTOS PARA EL ESTUDIO DE LO SIMBÓLICO.
Proponemos como punto de partida la distinción de Godelier (2014) entre lo imaginario y lo
simbólico. Lo imaginario es pensamiento y representaciones de todo tipo —científicas, religiosas, ,
literarias, etc.— acerca del mundo; este es un mundo ideal pero no por ello menos real, aunque
“compuesto por realidades mentales (imágenes, ideas, juicios, razonamiento, intenciones) que
llamaremos globalmente realidades ideales“ (p.41). Así, en este enfoque no hay una distinción tajante
entre lo imaginario y lo real, sino que el primero es parte del segundo, y una parte que no puede
desestimarse, que no es accesoria sino constitutiva del mismo. Por su parte, lo simbólico es definido
por Godelier como “el conjunto de medios y procesos a través de los cuales las realidades ideales se
encarnan, a la vez en realidades materiales y prácticas que les confieren un modo de existencia
concreta, visible, social” (p.41). Este escrito se concentra en lo simbólico, lo que requiere que
ahondemos en la forma en la que comprendemos los símbolos.
Nuestra comprensión de los símbolos toma elementos presentes en las conceptualizaciones de
Geertz (2003), Godelier (2014), Turner (1980) y Leach (1978). Para este último, una cultura se expresa
en elementos que incorporan y condensan información estructurada y codificada, elementos que
siempre funcionan dentro de un contexto y forman un sistema. Uno de estos elementos son los
símbolos, por los que Leach entiende una imagen sensorial a partir de la cual A representa a B por
asociación arbitraria. Ahora bien, este último adjetivo requiere de algunas aclaraciones.
Tomemos por caso la estrella federal (img. 1), un símbolo presente tanto en la militancia peronista de
nuestro tiempo como en organizaciones sindicales y, más atrás en la historia argentina, adoptada por
la guerrilla peronista (img. 2) y, más atrás incluso, por el bando federal en el siglo XIX. Dicha estrella,
como todo símbolo, combina un elemento material —la representación de una flor americana cuyo
nombre científico es Euphorbia Pulcherrima (img. 3)— con un conjunto de ideas. Este conjunto de
ideas podría mencionarse, de manera muy sucinta, como la reafirmación de un modelo de país
basado en la defensa de la soberanía frente a las potencias mundiales, el proyecto de
industrialización y el proteccionismo como ejes de la política económica, así como la resistencia al
centralismo porteño en manos de las montoneras federales del siglo XIX. Además, dicho símbolo fue
utilizado por la guerrilla peronista en los años sesenta y setenta, por lo que su uso puede también ser
leído como una reivindicación de la organización popular.
Como puede observarse, dependiendo de la lectura que se realice, esta asociación entre elementos
materiales e ideas podrá resultar más o menos arbitraria. Este símbolo puede funcionar también
metonímicamente (al pie: figura retórica mediante la cual se efectúa la representación del todo por
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medio de una parte), ingresando a quien la porta en una corriente de representaciones y prácticas
políticas que es tan extensa como la Argentina misma. Es decir que sin ser necesaria, la asociación
por la cual algo se representa en un símbolo está enmarcada y delimitada por la historia de sus usos
y la memoria que en torno a ellos se ha construido entre quienes están destinado a portarlos y a
observarlos.
Entonces, los símbolos son asociaciones arbitrarias, pero como toda creación cultural, nunca son
creaciones ex nihilo, sino que el trabajo de su creación siempre se realiza con recursos disponibles en
la cultura de la que emerge, es imposible que no estén signados en parte por un conjunto de
sedimentos que enmarcan la identidad de quien crea o adopta el símbolo en cuestión. En este caso,
la adopción de la estrella federal como símbolo de una organización militante, cargará con el
conjunto de interpretaciones y usos que se han realizado de este símbolo a lo largo de la historia; y
esto sucede haya sido o no conscientemente aceptado por sus integrantes, porque son sentidos que
funcionan más allá de su voluntad, que son públicos.
Hay tres elementos más que resultan de importancia para pensar los símbolos, que consideramos
vale la pena al menos mencionar antes de avanzar. En primer lugar, que están orientados hacia la
acción, su producción está siempre asociada a un conjunto de modos de ser y actuar que son
coherentes con el grupo que los porta. Ahora, esto no necesariamente implica la existencia de una
uniformidad de acción al interior del conjunto —como veremos más adelante al hablar de estructura y
antiestructura.
El tercer y último elemento que caracteriza a los símbolos es que dicha condensación de valores
centrales genera que las interacciones en torno a los mismos provoque deseos y sentimientos y no
solo cogniciones y representaciones intelectualmente discutibles. Para decirlo de otro modo, las
representaciones intelectuales de los significados de los símbolos no implican el abandono de
deseos y sentimientos que los mismos provocan en los miembros del conjunto que los elige como
expresión de su identidad. Sin embargo, no debe deducirse de esto que un símbolo es una simple
traducción que refleje una operación cognitiva, en donde entonces residiría su “verdad”; los símbolos
son medios de canalizar tanto cogniciones como emociones, y no solo de canalizarlos sino también
de provocarlos.
Ahora bien, los símbolos no existen en sí mismos, ni existen solo como abstracciones, sino que
siempre se presentan efectuándose materialmente en el mundo. Podemos ver un símbolo en una
bandera, en una publicación en una red social, en la voz de quien los nombra (o los canta). Los
símbolos son siempre echados a rodar, siempre implica una pragmática.
Cada vez que alguien utiliza un símbolo lo pone en acto, y esta es una acción que impacta en dicho
símbolo; no hay un simple uso que sea neutro y que por lo tanto deje a este símbolo intacto. Dicha
acción de poner un símbolo en movimiento implica una estrategización de dicho símbolo. Como
afirma Turner (1974):
Las criaturas vivientes, conscientes, emocionales y volitivas los emplean [a los símbolos] no
solo para dar orden al universo que habitan, sino también para creativamente hacer uso del
desorden, tanto para sobreponerse o para reducirlo en casos particulares y así cuestionar
5
principios axiomáticos previos que se han vuelto un grillete para la comprensión y la
manipulación de las cosas del presente. (55)
Entonces el soporte material, el contexto y el sujeto que realiza la acción son tres elementos de alta
importancia a la hora de analizar la dimensión de lo simbólico en el marco de un conjunto social
determinado.
Uno de los momentos en los que los símbolos aparecen con más intensidad, volviéndose
particularmente visible esta acción de ponerlos en acto, es en los rituales. Al hablar de un ritual nos
referimos, con Turner (1980), a una conducta colectiva prescrita y codificada, relacionada con la
puesta en acto de valores considerados centrales por un conjunto determinado, que a su vez se
expresan mediante símbolos1.
1
Esta manera de comprender el ritual toma la definición de Turner como punto de partida, pero se
diferencia en gran parte de ella. La definición a la que nos referimos es la siguiente: “conducta formal
prescrita en ocasiones no dominadas por la rutina tecnológica, y relacionada con la creencia en seres
o fuerzas místicas” (Turner 1980, p.21).
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TEORÍA B: CONCEPTOS DE ESTRUCTURA Y ANTIESTRUCTURA (communitas).
Una de las intenciones de este escrito es presentar un enfoque que escape de tanto una mirada
burocrática como de una una estrictamente comunitarista de las organizaciones militantes, creemos
que el desarrollo teórico de Turner resulta valioso para ese fin2.
Dijimos ya que interpretamos la movilización política de estas organizaciones como un ritual. No
obstante, antes de avanzar es preciso que aquí nos distingamos —junto con Turner— de una mirada
según la cual todo conjunto social puede definirse como una totalidad creada, con un conjunto de
posiciones asignadas y reglas conscientemente aceptadas e internalizadas que estructuran los
movimientos de los sujetos atados al conjunto, el que adjudica sanciones a quienes osan
desobedecer. Hasta aquí estamos dentro de la esfera del estructuralismo clásico.
Adscribimos a esta definición, pero no sin agregar —y aquí reside la diferencia— que dichas
posiciones y reglas no dan cuenta de todo lo que sucede, sino que existe un conjunto de
posibilidades de acción en las que los sujetos pueden tensionar, transgredir e incluso abolir estas
posiciones y estas reglas. Nos referimos a estrategias de los sujetos mediantes las que la estructura
se “oxigena” modificándose o incluso se derrumba; esta es siempre una posibilidad abierta. Uno de
los modos de salir de la mirada estructuralista es mostrar que la estructura se encuentra siempre en
tensión con una antiestructura (o communitas).
Turner afirma que “cualquier tipo de vida social coherente, organizada, resultaría imposible sin la
suposición de que ciertos valores y normas tienen carácter axiomático y son obligatorios para todos”
(Turner 1980, p.44). Habiendo dicho esto, también afirma que el carácter axiomático de los valores y
normas no se produce sin la permanente presencia de conflictos en torno a su significado y su uso3.
Extrapolando un concepto de Bataille (2003), la estructura es homogénea, es decir cuantificable,
funcional, orientada a la utilidad mediante la diferenciación jerárquica, el encadenamiento de
voluntades. Por todo esto, la estructura es pasible de ser cognitivamente aprehendida.
Por el contrario, la antiestructura se opone a esta organización jerárquica. Mantiene un vacío
diferencial, genera relaciones horizontales, tiende a la indiferenciación y por ende atenta contra la
jerarquía. En la antiestructura no se enfatiza en el pasado ni en el futuro, sino en la inmediatez. Su
principal fundamento está en la existencia presente, en la situación vivida entre dos personas (y no
entre funciones o cargos). Asimismo, esta vivencia se apoya sobre la afectividad, en el que se trata
de estar-con o estar-junto-a y no estar-sobre o estar-debajo; es la experiencia de estar con personas
en tanto que personas, con un nombre y una identidad única. Es por esto mismo que la antiestructura
2
Antes de presentar la cuestión, es preciso explicitar que nuestra lectura de sus conceptos no busca
ser un retrato exacto, pues la palabra de Turner no es nuestro objeto de estudio sino nuestra
herramienta, sino que se enfatizan los elementos que resultan particularmente valiosos para enfocar
nuestro objeto de estudio.
3
Para un análisis más detallado de los encuentros y desencuentros entre su enfoque y uno
estructuralista, ver Deflem (1991).
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no puede ser plenamente intelectualmente aprehendida, sino que debe ser experimentada (nota sobre
la experiencia y la dificultad de escribir sobre ella).
En tanto que espacio “abierto”, la communitas es lugar de surgimiento de símbolos y rituales, sobre
todo en referencia a la posibilidad de producir reclasificaciones de la realidad en base a la experiencia
vivida en común. La antiestructura es un tiempo-lugar de creación de lazos afectivos, en este sentido,
aunque sea productiva en otros sentidos, desde la óptica de la utilidad la antiestructura será
inoperante e implicará un inadecuado gasto de energías. Volviendo a Bataille, en la antiestructura se
manifiesta la heterogeneidad, es decir todo aquello inasimilable por la racionalidad técnica, aquello
que debe mantenerse a raya dado que constituye una amenaza para la homogeneidad.
Pero no solo eso, sino también de germinación de alteridades que pueden impactar en
modificaciones de la estructura; la antiestructura es un reservorio o refugio de una pluralidad de
símbolos y valores que pueden influir en la estructura, convirtiéndose en valores mainstream, por lo
que no hay estructura que pueda sobrevivir en el tiempo si sofoca los procesos de la communitas que
se producen en su seno.
Ahora bien, es preciso no poner una carga moral en ninguno de estos dos polos. Anteriormente
dijimos que entre estructura y antiestructura existe una relación compleja, con lo que queremos
significar que no puede existir una sin la otra, pero a la vez que el crecimiento de una amenaza a la
otra. La estructura dota al conjunto de estabilidad y continuidad en el tiempo, hace posible el
encadenamiento de voluntades en línea con objetivos comunes, permite una cierta independencia de
las personas individuales; ahora bien, también puede conducir a una osificación que impida la
adaptación del conjunto a los cambios en el ambiente en el que existe. La communitas revitaliza la
estructura, previene su esclerosis, impulsa la vitalidad del conjunto; ahora bien, siempre constituye
una amenaza a las diferenciaciones jerárquicas, las cadenas de mando que requiere la estructura.
Esto es particularmente visible cuando la estructura es opresiva, en la que la communitas se
radicaliza, impugnando cualquier valor que provenga de una autoridad.
En menos palabras, entre estructura y antiestructura siempre habrá tensiones, están en una lucha
constante y productiva. Estas tensiones no pueden ser suprimidas porque es a partir de ellas que se
producen dos resultados necesarios para la reproducción de cualquier conjunto social: estabilidad y
movimiento adaptativo.
Ahora, es de importancia aclarar que la antiestructura no es un mero reverso complementario de la
estructura, sino “la liberación de las capacidades cognitivas, afectivas, volitivas, creativas, etc. de las
limitantes normativas” (Turner 1974, p.75). Dicha liberación, como toda apertura de la creatividad
humana que dote de laxitud a las normas que aseguran la reproducción de las posiciones dentro de
un conjunto social, implica aspectos ciertamente positivos (y necesarios) para la estructura, pero
también implica riesgos.
Para finalizar este apartado, Turner propone, a modo ilustrativo, que pensemos en la rueda de una
carreta, en la que la rueda propiamente dicha es la estructura, siendo el hueco en el centro la
antiestructura. Nosotros agregamos las palabras del poeta Roberto Juarroz (2012), quien afirma que
“Además de cultivar la tierra y la memoria, es preciso cultivar el vacío” (p.262).
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PRODUCCIÓN SIMBÓLICA DE LAS MILITANCIAS COMO EXPRESIÓN DE LA TENSIÓN ENTRE
ESTRUCTURA Y ANTIESTRUCTURA
El ritual es, como mencionamos en el apartado anterior, el momento en el que se ponen en acto los
símbolos que nombran lo común mediante un modo de actuar preestablecido, implica una recreación
simbólica de las narrativas que sostiene la organización (Durkheim, 1996). Este es uno de los
sentidos que tiene la realización de una marcha de este tipo, que se encuentra dentro del calendario
anual y en la que la presencia de todos los que forman parte de la organización es de carácter
obligatorio. Más allá del evidente objetivo de tener un impacto sobre la coyuntura política, este gran
esfuerzo de movilizar recursos para una adecuada puesta en acto de símbolos centrales tiene como
uno de sus efectos dotar de cohesión al grupo mediante la actualización de los principios
fundamentales que lo sostienen identitariamente4. La palabra actualización es utilizada en un sentido
muy preciso, es decir como puesta en acto, como realización, uso que nos distancia de una idea
representacional o expresiva del ritual, insistiendo una vez más en el hecho de que la acción ritual y la
creencia que se hace efectiva en él son dos instancias de una misma cosa, abandonamos así toda
búsqueda de preeminencia de una sobre la otra (Bellah, 2005).
Ahora sí, avanzando hacia los conceptos de Turner, diremos que, en primer lugar, ver a las
organizaciones como estructura implica mostrarlas como dotadas de un esqueleto institucional, un
organigrama, en el que se expresa una organización funcional dotada de cadenas de mando objetivas
y delimitadas. Asimismo, aparecen como un modo de organización de recursos orientados a fines
conscientes, como una red de unidades básicas5 asentados en territorios estratégicos. En concreto,
las organizaciones militantes peronistas tienden a estar organizadas verticalmente con una mesa de
conducción nacional y luego se divide en provincias y distritos. A su vez, se dan subdivisiones de
acuerdo al ámbito de intervención o las temáticas, conformando frentes y secretarías según el caso.
Por ejemplo, cada organización cuenta con frentes estudiantiles, secundarios, terciarios y
universitarios y secretarías como géneros y diversidad, logística y comunicación. Cada uno de estos
espacios es conducido por responsables políticos que a su vez responden a otros responsables
hasta llegar a la conducción nacional.
4
De hecho, en Las formas elementales de la vida religiosa (2007) Durkheim argumenta que la eficacia
física de los ritos es secundaria respecto de su función positiva, a saber, que mantener la consciencia
colectiva revitalizando las creencias a partir de las cuales se liga al individuo al colectivo (p.353). Por
este tema puede consultarse la excelente biografía de Lukes (1984) así como el artículo de Bellah
(2005).
5
“Unidades básicas” es el nombre que reciben los espacios de encuentro ubicados territorialmente
por parte del movimiento peronista.
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Por el contrario, ver a las organizaciones desde el lente de la antiestructura nos llevará a enfatizar en
las organizaciones como un espacio en el que sus miembros se relacionan entre sí de manera
personal y afectiva, lo cual se da sobre todo en actividades realizadas por fuera de la organización, o
en paralelo a las mismas, que no tienen un fin determinado de antemano sino que constituye una
iniciativa exclusivamente personal, sin que ello sea de utilidad premeditada para el conjunto. Muchas
veces el rol de “compañeros” es traspasado, dándose entre los mismos relaciones de amistad o
amor. Desde luego, si enfatizamos en la estructura aquellos que mantienen una relación personal en
el seno de una organización deben priorizar los intereses de la segunda por sobre los de la primera,
ocurriendo lo opuesto si ponemos el eje de la mirada en la antiestructura. A la hora de analizar la
antiestructura debemos tener presente que la militancia es comprendida por muchos de sus
militantes como una forma de vida, una manera de actuar en todos los ámbitos, es por ello que
muchas veces los vínculos más fuertes de las personas que militan se dan hacia adentro de la
organización. Este tipo de trayectorias implica la transgresión de los roles jerárquicos o un desarrollo
interpersonal que se desarrolla en paralelo a las jerarquías aunque en el seno de la organización por
tener como protagonistas a dos miembros de la misma.
Habiendo establecido brevemente la diferencia entre ambas dimensiones, pasemos a pensar
puntualmente en el modo en el que estas se expresan en la dimensión simbólica.
Dijimos previamente que los símbolos no son meramente exhibidos (displayed) sino más bien
puestos en funcionamiento (performed), y que uno de los modos en los que esto sucede es en la
realización de rituales, siendo uno de los principales rituales de las organizaciones militantes las
movilizaciones. Finalmente, también dijimos que la antiestructura constituye un espacio que, al
amparo de las regulaciones y nominaciones de la estructura, resulta fértil para la experimentación e
innovación en torno a la producción de símbolos, rituales e interpretaciones acerca de la realidad.
Si visualizamos a la marcha del 24 de marzo desde una óptica global, uno de los primeros símbolos
de los que podremos dar cuenta, sin realizar una división particular de las organizaciones en cuestión,
fue el punto de partida de la marcha- la ex ESMA- y el orden que tomaron las diferentes
organizaciones en la columna total. Se puede observar que partir de aquel lugar histórico fue una
decisión política tomada por las organizaciones con un objetivo puntual: recordar qué fue ese lugar y
reasignarle un significado nuevo, de lucha contra los que utilizaron el establecimiento para cometer
terrorismo de Estado. Por otro lado, el orden fue el siguiente: La Cámpora, Nuevo Encuentro, Unidos y
Organizados, PCCE, Descamisados y Peronismo Militante.
En la columna de Peronismo Militante se observa un gran cantidad de banderas flameadoras, que
tenían una dimensión aproximada de un metro veinte por un metro, montadas sobre una caña. Estas
son de carácter homogéneo, la tela es bicolor, con dos franjas verticales una de las cuales es celeste
y la otra blanca. En la parte superior de las mismas se identifica la identidad territorial de quienes las
portan, en el centro se ve la estrella federal con las letras PV6 en el centro. Debajo de la estrella se lee
6
Las letras PV, en donde la P aparece encima aunque casi adentro de la V es una resignificación de
un símbolo antiperonista en el que el lugar de la P era ocupado por una cruz y significaba Cristo
Vence. Una aparición clave del símbolo católico es en los aviones que llevaron adelante los
bombardeos de plaza de mayo previos al golpe. Este símbolo es resignificado por la resistencia
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el nombre de la organización. Asimismo, hay estandartes de gran dimensión —aproximadamente diez
metros de largo por 3 metros de alto— que están montados sobre cuatro cañas de seis metros de
alto y requieren de al menos seis militantes para poder llevarlas. Estos son elaborados con una tela
bicolor, con dos franjas horizontales, una celeste y una blanca. En la misma se observa la estrella
federal con la imagen PV, en el centro el nombre de la organización y en el otro margen el escudo
peronista. (Img 4)
Imagen 4
Asimismo, la columna de Peronismo Militante tuvo en su cabecera una bandera de ocho metros de
largo por un metro de alto que fue sostenida por quienes encabezan la marcha —el lugar ocupado,
aunque no exclusivamente, por las autoridades de la organización. Esta es de color negro y llevó
como leyenda en letras blancas la frase “No nos han vencido”. La categoría nativa para nombrar esta
bandera, cuya importancia es mayúscula, es “trapo de arrastre”. Inmediatamente a continuación se
obervaron cuatro pancartas de cuatro metros de altura por un metro y medio de ancho, con las caras
de Néstor Kirchner, Juan Domingo Perón, Eva Perón y Cristina Fernández respectivamente. Cada una
de estas se montó sobre dos tacuaras de seis metros de altura y fueron llevadas en alto por dos
militantes. (Img. 5).
peronista posterior al golpe de estado que derrocó a Perón en 1955 y puede leerse como “Perón
Vuelve”, “Viva Perón” e incluso “Perón Vence” (Salas 1994).
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Imagen 5
En torno a este punto es interesante notar que prácticamente la totalidad de quienes llevaron
adelante esta movilización tuvieron a su cargo una bandera, no había militantes que estuvieran allí
presentes sin estar realizando alguna acción, más allá de su mera presencia, que los haga parte del
ritual colectivo.
En referencia puntual a La Cámpora, pudimos observar que la mayoría de los militantes portaban
banderas que si bien no eran homogéneas, en su gran mayoría eran blancas, con el logo de la
organización, el cual consta de una bandera argentina y una “V” debajo de la “P” de Cámpora, un
facsímil del logo utilizado en la campaña electoral de Héctor Cámpora en 1973. Sobre el margen
inferior derecho, se leía el distrito, barrio o comuna a la que pertenecían. Los colores que
predominaban eran el celeste y el blanco, y en menor medida el azul y el amarillo. (Imagen 3). Los
símbolos que se observaron mayormente en las banderas fueron los rostros de Cristina Fernández;
Néstor Kirchner; Juan Domingo Perón y Eva Duarte.
A su vez también se pudo observar banderas en las que, en menor medida, junto al sello de la
organización se encotraban representaciones y fotos de Arturo Jauretche, Rodolfo Walsh, Héctor
Cámpora, el Che Guevara, el escudo del PJ, próceres como Juan Manuel de Rosas y José de San
Martín. Asimismo se observaron flores de No Me Olvides, dedos en V, el número “10” como aparece
en la camiseta de Diego Armando Maradona de los años ochenta (imagen 4), la cara del Indio Solari y
una ilustración del disco Oktubre de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, la estrella federal, el sol
de Unidad Ciudadana, la bandera de la diversidad, la bandera de Argentina, la imagen del Eternauta
con el rostro de Néstor Kirchner (el “Nestornauta”), y las Islas Malvinas.
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En algunas banderas de arrastre se podían leer las consignas: “No nos han vencido”; “DDHH = Pan,
Paz y Trabajo”; “El agua, la luz y el gas son DDHH”; “Viniste a proponernos un sueño, te juro que
mañana volveremos a soñar”; “El amor vence al odio; la memoria hace a la Patria”. Cabe destacar
que todas las consignas se escriben respetando la tipografía oficial de la organización, Badaboom
BB.
Imagen 3 Imagen 4
Las remeras e indumentaria en general, presentaban en su mayoría el logo de La Cámpora en el
frente y una leyenda por detrás. Los colores predominantes eran blanco, azul y negro. Las imágenes y
frases respondían la misma tipografía y colores que las banderas. (Imágenes 5-7) Se puede distinguir
en una de ellas, el sentido feminista del símbolo de la estrella federal violeta (si bien algo modificado,
constando en esta ocasión de 6 puntas en vez de 8) y en sus puntas los rostros de diversas mujeres
de la política argentina y latinoamericana: Juana Azurduy, Eva Duarte, Alicia Moreau de Justo, Estela
De Carlotto, Milagro Sala, Hebe de Bonafini y en el centro de la misma: Cristina Fernández de
Kirchner. La misma representa el Frente de Mujeres e Igualdad de Género de la Juventud Peronista.
A diferencia de Peronismo Militante, no todas las remeras son idénticas, sino que se muestran una
variedad —incluso en el mismo distrito— de indumentaria, aunque todas siguiendo una misma
estética. Se deduce por este motivo que la estructura de La Cámpora es más laxa, dejando un espacio
mayor de libertad para decidir los símbolos a portar.
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Imágenes 5, 6 y 7.
Las canciones son propuestas por un militante cualquiera —no determinado de antemano— y luego
se repiten en un movimiento de intensidad ascendente hasta que se alcanza un clímax, seguido de
algunas repeticiones de menor intensidad hasta que tácitamente se comprende que es el final de esa
canción y se sigue a la próxima. No hay un director de la banda, sino que el movimiento musical
depende del modo en el que se produzca la interacción.
En estos cantos, los militantes no sólo llevan adelante una construcción identitaria nombrando a
quienes consideran sus modelos y a aquellos respecto de los cuales se diferencian. También realizan
una promesa de lealtad hacia sus banderas y sus líderes, así como de los sentimientos de amor,
admiración o respeto que tienen por estos últimos. Asimismo, hablan de su capacidad de resistir a la
adversidad —el aguante— y se identifican con la tradición militante peronista de la Juventud Peronista
a lo largo de su historia, desde los años cincuenta hasta los noventas.
Este lugar de la columna es el eje de la efervescencia, en el que se concentran los más entusiastas,
quienes cantan con mayor volúmen y bailan al ritmo de murga. DESARROLLAR BIEN ESTO.
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DESCRIPCIÓN DENSA. Asimismo, en su puesta en acto vemos toda una ostentación de lo plebeyo
(estética murguera, bombo, poesía —léxico).
La noción de communitas nos permite ver en las canciones no sólo como una reafirmación de lo
colectivo y de los valores centrales que lo estructuran, sino también la irrupción de nuevos sentidos
que ponen en tensión a la estructura, incluso que, usando una categoría nativa de la cultura política
argentina, la “corren por izquierda”.
Por otra parte, también se observaron otros símbolos, diferenciados de los demás por el hecho de ser
iniciativas individuales, no decididas orgánicamente. Dos de ellos están claramente asociados al
motivo de la movilización, estos son: algunas pancartas y camisetas con el pañuelo de plaza de mayo
(símbolo de la Asociación Madres de Plaza de Mayo), así como fotos de desaparecidos impresas y
llevadas en el pecho y en pancartas. El tercer elemento que vale la pena mencionar es el pañuelo
verde —símbolo de la lucha por la legalización del aborto— anudado a mochilas, muñecas y cuellos
de una importante cantidad de mujeres militantes. Finalmente, también se observaron algunos
escudos del PJ en banderas y bombos.
¿En qué se distingue la communitas de la mera camaradería o compañerismo? Ver creative and
recreative effervescence en Olaveson. Una implica la introducción de símbolos, puesta en acto de
valores. La otra es mero sentimentalismo (sin por eso no ser importante). Acá se puede mechar lo de
LFEVR en donde habla de la dimensión estética y entretenimiento de las religiones.
Pensar en los términos “encuadrarse” y “ordenarse” que usan. suelto, satélite, inorgánico
OJO! No quedarnos con los símbolos como si fuesen un fin en sí mismos, sino con el hecho de que
los mismos expresan dos fases de la militancia, una vertical y otra horizontal, que se articulan entre
sí, generando tensiones y por ende movimiento.
En última instancia también podemos distinguir la utilización de determinados valores que son
acentuados en las consignas como el amor, la alegría, la esperanza, frente a una otredad que es
definida por el odio; a su vez se pudieron observar las convicciones que determinan a los militantes a
realizar su tarea: una de las remeras destacaba la lucha previa de los militantes de otras épocas
como legado, que los actuales debían retomar y continuar, mientras otra hablaba también del deber
marcado por lo “popular” y la convicción política, donde se observa la decisión autónoma del
militante a realizar su tarea. En relación a esto se puede distinguir la remera de un militante de unos
50 años aproximadamente que decía: “el peronismo será kirchnerista o no será”, entendiendo la
continuidad del peronismo en el kirchnerismo.
1. A pesar de las bombas, de los fusilamientos, los compañeros muertos, los desaparecidos... No nos
han vencido.
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2. Ya de bebé en mi casa había una foto de Perón en la cocina. Ahora de grande Unidos y organizados
junto a Néstor y Cristina… Yo voy a seguir la doctrina peronista porque ya no tengo dudas, yo voy a
seguir la bandera de Evita de la cuna hasta la tumba. Soy peroncho siempre, nunca me voy a olvidar:
cuando bajaste los cuadros todo empezó a cambiar. Dijimos no al ALCA, también al FMI, a todos los
gorilas, al monopolio de Clarín… (Video 3)
3. Somos los pibes que bancamos a Cristina por la Patria venimos a militar, soldado soy del general y
este proyecto vamo’ a bancar. Ya van a ver, vamo’ a volver, está llegando la JP. Porque sigo la
bandera, la de Néstor y Cristina, como dijo Maradona que la chupen los gorilas.
4. No pasa nada si todos los traidores se van con Massa, siempre te sigo, somos los soldados del
pingüino… Vamos transformando la Argentina, Unidos y Organizados, junto a Néstor y Cristina. Los
pibes siempre vamos al frente, pensamos diferente, la Patria no se vende. (Video 2)
5. A volver vamos a volver.
6. Andate Macri la puta que te parió
7. Abran paso, llegó la JP, de Cristina, de Chávez, de Fidel. Te llevamos Eva en el corazón, acá
estamos los soldados de Perón.
8. Un martes de marzo ya se demostró que el pueblo argentino es de Eva y Perón. Saliste a la plaza
con olla y sartén… te fuiste corriendo con la JP.
9. Néstor mi buen amigo, esta campaña volveremo’ a estar contigo. Militaremos de sol a sol, somos
los pibes, los soldados de Perón…
En cuanto a las canciones escuchadas se pudo destacar que las letras más repetidas y con una
mayor efervescencia a la hora de su entonación fueron la número 1 y la número 4.
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Imagen 22
En los paraguas observamos: a CFK, NK, JDP, ED, San Martín, Rosas, a Ernesto “Che” Guevara, a
Milagro Sala combinado con la leyenda “Libertad a lxs presxs políticxs”.
También era destacable la cantidad de intervenciones artísticas que se observaban con respecto a la
fecha donde se marchaba. Con respecto a esto, también vimos pancartas e iniciativas individuales de
los militantes. Por ejemplo, un señor de aproximadamente 60 años portando un cartel donde se leía “
La puta oligarquía fue cómplice de la dictadura de 1976/83. Hoy gobiernan sus hijos y nietos”.
(imagen 23). Otros pequeños carteles donde se lee “juicio y castigo” con la imagen de un gorra militar
tachada. (imagen 24). Pancartas con rostros de desaparecidos en la dictadura (imagen 25).
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Imagen 23.
Imagen 24
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Imagen 25
Lo que pudimos observar a lo largo de toda la columna es que si bien la organización mantiene una
estructura con respecto a la disposición de sus militantes en regional y distritos, contenidos por la
Secretaría de Organización, no sucede lo mismo con los símbolos. Se ve un alto grado de
heterogeneidad en las banderas, remeras, bombos, carteles y accesorios en general. Es destacable
también que esto ocurre debido a la masividad de la organización, teniendo por ejemplo cada distrito
su propia banda de percusión y entonando cánticos diversos al mismo tiempo.
Más allá de eso también pudimos ver momentos en los que la unidad de toda la columna fue una
realidad efectiva. Esto sucedió en un tramo del recorrido donde todas las organizaciones deben pasar
por debajo de un puente, lo cual provoca que el sonido se amplifique y se pueda fotografiar a la
columna desde arriba de tal puente mostrando al total de la misma, es decir otorgando dimensiones
del armado. De aquí podemos extraer dos conclusiones. La primera es que en el momento que se
ingresa debajo del puente la efervescencia en los cánticos se vuelve mayor y toda la organización se
aúna en una sola canción que dice: “Néstor, mi buen amigo, esta campaña volveremos a estar
contigo, militaremos de sol a sol, somos los pibes, los soldados de Perón. No me importa lo que
digan los gorilas de Clarín, vamos todos con Cristina a liberar el país”. Es por ello que es necesario
analizar el contenido de la canción que la organización elige para ese importante momento. Allí se
resaltan las figuras de Néstor y Cristina, a las cuales los millitantes dicen acompañar con las frases
“volveremos a estar contigo” y “vamos todos con”, respectivamente. Por otro lado también se
destaca a Perón y a los militantes como sus “soldados”, lo que implica un significado de lucha. En
tercera instancia observamos la referencia que se realiza de la otredad cuando se canta “No me
importa lo que digan los gorilas de Clarín”, observando que aquel es el enemigo en esa lucha.
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Algo a destacar de esta marcha en particular es que debido a sus consignas y lo que la fecha
representa, es una movilización de carácter masivo. Es por ello que se adhieren a las columnas de las
organizaciones personas que no se encuentran orgánicamente encuadradas. A su vez los militantes
aprovechan esta oportunidad para invitar a aquellos y acercarlos a la organización compartiendo
dicha marcha.
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Canciones Abran paso, llegó la jp...
1. Del pingüino, de Chávez, de fidel!
Jefa esta es la banda que a vos te sigue,
La que se planta y a Néstor Kirchner como Te llevamos Eva en el corazón...
bandera lo va a llevar... Acá estamos los soldados de perón!
Somo los que trajimos a Perón de vuelta, 4.
Los que peleamos en los 90' toda la vida Peronista hasta la muerte, por mandato
vamos a dar... popular!
Esta es la banda del pm... Esta es es la banda
Aunque no quiera la oligarquía, ver a Cristina que va al frente!
todos los días! Peronista hasta la muerte, por mandato
Aunque no quieran los vende patria, soberana popular!
de las malvinas...
Y no me importan los gorilas, de la sociedad
Siempre bancándote, me van a encontrar, rural...
Siempre bancándote me van a encontrar! Si nos paran por la soja, se la vamos a
quemar!
2.
La jp nació en los barrios, 5.
luchando contra la represión... Por Eva Duarte y por Juan Perón
Por Néstor y por Cristina
Haciendo huelga, No perdonamos a los traidores
Metiendo caño que endeudan a la argentina
Dando la vida por Juan Perón! No perdonamos a los traidores
del pueblo trabajador
3.
Asimismo, una canción que aparece es la Marcha Peronista, al final de la cual agregan las siguientes
estrofas:
Los gorilas pisotearon
la patria con su traición
y en tu juventud guerrera
no hay olvido ni perdón
Perón Perón, Tu juventud
Te jura eterna lealtad
Y en esta guerra solo tu
Eres bandera, patria y luz
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CONCLUSIONES
En esta sección resumimos las conclusiones. Todo lo que digamos aquí ya debería estar dicho
(quizás de modo menos explícito o no tan bien articulado) en apartados anteriores.
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BIBLIOGRAFÍA
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https://hdl.handle.net/1911/63159. p. 53-92
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Dramaturgy in social interaction and dramas of social life Sign Systems Studies 38(1/4), p 130-166.
PEND
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ANEXO
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