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El Imperio otomano, también conocido como Imperio turco otomano fue un Estado

multiétnico y multiconfesional gobernado por la dinastía osmanlí.

El Imperio otomano comenzó siendo uno más de los pequeños estados turcos que
surgieron en Asia Menor durante la decadencia del Imperio selyúcida. Los turcos otomanos
fueron controlando paulatinamente a los demás estados turcos, sobrevivieron a las
invasiones mongolas y bajo el reinado de Mehmed II (1451-1481) acabaron con lo que
quedaba del Imperio bizantino.

Las victorias otomanas en los Balcanes alertaron a Europa occidental sobre el peligro que
este Imperio representaba y fueron el motivo central de la organización de la Cruzada de
Segismundo de Hungría. El sitio que pusieron los otomanos a Constantinopla fue roto
gracias a Tamerlán, caudillo de los mongoles, quien tomó prisionero a Beyazid en 1402,
pero el control mongol sobre los otomanos duró muy poco. Finalmente, el Imperio otomano
logró conquistar Constantinopla en 1453.

En su máximo esplendor, entre los siglos XVI y XVII se expandía por tres continentes, ya
que controlaba una vasta parte del Sureste europeo, el Medio Oriente y el norte de África.
El imperio estuvo en el centro de las interacciones entre el Este y el Oeste durante seis
siglos. Con Constantinopla como capital.

Durante el siglo XIX, diversos territorios del Imperio otomano se independizaron,


principalmente en Europa. Las sucesivas derrotas en guerras y el auge de los
nacionalismos dentro del territorio llevaron al decaimiento del poder del imperio. Su
participación en la Primera Guerra Mundial seguido con la ocupación de Constantinopla y
el surgimiento de movimientos revolucionarios dentro de Turquía le dieron el golpe mortal y
resultó en la partición del Imperio otomano. El imperio bajo la dirección de un sultán fue
abolido el 1 de noviembre de 1922 y un año después, el califato. Los movimientos
revolucionarios que lo habían derrocado se agruparon y fundaron el 23 de octubre de 1923
la República de Turquía.
IMPERIO PERSA

Historia

Los persas fueron un pueblo de origen indoeuropeo de la rama indo-irania que acabaron
fusionándose con los pueblos que conquistaron en la época aqueménida. Se originó como
un grupo de tribus nómadas cuya localización original radicaba al norte de la meseta de
Irán. Alrededor de 1400 a. C., algunas de estas tribus, antepasadas de los persas
históricos, se trasladaron hacia el sur de Irán.

El primer imperio

Antes del surgimiento de la nación persa, la zona del Medio Oriente venía siendo azotada
por las guerras. El foco de estas guerras era el estado agresor y militarista de Asiria. Los
asirios constantemente lanzaban campañas contra los pueblos que los rodeaban,
saqueando, efectuando matanzas y deportando a las poblaciones o a sus clases dirigentes
por lo menos. Esto provocó un gran deterioro humano y económico en toda la zona,
incluso en Asiria, que llegó a despoblarse debido a las graves bajas sufridas en las
guerras. Finalmente Asiria comenzó a debilitarse, sus enemigos se unieron en una gran
coalición, la derrotaron y para el año 610 a. C. los asirios habían sido totalmente
sometidos. La nueva situación mostró cuatro nuevos ejes de poder: en el actual Irán y el
oeste de Turquía, los medos; en Mesopotamia, Siria y Palestina los neobabilonios; en el
Norte de África los egipcios, que intentaban extender su influencia a Palestina y Siria; y en
la zona de Turquía, diferentes estados, con influencias griegas. Estos estados englobaban
variadas poblaciones, no todas sumisas al nuevo orden.[cita requerida] Siguió habiendo
guerras, pero no tan cruentas como las campañas asirias. El mayor problema era que, a
pesar de tener un gobierno nominal, estaban desorganizados. Muchos de esos gobiernos
eran intolerantes y cobraban impuestos excesivos. Los persas eran un núcleo de pueblos
con identidad propia que habitaban en el sur del actual Irán, estando sometidos al gobierno
de los medos, pero con un cierto grado de autogobierno.

La expansión persa

En el 559 a. C. asume el trono de Persia Ciro II, de la dinastía Aqueménida. Hasta ese
momento los persas eran nominalmente súbditos de los medos. Con Ciro esto cambió,
puesto que independizó al país y lanzó a continuación una guerra de conquista contra sus
antiguos amos. A pesar de haberlos derrotado, Ciro les permitió seguir ocupando cargos y
mantener cierta autonomía. Luego se dedicó a conquistar las zonas del Asia Central y la
frontera con la India, donde se fundaron ciudades y se construyeron fortificaciones para
proteger el Imperio frente a los ataques de los nómadas del Asia Central. A continuación
las fuerzas persas pasaron a la ofensiva en Asia Menor y subyugaron el reino de Lidia,
cuyo rey era el famoso Creso. Esta zona junto con Jonia estaba poblada por griegos o
tenía influencia griega, lo que hizo que la población fuera levantisca. Luego de un periodo
sin guerras los persas atacaron Babilonia apoderándose además de toda la Mesopotamia,
Siria y Palestina. Los persas liberaron a los israelitas de su cautiverio en Babilonia y en
muchas zonas fueron recibidos como libertadores. Luego de estas campañas falleció Ciro
II y lo sucedió en el trono Cambises, que conquistó Egipto para Persia. Egipto nunca
aceptó el dominio persa, por lo que eran frecuentes las conspiraciones y los alzamientos.
En varias oportunidades se sublevó y logró recuperar su independencia por algún tiempo.
También las zonas griegas del Asia menor se sublevaron entre 499 y 494 a. C. (revuelta
jónica) con ayuda de los griegos de Europa especialmente de Atenas, lo que llevó a los
persas a tratar de eliminar la amenaza griega en dos oportunidades, fracasando
estrepitosamente. A partir de la derrota en Grecia los griegos con sus recursos limitados
pasaron a la ofensiva, atacando en algunos puntos o apoyando a los revoltosos en otros,
sin dañar demasiado al Imperio aqueménida. Los persas hábilmente promovieron la
rivalidad entre Atenas y Esparta.

Los persas llegaron a ocupar territorios desde el norte de Grecia hasta el río Indo y el Amu
Daria, incluyendo Tracia, Egipto, Oriente Medio, Asia Menor y el Cáucaso.

Cronología

559: Ciro II; es coronado como rey de los persas.

549 al 446: Tras sublevarse los persas conquistan Media.

546: Ciro conquista Asia Menor, toma Sardes y hace prisionero a Creso el rey de Lidia.

539: Los persas conquistan Babilonia.

530: Cambises II es el nuevo rey.

525: Los persas conquistan Egipto.

522: Revuelta en Libia contra los persas. Darío I es proclamado rey.

516: Campañas de Darío en Tracia.

499: Revuelta en Jonia contra los persas.

498: Sublevación de Caria y Chipre.

494: Sumisión de los Carios y toma de Mileto, la principal ciudad jonia.

490: Primera Guerra Médica, los griegos rechazan la invasión persa en la batalla de
Maratón.

486: Muerte de Darío mientras preparaba una campaña contra los griegos. Sublevación en
el delta del Nilo. Jerjes, su hijo, asume el trono.

480: Segunda Guerra Médica, los griegos consiguen aguantar 5 días, pero los persas
consiguen cruzar el paso de las Termópilas y llegan a Atenas para reducirla a cenizas.

479: Se subleva Babilonia sin éxito, treinta mil griegos, de los cuales diez mil espartanos,
interceptan a los persas en Platea; una batalla que dará comienzo a la caída del Imperio
persa.
465: El rey Jerjes es asesinado; asume el gobierno Artajerjes I.

459: Los atenienses lanzan una expedición para liberar Egipto pero los persas logran
triunfar.

Los persas no tenían rivales militares gracias a su gran ejército, excepto los griegos que
eran superiores en sus tácticas. Los griegos tenían en su contra la gran fragmentación
política. En Grecia el poder estaba dividido entre ciudades estado, mientras que Persia era
un imperio enorme totalmente unificado. Los reyes persas hábilmente promovieron las
disputas entre estados griegos para evitar que alguno tuviera la hegemonía. Pero
finalmente eso sucedió.

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