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La importancia de Valorar en Psicoterapia

Por
Paula José Quintero -
14/03/2013

El trabajo sobre valores tiene un papel fundamental para la Terapia de Aceptación y


Compromiso (ACT). En gran parte esto se debe a sus propiedades motivacionales, que
proveen un marco sólido para la activación conductual y le dan sentido. Desde ACT, la
salud psicológica no es entendida como la ausencia de contenidos psicológicos
“perturbados” o “perturbadores” sino como el resultado de patrones de
comportamientos valiosos. De este modo, los esfuerzos terapéuticos están orientados
a aumentar estos comportamientos guiados por valores, que muchas veces se ven
restringidos cuando los intentos de evitación de los eventos psicológicos dolorosos o
perturbadores ganan control sobre las elecciones de la persona.

Los valores serán la vara con la que estimaremos los comportamientos, tanto al
momento de conceptualizar un problema y de evaluar las soluciones intentadas hasta
ahora, como en el momento de evaluar la eficacia de nuestras intervenciones.
Los valores como guía, debido a sus particulares propiedades motivacionales, permiten
más flexibilidad conductual que las metas y aumentan la sensación de sentido y
propósito en la vida, aportando vitalidad momento a momento.
Es importante tener en cuenta entonces que valores y metas poseen diferentes
propiedades motivacionales y es útil tenerlas en cuenta al momento de comprometerse
con un nuevo curso de acción o de escoger estrategias terapéuticas. Veamos de qué se
tratan:

Las metas pueden alcanzarse. Es por esto que nos motivan –disfrutamos la sensación
de propósito y progreso que implican. Pero una vez que la meta es alcanzada: ¿qué?
Frecuentemente regresamos a nuestro comportamiento anterior. Esto explica la
industria de las dietas, por ejemplo.
Las metas no pueden alcanzarse ahora mismo. De modo que pueden no servir para
motivarnos aquí y ahora (cuando eso es necesario). Por ejemplo, una persona tiene
como meta bajar 5 kilos en los próximos 2 meses. Pero tiene esta meta desde hace 3
años… el problema yace en el hecho de que mientras no puede cumplir esa meta hoy,
lo que sí puede hacer es comer una porción de torta.

De modo que cuando ve una porción de torta una pregunta puede surgir en su mente:
¿puedo comer la torta y aun así cumplir mi meta? Entonces cierta incertidumbre
aparece: ¿quizá pueda tener las dos? Nuestras mentes odian la incertidumbre y harán
casi cualquier cosa para deshacerse de ella. Entonces ¿qué creés que hace para
deshacerse de la incertidumbre?

3. Las metas son motivadores poderosos. Los humanos están intrínsecamente


orientados a metas y sus mentes disfrutan de la sensación de propósito que las metas
ofrecen. Aun así, las metas pueden establecerse sin que nosotros realmente
examinemos el porqué. Una vez establecidas, su atracción gravitacional puede alejarnos
de las cosas que realmente valoramos. Así, pensemos en un señor que por casi 10 años
se ocupó de perseguir promociones en el trabajo que no le importaban
verdaderamente. Mientras lo hacía, se sentía ocupado y lleno de propósito, pero una
vez alcanzadas se sentía vacío y triste. Trabajó muy duro para subir la escalera solamente
para notar que la escalera estaba apoyada en la pared equivocada.

En contraste con ésto, lo que ocurre con los valores es:

Los valores nunca pueden alcanzarse. De modo que los valores retienen sus
propiedades motivacionales aún mucho después de que una meta haya sido alcanzada.
Mientras la meta de bajar 5 kilos pudo haber sido alcanzada, actuar en concordancia
con el valor de cuidar la salud nunca lo será. ¿Es importante o no lo es? Si lo es, entonces
¿dejará de serlo alguna vez?
Los valores pueden ser vividos a cada momento. Aunque Viktor Frankl no era libre
dentro de Auschiwtz, el logró hacer del valor de la libertad algo importante eligiendo su
respuesta frente a la tiranía que veía. En este sentido, los valores pueden
poderosamente traernos al momento presente y, con el tiempo, aportar mayor
coherencia a nuestros patrones de comportamiento durante períodos mucho más
largos. Esto construye una sensación de sentido en la vida mucho más poderosa.
Los valores tienen que ver con lo que más queremos representar en nuestra vida. Se
trata de cómo queremos ser recordados y qué persona queremos ser y representar.
Cuando actuamos en concordancia con nuestros valores, actuamos auténticamente y
en la línea de nuestras más profundas motivaciones y aspiraciones.

Trabajar sobre valores es trabajar para construir reforzadores en la vida personal con la
mirada puesta en el desarrollo de una vida significativa que sólo puede sostenerse
estando presente en el aquí y ahora.
El foco no está puesto en pensar o desear: valorar es actuar
Una introducción a Terapia de Aceptación y Compromiso
Por
Fabián Maero -
10/04/2013

El siguiente artículo es un artículo inédito de Amanda Russo y John Forsyth, adaptado y


traducido al español por Fabián Maero

Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT, pronunciado como una sola palabra) es una
de las terapias que integran el grupo cada vez mayor de las nuevas terapias de conducta
de tercera generación (Hayes, Strosahl, y Wilson, 1999). ACT busca el equilibrio entre (a)
la atención y los procesos de aceptación con (b) el compromiso y los procesos de cambio
de comportamiento al servicio de una mayor flexibilidad psicológica y la participación
en las actividades que importan (es decir, valores). Nuestra intención es ofrecer una
introducción muy breve de ACT.
ACT y la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC)

Como enfoque, ACT es parte del abordaje TCC, y comparte con ese abordaje un énfasis
en el pragmatismo, la práctica basada en la evidencia, los principios del aprendizaje y
tecnologías de cambio de comportamiento (Hayes, 2004, 2008). ACT también difiere de
la TCC en un gran número de características.

ACT surgió de un abordaje post-Skinneriano del lenguaje y la cognición denominado


Teoría de Marco Relacional (RFT por sus siglas en inglés, véase Hayes, Barnes-Holmes, y
Roche, 2001). Esta teoría sugiere que la cognición está fundamentalmente construida
sobre un proceso básico de relacionar eventos relacionalmente. Este proceso de
relaciones es lo que genera los productos que normalmente consideramos como la
cognición y el lenguaje. Y es enormemente útil en muchos sentidos. Sin una infinita
capacidad de relacionar eventos, los seres humanos capaces de lenguaje no serían
capaces de hacer nada de lo siguiente: pensar en el futuro, reflexionar sobre el pasado,
hablar con sentido y escuchar con comprensión, crear, resolver problemas, conocernos
a nosotros mismos, nuestra propia finitud y la eventual muerte.

ACT surgió de un abordaje post-Skinneriano del lenguaje y la cognición denominado


Teoría de Marco Relacional

Pero el proceso mismo de relacionar eventos también acentúa el sufrimiento humano.


Así, del mismo modo que podríamos utilizar resolución de problemas de muchas
maneras útiles (es decir, “Si puedo reemplazar la bombilla quemada con una nueva, la
luz va a funcionar, lo cual será bueno”), también se puede aplicar esta misma estrategia
cuando es inútil e incluso irrevocablemente perjudicial (es decir, “me puedo suicidar,
entonces no tendré que sufrir ya más de depresión, lo cual será bueno”). RFT ha ayudado
a explicar cómo y por qué los procesos normales del lenguaje pueden ser a la vez útiles
y al mismo tiempo contraproducentes. Como los procesos relacionales se expanden
para incluir eventos privados dolorosos, los seres humanos tienden a actuar para evitar,
minimizar o alejarse de ellos, aun cuando hacer tal cosa no es útil o no funciona.

ACT también difiere de la TCC convencional en cuanto a sus metas de tratamiento. La


mayoría de las TCC hace hincapié en cambiar la forma, la frecuencia o intensidad de los
eventos privados problemáticos o difíciles (es decir, los pensamientos y sentimientos).
ACT, por el contrario, se centra en cambiar la relación de un paciente con sus
experiencias privadas, y no necesariamente la presencia o la forma de estas
experiencias. Usando metáforas, ejercicios experienciales y estrategias de atención
plena y aceptación, ACT enseña habilidades que permiten a los pacientes pensar lo que
piensan, sentir lo que sienten, reconocer su historia y lo que la situación permite, y
persistir en acciones que estén al servicio de sus valores.

ACT se basa en supuestos radicalmente diferentes sobre la salud psicológica y lo que se


necesita para aliviar el sufrimiento humano. En su centro, ACT surge de una idea muy
simple, a saber, que el dolor psicológico y el malestar son facetas ubicuas e inevitables
de la vida, y por lo tanto no pueden ser totalmente evitadas o eliminadas. Sin embargo,
la gente lucha activamente por cambiar, controlar, minimizar o evitar los eventos
privados dolorosos (por ejemplo, los pensamientos, sentimientos y recuerdos), y esta
lucha está apoyada por la cultura y la comunidad psicológica. El mensaje es el siguiente:
cuando pienses y te sientas mejor o de otra manera, entonces vas va a vivir mejor. Por
lo tanto, los eventos privados, sobre todo cuando son dolorosos, son vistos como
barreras para una vida bien vivida. Y esta perspectiva apoya los esfuerzos directos hacia
el cambio y modificación de las barreras dolorosas, o realmente los pensamientos,
emociones, recuerdos y sensaciones físicas.

ACT se basa en supuestos radicalmente diferentes sobre la salud psicológica y lo que


se necesita para aliviar el sufrimiento humano

ACT pone este punto de vista de cabeza. Existe una literatura considerable que muestra
que los seres humanos tienen un control muy limitado sobre los pensamientos,
emociones y sensaciones físicas. Incluso ahora, supongamos que se te dijo que la
palabra “palo” representa algo doloroso, incluso vergonzoso, de su pasado. Intenta no
pensar ni sentir el peso de las emociones que están vinculadas con ella, mientras usted
lee esto: En casa de herrero, cuchillo de … Tene en cuenta que no mencionamos la
palabra “palo”, pero se hizo presente de todos modos. Y tenías muy poco control sobre
ese evento. Y nota que lo que está en juego es muy bajo aquí. Hay pocos costos, en
términos de su vida, en pensar “palo”. Lleva esta historia al mundo real donde el control
parece realmente importar, tal vez volviendo las relaciones más complejas y elaboradas,
y podrás ver lo difícil que puede ser controlar lo que pensamos o sentimos.

Por lo tanto, ACT intenta socavar esta lucha y esta agenda de control en sí, enseñando
a la gente cómo vivir con los aspectos dolorosos de su historia, con el parloteo mental,
con las experiencias emocionales displacenteras y hacer lo que funciona, lo que es
importante. Y dado que ACT está más interesado en la aceptación y el compromiso con
los valores, en lugar del alivio de los síntomas, ha llevado a una visión más amplia de los
objetivos de tratamiento y los resultados aceptables en terapia.
El modelo ACT

ACT también se basa en un modelo, que une seis procesos que contribuyen a la
inflexibilidad psicológica y muchas formas de sufrimiento humano con seis procesos de
intervención diseñados para aumentar la flexibilidad psicológica. La primera figura
ilustra cada uno de los seis procesos de ACT que se cree que contribuyen a la patología,
y en la figura siguiente se encuentran cada uno de los seis objetivos correspondientes a
los blancos de intervención. A continuación se describen cada uno de estos enlaces.

El término fusión cognitiva se refiere a la incapacidad para detectar el actual proceso de


pensamiento como diferente de los productos del pensar. Por ejemplo: “Estoy
deprimido” o “no valgo nada” son pensamientos, pero aquí se fusionan con un sentido
del yo, y pueden llegar a regular el comportamiento de una manera dañina (por
ejemplo, “no voy a tomar riesgos “,” No puedo hacer cosas divertidas “,” Me quedaré
en casa “). La fusión no es mala ni buena, simplemente es. Se manifiesta en la lectura de
un buen libro, estar absorto en una película, en el amor, en la alegría y en el dolor. Puede
llegar a ser problemática cuando se extiende demasiado, lo que significa que las
personas creen en la literalidad de sus pensamientos y se pierden en el contenido de su
pensamiento hasta tal punto que domina sobre otras fuentes de regulación del
comportamiento más útiles (Luoma, Hayes, y Walser , 2007).

La evitación está relacionada con costos enormes en cuanto a vivir una vida valiosa

ACT aborda la fusión cognitiva con defusión cognitiva, enseñando a los pacientes a
observar los productos y procesos de pensamiento (es decir, “estoy teniendo el
pensamiento …”, “estoy notando tal o cual pensamiento”, “Estoy haciendo algo con mis
pensamientos” ) y notando una distinción entre esa actividad y el observador de esa
actividad. En resumen, la defusión ayuda a crear espacio entre la persona y el parloteo
mental, y los pacientes aprenden por experiencia que no son sus pensamientos y que la
mente siempre está pensando, relación, de trabajo, y no siempre es necesario confiar o
creer en ella.
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Así como podemos observar objetos y aspectos de nuestro mundo exterior, la defusión
crea el espacio para hacer lo mismo con nuestro mundo privado. Ese espacio, a su vez,
permite elegir. Hay un número de estrategias de defusión dentro de ACT para generar
espacio psicológico. Por ejemplo, mientras los pacientes a aprenden a notar sus
pensamientos conscientemente, pueden participar en técnicas como agradecerá a la
mente por un pensamiento, o repetir palabras en voz alta hasta que el significado de la
palabra se haya perdido y sólo quede el sonido. Cuando los pacientes empiezan a
etiquetar sus pensamientos simplemente como pensamientos, pueden realizar en
conductas, incluso con la presencia del parloteo mental. Así, un paciente deprimido
puede tener el pensamiento “me siento vacío” y participar en interacciones sociales con
amigos, incluso con ese pensamiento. Note que el pensamiento no necesita ser
cambiado ni objetado, sólo se tiene que notar por lo que es – un pensamiento (Eifert y
Forsyth, 2005; Harris, 2009).
Evitación Experiencial versus Aceptación
Cuando los seres humanos se fusionan con los eventos privados dolorosos, actúan para
evitarlos en la misma forma en que lo harían con las fuentes externas de amenaza o
peligro. Evitación experiencial describe esta tendencia, y se refiere a los esfuerzos
rígidos e inflexibles para escapar de o evitar eventos privados desagradables ( los
pensamientos, sentimientos, eventos fisiológicos y recuerdos) y las situaciones que
pudieran ocasionarlos (Hayes et al, 1999;. Hayes, Wilson, Gifford, Follette, y Strosahl,
1996). La evidencia sugiere que estos intentos evitativos requieren un esfuerzo
considerable, y contribuyen poco para cambiar la calidad o la forma de la experiencia
psicológica y emocional (Forsyth, Eifert, y Barrios, 2006). Además, la investigación
demuestra que los intentos de suprimir y controlar los pensamientos y sentimientos no
deseados y provocan más (y no menos) pensamientos y sentimientos no deseados
(véase Purdon, 1999, para una revisión).

La aceptación experiencial es un poderoso antídoto contra la evitación

Más directamente, la evitación está relacionada con costos enormes en cuanto a vivir
una vida valiosa. Si esto fuera tan simple como quitar la mano de una estufa caliente,
diríamos “por supuesto, hazlo, y hazlo rápido!” Pero esto no es así. Cuando las personas
se alejan de los aspectos dolorosos de su historia que se aparecen psicológica,
emocional, y físicamente, también tienden a alejarse de las cosas que les importan. Y se
quedan con su dolor cada vez más grande al cual se suma el dolor de sus vidas que no
funcionan.

La aceptación experiencial es un poderoso antídoto contra la evitación. Aceptación


significa literalmente “tomar lo que se ofrece”, e implica aceptar plenamente la
experiencia propia en este momento tal como es. Y es una habilidad de permanecer en
contacto con experiencias privadas dolorosas sin tratar de alterar su forma o frecuencia,
y continuar actuando de acuerdo con los valores personales de cada uno. En cierto
modo, es dejar ir la lucha y abrirse a lo que nuestra historia proporciona, sin quedar
atrapados en juzgarlo o estar a la defensiva. Este punto de vista de la aceptación es
activo y valiente, y no debe ser confundido con la resignación pasiva o el darse por
vencido (Forsyth & Eifert, 2008).
Desconexión versus Contacto con el momento presente

Cuando las personas se fusionan con sus pensamientos y sentimientos, se están


perdiendo de vivir sus vidas en el momento presente. El foco en estar en el pasado o en
un futuro imaginado prevalece sobre la situación actual, y esto puede dar lugar a un
estrechamiento de las opciones de conducta. Una falta de contacto con el presente
también hace que sea más probable que comportamientos pasados, habituales e
ineficaces dominen en la regulación de la conducta (Luoma et al., 2007), a la vez que se
disminuye el contacto con las circunstancias actuales que pueden ser más eficaces en la
formación y la orientación del comportamiento. Debido a que el momento presente es
el único lugar en donde la gente puede actuar para hacer una diferencia en sus vidas,
ACT enseña a los pacientes a acercarse al momento presente, aprendiendo a prestar
atención, intencionalmente , justo donde están, y sin necesidad de juicio. En otras
palabras, aprender a estar presente contrarresta la tendencia a evitar o retirarse, tanto
de los pensamientos y sentimientos dolorosos como de las circunstancias vitales y
contextos, algunos de los cuales pueden ser parte de las actividades que importan. La
respiración consciente es un ejemplo de varios ejercicios comúnmente utilizados para
fomentar el contacto con el momento presente.
Apego versus desapego con el yo conceptualizado

El apego al yo conceptualizado es una forma extrema de la fusión cognitiva, ya que


implica la fusión con el propio concepto de sí mismo. Involucra las historias que las
personas cuentan sobre sí mismas, que a su vez, ayudan a definir quiénes son como
personas (por ejemplo, “yo estoy deprimido”, o “Yo soy muy inteligente”, o “Yo no soy
digno de ser amado”). El riesgo que implica apegarse a nuestras narrativas personales
es el estrechamiento de las opciones conductuales, en donde las acciones se dirigen a
defender la narrativa o buscar formas de sostenerla (por ejemplo, ser la víctima, o estar
roto, ser incapaz o inteligente). Aprender a desprenderse del yo conceptualizado
consiste fundamentalmente en fomentar una perspectiva del yo como observador. Al
igual que en mindfulness, se aprende a notar que las historias y narrativas son sólo eso
– es decir, que no tienen por qué ser de confianza o creídas. Esta perspectiva del
observador se desarrolla en ACT mediante el uso de ejercicios de atención consciente,
metáforas y procesos experienciales (Eifert y Forsyth, 2005; Harris, 2009).
Confusión versus claridad en los valores

En ACT, los valores se definen como direcciones para la acción intencional, y pueden dar
un nuevo significado, propósito y vitalidad a una serie de comportamientos (Forsyth &
Eifert, 2008; Hayes, 2004). No son acerca de creencias o moralidad, sino más bien que
dominios que abarcan acciones típicamente vinculadas con una buena calidad de vida
(por ejemplo, la familia, las relaciones, la salud, el trabajo, la recreación, la
espiritualidad, el medio ambiente / naturaleza, etc.) Actuar al servicio de los valores
subyace todos los procesos de ACT (por ejemplo, la atención plena no es un fin en sí
mismo, sino un medio para fomentar la acción guiada por valores). En cuanto a los
objetivos pragmáticos, la acción guiada por valores es lo que los pacientes y los
terapeutas trabajan para lograr, y todos los seres humanos son distintos en términos de
los valores fundamentales que son importantes para ellos.

los valores son más parecidos a una dirección que a un destino de llegada

Dado que los valores proveen dirección a nuestras acciones, la falta de claridad en los
valores hace que sea difícil para los pacientes actuar. Se sienten “estancados”, y su
comportamiento se vuelve habitual y automático y a menudo al servicio de sentirse
mejor, y no de vivir mejor. A medida que los pacientes aprenden a dejar ir la lucha
interna, se genera espacio para considerar sobre qué quieren que sean sus vidas, con
los valores como una guía útil.

Como los valores son más parecidos a una dirección que a un destino de llegada, nunca
se acaban, y en cambio, se trata de un proceso permanente y continuo (tal como “ir
hacia el oeste”, se puede seguir y seguir y nunca llegar allí). Los problemas con valores
incluyen la falta de claridad en los valores y el énfasis en las reglas, ya sea para evitar
eventos privados desagradables y las situaciones que pueden ocasión ellos (Eifert y
Forsyth, 2005; Hayes, 2004). Los valores son importantes también ya que a menudo
ocasionan dolor. De hecho, dentro de ACT hay un dicho acerca de esto: en su dolor
encontrarás tus valores y en tus valores encontrarás tu dolor. Por lo tanto, encontrar
formas de moverse con el dolor inevitable de la vida para hacer lo que importa es
fundamental para este trabajo y para la vida en general.
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La inacción y la persistencia evitativa versus acción guiada por valores

La inacción con respecto a los valores se refiere a la tendencia de los individuos a estar
tan centrados en evitar emociones dolorosas y fusionarse con el contenido doloroso que
pierden el contacto con sus valores, con la acción eficaz, y el momento presente (Hayes,
Luoma, Bond, Masuda, y Lillis, 2006; Luoma et al, 2007).. En cierto modo, este dominio
se refiere a avanzar con renuencia, apretando los nudillos , o a no avanzar en absoluto.
ACT enseña a los pacientes a actuar guiados por sus valores, así como el compromiso a
actuar, lo cual que es diferente de la intención a actuar. Como no hay una términos
medios en ACT en este respecto, los pacientes pueden elegir hacer algo o no hacerlo
en absoluto(Forsyth & Eifert, 2008; Harris, 2009). Por lo tanto, ACT promueve el uso de
objetivos concretos, que, a diferencia de los valores, se pueden lograr y completar. Los
pacientes típicamente tienen metas a corto y largo plazo con el fin de medir su cambio
de comportamiento. Técnicas de cambio de comportamiento comúnmente usadas en
ACT son la exposición, la adquisición de habilidades, manejo de contingencias, y la
activación conductual.
Considerando el modelo y la evidencia

Dando un paso atrás, cada uno de los seis dominios pertenecen a una red más amplia
de relaciones entrelazadas, que ayudan a mantener la principal fuente de sufrimiento
humano y de la psicopatología y apuntar a su mitigación exitosa. Por ejemplo,
mindfulness y aceptación socavan la evitación y la fusión, al mismo tiempo que crean
un espacio para avanzar y comprometerse con acciones que importan, incluso al
enfrentarnos a los aspectos dolorosos de nuestra historia. Del mismo modo, para actuar
de acuerdo a valores requiere ser consciente de ellos y presentes en el aquí y ahora,
donde se puede actuar sobre ellos. El objetivo general, sin embargo, sigue siendo la
flexibilidad psicológica, o ayudar a las personas dejar ir, estar en el momento presente,
y cambiar y persistir en la conducta al servicio de los fines valiosos.

Hay un creciente cuerpo de investigación apoyando cada uno de los seis componentes
del modelo ACT de psicopatología y cambio de comportamiento. En general, los
investigadores han encontrado que el uso de objetivos de intervención de ACT
(defusión, aceptación, el momento presente, yo como contexto, los valores y la acción
comprometida) resulta en un menor reporte de malestar, el aumento de persistencia
en las tareas y una mayor disposición a participar en tareas difíciles. Los componentes
de cambio de comportamiento han sido examinados específicamente en estudios que
han encontrado métodos dentro de ACT para ser útil, en comparación que los métodos
de ACT son útiles(por ejemplo, la aceptación vs control). Además, los estudios
mediacionales hasta la fecha han arrojado resultados consistentes a favor de los
componentes del proceso de ACT en una amplia gama de problemas cuando se mide
antes y al mismo tiempo con el resultado (ver Hayes et al., 2006, para un meta-análisis).
ACT ha dado resultados exitosos y prometedores para una amplia gama de problemas

Además de examinar los componentes de ACT proceso en términos de su efecto en el


cambio, la investigación también ha investigado los procesos de cambio en la ACT en
varios estudios de resultados. Tanto estudios de eficacia como de efectividad han
aplicado conceptos de ACT a muchas formas de sufrimiento humano. Este trabajo
abarca las áreas de trastorno de ansiedad generalizada, trastorno obsesivo-compulsivo,
trastornos comórbidos de ansiedad y depresión, la depresión, los trastornos
relacionados con sustancias, el dolor crónico y la esquizofrenia. ACT también ha sido
evaluado en una variedad de formatos diferentes, incluyendo terapia individual cara a
cara, la terapia de grupo, formatos breves de taller/grupo, y sistemas de autoayuda.
Hasta la fecha, se han registrado aproximadamente 20 + ensayos controlados aleatorios
evaluando los resultados de ACT y a pesar de que los tamaños de muestra son
relativamente pequeños, los resultados han sido en general favorables (Hayes et al,
2006;. www.contextualpsychology.org para actualizaciones adicionales de
investigación).
Resumen

Mientras las terapias de conducta continúan cambiando cambiando, también lo hacen


las oportunidades futuras para mejorar el tratamiento. ACT, una nueva terapia de
conducta de tercera generación, demuestra tal progresión. El objetivo principal de ACT
no es la reducción de los síntomas, sino más bien, ayudar a las personas a encontrar una
manera de moverse con lo que duele y hacer lo que funciona, para crear y vivir una vida
consecuente con lo que realmente les importa. Los estudios de eficacia y efectividad
debe seguir evaluando las intervenciones objetivo de ACT a nivel de proceso y de
resultado, ya que los seis componentes del modelo ACT pueden ser vistos como parte
de un modelo interactivo del sufrimiento humano y lo que se necesita para promover la
salud psicológica. La investigación sobre ACT ha dado resultados exitosos y
prometedores para una amplia gama de problemas hasta ahora, pero todavía nos queda
un largo camino por recorrer. Esperamos que esta breve recorrida genere la curiosidad
de explorar esta nueva terapia, y tal vez incluso jugar un papel en su desarrollo en los
próximos años.
Abrazando tus demonios: Un panorama de la Terapia de Aceptación y Compromiso
Por
Paula José Quintero -
24/10/2012

Imagina una terapia que no hace intentos deliberados de reducción sintomática, pero
obtiene la reducción sintomática como un subproducto. Imagina una terapia basada
firmemente en la tradición de la ciencia empírica y aún así que mantiene un importante
énfasis en valores, aceptación, compasión, contacto con el momento presente y con el
sentido trascendente del ser. Una terapia tan difícil de clasificar que ha sido descripta
como una “terapia cognitivo-conductual existencial humanística”. La Terapia de
Aceptación y Compromiso, conocida como ACT (pronunciada como la palabra “act” y no
como una sigla) es una terapia conductual basada en mindfulness que desafía las reglas
básicas de la psicología occidental. Utiliza una mezcla ecléctica de metáforas, paradojas
y habilidades de mindfulness (en general traducido como “atención o conciencia plena”)
junto con una gran variedad de ejercicios experienciales e intervenciones conductales
guiadas por valores. ACT ha demostrado su efectividad para una amplia gama de
condiciones clínicas.
La meta de ACT

El objetivo central de ACT es el de crear una vida rica y significativa, aceptando el dolor
que inevitablemente viene con ella. ACT (que significa “actuar” en inglés) es una buena
abreviación porque esta terapia se orienta a tomar acciones efectivas guiadas por
nuestros valores más profundos, en las que estamos totalmente presentes y
comprometidos. Es sólo a través de la acción en la que estamos presentes y conectados,
que podemos crear una vida significativa. Por supuesto que al intentar crear esa vida
nos vamos a encontrar con toda clase de barreras bajo la forma de indeseadas y
displacenteras “experiencias privadas” (pensamientos, imágenes, emociones,
sensaciones, impulsos y recuerdos).

El objetivo central de ACT es el de crear una vida rica y significativa, aceptando el dolor
que inevitablemente viene con ella

ACT es una de las llamadas “Terapias Conductuales de Tercera Ola” por su énfasis en el
desarrollo de habilidades de mindfulness. A la vez una diferencia sobresaliente es que
ACT considera a la práctica formal de meditación como sólo uno de los muchos caminos
en la transmisión de las habilidades de mindfulness .

Otra característica distintiva que hace a ACT única es que no descansa en el supuesto de
la “normalidad saludable”.
Normalidad saludable y Normalidad destructiva

La psicología occidental se basa en el supuesto de la “normalidad saludable”, esto es:


que por naturaleza los humanos son psicológicamente sanos y que dado un ambiente
saludable, estilo de vida y contexto social que brinde oportunidades de desarrollo del
máximo potencial, los humanos están naturalmente contentos y conformes. Desde esta
perspectiva, el sufrimiento psicológico es visto como anormal; como una enfermedad o
un síndrome impulsado por procesos patológicos inusuales. ACT sospecha que este
supuesto es falso. Claramente, aún cuando el estándar de vida es más alto que nunca,
el sufrimiento psicológico nos rodea de cerca.

La raíz de este sufrimiento está en el lenguaje humano en sí mismo

ACT asume que los procesos psicológicos de la mente humana “normal” pueden ser
destructivos y que tarde o temprano nos generan sufrimiento psicológico a todos
nosotros. Más aun, ACT postula que la raíz de este sufrimiento está en el lenguaje
humano en sí mismo. Desafortunadamente, el lenguaje humano es una espada de doble
filo. Nos ayuda a crear mapas y modelos del mundo, predecir y planificar a futuro,
compartir conocimiento, aprender del pasado, imaginar cosas que nunca existieron y
crearlas, desarrollar reglas que guían nuestro comportamiento efectivo, entre otras
ventajas. Pero el lenguaje tiene también su lado oscuro: lo usamos para hacer incapié y
“revivir” eventos dolorosos del pasado, para asustarnos al imaginar eventos futuros
displacenteros, para comparar, juzgar, criticar y condenarnos a nosotros mismos y a los
demás y para crear reglas que pueden resultar restrictivas o destructivas.
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Evitación Experiencial

ACT descansa entonces en la suposición de que el lenguaje humano naturalmente crea


sufrimiento psicológico en todos nosotros. Una de las maneras en que lo hace es
preparándonos para la lucha contra nuestros propios pensamientos y emociones, a
través de un proceso llamado evitación experiencial. Dado que el abordaje desde la
resolución de problemas funciona bien para el mundo exterior, es natural que
intentemos aplicarlo a nuestro mundo interno: el mundo psicológico de pensamientos,
emociones, recuerdos, sensaciones e impulsos. Pero con demasiada frecuencia,
desarfortunadamente, cuando tratamos de evitar o deshacernos de nuestras
experiencias privadas no deseadas, lo que hacemos es crearnos sufrimiento extra. Por
supuesto, no todas las formas de evitación experiencial son poco saludables. ACT se
focaliza en las estrategias de evitación experiencial sólo cuando los clientes las usan en
un grado tal que se convierten en altamente costosas y dañinas para la vida que es
significativa para ellos (en el corto plazo, cancelar un evento social puede dar lugar a
cierta clase de alivio, pero en el largo plazo, el incremento del aislamiento social puede
aumentar la experiencia de la depresión, por citar un ejemplo). ACT ofrece a los clientes
una alternativa a la evitación experiencial a través de una variedad de intervenciones
terapéuticas.
Intervenciones Terapéuticas

Los clientes aprenden a dejar de luchar contra sus experiencias privadas –abrirse a ellas,
hacerles espacio y permitirles ir y venir sin resistirse. La energía y el tiempo que gastaron
previamente tratando de controlar cómo se sienten, es ahora invertida en realizar
acciones efectivas (guiadas por sus valores) para cambiar su vida para mejor. De ahí que
las intervenciones de ACT se focalizan en dos procesos principales: 1) desarrollar
aceptación de experiencias privadas indeseables que están fuera del control personal y
2) desarrollar compromiso y acción orientada a vivir una vida valiosa.
El control es el problema, no la solución

Se trata de incrementar la toma de conciencia por parte del cliente de que las estrategias
de control emocional son en realidad las responsables de sus problemas y de que
mientras continúen obsesionados con tratar de controlar cómo se sienten, están
atrapados en un círculo vicioso que incrementa el sufrimiento. El control es el problema,
no la solución. Una vez que la “agenda de control emocional”, con la que llegan los
clientes, es gentil y respetuosamente desestimada, introducimos los seis principios
centrales de ACT.
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Los Seis Principios de ACT

ACT utiliza estos principios para ayudar a los clientes a desarrollar Flexibilidad
Psicológica. Cada principio tiene su propia metodología, ejercicios, metáforas y tareas.

1-Defusión Cognitiva: aprender a observar los pensamientos, imágenes, recuerdos y


otras cogniciones como lo que son –nada más que piezas de lenguaje, palabras e
imágenes- en oposición a lo que dicen ser –eventos amenazantes, reglas que tienen que
ser obedecidas, verdades objetivas y hechos.

2-Aceptación: hacer espacio a emociones indeseadas, sensaciones, impulsos y demás


experiencias privadas; permitirles “ir y venir” sin luchar contra ellas, huir de ellas o
prestarles una indebida atención.

3-Contacto con el momento presente: brindar total atención a la experiencia en el aquí


y ahora, con apertura, interés y receptividad, focalizándose y comprometiéndose
totalmente (participando de lleno) en lo que se está haciendo en ese momento.

4-El Yo-observador: acceder al sentido trascendente del ser, la continuidad de


conciencia que es imperturbable, siempre presente e impermeable al daño. Desde esta
perspectiva, es posible experimentar en directo el hecho de que no somos nuestros
pensamientos, emociones, recuerdos, impulsos o sensaciones. Estos fenómenos
cambian constantemente y son aspectos periféricos de nosotros, pero no son la esencia
de quienes somos.

5-Valores: clarificar lo que es más importante, desde el fondo del corazón, qué clases de
personas queremos ser, qué es lo significativo y valioso en nuestra vida y qué queremos
representar en esta vida.

6-Acción Comprometida: establecer metas guiadas por valores e involucrarse en


acciones efectivas para alcanzarlas.
La Relación Terapéutica ACT

El entrenamiento en ACT ayuda a los terapeutas a desarrollar las cualidades esenciales


de compasión, aceptación, empatía, respeto y la habilidad de estar psicológicamente
presente aún en presencia de emociones fuertes. Más aun, ACT enseña a los terapeutas
que, gracias al lenguaje humano, están en el mismo barco que sus clientes –de modo
que no tienen que ser “seres iluminados” o tener “todo resuelto”. De hecho, podríamos
escucharlos decir a sus clientes algo como ésto:

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