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LOS GRUPOS DE ACTIVIDAD COMO INSTRUMENTO EN

LA REHABILITACION

"La rehabilitación emerge en este periodo como conciencia


crítica de la psiquiatría biológica, como un "lugar" teórico-
practico para la recomposición integral del sujeto" (J.García)

1. INTRODUCCION: LA REHABILITACION COMO PROCESO SOCIALIZANTE

La rehabilitación consiste en el conjunto de estrategias e intervenciones que


posibilitan la integración social y la mayor autonomía posible, mejorando la calidad de
vida. Integración social e incremento de la autonomía, son para nosotros indicadores
externos, emergentes del desarrollo de un proceso evolutivo personal más profundo y
global. Son aspectos de un proceso global de maduración personal.

En este trabajo tratamos de profundizar en los llamados grupos de actividad


que trabajan sobre un área fundamental de discapacidad como es la dificultad para
interactuar en grupo. Esta reflexión se enmarca en una concepción de la rehabilitación
que se apoya en una concepción evolutiva del sujeto vinculada a las interacciones con
el entorno. Señala J.García "Es una noción (la minusvalía) que introduce lo relacional,
y consiguientemente, dinamismo y posibilidades de cambio y evolución. Remite a
múltiples niveles de análisis que incluyen capacidades del sujeto, estímulos del entorno,
soportes sociales y afectivos, factores todos ellos interrelacionados en forma circular".

Se trataría de considerar las discapacidades como detenciones en el desarrollo,


como detenciones del crecimiento psicosocial, como el resultado de obstáculos en la
realización de las tareas sociales críticas (Erikson) propias de cada etapa evolutiva, de
ahí que el trabajo rehabilitador fundamental sea sostener la tendencia hacia la
maduración.

Parece útil para el campo de la rehabilitación establecer una analogía entre los
procesos de socialización primaria y la resocialización en los adultos (Bennett). Esto
nos permite aprovechar para la aplicación a nuestro campo específico de trabajo de las
experiencias y la información recogida en la investigación y el estudio de la
socialización infantil y juvenil, a la vez que vamos reflexionando sobre las posibles
diferencias entre ambos procesos.

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La capacidad, la competencia para la interacción grupal está en la base tanto
de la adquisición de un sentido de identidad como de la posibilidad de una vida
cotidiana más autónoma. Los grupos de actividad nos van a permitir trabajar sobre
diferentes dificultades de los enfermos crónicos, como conocimiento de los derechos y
deberes sociales, sobre la capacidad de cumplir las convenciones sociales, asunción de
formas de comportamiento diplomáticas, iniciativa social, satisfacción en el contacto
de grupo, etc (Ciompi) y hacerlo con una aproximación que podríamos denominar
"gestáltica", en contraposición a una aproximación atomizada de la discapacidad, que
la contempla como la suma de performances inadecuadas.
Constituye un prerrequisito para otras intervenciones rehabilitativas o
terapéuticas que tomen como área de intervención, lo residencial, lo laboral, o el ocio y
tiempo libre. Nos parece que la dificultad para la interacción grupal formaría parte de
eso que se viene en llamar el núcleo duro de la psicosis. "Aquello que se rehabilita en
la primera larga y decisiva fase, no es tanto una cierta cantidad de comportamientos
para volverlos socialmente competentes, sino el sentido de continuidad, de la cohesión,
de la volición y de la afectividad"(Mariani,U; Tonicchi, A). Sin estas modificaciones
"tendremos lo máximo psicóticos más eficientes, capaces de hacer una larga secuencia
de actividades adecuadas, pero probablemente sin la capacidad de integrarlas y
tenerlas juntas en un esquema de referencia continuo".

El grupo puede realizar las funciones de un contenedor que “acoge” el


“período de indecisión” o las funciones de un escenario sobre el que el paciente puede
jugar roles diversos y nunca intentados en otro contexto.

El grupo es la propuesta, la respuesta, el intento de hacer nacer y desarrollar un


mínimo de afectividad en el paciente y a menudo de los operadores hacia él. “Es
posible una transformación del psicótico viviéndose conjuntamente. Fagioli afirma
claramente que el afecto es praxis de estar presente, esto es, práctica constante de estar
juntos. Esto es la base fundamental sobre la cual se puede ensamblar tempestivamente
cualquier acto, propiamente todo acto...” (M.Mara, 1985)

2. SINERGIA ENTRE ACTIVIDAD Y GRUPO

Vamos a tratar por un lado la interacción entre la eficacia terapéutica de la


realización de una actividad en un área de la vida cotidiana con los aspectos
terapéuticos que provee el hecho de que dicha actividad se realice en un contexto
grupal. Los contactos múltiples son, normalmente, menos vinculantes y están menos
cargados de responsabilidad.

La realización de la actividad incrementa la motivación cuando esta responde a


una necesidad o a un interés identificado por el propio paciente, "esto es más probable
que se produzca si las actividades están centradas en la vida real y se corresponden a
los objetivos evolutivos que el paciente está afrontando". De ahí la importancia de la
necesaria participación del paciente en el programa rehabilitador, en contra de un
paciente "objeto" de intervenciones, y de ahí también la necesidad de un trabajo de
información, y de observación de cómo es interiorizada dicha información como paso
previo a la incorporación a un grupo de actividad.

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El hecho de que el individuo sea capaz de verse a sí mismo realizando alguna
actividad y finalizándola de una manera adecuada, así como poder observarlo en los
otros es un elemento que promueve la confianza en si mismo y la esperanza en la
recuperación.

La realización de una actividad significativa le permite al sujeto realizar una


evaluación de sus auténticas capacidades y dificultades, así como de la necesaria
integración de sentimientos, pensamientos y actos necesarios en la realización de una
tarea determinada, así como de la necesaria cooperación para su realización.

Se ha descrito que el altruismo constituye uno de los factores terapéuticos


fundamentales, los grupos de actividad favorecen dicha experiencia altruista dado que
posibilitan un tipo de donación mucho más estructurada, fácil y menos comprometida
que por ejemplo en los grupos verbales, así como ver los efectos concretos de esa
ayuda.

Uno de los factores terapéuticos de los grupos es la capacidad de corregir los


esquemas referenciales primarios. La realización de la actividad en grupo, permite
simular mejor el ambiente primario familiar donde el sujeto inició su socialización, ya
que la interacción se producía, a diferencia de los grupos verbales, en torno a un
hacer en relación con las actividades de la vida diaria y el ocio.

La actividad puede ser utilizada como ya decíamos en un trabajo anterior como


un elemento que promueve la socialización y posibilita un progresivo acercamiento y
aprendizaje social paulatino y flexible en función de las ansiedades del paciente.

Observar a otros compañeros en la realización de actividades proporciona otra


posible fuente de identificación, posibilitando ver a otras personas comprometidas en
un proceso que perdura en el tiempo y sus mutuas interrelaciones en ese quehacer
conjunto.

Los grupos de actividad por su hincapié en la solicitud de hacer, se asemejan a


la vida cotidiana de la comunidad, donde generalmente se solicita la participación
activa, favoreciendo el aprendizaje interpersonal. La relación con la finalidad es más
inmediata que en los grupos verbales.

3. LOS NIVELES DE CAPACIDAD PARA LA INTERACCIÓN GRUPAL: SU


IMPORTANCIA PARA EL DIAGNOSTICO REHABILITATIVO Y PARA LA
PROGRAMACIONDE LA INTERVENCION

La psicopatología del desarrollo concibe la patología como un proceso


extendido a lo largo del tiempo. Esta postula una continuidad en los recorridos
comportamentales adaptativos y desadaptativos que vinculan los aspectos precoces del
desarrollo a los trastornos de la edad adulta. Se presume que cuando se verifican
formas de desadaptación comportamental, estas están en relación con un particular
tipo de historia adaptativa precoz.

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La capacidad para interactuar en un grupo se desarrolla gradualmente en la
infancia y la adolescencia. El desarrollo de habilidades de interacción grupal pueden
continuar en la edad media e incluso en la adultez tardía con tal que el individuo esté
dispuesto a arriesgarse probando nuevos roles.

Se puede hipotetizar que el desorden mental interfirió en la adquisición de esta


capacidad en la infancia y la adolescencia.
"Donohue y Lieberman en un informe de un estudio de competencia social entre
personas con trastorno mental mayor (bipolares y esquizofrenia) sugiere que personas
con esquizofrenia (en particular) pueden necesitar ayuda para desarrollar sociabilidad
( interés y goce en estar con otros) y presencia social ( tolerancia y habilidad para
afirmarse uno mismo eficazmente). Ellos sugieren además que la sociabilidad es
aprendida en experiencias de grupo paralelo y de proyecto y que presencia social es
adquirida en experiencias grupales de proyecto, egocentrico-cooperativa y
cooperativa".

Nos parece orientador el trabajo de Mosey donde establece niveles de


capacidad para relacionarse con el grupo de iguales, que nos resultan útiles tanto para
establecer el diagnóstico rehabilitativo como para programar los grupos de actividad.

Corresponde a una experiencia, creemos que común, en los dispositivos de


rehabilitación "el hecho de que cuando un paciente llega a ser capaz de interactuar con
el grupo que convive en el dispositivo, ha sido alcanzada una meta importante".

Mosey establece cinco niveles de capacidad para la interacción grupal,


asimismo, describe las habilidades aprendidas en cada nivel y la edad a la que se
produce aproximadamente dicho aprendizaje. También plantea cual es la conducta que
debe seguir el líder del grupo (educador, monitor, coordinador o padres) para ayudar a
las personas a adquirir las capacidades necesarias en cada uno de los niveles.

1. Nivel paralelo.
Las habilidades necesitadas en el nivel paralelo es la habilidad para trabajar y
jugar en presencia de otros, confortablemente y con una conciencia de su presencia.
Esta habilidad es usualmente aprendida entre los 18 meses y los dos años, cuando el
niño de forma gradual llega a sentirse confortablemente jugando alrededor de otros
niños. Para que este juego paralelo continúe más rato, sin embargo, debe haber al
menos un adulto disponible para dar a cada uno de los niños, soporte, ánimo, y
atención cuando lo necesita.

2. Nivel de proyecto.
La habilidad aprendida en el nivel de proyecto es la habilidad para enfrentarse con
una tarea corta con una o dos personas más. Esta habilidad se desarrolla
aproximadamente entre los dos y cuatro años. El niño está interesado en la tarea o
el juego y reconoce que él o ella necesita otra gente para hacerlo; por lo tanto el
niño está dispuesto a hacer turnos, compartir materiales, cooperar, pedir ayuda y
darla. Se necesita un padre, profesor u otro adulto para suministrar atención
individual y para intervenir cuando los niños tienen dificultad en compartir.

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3. Nivel Cooperativo-Egocéntrico.
Esta habilidad está basada en la sensibilidad a las reglas del grupo y a los derechos
de uno y de los otros en el grupo. Se cree que estas habilidades son normalmente
adquiridas en alguna parte entre los cinco y los siete años de edad. La supervisión
de los adultos aún debería proporcionar soporte y estímulo para encontrar la
estima que necesitan los miembros del grupo.

4. Nivel Cooperativo.
El aprendizaje a este nivel consiste en expresar sentimientos dentro del grupo y a
entender y responder a los sentimientos de los demás. Pueden asumir un rol de
mantenimiento del bienestar emocional del grupo. Esta destreza habitualmente se
desarrolla entre los nueve y los doce años de edad, a través de la participación en
grupos cuyos miembros son de la misma edad o edad aproximada. Los adultos son
usualmente excluidos de estos grupos, los que parecen funcionar mejor por sí
mismos.

5. Nivel Maduro.
En este nivel de grupo se aprende la capacidad para desarrollar diversos roles
dentro de un grupo, tanto los llamados instrumentales como los de mantenimiento.
Mosey cree que esta habilidad es aprendida entre los quince y los dieciocho años,
como el adolescente participa en varios clubs y grupos cuyos miembros son de
ambos sexos, vienen de diferentes culturas, y tienen diferentes intereses y
habilidades.

4. SOBRE LA FUNCION DE LA COORDINACION EN LOS GRUPOS DE


ACTIVIDAD.

El crecimiento psicosocial aparece como el resultado de la interacción de las


posibilidades y capacidades del sujeto y de las características del medio que le acoge,
dicho modelo puede ser un referente para entender la labor rehabilitadora. En nuestro
campo por lo tanto, el desarrollo y la evolución implicaría simultáneamente a la
persona afectada y a los profesionales, estaríamos hablando como dice García J. de
desarrollo coevolutivo.

Desde el punto de vista de la intervención, consideramos pertinente recordar


algunos principios clásicos de la rehabilitación que deben inspirar el establecimiento
de los grupos de actividad:
- Los dispositivos rehabilitadores deben permitir el mayor nivel de
funcionamiento. (Watts y Bennet)
- La socialización de los adultos se hace más rápidamente que la
socialización primaria (Watts y Bennet)
- El grado de directividad del grupo debería ajustarse al concepto de
estimulación óptima de Wing.

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El coordinador o monitor estructurará los grupos de actividad a distintos
niveles en función de las necesidades de los pacientes, su capacidad de interacción,
estableciendo diferentes tareas y asumiendo o delegando en el grupo determinados
roles necesarios para el desarrollo grupal.

Función principal, como decíamos en otro trabajo anterior, del rol del monitor-
coordinador del grupo de actividad es fomentar el establecimiento de un ambiente
grupal favorecedor del desarrollo. Pasamos a describir brevemente las funciones
generales que deben constituir el rol de coordinador:
1. Favorecer el compromiso y la vinculación (afiliación)
2. Incrementar la ayuda mutua entre los integrantes (cooperación)
3. Apoyar la libertad y expresión de sentimientos y deseos que surjan en dicho
espacio, así como la espontaneidad (comunicación).
4. Estimular a los integrantes a ser autónomos en sus decisiones,
planteamientos y acciones.
5. Prestar ayuda concreta para la resolución de problemas cotidianos, y
preparar para la propia resolución de ellos.
6. Ayudar a la elaboración de vivencias interiores, expresión de sentimientos y
comprensión de os conflictos.
7. Permitir y capacitar la expresión de críticas, oposiciones o incluso expresar
los aspectos agresivos de una manera controlada.
8. Establecer unas normas claras, un espacio ordenado y organizado.

Cabría aquí, concretar la función del coordinador en función de las distintas


tareas parciales que se plantean en cada uno de los niveles del los grupos de actividad.
Quizás una primera manera de aproximarse a esta cuestión pasaría por que tipo de
intervención-guía es la adecuada para el nivel de dificultad de interacción grupal de un
paciente tomado singularmente. Cada uno de los objetivos de cada grupo de actividad,
ha de ser investigado en función de los obstáculos con los que se encuentran los
integrantes para alcanzarlos. Esta investigación pasaría fundamentalmente por
investigar la motivación de dichos obstáculos en términos de ansiedades básicas.

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