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Secretaría de Cultura Ciudadana

MORAVIA: MEMORIAS DE UN PUERTO URBANO

EQUIPO DE INVESTIGACIÓN:

EDUARDO ALBERTO GOMEZ BARRERA


Antropólogo - Investigador

ERIKA SIERRA ARIAS


Antropóloga – Auxiliar de Investigación

HERMAN FERNEY MONTOYA GIL


Antropólogo – Coordinador de Investigación

MEDELLÍN
ALCALDÍA DE MEDELLÍN
SECRETARÍA DE CULTURA CIUDADANA
SUBSECRETARÍA DE METROCULTURA
PROGRAMA MEMORIA Y PATRIMONIO CULTURAL

Secretaría de Cultura Ciudadana. Subsecretaría de Metrocultura. Programa de Memoria y Patrimonio Cultural


Proyecto de Memoria Cultural Barrio Moravia. Medellín 2005
Secretaría de Cultura Ciudadana

TABLA DE CONTENIDO

INTRODUCCIÓN ................................................................................................................. 3
1. EL BARRIO MORAVIA EN LA CIUDAD................................................................... 6
2. ASPECTOS JURÍDICOS Y TENENCIA HISTÓRICA DE LAS TIERRAS
OCUPADAS.......................................................................................................................... 8
3. PROCESO DE POBLAMIENTO, CONSOLIDACIÓN BARRIAL E INCLUSIÓN
CIUDADANA ..................................................................................................................... 11
3.1 CONSOLIDACIÓN POR SECTORES....................................................................................................... 11
3.2 MOMENTOS FUNDAMENTALES.............................................................................. 15
3.2.1 Primer momento.......................................................................................................... 15
3.2.2 Segundo momento. ...................................................................................................... 27
3.2.3 Tercer momento. ......................................................................................................... 30
4. EL BASURERO: TODA UNA MONTAÑA DE REBUSQUE .................................... 38
5. ORGANIZACIÓN SOCIAL Y VIOLENCIA............................................................... 51
6. GRANDES MOMENTOS Y PROTAGONISTAS ....................................................... 94
7. ANOTACIONES FINALES ........................................................................................ 99
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS................................................................................ 104

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Proyecto de Memoria Cultural Barrio Moravia. Medellín 2005
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INTRODUCCIÓN

Durante la segunda mitad del año 2005 la Secretaría de Cultura Ciudadana1 del
Municipio de Medellín, desarrolló el programa de Memoria y Patrimonio Cultural, con
el fin de recuperar y construir las memorias colectivas del barrio Moravia, a la luz de
los nuevos desarrollos que en este sector de la ciudad se vienen gestando mediante
la ejecución del Macroproyecto de Renovación Urbana y de la consolidación social
del proyecto de construcción y puesta en marcha del Centro de Desarrollo Cultural
para este céntrico barrio.

El ejercicio de recuperación y reinterpretación de las memorias sociales y culturales


tiene como objetivo general el dinamizar procesos sociales y culturales que propicien
formas adecuadas de sociabilidad entre los pobladores de Moravia que contribuyan
a significar el nuevo espacio público barrial planeado por el Macroproyecto de
Renovación Urbana y su conexión con la ciudad.

El presente texto sobre Moravia es el resultado académico del trabajo del equipo de
Memoria y Patrimonio de la Secretaría de Cultura Ciudadana, durante la segunda
mitad del año 2005, para lo cual fue necesario la aplicación de diferentes técnicas de
trabajo comunitario y la exploración sistemática de las diferentes fuentes
documentales y testimoniales que, de una u otra manera, representan una parte
fundamental de las memorias sociales y culturales de este importante barrio de la
ciudad.

El documento contiene en su primera parte la ubicación del barrio Moravia y una


breve descripción de algunos aspectos jurídicos y la tenencia histórica de las tierras
ocupadas. Continúa con la narración del proceso de poblamiento, la consolidación
barrial y el proceso de inclusión ciudadana, con una descripción de los diferentes
sectores que conformaron el actual barrio Moravia y la exposición de los tres
momentos fundamentales identificados en el proceso de poblamiento del sector,
terminando con una breve presentación de los siete programas incluidos dentro del
Plan Parcial de mejoramiento urbano del barrio Moravia.

Otro capítulo tiene como protagonista a la basura, ya que la disposición de residuos


y escombros de la ciudad tuvo de escenario, durante muchos años, a este céntrico

1
El equipo de Memoria y Patrimonio Cultural estuvo conformado por: Coordinador: Herman Ferney Montoya
Gil, Antropólogo; Investigador: Eduardo Alberto Gómez Barrera, Antropólogo; Auxiliar de Investigación: Erika
Sierra Arias, Antropóloga.

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sitio de la ciudad. Este hecho desencadenó un fenómeno social y cultural sin
antecedentes, el cual se convirtió en un elemento de identificación e impronta
urbana, tan marcada que el nombre de Moravia aún es asociado mentalmente con el
antiguo basurero. Con el posterior cierre del mismo y con la tradicional actividad
económica del reciclaje, aprendida, aplicada y desarrollada por los mismos
basuriegos como medio de subsistencia, se produjo la creación de una de las
cooperativas de trabajo asociado más importantes y exitosas del país.

La organización social y la violencia es uno de los temas tratados en este estudio.


En esta parte se esboza como la organización social ha estado presente en todos
los momentos importantes de la consolidación barrial y se plantea como su función
comunitaria ha estado influenciada, de manera directa y en diferentes aspectos, por
el fenómeno de la violencia que tanto ha golpeado a la ciudad, por lo que no es
extraño que sus actores hayan tenido en el barrio y en la ciudad un dramático y
estelar protagonismo.

El siguiente capítulo incluye, de manera sucinta, el relato de los acontecimientos, los


hechos y los protagonistas que aún permanecen en la memoria colectiva de los
pobladores. Los sectores del actual Moravia, originados por las distintas invasiones,
se expresan y se identifican en el proceso de lucha por legalizar los terrenos y
constituirse como barrio, por lo tanto los asistentes a las sesiones de talleres, en las
diferentes entrevistas realizadas y en las conversaciones informales, resaltaron los
momentos y los personajes identificados como trascendentales para sus objetivos
de conformación y consolidación barrial.

Al final, se presentan una serie de anotaciones a manera de síntesis alrededor de lo


abordado y propuesto en los capítulos anteriores. Son los grandes nodos de
memoria que activan de alguna manera las prácticas sociales de los habitantes de
Moravia. Matrices que estimulan dispositivos culturales desde los cuales los
ciudadanos elaboran respuestas, más o menos adecuadas, a las necesidades y
problemas que deben resolver en su vida diaria. En este caso, es claro como la
organización social o la práctica de la resolución violenta de los conflictos, se
convirtió por mucho tiempo en un patrón cultural a través del cual los habitantes
dieron respuesta a unas situaciones específicas.

Muchos de estos dispositivos de la memoria o patrones culturales siguen hoy


teniendo vigencia y validez entre los habitantes de Moravia. Algunos de ellos, es
necesario entenderlos en sus dinámicas de funcionamiento con el fin de
desactivarlos. Es el caso de la práctica de la violencia para la resolución de los
conflictos entre los ciudadanos. Otros, en cambio, es importante reactivarlos y
fortalecerlos como los de la organización social, las prácticas solidarias, los saberes
alrededor del reciclaje y el aprovechamiento de las basuras o la diversidad cultural
que desde siempre ha identificado a Moravia.

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En últimas, el presente documento se constituye en una pieza importante en el
proceso de construcción y reafirmación de la memoria colectiva de los moravitas. Es
sólo a partir de estas memorias, que han sido narradas, expuestas y validadas
públicamente, que será posible pensar en el futuro del barrio y, en general, de este
sector de la zona nororiental de la ciudad. La inclusión de estas memorias en los
nuevos proyectos de desarrollo y reordenamiento urbano son un verdadero
imperativo para garantizar el éxito de los mismos. De otra manera, estaríamos
pretendiendo introducir cambios y trasformaciones sociales y culturales que en
ningún momento responden a las dinámicas propias y a los imaginarios colectivos
de los habitantes de esta zona de la ciudad.

Agradecemos a todas las personas, líderes sociales y culturales, instituciones,


organizaciones y a todos los habitantes del barrio que participaron en este proyecto
por sus múltiples aportes, sin los cuales no hubiera sido posible el desarrollo de esta
propuesta. Esperamos, además, que este documento y las diversas actividades
realizadas con los pobladores, contribuyan a fortalecer los procesos de
autoreconocimiento e identidad barrial y que alimenten sustantivamente los
proyectos futuros que se formulen para Moravia.

Panorámica barrio Moravia desde la estación Caribe del Metro Medellín

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1. EL BARRIO MORAVIA EN LA CIUDAD

Considerado como un barrio de carácter popular, alrededor del cual se aglutinan


diversas formas de uso y de apropiación espacial, Moravia se caracteriza por su
excelente ubicación dentro del contexto urbano, por la dinámica económica, por una
intensa movilidad social, por su acelerada transformación espacial y por la presencia
de una gran diversidad cultural, factores que lo han convertido en un sector
estratégico de la ciudad.

Este barrio es un asentamiento humano de aproximadamente 42 hectáreas, ubicado


en la Comuna Cuatro de Medellín, en un sector considerado la zona norte del centro
de la ciudad. Los límites establecidos son la carrera 52 Carabobo en el oriente, la
antigua vía a Machado en el nororiente, la curva del Diablo en el noroeste, la carrera
59 y 62 (avenida Regional o La Paralela) en el occidente, y la calle 77 en el sur.

Se dice que actualmente Moravia es habitado por unas 45 mil personas, agrupadas
en unas trece mil familias, distribuidas en siete mil viviendas, lo cual señala el
deficitario estado de la residencia en el barrio, donde el común denominador es el
hacinamiento y la baja calidad habitacional.

El índice actual del espacio público, de 0.37 m²/habitante, es alarmante. Esta, y las
cifras antes mencionadas, ponen de manera manifiesta que la problemática más
fuerte en este asentamiento es el hacinamiento y la carencia de espacio público. Sin
embargo, son evidentes las fortalezas en el sentido social y cultural, pero la
ausencia de equipamientos urbanos adecuados para su aprovechamiento y para el
desarrollo de las múltiples actividades sociales y culturales que allí se proponen, las
debilitan, desestimulan y
contrarrestan.

De forma peculiar el barrio se


encuentra emplazado en medio del
equipamiento urbano más completo
de la ciudad, el cual incluye, entre
otros, el Jardín Botánico, el
Planetario Municipal, el Parque de
los Deseos, el Parque Norte, la
Terminal de Transportes del Norte,
la Universidad de Antioquia, dos
Localización respecto al centro de la ciudad y principales servicios
(Tomado de: Henao Pareja, Juan Guillermo 1997) estaciones del Metro, la zona

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hospitalaria y el futuro Parque Explora.

Pese esa ubicación estratégica, su poca articulación urbana es un factor limitante y


negativo que convierten al barrio en una isla o en un enclave delimitado por los
equipamientos y estructuras de ciudad con las cuales no establece relaciones o
vínculos ciudadanos. Tal desarticulación urbana, sumada a lo intrincado de su
trazado y morfología, y a unas características culturales específicas, hacen de los
bordes del barrio verdaderas barreras físicas y culturales, lo cual genera una
relación especial a su interior, pero no con el resto de la ciudad.

Sumado a lo anterior, el aspecto de deterioro del barrio es notorio, evidenciado en el


desplazamiento del uso de la vivienda hacia usos comerciales, tales como bodegas,
servicios automotrices, reciclaje, heladerías, locales de comercio al menudeo, en fin,
usos que van en contravía con calles y viviendas no preparadas desde todo punto
de vista para recibir este impacto. Esta situación se traduce en la invasión recurrente
del espacio público, eliminando andenes y parte de los senderos, suprimiendo
carriles vehiculares y restringiendo al límite la circulación de los ciudadanos y el
escaso espacio público.

Otra de las características en la conformación espacial de Moravia es la presencia


de dos cerros artificiales originados por el uso histórico que le dio inicio y
consolidación al barrio, como fue la disposición de escombros y de basuras de la
ciudad de Medellín. Además de los sectores tradicionales de El Bosque y Moravia
Centro, El Oasis Tropical y El Morro son dos asentamientos humanos ubicados en
suelos con condiciones no aptas para la vida humana, por las condiciones
insuficientes del suelo para contener espacios para usos habitacionales y en lo
relacionado con los diferentes aspectos de salubridad pública.

En El Morro particularmente, la situación de riesgo no es mitigable y se agudiza por


la carencia de infraestructura de acueducto y alcantarillado, así como por la
producción de lixiviados, los cuales son altamente contaminantes y por la emanación
de gas metano, cuya producción, nociva para la salud humana, continuará mientras
dure el proceso de descomposición de materia orgánica.

El espacio público de Moravia ha sufrido una desmejora sustancial tanto cuantitativa


como cualitativa en los últimos años. La intervención propuesta desde el
Macroproyecto urbano, y los siete programas generales acordados con la
comunidad, buscan un cambio total de esta tendencia para el mejoramiento de la
calidad de vida de los habitantes y por consiguiente de la ciudad.

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2. ASPECTOS JURÍDICOS Y TENENCIA HISTÓRICA DE LAS


TIERRAS OCUPADAS

En el estudio Recuperación Critica de la Historia (HERRERA, 1989)2, el autor


investigó los archivos pertinentes al sector de Moravia, información desde la cual
pudo realizar un recorrido sobre los diversos aspectos jurídicos sobre la tenencia
histórica de las tierras ocupadas en este barrio.

En ese estudio se dice que: Un tal Juan Uribe Lalinde otorgó en 1916 los terrenos
del ahora barrio Moravia a sus hijas Pastora Uribe de Vélez y Elena Uribe de
Restrepo, que además, por procesos sucesoriales, dichos terrenos llegaron a ser
propiedad del “Mocho” Emilio Restrepo Uribe3, cuyos herederos David y Marta
Restrepo aparecen en 1977 como los propietarios con derecho a negociar la
mayoría de la extensión del predio con el Municipio de Medellín.

El negocio se cerró y los terrenos fueron vendidos en el año de 1979, mediante el


Acuerdo Municipal Nº 03 de abril 29 de 1977, cambiando su carácter de bien fiscal a
bien de uso público, acción que posibilita un programa de rehabilitación urbana
desde el punto de vista jurídico.

En ese Acuerdo Municipal la Administración de Medellín declaró los terrenos del hoy
barrio Moravia como área de expansión del complejo recreativo del Parque Norte y
se aprobó la adquisición del lote en mención para ser entregado a las Empresas
Varias, por un período de cinco años, para depositar las basuras de la ciudad
mediante el sistema de relleno sanitario, hasta lograr conformar una topografía final
adecuada a las necesidades de la futura ampliación del parque vecino.

Mucho antes de esa negociación con el Municipio parte de estos terrenos, por no
decir que su totalidad, fueron arrendados por el mismo señor Restrepo a Ricardo
Hernández, el cual, a su vez, los subarrrendó a sus hijos: Ovidio, Arnulfo y Roberto.

En 1946, los herederos entregan un lote al Departamento de 6.945 metros


cuadrados cerca al puente El Mico, para ser ocupados por su línea férrea en forma

2
HERRERA BUILES, Elkín. Memoria Crítica de la Historia. Medellín, 1989. p. 122-124.
3
Otras versiones dicen que Emilio Restrepo compró en el sector 503.864 metros cuadrados en 1917.

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de arrendamiento. Para 1952, los mismos le venden 361.790 metros cuadrados de
terreno que incluían los arrendados anteriormente4.

Para 1962 el Ferrocarril de Antioquia es vendido a la Nación, lo cual incluía el


corredor de servidumbre de la vía y los respectivos retiros, situación esta que,
aunada a muchas otras, frenaría el proceso de habilitación urbana del Municipio de
la década de los años ochenta.

La Administración Municipal legalizó en forma muy reducida la tenencia y titulación


de propiedades bajo la modalidad de trabajo comunitario a través de los bonos de
ayuda mutua, dentro del programa de habilitación pactado con la comunidad en el
año de 19835. La desconfianza de los interesados creció ya que hasta mayo de 1986
solamente se entregaron unas noventa escrituras.

En 1984 el panorama desde los


planes de la Alcaldía era
desolador. El proyecto de convertir
ese sitio en una extensión del
Parque Norte fracasó, así como la
idea de manejar el control del
depósito de basuras como relleno
para adecuar el terreno para el
futuro parque. Por el contrario, se
levantó antrópicamente, a solo dos
mil metros del corazón de la
ciudad, un humeante y pestilente Cerro de basuras, 10 días antes de ser cerrado. (Tomado de: El Mundo
cerro de basuras, sin antecedentes Metropolitano 7 de febrero de 1984)
en el país, con unas seis mil familias en sus alrededores y laderas que para su
sustento diario dependían de su existencia.

En un comienzo la zona descrita correspondía indistintamente a los barrios Parque


Norte, El Bosque y Miranda. Esa situación cambió a partir del Decreto Nº 997 de
1993 de la Alcaldía de Medellín, por medio del cual “se ajusta el inventario de barrios
de la ciudad, se actualizan sus límites y se dictan otras disposiciones”6, en
correspondencia con el Acuerdo Municipal 037 de 19927 que lo reglamenta,
momento en el cual se legitimó jurídicamente la existencia del barrio.

4
BETANCUR MONTOYA, Hernán Darío. Diagnóstico de la situación jurídica, urbanística y social del barrio
Moravia. Tesis de grado. Universidad de Antioquia, Facultad de ciencias Sociales, Departamento de Sociología.
Medellín, 2001. P. 55.
5
DECRETO MUNICIPAL Nº 102 de febrero 23 de 1984.
6
BETANCUR MONTOYA. Op. Cit., p. 56.
7
Por medio del cual el Concejo autoriza al Alcalde para que realice el ajuste de inventario de barrios de
Medellín.

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Los terrenos donde se ubica el barrio Moravia son, entonces, en su mayor parte de
propiedad del Municipio de Medellín, sin embargo la mayoría de sus habitantes
tienen un derecho adquirido de posesión del terreno ya que la Constitución Nacional
le confiere derechos al poseedor después de comprobar varios años de
permanencia y si el propietario quiere recuperar el dominio del bien, debe iniciar un
proceso judicial y está obligado a pagar por las mejoras.

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3. PROCESO DE POBLAMIENTO, CONSOLIDACIÓN BARRIAL E


INCLUSIÓN CIUDADANA

3.1 CONSOLIDACIÓN POR SECTORES

El barrio Moravia como asentamiento formado mediante un proceso de invasión, se


fue consolidando por sectores de la siguiente manera:

Mapa del antiguo basurero. (Tomado de: Henao Pareja, Juan Guillermo 1997)

 Sector Fidel Castro:

Fue el punto inicial del asentamiento. La invasión


organizada por el Comité Central de Tugurianos de
Medellín, contó con la previsión de sus
organizaciones para dimensionar lotes más o menos
iguales, haciendo trazado de vías y dejando espacio
para zonas comunales y recreativas. La vivienda tipo
era de materiales de desecho y desperdicios
arrojados por la ciudad, mejoradas más tarde con
ladrillo y cemento, recursos que los habitantes Sector de Moravia, anteriormente
conseguían del río, del extranjero, con la mediación conocido como Fidel Castro
del sacerdote Vicente Mejía, y, además, provenientes de la explotación del reciclaje
durante el tiempo que duró el basurero en la zona. En los años ochenta comenzó a
llamarse Moravia Oriente, y hoy es reconocido como el sector Moravia o Moravia

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Centro, aunque aún parte de sus habitantes prefieren seguir llamándolo Fidel
Castro.

 Sector Moravia:

Este sector tiene sus orígenes en un acelerado proceso de


loteo y venta ilegal de tierra emprendido por los
poseedores de hecho de este sector de la ciudad. El
dimensionamiento de los lotes fue más o menos uniforme
con algunas excepciones. Se lograron dejar vías y
espacios comunales. La vivienda fue construida gracias a
los recursos obtenidos por el reciclaje de las basuras y del
Sector de Moravia, limitando con la aprovechamiento de los materiales de playa extraídos del
quebrada La Bermejala y La
Cancha río Medellín. En sus inicios llevó el nombre de Camilo
Torres, pero fue el primer sector al que se comenzó a
llamar Moravia y hoy hace parte, al igual que el Fidel Castro, del sector de Moravia o
Moravia Centro.

 Sector El Bosque:

Es una invasión típicamente espontánea y sin


ningún planeamiento. El objetivo inicial era construir
los ranchos, que después se convertirían en
viviendas, cerca a la carrera Carabobo, con el fin de
aprovechar estratégicamente la cercanía al centro
de la ciudad. A diferencia de los anteriores sectores,
en éste no se respetaron espacios para vías ni
zonas comunales y sus habitantes optaron por dejar
unos senderos peatonales para la circulación, que
favorecieron las relaciones interpersonales y una Sector El Bosque, actualmente el comercio es su
rápida capacidad de reacción ante los posibles principal característica.
desalojos por parte de la fuerza pública, contribuyendo a una especial construcción
del tejido social.

 Milán y La Playa:

Fue una segunda fase del poblamiento de El Bosque. Se generaron a partir de


movimientos y disputas internas entre los miembros de la comunidad por asuntos de
linderos; el sector entra en una dinámica nueva de loteo, dando origen a los sectores
conocidos hoy como Milán y La Playa.

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A diferencia de lo sucedido con otros sectores, Milán y
La Playa no fueron loteados por moradores antiguos del
sector, sino por personas ajenas que prepararon la
venta y la dirigieron a un grupo especial de población
que carecía de vivienda en Medellín, como eran los
trabajadores de la albañilería, obreros de las fabricas y
empleados del Gobierno, que, aunque de escasos
recursos, contaban con un empleo más o menos
Sector La Playa, pasaje comercial de El estable.
Bosque

 El Llano y/o Casco de Mula:

Paralelamente al proceso de poblamiento de los


subsectores Milán y La Playa, se dio otra invasión
entre la montaña de basura, el subsector de La Playa
y el sector de Moravia y como una tercera fase de
este último. Su invasión comenzó en 1978 y obedeció
a una lógica de poblamiento similar a la de Fidel
Castro y como una estrategia de los habitantes de
Moravia para frenar el avance de la montaña de El Llano o Casco, ubicado entre el sector de
basuras que de manera monstruosa avanzaba El Morro y El Bosque
amenazante hacia la quebrada La Bermejala,. Lo anterior explica el aspecto sinuoso
de sus vías y el nombre recibido desde sus comienzos. Aunque se dio un uso
irracional del suelo se logró al final conservar espacios para la adecuación de vías.

 El Morro:

A principios de 1980 aparecen los


asentamientos conocidos como La Paralela
y La Ladera o La Divisa en la montaña de
basuras. Estos fueron construidos con
material desechable y reciclable y, en la gran
mayoría, por la incertidumbre, los ranchos se
conservan en ese estado. “Aquí no vivía
quien quería sino quien podía”. En general
sufrió unas seis invasiones, tres de ellas
grandes. El subsector de La Divisa fue
Cima de El Morro. desocupado cuando muchos de sus
habitantes invadieron la urbanización que el
programa de “Medellín sin Tugurios” les tenía preparado en el barrio Loreto,
conocido hoy en día como barrio Pablo Escobar. También muchos habitantes del

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subsector de La Paralela fueron obligados a reubicarse en Vallejuelos para dar paso
al plan vial del Municipio. Desde el año 2000 fue promovida, por el grupo armado del
momento, la invasión a la cima mediante la venta de lotes. Es uno de los sectores
que serán reubicados totalmente. Hoy muchos de sus habitantes prefieren llamarlo
El Cerro de Basuras.

 El Oasis:

Este lote fue tradicionalmente utilizado por la Administración Municipal para asentar
temporalmente a personas damnificadas de la ciudad por los
desastres naturales. Allí se trasladaron, en 1988, un grupo de
familias afectadas por las inundaciones de la quebrada La
Iguaná, de las cuales veintiocho, en 1994, aún no habían sido
reubicadas. Según versiones de los propios moradores,
algunos funcionarios de Corvide autorizaron la invasión
masiva de este lote. Esta vez fueron familias del propio
Moravia y barrios aledaños que llevaban por lo menos dos
meses en una carpa adyacente a este terreno, sobre la
antigua vía a Machado, esperando e insistiendo en la
oportunidad de construir allí sus ranchos, y aprovechar la
infraestructura de servicios públicos que había instalado el Sector El Oasis.
Municipio de Medellín con el fin de atender a los damnificados.

En un principio los invasores pensaron reservar espacios para vías y para servicios
comunitarios, pero al final se decidió que lo prioritario eran las viviendas y las
familias. Aunque llegaron de todas partes de la ciudad, la mayoría de los que al final
lograron permanecer, provenían de Moravia. Es uno de los sectores que será
reubicado totalmente.

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3.2 MOMENTOS FUNDAMENTALES

En el proceso de poblamiento, consolidación barrial e inclusión ciudadana del barrio


Moravia se pueden identificar tres momentos fundamentales:

3.2.1 Primer momento.

El más largo. Donde se plantea la formación y consolidación del barrio.


Va desde la llegada de los primeros pobladores, a finales de la década
del cincuenta, pasando por la creación de los Comités Populares, por la
presencia del Sacerdote Vicente Mejía, por la invasión de Fidel Castro y
El Bosque, hasta finales de los setenta, por las creaciones de las Juntas
de Acción Comunal, por el Decreto Municipal desde el cual se origina la
montaña de basura en 1977, por la invasión a Casco de Mula en Llanitos
y la venta de derechos de sucesión por loteo pirata en los sectores de La
Playa y Milán.

Primeros pobladores. En el terreno que ocupaba Arnulfo Hernández, paralelo a la


antigua vía del ferrocarril, se presentó la primera invasión en el año de 1954 por
Aldemar Antonio Vallejo, quien fue secundado dos años después, en 1956, por cinco
familias encabezadas por Ramón Ortíz y Antonio Cardona8.

Con la llegada de Antonio Cardona, quien se instaló en la orilla del río Medellín cerca
al viejo puente metálico El Mico, ya eran seis familias asentadas en 1956. Durante
los años de 1957 y 1958 no se registraron invasiones, pero en el año de 1959 se
ubicaron en el lugar siete familias encabezadas por Javier Adolfo Alvarez, Julia Rosa
Ocampo y Mercedes Guzmán.

Esas familias encontraron tierras en muy malas condiciones y no aptas para la


construcción de viviendas. Eran terrenos cenagosos y lo que no se inundaba en
invierno por los desbordamientos del río presentaba un rastrojero impenetrable.
Otras zonas estaban revolcadas por algunas de las obras de movimiento de tierras
para la canalización del río:

“Tumbando monte, entre rastrojos y lagunas, compartidas a la vez con


muchos animales indeseables, tales como culebras, ratones y otros

8
Las diferentes cifras que se presentarán, para los años de 1954 a 1981, son extraídas de las encuestas realizadas
en 1981 por el sociólogo Elkín Herrera como parte del estudio “Memoria crítica de la historia”, publicado en el
año de 1989.

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bichos, esas familias fueron poblando la gran vega que lindaba con el río
Medellín”9.

Esos primeros terrenos ocupados fueron ampliados cuando se terminaron los


trabajos de canalización, lo que significó el aprovechamiento del cauce antiguo o el
espacio que ocupaba antes el lecho del río.

Como dijimos anteriormente, la población inicial se ubicó en forma lineal y dispersa,


separando los ranchos por extensiones de rastrojo, pero siempre a lado y lado de la
vía férrea, de cuyo viejo trazado es testigo la carrera que lleva el nombre de El
Ferrocarril y la estación de El Bosque que aún se conserva al frente de la entrada
principal del actual Parque Norte.

Eran familias de origen campesino, que


huían de la violencia bipartidista de esos
años, y que no conocían los privilegios de la
vida holgada y, por lo tanto, se conformaban
con vivir dentro de rústicas viviendas,
conocidas popularmente como tugurios. Y es
que “la consecución de bienes y servicios,
como vivienda, salud, educación, entre otros,
que en otros sitios se tienen relativamente
asegurados, se convierten en todos los
barrios populares en elementos de Al lado izquierdo, la carrera Carabobo y lo que en 1953
supervivencia que se deben negociar eran los lagunales donde actualmente es el barrio
Moravia. (Tomado de: El Colombiano "Historias de La
políticamente”10. Otra Banda" Domingo 15 de mayo de 2005.

En el año de 1961 llegaron al asentamiento once familias que se ubicaron al lado de


los ranchos ya construidos, encabezadas por María Aurora Cardona, María Etelvina
Valencia, Herlinda Zapata, Ana Tulia David, Tulia Quintero y Miguel Gallego. Estas
familias le fueron dando cara de poblado a esos pantanales y rastrojos.

Posteriormente en el año de 1962 llegaron ocho familias, entre las que estaban las
de Rosa López y Aurora Fernández.

“Las familias ya establecidas se dedicaron a sembrar cebollas y


plataneras a lo largo de la extensa vega (...) hasta esa época el aspecto
del río Medellín era imponente y en las crecientes, nacidas por el

9
IBÍD., p. 128.
10
BARRIOS IBARRA, María Nelda y Londoño Zapata, Luís Oscar. Recuperación de la historia de los barrios
Fidel Castro, El Bosque, Moravia, Milán y Los Llanos (sectores del antiguo basurero de Medellín). Tesis Master
en Educación. Universidad de Antioquia, Facultad de Educación. Medellín, 1986. p. 54.

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invierno, azotaba a los moradores dejándolos en la más completa
miseria al llevarse las pertenencias y enseres de uso doméstico”11.

En los primeros quince años del asentamiento, entre 1954 y 1969, la invasión fue
graneada, incrementándose a partir de la década de los setenta y su máximo
esplendor se presentó hacia finales de la misma.

Con otras seis familias que llegaron en 1963, encabezadas por Orlando López y
Rubén Gómez, el terreno poblado iba creciendo significativamente y los pobladores
sintieron la necesidad de ir pensando en la creación de una especie de comité
popular para defender su estadía en este lugar, idea que se concretó más adelante
con la creación del Comité Fidel Castro.

En el año de 1964 se registraron tres invasiones, sobresaliendo la de Elvia Valle y la


de Rosa Guzmán. El año de 1965 es marcado por la presencia del Sacerdote
Vicente Mejía, quien desde sus ideas de izquierda inició la organización del
asentamiento en compañía de algunos estudiantes de la Universidad de Antioquia.
En este año llegaron otras diez familias al sector.

El padre Vicente Mejía, la organización y forma espacial. La labor


concientizadora del padre Vicente Mejía continúa vigente en la memoria colectiva de
los pobladores, sobre todo los que invadieron en el sector Fidel Castro. Su habilidad
para lograr convencer a la comunidad de la necesidad de reservar los terrenos
necesarios para el posterior beneficio de los servicios comunitarios es hoy
reconocida.

Entre los espacios reservados podemos mencionar el lugar que hoy ocupa el colegio
“Fe y Alegría”, la parroquia “Nuestra Señora del Consuelo”, cuya construcción física
fue impulsada por el sacerdote Gonzalo Giraldo, y la cancha de fútbol; además, al
ritmo del “fusíl y el evangelio”, entre las fajas de terreno separadas por la comunidad
aparece la del parque infantil, el edificio donde actualmente funciona la Junta de
Acción Comunal de Moravia y hasta se reservó para el puesto de policía, es decir,
hace cuarenta años la comunidad logró prever la forma urbana de su futuro barrio.

Durante el espacio de tiempo que hay entre el 1966 a 1969 llegaron 32 familias,
entre las que sobresalían las de Antonio de Jesús Correa, Efraín Jiménez (quien
llevaba muchos años trabajando en el río pero pagando arriendo en otras partes),
Jorge de Jesús Oquendo, María Guzmán, Martha Espinosa, Frankelina Agudelo,
Sergio Arboleda y Maruja Jurado. En este período los promotores de la invasión se
preocupaban que la ubicación de las familias no fuera dispersa y que no se
ocuparan los terrenos “reservados” y los que fueran requeridos más adelante para
obras públicas y así prevenir desplazaminetos o reubicaciones potenciales.

11
IBÍD, p. 135.

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En estos primeros años del proceso de poblamiento no se presentaron demasiados


problemas de orden público, ya que parte de los pobladores aparecían como
subarrendadores y explotaban los terrenos con grandes cultivos de cebolla y
plátano. Además, los terrenos no eran aún susceptibles de valorizarse y los grandes
focos de tugurianos de la ciudad se encontraban en La Alpujarra y en el sector de La
Iguaná.

La canalización del río. El río Medellín mostraba grandes playas y meandros a lo


largo de su recorrido. La canalización de sus aguas comenzó por los lados del
Municipio de Itagüí por la firma Integral pero sólo avanzaron, por problemas con la
valorización, hasta cerca de las anteriores instalaciones de Gravetal. Luego la
empresa Municipios Asociados del Valle de Aburra –MASA, continuó con el
proyecto y la memoria de Efraín Jiménez12 relata que:

“…es ahí cuando aparece el señor Cock, al que le decían El Mocho que
era una de los jefes al mando (...) Con la canalización tumbaron el
antiguo puente metálico del ferrocarril, construido al frente de la
asfaltadora y llamado El Mico, los trabajos de la canalización llegaron a
ese sitio en 1972”.

El famoso Ferrocarril de Antioquia había pasado en 1962 a manos de la Nación y la


ruta desviada desde la antigua estación Villa, donde hoy se encuentra la Plaza
Minorista, al otro lado del río, por el frente de la Universidad Nacional. La
canalización fue necesaria para utilizar sus orillas como sistemas viales paralelos
previstos desde hacía varios años y para posibilitar los grandes proyectos de
transporte masivo.

“Con la canalización del río Medellín el viejo cauce comenzó a ser


empleado como botadero de basuras. Los trabajos de la canalización
nos quitó el trabajito, pero a la vez sirvió para que muchas familias sin
donde vivir, se vinieran para este sitio, lo que trajo muchos problemas
con la ley”13.

Los años setenta. Al comienzo de esta década se incrementa considerablemente el


asentamiento y en sólo 1970 llegaron 24 familias, entre las cuales se cuentan la de
Ovidio Prisco, Rosalba Ramírez y Maribel Zapata.

12
En el citado estudio de HERRERA BUILES, p. 190, se dice que este personaje nació en el Departamento de
Boyacá en 1915, que llegó a Medellín en 1941 y a Moravia en 1966. Desde su llegada a la ciudad trabajó en el
río, con $90 compró una pala, una zaranda y una parihuela. Le había resultado trabajo en el Municipio
ganándose $4 diarios y en la ESSO por $8, pero prefirió seguir en el río, donde se ganaba $25 diarios.
13
Ibid., p. 191.

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Preocupados por las invasiones masivas de sus predios, especialmente por el
incremento de este fenómeno en los terrenos liberados por la canalización del río,
los subarrendadores de la zona procedieron a parcelar y vender sus lotes en forma
pirata. En este caso, el señor Ovidio Hernández fue pionero en la venta de sus
derechos de posesión, estrategia que fue seguida por el señor Antonio Luna.

En 1971 llegaron 36 familias, encabezadas entre otros por José Joaquín Escalante,
Efraín Malagón Hernández, Jair Ayala Jaramillo, Alba Irene Vasco, Víctor Naranjo.
En 1972 continúa en aumento el asentamiento. En alguna medida, por causa de la
aparición de la Unidad de poder Adquisitivo Constante – UPAC, que incrementó los
costos de la vivienda llamada popular. Para esta época se presentaron en Moravia
63 invasiones, entre las que sobresalen las de las familias de Octavio Tuberquia,
Jorge Orlando Gómez, Leonardo Restrepo, Manual Salvador Barrientos, Evangelina
Moreno, Magdalena Guisao y Carlos Enrique Patiño.

Barrio Fidel Castro y El Bosque. Boletín # 1 Medellín junio 5 de 1977.


Plano ejecutado por la comunidad del barrio Fidel Castro (1976-1977).

En el año de 1973, este fenómeno de invasión decreció significativamente. Sin


embargo, en este año se presentaron 19 casos, entre los que podemos mencionar
las de las familias de Félix Perea Moreno, Oscar de Jesús Cardona, Rocío
Echavarría y Noemi López. De 1974 a 1976, se continúa con el promedio de los
años anteriores. En esos tres años llegan 130 familias, entre ellas las de Jairo
Cardona, Rosalba Arenas, Luís Correa, Antonio Flórez, Alberto Cardona, Diego
Mosquera, Alfonso Tenjo, Maruja Jímenez, Oscar Ramírez, Gilma Ramírez y Urbano
Ramírez.

A falta de hospitales buenos eran Don Antonio y las parteras. Los habitantes de
estos primeros años, así como los posteriores, tenían en Don Antonio Cardona una
persona demasiado especial, además era visto como un verdadero conocedor de los
problemas de la salud. Había adquirido conocimientos médicos trabajando como
enfermero en un hospital de Ibagué y dicen que restablecía pacientes que ya habían

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sido desahuciados por médicos del Seguro Social, situaciones que dejaron una
huella viva en la memoria de la comunidad.

Por los años setenta aún la presencia del gobierno brillaba por su ausencia,
situación que era reforzada por las mismas posiciones políticas de los pobladores.
Por esta razón muchas de las soluciones a sus necesidades básicas, como la
educación, la vivienda y la salud, que en Moravia eran consideradas de subsistencia,
tenían que ser resueltas al interior de la misma comunidad, como aún ocurre en los
sitios más alejados de la geografía nacional. Afortunadamente, la medicina
tradicional suplía de alguna manera muchas de las necesidades en salud de los
moravitas.

En este sentido, encontramos que en el sector de Fidel Castro, la señora Angélica


Espinosa era reconocida como una partera avezada. Su oficio lo ejercía como un
aporte social a su empobrecido barrio, en general sin reconocimiento económico.
Sólo en algunos casos las familias beneficiarias de sus buenos oficios le daban algo
en contraprestación, de acuerdo a su escasa capacidad económica. Igualmente,
encontramos que desde finales de la década de los setenta, en el sector de Casco
de Mula, ejercía este mismo oficio la señora Aceneth Restrepo, en iguales
condiciones a las de doña Angélica..

El Bosque y sus variadas formas de invasión. Devolviéndonos unos años atrás,


hay que resaltar que desde finales de los años sesenta se comienza a gestar
lentamente el asentamiento del sector de El Bosque. Su proceso inicial de
poblamiento fue lento, aunque esto no fue obstáculo para convertirse en el sector
más hacinado.

El sector de El Bosque vivió unas formas de ocupación constantes, no muy


organizadas pero si muy variadas, ya que algunos invadieron, otros compraron
ranchos o lotes ya invadidos y otros, años después, compraron derechos de
posesión en la forma de lotes piratas al señor Ricardo Hernández. “Muchos
llegaban y se ubicaban en los espacios que otros con anterioridad pretendían
fueran calles o caminos peatonales, generando algunas discusiones entre los
ya asentados y los nuevos ocupantes”.

Ante la ausencia de los diferentes organismos del Estado en sector de El Bosque


era evidente la manipulación política por parte de los partidos tradicionales. Las
prácticas politiqueras fueron aceptadas como el derrotero normal del asentamiento,
dejando a un lado, desde un principio, la participación directa de los mismos
interesados en solucionar los problemas. No hubo dolientes, los líderes estaban
supeditados a las caprichosas decisiones externas y al individualismo de ciertas
personas sin escrúpulos que se lucraban a costa de la urgente necesidad de las
gentes que llegaban al sector en busca de un rancho en donde acomodar a sus
familias.

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Esas prácticas llevaron a una falta de diálogo y planeación, en donde lo importante


era ocupar de cualquier manera el lugar, circunstancia que se vio plenamente
reflejada en la conformación espacial del sector.

La educación escolar como constante


histórica. Vale la pena destacar que los
pobladores siempre dieron un significado
muy profundo a la idea de establecer una
escuela y entre sus luchas y aspiraciones la
necesidad de la educación escolar se
convirtió en una constante histórica.

Desde los primeros momentos de la invasión


al sector de Fidel Castro se convirtieron en
maestras a varias mujeres del lugar, las
cuales trabajaron en la “primitiva” caseta Alumnos de la Institución Educativa Gente Unida.
comunal, y cuando diseñaron el plano para el
barrio fueron obstinados en la separación de los terrenos para la escuela. Más tarde
lo cedieron a la institución Fe y Alegría con el compromiso de construir el local.

Igualmente en el sector de El Bosque se construyó una caseta que sirvió para


diferentes usos, entre ellos el de aula de enseñanza o escuela. Pero la necesidad de
escuela era muy sentida y durante varios años la misma comunidad costeó su
funcionamiento con sus escasos recursos y algún apoyo internacional, y sólo en
1983 pasó a ser oficial.

En el sector de El Bosque la construcción de la caseta es un buen ejemplo de


constancia. Lucharon por ella varios años y sólo en 1977, lograron recursos para
construirla con motivo del incendio de los ranchos de Carabobo.

La escuela Fe y Alegría se proyectó directamente hacia las verdaderas necesidades


de la comunidad y durante varios años fue un verdadero centro de desarrollo
educativo y cultural. En la memoria de los pobladores es recordada la labor de Odila
Campillo, quien fue por varios años su directora.

La creación del basurero. El año de 1977 marcó un punto de inflexión en el


proceso de poblamiento y de consolidación barrial de Moravia. En este año se
declara el terreno como bien de uso público - Acuerdo Nº 03 del 29 de abril -,
dejando a un lado su carácter de bien fiscal. Además, en estos años de la década
del setenta cesaron de alguna manera los mecanismos represivos por parte de la
municipalidad y se percibe un incremento leve en la intervención de los organismos
oficiales en lo relacionado con la dotación de servicios públicos y de infraestructura
barrial..

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Desde el punto de vista jurídico esta acción posibilitó la formulación de proyectos de


ampliación del Parque Norte en estos terrenos. Para ello, las Empresas Varias
debían comprometerse a hacer un tratamiento adecuado de las basuras por medio
de la tecnología de relleno sanitario.

El problema es que en ninguna parte de ese Acuerdo del Consejo se menciona lo


que se hará con los habitantes asentados en esos terrenos, desconociendo que
desde finales de los años cincuenta venían siendo ocupados, y a la fecha, 1977, ya
se había dado la primera invasión organizada en el sector de Fidel Castro y se había
extendido la población hacia los sectores de Camilo Torres y El Bosque.

Para finales del año de 1977 lo único que diferenciaba esta invasión de las demás
de la ciudad, fuera de su característica de centralidad, era la existencia del basurero.
En ese año, como consecuencia de la agudización de los problemas económicos y
sociales del país y la ciudad, el proceso de poblamiento de la zona se va tornando
masivo. Este fenómeno no daba tiempo a las personas que vendían derechos de
posesión para lotear los terrenos y proceder a su venta, lo cual agudizo los
problemas del crecimiento desordenado del barrio y los grandes índices de
hacinamiento que hoy caracterizan a Moravia.

La invasión a Casco de Mula. En ese año se realizaron 104 invasiones sólo en


Moravia. Parte del terreno subarrendado por Roberto Hernández, llamado por los
habitantes como “Casco de Mula”, por la forma que fue tomando al ir creciendo la
montaña de basura por uno de sus costados, “fue invadido por numerosas personas
acosadas por la necesidad de un techo e informadas previamente por personas a
quienes les vendieron terrenos ajenos”14 en este mismo sector.

Con el paso de los meses fue creciendo una montaña de basuras frente a los ojos
de los pobladores y en la misma forma crecían los habitantes. Producto de la
invasión masiva al sector de Casco de Mula, en 1978 llegaron 179 familias y al año
siguiente se asentaron 305, la mayor cifra hasta el momento. Esta invasión fue
planeada por las organizaciones comunitarias presentes en Moravia que al ver que
la montaña de basuras se aproximaba a la quebrada La Bermejala y, por lo tanto, a
sus viviendas del otro lado, optaron por la estrategia de promover una invasión a
esos predios y así formar una barrera humana ante semejante atentado por parte de
la Administración Municipal.

Mientras que por esos años en el país se festejaba el ingreso de la televisión a


color, miles de personas en Moravia buscaban la forma de no pasar la noche a la
intemperie. Don Manuel Gallego, uno de los que logró invadir, narraba su propia
historia de la siguiente manera15:
14
Ibid., p. 144.
15
IBÍD., p. 215.

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“En Ebejicó las fincas no dan ni rabia y el Gobierno no le presta ayuda al


campesino y el producto de las fincas no da para sostener una familia y
es así como una cosecha de maíz es solo para los ladrones. En el campo
empieza el hambre y el fruto del campo es la miseria, la cual se viene
para la ciudad y por la necesidad, en las ciudades, la gente se ve
obligada a invadir y hacer otras cosas que no quisiera.

(...) Logramos invadir a Casco de Mula, somos perturbadores de los


planes de urbanización de la ciudad, somos el lado negativo, según
ellos, y esa es la lucha, dicen que somos la enfermedad porque afeamos
el centro de la ciudad y la estamos urbanizando a nuestro estilo.
Nosotros como tugurianos no somos enfermedad, somos gente,
humanos, les estamos quitando un sector de recreación a los ricos, ya
que no podemos entrar a esos lugares por no poder pagar... no nos
sirven los parques, son muy bonitos, pero los ranchos son casas
también. En el centro no hay donde hacer tugurios o sino allá
estábamos.

Al dejarnos sin servicios es una forma de oprimirnos para que dejemos


nuestra empresa... dizque el analfabetismo y la inseguridad siempre han
existido, pero todo es una forma de opresión para no educarnos y
mantenernos ocupados viendo la televisión”.

Formas de enfrentamiento y de neutralización a la fuerza pública. La invasión de


Casco de Mula o Llanitos, como también se le llama, fue la de mayor apogeo hasta
el momento en Moravia. En ella se utilizó una estrategia que llamaron con el nombre
de “Método de la Malicia Indígena” y que consistía en que mientras en una parte del
asentamiento un grupo sostenía un enfrentamiento directo con la policía, por otro
lado se invadía.

Entre esas formas de enfrentamiento y de neutralización a la acción de la fuerza


pública, existía toda una gama de estrategias que van desde “el entretenimiento”
(cuyo significado comprende desde el acto sexual hasta el licor y la charla), pasando
por la llamada “malicia indígena”, pero llegando al enfrentamiento directo y violento
con piedras y palos. Estas fueron formas tradicionales que adquirieron un valor
específico en esas situaciones concretas y que generaron expresiones de innegable
significado dentro de la llamada “cultura de resistencia y como elementos propios de
una auténtica cultura popular”16.

16
BARRIOS IBARRA. Op. Cit., p. 66.

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Otra estrategia de los pobladores, que muestra toda su creatividad en aspectos
relacionados con la comunicación popular, es la manera como se anunciaba la
llegada de “La Ley” al sector17:

“Algunas mujeres entretenían a la policía, mientras enviaban un bolso


con cualquier cosa, arepas, dulces y hasta piedras. Si la bolsa venía con
hojas era porque venían a tumbar ranchos. También se evitaba el
enfrentamiento de la policía con los hombres del barrio a quienes
maltrataban y detenían y para ello, escondían a los hombres y salían las
mujeres con ‘embarazos de piedra’ y los niños de la mano a enfrentar a
la policía”.

Y a levantar el rancho. Luego de nivelar y de marcar los terrenos con cabuyas y


estacas, se dedicaban a levantar el rancho, colocando básicamente cuatro palos a
los extremos y uno con más altura en el centro, a media agua, los unían con varillas
de madera y procedían a colocar los rollos de fieltro que, posteriormente,
amarraban. Por último, ubicaban en su interior a las mujeres con los niños, porque si
llegaba la policía y encontraba a los hombres adentro, estos inmediatamente eran
detenidos.

“Los primeros días aquí fueron de


mucha angustia, ya que esto era un
monte que tuvimos que deshierbar y
nos fuimos al basurero a buscar palitos
para clavarlos, porque no teníamos con
que llegar a armar de una vez el
ranchito y encerrarlo con plástico y el
terrenito cercarlo con cabuya. Después
había que clavar los estacones y
emparejar el suelo, además habían
muchas moscas, zancudos y gusanos y
los carros de las Empresas Varias, que
Montaña de basura (Tomado de: El Colombiano 17 de
octubre de 2005. Artículo: "Un barrio con corazón de traían la basura, llegaban cargados de
pueblo" por Rafael González Toro. Imagen de archivo) cachos que nos tiraban y tuvimos que
ir a esas oficinas para que no botaran
allí esas porquerías con lo cual se enfermaban los niños chiquitos...”18.

A las tareas de adecuación de los terrenos por parte de los invasores, generalmente
inadecuados para la construcción de vivienda, por cenagosos e insalubres, se
sumaban las labores de defensa de sus ranchos de los operativos de desalojo
ejecutados por la fuerza pública. En este sentido, el relato de doña Aceneth
Restrepo es bastante esclarecedor:
17
IBÍD.
18
TESTIMONIO en uno de los Talleres de Memoria Cultural. Moravia, septiembre y octubre de 2005.

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“Cuando llegaba la policía nos tiraban gases ‘lagrimógenos’ que


enfrentamos y lo más gracioso es que se volaban del miedo y nosotras
con los niños nos enfrentábamos a la situación”19.

Los negociadores de lotes. También llegaron los especuladores y los que querían
hacer negocio con la necesidad de vivienda. Llegaron a la zona individuos que se
apoderaban de varios lotes y que no necesitaba un rancho. Luego los vendían y así
muchas familias fueron explotadas por esos oportunistas. Estos acontecimientos
hicieron que algunos funcionarios del gobierno identificaran y señalaran a los
pobladores de Moravia como especuladores de tierras, situación que fue rebatida a
lo largo del proceso de negociación a raíz del plan de habilitación de los años
ochenta.

Los años ochenta. Son ya más de veinte años de apropiación mediante un


progresivo proceso de ocupación en un terreno conquistado y domado por sus
moradores, aunque los niveles en cuanto a servicios públicos e infraestructura,
dejaban mucho que desear.

A partir del año 1980 se ve un descenso en el proceso de poblamiento y en ese año,


sólo en lo que es actualmente Moravia, se registran 196, y 160 familias en 1981. Los
diferentes sectores del hoy barrio Moravia se iban consolidando y se estaba a las
puertas de comenzar los diálogos con funcionarios del Municipio, para proceder con
los primeros intentos de la habilitación, legalidad e inclusión urbana.

En forma paralela a estos primeros acercamientos ya en El Morro se había


conformado un nuevo asentamiento y se hablaba del posible cierre del basurero.

De ranchos para bodegas a asentamiento humano. Inicialmente, muchos de los


ranchos construidos en Moravia fueron utilizados como bodegas para el material de
reciclaje recuperado en el basurero municipal. Más adelante, los ranchos fueron
adecuados como viviendas. De esta manera, comenzó la invasión por las familias de
los basuriegos y por habitantes de Moravia de las partes bajas de la montaña. Las
razones eran obvias y la necesidad la misma. Solucionar el problema de techo,
ahorrarse unos pesos del arriendo, poder estar más cerca de “la minita de plata” y
así cuidar mejor el fruto del trabajo, poder dormir y descansar cerca del sitio de
trabajo y así madrugarle más a los carros recolectores de basura. Todo iba dirigido
al ahorro del tiempo y de recursos monetarios y humanos.

Comienza a levantarse un morro pero de basuras. Para el año de 1983 ya El


Morro era un asentamiento más del actual Moravia y se reconocían cuatro

19
Ibid.

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subsectores (La Divisa, Casco de Mula, Brisas de Oriente y La Paralela) y se
anunciaba por la Administración el eminente cierre de este basurero y la adecuación
de la Curva de Rodas, en el Municipio de Bello, como el moderno relleno sanitario
para la ciudad. Sólo faltaba por invadir la parte superior o la cima porque aún ahí se
seguía depositando la basura.

“En esa época solo existían los ranchos hasta brisas, de ahí para arriba
botaban basuras (...) Había hierba, cebollas, coles con sus dueños,
nosotros no podíamos coger eso... También había maíz, pero uno no
podía meterse ahí”20.

Los carros con la basura seguían ingresando a


El Morro por dos entradas habilitadas: Una por
el sector de La Paralela volteando por La Divisa
y la otra por Carabobo, atravesando El Bosque e
ingresando por la sede del Centro de
Capacitación Comunitaria.

Las invasiones sobre el morro de basuras fueron


muy desorganizadas y no siguieron el
ordenamiento que la misma comunidad le había
imprimido al asentamiento, lo que ocasionó
serios enfrentamientos entre los habitantes.
Producto de esto surgió la división entre la
Acción Comunal de Moravia y un grupo
integrado por moradores de El Morro que tenían En 1984, la capacidad del basurero era muy poca, los
el respaldo del narcotraficante Pablo Escobar. carros de basura corrían un alto riesgo para subir
hasta la cima a depositar los desperdicios.

20
Ibid.

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3.2.2 Segundo momento.

Donde, ya consolidado el barrio, entra el Estado con otra perspectiva a


negociar cara a cara con las organizaciones comunitarias en conjunto y,
por lo tanto, a intervenir de una manera diferente. Va desde los primeros
contactos en 1982, con la visita del Alcalde al sector, pasando por el
pacto final con la Alcaldía (plasmado en el programa de habilitación
barrial), con el establecimiento del gran complejo de servicios
ciudadanos en los alrededores del barrio, por la clausura unilateral del
programa de habilitación en 1989, hasta el año de 1993 cuando se expide
un Decreto Municipal que legitima la existencia jurídica del barrio.

Para los primeros años de la década de los ochenta la ciudad había expandido sus
fronteras y los terrenos del hoy Moravia se convirtieron en céntricos y por lo tanto
apetecidos. El barrio estaba rodeado de importantes centros de servicio público,
recreativo y de grandes proyectos de transportes.

Los sectores de La Playa y Milán en El Bosque. No obstante la presencia


amenazante del morro de basura, la anterior situación llamaba la atención de
pobladores de un estrato socioeconómico más alto que el de los invasores originales
y en un periodo de unos cinco años, desde 1978 a 1983, se consolidan, mediante la
compra de derechos de posesión, los sectores de La Playa y Milán en El Bosque,
hacia el occidente, antes del morro el primero y hacia el sur, frente al Parque Norte,
el segundo.

Esos dos sectores se constituyen en los de mejor calidad de vida, ya que es


conformado por personas con empleos más o menos estables, como obreros de
fábricas, empleados públicos y un buen número de albañiles. “Situación que genera
contradicciones de ‘ricos y pobres’ en el barrio, contradicciones que se agudizan con
las posteriores propuestas del Municipio en la búsqueda por recuperar los terrenos
ocupados...”21.

La nueva “planeación” municipal. Ya consolidado el barrio llega el Estado a


intervenir de una manera diferente. Este es un período de tiempo que va desde los
primeros contactos en 1982, visita del Alcalde al sector, hasta el año de 1993
cuando se expide el Decreto con el cual se legitima la existencia jurídica del barrio.
Desde el concepto de la llamada “Nueva Planeación”, que se basa en la necesidad
de integrar el sector al contexto urbano de la ciudad, se plantea un programa de
rehabilitación urbana.
21
HERNÁNDEZ TORRES, Gloria Estella. Procesos organizativos: Antiguo basurero de Moravia. Tesis de
Grado. Universidad de Antioquia, Facultad de Ciencias Sociales, Departamento de Trabajo Social. Medellín,
1986, p. 25.

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Ese programa de rehabilitación urbana genera en el interior del barrio nuevos


procesos organizativos, formas diferentes de enfrentamiento al Estado y la
reactivación de organizaciones ya existentes.

El balance para 1984. El panorama de los planes adelantados por la Alcaldía para
el año de 1984 era desolador y esto generó más desconfianza en los pobladores. El
proyecto de convertir ese sitio en una extensión más del vecino Parque Norte
fracasó, así como la idea de manejar el control del depósito de basuras como relleno
sanitario para adecuar la topografía del terreno según las necesidades del parque
planeado.

Como un símbolo y homenaje a la capital de la montaña, se levantó antrópicamente,


a solo dos mil metros de su centro urbano, un humeante y pestilente cerro de
basuras, sin antecedentes en el país, con una base de diez hectáreas y cuarenta
metros de altura, con unas seis mil familias en sus alrededores y laderas que, de
alguna manera, día a día y de una forma inhumana, dependieron durante años de su
oscura existencia para el sustento y que ahora no sabían que iban a hacer con sus
vidas, ya que desde abril de ese año el morro cerró las puertas a la basura de
manera definitiva.

Foto del mes de marzo del 84, meses después de cerrado el basurero. (Tomado de El Mundo Metropolitano, 12
marzo de 1984)

El fenómeno de las bandas. De la experiencia de la negociación con el Municipio,


de la resistencia civil a los desalojos y del autorreconocimiento de las
contradicciones comunitarias, finalmente quedaron como resultado la titulación de
algunos predios bajo patrimonio familiar, el mejoramiento de algunas vías, la
exención de impuestos durante veinte años, la entrega de zonas comunitarias en
comodato, el mejoramiento de algunas viviendas, muchas promesas incumplidas,

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varios líderes muertos y el comienzo de un período negro en el cual se produjeron
desplazamiento forzados internos de algunos líderes, que llevaron a un período de
crisis social y de debilitamiento organizativo.

Esto coincide con la suspensión unilateral por parte de la Alcaldía, del Plan de
Mejoramiento Barrial en 1989 y con el surgimiento, entre 1988 y 1989, de una fase
fatal de violencia22 que mostraría a los anteriores momentos críticos del
asentamiento como un simple juego de niños y que establecería más diferencias y
grandes rupturas en el barrio.

La existencia jurídica del barrio. En un comienzo la zona descrita correspondía


indistintamente a los barrios Parque Norte, El Bosque y Miranda. Esa situación
cambió a partir del Decreto Nº 997 de 1993 de la Alcaldía de Medellín, por medio del
cual “se ajusta el inventario de barrios de la ciudad, se actualizan sus límites y se
dictan otras disposiciones”23, en correspondencia con el Acuerdo Municipal 037 de
199224 que lo reglamenta, momento en el cual se legitimó jurídicamente la existencia
del barrio.

22
El fenómeno de la violencia será tratado más a fondo en el capítulo de “Organización Social y Violencia”.
23
BETANCUR MONTOYA, Op. Cit., p. 55.
24
Por medio del cual el Concejo autoriza al Alcalde para que realice el ajuste de inventario de barrios de
Medellín.

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3.2.3 Tercer momento.

Donde el Estado, por la iniciativa de un grupo de líderes, después de


varios años de letargo comunitario (en el cual los hechos más notorios
fueron las invasiones del sector de El Oasis en 1994 y de la cima de El
Morro a partir del año 2000), vuelve a hacerse presente en el sector
desde el año 2000, con la propuesta de intervención urbana integral:
Macroproyecto de Moravia, aprobada por la comunidad en el mes de
diciembre del 2004.

Un albergue temporal para damnificados. La invasión del barranco de Moravia,


donde hoy se ubica el sector de El Oasis, así como todas las ocurridas en este
barrio, presenta una característica particular y es su ubicación en el centro de
desarrollo urbanístico de la ciudad y no en sectores periféricos.

En septiembre de 1988 en el llamado barranco de Moravia, continuo a los terrenos


de la empresa Asfaltadota, fueron reubicadas temporalmente por la Administración
Municipal unas 115 familias de origen chocoano y provenientes del sector de la
quebrada La Iguaná, ya que una creciente de este afluente arrasó con 200 ranchos.
La idea concertada con los damnificados era levantar una especie de albergue
provisional mientras se construían las viviendas de interés social para su reubicación
definitiva.. Don José Feliciano Córdoba recuerda esos momentos de la siguiente
manera:

“Pues uno de los sitios escogidos para acomodarnos para tal fin fue
este en donde ahora se encuentra El Oasis y que antes llamaban
Palermo. Todo esto era un manglar y el Gobierno, siempre teniendo
precaución de que el morro podría ser de alto riesgo, nos ubicó
alrededor de él, y ahí se construyó el frente, desde la carrera 89 hasta la
central. Todos los ranchos eran igualitos, y una pared servía para dos,
todos de madera y techos de cinc”25.

El compromiso que adquirió la Administración con el grupo de damnificados


consistía en forma concreta en levantar ranchos para igual número de familias,
adecuar el terreno con servicios básicos comunitarios y que a más tardar en un año
las familias contarían con su vivienda de interés social. Sin embargo, en 1994 aún
permanecían 28 familias a la espera de ver solucionado su problema de un techo
digno.

25
TESTIMONIO registrado en uno de los Talleres de Memoria Cultural. Moravia, Secretaría de Cultura
Ciudadana, septiembre y octubre de 2005.

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Proyecto de Memoria Cultural Barrio Moravia. Medellín 2005
Secretaría de Cultura Ciudadana
“Ya nosotros teniendo seis años aquí, como familias del programa de
rehabilitación de La Iguaná, y como habían quedado muchos espacios
habitables y habían cuatro servicios comunitarios de fácil acceso para
lavaderos y bañaderos, y ante el incumplimiento del gobierno para la
solución de la vivienda, entonces mucha gente vino alrededor y ante el
problema de la agudización de la violencia, empezaron a llegar
desplazados de la ciudad, y de toda la gente que vivía en Moravia, Los
Álamos, Miranda, en Las Camelias, en todos los barrios cercanos, y al
ver que aquí se facilitaba por los servicios y por lo central (...) se formó
un grupo de personas y empezaron a invadir lo que era el indial y
prácticamente el sanitario de nosotros”26.

La historia de la gran carpa. Ante la invasión reseñada en el testimonio anterior


hicieron presencia las autoridades, se presentó la policía, y en medio de pedreas y
enfrentamientos violentos, derribaron lo levantado por las familias. Como respuesta
y como una muestra más de estrategia de resistencia ante tal tipo de acciones
oficiales, parte de los protagonistas de la invasión fallida levantaron una gran carpa
en toda la entrada, sobre la vía a Acevedo, y ahí permanecieron noventa familias por
cerca de dos meses.

“Se construyó una carpa donde ahora está el kiosco y en ese invierno
eso era un pantanero y adentro la gente dormía como cerdos, todo el
mundo tirado en cartones y se ponía lazos por la mañana en la carretera
para parar los carros y pedir para el sustento ...27”

Una de las moradoras de la carpa nos cuenta su experiencia:

Yo estuve en la carpa porque mi mamá me dijo que no quería tenerme


más, y yo con cinco meses de embarazo y con más hijos, pero no me
echó sino que me dijo que con esa barriga debía recoger esos palos de
escoba, esos plásticos y un tapete y vamos pa’lla!, pa’ la carpa, para que
consiga vivienda para sus hijos y yo llorando... Pero ese día, aunque me
sentí mal, humillada, pisoteada, lo agradezco mucho, porque tuve la
posibilidad de ser independiente”28.

“En medio de todo eso se formó un presidente, Don Jaime, era un líder,
y empezó a realizar visitas a las oficinas, a emisoras, y a jalonar cosas
con representantes del gobierno, también concejales, consiguiendo sus
votos y a pescar en río revuelto”29.

26
IBÍD.
27
IBÍD.
28
IBÍD.
29
IBÍD.

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Una invasión con permiso oficial. Fue tanta la presión generada por los medios
que la Administración Municipal, por intermedio de un funcionario de CORVIDE,
autorizó el ingreso a las familias que aun permanecían en la carpa.

“A los dos meses vino un representante de CORVIDE y dio la orden para


que la gente esa noche marcara su lotecito e hiciera un ranchito, porque
al otro día iban a censar las familias que ya estaban ubicadas. Al recibir
esa noticia se generó una movilización y eso llamaban para todos lados,
todo el mundo llamó a su amigo, a su familiar y esa noche esto se
multiplicó (...) y la gente cogió su machetico y empezaron a escoger el
de cada uno”30.

Otro testigo agrega al respecto:

“Un día antes de la Santa Cruz, el dos de mayo me recuerdo muy bien,
dijeron que iban a censar y cuando amaneció el tres de mayo estaba
todo conformado, por todas partes se colocó la cruz, porque teníamos la
vivienda y gracias a Dios no cayó el aguacero (...) entonces llegó la
delegación de CORVIDE y empezaron a numerar los ranchos y a anotar
las familias ubicadas. El morro de escombros ya estaba cubierto por
vegetación, un indial, y ya no botaban los escombros provenientes de
las construcciones levantadas por los narcotraficantes y los de la
construcción del Metro”31.

Ya no eran noventa familias, sino cerca de trescientas, entre


las cuales se encontraban personas que, aprovechando el
momento, se hicieron de su lote, aunque verdaderamente su
problema era otro y no necesitaban de vivienda. Pero para
toda la comunidad, y es algo que perdura en su memoria, es
claro que producto de la invasión y de la convivencia en la
carpa se formaron unos lazos de solidaridad que se
proyectaron de manera positiva en el liderazgo y en la
conformación y consolidación del sector. Hoy El Oasis es
reconocido en Moravia y su área de influencia, a pesar de
las normales desavenencias y algunos conflictos
personales, por la formación de sus líderes, por las
relaciones de vecindad y por su organización comunitaria. Acceso a La Rampla, sector El Oasis

“Como en un principio no había una junta para jalonar proyectos con el


Municipio, entonces nos tocó conformar una mesa de trabajo con las
juntas de Moravia, El Bosque y Miranda. También comenzamos a tener
capacitación por el IPC. Pero todo lo que hoy tenemos ha sido por los
30
IBÍD.
31
IBÍD.

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líderes y la comunidad y lo que la Administración ha aportado es cero.
Únicamente cuando los representantes de la comunidad íbamos a las
Empresas Públicas para pedir ampliación de redes de acueducto y
alcantarillado, se consiguió eso, pero lo que es, por ejemplo,
pavimentación de calles, senderos o alcantarillados, no hemos tenido
ningún apoyo. Todo lo que tenemos es un sacrificio”.

“Las relaciones son tan estrechas porque nos hemos dado cuenta que
todos venimos de la misma situación, que vivimos la misma historia, que
somos pobres y que si entre nosotros los pobres no nos damos la mano,
además por el poco apoyo recibido por la Administración, entonces que
será de esta humanidad” 32.

La invasión a la cima de El Morro. Esta invasión fue promovida por uno de los
grupos armados que tenía presencia en el sector en el año 2000, mediante la venta
de lotes. Esta eventualidad le ocasionó a estas nuevas familias invasoras quedar por
fuera del censo elaborado en 1999, condición esta necesaria para optar a los
beneficios totales ofrecidos dentro del Macroproyecto.

No obstante estar informados de las consecuencias, los invasores de este sector de


El Morro se sienten discriminados por el Macroproyecto y a pesar de los problemas
de agua potable, demuestran abiertamente sus agradecimientos hacia los milicianos
y manifiestan abiertamente su complacencia por estar ocupando un sitio tan
estratégico y reconocido de Moravia.

“Estoy muy agradecida con el grupo armado de ese momento… eso no


se lo voy a negar a nadie, porque fue el único grupo armado que le dio
apoyo a todo cuanto desplazado llegaba a Moravia, porque eso no lo
hizo el Gobierno, ni la Alcaldía, los que lo hicieron fueron veinte o
cuarenta ‘pelagatos’ que habían aquí armados; ellos se impusieron a la
fuerza municipal y nos pusieron a todos en cuatro o cinco metros para
que hiciéramos una casa, que les dimos plata: ¡eso no lo voy a negar!,
pero aquí a nadie le pusieron un revolver, todo el mundo
voluntariamente la dio.

En el momento en que la violencia se armó en nuestros pueblos, y nos


tocó llegar a la ciudad, sin saber nada de la ciudad, ellos nos dieron el
apoyo que no encontramos en otra parte y así todos los que habemos
en este lugar somos desplazados. Somos más de cuatro mil personas,
que después del 2000 para arriba llegamos aquí y a todos nos
ofrecieron un pedacito, que no era de ellos, es cierto, pero a todos nos
ubicaron. Yo no estoy en contra de ningún grupo armado, tampoco los

32
IBÍD.

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aplaudo, pero gracias a ellos que se armaron de valor, hoy yo tengo
este techo donde vivir”33.

El uso cultural y recreativo de El Morro. Pero la parte alta de El Morro, antes de


esta última invasión, es recordada por la comunidad por las actividades que allí se
realizaban, por su uso cultural y comunitario:

“En la época de la reinserción de las milicias, por 1994, la cima era como
un parque natural. Se veían las laderas, no era poblado y arriba hubo
una base militar. Después que se fue la base quedó convertido en un
parque recreativo… Alrededor de El Casco estaba la huerta comunitaria
de Mary Rojas, en esta huerta cultivaban tomates, frijoles, maíz, hasta a
mi me tocó comer habas de ahí.

De allí se veía toda la ciudad y la iglesia de Manrique con los alumbrados


de diciembre. Primero los divisábamos desde las casas, pero después,
cuando fueron construyendo de más de dos pisos, entonces subíamos
al morro; se hacían los pesebres en vivo y terminábamos en
chocolatadas. Después de acabarse el basurero también se hacía la
semana santa en vivo, hasta que invadieron la cima todo esto se hacía.
¡Todo era lindo… lindo!

También se hacía el festival internacional de las cometas con personajes


de otros países, era un sitio de salidas ecológicas. Los colegios llevaban
a los estudiantes de ciencias naturales, allá hacían sus prácticas
educativas, parte de la educación física también la hacían allí, también
llegaban de las universidades. Nos gustaría que todo esto se
reviviera”34.

La llegada del Macroproyecto. Desde el año


2000 comenzó nuevamente el acercamiento con
la Administración Municipal, proceso que se
concretó en diciembre de 2005 con el acuerdo por
medio del cual se dio vía libre al Macroproyecto
de Mejoramiento Integral del barrio Moravia y su
Área de Influencia.
Sector El Morro, invasión año 2000.
El Departamento Administrativo de Planeación Municipal, las escuelas de Urbanismo
y Arquitectura de la Universidad Nacional, seccional Medellín, luego de un trabajo
extenso de creación colectiva con la comunidad de Moravia, propusieron un
programa urbano que buscaba regularizar un territorio que nunca fue planificado y
poco tenido en cuenta por las administraciones municipales.
33
IBÍD.
34
IBÍD.

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Dicho programa busca el mejoramiento integral de la calidad de vida de la población,


tanto en sus condiciones ambientales como en las socioculturales, económicas y
organizativas. Pero su punto de partida y de llegada son las personas y el conjunto
de su base social.

En la elaboración de la propuesta fue destacada la participación de la comunidad en


las diferentes fases, su aporte de ideas, sugerencias y alternativas, fue primordial
para “los análisis y deliberaciones, así como para los significados y valoraciones de
los espacios públicos, ejes y centralidades, que contribuyeron enormemente a la
comprensión paulatina de los lugares y las prácticas socioculturales”35.

En el actual Plan de Desarrollo Municipal se logró concertar una alianza pública,


privada y comunitaria con el fin de adoptar el Plan Parcial como la base de la
priorización de los programas y los proyectos de inversión para Moravia.

En ese plan el espacio público es el eje estructurante del proyecto urbano y es el


escenario por excelencia donde se representan las relaciones sociales. Por esta
razón cruza todos los componentes del Plan Parcial, como la vivienda y la
habitabilidad, la regularización de los predios, la consolidación del sistema de
espacio público de ciudad, los ejes viales, los equipamientos y los edificios públicos
representativos, como es el caso del futuro Centro de Desarrollo Cultural.

De manera concreta, El cerro de basuras, considerado como zona de alto riesgo no


recuperable, será protegido como cerro tutelar, es decir, como un hito urbano, donde
por ningún motivo se construirán asentamientos humanos, según los diferentes
estudios realizados y lo consignado en el Plan de Ordenamiento Territorial.

En El Oasis y su cerro de escombros, también considerado zona de lato riesgo no


recuperable, se plantea realizar un reasentamiento y la construcción de edificios en
línea y escenarios para la práctica deportiva y recreativa.

La quebrada La Bermejala será un parque lineal cultural y ambiental, el cual incluirá


una plazoleta sobre la carrera Carabobo con el Centro de Desarrollo Cultural como
puerta urbana de salida o entrada a su espacio público y al centro de la ciudad.

Los siete programas. Dentro del Plan Parcial se establecieron varios programas,
cada uno de los cuales pretende aportar desde los diferentes enfoques
(sociocultural, lo físico-urbanístico y lo financiero), en la inclusión ciudadana de
Moravia. Según lo expone la Gerencia del Macroproyecto, esos siete programas
son:

35
LUZ VERDE. Boletín Nº 6, junio de 2004, p. 10.

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 Construcción y adquisición de vivienda nueva y usada y de interés
social tipo 1: Busca reasentar las viviendas que están localizadas en zonas de
alto riesgo no recuperable (básicamente los sectores de El Oasis y El Morro), en
retiros de quebradas, las que se requieren para ampliar el espacio público y las
que van a ser afectadas por desarrollos viales.

 Generación, recuperación, mejoramiento y consolidación del espacio


público de Moravia y su área de influencia: De común acuerdo con la
comunidad, se trata de consolidar y crear equipamientos urbanos y darle al
sector una imagen que cambie el paisaje y su configuración. Parte de este
programa es recuperar el espacio de los dos cerros, siempre y cuando los
estudios ambientales lo permitan.

 Legalización integral de predios en el barrio Moravia: No existen


experiencias de este tipo en Colombia, por lo tanto la Universidad de Antioquia
diseñará un modelo de titulación que permita masificar el proceso, ya que la meta
es la titulación total. Como uno de los grandes logros del Macroproyecto se tiene
la superación de los problemas con Ferrovías y con Municipios Asociados del
Valle de Aburrá – MASA, como parte del saneamiento de todas las escrituras en
la Oficina de Registros Públicos.

 Comunicaciones para el desarrollo sociocultural: Consiste en centrar las


actividades en el desarrollo de las personas, las organizaciones, la vitalidad del
territorio y los impactos socioculturales. Se pretende potenciar los vínculos, las
redes de información y conocimiento de los diferentes actores del Macroproyecto.

 Fortalecimiento del tejido productivo del barrio: Buena parte de la


población depende de los ingresos de las llamadas economías barriales. El
proyecto educativo pretende cautivar y capacitar para el empleo a los jóvenes,
los cuales son cerca del 35% de la población. Otro proyecto es para la población
que será reubicada, de modo que visualicen su futuro económico. También se
pretende que el colegio Miranda, que además da cobertura a la comunidad
educativa de Moravia, se convierta en un proyecto modelo y en experiencia
piloto.

 Mejoramiento de la salud sexual y reproductiva: Es uno de los temas que


la comunidad reclamó con insistencia como elemento esencial para la
dignificación personal. La meta a corto plazo es dejar en unos seis meses de
trabajo, por parte del operador encargado, una base de unas mil familias
informadas, sensiblilizadas. El Centro de Recursos Integrales para la Familia –
CERFAMI es la organización encargada para desarrollar este programa.

 Mejoramiento de vivienda en el barrio Moravia: Busca, a través de la


creación de una Gerencia especial para el plan parcial, “potenciar, optimizar, y

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gestionar los recursos y procesos destinados para la ejecución del
Macroproyecto, en el marco de la ley y de las exigencias que tales
transformaciones requieren”, todo siempre apoyado y soportado de la
Administración Municipal.

Uno de los beneficiarios de los programas nos comenta con respecto a los posibles
desalojos y reubicaciones:

“Gracias a Dios hemos salido adelante con la solidaridad y aunque al


barrio todavía le faltan cosas, esta muy organizado y en estos momentos
lo que más deseamos, si es que nos van a sacar de aquí, es que nos
saquen de una manera justa y para mejorar la calidad de vida y no para
empeorar (...) y esperamos que los presupuestos del Macroproyecto
sean los concertados, porque si nosotros salimos de aquí es como
desprenderse de la mamá o del papá, porque esto aquí nos ha enseñado
todo”36.

Macroproyecto Integral barrio Moravia, muestra las espacialidades significativas y representativas de los sectores
de Moravia, El Bosque, El Morro, La Herradura y El Oasis

36
TESTIMONIO registrado en uno de los Talleres de Memoria Cultural. Moravia, Secretaría de Cultura
Ciudadana, septiembre y octubre de 2005.

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4. EL BASURERO: TODA UNA MONTAÑA DE REBUSQUE

“La historia de lo eliminado y de lo eliminable es una crónica de la


cultura y de la civilización (...) El reciclaje no es un invento sino una
actividad natural de los humanos, interrumpida hace más o menos seis
décadas por la explosión de la riqueza y de la energía barata y que
regresa nuevamente porque la energía se ha encarecido (...) Nada es
basura hasta que se le convierte en tal (...), la expulsión del circuito
productivo (...) convierte a los objetos en desechables... (debemos
buscar una sociedad en la que) nada ni nadie sería inutilizable, nada ni
nadie sería residuo, o por lo menos, infinitamente menos que ahora”.

Oscar Caballero37

El aporte permanente de los gallinazos. El Medellín de los años sesenta lejos


estaba de las antiguas estrategias naturales utilizadas por los moradores de las
viviendas para disponer de las basuras, en épocas en las cuales no existían sitios
adecuados para tal propósito ni el actual servicio de recolección.

Uno de los métodos más utilizados para eliminar los desechos de los hogares de la
ciudad de entonces era el de disponer de las tripas de los animales consumidos y
arrojarlas a los techos para que así se acercaran los gallinazos para que estos,
además, se comieran las basuras y los desperdicios.

Una sucia ‘tacita de plata’. Desde la década de los años cincuenta los primeros
pobladores del Fidel Castro, sector del actual barrio Moravia, veían con cierta
preocupación y asombro como era posible que a instancias de la Administración
Municipal, de la llamada ciudad de la Tacita de Plata, en los terrenos del otro lado de
la quebrada La Bermejala y del entonces indomable río Medellín, se procedía día por
día a depositar y arrojar sin ningún tipo de escrúpulos los residuos o “sobrados” de
tal tacita.

Esos domadores de ciudad, pensaban que, tal vez y a lo mejor, por llevar varios
años asentados en el lugar y por aún compartir ese espacio con la carrilera del

37
Citado por Jaramillo Villegas, Germán. Los Doctores de la Basura. Edición Cooperativa de Trabajo Asociado
RECUPERAR. Coimpresores. Medellín. Octubre de 2003. P. 3.

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otrora glorioso ferrocarril, esas toneladas de inmundicias y de nubes de gallinazos
no tocarían la puerta de sus ranchos, ni cubrirían lo que hasta ese entonces eran
sus preciadas huertas, imagen palpable de su origen y memoria campesina.

Pero esos invasores y conquistadores de terrenos fueron testigos presenciales de la


creación del basurero municipal en sus predios y con él de la llegada de un
enjambre de personas desplazadas por la violencia del campo y rechazadas por la
lógica industrial de la ciudad. Estos nuevos moradores de Moravia llegaron a
enterrar sus manos en el recién creado basurero, por lo que fueron llamados
despectivamente basureros. De él extrajeron su sustento, en un comienzo el
revuelto para el sancocho y luego metales y cartones que vendían por unas cuantas
monedas que, de alguna manera, entraban a fortalecer la débil economía familiar. .

El peregrinar de los basuriegos. La ciudad se iba urbanizando y era costumbre de


la Administración Municipal aprovechar los lotes vacíos para disponer de las
basuras. Por esta razón, los basuriegos se habían acostumbrado a perseguir la
basura por toda la ciudad. En el cauce del río, en el aeropuerto Olaya Herrera, en el
zanjón resultante por la canalización y alineación del río, en el barrio Caribe, en las
universidades de Antioquia y Nacional, y por último en el sector de El Bosque en el
actual barrio Moravia. Al respecto uno de los llamados ‘veteranos’ de la basura
cuenta que:

“Yo estaba en Caribe más o menos en 1958, en


ese tiempo existían diez o doce basureros, de
ahí trasladaron la basura a un punto que se
llamaba American Club, más abajo de Caribe,
donde esta la Terminal de Transportes hoy en
día. Ahí estuvo un tiempo y la tiraban al agua, y
luego la trasladaron al otro lado a los tugurios
de El Bosque. Siguieron tirándola al agua, pues
en ese tiempo no estaba canalizado el río (...)
trabajando en la basura, en esos tiempos (...)
había muy poca gente.
Para 1983 se estimaba más de 500 mil toneladas
... la basura se quedó al frente del antiguo club
de basura en este lugar. (Tomado de El Mundo 23
de abril de 1983)
por ocho o diez años, donde es hoy la
universidad (de Antioquia)... Comenzaron a construir la universidad y
quitaron la basura y la pasaron hacia Caribe, porque no sabían que
hacer con la basura. Ahí estuvo hasta que canalizaron el río. Luego
comenzaron a llenar unos lagos donde esta hoy la montaña...”38.

38
ENTREVISTA a Armando Olaya, en Jaramillo Villegas, Op. Cit., p. 4.

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Los hijos de la basura. Una de las características culturales de Moravia es la
conformación de parentelas y entre los basuriegos la práctica social y económica de
poder utilizar en la actividad la mano de obra proveniente de sus familiares y
allegados fue toda una constante. Con el tiempo ya muchos miembros de estas
parentelas eran considerados hijos de la basura.

“Estábamos recién venidos a Medellín, veníamos de Liborina, y como


teníamos a familiares que estaban viviendo de la basura, ellos nos
trajeron, y como uno no tiene dónde vivir, pues lo mismo da estar
viviendo en una parte que en otra. En Liborina los hombres trabajaban y
nosotras en la casa, y cuando vinimos aquí los hombres no tenían
trabajo ni nada y el recurso fue la basura. Me acuerdo que la primera vez
que vinimos a la basura yo ni sabía lo que se recogía, y recogíamos lo
que veíamos que la gente recogía, y nos ilusionaba mucho la comida,
mucho plátano, yucas, papas repollo, recogíamos todo eso.
Cocinábamos con leña”39.

“Cuando llevaron la basura para El Bosque la siguieron tirando al agua,


y surgió otro trabajo adicional a la basura y que era mejor, conseguía
uno más plata, eso lo llamábamos el buciadero (...) Allí llegaba uno y se
metía con una pala al agua, sacaba lo que era hierro, oro, piedras finas,
plata, monedas antiguas, hasta esterlinas. En ese tiempo no estaba
canalizado el río, y cuando llegó la canalización unos tractores sacaron
todo ese material hacia los lados, eso era una riqueza que quedó en
afirmado de calles, se acabó eso y ya seguimos con la basura otra
vuelta”40.

Antes era una zona muy desolada. Desde los años sesenta comenzaron a arrojar
las basuras en el sector de El Bosque. Una semblanza de lo que pasaba y se
encontraba en los alrededores del lugar en el cual se encontraba ese basurero:

“Al American venían no más chocoanos a bailar y a pelear y a fregar,


diario era fiesta ahí. No estaba la autopista todavía, este cementerio
tampoco, el anfiteatro sí pero pequeñito y no estaba el cementerio de la
candelaria, únicamente el Universal (...) Cuando hicieron la canalisa,
pasaron la basura a la agronomía (de la Universidad Nacional)...”41.

Se fue levantando otro cerro en Medellín. Mientras la montaña de basuras crecía,


sobre sus faldas también lo hacía la comunidad de basuriegos. Un testimonio de
alguien que vivió la experiencia como niño:

39
ENTREVISTA a Hernestina Herrera, en Jaramillo Villegas, Op. Cit., p. 7.
40
ENTREVISTA a Armando Olaya. Ibid, p. 5.
41
ENTREVISTA a Hernestina Herrera. Ibíd., p. 5.

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“El basurero fue creciendo, luego le decíamos la montaña, iba cada vez
más arriba (...) ese morro era una laguna y la fueron tapando, le echaron
basura, tierra. Muchas veces íbamos a bañarnos y cuando vimos eso
dijimos: ¡se nos acabó el baño! Apenas estaban construyendo el Parque
Norte, hasta se nos ahogó un amiguito ahí, no volvimos allá, no nos
volvieron a dejar entrar. Luego nos reuníamos y amanecíamos en la
basura y sacábamos plátanos, yucas, papas, y esperábamos la de Zenú,
cuando vaciaba de noche porque se varaba. Cuando no veíamos nada,
conseguíamos cuatro llantas y las prendíamos y buscábamos chatarra,
cartón, carne, salchichón, fríjoles enlatados, montábamos una fogata y
hacíamos de todo, como las llantas sueltan un humo muy negro
quedábamos muy sucios, y a las tres de la mañana, que el río bajaba
limpio, nos bañábamos en él, hacíamos cambuches o nos poníamos a
montar en burra, ellas iban allá y comían cartón; jugábamos chucha a
veces, ¡ahí no le daba miedo a nadie de nada! “42.

El chute era el pan de cada día. La primera función del basurero fue proveer de lo
necesario para la alimentación diaria a las numerosas familias de desposeídos que,
en sus entrañas, buscaban lo que la ciudad les arrojaba.

“El cerro de basuras era una minita de plata, yo sostuve mucho a mi


familia a punta del gallináceo o repele... yo llevaba platanitos, yucas,
maduros y todo el revueltico, la carne era para el que madrugaba”43.

“... una vez llegaron dos


jauladas de Zenú,
buenecitas, salchichón y
tarros de toda clase de
enlatados. Trajeron un
tractor, abrieron un hueco
inmensísimo y enterraron
eso, se fueron y
destapamos y sacábamos
era por bultos de barras
de salchichón, enlatados
de todas las clases e Últimos camiones de basura que depositaron sus desperdicios en esta zona
invadimos a Medellín, (Tomado de: El Mundo Metropolitano 7 de febrero de 1984 “En 10 días
cierran el basurero de Moravia)
vendimos por todas
partes, en esos tiempos abundaba la comida y ese producto estaba
buenecito...”44.

42
ENTREVISTA a Elkín Bedoya. Ibíd.., p. 5.
43
TESTIMONIO de uno de los asistentes a los talleres de Memoria y Patrimonio Cultural. Secretaría de Cultura
Ciudadana. Septiembre y octubre de 2005.

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“Ese pollo estaba congelado y los gallinazos le metían el pico y


brincaban, y yo no podía brincar pero si podía meter la mano, se los
quité. Una vez Campo Elías, viendo que en la prensa sacaban que la
gente de allá comía de la basura, la prensa llegaba y él les mostraba su
porta y decía:’mire que nosotros sí comemos comida buena’. Pero
cuando había hambre había que comer, a veces comíamos frutas, o
llegaba natilla congelada y comíamos, porque en la casa nunca veíamos
natilla y allá era botada y las diarreas muchas. Comíamos mejor que un
burgués, allá iban unos platos raros que uno ni conocía, pero se los
echaba a la boca y sabían muy bueno. También compraban gallinazos
para hacer experimentos y los vendíamos (...) Uno ponía una cabuya y
adentro le ponía una mortecina, y cuando él se arrimaba, halaba la
cuerda y quedaba engarzado”45.

El valor de la separación de los desechos. Llegó el tiempo del reciclaje y ya no


era un puñado de personas con allegados y familia en su entorno, sino todo un
enjambre de personas que empezaron a ver en la separación del cartón, papeles,
ropa y comida, todo revuelto en la basura, un modo de supervivencia en medio de la
gran ciudad.

“La gente recogía huesos y frascos, yo también recogía, pero no


sabíamos ni donde lo vendíamos ni nada, porque ahí no compraba
nadie, entonces nos fueron encaminando, iniciando adonde se vendía,
nosotros recogíamos y lo llevábamos para la casa y cada dos días
íbamos al centro a vender”46.

“En ese tiempo no se reciclaba lo que hoy se recicla, no se sacaba sino


el cartón y el hueso y muy poco frasco, no se usaba el azadón sino que
se arrecogía (sic) con la mano, pues no había tanta humanidad, se
encontraban las cosas muy fácil, no se vendía pesado sino un galón (...)
el aluminio sí, lo recogíamos cada quince días y lo llevábamos al centro
con el cobre y el hierro”47.

El origen del asentamiento humano. Con el crecimiento de la montaña también


crecieron los basuriegos y con ellos la oferta del reciclaje y la necesidad de
infraestructura en el mismo sitio. Este fue el comienzo del proceso de invasión como
asentamiento en el sector. María Elena Restrepo fue la primera compradora de
plástico sucio en el basurero:

44
ENTREVISTA a Armando Olaya. En Jaramillo Villegas, Op. Cit., p. 14.
45
TESTIMONIO de Jorge Saldarriaga. Ibíd., p. 14.
46
ENTREVISTA a Hernestina Herrera Ibíd., p. 8.
47
ENTREVISTA a Armando Olaya. Ibíd., p. 10.

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“¿Dónde la arreglaba? Le dije a Juan Torres: ‘Oiga don Juan, ¿usted por
qué no me saca un memorial para las Empresas Varias a ver si me dan
un permiso de hacer un rancho en la basura? (...) Sacó el memorial, nos
lo llevó y lo firmamos en la basura; de las Empresas Varias me visitaron
y me dijeron: ‘¿Para qué necesita usted el rancho?’ –Es que se me
mojan esas estopas, uno las deja tapadas y al otro día amanecen
destapadas, el viento las destapa o la gente (...) y dijeron que sí (...)
entonces hicimos un rancho como una casita... lindo. Manteníamos las
estopas y todos los materiales y a los que se les pudiera guardar el
azadón se les guardaba.

Un señor me dijo: ‘Me compra plástico sucio, Nena?’ ¡Listo! don señor
(...) Le compré plástico sucio y tierra y de lo que le vendían a uno ahí (...)
Unos tacos de plástico de mantequilla que llegaban y la gente le
limpiaba bien la mantequilla y quedaban dos, tres libras de mantequilla,
y eso se lo llevaban para la casa y me dejaban eso a mi, como yo no
pensaba que eso había que revisarlo, vi que todo eso era plástico.
Nosotros vinimos a conocer verdaderamente la pasta cuando empezaron
a recogerla, el hermano mío empezó a recogerla...“48 .

La organización del trabajo. Fueron muchos los años de trabajo en la montaña de


basura y miles las toneladas de material reciclado que se transformaron en otros
productos. A pesar de la marginalidad una estructura social y una clara organización
del trabajo no fue la excepción en este lugar, donde al golpe del azadón y la astucia
en los negocios, veteranos, jóvenes y niños, se jugaban el diario vivir en medio del
llamado ruedo o espacio de trabajo en el cual el guerrero, representante de la
cúspide de la pirámide social, escenificaba su centro de poder y riqueza, ante los
recolectores de comida o chuteros, los transportadores o burreros y los gallineros,
que simplemente recogían los productos por fuera del ruedo o lo que los fuertes iban
dejando.

“Los carros empezaban a llegar a los ocho de la mañana, las grúas de


los barrios por ahí a las seis (...) y si se varaban entraban más tarde;
cuando la máquina se atoraba, que ya el basurero estaba muy lleno, los
carros hacían fila abajo en la caseta, y tenían que esperar. Cuando la
máquina se varaba y venía el mecánico, uno tenía que trabajar hasta más
tarde, tenía no, debía, porque allá nadie mandaba a nadie, un trabajo
hasta muy bueno, claro que sí uno se ponía a buscar problemas ya era
otra cosa, le daban con los azadones en la cabeza...”49.

48
ENTREVISTA con Mª Elena Restrepo. Ibíd., p. 12.
49
ENTREVISTA a Elkín Beltrán, Ibíd. p. 15.

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“La grúa de la Noel traía galletas, mucho cartón, las galletas las cogían
los pelaos y las viejas
(...) y yo les decía que si
no me sacan el cartón al
lado, no los vuelvo a
dejar meter (al ruedo) ....
Peleaban por una caja,
por un cartón, el que
fuera más bravo lo tenía
monopolizado. Una vez
Omar peleó con Reinaldo
por la grúa de la estopa
de Tejicondor, se la
repartían y una semana
le tocaba a Pedro y Carros de basura, 10 días antes de cerrar el basurero. (Tomado de: El
después a Armando, Mundo Metropolitano 7 de febrero de 1984)
luego a Reinaldo y por
último a Omar (...) y se iban a dar bala por eso. También peleaban mucho
por la Yardley, que tría coloretes, polvos, perfumes, cosas muy buenas,
por eso le daban mil pesos al chofer y ellos se hacían hasta diez mil
pesos, y así”50.

El oficio más frecuente en las mujeres era el de chutera, alejada de los “guerreros”,
y oficio mencionado como ofensa, demostrando que la consecución de alimentos en
este lugar era considerada como función discriminatoria. También trabajaban en el
lavado de plásticos, recogiendo leña y mechas y muy pocas llegaron a
desempeñarse como “guerreras”.

“Nosotras, cuando estaban los hombres tirando azadón, cuando


vaciaban la basura, ellos se quedaban con lo más grande, con las cajas,
los galones, nosotras por detrás, por debajo de los pies de ellos
jalábamos lo que eran las cajas de fab, las cajetillas de marlboro y todo
eso, galliniábamos lo que les sobraba, lo menudo, escarbábamos con un
palito”51.

“Las mujeres compraban muchos pollos, recogían chutes como arroces,


fríjoles, pues tenían muchos marranos y unas recogían plástico, porque
los hombres recogíamos el cartón, chatarra (...) Cuando vaciaba el carro
todos los hombres nos metíamos. Andrea sí trabajaba con los hombres
porque la respetaban mucho, tenía tres hermanos que se juntaban y le
dejaban un huequito y ella se metía allá...”52.
50
IBID., p. 17.
51
TESTIMONIO de Rocío Ospina, en Jaramillo Valencia. Op., Cit., Ibíd., p. 19.
52
TESTIMNIO de Armando Olaya, en ibid., p. 20.

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Como puede imaginarse la estructura social era muy compleja, los roles bien
definidos y los estatus construidos con sangre y por el influjo de apellidos o las
parentelas, muchos espacios también fueron obtenidos con malicia o por la
presencia del dinero.

El asentamiento como tal. Después de los ranchos como bodega de los productos
del reciclaje fue simple pensar en construir ranchos para la vivienda. Comenzó la
invasión de las partes bajas de la montaña. Las razones eran obvias y la necesidad
la misma. Solucionar el problema de techo, ahorrarse unos pesos del arriendo,
poder estar más cerca de “la minita de plata” y así cuidar mejor el fruto del trabajo,
poder dormir y descansar cerca del sitio de trabajo y así madrugarle más a los carros
recolectores de basura. Todo iba dirigido al ahorro del tiempo y de recursos
monetarios y humanos.

En 1990 el SENA realizó una completa investigación sobre la historia del sector,
pero lamentablemente todos los documentos se quemaron en uno de los tantos
incendios ocurridos. Cuentan los actuales pobladores que la primera familia que
llegó a establecerse en El Morro fue en 1978 y para 1982 la invasión ya era un
hecho. Los siguientes son testimonios al respecto de varios de los habitantes del
sector53:

“En 1982 llegué al sector de El Morro, luego de pagar alquiler en el


sector de Moravia. Subía al morro y veía unos ranchitos por ahí, así que
decidí invadir para no seguir pagando alquiler, con cuatro palos y
plástico empecé a tapar el rancho, iba hasta el Jardín Botánico por el
agua, aunque otras iban a la bomba de gasolina en Carabobo o a la casa
de don Anibal Taborda por la escuela Fe y Alegría, donde había un pozo.
Teníamos que comprar toldillos por el zancudero que siempre hubo. La
entrada de los ingresos y la alimentación eran por la basura”.

“Después de llegar de Urabá, vivía en el centro de la ciudad pero el


dueño vendió y de rancho en rancho por Moravia, llegué a El Morro al
sector de Brisas de Oriente en el año de 1982 cuando empezaron a
invadir, entonces con toda mi familia invadimos. Todo era basura
alrededor, entre los primeros invasores había mucha gente del viejo
Caldas y de Moravia mismo. La gente llegaba clavaban rápidamente los
palos antes de que otros cogieran el espacio (...) Hoy me extraña que el
Municipio venga a querer un terreno que fue basura y que nosotros lo
convertimos en casas y ahora no las quieren quitar (...) Trabajé y viví del
basurero, alimente a mi familia con los desperdicios que dejaban las
fabricas y otras cosas que se encontraban, retazos de tela de las
53
TESTIMONIOS de varios de los asistentes a los talleres de Memoria y Patrimonio Cultural. Secretaría de
Cultura Ciudadana. Septiembre y octubre de 2005.

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fabricas para hacer la ropa y hasta prendíamos candela con el gas que
salía de la basura, hasta bebes encontrábamos”.

“Dentro del carro de basuras venían hasta niños acabados de nacer,


entonces llamábamos a la policía y le hacían levantamiento... al niño
muerto lo corrían para un lado y seguían en el rebusque”.

Los subsectores iniciales. Para el año de 1983 ya el sector de El Morro era un


asentamiento más del actual Moravia y ya se reconocían cuatro subsectores (La
Divisa, Casco de Mula, Brisas de Oriente y La Paralela) y se anunciaba por la
Administración el eminente cierre de este basurero y la adecuación de la Curva de
Rodas, en el Municipio de Bello, como el moderno relleno sanitario para la ciudad.
Sólo faltaba por invadir la parte superior o la cima porque aún ahí se seguía
depositando la basura.

“En esa época solo existían los ranchos hasta brisas, de ahí para arriba
botaban basuras (...) Había hierba, cebollas, coles con sus dueños,
nosotros no podíamos coger eso... También había maíz, pero uno no
podía meterse ahí”54.

La noticia del cierre del basurero. Las razones para el cierre del basurero fueron
muchas, pero veamos este panorama de los aspectos generales del sector en
198355:

“....cerro humeante, con más de treinta metros de altura, es el mayor


foco de contaminación de la ciudad... y, asentados en sus laderas viven
unas 700 familias... El drama aumenta, cuando se sabe que de un kilo de
basura, - se depositan más de 500 mil kilos cada día – se pueden generar
70 mil moscas que recorren hasta doce kilómetros. A pesar de las
fumigaciones, hay cálculos de que existen allí 500 mil ratas... como si
esto no fuera suficiente, quince mil personas en total habitan los
alrededores del cerro, viviendo en condiciones inhumanas.

El hecho de pensar que 75 chuteros obtienen en el basurero los


alimentos para el consumo en sus hogares, produce nauseas... Pensar
que 320 personas laboran con basura para obtener un salario inferior al
mínimo, produce indignación.

54
IBÍD.
55
TORO, GLADIS; Restrepo, Rafael Darío; Morales, Mª Elena y Melguizo, Jorge H. Programa de
Rehabilitación Social Urbana del basurero de Moravia. Informe de Comunicaciones. Medellín, 1985.

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Nada será suficiente sino se emprendiera el saneamiento del morro de
basuras. Actualmente se avanza en el diseño para el tratamiento de
gases y líquidos percolados, fumigación y desratización, con la escuela
de Salud Pública, ya que se pretende que en un futuro este morro sea un
Parque Mirador y recreativo”.

“Don Tenorio ve morir el basurero” la montaña de basura ha llegado a su límite


máximo de capacidad. (Tomado de: El Mundo, febrero de 1984)

Opinan los expertos. En 1983 el ingeniero y médico salubrista Jorge Alberto


Osorio, indicaba a la prensa56 que: “El botadero a cielo abierto presenta también un
problema de visibilidad por la capa de humo que de allí se levanta y por las nubes de
gallinazos que vuelan sobre él, ‘de milagro los gallinazos no han producido un
accidente aéreo. Porque precisamente por allí giran los aviones para perder altura y
buscar el acceso a la pista del aeropuerto”.

“... esa montaña de basuras contiene unos 750.000 metros cúbicos de


basura recolectada en los nueve años de funcionamiento, produciendo
actualmente 216.000 toneladas. Todo esto origina problemas de índole
urbanístico, social, ecológico y de salud. La salud se afecta con la
abundancia de moscas, mosquitos que contaminados van a posarse en
los pocillos... en el barrio y zonas aledañas; las ratas y ratones, que
causan deterioro en los alimentos y en las edificaciones y la
contaminación atmosférica traducida en el continuo smog que hay en la
ciudad”.

56
Recorte de prensa, s. f., anexo al trabajo referenciado en la cita anterior.

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La solución estaba en la Curva de Rodas. De todas maneras el sitio no soportaba
más basuras. Hasta ese momento en Colombia no se conocían alternativas
diferentes a la disposición de basuras en las quebradas o a cielo abierto y se
esperaba que con el relleno sanitario de la Curva de Rodas, primero del país, la
Administración Municipal por fin iba a encontrar la solución a los diferentes
problemas ocasionados por el basurero de Moravia.

En forma paralela el Municipio también avanzaba en las negociaciones con la


comunidad de todo Moravia para implementar el “Programa de Rehabilitación
Urbana” para el sector, con miras a resolver la situación de ilegalidad general de las
18.000 personas que en ese entonces habitaban el sector, representada en la
titulación de las tierras, reubicación y mejoramiento de las viviendas, construcción y
adecuación de las vías, promoción de la salud, de la educación, etc.

En el cerro de basuras eran directamente 250 familias las que dependían del
reciclaje y explotación de las basuras, a las cuales, con el cierre, había que
buscarles empleo. Luego de una serie de discusiones, “con lógica elemental, como
ilustrados por una sabiduría natural, se concluyó que había que buscarles trabajo en
lo que sabían hacer: trabajar con basuras”57. No había otra opción.

Una investigación de la Corporación de Desarrollo –CODESARROLLO, indicaba que


de Moravia dependían directamente 505 trabajadores, discriminados así: “327
basuriegos, 71 recogedores de chute o chuteros, 37 comerciantes de subproductos,
10 vendedores ambulantes y 60 trabajadores de la cooperativa”58.

En RECUPERAR no había espacio para todos. En 1983 aparece la Cooperativa


de Trabajo Solidario RECUPERAR con el apoyo y de la mano de varios
empresarios. Con el tiempo esta fue la organización cooperativa en el ramo de la
producción y el trabajo que más empleados tuvo en el Departamento de Antioquia y
una de las que mayor cantidad de empleos directos generó. El 18 de abril de 1984
se clausura definitivamente el basurero y cerca de 300 personas comenzaban a
despegarse de la montaña ya que el reciclaje comenzó a realizarse en la fuente.

“Todo cambió cuando sacaron el basurero del barrio, fue un cambio muy
brusco. Se mejoró la vida en cuanto a los olores, animales y plagas con
las que se convivía, pero se perjudicaron con el trabajo, pues muchos se
quedaron sin nada que hacer, y además no podían entrar a trabajar a la
Curva de Rodas. La gente había aprendido a trabajar en el basurero, con
el cierre la facilidad del sustento de muchas familias se vio afectada; una
parte se colocaron en RECUPERAR, y los que no se quedaron sin
empleo... eso fue como un sorteo, no era para todo el mundo, pero en
57
JARAMILLO VILLEGAS. Op. Cit., p. 39.
58
CODESARROLLO. Estudio socioeconómico de la población basuriega y del relleno sanitario piloto en la
Granja Tulio Ospina. Medellín, 1982, p. 30.

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general los más antiguos del basurero se fueron para la cooperativa, los
más nuevos se quedaron por fuera y salieron a la ciudad a
rebuscársela”59.

“Cuando cerraron el basurero quedó mucho desempleo, la gente no


sabía que hacer para sobrevivir, entonces fue cuando comenzó una
oleada de robos dentro del mismo sector... se entraban a las casas y se
robaban la comida, hasta ollas pitando en el fogón se llevaban, no se
podía colgar la ropa a secar porque la cogían... varios de los burreros a
los pocos años ya habían conformado una banda peligrosa por todo el
barrio dizque para defenderse de los barrios de afuera”60.

“Del basurero sólo nos quedó el terreno donde vivimos, criamos la


familia y la experiencia, pero sólo para recordarla, pues ¡ya hasta nos
cobran a nosotros la botada de la basura¡”61.

La relación especial del basuriego con la basura. La decisión para muchos de los
basuriegos, de asociarse en una precooperativa, no fue fácil. Adicional a la
desconfianza natural, para el basuriego la basura es mucho más de lo que el común
de la gente piensa o se imagina:

“Con la basura levanté mi ranchito de


material, con la basura les di educación
a mis hijos, con la basura compré la
nevera y la grabadora que me
acompañaba para los vueltones por el
barrio, con la basura conocí a Rosa y
esta a Luis; el basurero casi siempre me
daba una luca diaria o el revuelto y la
leña para el fogón, en la basura – encima
de ella – por primera y única vez pude
tener algo mío: un rancho con cielo, piso “Primero Dios y después la basura”, esta gente
y paredes de basura”62. levantó su familia con la basura. (Tomado de: El
Mundo, febrero de 1984)

Una de las asociadas fundadores de la cooperativa RECUPERAR comentaba los


sinsabores de la nueva situación:

“Allá era más bueno por lo que uno ganaba más plata, pero muy maluco
al mismo tiempo porque usted veía el humero que se encerraba allá,

59
IBÍD.
60
IBÍD.
61
IBID.
62
JARAMILLO VILLEGAS. Op. Cit., p.40.

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esos aguaceros y uno tapado con un plástico, salía una a la bomba con
pantano hasta la cintura y se tenía que lavar para montarse al bus, la
vida era allá muy horrible de esa manera. En cambio aquí, llueva, truene,
haga sol o no haga, uno no se moja, y si trabajo, bien, y si no trabajo
también, uno tiene su jornal el día viernes, allá tenía uno que hacerse el
jornal”63.

La cooperativa si funcionó. Como dice el sociólogo Germán Jaramillo, en el libro


Los Doctores de la Basura, haciendo un balance en el tiempo, con el paso de la
basura por Moravia y viendo hoy los resultados de la Cooperativa:

“... si no fuéramos lo que somos y, en cambio, le hubiéramos hecho


caso a lo que querían para nosotros, si no le hubiéramos creído a don
Gilberto64 – que lo que los basuriegos necesitaban era un doctor que
nos administre porque entre nosotros nos robamos- y tenido la
humildad de pedirle a don Alirio65, a ese señor desconocido y hasta
distante, que nos diera una oportunidad sobre la tierra porque
estábamos armados de irreverencia, porque abdicábamos de los
dogmas y sólo teníamos fe en nuestra terquedad para errar y escuchar,
andando y pensando en compases dispares, y si además Alirio, el
maestro, el Negro, el hoy ausente, no se la hubiera jugado con un
desconocido (...) hoy la vida nos tendría en otros lares y no podríamos
dar fe de nuestros yerros ni ocuparíamos un rincón caliente en el
corazón de varios miles”.

63
ENTREVISTA a Mª Elena Restrepo en Jaramillo Villegas. Ibíd., p. 78.
64
GILBERTO SUAZA, asociado fundador de la Cooperativa Recuperar.
65
ALIRIO ARCILA Solano, Director del programa de Microempresas de Antioquia en 1983.

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5. ORGANIZACIÓN SOCIAL Y VIOLENCIA

Los diferentes sectores del actual barrio Moravia nacen como procesos ilegales de
urbanización que desencadenaron una lucha contra el desalojo y unos lazos de
solidaridad que, aunque difusos por el carácter heterogéneo de su composición
social, se fortalecieron ante las distintas formas de agresión externa, en un contexto
de continua tensión y provocación ejercida por las presiones del mercado
inmobiliario y por la funesta evolución del conflicto social de la ciudad.

Los primeros pasos hacia la organización social. Ya en el año de 1963


continuaban llegando familias al sector del actual barrio Moravia y con éstas nuevas
invasiones que iban aumentando la población del terreno que ya había sido
invadido, en un proceso que se inició en 1954 con la llegada de Aldemar Antonio
Vallejo. Los habitantes se vieron en la obligación de ir pensando en la creación de
un frente común para defender la estadía en estas tierras y de esta manera “se fue
gestando la idea de la creación de una especie de Comité Popular por medio del
cual se organizaron para emprender labores de mutua ayuda y de defensa de sus
viviendas, esta embrionaria idea vino a desarrollarse, más concretamente, con la
creación del Comité Fidel Castro”66, en honor al líder de la revolución cubana y
cuyos iniciadores desgraciadamente no recuerdan la fecha exacta de fundación.

En ese comité se centró el desarrolló de las actividades comunitarias hasta que


apareció la Junta de Acción Comunal en el año de 1977 y los consecuentes
problemas en la comunidad por lograr establecer cuales de los dirigentes de esas
dos organizaciones tenían más liderazgo y poder de convocatoria.

El vecino barrio de cartón. Pero es bueno recordar que antes, en el año de 1958,
existía un barrio de ranchos recostados a los muros que rodean al Cementerio
Universal y según Don Antonio Cardona, uno de los fundadores del barrio Moravia,
ocurrió un suceso importante que desencadenó el primer movimiento o
desplazamiento urbano de pobladores en Medellín por el derecho de posesión de
una vivienda.

“El barrio de ‘Cartón’ se encontraba ubicado a media agua alrededor de


los muros del Cementerio Universal y alguna vez, por allá en el año de

66
HERRERA BUILES, Elkín. Op. Cit., p. 131.

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1958, los Cock67 le dijeron al Gobernador de Antioquia, un señor de
apellido Rengifo68, que sacara a esa gente de allí, cuestión que al ser
sabida por los moradores de ese lugar y de los que nos encontrábamos
en este lugar, salimos en manifestación hacia la Gobernación, ¡hasta con
los perros! y llenamos la plazuela Nutibara y el señor Gobernador nos
miró por un huequito que tenía en la puerta y procedió a llamar a los
Cock y les dijo que cómo iba a sacar a esa gente que no había cometido
delito alguno y les propuso que edificaran la mitad de las viviendas
necesarias y él construiría la otra parte para proceder a sacar a toda esa
gente de los ranchos.

Al no dar respuesta los señores Cock, el Gobernador procedió a


decirnos que nos quedáramos tranquilos y nos fuéramos para las casas
y que además no dejáramos pasar a otras personas (...) Al tiempo fue
construido el barrio Villa del Socorro, casas que fueron las primeras
adjudicadas a familias pobres ya que trasladaron a las familias del barrio
de Cartón para allá”.

La presencia del padre Vicente Mejía. En el año de 1965 aparece la que tal vez
fue la figura más representativa y reconocida por la comunidad en las primeras
décadas del asentamiento: el Padre Vicente Mejía. Este sacerdote inició la
organización de los pobladores apoyado por estudiantes de la universidad de
Antioquia, quienes, en compañía de los pobladores, defendían las posesiones “a
punta de piedra” contra los desalojos de la policía. En estos años el fenómeno
consistía “en contar ante los continuos enfrentamientos, con los habitantes de los
barrios vecinos – todos populares -, organizados también por grupos de extrema
izquierda. Levantaron empalizadas temporales de lucha, pero no organizaron ni
construyeron ranchos con el ánimo de establecerse allí, sino con el propósito de
apoyar a los habitantes radicados”69.

Los moradores también contaron en esos años con la presencia de familiares y


amigos, los cuales se radicaban temporalmente en las rústicas viviendas,
originando, de forma paralela con los incipientes mecanismos de defensa, un
incremento del hacinamiento, una escasez de alimentos y una posterior alza en los
precios de los mismos por parte de los tenderos de la zona. Se sucedieron
problemas sociales y personales como violaciones de impúberes y peleas a mano
armada, que fueron generando una crisis al interior de la comunidad, lo que
posteriormente obligó al grupo de estudiantes a abandonar la zona y a un colectivo
que no estaba preparado para hacerle frente al problema de satisfacer sus
necesidades primarias a nivel comunitario.

67
Renombrado apellido de una familia considerada la más grande urbanizadora pirata de la ciudad.
68
Se trata de Pío V Rengifo Santamaría, Gobernador de Antioquia del año 1953 a 1956 y de 1957 a 1958.
69
HERRERA BUILES, op. Cit., p. 138.

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El Comité Femenino. Desde esos momentos comenzaba un movimiento de
unificación como barrio para realizar la invasión de los terrenos vecinos y responder
a la represión oficial, lucha directa con la policía que se debió a la prohibición de
construir ranchos o como cuentan algunos protagonistas de los hechos: “la lucha
permanente contra la represión que se ejercía a través de los carabineros”.

Esa lucha por el derecho a un espacio, a


una vivienda, así fuera un tugurio, fue la
base principal para la construcción de la
organización social en Moravia como forma
específica de resistencia política y cultural.
Se realizaron reuniones con los diferentes
pobladores del sector y con residentes de
otros barrios, como el efectuado el 24 de
diciembre de 1966 en el barrio Caribe,
ambiente en el cual se conformó el
recordado Comité Femenino, “verdadera
célula de organización de contra-poder La mujer protagonizó un papel fundamental para la

popular”70.
conformación del barrio.

La invasión al sector de Fidel Castro. La presencia del sacerdote Vicente Mejía,


cabeza del Comité Central de Tugurianos de Medellín, fue fundamental para la
invasión del sector llamado Fidel Castro, el cual hasta la década de los ochenta era
la más desarrollada habitacionalmente. Este sector contó con la previsión de
dimensionar lotes más o menos iguales, haciendo trazado de vías y dejando
espacios para zonas comunales. Además, el padre Mejía, con auxilios y donaciones
del extranjero, les organizó la Corporación de Papeleros de Colombia – COPAC, la
cual funcionaba como una cooperativa con un grupo de basuriegos inicial de cinco
socios fundadores y una ladrillera para producir los elementos necesarios para el
mejoramiento de las viviendas.

El poder del evangelio y la acción política. En la memoria colectiva de los


pobladores es clara la habilidad concientizadora del padre Vicente para lograr
convencer a la comunidad de la necesidad de reservar los terrenos necesarios para
el posterior beneficio de los servicios comunitarios, entre los que podemos
mencionar el lugar que hoy ocupa el colegio “Fe y Alegría”, la parroquia “Nuestra
Señora del Consuelo”, cuya construcción física fue impulsada por el sacerdote
Gonzalo Giraldo, y la cancha de fútbol; además, entre las fajas de terreno
reservadas aparece la del parque infantil, el edificio donde actualmente funciona la
Junta de Acción Comunal de Moravia y hasta se reservó para el puesto de policía,
es decir, hace cuarenta años la comunidad logró prever la forma urbana de su futuro
barrio, el cual ahora busca su inclusión ciudadana y habilitación total.

70
BARRIOS IBARRA, María y Londoño Zapata, Luis Oscar. Op. Cit., p. 65.

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Con la desaparición misteriosa del sacerdote se tejieron infinidad de comentarios sin


ningún argumento ni asidero con la verdad, en relación a una presunta estafa contra
la comunidad. Al respecto retomamos la versión de Antonio Cardona quien veinte
años después de los hechos relataba que71:

“al padre Vicente hay que agradecerle bastante en este barrio, nadie
sabe qué pasó con él, lo cierto es que parte de la comunidad lo sacó
como a un ladrón. Lo que es falso (...) nos ayudó mucho, no fue un
explotador, lo cierto es que apareció una mujer de otras tierras y que era
la encargada de llevar las cuentas de la Cooperativa de Recolectores y
parece – no lo puedo asegurar – que fue quien hizo perder al padre y ella
de haberse quedado con la plata que mandaron los suecos, era mucha
plata, esa si fue una estafota y al perderse el padre se acabó la
Cooperativa” 72.

El primer grupo de autodefensa. A mediados de los años setenta en vista de la


presencia de una serie de grupos de pandilleros que tenían asolado al barrio y a la
ausencia de la policía, se conforma un grupo de autodefensa dirigido por Alfonso
Durango.

“A partir de 1976, se inicia una gran ola de violencia (...) habían unas
cinco bandas de pandilleros que se unían a otras de Castilla, el Pedregal,
12 de Octubre, Santa Cruz, Aranjuez Anillo, inclusive jóvenes de aquí se
fueron a militar a esas bandas. Venían al barrio y originaban estragos y
enfrentamientos donde a cada rato habían muertos. Aquí entraba el
carro de la leche y le robaban la plata y la leche, así mismo con los
carros con víveres que se los llevaban y los dejaban en la Curva del
Diablo, donde a veces les echaban candela. Se violaban los derechos
humanos, también la propiedad, la integridad personal.

Al ver toda esa circunstancia decidimos formar un grupo de


autodefensa. Este grupo estaba conformado por unos treinta hombres,
que con palos y bolillos cuidábamos el barrio. Un día alguien ofrece dos
armas de fuego y con esas seguimos cuidando hasta que se puso muy
pesada la circunstancia, entonces hubo que acudir a otros medios. Se
formó este grupo porque no teníamos apoyo de la policía, estábamos a
la deriva, solos. Se veían robos de las cuerdas de la luz, robadas las

71
Ibíd., p. 182.
72
IBÍD., 1986

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viviendas, heridas las personas si presentaban resistencia, vendedores
de vicio...”73.

En esta década de los setenta, por la agudización de la lucha por la defensa de las
tierras, también se conforma una red organizativa de carácter viviendista. Estas
fueron las organizaciones que hicieron resistencia a las políticas gubernamentales,
como las emanadas por el Concejo de Medellín, en el mencionado Acuerdo
Municipal 03 del 9 de abril de 1977.

Las primeras bandas. Aparte de las discusiones entre las diferentes


organizaciones, el fenómeno de la violencia comenzaba a hacer presencia por el
sector. Así, por los años de 1977 a 1978 era normal ver las actividades de una
banda de piratas terrestres que:

“...hacían las de Robin Hood, eran como sesenta personas, robaban


camiones y repartían sus productos o mercancías en el barrio, lo único
que no repartían eran textiles, pero mercado si (...) la gente hacía cola y
ellos repartían todo rápidamente y dejaban el carro ahí en el mismo (...)
esa banda cayó en la drogadicción, en el expendio de drogas y en la
violación de niñas”.

Los Comités populares y las Juntas de Acción Comunal. Esos hechos de


delincuencia no perturbaban el normal trasegar del asentamiento. El tradicional
sector de Fidel Castro continuaba su trabajo con los Comités populares y no veía
con buenos ojos la idea de conformación de la Acción Comunal, de perfil liberal,
porque esta institución “trabajaba con el dinero del Estado para convertir después a
las comunidades en esclavos de éste”, lo cual obviamente generaba desacuerdos,
pero no obstante la Junta de Acción Comunal de Moravia fue conformada en 1974 y
su Personería Jurídica se consiguió en 1977 mediante el esfuerzo de Jaime Gómez.

La idea de los Comités Populares de ese


entonces, con la participación de líderes como
Heroína Córdoba, Alfonso Durango, Efigenia
Velásquez, entre otros, era no permitir de
ninguna manera la presencia del Estado en el
sector, ya que se tenía la ilusión de que la
revolución cubana, se propagaría y llegaría en su
ayuda, y con la participación de su líder como el
mentor, el mismo que dio nombre a la invasión,
Líderes del barrio Moravia .

73
TESTIMONIO de un asistente a un Taller de Memoria Cultural. Moravia, octubre de 2005.

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se conformaría una especie de república independiente. En las reuniones era común
el escuchar la frase de “Tugurianos eran y tugurianos tenían que morir”:

“Cuando llegué a Moravia, a finales del año de 1979, todavía se


manejaba esa mentalidad en el sector de Fidel Castro, lugar de
residencia de los primeros pobladores y donde los Comités Populares
se iniciaron y, por lo tanto, conservaban su influencia. Ese sector de la
cancha hacia el río, todavía se identifican como Fidel Castro”74.

La división social barrial. Tales planteamientos ideológicos y los constantes


desacuerdos entre los Comités Populares y la Junta de Acción Comunal llegaron a
los extremos. Se dividió el barrio en dos sectores, fenómeno que sería habitual en
los años venideros ante el recrudecimiento de la violencia. Esa primera división
barrial, aunque temporal, marca un hito en el recuerdo de los moravitas por sus
características de novela:

“Era un momento de gran división entre los Comités Populares y la


Junta, y ahí fue cuando don Jaime Gómez construyó un muro de adobes
y cemento para impedir el paso a los miembros de los Comités hacía
Carabobo, les cerró el camino; entonces, estos tenían que salir por el
parquecito de las escalas. Ese muro fue tumbado por los Comités, pero
fue un referente que mucha gente ha confesado”75.

El asunto no pasó a mayores y posteriormente, Don Jaime Gómez, como Presidente


de la Junta de Acción Comunal, coordinó el ingreso de maquinaria para el arreglo de
las vías, todo concertado y pagado con recursos de los mismos Comités Populares,
con los dineros que, en calidad de donación, provenían del extranjero.

Los inicios de la legalización barrial. Al cumplir su período como presidente de la


Junta de Acción Comunal de Moravia, Jaime Gómez le entrega el mando a Don
Gabriel Cuervo, quien a mediados de 1980 fue detenido por problemas judiciales, lo
que provocó la desintegración de la Junta. Este es el momento en que aparece Don
José Augusto Ramírez, quien, a pesar de la oposición de los Comités populares,
comienza una serie de visitas a las universidades y consigue la indispensable
asesoría para hacerle frente al gran objetivo que se había propuesto la Junta: buscar
formalizar y legalizar el barrio.

74
TESTIMONIO de José Augusto Ramírez, Presidente Junta de Acción Comunal barrio Moravia, Secretaría de
Cultura Ciudadana, Medellín, 10 de noviembre de 2005.
75
IBÍD.

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Es a partir de ese momento cuando aparecen profesionales como Elkín Herrera,


Imelda Barrios y Gloria Quiceno... quienes a pesar de “representar” los intereses del
Partido Comunista Marxista-Leninista y del Movimiento M-19, fueron vitales para el
inicio de la primera fase de acercamiento real a la ciudad y a sus funcionarios, “a
tocar las puertas de la Administración Municipal”. Don José Augusto se remonta a
esos años y nos comenta lo siguiente76:

“Me tocó afrontar esa situación y sin contar con algún tipo de
conocimiento, me decían: vea que puede hacer con eso. Entonces fue
cuando busque formas de asesorarme con algunas universidades. Con
la ayuda de estudiantes y profesionales se empezaron los contactos con
la Administración, todo en contravía con los Comités populares, o mejor
dicho, en contra de las ideas o las ideologías. Con ellos discutíamos
mucho: Qué cómo era posible que fueran a entorpecer el desarrollo de la
generación que venía, que eso era castrarle la oportunidad a los hijos y a
las familias de superarse, tanto a nivel personal como comunitario, les
decíamos... y es que ellos no querían, si era de parte del Estado, que
entraran los servicios públicos y mejor querían seguir viviendo como en
un monte, ya que para uno tener una comunicación, todavía en 1981, se
tenía que dar una dirección por Carabobo o la de otra parte, por aquí no
entraba ni un cartero, no había nomenclatura, no había nada (...)

A pesar de todo conseguimos instalar unas pilas para el agua, pagadas


como una especie de fraude, como lo hacen actualmente en El Morro,
hasta comenzaron a instalar los servicios públicos definitivos y la
comunidad fue viendo que era mejor así la vida y entonces, con el
tiempo, ya se fueron viendo otros servicios”,

Un antiguo integrante del M-19, nos relata que:

“El M-19, con Gloria Quiceno, levantó un campamento como para cien
personas, a un lado de la quebrada La Bermejala, ahí hacían unos
tremendos sancochos... la cosa era reclutar seguidores entre los
jóvenes. Parte de los que más tarde formaron la banda de La Salida
aprendieron ahí todo”77.

76
IBÍD.
77
TESTIMONIO Taller de Memoria Cultural, Secretaría de Cultura Ciudadana, Moravia. Septiembre de 2005.

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La comunidad y el Estado. Fruto de ese acercamiento entre la comunidad y el
Estado, representados en los Promotores de Desarrollo, se contó con la presencia
en el sector de los funcionarios más representativos del gobierno local, como fue la
visita realizada en 1981 por el Alcalde de ese entonces, Bernardo Guerra Serna
Desde este momento en adelante la Administración mostró un marcado interés por
los problemas de la comunidad, o, como dicen algunos, por recuperar el suelo
urbano, su renta e ingresarlo al mercado inmobiliario.

El partido Liberal, en manos de Bernardo Guerra


Serna, ya había hecho aparición en la zona en
momentos de la campaña política anterior, se
realizaron varias reuniones políticas al respecto
con la Acción Comunal de Moravia y se
organizaron Comités de Trabajo, todo por los
contactos adelantados por Pablo Emilio Luján.
Esto nunca fue del agrado de los Comités
Populares, quienes los tildaron de vendidos, La Policía comienza a hacer presencia en el barrio
estimulando aún más la división social en el después del año 2001.

barrio.

El plan para la habilitación de barrios tugurianos. Ya en el año de 198278, en la


Alcaldía de José Jaime Nicholls, se presentó un plan de habilitación de barrios
tugurianos para la ciudad, entre los que figuraban Moravia y Fidel Castro. Dicho Plan
permitía desarrollar infraestructura para los habitantes en el mismo sitio de
ubicación, desechando la posibilidad de desalojo abierto o masivo, que podía
desencadenar un fenómeno social sin precedentes que entraría a sumar efectos con
la creciente ola de violencia de la ciudad.

La Mesa Directiva de la Acción Comunal Moravia, con la asesoría de los estudiantes


universitarios, el cual se hacía llamar “grupo de estudios”, le presentó en agosto de
ese mismo año un programa a la Alcaldía79, el cual iba acompañado de 918 firmas
de la comunidad. Es bueno anotar que este equipo de trabajo comenzó un proceso
de concientización con los líderes para convencer a la población que en ningún
momento de las negociaciones con el Municipio se iba a solicitar dinero por el
terreno ni por las viviendas, como si lo habían hecho los antiguos moradores del
sector de Camilo Torres, a los cuales:

78
En febrero de 1982 se inician los trabajos de habilitación por parte del Municipio, consistentes en el
levantamiento topográfico del sector y en la aparición en escena de los encuestadores oficiales y un grupo de
trabajadores sociales.
79
Este plan se llamó Plan Piloto que Presenta el barrio Fidel Castro y/o Moravia Oriente a los Concejales del
Municipio de Medellín.

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“... les compraron la conciencia de la lucha urbana en un promedio de


quinientos mil pesos por propiedad, dinero que pasaron a las cantinas y
a los prostíbulos, porque muchas de las esposas abandonadas por sus
maridos, después de estos recibir los dineros, fueron a parar a la gran
montaña de basura...”80.

En ese grupo de estudio y de trabajo sobresalían los señores Augusto Ramírez O.,
Efraín Jiménez, Darío Castrillón, Eduardo Hoyos, Oscar Ortega, Pablo Emilio Luján,
Manuel Gallego, Antonio Cardona, la señora Aceneth Restrepo, entre otros. Los
inconformes, los que querían llenarse los bolsillos, formaron un grupo que fue
acallado en las diferentes asambleas, pero que más adelante aparecerán en las
negociaciones con el Municipio con el ánimo de entorpecerlas.

La creación del Grupo de Autoprotección y Defensa Comunitario. Aquí es


bueno señalar que Pablo Emilio Luján, arriba mencionado, quien fue la primera
persona del asentamiento que logró conseguir algún tipo de respaldo político, factor
que medió para que los procedimientos de los agentes de seguridad y control no
fueran tan agresivos, además es reconocido como el fundador, en 1980, del Grupo
de Autoprotección y Defensa, que como tal fue justificado y reconocido por la
comunidad, a la cual acompañó durante estos años y que vino a ocupar el lugar del
creado en 1976 por don Alfonso Durango. Pablo Luján decía al respecto que:

“Al principio la policía sólo entraba cuando había un muerto y ahora


debido a la organización del Grupo de Autoprotección que hemos
organizado para defendernos de los ladrones y maleantes, si entran con
más confianza”81.

La presentación oficial del programa de habilitación. Al cambio de Alcalde llegó


Juan Felipe Gaviria, quien desde el comienzo de su gestión se puso al frente del
programa de habilitación, el cual fue presentado por el mismo en Moravia el día 16
de abril de 1983, en una reunión a la que también asistieron representantes del
sector de El Bosque. En el discurso del Alcalde sobresalía con insistencia la
consigna de “que nada es gratis en este mundo”, y en él se notaba, al decir de los
presentes, un verdadero interés en que mediante este sistema de habilitación
urbana serían tenidos en cuenta como hijos verdaderos de la ciudad.

80
TESTIMONIO de un líder del sector de Moravia, Medellín, Octubre de 2005.
81
HERRERA BUILES, op. Cit., p. 211.

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Se trataba de dialogar y buscar soluciones a los problemas que, como se podrá
apreciar, son los mismos que aún persisten, como son: la titulación de tierras, el
mejoramiento barrial y de las viviendas, la apertura de vías, las demandas de
servicios domiciliarios básicos y la situación de seguridad.

Conformación de la organización barrial. Es bueno reseñar los representantes de


los diferentes sectores que hicieron acto de presencia en esa crucial reunión, lo cual
nos dará un perfil de la conformación de la organización barrial de ese entonces82:

 La Junta de acción Comunal del barrio Moravia Oriente y/o Fidel Castro
(que desde este momento seguiría apareciendo como Moravia Oriente, porque a
muchos les aterraba el anterior nombre, asunto que a los primeros pobladores no
les agradó), presidida por Augusto Ramírez, y contaba con un Fondo Rotatorio
y un Grupo Juvenil Los Llanos, y además esta Junta apoyaba al grupo de
autoprotección existente en el asentamiento.

 También estaba presente el Comité Popular Fidel Castro, que estaba


orientado por el señor Alfonso Durango.

 El Comité Popular de La Divisa, orientado por Pedro Pablo Gil, persona que
más tarde, en compañía de gran parte de los moradores del cerro de basuras,
invadirían una urbanización en construcción en el barrio La Milagrosa Loreto.

 El Comité Popular de Milán, orientado por Aníbal Grisales, quien se hacía


llamar Lupo.

 La Acción Comunal de El Bosque, presidida por el señor Joaquín Quiñones.

De la reunión solo quedó la división. Esa reunión, como todo este proceso, fue
saboteada por el Comité de La Divisa, que unidos al grupo de Lupo, lograron dilatar
el acercamiento con la Administración, creando una seria división en la comunidad.
Es de anotar que este comité fue creado para efectos de las negociaciones por el
recordado programa “Medellín sin tugurios”, abanderado por Pablo Escobar Gaviria
y por varios sacerdotes y profesionales, quienes con fines netamente electorales se
hacían llamar la solución habitacional de Medellín.

Los intentos de unión. Ante esta división se realizaron reuniones sectoriales


mostrando las ventajas del diálogo con el Municipio y tratando de lograr un nuevo
82
IBID., p. 381.

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acercamiento entre las partes en conflicto: Se realizó otra asamblea en el sector de
Milán, el día 19 de Julio, en la cual la parte de la comunidad que no estaba de
acuerdo con el programa de habilitación expuso sus puntos de vista, que giraban en
torno a la no entrega de los lotes valdíos, ni ceder parte de los lotes, en los casos de
propietarios de lotes grandes, para ubicar a las familias que habitaban encima del
basurero y en la vía paralela al río Medellín, primando los intereses personales.

“Nosotros no fuimos unidos porque en parte del barrio El Bosque había


unos ranchitos que llamábamos ‘casas de fósforos’, por lo cual
estábamos pidiendo un terreno más o menos igual para todos, un mínimo
de cincuenta metros y un máximo de ochenta. Entonces había gente que
tenía sus lotes demasiado grandes, dos, tres lotes que los llamaban ‘lotes
de engorde...”83.

El cierre del basurero. En 1984 Moravia recibió con relativa calma el cierre del
basurero. Este es uno de los acontecimientos más grandes de su historia. Pero este
hecho levantó otra montaña, esta vez de dudas e interrogantes. Las dudas quedaron
resueltas al pasar los meses después del cierre, cuando se dio comienzo a un
período de violencia sin antecedentes en el barrio con la aparición del fenómeno de
las bandas.

“Cuando cerraron el basurero se pensó que para dónde ahora va a coger


toda esa gente, dónde conseguir el sustento, el diario (...) algunos
lograron vincularse al Relleno de Rodas, porque allí necesitaban
trabajadores, pero otros se dedicaron a otras funciones como la
construcción, el reciclaje, pero otros a robar y a delinquir, a formar
bandas y mucha gente comenzó a ser asesinada.

Esas personas al no encontrar fácilmente empleo se dedicaron a la


vacuna, a vender droga, a la venta de licores adulterados, a la
prostitución, a saquear los graneros y a atracar de nuevo los carros que
venían a surtir las tiendas y hasta los desvalijaban” 84.

La Administración busca interlocutores en Moravia. Aunque persistía la división,


la Administración Municipal concretó su oferta del programa en una gran Asamblea
83
INSTITUTO DE CAPACITACIÓN POPULAR –IPC. Voces que construyen ciudad. Mesa de trabajo por la
paz y la convivencia “José Hernán Ramírez”. Asesoría de Paz y Convivencia de la Alcaldía de Medellín.
Medellín, Colombia. 1997. p. 31.
84
TESTIMONIOS de los asistentes a un Taller de Memoria Cultura. Moravia, Secretaría de Cultura Ciudadana,
octubre de 2005.

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realizada en Moravia, el día 25 de marzo de 1984, la cual compartía los puntos de
vista del plan expuesto por la Acción Comunal de Moravia y su grupo de estudio en
1982. En ese documento se hacía un llamado a los habitantes para que se
organizaran y buscaran acuerdos internos para lograr presentar objetivos comunes y
concretos.

El Comité Popular de La Divisa, por problemas internos presentó la salida de Leonel


Osorio, quien fundó otro comité llamado Pro Defensa de la Vivienda, respaldado por
los similares del sector del Parque Norte y por el de la paralela, y fruto de su trabajo
en reuniones y asambleas dieron a conocer un documento con el nombre de “Bases
mínimas de acuerdo”. Dicho documento, respaldado por 59 firmas y fechado el día
29 de marzo de 1984, fue entregado a los promotores del Municipio, y en él estaban
plasmadas varias de las aspiraciones de la Administración y de gran parte de la
comunidad.

Por iniciativa de la Acción Comunal de Moravia se citó a una gran asamblea para el
día 1 de abril de 1984, con el objetivo de lograr unificar objetivos en un pliego
unificado, pero los Comités Populares, que se habían creado por doquier, lograron
imponer sus mayorías y vetaron el programa presentado por la Acción Comunal y lo
mostraron como un brazo más del Gobierno. Esta situación es analizada de la
siguiente manera:

“Esta nueva situación mostraba que las contradicciones que


anteriormente se basaban en las diferentes formas de ver el proceso,
iban cambiando y aparecían los aspectos políticos en el enfrentamiento
entre la Acción Comunal de Moravia y los Comités Populares,
influenciados por un grupo político que se había infiltrado bajo la forma
de promotores sociales dentro del programa de la Alcaldía (...) estos
jugaban a la doble moral, ya que de un lado trataban de sacar adelante el
programa, pero con los comités impedían las negociaciones, buscando
seguidores para su beneficio político”85.

Los Comités Populares por sectores. Como se puede apreciar la presencia de los
Comités Populares en el proceso organizativo de Moravia aun no había terminado.
Frente al Plan de Mejoramiento Barrial, emprendido por la Alcaldía y la participación
activa de esos partidos políticos y movimientos de izquierda, en la conformación de
un tipo de liderazgo comunitario con formación política y capacidad de organización,
se consolidó la experiencia organizativa de los Comités Populares por sectores86.

85
HERRERA BUILES, op. Cit., p. 396.
86
INSTITUTO DE CAPACITACIÓN POPULAR –IPC. Op. Cit., p. 28.

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Concha, habitante del barrio Moravia desde mediados de la década de los setenta,
comenta al respecto:

“El Gobierno quería quitarnos la tierra para unos almacenes, porque


nosotros no podíamos estar tan cerquita de la Terminal de Transportes,
ahí nosotros éramos feos para ellos, por eso nos quisieron desplazar en
todo momento. Conformamos entonces catorce comités, cada sector
tenía el suyo (...) cada grupo nombraba un Presidente, un
Vicepresidente, un Secretario y un Tesorero y ayudados por el resto de
la gente que quisiera participar”87.

Fue necesaria la mediación de la Administración Municipal y mediante un


comunicado llamaba a iniciar conversaciones, a partir del 16 de abril, con los
representantes elegidos por la comunidad y acreditados debidamente. Un día antes
la comunidad pudo por fin cristalizar sus ideas y concretarlas en torno a lo que se
llamó el Pliego Unificado, respaldado por 434 familias o cabezas de familia.

En el documento expuesto, podía observarse a simple vista la gran división que por
sectores presentaba El Bosque, prácticamente se nombraron comisiones o comités
casi por manzana, lo que mostraba el poco nivel de convocatoria de su Junta y el
grado de desconfianza hacía la Administración, situación que no ocurría con Moravia
y Fidel Castro, cuyo ya legendario Comité Popular depuso su propio pliego y
firmaron el unificado.

El Comité de trabajo llamado “Paralela al río” o Llanitos, opuso resistencia al


programa de habilitación en la misma casa, en defensa de la propuesta de casa por
casa, diferencia que llevó a una división interna, provocando el retiro de algunos
miembros, quienes se unieron y firmaron el pliego unificado.

El radio de acción de la Junta de Acción Comunal del barrio El Bosque estaba


dividido en seis sectores, cada uno con su comité (sector Parque Norte, sector Nº 3,
sector Milán, sector La Playa, sector Nº 2 y sector Carabobo), todos con marcados
intereses personales frente al programa, los que llevaron a producir enfrentamientos
personales y muertes violentas, alrededor de las discusiones por la posesión de
varias viviendas y de grandes lotes de engorde que no se deseaban ceder al
programa.

87
IBÍD., p. 29.

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El comité llamado La Divisa firmó el pliego unificado, pero este comité desapareció
por completo de la escena después que sus miembros invadieron la urbanización
“Medellín sin tugurios”, el día 20 de mayo de 1984. En total fueron unas trescientas
familias del cerro de basura las que se trasladaron a la mencionada urbanización,
por temor a perder sus derechos sobre estas viviendas, debido a la entrada a la
clandestinidad del narcotraficante Pablo Escobar Gaviria, impulsor del proyecto,
luego del asesinato del Ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla. Las familias que no
lograron invadir se unieron luego a la Acción Comunal de Moravia.

El Cabildo Abierto y la marcha de protesta. A pesar de la existencia de ese pliego


unificado continuaban profundizándose las divisiones en el asentamiento, como
consecuencia de la mala información impartida por el grupo asesor del programa de
habilitación y por la falta de soluciones concretas al problema de desempleo
presentado por el cierre del basurero y que estaba ocasionando física hambre en
numerosas familias. Por esta razón los habitantes de las comunidades convocaron a
una rueda de prensa el día 24 de abril en la cual rechazaban el programa y
sustentaban el porque se sentían engañados por el Alcalde, a la vez que solicitaban
al Concejo la realización de un Cabildo Abierto y anunciaban una marcha de
protesta.

El cabildo se realizó el día 27 de abril, al cual sólo asistieron cinco concejales, parte
de la comunidad y los sociólogos del Municipio con sus adeptos, portando pancartas
de respaldo al programa para mostrarle a los ediles una falsa imagen de aceptación
comunitaria. La comunidad ante el atropello de parte de ese grupo asesor del
Municipio decidió abandonar el recinto y en compañía de los que siempre esperaron
afuera, organizaron una marcha de protesta que recorrió la avenida Bolívar, pasando
frente a la Gobernación y terminando en Moravia, en donde fue convocada una
asamblea general para el día siguiente. Todos estos acontecimientos fueron creando
conciencia y llamaron la atención de la ciudadanía:

“Los intereses de libre asociación por parte de la comunidad, iban


fomentándose cada día y como muestra de ello fue que otras personas
interesadas en el programa fueron llegando a las reuniones y lo primero
que se le expuso al nuevo Alcalde, Pablo Peláez, fue el cambio o el retiro
del grupo de trabajo social del programa”88.

Más reuniones y el problema del pago de los lotes. Pero con esta nueva
administración la ruptura ideológica entre las comunidades de Moravia Oriente y El
Bosque no terminaron y en una asamblea realizada en Moravia el día 16 de junio se

88
HERRERA BUILES, Op. Cit., p. 418.

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hizo más manifiesta por la elaboración de un nuevo pliego, acompañado de un total
de 985 firmas de la comunidad de Moravia Oriente, que sería presentado el 22 de
este mismo mes a la Alcaldía y se citó para una nueva reunión en esta parte de
Moravia para el 28 del mismo mes. En esta reunión, en presencia de funcionarios de
la Administración Municipal, se logró aprobar todos sus puntos, menos en el
referente al pago de las viviendas y lotes.

Los representantes de la Administración Municipal citaron a otra reunión para el 14


de julio, en la cual mostraron una propuesta concreta para el pago de los lotes. Esto
provocó posiciones en contra por parte de algunos sectores como la del Comité Pro-
Defensa de la Vivienda y la de los Comités Populares quienes acusaban a la Acción
Comunal de Moravia Oriente de firmar acuerdos a espaldas de la comunidad. Por
esta razón, se retiraron de la reunión después de alegar que de ninguna manera
aceptarían pagar por las tierras.

Se convocó otra reunión para el 18 de julio en donde los miembros principales de la


Acción Comunal de Moravia presentaron un documento con la proposición más
concreta y que cambió el rumbo de las negociaciones y que a pesar de forcejeo
existente entre los diversos sectores y la Administración Municipal, provocó que ésta
emitiera una circular para aclarar una información amañada y tendenciosa, con
fecha 23 de julio, y en la cual presentaba los puntos con los cuales se había llegado
a un acuerdo con representantes de la mayoría de la comunidad, advirtiendo que el
pago de la tierra aún se encontraba en discusión en la mesa de negociaciones.

Ese documento contenía la concreción de la propuesta formulada por el Municipio y


recogía el pensamiento de gran parte de la comunidad, pero fue tomada por los
Comités Populares, por el Comité pro – Defensa de la Vivienda y por cierta parte de
los habitantes de El Bosque como “represivo y que imponía criterios de mano dura”.
Un incidente ocurrido el 26 de Julio, en el cual la caída de un cable de alta tensión
ocasionó la muerte de seis burros y un caballo que se encontraban en uno de los
ranchos y que tres días después no habían sido retirados, fue tomado como una
represalia oficial por el no acuerdo entre la comunidad de Moravia y la
Administración Municipal89.

En otra reunión realizada el 31 de julio se llegó con la certeza de conseguir la unión


de los barrios Moravia Oriente y El Bosque y de las acciones comunales con los
comités populares, pero los resultados finales fueron peores. Los grupos populares,
como una forma de dilatar las conversaciones, manifestaron su rechazo al Fondo
Rotatorio de Vivienda existente en Moravia, pero el tema central no era ese

89
HERRERA BUILES, Op. Cit., p. 452.

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enjuiciamiento, sino el de analizar las propuestas presentadas respecto al pago de
las tierras.

La propuesta definitiva de la Administración Municipal. En vista de las


contradicciones internas de la comunidad y las relacionadas con respecto al
programa, la Administración Municipal presentó una propuesta definitiva el 11 de
agosto en la Unidad Deportiva Atanasio Girardot. En este evento la Administración
presentó los puntos logrados a favor del programa y luego las otras partes hicieron
sus descargos. Después de varias horas de discusiones se logró el acuerdo final. En
éste el Municipio aceptó la figura del no pago de los lotes y por lo tanto reconoció
como poseedores de cada vivienda a los que se encontraban habitando sus casas
antes del 15 de abril de 1983.

Fotografía aérea del barrio Moravia

Como respuesta al gran acuerdo firmado por la comunidad y por los representantes
legítimos del Municipio, entró en funcionamiento, el 9 de octubre de 1984, aunque a
media máquina, la Cooperativa Industrial Femenina con el objetivo de buscar
empleo para las mujeres cabeza de hogar y habilitar socialmente a las familias al
lado del programa urbano, a través de la autogestión de sus habitantes.

A pesar de los alcances del programa, de su proyección social y de sus objetivos


concretos, aún se presentaba una desorientación con respecto al futuro del barrio y
parte de la población era extraña a la realidad del programa y por motivos
económicos, por resentimientos personales o porque eran adeptos al renombrado
narcotraficante Pablo Escobar Gaviria, nunca se sintieron parte de los acuerdos
logrados ni con las decisiones tomadas por el resto de la población.

Asesinatos a líderes del proceso. En una parte de la población se fue gestando un


fuerte sentimiento de rencor, ya que de alguna forma el avance del programa

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afectaba intereses individuales, como fue el caso con los establecimientos públicos
que funcionaban por esa época y que tuvieron que cumplir con las normas
establecidas por la ley. Pero lo más grave ocurrió a mediados de 1985 cuando
fueron asesinados por sicarios en moto tres de los habitantes más cercanos al
programa de reubicación de viviendas y cuyos responsables intelectuales se dijo que
eran elementos ajenos a la comunidad.

Los bonos de ayuda mutua. Para 1986 los habitantes de Moravia habían
acumulado más de 25 mil días de trabajo comunitario y el Municipio había entregado
más de 90 escrituras. El programa del trabajo comunitario comenzó con el
ordenamiento urbanístico. En los predios y en la adecuación de vías se organizaron
en cuadrillas dirigidas por un líder, que era el encargado de controlar el tiempo de
trabajo en unos libros y expedía el bono de ayuda mutua correspondiente, como
constancia de participación en el programa o forma de cancelar el valor de la
respectiva propiedad y obtener la respectiva escritura pública.

“Pudimos algunos alcanzar una titulación de tierras a cambio de trabajo


comunitario, porque el barrio siempre lo que ha tenido es subempleos.
No teníamos con qué pagar el lote porque la Alcaldía misma decía que
no podía regalar nada, siempre tiene que haber una contraprestación,
plata o trabajo. Y con trabajo comunitario, de acuerdo al metraje nos
tocaba números de bonos. El bono equivale a un día de trabajo y de
acuerdo a eso nos tocó pagar el lote”90.

La improvisación oficial. El programa general de habilitación consideraba la


reubicación de las familias en el mismo sector. Sin embargo, al momento de
proyectar la apertura y el mejoramiento de vías para incorporar el barrio al sistema
de red urbana, los grandes planificadores oficiales se dieron cuenta que era
imposible reasentar la población en los sitios acordados, debido al alto número de
familias con relación al área de terreno disponible.

“Por esta razón la Alcaldía comprendió que había negociado un punto


irrealizable y consideró la construcción de la urbanización Vallejuelos,
por allá por la carretera al mar para ubicar a unas 400 familias de la orilla
del río y las asentadas en la montaña de basuras”91.

90
INSTITUTO DE CAPACITACIÓN POPULAR –IPC. Op. Cit., p. 30.
91
HERRERA BUILES. Op. Cit., p. 489.

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Este programa de Vallejuelos implicaba la perdida de identidad comunitaria e
histórica y se cortaba en parte el proceso de recuperación social que tanto
pregonaba el programa de habilitación al desmembrarle parte de su cuerpo al sector
e impidiendo de esta manera la posibilidad de una integración del conglomerado
social que terminó por partirse en pedazos debido a varias corrientes que buscaban
cada una por su lado obtener beneficios del programa.

Los beneficios del programa no se veían. A pesar de las buenas intenciones y de


los innumerables obstáculos vencidos, el programa no avanzaba como se tenía
planeado. La división imperante entre los diferentes sectores de Moravia, que
provocaba un alarmante desinterés en el proceso, sumado a la inestabilidad de los
funcionarios que eran renovados continuamente, a la llegada de un nuevo Alcalde y
la persistente ausencia de voluntad política, provocó que sobre Moravia, tres años
después, se escribieran artículos en la prensa local, como el de enero de 1987 que
titulaba: “Moravia sigue siendo un basurero”92.

El nuevo Alcalde llegado, William Jaramillo Gómez, por medio de decretos desalojó
masivamente a los moradores que ocupaban la paralela, considerada como de uso
público, y paso de la futura vía que comunicaría con la vía a Acevedo. Un total de
560 familias fueron sacadas a la fuerza y trasladadas al sector de Vallejuelos. Es
decir los desalojos eran continuos y las obras estancadas o a paso de tortuga.

Balance final del programa. De esta experiencia de negociación, de resistencia, de


conflictos y de autorreconocimiento de las contradicciones comunitarias, finalmente
quedaron como resultado la titulación de algunos predios bajo patrimonio familiar, el
mejoramiento de algunas vías, la exención de impuestos durante veinte años, la
entrega de zonas comunitarias en comodato, el mejoramiento de algunas viviendas,
muchas promesas incumplidas, varios líderes muertos y el comienzo de un período
negro en el cual se produjeron desplazamientos forzados internos de algunos
líderes, que abocaron a estos asentamientos a un período de crisis social y de
debilitamiento organizativo.

Esto coincide con la suspensión unilateral por parte de la Alcaldía, del plan de
habilitación o Plan de Mejoramiento Barrial en 1989 y con el surgimiento, entre 1988
y 1989, de un cruento período de violencia que, por sus características, mostraría a
los anteriores momentos críticos del asentamiento como un simple juego de niños y
que establecería mas diferencias y grandes rupturas en el barrio, tanto en el
imaginario colectivo como en las prácticas y sentidos de los diferentes pobladores.

92
Moravia sigue siendo un basurero. En : EL MUNDO, Medellín 7 de enero de 1987.

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El fenómeno de las bandas. Una de las primeras causas de formación del


fenómeno de las bandas en Moravia fue la de la defensa del territorio ante
amenazas externas, por agresión de bandas de los barrios vecinos, como sucedió
con la formación del grupo de autodefensa en los años setenta. Pero más tarde se
crearon otras para defender el territorio de bandas internas del barrio. Se realizaban
unos pactos de carácter forzoso entre estas agrupaciones, no solo por la defensa del
sector sino por factores económicos. Los sectores más apetecidos eran
directamente los que presentaban mejor situación económica porque había más que
robar o más para defender. De esta manera, se instauró en Moravia la práctica del
cobro de vacunas, eufemísticamente conocidas como cuotas de vigilancia privada,
que se fue extendiendo de manera generalizada en toda la ciudad.. Sin embargo, los
problemas de seguridad no desaparecieron y se continuaron presentando delitos
contra la propiedad privada, teniendo como protagonistas a los mismos jóvenes del
barrio, siempre bajo los efectos del consumo de drogas y alcohol.

Miranda el buen vecino. Es bueno anotar que el barrio Miranda siempre ha sido
considerado por los Moravitas como su buen vecino. Nunca en los relatos fue
relacionado con el fenómeno de la violencia ni mucho menos con agresiones ni
disputas, a pesar de compartir con Moravia todo el sector de Carabobo. Por esto es
considerado como el buen vecino, un hermano mayor, muy solidario con los
desastres naturales. Por tal razón, a muchos moravitas no les importa vivir en él a
diferencia de otros sectores vecinos.

“Entre Moravia y Miranda siempre las relaciones han sido buenas (...)
con otros sectores no, porque, por ejemplo, El Oasis ha tenido
problemas con sus vecinos de Palermo, Los Álamos, con Puerto Nuevo,
enseguida de La Herradura y hasta con otros sectores del mismo
Moravia”93.

La banda de Los Burreros. De las primeras bandas delincuenciales que jugaron un


papel importante en este período de violencia se menciona la de Los Burreros, su
oscura impronta es recordada:

“La Banda de Los Burreros se armó como en 1988, eran unos niños que
manejaban unos burros para pasear niños en el Jardín Botánico o para
cargar materiales y arena (...) pasaron a ser ladrones, asesinos,
estafadores, violadores, de todo... operaban por todo Moravia.
93
TESTIMONIOS de los asistentes a los talleres de Memoria Cultural. Secretaría de Cultura Ciudadana,
Moravia, octubre de 2005.

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Madrugaban a matar y así cogieron a muchos trabajadores...la policía
decía que sólo bajaba cuando hubiera un muerto y esa es otra historia
que se repite.

Ellos se sentaban a beber y de pronto alguien de ellos se paraba y decía


que ya volvía porque voy por allí a matar un hijueputa, más tardecito se
oían los disparos y al momento esta persona regresaba y seguía
bebiendo como si nada. En otras ocasiones provocaban
desplazamientos internos... algunas veces porque una mujer de una
familia no se quería acostar con alguno de ellos y entonces les daban
unas horas a toda la familia para que desocuparan... casa que después
vendían”.

Otra banda fue la de Los Cuervo... tenía hasta putiaderos, y uno de sus
hombres fuertes fue años antes un líder comunitario... tenía formación
de izquierda”94.

Antes de Los Burreros, existieron otras bandas, que aunque más pequeñas no
dejaron de asolar con sus actuaciones la tranquilidad de los diferentes sectores de
Moravia:

“... estaban las bandas de El Pájaro en El Bosque, la banda del Morado,


en el sector de la salida a Cuatro Bocas, la banda de Carebola, de la zona
del parque de las escalitas a Cuatro Bocas, la de Daniel en lo mismo de
Carebola...

La banda de El Pollo, fue muy conocida en toda la comuna. Era


comandada por un joven bien parecido y presentado y se especializaba
en robarse las niñas a la fuerza y las llevaba al morro donde las violaba
y, muchas veces, las mataba”95.

La muerte del papá de Nacho. Esas bandas eran conformadas por cerca de veinte
jóvenes que con sus fechorías hicieron famosa en la ciudad la Curva del Diablo, por
la cantidad de cadáveres que arrojaban en ese sitio. Pero un acontecimiento marcó
el desarrollo de este período de violencia en el barrio y la división histórica, entre El
Bosque y Moravia Centro, volvía a aparecer:

94
IBÍD.
95
IBÍD.

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“Con el asesinato, en su propia casa, del papá de Nacho, miembro de la


banda de Andalucía La Francia, por el jefe de la banda de El Bosque,
comienza a verse la división entre los dos sectores por el cauce de la
Bermejala. Esto no se veía antes del 88. Al paso que El Bosque y
Moravia iban creciendo, iban creciendo las bandas, se fueron haciendo
esas divisiones, porque antes los de Moravia pasaban por El Bosque
para ir al centro y los de El Bosque por Moravia para ir a la cancha y
antes solo se presentaban problemas cuando hacían apuestas por los
partidos de fútbol y alguien no quería pagar.

Al papá de Nacho lo matan porque salió en defensa de algo (...) Entonces


este muchacho se sintió muy adolorido y empieza a mover fichas, a
buscar auxilio, porque la banda de El Bosque era muy poderosa y bien
armada y el solo no podía. El auxilio llega y empiezan a caer de uno y
otro lado. Triunfan los que habían venido a ayudar a Ignacio”96.

Hay que tener en cuenta que las bandas más sobresalientes en la ciudad eran las
conformadas por pistoleros a sueldo, llamados popularmente como sicarios, las
cuales conformaban ejércitos privados al servicio del mejor postor, que en ese
momento era “el Doctor”, como era conocido Pablo Escobar. Se hablaba de vínculos
de la banda de El Bosque con este señor y con la Oficina.

La comunidad no sabia que hacer. Era una época en que después de las seis de
la tarde nadie se veía en las calles y el silencio en las viviendas era lo normal para
no alarmar a los ladrones, porque si escuchaban algo, así fuera un radio encendido
entraban por él armados, aún en la presencia de los dueños. Los habitantes
pasaban por muchas penurias o situaciones peligrosas para poder entrar o salir de
sus casas.

“En vista de la violencia los líderes no sabían que hacer y varios de ellos
pidieron ayuda, era un tiempo en el que no se oían menos de diez
disparos por noche (...) un día un antisocial, que atracaba a todo el
mundo, se metió con la mujer de un policía que vivía, cosa extraña, en
un rancho y éste lo mató (...) lo cierto era que la misma policía era la que
repartía revólveres y munición barata para armar el desorden”.

96
IBÍD.

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“Pero la banda de El Bosque fue exterminada definitivamente por las
milicias, por un hombre llamado Roger o Lucho en 1990. Cuando
entraron las milicias esa fue la primera zona atacada porque esa era el
epicentro de todo eso. Pero cuando empieza la operación limpieza,
parecían muertos en Moravia y en El Bosque y eso se oía no más los
balazos por todas partes para al otro día ver a quien habían matado” 97.

El llamado de ayuda a Las Milicias Populares del Valle de Aburra98. Las MPVA,
fueron fundadas a principios de 1989 por el grupo subversivo Ejército de Liberación
Nacional –ELN, y se separaron de su orientación en el marco de la ruptura política
protagonizada por la Corriente de Renovación Socialista –CRS, a finales de 1991.
Desde entonces, se desarrollaron como un destacamento urbano de dicha
organización insurgente, centrando su accionar en los Barrio Moravia y El Bosque.

“A finales de 1989, miembros de la comunidad, a través de algunas


organizaciones, deciden acudir al servicio de las milicias porque
estaban copados de delincuencia. Hicieron la solicitud ante el Ejército de
Liberación Nacional, con la gente del barrio Villa del Socorro, porque en
ese entonces había un auge fuerte de esas organizaciones en esa zona y
en toda la comuna. Y luego, a comienzos de 1990, se establecen en el
barrio Moravia...”99.

Aunque las bandas ya presentían la presencia en el barrio de las MPVA, su llegada


no sólo a ellas las tomó por sorpresa sino al resto de la población:

“Llegaron de negro, a las cinco de la mañana, y con un brazalete que las


identificaba, asustaron a los madrugadores (...) se identificaron muy
claramente porque, entre otras cosas, inmediatamente el barrio se llenó
de grafitis. Cuando la comunidad ya supo quienes eran ellos, entonces
se sintió más segura (...) tomaron posesión de El Bosque y Moravia,
hicieron reuniones con la comunidad y con los gremios”100.

97
IBÍD.
98
Con el objeto de recrear nuevamente los procesos de organización social que se han desarrollado en Moravia y
el fenómeno de la violencia, que ha jugado un papel preponderante en su historia y en general de la ciudad,
retomaremos la sistematización que sobre el período de movilización comunitaria en tiempos de las MPVA
hiciera el Instituto Popular de Capacitación IPC, en el año de 1997.
99
TESTIMONIO de un ex-miembro de la MPVA. En : INSTITUTO DE CAPACITACIÓN POPULAR – IPC.
Op. Cit p. 32.
100
TESTIMONIO de un asistente a los Talleres de Memoria Cultural. Secretaría de Cultura Ciudadana,
Moravia, octubre de 2005.

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La relación entre las organizaciones y las milicias. En un principio las relaciones
al interior del barrio fueron tensas por las características diversas de los actores
sociales. Mientras el ELN tenía como objetivo la insurrección y la toma del poder, las
organizaciones comunitarias tenían como horizonte la inclusión en la ciudad
mediante la construcción de un verdadero movimiento comunitario.

“El surgimiento de las Milicias se constituye como parte de una lucha


por la defensa y la reconstitución de los espacios de relación social y la
esfera pública, interferida por la acción de los factores de violencia
urbana, tales como las bandas, el sicariato, el narcotráfico, la
drogadicción, los grupos de justicia privada y el accionar desmedido de
algunos sectores o grupos de la fuerza pública”101.

Como consecuencia del poder armado de las milicias, en esta etapa prevalece una
relación de subordinación y dependencia de las organizaciones y líderes comunales
con respecto a un liderazgo caudillista de las milicias, que en muchas oportunidades
afectó la autonomía comunitaria y la pérdida en los ritmos de trabajo social y limitó
enormemente las posibilidades de un debate político102.

La recuperación del espacio y de las


relaciones sociales. Bajo esas circunstancias
empieza un proceso progresivo de recuperación
de espacio público y de recomposición de
algunas relaciones sociales, como consecuencia
de la guerra frontal contra las bandas. Pero a la
vez se entra en una fase de dispersión y
desplazamiento de los líderes comunales,
ocasionada por las contradicciones, divisiones y
pugnas internas en las MPVA y por el asesinato Cancha de fútbol del barrio Moravia, epicentro de
del líder comunal José Hernán Ramírez. encuentro.

Muchas bandas fueron exterminadas y otras no tuvieron más alternativa que


incorporarse a las MPVA, cuyos servicios eran muy son solicitados en varias partes
de la ciudad, como sucedió con la operación limpieza efectuada en la Plaza
Minorista en el año de 1992:

101
TESTIMONIO de Hernando Roldán, abogado asesor del Centro Comunitario de Resolución de Conflictos.
En INSTITUTO DE CAPACITACIÓN POPULAR – IPC. Op. Cit., p. 32.
102
INSTITUTO DE CAPACITACIÓN POPULAR – IPC. Op. Cit., p. 33.

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“Así sucedió (...) cuando los mismos comerciantes solicitan la presencia
de las MPVA: la gente no podía mercar allí. Madrugábamos a las dos de
la mañana y en cuestión de dos meses acabamos con ellos. Eran cerca
de veinte”103.

Pero las milicias asumieron el mismo papel que desempeñaban las bandas
desplazadas y lo que en algún momento se vio como una solución empezó a
generar un conflicto de mayores consecuencias.

“El grupo de las milicias de La Minorista, a cargo de Martín cobraba la


cuota de vigilancia para entregarla a la comandancia mayor en Moravia
que, desde principios de 1990, estaba en cabeza de Lucho”104.

El viraje político de las milicias. Pero esa lucha social por el territorio tomó ribetes
comunitarios y dejando a un lado el compromiso por el derrocamiento del orden
social. Las MPVA rompieron con la dirección guerrillera y decidieron asumir la
decisión propuesta por las mismas organizaciones sociales. “Lucho”, un fundador del
grupo miliciano, contaba la experiencia de la siguiente manera:

“Decidimos cambiar la estructura eminentemente vertical, la estructura


miliciana, que era político militar, por una cívica. Estos cambios se dieron en
dos reuniones, en la escuela ‘República de Nicaragua’, del barrio Villa del
Socorro, en el año de 1991; en el segundo encuentro donde participaron
setenta líderes de las cuatro comunas donde nosotros teníamos presencia,
ellos presentaron la propuesta de que dejáramos de ser un movimiento
armado para convertirnos en uno cívico, que pudiera agrupar a los mejores
líderes de estas comunas para que ellos ingresaran a las Juntas
Administradoras Locales, al Concejo Municipal y respaldar a algún
candidato a la Alcaldía o a la Gobernación, que fuera de carácter
democrático con una personalidad progresista y con quien pudiéramos
llegar a algunos acuerdos para respaldarlo”105.

103
GÓMEZ OCHOA, Gloria Luz. Conflicto, una huella con varios rostros. En : El Colombiano, Medellín, 18 de
octubre de 2005. p. 1d.
104
GÓMEZ OCHOA, Gloria Luz. Treinta años con ansias de tranquilidad. En : El Colombiano, Medellín, 19 de
octubre de 2005. p. 1d.
105
TESTIMONIO de “Lucho” fundador y máximo comandante de la MPVA. En : INSTITUTO DE
CAPACITACIÓN POPULAR – IPC. Op. Cit., p. 39.

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No sólo en Moravia se recicla basura. Al calor de la barriada el ideal socialista de la
guerrilla fue reciclado y se alejó de cualquier perspectiva insurreccional y se convirtió
en un movimiento cívico comunitario.

Los inicios de la negociación de las milicias con el Estado. En esos momentos


se diseñó una estrategia de negociación que permitiera la conversión de la fuerza
miliciana en una civil, integrada a las distintas organizaciones comunales. La
negociación con el Estado fue una decisión política de los milicianos, la cual se
venía gestando meses atrás y que encontraba en 1993 un momento propicio para
iniciar los contactos.

Otras versiones señalan que el arribo de las MPVA al proceso de paz fue producto
de su crisis y descomposición interna y que la decisión de desmovilización nunca fue
discutida ni analizada con la base miliciana. Dentro de la misma organización
armada, surgieron versiones en las cuales señalan que la negociación fue fruto del
personalismo del máximo comandante, “Lucho”, quien al verse recluido, desde
mediados de 1993, en la cárcel de máxima seguridad de Itaguí, utilizó la figura de la
negociación para beneficio personal. Un desmovilizado de las MPVA plantea su
versión en este sentido:

“Hacía mucho que la milicia operaba desde un verticalismo extremo. ‘Lucho’


nos consultaba, pero igual si no compartíamos algo, igual se hacía, desde
que rompimos con el ELN dejamos de ser revolucionarios y comenzamos a
ser pillos, ya no era la lucha por el pueblo, la que lucho planteó fue una
lucha por el poder, en especial, el económico, que significaba ser el máximo
comandante (...) por eso rompió con el ELN, ya no aguantaba que lo
mandaran (...) todas esas diferencias nos llevaron a una guerra en la que
sufrió la comunidad, la cual era la que ponía los muertos, nosotros
estábamos en las operaciones militares y sabíamos cuidarnos.

Luego vino la guerra con ‘Martín’, comandante de las milicias en La


Minorista, y es que este comandante le había hecho muchos trabajos a
‘Lucho’, trabajos económicos al servicio del cartel del narcotráfico.
Entonces ‘Martín’ lo conocía muy bien y quería su cuota en las ganancias,
de está manera nos ganamos otra guerra...

Las diferencias entre Martín y Lucho se agudizaron el cinco de junio de


1993, cuando fueron asesinados dos de los tres emisarios encargados de

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recoger el dinero (...) cuando se quiso frenar la situación, todo se volvió en
contra y de nuevo la comunidad quedó en medio del conflicto” 106.

La Minorista siempre ha sido lugar de trabajo para los moravitas, es como una
extensión del barrio, donde se sienten como en su casa y muchos ven en este lugar
la única oportunidad de conseguir algo para el diario, así sea de las sobras de
verduras, pero en esos momentos la visita fue vetada. Este enfrentamiento provocó
nuevamente la separación de los dos sectores de Moravia y sus comunidades,
llegando a llamar a la quebrada La Bermejala con el apelativo de “El Muro de Berlín”:

“Llamábamos a la quebrada La Bermejala El Muro de Berlín, pero


imaginario, porque separaba a El Bosque de Moravia, todo por la lucha
entre Martín y Roger (Lucho) en El Bosque trabajando desde La
Minorista y así las cosas, ninguno de Moravia podía siquiera acercarse a
este mercado y el problema es que Martín vivió en Moravia, su familia se
tuvo que ir del barrio y él perteneció a la banda de La Salida y entonces
conocía a la gente.

Eso fue una guerra y la gente para poder movilizarse tenía que conocer
la distinción o clave (...) esos grupos tenían su contraseña por cuadras,
por ejemplo un tipo de silbido. Esto ocasionaba que mucha gente no
dormía porque no escuchaba la distinción de los de su casa o la de
algún vecino”107.

El desgaste de las milicias. En las relaciones con las milicias, es claro que en una
primera etapa, en la lucha contra las bandas, la comunidad las acogió y las legitimó,
pero posteriormente, ante las actuaciones muchas veces arbitrarias, fue la misma
comunidad quien les quitó el respaldo. Esto reafirma la hipótesis de la llegada a la
negociación, no a partir de un viraje político sino de un desgaste sufrido producto de
su autoritarismo, la corrupción y el consecuente alejamiento de la población. El
siguiente relato es testimonio de lo que en ese momento estaba sucediendo:

“Aquí la milicia vino a nosotros con la orden de que quien mandaba era
por la limpieza de los grupos malos y luego nos dijeron que vamos a
trabajar en la parte social y económica. Se ayudaba a las personas de
escasos recursos y se recogía una colaboración para los que estaban
106
TESTIMONIO concedido por un ex-miliciano quien vivió muy cerca de “Lucho” en el tiempo de la guerra.
En : INSTITUTO DE CAPACITACIÓN POPULAR – IPC. Op. Cit., p. 41.
107
TESTIMONIOS de los asistentes a los Talleres de Memoria Cultural. Moravia, Secretaría de Cultura
Ciudadana, octubre de 2005.

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prestando vigilancia de día y de noche. Pero entonces sucede que se
desaparece la comandancia y violan los espacios y los reglamentos y
empiezan a hacer cosas que no encajan con la comunidad y la
comunidad empieza a quejarse para que esas personas fueran
erradicadas, muchas de ellas aparecen muertas o en la cárcel”108.

Las MPVA sufrieron durante el año de 1993 duros golpes. La mayoría de su


dirección militar fue detenida, entre ellos “Lucho”.

“Lucho terminó en la cárcel. Dos meses más tarde cayó igualmente Martín y su lugar
lo retomaron los segundones. Alvarado, otro miliciano, ocupó el lugar de Lucho”.
Ante el recrudecimiento de la guerra, desde la prisión, los dos líderes realizan una
negociación. “Habían muerto más de cincuenta personas y a muchos de los de La
Minorista les habían matado la mamá o los hermanos”. Posteriormente, Alvarado
desierta con un grupo y conforma en el barrio Santa Cruz las Milicias Populares
Independientes del Valle de Aburrá –MPIVA. “Se llevó todo lo que tenían las MPVA,
hasta el mismo armamento”, asegura un ex-miliciano109.

El inicio de la negociación fue liderada por dos miembros de su dirección política,


quienes luego fueron asesinados: José Hernán Ramírez y “Yenny”. Sin embargo, la
negociación es asumida tanto por “Lucho”, desde la cárcel, como por el resto de la
dirección de la fuerza miliciana. Para finales de 1993, se realizaron los primeros
acercamientos entre las MPVA y la Administración Municipal.

Negociación de los gobiernos local y nacional con las MPVA. En septiembre de


1993 el Municipio ya mantenía conversaciones con las MPVA, fecha en la cual fue
nombrado Juan Guillermo Sepúlveda como Asesor de Paz y Convivencia de la
Alcaldía; mientras tanto, con la idea de iniciar un proceso de paz, las Milicias del
Pueblo y para el Pueblo –MPP110, adelantaban contactos con el Gobierno Nacional.

En esta primera etapa de las negociaciones con el Gobierno el tema de la seguridad


se planteó como una preocupación central y se concluyó que ésta no fuera asumida
como un problema militar y del Estado, sino como un problema político y ciudadano.
Desde esta novedosa concepción se buscó una propuesta que llenara el vacío que
dejaría la inminente desmovilización miliciana. Esto implicaba “replantear la lógica
108
IBÍD.
109
GÓMEZ OCHOA. Op. Cit. Octubre 19 de 2005. p. 1d.
110
Primer grupo miliciano independiente de las fuerzas guerrilleras surgido en la zona Nororiental de la ciudad,
específicamente en el barrio Popular. Hacia 1994 negocian con el gobierno municipal su desmovilización
convirtiéndose en la Cooperativa de Vigilancia Comunitaria – COOSERCOM.

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autoritaria, tanto de las milicias como de la Fuerza Pública y crear instrumentos que
le devolvieran a todo el conjunto de la población la gestión de sus problemas más
urgentes, incluyendo la defensa de la vida”.

El debate de tan candente tema tuvo lugar entre octubre y diciembre de 1993. Para
enero de 1994, apareció la orden del Gobierno Nacional del cierre definitivo de todo
tipo de diálogos regionales, a raíz de la aparición de una nueva Ley de Orden
Público. Pero el proceso no se estancó y fue vinculado a la negociación que
sostenía el Gobierno Nacional y la Corriente de Renovación Socialista –CRS.

“A la CRS o Corriente de Renovación Socialista, la gente le decía


normalmente la Cris, por comodidad y facilidad y, por esa época,
recuerdo, que cuando mataban a un miliciano hacían desfiles con el
ataúd, con la bandera y algunos uniformados hacían disparos al aire,
todo era bonito pero a la vez triste”111.

El modelo de trabajo quedó definido: las MPVA reunirían sus integrantes en el lugar
donde la CRS había concentrado a todos sus hombres, es decir, el campamento de
“Flor del Monte”, Departamento de Sucre. Allí negociarían con el gobierno nacional
beneficios jurídicos y económicos para sus militantes y se tratarían los temas
referidos a los barrios Moravia y El Bosque, en especial la problemática de
seguridad.

La creación de la Mesa de Trabajo. A la par con lo anterior, en ambos barrios se


instalaba una Mesa de Trabajo112, la cual tendría como objetivo “negociar el tema del
desarrollo y la inversión social por parte de la Alcaldía de Medellín, además de
potenciar la participación y el protagonismo de los sectores civiles, en la resolución
de los diferentes conflictos económicos, políticos y militares que se presentaban en
estos barrios”.

Entre los hechos más recordados de esos meses figura la marcha por la paz y una
misa celebrada entre tres sacerdotes de distinta confesión religiosa, como símbolo
de reconciliación y rematando en una asamblea realizada en la cancha de fútbol de
Moravia.

111
TESTIMONIO de un asistente a uno de los Talleres de Memoria. Moravia, Secretaría de Cultura Ciudadana,
octubre de 2005.
112
Esta Mesa después adquiriría el nombre de Mesa de Trabajo por la Paz y la Convivencia “José Hernán
Ramírez”.

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La zona de distensión urbana. El 27 de febrero de 1994, a las seis de la mañana
se oficializó la zona de distensión provisional, primera experiencia de este tipo a
nivel urbano en el país, y que duraría hasta el mediodía del 28 de febrero. Dos horas
antes de este límite se inició el traslado desde el “Cerro de basura” al campamento
de Flor del Monte, helicópteros transportaron a todos los miembros de la tropa
miliciana. El ejército ya había replegado un cordón externo de seguridad por toda la
periferia del sector:

“Mientras el ejército tomaba posiciones en el exterior, dentro del sector


la comunidad se llenó de fiesta y la fuerza miliciana hizo aparición
pública desfilando por las calles del barrio. En ese desfile no había
ningún aire de novedad, sino que parecían estar ejecutando una rutina
diaria, tanto ellos como los habitantes del barrio”113.

“La despedida a los que viajaron a Flor del Monte fue muy triste...
Muchas personas creían que no iban a volver a ver a los muchachos,
que el gobierno los iba a engañar o que les ocurriría lo que a Pizarro, el
del M-19 (...) Un señor se vino apenas a dar cuenta que su hijo era
miliciano cuando lo vio subirse a uno de los helicópteros”114.

Las cifras de los desmovilizados en ese momento dejó mucho que desear, por eso
se consideró como parcial y vulnerable este proceso, ya que tan sólo 15 milicianos,
de cerca de 200 que se estima habían en todo el barrio, fueron llevados a Flor del
Monte, en compañía de diez de Andalucía y 43 de otros departamentos.

En el mismo acto de despedida de la fuerza miliciana, y terminado el protocolo, en la


zona de distensión se vivió una gran fiesta que duró hasta el día siguiente. Antes de
los festejos se inauguró la Mesa de Trabajo José Hernán Ramírez, sesión simbólica
que contó con la participación de delegados del Gobierno Nacional, el Alcalde de
Medellín de ese entonces, Luis Alfredo Ramos, el Asesor de Paz y Convivencia de
esa época, Juan Guillermo Sepúlveda, miembros de las Milicias, líderes comunales,
entre otros representantes. El acto se realizó en la plaquita La Bombonera del sector
de El Bosque.

113
TESTIMONIO recogido en el texto : INSTITUTO DE CAPACITACIÓN POPULAR -IPC. Proyecto de
seguimiento, asesoría y acompañamiento a la convivencia en Moravia, El Bosque y El Oasis. Citado por:
INSTITUTO DE CAPACITACIÓN POPULAR –IPC. Op. Cit. p. 48.
114
TESTIMONIO de un asistente a los Talleres de Memoria Cultural. Moravia, Secretaría de Cultura Ciudadana,
octubre de 2005.

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Concertación entre la Mesa de Trabajo y el Gobierno Municipal. Desde el día del
viaje de los milicianos a Flor del Monte, comienza un fuerte debate sobre distintas
problemáticas al interior de los barrios. La Administración Municipal accede a
participar de manera permanente en la Mesa de Trabajo pero bajo la óptica de que
esta era sólo un espacio de diálogo y estudio sobre la problemática social, política y
económica del sector y no un ente de negociación. De todas maneras se definió
iniciar las sesiones de trabajo el 2 de mayo de 1994 y se estructuró el trabajo en las
siguientes etapas:

Primera etapa - Conocimiento y estudio de las problemáticas y sondeo


de alternativas, la cual se extendió de mayo a julio de 1994.

Los problemas y propuestas115 llevados a la discusión en la agenda de trabajo


fueron: Seguridad y derechos humanos; Educación; Salud; Empleo;
Mejoramiento y pavimentación de vías; Recreación y cultura (se identificó un
gran potencial organizativo expresado en los grupos juveniles, deportivos y
culturales, pero que carecían de espacios de trabajo y proyección social,
además los jóvenes y los líderes comunitarios propusieron la construcción de
una casa juvenil y cultural); Vivienda y reordenamiento (el problema central
estaba expresado en el intento de desalojo oficial de los habitantes de “La
Paralela” y en la existencia de más de 700 casas ubicadas en el Cerro de
Basura sin condiciones adecuadas para habitarlas116).

Se presentó, igualmente, entre otros proyectos, uno de reordenamiento de El


Cerro de Basuras en el que sobresalía la construcción de viviendas mediante
un original modelo compactado, propuesto por dos profesores de la
Universidad Nacional desde el año de 1985.

Es de anotar que mientras se adelantaba este estudio, un nuevo grupo de


pobladores se asentó en el terreno conocido hoy como El Oasis. El problema
de su desalojo fue llevado a la Mesa y se incorporó en la agenda de
discusión.

115
Aunque estos proyectos se discutieron en la Mesa de Trabajo, hubo un común acuerdo sobre que la decisión
acerca de estas propuestas. Ellas debían provenir del otro escenario de negociación entre la CRS y el gobierno
Nacional que se desarrollan en “Flor del Monte”.
116
La propuesta consistía en la reubicación de estos pobladores en los alrededores del barrio, pues se cuestionaba
las rupturas culturales ocurridas con la experiencia de El Limonar (reubicación urbana adelantada por el
municipio de Medellín, en la cual se traslado a los pobladores de zonas de alto riesgo hacia un conjunto
residencial construido al sur de la ciudad. Este modelo ha sido criticado por las rupturas culturales que ha
generado en las comunidades, así como por la baja calidad habitacional.

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El tema más delicado fue el histórico, el de titulación de tierras. Las
organizaciones comunales propusieron la titulación inmediata de todos los
predios. Acerca de las formas de pago, los habitantes llegaron a las sesiones
de la Mesa con los recordados bonos, los cuales, a raíz del programa de
habilitación barrial, representaban horas de trabajo. Por ello, exigieron que se
reconociera su valor en las posesiones, como en ese entonces se acordó con
la Alcaldía.

Segunda etapa - Construcción técnica de propuestas y alternativas de


solución, que con base en el conjunto de aportes de la primera etapa, da
como resultado la realización del Plan de Desarrollo y Convivencia para El
Bosque y Moravia 1995 – 1997. Durante esta etapa, ya la negociación de
“Flor del Monte” había terminado.

Allí los temas centrales fueron el problema de la seguridad y la propuesta de


una empresa comunitaria de vigilancia, la cual no tuvo el visto bueno a los
ojos de las organizaciones comunales ni de la población.

En esos momentos, los habitantes de los barrios Moravia y el Bosque estaban


bajo una grave situación de inseguridad por amenazas y ataques
permanentes por parte de grupos armados. En los meses de abril y mayo de
1994, sucedieron tres incursiones armadas con saldo de cinco muertos,
amenazaron a todos los líderes de la Mesa de Trabajo, además de la
desaparición y asesinato de un miembro del Grupo Juvenil de Moravia.

Pero a pesar de esto, ante el paulatino desprestigio de COOSERCOM, se


desiste de la constitución de un organismo similar en Moravia, pero en cambio
incorporan en el Plan de Desarrollo de estos barrios, la creación de una red
de vigilancia comunitaria no armada, con el apoyo de un sistema de radios de
comunicación y una base central, que les permitiría estar en comunicación
con las autoridades.

Tercera etapa - Concertación de propuestas con distintas dependencias


de la Administración Municipal y presentación de proyectos al Concejo
de Medellín para ser incorporados en el Plan de Inversiones de 1995.
Esta se desarrolló entre junio y julio por fuera del barrio. Este proceso
concluyó con la aprobación del Plan de Desarrollo Moravia – El Bosque por
parte del Concejo, con una muy baja partida presupuestal, lo cual no permitía
concluir ningún proyecto de los contemplados en dicho Plan. Ante esta
situación la Mesa de Trabajo decidió participar en las elecciones de 1994 con

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una lista al Concejo y otra a la Junta Administradora Local por la Comuna
Cuatro, promoviendo la campaña “La comunidad tiene la palabra”.

Entre las dificultades de esta etapa, el estudio del IPC, resalta: “la no-voluntad
del gobierno municipal para formular una solución al conflicto de estos barrios
por medio de la financiación del Plan de Desarrollo, a pesar de tener las
condiciones de vincularlo al recién creado Programa Integral de Mejoramiento
de Barrios Subnormales de Medellín –PRIMED, o la posibilidad de canalizar la
adición presupuestal de mayo de 1994. También, la falta de claridad en las
necesidades de los dos barrios por parte de los negociadores en Flor del
Monte, por lo cual los temas de verdadero interés comunitario no se
abordaron con profundidad”.

Los logros del Plan de Desarrollo. De ese Pan de Desarrollo para Moravia
podemos resaltar los siguientes logros:

 Se hizo un primer intento por implantar la red de vigilancia comunitaria. Sin


embargo, la Secretaría de Gobierno Municipal entregó los radios pero no el radio
base.

 Se invirtieron dineros en la ampliación del centro comunitario de El Bosque,


sede de la Mesa de Trabajo y del Centro Comunitario de Resolución y
Conciliación de Conflictos –CCRCC.

 Se pavimentaron diferentes vías, se


amplió el centro de salud del barrio El
Bosque, se inició la construcción del
Instituto de Educación Comunitaria y se
consiguió una partida para reubicación de
viviendas.

 Se produjo un fortalecimiento en el plano


de la participación y la convivencia:
Pavimentación de vías de acceso. Elaboración de un Plan de Convivencia y
Desarrollo para tres años, articulación de los líderes comunitarios alrededor de la
Mesa de Trabajo, constitución del Comité de Unidad Juvenil, conformación de
comités comunitarios en diferentes sectores, entre otros.

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 Los barrios Moravia, El Bosque y El Oasis ganaron protagonismo público en
la ciudad, siendo referentes durante 1994, como territorios de paz y convivencia
en la ciudad.

 Se obtienen diversos logros en la negociación del campamento de Flor del


Monte, que redundaron en beneficio de todos los pobladores, a saber: Subsidios
en dinero mensuales, programa de validación de estudios, afiliación de
reinsertados al Seguro Social, favorabilidad para el ingreso a la universidad,
subsidios de vivienda, préstamos productivos de cuatro millones de pesos, sin
cobro de intereses durante dos años, créditos educativos con el ICFES,
beneficios jurídicos de indulto y cesación de procedimientos para presos
políticos.

 El inicial ejercicio de participación electoral de la Mesa de Trabajo, el cual si


bien no logró un escaño en el Concejo de Medellín, si permitió agitar el programa
derivado del Plan de Desarrollo de Moravia - El Bosque y que le permitió llegar
con una de sus líderes a la Junta Administradora Local de la Comuna Cuatro.

Protagonismo de la comunidad en la resolución pacífica de los conflictos


desde el CCRCC, creado en marzo de 1995, con un grupo de cuatro líderes
comunales y un abogado del IPC. El Centro Comunitario de Resolución y
Conciliación de Conflictos – CCRCCC, se creó como un espacio de atención a la
comunidad, para que sirviera de apoyo al proceso de paz, desarrollado entre el
Gobierno Nacional y la CRS – MPVA, con asiento en Moravia.

Después del regreso de Flor del Monte, los exmilicianos, bajo la figura de Gestores
de Paz, mantuvieron las tareas de ejercer la justicia comunitaria, pero esta vez sin
armas, supuestamente, porque testigos del momento aducen que “ellos nunca se
separaron de las armas, pues prácticamente los únicos desarmados eran el
abogado y la secretaria”117. No se superaron en parte las arbitrariedades pues los
gestores carecían de formación para ejercer tales tareas de conciliación y
tratamiento de conflictos.

Es así como se decidió por parte de la Mesa de Trabajo asumir desde el CCRCC
todo lo concerniente al tratamiento de conflictos comunitarios y el desarrollo de
propuestas culturales que recrearan las formas de relación social predominantes.

117
TESTIMONIO de un líder comunitario. Entrevista personal. Programa de Memoria Cultural. Secretaría de
Cultura Ciudadana, Moravia, octubre de 2005.

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Bajo la forma de la conciliación en equidad, mediación, pactación y concertación, el
CCRCC se convierte en ese período, en una experiencia de aplicación de
mecanismos alternativos de resolución de conflictos, bajo la modalidad de procesos
extrajudiciales y muy pronto, los habitantes acudieron a solicitar los servicios del
Centro, aunque la comunidad seguía llamándolo “La Mesa”, a pesar de estar
cercanos a una inspección de policía, ubicada en la carrera Carabobo.

También prestaba servicio de depósito de cuotas alimentarias, pago de deudas,


arriendos o entrega de bienes muebles, cuando las partes así lo deseaban en el
acuerdo. Igualmente ofrecía “orientación y asesoría jurídica gratuita, elaboración de
memoriales, contratos de arriendo, compraventas, letras y pagarés”. Pero no todo
era de color rosa y en muchos de los habitantes, ante sus procedimientos, se notaba
un sentimiento de aversión y temor, que ahora no dudan en manifestarlo118:

“A la Mesa le teníamos miedo y cuando a una persona le llegaba la carta


de citación era como si hubiera recibido una amenaza de muerte (...) el
conciliador no tenía ética y muchas veces que no había acuerdo se
terminaba en amenazas directas a los citados”.

“Se inmiscuían en actos que sólo eran para solucionarlos entre vecinos
y que eran cosas que se podían decidir entre las mismas personas
interesadas”.

“A pesar de que hubo acuerdos entre los milicianos armados y algunos


líderes comunitarios desarmados, al final muchos de los líderes tuvieron
que irse porque pesaban mucho las retaliaciones y la cizaña, las
reuniones por sectores eran mal tomadas en la Mesa, aunque esta Mesa
cambió cuando la asumieron Dioselina y Mary Rojas, más el abogado, ya
que en ese momento no hubo presencia armada”.

La relación con las milicias siempre estuvo presente. Y es que la imagen que
identificaba el CCRCC en muchos sectores era la de las Milicias y a éstas con la
guerrilla. Además, subsistían amenazas armadas externas al proceso que no
permitieron que las relaciones barriales fueran totales. El Centro se convirtió en un
punto de referencia comunitario en la búsqueda de solución a sus problemas, tanto
cotidianos como de otro orden social, y se suponía que era un mecanismo propio de
la comunidad y que reconocía sus prácticas y expresiones culturales.

118
TESTIMONIOS de asistentes a los Talleres de Memoria Cultural. Moravia, Secretaría de Cultura Ciudadana,
octubre de 2005.

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Para la comunidad siempre fueron milicianos. Y aunque se les temía por su


autoritarismo y fuerza armada, también, parte de la comunidad, estaba de acuerdo
con algunos de sus procederes, que a la luz pública no siempre pasaban
desapercibidos. Tal es el caso de la existencia de un lugar de castigo que
propugnaba el arrepentimiento de los habitantes que se salían del dominio de las
milicias y que por lo tanto andaban en malos pasos y había, por consiguiente, que
tomar las medidas correctivas del caso, que por su calidad no ameritaban acciones
mucho más radicales:

“En la época de las milicias había un punto de castigo ahí en el plan de


El Morro que se llamaba El Majol o La Cuneta. Hasta allá subían a esos
desadaptados para darles una corrección o un castigo que consistía en
dos, tres, cuatro y hasta mas tablazos y listo pa’l hueco, todo un día, sin
nada que comer, si mucho les daban agua con tostada. Como era tan
oscuro, más de uno se ponía a llorar y a reflexionar. Este castigo
también era para los mismos jóvenes que las madres no se aguantaban
por ladrones o desatinados, ellas mismas pedían ese castigo para sus
hijos”119.

A pesar de todo, se logró legitimar de cierta manera el diálogo, el acuerdo, el pacto,


la mediación y la concertación como prácticas culturales posibles de introducir en las
relaciones sociales.

Formulación del nuevo pacto comunitario y fortalecimiento de liderazgos. Este


momento del proceso de la Mesa de Trabajo, fue paralelo a la constitución del
CCRCC a principios de 1995. Se realizó un balance de lo obtenido en la etapa inicial
de la Mesa. Se presenta, entonces un documento síntesis el 9 de abril de 1995,
donde el aspecto más notorio fue cómo el proceso iniciado en 1994 había planteado
dos caminos: un proceso de construcción de
comunidad y otro de espacios físicos y de vida digna.

Ubicada en estas dos perspectivas, la Mesa de


Trabajo inicio el proceso del nuevo pacto comunitario,
el cual concluyó con un encuentro en el municipio de
Cocorná, donde 50 delegados de organizaciones
comunitarias, exmilicianos y organizaciones externas Reunión de líderes del barrio Moravia.
de apoyo, firmaron un compromiso para profundizar Taller con la Secretaría de Cultura
Ciudadana.

119
IBÍD.

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el trabajo hacía la consolidación de estos dos retos. Al respecto es bueno decir que
fueron pocos los habitantes que se enteraron de tal pacto, aduciendo que “lo que
pasaba era que todo se hacía según lo que quisiera el comandante Roger y por eso
era que la comunidad ni se enteraba”120.

El balance de este proceso. En el balance se destacó el elemento de formación de


comunidad. Surgió la experiencia de la Escuela de Formación de Líderes, la cual
funcionó durante todo el año de 1995 y se proyecta hasta ahora como un espacio
que ha aportado a la cualificación de los liderazgos comunales actuales.

“Lo importante o positivo de ese proceso fue la parte de participación en


liderazgo comunitario, la elaboración y presentación de proyectos y
temas afines. Pero la comunidad participaba con temor, porque era
como estar entre el bien y el mal, ya que los relacionaban todavía con las
milicias del ELN”121.

El proceso de negociación de la MPVA no logró resolver los problemas del


desarrollo social y espacial de estos asentamientos. Los beneficios en ese sentido
fueron parciales, ya que las condiciones de exclusión socioeconómica no se
alteraron ni el carácter ilegal del asentamiento fue resuelto. La Mesa de Trabajo se
convirtió en ejecutora y veedora de un conjunto de proyectos acordados en la
negociación, tales como la ampliación del Centro Comunitario de Educación y del
Centro de Salud de El Bosque; la adecuación de vías y la construcción del Instituto
de Educación Comunitaria.

En años anteriores, el proceso de la Mesa de Trabajo había tenido como elemento


característico el apoyo brindado por los antiguos milicianos, en esos momentos
Gestores de Paz, en la labor autónoma de la organización. Sin embargo, en este
período dicho espíritu se vio afectado parcialmente con la reincorporación de
“Lucho”122 a las actividades comunitarias.

El diálogo con grupos armados externos. A pesar de las dificultades por las que
atravesó la Mesa de Trabajo, en términos de paz y convivencia, adelantó los

120
IBÍD.
121
IBÍD.
122
Líder de las desmovilizadas MPVA, hoy desaparecido. Estuvo preso en la cárcel de máxima seguridad de
Itagüí durante el tiempo en el que se constituyó la Mesa de Trabajo. Hay que reconocer que en el sector de
Moravia y El Bosque contaba con un gran nivel de reconocimiento por parte de los habitantes, sin embargo se
destacaba por sus prácticas autoritarias y de centralización de todas las decisiones, conducta que causó
nuevamente el alejamiento de muchos líderes de la Mesa de Trabajo.

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procesos de reconciliación con actores externos. En este caso, con los grupos
armados del barrio La Milagrosa, en la zona centro oriental de Medellín, con el grupo
armado de la plaza de mercado La Minorista, y con integrantes jóvenes que
pertenecieron al barrio Moravia y a la misma organización miliciana.

Con los grupos armados del barrio La Milagrosa, específicamente del sector de
“Medellín sin Tugurios” (construido por el extinto narcotraficante Pablo Escobar),
lugar donde residen antiguos pobladores de Moravia, hubo un acercamiento
definitivo que permitió a los pobladores de ambos barrios circular libremente y
frecuentar sus familias; los jóvenes antes enfrentados en contiendas armadas, se
estrecharon la mano y se comprometieron con el pacto de no agresión.

El IPC y su balance del proceso. Según el estudio del IPC, el proceso iniciado con
las MPVA a finales de 1993 se destaca porque significa un cambio en las lógicas de
construcción de ciudad presentes hasta entonces, relacionadas con el clientelismo
de los partidos tradicionales, el asistencialismo propio de sectores religiosos, lo
contestatario de las luchas cívicas o el militarismo y caudillismo de los actores
milicianos. A partir de este año, los pobladores de Moravia y El Bosque intentaron
iniciar un proceso de autoestructuración donde los liderazgos, conformados en la
lucha por el territorio urbano, jugaron un papel fundamental. El estudio presenta dos
situaciones de tránsito:

 De las luchas reivindicativas y contestatarias por equipamiento urbano, hacia


formas de acción centradas en la búsqueda de la reconstitución socio-cultural
alrededor de la convivencia y a la inicial incursión en el problema de formular y
gestionar propuestas globales como el Plan de Desarrollo desde la Mesa de
Trabajo.

 De formas físicas de violencia para resolver los conflictos hacia mentalidades


y prácticas más dialógicas en el manejo y tratamiento de los conflictos desde
espacios como el Centro Comunitario de Resolución y Conciliación de Conflictos
–CCRCC, de los barrios Moravia y El Bosque.

La permanencia de las milicias. Pero las milicias seguían existiendo, con los dos
grupos comandados por Lucho y por Martín y el de las MPIVA por Alvarado.

“Luego, después de las negociaciones y de la reinserción, en una


trampa que tendieron los miembros de las milicias comandados por
Lucho, los de La Minorista y Santa Cruz terminaron acabándose entre sí

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y los de Lucho retomaron el control. Pero la situación no duró mucho y
Lucho es desaparecido”123.

Para 1998, cuatro años después de la reinserción, el proceso de las milicias se ve


frustrado, aunque el Gobierno cumplió con lo pactado:

“Nos dieron 170.000 pesos mensuales y cuatro millones a cada uno para
hacer un proyecto productivo. Pero con ese dinero muchos se
compraron una moto y un revólver amparado. Los comandantes nos
dejaron solos, las promesas de universidad nunca se vieron, aunque yo
si terminé el bachillerato”124.

Los reinsertados terminaron más escépticos y ejerciendo un liderazgo negativo. En


medio del rebusque del día a día, en la búsqueda por dinero, se crearon varios
grupos, como los de Anderson y Pareja. Los de este último grupo hicieron parte de
un nuevo proceso de negociaciones con otro grupo armado, que en 1998 alcanzó a
reinsertar 170 muchachos, de los cuales veinte eran de Moravia.

“De los del MIRCOAR elegidos de Moravia para la reinserción,


actualmente estamos unos tres vivos y otro que está encerrado en
Bellavista. El Gobierno nos cumplió con algunos beneficios, como los
300 mil por dos años (...) se buscaba que los desmovilizados hicieran
parte de un proceso empresarial, más con la parte de los estudios y de la
vivienda, nunca se vieron, de pronto hubo un mal manejo de las
directivas y no gestionaron a tiempo esos beneficios”125.

Nuevos grupos armados entran en escena. Esos jóvenes sin ningún tipo de
capacitación formal, pero armados, entrenados en la guerra, y con un gran apetito
por el dinero, no vieron otra oportunidad que la de conformar nuevos grupos de
delincuencia y así la mayoría de ellos fueron asesinados. Igual destino tuvieron la
gran mayoría de los jóvenes que no se desmovilizaron y el ciclo de violencia se
volvió a repetir:

“Un grupo de los de Anderson, llamados Los Cuerpecitos, se trasladó


para el barrio Caicedo y desde allí inició un trabajo con los de La Cañada
123
GÓMEZ OCHOA. Op. Cit., p. 1d.
124
IBÍD.
125
TESTIMONIO de un asistente a los Talleres de Memoria Cultura. Moravia, Secretaría de Cultura Ciudadana,
octubre de 2005.

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y la policía. Se convirtieron en informantes y es por esa razón que
durante unos dos años fueron detenidos 18 milicianos de Moravia, pero
fueron exonerados”126.

“Esas fuerzas que reemplazaron a las milicias, pero que eran milicias, ya
a lo último se transformaron en algo nocivo, y estaban vacunando a
Raimundo y todo el mundo, casa por casa y comercio por comercio, era
la plata de la vigilancia (...) lo que comienza por un bien, como un
remedio, termina como un cáncer que no lo soporta nadie y eso fue lo
que sucedió”127.

Con esa serie de capturas y la salida de los llamados Cuerpecitos, el llamado


“Rosquete” asumió el control. “Eran pelaos sin ninguna ideología, drogadictos y
delincuentes”, comenta un ex-miliciano128. Este personaje es uno de los que se
encarga de lotear y vender desde el año 2000, de manera indiscriminada, el sector
de la cima de El Morro.

Entran las AUC en ayuda de la comunidad. Entonces, algunos sectores de la


comunidad se vincularon o tenían algún tipo de contacto con las Autodefensas
Unidas de Colombia –AUC, Bloque Metro y pidieron ayuda, la cual no demoró en
llegar o mejor entrar, porque “a Moravia no se llega sino que se entra”, se dice
popularmente en el sector:

“Ferly, el que quedó vivo de los tres emisarios que reclamaban el


recaudo en La Minorista, pasó a ser parte del Bloque Metro, comandado
por Doble Cero, a ellos se unió Rosquete, quien dominaba el territorio
desde la calle 85 con la 58 hacia el sector de El Bosque”129.

“La entrada del Bloque Metro fue con un combate a muerte, vivíamos
aterrados, porque tarde en la noche oímos esos fusiles trinar parejo y
qué ráfagas! Y uno sólo creía que le iban a tumbar la casa, eran
explosiones como bombas y petardos, eso sonaba muy fuerte y se
sentía como en la puerta de la casa.

126
GÓMEZ OCHOA. Op. Cit., p. 1d.
127
TESTIMONIOS de los asistentes a los Talleres de Memoria Cultura. Moravia, Secretaría de Cultura
Ciudadana, octubre de 2005.
128
GÓMEZ OCHOA. Op. Cit., p. 1d.
129
IBÍD.

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Esa guerra no duró más de un mes, fue de las guerras corticas pero
fuertes. Lo que quedaba de las milicias fue llamada a dialogar y después
de tres meses más o menos, estas aceptaron trabajar con este Bloque.

Después siguieron apareciendo en las noches, ya llegaban a patrullar


las vías y sectores que ya habían recuperado y lo que encontraban por
ahí que no perteneciera al barrio y que sabían que era combatiente, se
iba muriendo o salga corriendo”130.

Las AUC en Moravia cambian de bloque. Este Bloque de las AUC, al mando del
joven Rosco o Rosquete, según la comunidad, comenzó a extorsionar y a cometer
una serie de acciones que les recordaron a las milicias. Y tan fácil y como un simple
cambio de razón social, un nuevo actor armado entró a Moravia. Fue el 18 de
febrero de 1991. El Bloque Cacique Nutibara –BCN, llegó a la zona de El Oasis, de
nuevo por petición de algunas personas y ante la incompetencia de las autoridades,
dicen algunos.

“Han sido las mismas personas las que aceptan y reclaman la presencia
como una forma de defenderse (...) Desde El Oasis el BCN marcó su
territorio, poco a poco fuimos ganando terreno y los del Bloque Metro
tuvieron que salir y algunos de ellos se nos unen. Los enfrentamientos
duraron cerca de seis meses”131.

En el año de 2003 hicieron crisis las diferencias ideológicas, militares y políticas de


los dos bloques de las AUC: El Cacique Nutibara, al mando central de “Don Berna” y
el Bloque Metro, con la responsabilidad en “Rodrigo” o “Comandante Doblecero”.
Luego de varios intentos fallidos de acercamiento y el ajusticimiento de algunos
emisarios de un Bloque y otro, comenzaron los combates. En Moravia provocaron
desplazamientos intraurbanos.

“El bloque Metro quedó comandando aquí algo más de un año, dirigido
por Rosco. Luego no supimos como llegó el Bloque Nutibara, el cual era
comandado por Plomo, porque lo que oímos fue una balacera por El
Oasis, pero en el momento no sabíamos lo que estaba pasando (...) La
guerra dura se sintió por unos dos meses”.

130
IBÍD.
131
IBÍD.

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“Los del Bloque Metro volvieron a coger el mismo problema de las
milicias y ahí fue cuando la gente se reveló y quizás apoyó más a los
nuevos que llegaron, creyendo que todo lo nuevo es mejor (...) pero
como uno no sabe y lo único que hace es ver, oir, y peliar, pero no
combatir”.

“...después de todas esas balaceras nos dimos cuenta que muchos del
Bloque Metro aceptaron reunirse y entrar en diálogo con el otro Bloque,
otros no aceptaron, otros se fueron”.

“Con el señor Rosco se fueron de la comunidad unos quince


combatientes, otros veinte se quedaron y empezaron a engrosar las filas
del Cacique Nutibara, cinco o siete del Metro perdieron la vida, aunque
del Cacique también cayeron. De la población civil también hubo
pérdidas. Desafortunadamente en los conflictos armados los más
vulnerables son las personas de las comunidades, pues como no hacen
parte de los grupos armados, entonces, no tienen ninguna capacidad de
reacción rápida”.

El proceso de reinserción de las AUC. El Bloque Cacique Nutibara inició el


proceso de reinserción a la vida civil el 25 de noviembre del 2003. Fueron
seiscientos hombres de las autodefensas que operaban en Medellín, de ellos 220
jóvenes de Moravia. Pero, como algo normal en la cotidianidad, el Bloque Héroes de
Granada reemplazó a los del BCN.

Después de la desmovilización de los integrantes del Cacique, llegó el


Bloque Héroes de Granada. Llegó a Moravia porque entre ellos habían
habitantes de aquí y porque al ver que el barrio se quedaba sin ningún
control y como es un barrio que sin seguridad es muy vulnerable a
cualquier otro actor armado, entonces había que continuar con el control
y con la organización, porque el Estado es incapaz e incompetente con
tanta gente que tiene y no le suministra la seguridad. El Bloque Héroes
de Granada se desmovilizó hace unos meses” 132.

La situación actual. En la actualidad la propuesta que tiene más énfasis es la de la


extrema derecha, representados en las organizaciones armadas de las
autodefensas, que cuentan con cierta hegemonía, ya no sólo en Moravia sino en
toda la ciudad, que aunque no es plena si muy significativa. Operan grupos de

132
IBID.

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seguridad de manera abierta, ejercen la autoridad a la fuerza, imparten justicia,
monopolizan lo tributario en el territorio.

La percepción de los habitantes, en cuanto a la presencia de las autodefensas, en la


mayoría de los casos es de aceptación y en especial entre los jóvenes. Ellos
expresan un sentimiento de admiración por los actores armados, debido
principalmente a la cercanía de éstos con el consumo suntuoso, que es lo que ha
caracterizado a todos los guerreros que han tenido a Moravia como escenario.

“Antes a nosotros los comerciantes nos tocaba pagar $40.000 pesos a


los del bloque Metro para municiones y cuando la cosa se puso brava
eran $50.000 semanales. Ahora se han reducido los atracos y la
inseguridad”.

Desde la década de los ochenta los habitantes de Moravia han convivido con
diversos grupos armados delincuenciales. Si bien muchos de estos grupos fueron
despedazados por los más fuertes, en la actualidad no es tan cierto que el fenómeno
haya desaparecido, ya que simplemente “han cambiado sus composiciones,
alineándose frente a la propuesta imperante del momento, aunque sus estructuras
logísticas, financieras, de apoyo y de fortalecimiento organizativo son hoy
diferentes133”.

Si la presencia al comienzo del decenio del noventa era de los grupos de izquierda,
hoy la tendencia es hacia los de ultraderecha. En sentido es mucho el camino que
hay para recorrer para quienes trabajan y analizan este tipo de situaciones, para los
que formulan políticas públicas en este tipo de temáticas y para quienes piensan en
propuestas integrales y sostenibles en términos de violencia, seguridad, convivencia
y cultura ciudadana.

Uno de los actuales desmovilizados, dice que:

“Deserté del Frente María Cano, del ELN, al que fundamos en el 88. Por
esta razón mi primera esposa fue acribillada en la Comuna 13, porque
querían que yo apareciera para acabar conmigo. Mi madre también sufrió
las consecuencias de la guerra y la secuestraron, entonces yo también
le secuestré la mamá al que me perseguía, y esa fue la única manera de

133
INSTITUTO DE CAPACITACIÓN POPULAR –IPC. Breve recuento de los actores armados en Medellín.
Medellín, 17 de junio de 2004. (internet).

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salvarle la vida y, si le tocaba un pelo a la mía, la de él se moría... Solo
me quedaron cinco tiros en el cuerpo, perdí mi juventud, las relaciones
con mi familia, mi esposa, mi papá. Estaba en el Bajo Cauca cuando
decidí regresar al barrio, enfilarme en las autodefensas y hacer parte del
proceso. ¡Estoy mamao de la guerra!, ¡Creo que esto se acabó!. Ahora
toca prepararnos para trabajar en lo social y con la comunidad”134.

134
GÓMEZ OCHOA. Op. Cit., p. 1d.

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6. GRANDES MOMENTOS Y PROTAGONISTAS

En los distintos sectores del barrio Moravia, originados por las invasiones que se
relataron anteriormente, encontramos que sus habitantes expresan y se identifican
con unos procesos puntuales de lucha por la inclusión social y el reconocimiento
legal del barrio. Los pobladores manifestaron en las sesiones de talleres, en las
diferentes entrevistas realizadas y en las conversaciones informales, algunos
momentos señalados como definitivos para alcanzar sus objetivos de conformación
y consolidación barrial:

 Los primeros invasores comandados por Aldemar Antonio Vallejo en


1954 y por cinco familias más en 1956, encabezadas por Ramón Ortíz y
Antonio Cardona.

 El apoyo brindado al “Barrio de Cartón” recostado a los muros del


Cementerio Universal, que concluyó en el primer movimiento urbano por el
derecho a la posesión de vivienda.

 Llegada al sector del Sacerdote Vicente Mejía y de un grupo de


estudiantes de la U. de A., quienes concientizan sobre la organización popular
y la importancia de la reserva de espacios comunitarios.

 El Asesinato del joven luchador de 17 años William Sánchez Quintana


por la fuerza pública.

 Creación en 1966 del Comité Femenino William Sánchez, como


estrategia para enfrentar los intentos de desalojo. Este Comité propuso el
nombre de Fidel Castro para el asentamiento.

 La planeación de la invasión organizada a Fidel Castro.

 La reclusión en el Hospital Mental de algunos de los líderes luchadores


como “perturbados o enfermos”, para desalojar a las gentes y desmovilizarlos.

 Cuando se logró sacar de la cárcel al sacerdote Vicente Mejía.

 La detención de compañeros del barrio en varias ocasiones.

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 La creación de la Corporación de Papeleros de Colombia –COPAC, por


gestiones del padre Vicente y donaciones provenientes del extranjero.

 La gestación a finales de los sesenta del sector de El Bosque.

 La canalización del cauce del río y la tumbada del antiguo puente


metálico de El Mico.

 La venta de derechos de posesión por Ovidio Hernández, uno de los


tres subarrendadores históricos de terrenos, por medio de loteo pirata;
estrategia que continuó Antonio Luna años más tarde.

 La construcción de la caseta en el barrio Fidel Castro que significó un


momento importante de resistencia y triunfo de la comunidad.

 El papel de varias mujeres de la comunidad como educadoras cuando


no había acceso a las instituciones educativas, caso concreto de Adelaida
Durango, Beatriz Cardona y Heroína Córdoba.

 La aparición de la Escuela Fe y Alegría, que durante varios años fue un


centro de educación y cultura bajo la dirección de Odila Ocampo.

 La formación de la Junta de Acción Comunal de Moravia en 1974 y la


consecución de su Personería Jurídica en 1977 por el esfuerzo de Jaime
Gómez.

 La invasión de los terrenos de Ricardo Hernández en El Bosque, que


integró en la lucha a los estudiantes de la Universidad de Antioquia, proceso
que terminó con un lote para cada familia.

 La construcción de la caseta comunitaria en El Bosque con recursos


que llegaron después del incendio de 1977.

 La creación de la Junta de Acción Comunal de El Bosque.

 La declaración de los terrenos como bien de uso público mediante el


Acuerdo Municipal Nº 03 del 77, el cual posibilitaba un programa de
habilitación urbana y el relleno sanitario en el sector.

 La creación de una red de carácter viviendista que hizo resistencia a


las políticas gubernamentales, expresadas en Acuerdos y Decretos
Municipales.

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 Los enfrentamientos ideológicos entre los tradicionales Comités
Populares y las Juntas de Acción Comunal, que llevaron inclusive a dividir en
dos a Moravia por medio de un muro construido con ladrillo y cemento.

 La invasión promovida y justificada por los moradores de Moravia a


Casco de Mula, en los terrenos subarrendados por Roberto Hernández.

 La instalación de los servicios públicos, agua y energía, por los mismos


pobladores y que provocó momentos de lucha unificada contra la fuerza
publica y contra funcionarios de Empresas Públicas.

 Las estrategias para enfrentar y neutralizar a la fuerza pública: La


malicia indígena, el entretenimiento, los embarazos de piedra, etc.

 La consolidación de los sectores de La Playa y Milán mediante la


compra a Ricardo Hernández, subarrendador de parte de los terrenos, de
derechos de posesión.

 El importante papel que como parteras realizaron Angélica Cardona y


Aceneth Restrepo.

 La creación del grupo de Autoprotección y Defensa adscrito a la Junta


de Acción Comunal de Moravia y que vino a reemplazar a otro incipiente
creado en 1976.

 Los primeros contactos formales con la Administración Municipal y la


visita del Alcalde del momento, Bernardo Guerra Serna, a Moravia.

 La presentación en 1982 por parte de la Administración de un plan de


habilitación para tugurianos de la ciudad y la presentación de una contra
propuesta por parte de un grupo de estudio de la comunidad, encabezados
por: Efraín Jiménez, Augusto Ramírez, Darío Castrillón, Eduardo Hoyos,
Oscar Ortega, Pablo Luján, Manuel Gallego, Antonio Cardona y Aceneth
Restrepo.

 La presencia del hasta entonces político Pablo Escobar y su programa


“Medellín sin tugurios”.

 El papel negativo en las negociaciones con la Alcaldía del Comité


Popular de La Divisa, orientado por Pedro Pablo Gil, y la invasión a la
urbanización en construcción en el barrio La Milagrosa – Loreto en 1984.

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 La aparición en 1983 de la Cooperativa de Trabajo Solidario
RECUPERAR con el apoyo de los basuriegos como socios y de varios
empresarios antioqueños.

 El cierre del basurero el 18 de abril de 1984, que levantó otra montaña


pero esta vez de dudas e interrogantes. Con la clausura definitiva del
basurero cerca de 300 personas comenzaron a despegarse de la montaña ya
que el reciclaje comenzó a realizarse en la fuente.

 La aparición del fenómeno de las bandas, en un principio con casos


especiales para Moravia como la de Pájaro, la del Morado, la de Carebola, la
del Pollo y la de los Burreros, entre otras.

 El encuentro en agosto de 1983 en la Unidad Deportiva Atanasio


Girardot que terminó con el acuerdo final entre la Alcaldía y la comunidad.

 El asesinato en 1985 por sicarios en moto de tres líderes cercanos al


programa de rehabilitación.

 El bono de ayuda mutua como constancia del trabajo comunitario para


cancelar el valor de la propiedad y así obtener la escritura.

 La erradicación a la fuerza de los moradores de La Paralela y su


ubicación en el programa de Vallejuelos.

 La suspensión unilateral en 1989 del programa de rehabilitación por


parte de la Alcaldía Municipal.

 El asesinato del padre de Nacho que desencadenó una nueva división


entre El Bosque y Moravia, y una gran cantidad de muertos.

 Los continuos incendios y las inundaciones provocadas por las


crecientes de los cauces de las quebradas La Bermejala y El Molino.

 La entrada de las Milicias Populares del Valle de Aburrá –MPVA en


1990 y su establecimiento en el barrio.

 El asesinato del líder comunal José Hernán Ramírez.

 El cambio en la visión política de las milicias desde un ideal socialista e


insurreccional a uno supuestamente cívico y comunitario.

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 La guerra entre Lucho en Moravia y Martín en la Minorista, que produjo
la separación nuevamente de los dos sectores, hecho que llevó a la
comparación de la quebrada la Bermejala con “El Muro de Berlín”.

 La negociación entre el Gobierno Nacional y las MPVA, vinculadas al


proceso con la Corriente de Renovación Socialista –CRS, la zona de
distensión de Moravia, el traslado al campamento de “Flor del Monte”, y la
instalación de la Mesa de Trabajo José Hernán Ramírez con la presencia de
delegados del Gobierno Nacional y del Alcalde Luís Alfredo Ramos.

 La invasión en 1994 del sector de El Oasis, indirectamente patrocinada


por funcionarios de la Administración Municipal.

 La elección a la Junta Administradora Local de la Comuna Cuatro de


un líder de Moravia avalado por la Mesa de Trabajo.

 El proceso de reconciliación con los grupos armados de la Plaza


Minorista y el barrio La Milagrosa.

 La desmovilización en 1998 de 170 integrantes de un grupo armado, 20


de ellos de Moravia.

 En la época de las milicias la existencia del llamado sitio de castigo


ubicado en el plan de El Morro y que comúnmente llamaban El Majol o La
Cuneta.

 La venta de lotes en la cima de El Morro, desde el año 2000,


promovida por un reconocido cabecilla de las milicias.

 El reinicio de contactos con la Administración Municipal por iniciativa de


un grupo de líderes de Moravia.

 La entrada del Bloque Metro de las Autodefensas en el año 2000.

 La entrada del Bloque Cacique Nutibara en febrero de 2001.

 La desmovilización de 220 integrantes de Moravia pertenecientes al


Bloque Cacique Nutibara en noviembre de 2003.

 El acuerdo para el Plan Parcial o Macroproyecto en diciembre del 2004.

 La desmovilización del Bloque Héroes de Granada.

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7. ANOTACIONES FINALES

Los diferentes sectores que hoy conforman la geografía física del barrio Moravia
nacieron a partir de procesos ilegales de urbanización que desencadenaron una
lucha contra el desalojo y unos lazos de solidaridad que, aunque difusos por el
carácter heterogéneo de su composición social, se fortalecieron ante las distintas
formas de agresión externa, en un contexto de continúa tensión y provocación
ejercida por las presiones del mercado inmobiliario y por la funesta evolución del
conflicto social de la ciudad.

Esa lucha por el derecho a un espacio, a una vivienda, así fuera un tugurio, fue la
base principal para la construcción de la organización social en Moravia, la cual se
consolidó como una forma específica de resistencia política y cultural ante las
distintas avanzadas de la municipalidad por desalojar estos terrenos.

A Moravia fueron llegando personas de todo el país, desplazados por la pobreza y


por el conflicto armado, buscando mejores condiciones de vida o por lo menos un
espacio para habitar y proteger la vida. De esta manera, el barrio se fue
consolidando como un puerto urbano en el que se mezclaron individuos de
diferentes culturas y rincones de la geografía nacional. Se estableció un nicho
cultural con características singulares, en el que la diversidad se configuró como su
principal impronta. Una suerte de patrimonio inmaterial, representado en saberes,
costumbres y hábitos que fueron nutriendo y alimentando las tramas culturales de la
ciudad.

Por esta razón, no es extraño que allí encontremos un sector nombrado Chocó
Chiquito, haciendo alusión a la procedencia de un importante número de familias
negras provenientes del departamento del Chocó. Pero Moravia no fue solamente
poblado por comunidades negras, en él edificaron sus vidas muchas familias del
oriente antioqueño, otros de la misma zona nororiental de la ciudad y, en general,
personas de todos los departamentos de Colombia, especialmente de los que han
sido más afectados por la violencia.

De esta manera, los encuentros interculturales que desde sus orígenes se


experimentaron en Moravia desembocaron en la configuración de unas memorias
culturales propias que lo diferencian de otros barrios de la ciudad y que se expresan
en prácticas y comportamientos culturales que lo identifican singularmente: las
formas de solidaridad, la conformación vial y territorial, las relaciones particulares
con los elementos naturales y antrópicos, el uso y distribución de los espacios, la

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oralidad y los mecanismos de intercambio de información, los rituales sociales y las
prácticas cotidianas.

La Caseta Comunal, lugar de encuentro para los


habitantes de Moravia y barrios aledaños.
A pesar de diferencias en la conformación y en el proceso organizativo de algunos
de sus sectores, el barrio Moravia ha funcionado como una unidad, como un
conjunto especial de resistencia cultural y de búsqueda de inclusión social, acervo
indiviso del cual una parte proviene del bagaje de los campesinos migrantes y otra
de los sectores populares urbanos, que vieron en los terrenos del basurero municipal
una oportunidad para construir allí sus precarias viviendas, que se fueron afianzando
con el tesón y la voluntad inquebrantable de unos ciudadanos marcados por la
exclusión y la marginalidad que aún persiste, a pesar del proceso de consolidación
barrial que hoy se constata.

La labor concientizadora del padre Vicente Mejía continúa vigente en la memoria


colectiva de los pobladores, sobre todo en los que invadieron el sector Fidel Castro.
Su habilidad para lograr convencer a la comunidad de la necesidad de reservar los
terrenos necesarios para el posterior beneficio de los servicios comunitarios es hoy
reconocida.

En la década de los setenta, por la agudización de la lucha por la defensa de las


tierras, se conformó una red organizativa de carácter viviendista. Estas fueron las
organizaciones que hicieron resistencia a políticas gubernamentales, como las
emanadas por el Concejo de Medellín en las décadas del setenta y ochenta.

En los inicios de la década de los años ochenta, la Alcaldía presentó un plan de


habilitación de barrios tugurianos para la ciudad, entre los que figuraban Moravia y
Fidel Castro. Dicho plan permitía desarrollar infraestructura para los habitantes en el
mismo sitio de ubicación, desechando la posibilidad de desalojo abierto o masivo,
que podía desencadenar un fenómeno social sin precedentes que entraría a
sumarse a los efectos negativos de la creciente ola de violencia que vivía la ciudad.

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Se trataba de dialogar y buscar soluciones a los problemas que, como se podrá
apreciar, son los mismos que aún persisten, como son: la titulación de tierras, el
mejoramiento barrial y de las viviendas, la apertura de vías, las demandas de
servicios domiciliarios básicos, el espacio público, el equipamiento urbano y la
situación de seguridad.

A pesar de los alcances del mencionado programa, de su proyección social y de sus


objetivos concretos, entre los habitantes de Moravia persistía la desorientazación
con respecto al futuro del barrio y gran parte de la población era extraña a esta
realidad. En algunos casos, esta situación era motivada por aspectos económicos,
en otros, por resentimientos personales o por la adhesión de muchos pobladores a
los preceptos políticos, económicos y culturales del renombrado narcotraficante
Pablo Escobar. De esta manera, un importante número de habitantes de Moravia fue
extraño a los acuerdos logrados y a las decisiones tomadas por el resto de la
población, que de alguna manera recibió los beneficios de este programa de
rehabilitación urbana.

De esta experiencia de negociación, de resistencia, de conflictos y de


autorreconocimiento de las contradicciones comunitarias, finalmente quedaron como
resultado la titulación de algunos predios bajo patrimonio familiar, el mejoramiento
de algunas vías, la exención de impuestos durante veinte años, la entrega de zonas
comunitarias en comodato, el mejoramiento de algunas viviendas, muchas promesas
incumplidas, varios líderes muertos y el comienzo de un período negro en el cual se
produjeron desplazamientos forzados internos de algunos líderes, que abocaron a
estos asentamientos a un período de crisis social y de debilitamiento organizativo.

Al anterior fenómeno, se sumó la conformación de bandas delincuenciales, en


especial motivadas por la pretendida defensa del territorio barrial frente a las
amenazas externas, que provenían en la mayoría de los casos de las bandas de los
barrios vecinos. Un ejemplo temprano de esta problemática fue la conformación, en
los años setenta, de un grupo de autodefensa, el cual fue sucedido por otras bandas
que fueron creadas con el firme propósito de defenderse de los abusos cometidos
por grupos juveniles de delincuentes del propio barrio, que venían estafando y
atemorizando a todos sus habitantes. Esta situación desembocó en la suscripción de
pactos de carácter forzoso entre estas agrupaciones, no solo con el fin de preservar
la seguridad y el ambiente de normalidad barrial sino que obedecían a factores de
carácter económico. En este último caso, lo que los grupos pactaban era la
distribución del territorio, señalando de esta manera los límites dentro de los cuales
cada grupo podía delinquir sin atentar contra los intereses económicos de los otros.
Los sectores más apetecidos por estos grupos eran, entonces, los que presentaban
mejor situación económica, pues, allí había más que expoliar, es decir, más para
defender. Fue esta lógica dualista la que desató la práctica, ya generalizada en
todos los barrios populares de la ciudad y en muchos de clase media, de
conformación de grupos paraestatales de seguridad los cuales viven y se

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reproducen gracias a las famosas cuotas de vigilancia, más conocidas como
vacunas. Sin embargo y a pesar de estas estrategias, en el barrio algunos individuos
continuaban robando, siempre bajo los efectos del consumo de grandes cantidades
de drogas y alcohol.

Como consecuencia del poder armado de las milicias, en esta etapa prevalece una
relación de subordinación y dependencia de las organizaciones y líderes comunales
con respecto a un liderazgo caudillista de las milicias, que en muchas oportunidades
afectó la autonomía comunitaria y la pérdida en los ritmos de trabajo social y limitó
enormemente las posibilidades de un debate político.

En las relaciones con las milicias, es claro que en una primera etapa, en la lucha
contra las bandas, la comunidad las acogió y las legitimó, pero posteriormente, ante
las actuaciones muchas veces arbitrarias, fue la misma comunidad quien les quitó el
respaldo. Esto reafirma la hipótesis de la llegada a la negociación, no a partir de un
viraje político sino de un desgaste sufrido producto de su autoritarismo, la corrupción
y el consecuente alejamiento y desaprobación por parte de la población.

El proceso de negociación de la MPVA no logró resolver los problemas del


desarrollo social y espacial de estos asentamientos. Los beneficios en ese sentido
fueron parciales, ya que las condiciones de exclusión socioeconómica no se
alteraron ni el carácter ilegal del asentamiento fue resuelto. La Mesa de Trabajo se
convirtió en ejecutora y veedora de un conjunto de proyectos acordados en la
negociación, tales como la ampliación del Centro Comunitario de Educación y del
Centro de Salud de El Bosque; la adecuación de vías y la construcción del Instituto
de Educación Comunitaria.

Actualmente, la propuesta que tiene más énfasis es la de la extrema derecha,


representada en las organizaciones armadas de las autodefensas, que cuentan con
cierta hegemonía, ya no sólo en Moravia sino en toda la ciudad, que aunque no es
plena si muy significativa. Operan grupos de seguridad de manera abierta, ejercen la
autoridad a la fuerza, imparten justicia y monopolizan lo tributario en el territorio.

La percepción de los habitantes, en cuanto a la presencia de las autodefensas, en la


mayoría de los casos es de aceptación, en especial entre los jóvenes, los cuales
manifiestan un sentimiento de admiración frente a estos actores armados, en
general por su manifiesta capacidad para acceder al consumo suntuoso de objetos y
de sexo, practica cultural que ha caracterizado a todos los que han tenido a Moravia
como escenario de sus acciones delictivas.

Desde la década de los ochenta los habitantes de Moravia han convivido con
diversos grupos armados delincuenciales. Si bien muchos de estos grupos fueron
literalmente despedazados por los más fuertes, en la actualidad no es tan cierto que
el fenómeno haya desaparecido. Lo que ha sucedido es simplemente una

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trasformación radical en su composición y en la orientación política de los nuevos
actores, los cuales se alinearon alrededor de la propuesta de derecha imperante en
la actualidad, determinado, de esta manera, la creación de estructuras logísticas,
financieras, de apoyo y de fortalecimiento organizativo propias para la nueva
intervención política de estos grupos Si la presencia al comienzo del decenio del
noventa era de los grupos de izquierda, hoy la tendencia es hacia una alineación de
estos grupos con la ultraderecha. En sentido es mucho el camino que hay para
recorrer para quienes trabajan y analizan este tipo de situaciones, para los que
formulan políticas públicas en este tipo de temáticas y para quienes piensan en
propuestas integrales y sostenibles en términos de violencia, seguridad, convivencia
y cultura ciudadana.

De otro lado, podemos observar que los pobladores de los barrios populares están
abocados, en medio de su exclusión social, a cohabitar a la vez con las presiones
sicológicas de los grupos armados y con la represión directa por parte del Estado.
De esta forma, la exclusión, la marginalidad y el sometimiento agudizan aún más las
precarias condiciones de subsistencia y de satisfacción de las necesidades
colectivas básicas. En los diferentes talleres desarrollados fue evidente la
permanencia de esas formas de violencia que algunos llaman “violencia simbólica”,
la cual se refleja en la amenaza, la inseguridad, el incumplimiento a los acuerdos, la
manipulación política, la falta de claridad en los diferentes procesos y programas
oficiales, manteniendo a los pobladores en preocupantes umbrales de incertidumbre
frente a su presente y a su futuro.

Por último, y para terminar este recorrido por los variopintos afluentes de la memoria
de los moravitas, es necesario destacar el papel decisivo que han jugado las
mujeres en la construcción de cada una de las historias que esculpieron el territorio
físico y cultural que hoy conocemos como Moravia. Su participación fue decisiva en
los momentos más críticos de la lucha por la consolidación barrial. Sólo como un
ejemplo, podemos reseñar como en los primeros años de la invasión se conformó un
comité de 17 mujeres que tomó el nombre de William Sánchez, joven asesinado en
uno de los enfrentamientos con las fuerzas del orden público que intentaban, a toda
costa, su desalojo. Dicho Comité se consolidó como una fuerza estratégica para
enfrentar todos los proyectos de expulsión implementados por la municipalidad.
Además, fueron las promotoras del nombre de Fidel Castro para uno de los sectores
que hoy hacen parte del barrio Moravia, como una forma simbólica de representar su
incesante lucha por el derecho a la vivienda.

De acuerdo con los relatos y las memorias femeninas que se actualizaron en la


ejecución de este proyecto no sería exagerado plantear que a muchas mujeres de
Moravia les ocurrió lo de La Gordinflona de Guy de Maupassane: “(…) le(s) tocó
sacrificar hasta su cuerpo para construir el rancho”.

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