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Asignatura: Hermenéutica 2

Tema: Exegesis al libro de Hechos

Profesor: Pastor Rafael Peña


Pilarte

Participante: Gustavo E. West A.


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Exegesis a la epístola HECHOS
Hechos 1.8
Análisis Estructural de la Carta.
Bosquejo
Prólogo (1:1–8)
I. El testimonio a Jerusalén (1:9–8:3)
A. La espera de la iglesia (1:9–26)
B. El establecimiento de la iglesia (2:1–47)
C. El crecimiento de la iglesia (3:1–8:3)
1. Apóstoles: Al predicar, sanar y soportar persecución
(3:1–5:42).
2. Diáconos: Al orar, enseñar y soportar persecución
(6:1–8:3).
II. El testimonio a Judea y Samaria (8:4–12:25)
A. El evangelio a los samaritanos (8:4–25)
B. La conversión de un gentil (8:26–40)
C. La conversión de Saulo (9:1–31)
D. El evangelio a Judea (9:32–43)
E. El evangelio a los gentiles (10:1–11:30)
F. La persecución por parte de Herodes (12:1–25)
III. El testimonio a los fines de la tierra (13:1–28:31)
A. El primer viaje misionero de Pablo (13:1–14:28)
B. El concilio de Jerusalén (15:1–35)
C. El segundo viaje misionero de Pablo (15:36–18:22)
D. El tercer viaje misionero de Pablo (18:23–21:16)
E. Los juicios de Pablo en Jerusalén y Cesárea
(21:17–26:32).
F. El viaje de Pablo a Roma (27:1–28:31).
Análisis de los elementos claves de la Carta.
A. Autor. Debido a que el Evangelio de Lucas fue el primer
libro dirigido a Teófilo (Lc. 1:3), es lógico concluir
que Lucas también es el autor de Hechos, aunque no es
nombrado en ninguno de los dos libros. Los escritos de
los primeros Padres de la iglesia tales como Ireneo,
Clemente de Alejandría, Tertuliano, Orígenes, Eusebio, y
Jerónimo afirman que Lucas fue el autor, como también lo
hace el canon muratorio (alrededor del 170 d.C.). Debido
a que él es una figura relativamente oscura, mencionado
únicamente tres veces en el NT (Col. 4:14; 2 Ti. 4:11;
Flm. 24), es poco probable que alguien hubiera
falsificado una obra para hacerla aparecer como si fuera
de Lucas. Un farsante seguramente habría atribuido su
obra a una persona más prominente.
Lucas fue el amigo cercano de Pablo, compañero de viaje,
y médico personal (Col. 4:14). Él fue un investigador
cuidadoso (Lc. 1:1–4) y un historiador preciso,
desplegando un conocimiento íntimo de leyes y costumbres
romanas, como también la geografía de Palestina, Asia
Menor e Italia. Al escribir Hechos, Lucas se apoyó en
fuentes escritas (15:23–29; 23:26–30), y sin duda alguna
también entrevistó a personas clave, tales como Pedro,
Juan, y otros en la iglesia en Jerusalén. El
encarcelamiento de Pablo de dos años en Cesarea (24:27)
le dio a Lucas una gran oportunidad de entrevistar a
Felipe y a sus hijas (quienes fueron consideradas fuentes
importantes de información en los primeros días de la
iglesia). Finalmente, el uso frecuente de Lucas del
pronombre “nosotros” en primera persona plural (16:10–
17; 20:5–21:18; 27:1–28:16) revela que él fue un testigo
ocular de muchos de los acontecimientos registrados en
Hechos.
Algunos creen que Lucas escribió Hechos después de la
caída de Jerusalén (70 d.C. Su muerte fue probablemente
a mediados de los ochentas). No obstante, es más probable
que él escribió mucho antes, antes del final del primer
encarcelamiento romano de Pablo (alrededor del 60–62
d.C.). Esa fecha es la explicación más natural para el
término abrupto de Hechos, el cual deja a Pablo esperando
juicio delante de César. Claro que Lucas, quien enfocó
más de la mitad de Hechos al ministerio de Pablo, habría
dado el resultado de ese juicio, y descrito el ministerio
subsiguiente de Pablo, el segundo encarcelamiento (cp. 2
Ti. 4:11), y muerte, si esos acontecimientos hubieran
sucedido antes de que escribiera Hechos. El silencio de
Lucas acerca de acontecimientos tan notables tales como
el martirio de Santiago, cabeza de la iglesia de
Jerusalén (62 d.C. de acuerdo al historiador judío
Josefo), la persecución bajo Nerón (64 d.C.), y la caída
de Jerusalén (70 d.C.), también sugiere que escribió
Hechos antes de de que esos acontecimientos transpiraran.
B. Receptor. Como el segundo libro que Lucas dirigió a
Teófilo (vea Lc. 1:3), Hechos originalmente pudo no haber
tenido título alguno. Los manuscritos griegos lo titulan
“Hechos” y muchos añaden “de los apóstoles”. La palabra
griega traducida “Hechos” (praxeis) frecuentemente era
usada para describir los logros de grandes hombres.
Hechos incluye las notables figuras en los primeros años
de la iglesia, especialmente Pedro (caps. 1–12) y Pablo
(caps. 13–28). Pero el libro podría ser llamado de una
manera más apropiada “Los Hechos del Espíritu Santo a
través de los apóstoles”, debido a que su obra soberana
de supervisión fue mucho más significativa que la de
cualquier hombre. Fue de ministerio, de dirección, de
control y de capacitación del Espíritu lo que fortaleció
a la iglesia y la hizo crecer en números, poder espiritual
e influencia.
C. Situación de la iglesia. Tal como Lucas claramente
escribe en el prólogo a su Evangelio, él escribió para
darle a Teófilo (y a los otros que leerían su obra) “la
historia de las cosas” (Lc. 1:1) que Jesús había llevado
a cabo durante su ministerio terrenal. En línea con este
propósito, Lucas escribió en su Evangelio un relato “por
orden” (Lc. 1:3) de esos importantes acontecimientos.
Hechos continúa ese registro, notando lo que Jesús llevó
a cabo a través de la iglesia primitiva. Comenzando con
la ascensión de Jesús, pasando por el nacimiento de la
iglesia en el día de Pentecostés, a la predicación de
Pablo en Roma, Hechos narra el esparcimiento del
evangelio y el crecimiento de la iglesia (cp. 1:15; 2:41,
47; 4:4; 5:14; 6:7; 9:31; 12:24; 13:49; 16:5; 19:20).
También registra la oposición que continuamente se
incrementaba en contra del evangelio (cp. 2:13; 4:1–22;
5:17–42; 6:9–8:4; 12:1–5; 13:6–12, 45–50; 14:2–6, 19, 20;
16:19–24; 17:5–9; 19:23–41; 21:27–36; 23:12–21; 28:24).
Teófilo, cuyo nombre quiere decir “amante de Dios”, es
desconocido para la historia fuera de su mención en Lucas
y Hechos. Haya sido un creyente a quien Lucas estaba
instruyendo, o un pagano a quien Lucas buscó convertir
no se sabe. La manera en la que Lucas se refiere a él
como “oh excelentísimo Teófilo” (Lc. 1:3) sugiere que era
un oficial romano de cierta importancia (cp. 24:3;
26:25).
Contexto Histórico
A. Cuidad. Jerusalén era la capital del antiguo Israel,
la nación especial de Dios en el Antiguo Testamento.
Jerusalén es el punto de partida del relato de Lucas dado
el papel central que había jugado en el reino de Dios a
través de todo el Antiguo Testamento y en el ministerio
de Jesús. Más aún, Lucas escribió sobre los
acontecimientos en Jerusalén en varios otros lugares de
Hechos, mostrando siempre que la obra de los apóstoles
de extender el evangelio a nuevas tierras aún estaba
enraizada en esta ciudad especial.
Lucas reportó el crecimiento del reino a través del
evangelio en Jerusalén en cuatro paquetes narrativos
principales: primero, anticipación y derramamiento del
Espíritu en Hechoss 1 y 2; segundo, sermón de Pedro en
el templo y la persecución que le siguió en Hechoss 3 y
4; tercero, la historia de Ananías y Safira y la
persecución que le siguió en Hechos 5; y cuarto, la
elección de diáconos y la persecución que le siguió desde
Hechos 6:1 hasta el capítulo 8:4.
Por medio de una ilustración, el crecimiento interno
aparece en un número de acontecimientos bien conocidos
que ocurrieron en Jerusalén, como la comisión de los
apóstoles en Hechos 1; el derramamiento del Espíritu
Santo en Pentecostés en Hechos 2;
La experiencia de milagros en Jerusalén, especialmente
con Pedro, en Hechos 3, 4 y 5;
Al mismo tiempo, también vemos tensiones dentro de la
comunidad cristiana en muchas formas, incluyendo: La
cuestión de quién será el décimo segundo apóstol en
Hechos 1; la mentira de Ananías y Safira sobre el dinero
que habían donado en Hechos 5; y la discriminación en
contra de las viudas helenistas en Hechos 6.
Además de esto, el registro de Lucas del testimonio del
evangelio en Jerusalén sigue también el diseño del
crecimiento externo y la oposición. Por ejemplo, en el
día de Pentecostés, cerca de 3,000 personas se agregaron
a la iglesia en Hechos 2; la membresía de la iglesia
creció en alrededor de 5,000 cuando Juan y Pedro fueron
encarcelados en Hechos 4; y muchos sacerdotes judíos se
agregaron a la iglesia en Hechos 6. Incluso así, tal como
lo comentamos, este crecimiento externo fue acompañado
de una gran oposición del mundo incrédulo, como: el
arresto y azotamiento a Pedro y Juan en Hechos 5; el
martirio de Esteban en Hechos 7; y la dispersión a causa
de la persecución de la iglesia de Jerusalén en Hechos
8.
Era esperable que la tensión interna y la oposición
externa desanimaran a la incipiente iglesia en Jerusalén.
Pero bajo el poder del Espíritu Santo, la realidad fue
exactamente lo contrario. El testimonio del evangelio
continuó avanzando con gran fuerza, con un progreso
definitivamente irrefrenable.
B. Persona. Cuando Lucas escribió Hechos, no le puso
ningún título. Aproximadamente 150 años d.C., los
creyentes empezaron a llamar el libro de Lucas, Hechos
de los Apóstoles.
Probablemente los creyentes escogieron este título porque
el primer capítulo menciona los nombres de los apóstoles
(Hch 1:13). Pero a medida que avanzamos en la lectura de
Hechos, nos damos cuenta de que no se vuelven a nombrar
la mayoría de los apóstoles.
Después de Hechos 1, los únicos mencionados son Pedro,
Juan, Santiago y Pablo. Hechos 1–12 enfoca en Pedro, y
Hechos 13–28 destaca a Pablo. La verdad es que más que
en los apóstoles se hace énfasis en el *Espíritu Santo.
Lucas lo presenta en el primer versículo de Hechos. Él
demuestra que aun Jesucristo dependía del Espíritu Santo.
(Hch 1:2). También nos recuerda que los apóstoles no
continuaron el ministerio de Cristo sin haber recibido
el poder del Espíritu Santo. Jesucristo les ordenó que
no salieran de Jerusalén hasta que fuesen llenos del
Espíritu (Hch 1:4-5). Así que desde el principio de
Hechos, Lucas hace hincapié en que el Espíritu Santo es
la clave para el ministerio. Cristo ascendió al cielo,
pero Él envió al Espíritu Santo para vivir en cada
creyente y darle poder. En Hechos, Lucas hace referencia
al Espíritu Santo ¡más de 50 veces! Por lo tanto muchos
están de acuerdo en que el mejor título para Hechos es
Hechos del Espíritu Santo.

C. Iglesia.
En su primera etapa, el Nuevo Testamento tenía sólo dos
partes que incluían los cuatro Evangelios y las cartas
de Pablo. Así que había un gran espacio en la escritura
de la historia de la iglesia. Pablo escribió cartas a
algunas iglesias. Pero muchos creyentes desconocían cómo
o cuándo habían comenzado otras iglesias.
Nótese que Lucas escribió Hechos después de que Pablo
escribió la mayoría de sus cartas. Hechos 13–28 narra los
viajes de Pablo. En Hechos vemos cómo Pablo comenzó las
iglesias en Galacia, Tesalónica, Corinto, Éfeso, Filipos
y Colosas. También Hechos nos presenta a Timoteo y a
Tito. Más tarde en el Nuevo Testamento leemos las cartas
de Pablo a las iglesias y a las personas presentadas en
Hechos. Por lo tanto, Hechos nos da la introducción a las
cartas de Pablo. Hechos ocupa un lugar especial en el
Nuevo Testamento. Uno de los propósitos de Lucas fue
crear un puente entre los Evangelios y las cartas de
Pablo.
D. Fecha y lugar de composición de la epístola.
Hechos registra la primera vez que Pablo estuvo en
prisión en Roma alrededor de los años 60-63 d.C. Por lo
cual, debió ser escrito después de este acontecimiento.
El incendio de Roma sucedió en el año 64 d.C. Por ese
tiempo, un César de nombre Nerón culpó a los cristianos
y comenzó a perseguirlos. La buena relación que Pablo
tenía con el gobierno romano da a entender que Hechos fue
escrito antes del incendio de Roma. Lucas tampoco
menciona la destrucción de Jerusalén que tuvo lugar en
el año 70 d.C. Por eso pensamos que Hechos fue escrito
antes de este gran evento. La mayoría de maestros de la
Biblia piensan que Lucas escribió Hechos alrededor del
año 63 d.C.
Análisis Contextual Básico.
A. Límites del pasaje. “Pero recibiréis poder, cuando
haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis
testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta
lo último de la tierra” (Hch 1:8).
B. Amplitud de contexto.
El evangelio de Lucas narra lo que Jesús empezó a hacer
en la tierra, en un cuerpo físico. Hechos nos dice lo que
Jesús continuó haciendo desde el cielo, por medio de su
cuerpo espiritual, la iglesia, por el Espíritu Santo (Hch
1:1).
Hechos enseña que el Espíritu Santo usó tanto a apóstoles
como a laicos (Hch 2:17-18). De todos los apóstoles en
el aposento alto, había 9 laicos. Por otro lado Lucas
organizó Hechos alrededor del ministerio de 2 apóstoles.
Hechos 1–12 en su mayoría se refiere a Pedro. Hechos 13–
28 habla del ministerio de Pablo. Aún así, Lucas incluye
ministerios de muchos otros.
El mayor propósito de Lucas fue enfatizar el ministerio
del Espíritu Santo por medio de los creyentes. En su
Evangelio, Lucas estableció que Jesús dependía del
Espíritu (Lc 4:1, 14, 18). También en su Evangelio, Lucas
predijo que el Espíritu vendría a los creyentes (Lc
11:13; 24:49). Pero en Hechos, Lucas enfatiza al Espíritu
55 veces.
C. Párrafos.
Hechos (1:1–8)
I. El testimonio a Jerusalén (1:9–8:3)
A. La espera de la iglesia (1:9–26)
B. El establecimiento de la iglesia (2:1–47)
C. El crecimiento de la iglesia (3:1–8:3)

D. Irregularidades contextuales. No se aprecian.


E. Determinar el tema: Análisis Contextual Detallado.
Tal como Lucas claramente escribe en el prólogo a su
Evangelio, él escribió para darle a Teófilo (y a los
otros que leerían su obra) “la historia de las cosas”
(Lc. 1:1) que Jesús había llevado a cabo durante su
ministerio terrenal. En línea con este propósito, Lucas
escribió en su Evangelio un relato “por orden” (Lc. 1:3)
de esos importantes acontecimientos. Hechos continúa ese
registro, notando lo que Jesús llevó a cabo a través de
la iglesia primitiva. Comenzando con la ascensión de
Jesús, pasando por el nacimiento de la iglesia en el día
de Pentecostés, a la predicación de Pablo en Roma, Hechos
narra el esparcimiento del evangelio y el crecimiento de
la iglesia (cp. 1:15; 2:41, 47; 4:4; 5:14; 6:7; 9:31;
12:24; 13:49; 16:5; 19:20). También registra la oposición
que continuamente se incrementaba en contra del evangelio
(cp. 2:13; 4:1–22; 5:17–42; 6:9–8:4; 12:1–5; 13:6–12, 45–
50; 14:2–6, 19, 20; 16:19–24; 17:5–9; 19:23–41; 21:27–
36; 23:12–21; 28:24).
Teófilo, cuyo nombre quiere decir “amante de Dios”, es
desconocido para la historia fuera de su mención en Lucas
y Hechos. Haya sido un creyente a quien Lucas estaba
instruyendo, o un pagano a quien Lucas buscó convertir
no se sabe. La manera en la que Lucas se refiere a él
como “oh excelentísimo Teófilo” (Lc. 1:3) sugiere que era
un oficial romano de cierta importancia (cp. 24:3;
26:25).

A. Análisis del texto en griego.


La misión de los apóstoles consistía en esparcir el
evangelio y era la razón principal del poder que les dio
el Espíritu Santo. Este suceso cambió de forma dramática
la historia del mundo porque permitió que el mensaje del
evangelio llegara a todos los rincones de la tierra (Mt.
28:19, 20). Recibiréis poder. Los apóstoles ya habían
experimentado el poder del Espíritu Santo para salvar,
guiar, enseñar y hacer milagros. Pronto recibirían su
presencia dentro de ellos y una nueva dimensión de poder
para testificar (vea las notas sobre 2:4; 1 Co. 6:19, 20;
Ef. 3:16, 20). Testigos. Personas que cuentan la verdad
acerca de Jesucristo (cp. Jn. 14:26; 1 P. 3:15). La
palabra griega significa “el que muere por su fe”, porque
ese era casi siempre el precio que se pagaba por dar
testimonio de Jesús. Judea. La región en la que estaba
ubicada Jerusalén. Samaria. La región al N de Judea (vea
la nota sobre 8:5).
HECHOS 1:6-8: RECIBIRÉIS VIRTUD
Entonces los que se habían juntado le preguntaron,
diciendo: Señor, ¿restituirás el reino á Israel en este
tiempo? 7Y les dijo: No toca á vosotros saber los tiempos
ó las sazones que el Padre puso en su sola potestad; 8Mas
recibiréis la virtud (griego: dunamin) del Espíritu
Santo que vendrá sobre vosotros; y me seréis
testigos (griego: martures) en Jerusalén, en toda Judea,
y Samaria, y hasta lo último de la tierra.
“Entonces los que se habían juntado le preguntaron,
diciendo: Señor, ¿restituirás el reino á Israel en este
tiempo?” (v. 6). Jesús entonces presentó el tema del
reino de Dios en versículo 3. Por eso, es natural que los
apóstoles preguntaran del reino de Israel, que equiparan
con el reino de Dios. Cuando Jesús se apareció a Cleofás
y el otro discípulo en el camino a Emmaús (y antes de que
le reconocieran), Cleofás dijo, “Mas nosotros esperábamos
que él era el que había de redimir á Israel” (Lucas
24:21). La redención de Israel causa gran preocupación
para los discípulos de Jesús.
El entendimiento de los apóstoles del reino de Dios era
inseparablemente de la nación de Israel. Creían que Dios
restauraría Israel a su anterior lugar de poder y
prestigio, e igualaban esa restauración con el reino de
Dios del que Jesús enseñaba. La promesa de Jesús que los
apóstoles recibirían el don del Espíritu Santo (v. 5) les
parecía el principio de esta restauración – el abrir de
la puerta por la que entraría el reino. Aunque
equivocados, la pregunta de los apóstoles es natural.
“No toca á vosotros saber los tiempos ó las sazones que
el Padre puso en su sola potestad” (v. 7). Antes, Jesús
había dicho de la llegada del reino, “Empero de aquel día
y de la hora, nadie sabe; ni aun los ángeles que están
en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre” (Marcos 13:32).
La versión de Lucas es la siguiente: “Y mirad por
vosotros, que vuestros corazones no sean cargados de
glotonería y embriaguez, y de los cuidados de esta vida,
y venga de repente sobre vosotros aquel día. Porque como
un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz
de toda la tierra. Velad pues, orando en todo tiempo, que
seáis tenidos por dignos de evitar todas estas cosas que
han de venir, y de estar en pie delante del Hijo del
Hombre” (Lucas 21:34-36a). No es sorprendente que los
apóstoles se preocupen por la venida de ese día.
Jesús no les dice que Israel no será restaurado. En vez,
les dice que “tiempos o sazones” son cuestiones de Dios
– no suyas. Como hoy dirían los guardianes de documentos
confidenciales, “No necesitas saber.” Jesús no quiere que
los apóstoles se distraigan con “tiempos o
sazones” cuando tienen cosas más urgentes que hacer.
Quiere que se enfoquen en lo que necesitan hacer en vez
de cosas que no necesitan saber.
Pero Pedro parece haber comprendido más de lo que
esperábamos. Pronto, hablará de Jesús permaneciendo en
el cielo “hasta los tiempos de la restauración de todas
las cosas, que habló Dios por boca de sus santos profetas”
(3:21).
“Mas recibiréis la virtud (griego: dunamin – palabra de
donde procede nuestra palabra para dinamita) del Espíritu
Santo que vendrá sobre vosotros”(v. 8a). Los apóstoles
habían preguntado de la restauración del poder político
de Israel (v. 6). Jesús les dice que recibirán un poder
muy diferente – el poder de Dios – transmitido por el
Espíritu Santo – el espíritu de Dios funcionando en la
tierra y en sus vidas. El mismo Espíritu Santo que Jesús
recibió al ser bautizado (Lucas 3:21-22) autorizó su
ministerio terrenal. Ahora, este Espíritu Santo
autorizará a sus apóstoles en Pentecostés (y billones de
creyentes después de Pentecostés) para hacer lo que Jesús
les pide – ser sus testigos (v. 8b).
“y me seréis testigos” (griego: martures – la palabra de
donde viene nuestra palabra mártir) (v. 8b). Este tema
de testificar continúa a lo largo del libro de Hechos
(1:22; 2:32; 3:15; 5:32; 10:39, 41; 13:31; 22:15, 20;
23:11). El requisito para la persona que remplace a Judas
como apóstol será que haya presenciado la resurrección –
que haya visto al Cristo resucitado (1:22). Si no, ¿cómo
podría testificar a los demás del Cristo resucitado?
En su sermón el Día de Pentecostés, Pedro se asegurará
de que todos los apóstoles sean testigos de la
resurrección de Jesús (2:32). Al ser confrontado por el
alto sacerdote, quien se quejó de que los apóstoles
querían “echar sobre nosotros la sangre de este hombre,”
(5:28), Pedro volverá a relatar la muerte y resurrección
de Jesús, diciendo, “Y nosotros somos testigos suyos de
estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado
Dios á los que le obedecen” (5:32).
Cuando Pedro predica a Cornelio, el centurión, dirá “Y
nosotros somos testigos de todas las cosas que hizo
(Jesús) en la tierra de Judea, y en Jerusalén; al cual
mataron colgándole en un madero. A éste levantó Dios al
tercer día, é hizo que apareciese manifiesto, no á todo
el pueblo, sino á los testigos que Dios antes había
ordenado, es á saber, á nosotros que comimos y bebimos
con él, después que resucitó de los muertos” (10:39-41).
“en Jerusalén, en toda Judea, y Samaria, y hasta lo último
de la tierra” (v. 8c). El testimonio de los apóstoles (y
los discípulos que siguieron) no se limitará a Jerusalén
o Israel, pero llegará “hasta lo último de la tierra.”
• Jerusalén, claro, es la Ciudad Sagrada – el hogar del
templo – el centro de la vida religiosa judía.
• Judá es el territorio o la región donde se encuentra
Jerusalén.
• Samaria es el territorio justo al norte de Judá. Oír
que serán testigos en Samaria sería una sorpresa. El
pueblo de Judá y Galilea se considera el pueblo de Dios,
y piensan de los samaritanos como apostolados.
• “lo último de la tierra” es la próxima sorpresa. Aunque
muchos judíos viven dispersos por varias naciones, el
pueblo judío piensa de otras naciones y los gentiles que
las habitan como una forma inferior de vida. Sabe que
Dios ha escogido Israel para ser su pueblo, pero suele
olvidar que Dios también cuidó de los gentiles. En el
pacto que hizo con Abran, Dios prometió, “Y bendeciré á
los que te bendijeren, y á los que te maldijeren
maldeciré: y serán benditas en ti todas las familias de
la tierra” (Génesis 12:3). El profeta Isaías prometió “Y
Jehová de los ejércitos hará en este monte á todos los
pueblos convite de engordados” (Isaías 25:6), y “enjugará
el Señor toda lágrima de todos los rostros” (Isaías
25:8). Dice que el siervo de Dios “dará juicio á las
gentes” (Isaías 42:1) y será “luz de las gentes” (Isaías
42:6). Del monte sagrado de Dios dice “casa de oración
será llamada de todos los pueblos” (Isaías 56:7). Ahora
los apóstoles empezarán la obra por la que el Evangelio
llegará a todas las naciones.
Eruditos han anotado que este versículo sirve de esquema
para el resto del libro de Hechos. Los discípulos
ministrarán en Jerusalén en capítulos 1-7 – y después en
Judá y Samaria en capítulos 8-12 – y finalmente hasta lo
último de la tierra (según su entendimiento de la tierra)
en capítulos 13-28.
Entonces, los apóstoles comenzarán donde están
(Jerusalén) y poco a poco esparcirán el Evangelio en
círculos más grandes hasta que el mundo entero esté
incluido. Este es un excelente modelo que la iglesia debe
seguir hoy.

B. Cuestiones de género y retórica.


Debido a que Hechos es primordialmente una narración
histórica, no un tratado teológico como romanos o
hebreos.
C. Uso del Antiguo Testamento.
El libro de Hechos actúa como una transición entre el
Antiguo Pacto de la observancia de la ley y el Nuevo
Pacto de gracia y fe. Esta transición es apreciada en
muchos eventos claves del libro de Hechos. Primero, hubo
un cambio en el ministerio del Espíritu Santo, cuya
función principal en el Antiguo Testamento era el
“ungimiento” externo del pueblo de Dios, entre ellos
Moisés (Números 11:17), Otoniel (Jueces 3:8-10), Gedeón
(Jueces 6:34), y Saúl (1 Samuel 10:6-10). Después de la
resurrección de Jesús, el Espíritu vino a vivir en el
corazón de los creyentes (Romanos 8:9-11; 1 Corintios
3:16), guiándolos y llenándolos de poder desde dentro.
El Espíritu que mora en el hombre, es un don de Dios para
aquellos que vienen a Él en fe.
Hechos nos orienta en cuanto a lo que la Iglesia debe
creer y hacer. Algunas personas sostienen que no
deberíamos usar el libro de Hechos como guía porque es
un libro de historia. Pero recordemos que Lucas no
escribió una historia completa sino que usó un
procedimiento selectivo. Pablo usó la historia con el
propósito de enseñar. Se refirió al libro histórico del
Génesis. Repasó la historia de Abraham para enseñar que
somos justificados por la fe (Ro 4). Así mismo Lucas usó
la historia para enseñar ciertos temas. Escogió unas
pocas historias y eventos con especiales propósitos. Uno
de sus propósitos fue enfatizar lo que la iglesia de los
primeros tiempos creía. ¿Por qué es útil saber lo que la
iglesia primitiva creía? ¡Porque los primeros creyentes
estaban bajo el mismo pacto que nosotros estamos! La
iglesia de Hechos nos enseña a creer en lo Siguiente:
• En las Escrituras, en la oración, en compartir y en el
compañerismo;
• En que la obra del Espíritu Santo glorifica a
Jesucristo;
• En conocer y adorar a Dios;
• En testificar, hacer señales y maravillas al ser llenos
del Espíritu Santo;
• En hablar en lenguas, profetizar y otros dones
espirituales;
• En resolver los problemas de la iglesia en crecimiento,
en evangelizar y enseñar a los nuevos creyentes;
• En el poder de Dios—Él obra en tiempos de persecución,
y ama a la gente de todas las naciones.
Lucas no sabía cuánto tiempo iba a durar la iglesia en
la tierra. Pero uno de sus propósitos fue enseñar a los
creyentes futuros. El poder y los principios de Hechos
son para la iglesia hasta el regreso de Cristo.

Uso del contexto histórico particular al pasaje.


Existe un gran peligro al estudiar Hechos, pues es tan
lleno de acción y de historias que podemos dejar de ver
su cuadro más importante. Un periódico tiene muchas
historias que no se relacionan entre sí. En contraste,
Lucas escogió unas pocas historias por razones
especiales.
Hechos cuenta la historia de los primeros 30 años de la
iglesia.7 Lucas no contó todo lo que sabía. Por ejemplo,
él dijo que Pablo enseñó hasta la medianoche en Troas
(Hch 20:7).8 Pero Lucas no nos dijo qué enseñó Pablo
allí. ¡Un libro con todos los temas que Pablo enseñó esa
noche sería más largo que todo el de Hechos! Imagínese
cuántos libros se necesitarían para narrar todos los
acontecimientos de la Iglesia durante los primeros 30
años. Hechos contiene menos del 1 por ciento de los
sucesos ocurridos durante los primeros años de la Iglesia
(vea Jn 20:30; 21:25). ¿Por qué Lucas dejó la mayoría de
los sucesos fuera, e incluyó solamente unas pocas
historias y eventos? ¿Por qué el Espíritu Santo guio a
Lucas a escribir acerca de ciertas cosas? Podemos
identificar por lo menos cinco propósitos por los que
Lucas escribió Hechos.
Uso de Pasajes Paralelos.
A. Paralelos en la misma epístola.
No presenta.
B. Paralelos en escritos del mismo autor.
No Presenta.
C. Paralelos en autores contemporáneos.
Conclusiones Exegéticas.
Es bueno saber las razones por las que Lucas escribió
Hechos. Primero, Hechos sirve como un puente entre los
evangelios y las cartas de Pablo. Segundo, Hechos nos
enseña cómo creció la Iglesia en número, en nuevos
lugares, en cultura y en teología.
Tercero, Hechos explica y defiende la Iglesia. Cuarto,
Hechos sirve como una guía de fe y conducta. Vamos a
enfatizar esos 4 propósitos mientras estudiamos el libro
de Hechos.
Pero estos propósitos son pequeños comparados con el
quinto propósito de Lucas. Él enfatiza el poder del
Espíritu Santo. ¡Si pasamos por alto este énfasis de
Lucas en el Espíritu Santo, nos perderemos de su más
grande propósito!
Así como una persona entretejería varias hebras para
lograr hacer un fuerte lazo, Lucas entretejió cinco temas
para lograr una historia firme y sólida. La historia de
cómo el Espíritu
Santo otorgó poder a la Iglesia para testificar de Jesús
desde Jerusalén hasta Roma.
Aplicaciones Prácticas.
Dios puede hacer cosas extraordinarias a través de
personas ordinarias, cuando Él los llena de poder a
través de Su Espíritu. Esencialmente, Dios tomó a un
grupo de pescadores y los utilizó para poner al mundo de
cabeza (Hechos 17:6). Dios tomó a un asesino aborrecedor
de cristianos y lo cambió en el evangelista cristiano más
grande, el autor de casi la mitad de los libros del Nuevo
Testamento. Dios utilizó la persecución para producir la
difusión más acelerada de una “nueva fe” en la historia
del mundo. Dios puede y hace lo mismo a través de nosotros
–cambiando nuestros corazones, llenándonos de poder por
el Espíritu Santo, y dándonos una pasión por difundir las
buenas nuevas de salvación a través de Jesucristo. Si
tratamos de hacer estas cosas en nuestras propias
fuerzas, fracasaremos. Al igual que los discípulos
en Hechos 1:8, debemos esperar ser llenos del poder del
Espíritu, y entonces ir en Su poder, a cumplir con la
Gran Comisión (Mateo 28:19-20).

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