Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Ayudas Apurimac
Ayudas Apurimac
Apurímac: Enfrentamientos
entre comuneros de
Tapairihua y minera
Nuevos enfrentamientos ponen en alerta a las autoridades
Nuevamente los enfrentamientos surgieron entre comuneros de
Tapairihua y la empresa Southern Perú, luego de que ésta última
decidiera trasladar equipos y máquinaria pesada al campamento del
proyecto Los Chancas, ubicado en territorios de la referida comunidad.
"Los enfrentamientos ocurridos las últimas horas echan por tierra todo
el esfuerzo de dialogar en forma civilizada. No es la primera vez que la
empresa Southern Perú quiere imponer sus criterios. Hace 14 años
que estamos enfrentados por esa misma actitud, la cual rechazamos",
expresó.
Los “ingenieros” de la mina han trabajado para que las 250 familias de Tiaparo y anexos
estén aisladas y no se relacionen con el resto de comunidades con el objetivo de
facilitarles la disgregación y extinción de la comunidad. Esos señores, utilizan a los
jóvenes tiapareños para endulzarlos con el cuento del falso desarrollo.
Claro, en una zona donde el trabajo escasea, ganar 20 soles diarios levantando piedras, pintando
carteles o hacerles el amén a los “ingenieros”, es una oportunidad que no se puede dejar pasar.
Southern Copper Corporation, aprovechándose de su poder económico, compró y compra
conciencias de autoridades, continua alquilando funcionarios y persigue a dirigentes
comuneros que han levantado su voz de protesta.
El dirigente Lucas Serrano, pronto será sentenciado y de seguro que la justicia -ciega y muda
pero con una billetera muy grande- inclinará la balanza al todopoderoso nuevo amo del país.
Para negociar y comprar tierras a bajos precios, persuaden a pequeños grupos de comuneros
con el propósito de reunirse a puertas cerradas, fuera de sus tierras, los ceban como pavos y
encima le regalan baratijas adquiridas en Gamarra (Lima) con la finalidad de convencerlos. El fin
justifica los medios para estos señores, sacando ventaja del hablar bonito, los cuentos chinos y
los elogios de oropel.
O sino, que lo digan los comuneros de Quisque que han sido engañados y manipulados,
regalando sus tierras a cambio de nada. Rompieron un acuerdo para negociar en forma
conjunta, porque la ambición personal les hizo perder la perspectiva; aunque en el anexo de Flor
de Huarancca, los pobladores les han negado el ingreso a explorar en sus territorios comunales
porque primero tendrán que negociar. La idea no les gustó a los señores de la empresa.
Sin duda, esa nueva minería que dicen los de Southern Copper respetar, mantiene las
mismas prácticas de la minería del siglo pasado, nada ha cambiado bajo el cielo de
Apurimac.
El “zorro de arriba y el zorro de abajo” del escritor apurimeño José María Arguedas, continua tan
vigente como su propia muerte.
El 19 de julio pasado, la Comunidad Campesina de Tiaparo conjuntamente con la Municipalidad
Distrital de Pocohuanca y con el apoyo de la Mesa de Minería y Desarrollo Regional de Apurimac,
organizaron el I Foro: Impactos y beneficios de la minería en Tiaparo.
Al encuentro asistieron, la totalidad de instituciones invitadas así como comuneros de los distintos
anexos de Tiaparo y Tapayrihua, y dirigentes de otras localidades ubicadas en la cuenca del río
Antabamba. La reunión por su carácter informativa, fue un éxito total.
Muchos campesinos, recién entendieron porque los funcionarios de la empresa nunca
decían las cosas claras, hablaban a media voz y mandaban a sus “trabajadores” a romper
las asambleas cuando les resultaban adversas. Esta vez no pudieron.
Cabe precisar que la empresa Southern Copper Corporation fue invitada al encuentro pero
a pesar de ello no asistió. La razón de su ausencia se debió porque el tiempo que le dieron
para su exposición era muy corto (40 minutos). Los señores de la mina querían como mínimo 3
horas.
Tiaparo, donde se encuentra el campamento del proyecto “Los Chankas” y uno de los
yacimientos de cobre más grandes de la región Apurimac, no está en contra de la actividad
minera. Lo que quieren sus pobladores es una negociación justa y razonable. No van a
regalar sus tierras, como tampoco van ha permitir que los sigan manipulando y
enfrentando para hacer prevalecer sus intereses empresariales.
*Nota de redacción Marcona Protesta:
Este artículo fue enviado a nuestra redacción por Paul Pilco Dorregaray, un defensor del
derecho de las comunidades campesinas, a las que Southern Peru o Grupo México a
empezado afectar… Y pensar que la “promoción” del proyecto de cobre “Los Chankas” en la
región Apurimac, es parte de la “propuesta de crecimiento económico” del actual gobierno
alanista… ¿Y el desarrollo humano?…¿Y el mediomabiente?…¿Y los derechos comunales
protegidos por el Convenio 169 d ela ONU?…
Si bien el nombre de la SCC sonó en los últimos meses en los medios nacionales y otras
esferas públicas y privadas a causa del conflicto social, consulta vecina incluida, que
despertó su proyecto Tía María en el distrito de Cocachacra, provincia de Islay, región de
Arequipa, su historia está indesligablemente unida a sus operaciones mineras en Cuajone
(Moquegua) y Toquepala (Tacna), así como metalúrgicas en Ilo (Moquegua). Sin embargo,
en los últimos 15 años la SCC ha ido dejando un legado no menos polémico también en el
distrito de Tapairihua, provincia de Aymaraes, Apurímac, a raíz de su proyecto Los
Chancas.
Proyecto de exploración que desde 1996 viene generando una serie de impactos en el
anexo de Quichque y las comunidades vecinas de Tapairihua y Tiaparo. En principio, la
empresa construyó carreteras de acceso, destruyendo tierras de cultivo y debilitando los
suelos, lo cual provocó, durante las lluvias, derrumbes y deslizamientos que sepultaron al
colegio primario, la capilla y viviendas de pobladores de Quichque. Ante los daños sufridos
a su infraestructura, los pobladores del anexo le pidieron a la empresa una compensación,
obteniendo sólo ofrecimientos de parte de aquella. Otro elemento de conflicto es que la
empresa sólo empleaba a unos pocos lugareños, a los que hacía trabajar 12 horas, sin
pagarles el salario completo, según denuncias locales.
En agosto del 2000, la empresa respondió negándose a indemnizar a Quichque por los
daños, ofreciendo que le restituiría el agua recién en noviembre, pues esta era muy
necesaria para su proyecto. A fines de setiembre, representantes de Quichque le informan
a la empresa que sólo negociarían una compensación económica con ella por separado de
las comunidades de Tapairihua y Tiaparo, con las que tenían un antiguo juicio de linderos.
Entonces, la Asociación Centro Unión de Quichque, ubicada en Lima, pidió a la empresa, a
nombre de su comunidad, lo siguiente: un pago global por daños de 500,000 dólares; la
suspensión del proyecto minero Oso 4; la restitución del agua potable y de regadío del
anexo, reparando o construyendo un nuevo reservorio; la interrupción de cualquier ruta de
comunicación del asiento minero con el distrito de Tapairihua y el retiro del proceso judicial
iniciado contra el representante de Quichque.
Precisó que la empresa instaló motobombas en los puquiales para llevar agua a las
maquinarias de perforación, contaminando el agua que riega los pastos naturales, lo que
causó la muerte de animales. Agregó que la empresa pretendía comprar a su antojo las
tierras de los pobladores, bajo amenaza de acogerse a la Ley de servidumbre. El 12 de
marzo del 2001, el alcalde de Tapairihua, solicitó ante el Juzgado Mixto de Abancay una
medida cautelar que disponga la suspensión de los trabajos de exploración minera de la
Southern en la zona del Huipani. Pidió eso “en tanto se resuelva el proceso de cancelación
de la concesión e indemnización por daños y perjuicios y el cobro de frutos civiles que
pretende interponer en forma y plazo de ley”. El 3 de abril se dictó la medida cautelar
excepcional solicitada.
Sin embargo, un hecho que alteró por entonces la marcha de las cosas fue la extraña
muerte de una comunera, durante la gresca entre las dos comunidades del 10 de abril, en
la zona de Cruz Ccasa. Esa persona era casualmente una de las pocas que se oponía
abiertamente a los abusos de la minera. Por si fuera poco, ambas comunidades se
culparon entre sí de haber iniciado la agresión a la otra. La minera, según pobladores de
Tiaparo, le habría proporcionado “hombres y conductores” a los de Tapairihua, a los que
dejó pasar en vehículos por su control policial. Las autoridades de Tiaparo también se
dirigieron al prefecto de Apurímac para pedirle garantías personales y comunales a favor
de los tiaparinos, acusando a los de Tapairihua de querer invadir sus tierras, en el contexto
de un juicio de linderos. Por su parte, ese mismo mes, el presidente de Tapairihua le
comunicó a la Asociación de Residentes Tapairihuinos de Lima que ellos actuaron a fin de
recuperar una cosecha de papas robada por los de Tiaparo, cuya respuesta fue el ataque
con piedras y balas.
Este año, algunos hechos actualizaron los hechos relatados arriba. En primer lugar, el 17
de enero Tapairihua convocó a un paro de 24 horas, acatado por todos los pueblos de la
cuenca media y baja del río Antabamba, obligando a la empresa a dialogar con las
autoridades y dirigentes comunales. Sin embargo, en marzo, justo cuando Tiaparo y
Tapairihua trataban de resolver sus antiguas diferencias y enfrentar juntas a la minera, la
justicia apurimeña resolvió el derecho de posesión de tierras a favor de Tiaparo, reviviendo
las viejas rencillas entre ambos pueblos. Debido a que Tapairihua apeló, actualmente el
caso está en la Corte Suprema. Por ello, no fue aprovechada la publicación, en abril, de un
estudio de calidad hídrica efectuado por la Dirección de Ecología y Protección Ambiental
de la Dirección Regional de Salud de Apurímac. Estudio que halló metales como hierro,
cobre, plomo y cadmio en los principales afluentes y cuerpos de agua de las comunidades
de Tiaparo y Tapairihua, contiguos a la zona del proyecto Los Chancas.
Inicialmente fueron once los acusados por este delito, sin embargo, a
medida que las investigaciones avanzaban solo quedaron seis de ellos
por definir su situación legal.