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Además, Hipócrates hace referencia en el texto a signos y síntomas representativos

de la epilepsia, cuando habla sobre como la enfermedad “incapacita al hombre para


hablar y para pensar. Las manos se vuelven impotentes y se contraen, debido a la
inmovilidad y a la falta de dispersión de la sangre, dispersión antes habitual. Los
ojos se extravían” exponiendo las ataxias que se presentan en los pacientes
epilépticos y los episodios de rigidez en sus articulaciones, así como los
movimientos oculares descritos. De la misma manera al mencionar las violentas
palpitaciones puede inferirse que se trata de aquellos pacientes que sufren de
arritmias relacionadas con la epilepsia, del mismo modo al hablar sobre “saliva
espumeante”, dislocaciones de articulaciones y que los “excrementos se deslizan
forzosamente” es claro notar que se está hablando sobre las convulsiones de un
paciente epiléptico, así mismo cuando expone el carácter predecible de un ataque
por parte de quien lo sufre está describiendo las sensaciones de algunos de estos
pacientes.
En otro momento se ve como Hipócrates presenta diferencias de los pacientes
epilépticos según su edad, por ejemplo, cuando dice que en pacientes adultos es
menos letal en comparación a niños y ancianos; además, al hablar de niños
presenta como los temores y el estrés pueden actuar como actores
desencadenantes de estos ataques epilépticos. También expone casos clínicos
particulares al mencionar la hemiplejía típica del Síndrome hemiconvulsión-
hemiplejía, de la misma manera diferencia tipos de epilepsia según el modo de las
convulsiones, diferenciando aquellos que “permanecen tranquilos sin gritar ni
alborotar” de los que “chillan y se agitan y no permanecen inmóviles”, lo que hoy
pude verse como crisis generalizadas de ausencia y tónico-clónicas
respectivamente.

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