CONCEPTO.- Gramaticalmente, el término «fuente», significa el principio, fundamento u
origen de una cosa. En Derecho penal, existen dos clases de fuentes. En primer lugar, las fuentes de producción de la legislación penal y las fuentes de conocimiento. Zaffaroni también se refiere a la filosofía como fuente de conocimiento del derecho penal y por ello afirma que no parece posible negar a la filosofía (y en especial a la antropología filosófica) carácter de fuente del derecho penal. Por otra parte, este autor también se refiere al derecho penal comparado como fuente de conocimiento y aun más, a las fuentes de información del derecho penal que constituyen la bibliografía penal también llamada literatura penal, señala otra fuente más y la denomina, fuente de información la ciencia del Derecho penal «que es donde obtenemos la información acerca del estado presente o pasado de nuestra ciencia (tratados, monografías, etc.)". FUENTES DE PRODUCCIÓN.- En el Derecho penal actual la única fuente de producción es el Estado, quien tiene el monopolio de acuñar delitos y fijar- sanciones, distribuidas en penas y medidas de seguridad. El Estado tiene la facultad de dictar las leyes y esta facultad la ejerce a través del Parlamento que es representación del pueblo soberano. Por ello, se puede afirmar que en Bolivia, la única fuente de producción de la ley penal, es el Poder Legislativo. FUENTES DE CONOCIMIENTO.- De acuerdo a nuestro régimen constitucional, en materia penal, la única fuente de conocimiento es la ley. La analogía, la costumbre, la jurisprudencia, la doctrina, pueden tener influencia en la elaboración de la ley, pero no constituyen fuentes ni de producción ni de conocimiento de Derecho penal. Con este razonamiento, se pone en claro alguna confusión de señalar como fuentes mediatas, la jurisprudencia y la doctrina. LA LEY PENAL.- Existe uniformidad de criterios para afirmar que la unica fuente de conocimiento es la Iey penal. Ella es la que define las conductas delictivas y establece las penas. Este principio se halla consagrado en la Constitución Política del Estado que señala que nadie puede ser condenado sin antes haber sido oído y juzgado por una ley anterior al hecho. Sus caracteres principales los señala Luis jimenez de Asúa: a) Exclusiva, porque sólo la ley crea delitos y establece sanciones, b) Obligatoria, porque obliga a todos habitantes del territorio nacional, c) Ineludible, porque sólo puede ser derogada por otra ley, d) Igualitaria, ya que todos son iguales ante la ley por precepto constitucional e) Constitucional, porque es elaborada por el Poder Legislativo de acuerdo a las atribuciones que le confiere la Constitución Política del Estado LA LEY PENAL EN BLANCO.- Leyes penales en blanco, son aquellas que remiten a otras leyes o decretos reglamentarios, ya sea para la definición del delito (el caso de la quiebra, por ejemplo, cuya definición está en el Código de Comercio) y el de caza y pesca prohibidas o la sanción tal el caso, de la Ley especial de represión al narcotráfico). PRINCIPIOS PENALES.- a) PRINCIPIO DE LEGALIDAD.- Nullum crimen nulla poena sine previa lege.- El ejercicio del poder punitivo dentro de un Estado Social Democrático de Derecho debe estar sometido a los más estrictos, controles con el objeto de hacer efectivo el respeto de las garantías individuales y la seguridad jurídica. Esos controles se establecen a través del principio de legalidad, que traza límites al ejercicio del poder tanto al momento ce configurar los hechos punibles como al de determinar las consecuencias jurídicas de los mismos (penas y medidas de seguridad), con lo que se excluyen la arbitrariedad y el exceso en el cumplimiento de la tarea de la represión penal. Así por ejemplo el Artículo 16 de la CPE., "I. Se presume la inocencia del encausado mientras no se pruebe su culpabilidad; II. El derecho de defensa de la persona en juicio es inviolable; III. Desde el momento de su detención o apresamiento, los detenidos tienen derecho a ser asistidos por un defensor; IV. Nadie puede ser condenado a pena alguna sin haber sido oído y juzgado previamente en proceso legal; ni la sufrirá si no ha sido impuesta por sentencia ejecutoriada y por autoridad competente. La condena penal debe fundarse en una Ley anterior al proceso y sólo se aplicarán las leyes posteriores cuando sean más favorables al encausado". Concordante con el Artículo 1 del CPP. "(Ninguna condena sin juicio previo y proceso legal) Nadie será condenado a sanción alguna si no es por sentencia ejecutoriada, dictada luego de haber sido oído previamente en juicio oral y público, celebrado conforme a la Constitución, las Convenciones y Tratados internacionales vigentes y este Código". El término latino fue acuñado por Anselmo Von Fuerbach en su Tratado en el año 1801. Su origen histórico se remonta a 1215 en la Magna Charta Libertatum arrancada al rey Juan sin Tierra, en Inglaterra6. Esta Carta Magna, establecía que sólo eran admisibles las sanciones frente a las personas libres. Empero, la inseguridad jurídica siguió vigente hasta la época de la Ilustración. Recién en la Declaración de los Derechos del Hombre y del ciudadano del 26 de agosto de 1789, se proclamó el principio de legalidad. Declaración que, de alguna manera, recogió la declaración de la Constitución Norteamericana de 1776. Por ello sostiene Jescheck que el origen del principio de legalidad es político y no jurídico, el mismo que tiende a excluir la arbitrariedad del Estado «como perturbación irracional, con el postulado de la existencia de derechos a la libertad, naturales e inquebrantables para todas las personas; con la limitación de la misión del Estado a la protección jurídica y con el requisito de la segundad y certeza jurídicas en favor de la cada vez más influyente burguesía». Actualmente, el principio de legalidad tiene importancia fundamental en el derecho penal y constituye una garantía para la seguridad jurídica. «Encuentra así expresión el Estado de Derecho en su forma primera. La expansión del principio de legalidad a otras disciplinas y su generalización a todos los ámbitos del Estado moderno no puede oscurecer el hecho de que ha sido precisamente a través de las leyes penales donde ha operado y sigue vivo el más persistente esfuerzo para asegurar las libertades básicas del ser humano». En nuestro ordenamiento jurídico positivo el principio de legalidad se halla consagrado en la Constitución Política del Estado que dice: «Nadie puede ser condenado a pena alguna sin haber sido oído y juzgado previamente en proceso legal; ni la sufrirá si no ha sido impuesta por sentencia ejecutoriada y por autoridad competente. La condena penal debe fundarse en una ley anterior al proceso: se aplicarán las leyes posteriores cuando sean más favorables al encausado (Artículo 16, 3ra. parte). Por su parte el Artículo 1, del Código de Procedimiento Penal, reafirma el principio de legalidad cuando establece que «nadie será condenado a sanción alguna si no es por sentencia ejecutoriada, dictada luego de haber sido oído previamente en juicio oral y publico, celebrado conforme a la Constitución, las Convenciones y Tratados vigentes y este Código. El Artículo 70 del Código Penal, sentencia: «nadie será condenado a sanción alguna, sin haber sido oído y juzgado conforme al Código de Procedimiento Fe- No podrá ejecutarse ninguna sanción sino en virtud de sentencia emanada de autoridad judicial competente y en cumplimiento de una ley, ni ejecutarse de distinta manera que la establecida en aquella». Por los textos legal anteriormente transcritos, se puede afirmar, que el principio de legalidad tiene dos partes: Nullum crimen sine lege y Nulla poena sine lege, es decir que el delito y la pena deben estar determinados por una ley previa. Chocan contra este principio, el derecho consuetudinario (invetera consuetudo et opinio iuris seus necesitatis), la analogía, y los denominados TIPOS ABIERTOS, que son aquellos que contienen referencias a ejemplos vagos (por ejemplo el caso de! Artículo 213 del Código penal «el que p cualquier medio...»). Por ello afirma Jescheck que «el verdadero peligro que amenaza el principio nulla poena sine lege, no es la analogía, sino las leyes penal indeterminadas.