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La Evolución De La Economía Ambiental En El Pensamiento Económico.

En los tiempos presentes le damos una gran importancia al tema ambiental, dado que, al
transcurrir el tiempo, vemos cómo nos ha ido afectando la contaminación del medio ambiente.
Pero en el siglo pasado el tema ambiental no era de suma importancia, debido que, en los años
anteriores a los años setenta, los economistas centraban su atención en el problema de
mantener y fomentar el desarrollo económico.

Con anterioridad a los años setenta, existieron varios paradigmas económicos:

Los clásicos distinguieron el crecimiento económico en el corto y largo plazo. En el corto plazo,
la libre competencia del mercado estimula la innovación y el progreso, dando lugar al
crecimiento económico. Los clásicos eran pesimistas con respecto al crecimiento económico a
largo plazo, Adam Smith (1723 – 1790), veía la economía del crecimiento como una mera fase
temporal entre dos posiciones estables de equilibrio, con una posición final que representaba
una existencia con un nivel de subsistencia inmóvil, llamado como “estado estacionario”.

Con respecto al estado estacionario, para Thomas Malthus (1766 – 1834) y David Ricardo
(1722 – 1823), existen limites ambientales, por lo cual la escasez de tierra cultivable fértil
genera rendimientos decrecientes de la producción agrícola.

Malthus, consideraba que la oferta de tierra fértil era limitada y eso implicaba que a medida que
fuera creciendo la población, los rendimientos decrecientes reducirían la oferta alimenticia per
cápita, por lo cual los niveles de vida se verían forzados al nivel de subsistencia y la población
dejaría de crecer.

Por otro lado, David Ricardo, introduce el concepto de los rendimientos decrecientes, donde
estos no están tan centrados en la escasez absoluta, sino en que la tierra disponible varía de
calidad y la sociedad se ve forzada a pasar a tierras cada vez menos productivas.

Pero, ¿cómo contrarrestar esos rendimientos decrecientes en la agricultura?

Para esa respuesta, aparece John Stuart Mill, quien concebía en progreso económico en
términos de una carrera entre el cambio técnico y los rendimientos decrecientes en la
agricultura, un cambio tecnológico traería consigo una mejora en el nivel de vida. Predijo que el
crecimiento económico continuado tendría efectos negativos para el medio natural.
Luego surgió una oposición para los clásicos, que vino de la mano de teorías económicas
socialistas, desarrolladas a finales del siglo XIX. Karl Marx (1818 – 1883), adoptó la teoría del
valor trabajo de David Ricardo para explicar la injusticia del sistema capitalista. Respecto al
medio natural, el marxismo considera que el progreso es el resultado de la explotación
incontrolada de la naturaleza, lo que llevaría al fracaso del capitalismo.

Posteriormente en 1870 los neoclásicos abandonaron la teoría del valor trabajo y el precio de
un bien dejó de verse como la medida del trabajo en él invertido para comenzar a medirlos en
términos de su escasez, esto permitió el análisis simultaneo de ambos lados del mercado. Se
introduce el modelo de “persona económica racional”, el cuál dice que los individuos adoptaban
un comportamiento racional buscando la satisfacción de deseos o preferencias sustituibles y
esta búsqueda del interés individual se creía que también mejoraría el bienestar de la sociedad.
Pero pronto ese modelo de “persona económica racional” sería rechazado por el Paradigma
Humanístico, el cuál indica que los gustos no son estáticos, sino que son interdependientes y
pueden variar a lo largo del tiempo, la teoría neoclásica trata los gustos como exógenos, por lo
tanto, los deseos y las necesidades no se pueden separar en el análisis convencional.

El inconveniente de estas escuelas o paradigmas económicos que vimos anteriormente, como


indicamos al principio, no toman en consideración las interdependencias entre el sistema
natural y económico, y la necesidad de un desarrollo equilibrado del ecosistema, debido a que,
en esa época, fundamentalmente no existía una percepción clara de las verdaderas
dimensiones del problema ambienta y de lo que traería consigo. No es hasta los años setenta
cuando se piensa seriamente que el progreso económico llegaría inevitablemente al estado
estacionario, debido a dichos factores como el crecimiento ilimitado de población en naciones
no industrializadas.

Posteriormente a los años setenta la contaminación ambiental se intensificó y se extendió, esto


debido a que en los periodos entre guerras (años veinte y treinta), la norma fue el desempleo
masivo, que llevó a la formulación de la Economía Keynesiana con su énfasis en la
intervención gubernamental y el déficit presupuestario. Esto provocó un crecimiento económico
de nuevo en los años cincuenta, un crecimiento económico que conducido por la innovación
parecía ofrecer perspectivas de progreso ilimitado.

Debido a la gran contaminación que había en esa época de los setenta, elevó la conciencia
ecológica en algunos sectores de las sociedades industrializadas, dando lugar a nuevas
ideologías ambientalistas, siendo algunas de estas contrarias al crecimiento económico. Según
algunos economistas en los años setenta, una economía en crecimiento no tendría porqué
agotar sus recursos naturales, no tiene que reducir el nivel de vida global.

La economía del medio ambiente se estableció como subdisciplina con ideologías ambientales
emergentes, las cuales pasan por una postura en la que apoyan la conservación de recursos y
el crecimiento, y llegan hasta posturas ecopreservacionistas que rechazan explícitamente el
crecimiento económico.

Veamos algunos paradigmas en la posterioridad de los años setenta:

 El paradigma de la economía institucional: Adopta lo que llaman un “paradigma


procesal”, que concibe la economía como un proceso dinámico. Los problemas ambientales
se consideran como un resultado inevitable del crecimiento económico de las economías
industriales avanzadas. Para ellos se requiere una intervención estatal para controlar en
medida, las actividades de las empresas transnacionales para proteger el medio ambiente.
 El enfoque de los derechos de propiedad: Algunos analistas sostenían que los
problemas del coste de la contaminación no eran generalizados y que podían ser mitigados
adecuadamente por medio de un proceso de redefinición de la estructura de derechos de
propiedad existente. Para esta política de control no intervencionista se usó el teorema de
Coase, se indica que la solución más eficaz para situaciones de daños por contaminación,
es un proceso de negociación entre el contaminador y el afectado por los efectos de la
contaminación.

Hay que tener en cuenta que la mala gestión de los recursos ambientales no es sólo
una cuestión de fallo del mercado, sino también ha habido políticas gubernamentales
intervencionistas causantes de la degradación del medio ambiente.

 El paradigma económico evolucionario y ecológico: Para los pensadores de este


paradigma (Norgaard, 1984), el desarrollo económico se puede ver como un proceso de
adaptación a un medio ambiente cambiante, siendo, a su vez, una fuente de cambio
ambiental.
A lo largo del tiempo el proceso de desarrollo lleva a un nivel de creciente explotación
ambiental. Las existencias disponibles de baja entropía se ven reducidas por la
extracción de recursos y la generación de desechos.
Se diseñó una perspectiva coevolucionaria para servir de nexo de unión entre el análisis
económico y el ecológico, esta se refiere a cualquier proceso de interacción que tenga
lugar entre dos sistemas en evolución.

Podemos observar que en estos paradigmas posteriores a los años setenta, empezó la
preocupación por el medio ambiente, a la vez para sostenibilidad del crecimiento
económico. El cómo llegar a niveles de equilibrio de la producción en armonía con la
naturaleza, ya que es inevitable que el crecimiento económico genere problemas
ambientales, pero sí se pueden reducir esos problemas. No podemos tomar
pensamientos extremistas, como la preservación extrema o la industrialización sin tener
en cuenta el problema medio ambiental, porque no llegaríamos a tener un crecimiento
eficiente a largo plazo.
El proceso evolutivo de las teorías económicas en el análisis de la interrelación entre el
sistema natural y el sistema económico, ha demostrado que se necesita un desarrollo
equilibrado sobre la base de la utilización racional de los recursos, como única
alternativa para garantizar la continuidad de las generaciones futuras.
UNIVERSIDAD DE SUCRE

FALCUTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS Y ADMINISTRATIVAS

ECONOMÍA

ECONOMÍA AMBIENTAL

ESTUDIANTES: RENÉ FERNANDO MÁRQUEZ MARTÍNEZ

LEONARDO MANUEL MONTES

LUIS ARROYO CONTRERAS

DOCENTE: LUIS ANDRES SALAS PORTILLO

7 DE MAYO DE 2019

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