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Charles Darwin fue un naturista inglés que nació en Shrewsbury el 12 de febrero de 1809
y murió el 19 de abril de 1882, fue reconocido por ser el científico más influyente en la
historia de la humanidad, ya que sus estudios estuvieron enfocados en la idea de la
evolución científica a través de la selección natural en su obra “El origen de las especies”.
En dicha obra postuló que todas las especies de seres vivos han evolucionado con el
tiempo a partir de un antepasado común mediante un proceso denominado selección
natural. La evolución fue aceptada como un hecho por la comunidad científica y por
buena parte del público en vida de Darwin, mientras que su teoría de la evolución
mediante selección natural no fue considerada como la explicación primaria del proceso
evolutivo hasta los años 1930 (History Channel, sf/sp).
La expedición recorrió Cabo Verde, América del Sur, Las Islas Galápagos, Tahití, Nueva
Zelanda, Australia, Mauricio y Sudáfrica. Durante el viaje Darwin observó las semejanzas
y diferencias entre las mismas y distintas especies, animales o vegetales, en los lugares
que iba visitando, lo que provocó que sospechara que la teoría de la estabilidad de las
especies podría ser puesta en entredicho. Durante los viajes acopió gran cantidad de
materiales de todo tipo y realizó las detalladas observaciones que le permitieron, a su
regreso al Reino Unido, enunciar la llamada teoría de la evolución, cuyos primeros
esbozos comenzaron a tomar forma en 1837 y que tardaría más de dos décadas en ver la
luz (History Channel, sf/sp).
El paradigma publicado hace 150 años en el "El origen de las especies", cambiaría
radicalmente la manera de entender nuestro pasado como género humano y por lo tanto,
también la manera de imaginar nuestro futuro, el cual evidencia que la fuerza de los
paradigmas, radica en el poder de moldear nuestra visión del universo y de nosotros
mismos. Darwin formula la hipótesis que daría sustento a un nuevo paradigma acerca de
la historia de la humanidad y una nueva perspectiva sobre la relación entre el hombre y el
universo. En este contexto podemos señalar que Charles Darwin se había esforzado
mucho por realizar una ciencia normal, entendemos como ciencia normal según el
epistemólogo Thomas Kuhn “la actividad en que la mayoría de los científicos consumen
casi todo su tiempo” (Kuhn, 2004: 34), por ende, se puede afirmar que Charles Darwin
toda su vida estuvo preocupado por un desarrollo científico en el campo de la biología.
Del mismo modo en la ciencia normal “se predica suponiendo que la comunidad científica
sabe cómo es el mundo” (Kuhn, 2004: 40), de acuerdo a las lecturas realizadas sobre la
vida intelectual de Darwin, se puede decir que él se enfrentó a dicha idea, ya que si bien
al principio Charles Darwin opinaba que Dios había creado todas las especies tal como
se conocían entonces y que las había distribuido por la tierra de la forma más conveniente
para ellas, es decir apoyaba la noción de los creacionistas, quienes creían que conocían
como era el mundo al manifestar que todo en la naturaleza se mantenía estático, Darwin
a través de sus exploraciones cambio de perspectiva y se opuso a este planteamiento, pues
demostró la forma en que se concebía el desarrollo de la vida sobre nuestro planeta que
era a través de la evolución, esta teoría no sólo significó una revolución científica, sino
también teológica ya que por primera vez frente a la teoría del creacionismo aparece la
teoría la de la evolución (Castrodeza, 2009).
En este sentido el paradigma al que hacemos mención se relaciona con la ciencia normal
en la medida en que la investigación realizada por Darwin, ha tenido influencia de otras
realizaciones científicas, realizaciones que una comunidad científica particular ha
reconocido durante cierto tiempo como fundamento para su práctica posterior (Kuhn,
2004 ), por ejemplo Darwin estuvo ligado a la ciencia en estado puro, a la vez recurrió a
aproximaciones interdisciplinarias para el desarrollo de su teoría, tomó de la obra
“Principios de Geología” de Charles Lyell, la idea de cambio geológico gradual, y rechazó
la idea de progreso lineal como otros pensadores evolutivos de la época que habían
concebido la transformación biológica, por la que cada linaje de plantas o animales surgía
por generación espontánea de la materia inanimada para progresar inexorablemente hacia
mayores cotas de complejidad y perfección, para proponer lo que llamamos evolución
ramificada (Mermelada, 2009).
Podemos señalar que los procesos de recolección de información de estos estudios han
tenido que pasar por un periodo pre paradigmático, tal como lo propone Kuhn, un proceso
por el cual Charles se vio gobernado por las creencias que ejercían teorías anteriores a la
de él, ya sean sociales, religiosas y estéticas, al mismo tiempo que se vio inundado por el
inductivismo. Sin embargo, al momento en que él se da cuenta de que la teoría
creacionista podría ser cuestionada, rompe con lo establecido, y da paso a una nueva
visibilidad, es decir a una nueva ciencia, que es la función de una revolución científica,
en esa revolución se produce el paradigma y también el proceso de acumulación de datos,
que es intraparadigmatico, en este sentido Charles crea sus propios conceptos, porque
rehacer los conceptos antiguos no servirían de mucho. Charles Darwin tuvo “la
posibilidad de no dar por sentado ningún caudal común de creencias” (Kuhn, 2004:39),
por lo que él, como cualquier otro “escritor de óptica física se sentía obligado a construir
su propio campo, completamente desde los cimientos” (Kuhn, 2004:40).
Nos parece esencial en este punto centrarnos a explicar un poco más a que nos referimos
al decir que Charles si bien es cierto realiza un nuevo paradigma, no se pudo librar de
caer en el abismo del inductivismo; pues bien, el inductivismo, “sostenía que los grandes
científicos son ante todo observadores cuidadosos y acumuladores pacientes de
información. Toda teoría nueva e importante, decían los indicativitas, surge
necesariamente de una sólida base de hechos. Es una visión arquitectónica del
conocimiento: cada hecho es el ladrillo de una estructura construida sin plan previo.
Cualquier discusión o reflexión sobre la teoría (el edificio ya terminado) es fatua y
prematura mientras no se hayan colocado en su sitio todos los ladrillos” (Gold, 1982: s/p).
Como hacían notar correctamente sus críticos, uno de ellos Popper, catalogaban al
inductivismo como de frio e inhumano, porque más que observar y experimentar, lo que
hacían era una especie de síntesis y que al mismo tiempo utilizaban el sentido común;
algo que para Popper no permitía el paso a una teoría revolucionaria y sin esta no habría
practica revolucionaria, el sentido común se ligaba a la base moral por ende no nos servía
para comprender (Popper, 1980: 17). Por tal razón Charles Darwin ha sido presentado
como un ejemplo probatorio del inductivismo con su teoría de la selección natural, en la
época de Darwin el prestigio inductivista era tan abrumador que él mismo cayó víctima
de su influjo, la versión inductivista de la obra de Darwin se concentra en los cinco años
que permaneció a bordo del Beagle y explica haberse posicionado como un gran
evolucionista a través de la observación, las limitaciones de esta teoría pueden probarse
en el ejemplo de los llamados pinzones de Darwin de las islas Galápagos, es cierto que
Darwin encontró a los pinzones, pero no sólo no los reconoció como variantes de un
tronco común, sino que ni siquiera registró las islas en donde había descubierto a muchas
de estas aves. Se conformó con escribir en algunas etiquetas de sus ejemplares Islas
Galápagos. Darwin reconstruyó la historia evolutiva de estas aves hasta su regreso a
Londres, cuando un ornitólogo del Museo Británico identificó correctamente como
pinzones a todos los pájaros colectados (Gold, 1982: s/p).
Darwin regresó a Londres sin una teoría evolucionista, aunque sospechaba la verdad de
la evolución, no tenía un mecanismo que la explicara. La idea de la selección natural no
surgió de la lectura directa de las notas que hizo durante su viaje en el Beagle, sino de los
dos años posteriores de meditación y análisis registrados en una notable serie de libretas
y apuntes que han sido desenterrados y publicados en los últimos veinte años (Gold, 1982:
s/p), es aquí donde nos damos cuenta del inductivismo de Charles; primero porque las
observaciones puras no pueden deducir teorías, sencillamente no surgen teorías de la
simple observación (Popper, 1980: 20), segundo porque si su teoría se ha basado solo en
la observación; esta es selectiva, busca el qué quiere, para qué, por lo que Popper nos
aconseja destruir el proceso de inducción ya que nos lleva a una regresión infinita, que
no produce conocimientos (Popper, 1980: 29).
A pesar de los dicho anteriormente se debe destacar la idea de que el darwinismo si puede
ser considerado como una revolución teórica, según Kuhn una revolución teórica
“transforma la imaginación científica en modos que eventualmente deberíamos describir
como una transformación del mundo en el que se lleva a cabo el trabajo científico” (Kuhn,
2004:51), por lo tanto afirmamos que Darwin al oponerse a la doctrina religiosa de la
creación, pudo realizar una trasformación del mundo a partir de un trabajo científico, pues
Charles para abandonar el creacionismo y plantear su nueva teoría de la evolución
desarrolló varias investigaciones enfocadas a dicho tema, por ello realizó un viaje de
circunnavegación en el hemisferio sur, descubriendo fósiles de mamíferos gigantescos en
Argentina, se enfocó en la distribución geográfica de los organismos de Sudamérica y en
el archipiélago de las islas Galápagos, con el fin de lograr una trasformación en su
comunidad científica (biología), al llegar a Inglaterra ordenó que sus colecciones
biológicas, geológicas y paleontológicas debían ser estudiadas por naturistas más
experimentados que él (Castrodeza, 2009).
Podemos decir que el primer obstáculo epistemológico es lo que ya sabemos del mundo
(los fenómenos y procesos de lo social), es decir, lo que se trae de nuestra experiencia
cultural y personal, hace que veamos o valoremos la realidad de determinado modo. Esto
toma el nombre de experiencia básica “colocada por delante y por encima de la crítica”
(Bachelard, 2000:35), por eso “el espíritu científico debe formarse en contra de la
naturaleza, en contra de lo que es, dentro y fuera de nosotros” (Bachelard, 2000:35), por
lo que Charles rompe con lo establecido, evadiendo la experiencia básica, en este caso las
ideas de que la perfección humana haya sido eventual y accidental.
Se puede observar que hasta en la actualidad este sigue siendo un obstáculo frente a la
teoría de Charles Darwin a la hora de que los conceptos presentados, se han tornado
complicados a la hora de ser aplicados a una enseñanza de evolución, así tenemos el
trabajo titulado “Obstáculos epistemológicos y ontológicos en la comprensión del
concepto darwinista de adaptación: implicaciones en la enseñanza de evolución” escrito
por Claudia Sepúlveda, en el que se sugiere que “el primer paso para abordar el concepto
darwinista de adaptación consiste en problematizar el propio fenómeno, partiendo de su
descripción empírica en dirección de la necesidad de búsqueda de un mecanismo causal
que explique su existencia. La expectativa es lograr así mostrar que características como
formas y colores miméticos de algunos insectos o las sofisticadas plumas de las aves
pueden dar respuestas a cuestionamientos no solo del tipo “¿cómo son?”, “¿cómo
funcionan?”, sino también “¿cómo o de dónde se originaron?” o “¿por qué existen?”
(Sepúlveda, 2012:108).
Es necesario aclarar la visión que hay en el imaginario social sobre los temas o problemas
a investigar, que piensa que las teorías surgen de mentes iluminadas de los científicos,
que un día despierta y crea una nueva teoría, sin embargo este planteamiento no es cierto
puesto que los temas y los problemas surgen de las experiencias de ciertos sujetos
llamados investigadores que ejercen el oficio, que hacen parte del momento histórico de
su época, o de las vivencias y creencias de la vida misma (Gold, 1982: s/p), lo que da
lugar a la explicación de una de las tres facultades que propone Kant Immanuel; la de la
facultad del entendimiento; aquí las experiencias son entendidas como categorías a priori,
que suelen aplicarse a la percepción que nos hacemos del fenómeno, Charles supo
contrarrestar esto muy bien, sino lo hubiera podido hacer su teoría no existiera o capaz
no podría haber logrado desterrar a la teoría creacionista, puesto que si tomaba sus bases
para seguir la misma línea, no se habría dado lugar ni a la revolución científica, mucho
menos al paradigma.
Es por esta razón que se producen las rupturas epistemológicas, las cuales ayudan a no
incurrir en estos obstáculos epistemológicos, por eso debemos detectarlos, uno de ellos
es el sentido común que como ya mencionamos anteriormente tienen que ver con la
familiaridad que ya traemos con el mundo social en cuanto a que venimos compartiendo
espacios, discursos y experiencias con otros sujetos con los cuales nos relacionamos. Esas
percepciones naturalizadas del mundo se dan porque somos parte de la cultura y sociedad
en la que nos construimos y conducimos como sujetos.
De este modo nos referimos a una ruptura epistemológica en la medida en que esta ruptura
“representó esta tentativa, a causa de la manera en que tomaba la posta de la revolución
científica, conservando algunos de sus aspectos y eliminando radicalmente otros”
(Balibar, 1995:72), es decir y como se ha explicado en párrafos anteriores Charles Darwin
debido a todas sus investigaciones en el campo de la evolución biológica, estableció una
revolución científica ya que conservó y eliminó algunos de los postulados básicos dentro
de la biología y no solamente en este campo de estudio, pues sus estudios también
influyeron en la antropología, sociología y psicología, ocasionando rupturas múltiples al
interior de las ciencias naturales y sociales.
Para verificar lo anterior podemos alegar que la teoría de Darwin de la selección natural
provocó una revolución intelectual, distanciándose de la teoría creacionista ya que mostró
que no había una diferencia biológica fundamental entre los humanos y los otros
animales, y que, por tanto, los humanos no tenían el estatus especial que les otorgaban la
doctrina cristiana y las teorías sobre la cadena del ser, asimismo, demostró que el relato
de la creación de la vida por Dios, presente en el Génesis, no podía ser literalmente cierto
y abrió una brecha insalvable entre la explicación científica y la religiosa. Al demostrar
que la evolución operaba a través del azar, y que había muchos callejones sin salida en la
evolución, de igual forma puso fin a la idea de que la vida había sido causada por la
voluntad divina o estaba sujeta a ella
Bibliografía: