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Vicente Suárez Ferrer (Xochitlán, Puebla, 3 de abril de 1834-Ciudad de México, 13 de

septiembre de 1847) fue uno de los seis cadetes del Heroico Colegio Militar que son
conocidos como los Niños Héroes. José Vicente de la Soledad Suárez Ortega nació en el
Municipio de Xochitlan De Vicente Suarez, el 3 de abril de 1833. Ingresó al Colegio Militar en
el mes de noviembre de 1845, a los doce y medio años de edad “deseoso de serle útil a la
patria en cualquier ciencia del expresado colegio” y con la convicción de su padre de que en el
colegio “serán seguros sus adelantos en todas las materias, para su completa educación, de
la que ocurriere también a favor del alto gobierno”. Fue incorporado a la segunda compañía de
cadetes.
Vicente Suárez fue quizá el primero de los cadetes en morir. Aún no comenzaban a descender
los alumnos por las ventanas del mirador cuando los invasores irrumpían en algunos de los
patios y estancias del castillo. Como era de los de más corta edad, Suárez se disponía a
seguir al capitán Alvarado, pero se detuvo a repeler a los primeros estadounidenses que se
acercaron. Cuenta Ignacio Molina que Vicente, “uno de los más niños del colegio, y por su
pequeña estatura pertenecía a la segunda compañía, al consumarse el asalto marcó el alto a
los enemigos atravesando el estómago de uno de ellos con un formidable golpe de bayoneta y
sostuvo con los demás un reñido combate”. Molina confesó saber esto porque lo escuchó
de José T. Cuéllar, quien así narró lo sucedido: “El alumno Suárez era delgado, nervioso y de
constitución delicada pero de mirada viva y de ánimo resuelto”. Luego, dice Cuéllar: “Desde
que comenzó el asalto, el fuego de fusilería se generalizó por todas las líneas. Yo me mezclé
de mi orden en un pelotón de soldados del batallón de San Blas y me puse con ellos a hacer
fuego en el pasillo o glorieta semicircular del mirador. Después de haber agotado el parque de
mi cartuchera, una detonación sobre mi cabeza me hizo volver la cara: el enemigo estaba a
cinco pasos. En ese momento vi correr a Suárez con su pequeño fusil en la mano, a tiempo
que el primer estadounidense bajaba la escalera. Suárez subió a su encuentro y con
formidable golpe atravesó al enemigo por el estómago”. Ni Molina ni Cuéllar vieron morir a
Suárez, quien seguramente fue rodeado y acribillado por los invasores.
Vicente fue el primero en sucumbir ante las balas del ejército invasor estadounidense al
encontrarse como centinela a la entrada del Castillo de Chapultepec, sede del colegio

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