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MacLean (1990), considera que el cerebro humano está formado por tres cerebros integrados
en uno. Estos cerebros son: (a) el reptiliano; (b) el sistema límbico; y (c) la neocorteza. Cada
una de estas áreas del cerebro ejerce diferentes funciones que, en última instancia, son
responsables por la conducta humana
El Cerebro Reptiliano está formado por los ganglios basales, el tallo cerebral y el
sistema reticular. Es el responsable de la conducta automática o programada, tales como las
que se refieren a la preservación de la especie y a los cambios fisiológicos necesarios para la
sobrevivencia. El complejo reptiliano, en lo seres humanos, incluye conductas que se
asemejan a los rituales animales como el anidarse o aparearse. La conducta animal está en
gran medida controlada por esta área del cerebro. Se trata de un tipo de conducta instintiva
programada y poderosa y, por lo tanto, es muy resistente al cambio.
De acuerdo con Maclean, el segundo cerebro está representado por el sistema límbico,
cuya función principal es la de controlar la vida emotiva, lo cual incluye los sentimientos, el
sexo, la regulación endocrina, el dolor y el placer. Anatómicamente está formado por los
bulbos olfatorios, el tálamo (placer, dolor), las amígdalas (nutrición, oralidad, protección,
hostilidad), el núcleo hipotalámico (cuidado de los otros, características de los mamíferos),
el hipocampo (memoria de largo plazo), el área septal (sexualidad) y la pituitaria (directora
del sistema bioquímico del organismo). Puede ser considerado como el cerebro afectivo, el
que energiza la conducta para el logro de las metas. El desbalance de dicho sistema conduce
a estados agresivos, depresiones severas y pérdida de la memoria, entre otras enfermedades.
El tercer cerebro está constitutivo por la neocorteza, la cual está conformada por los
dos hemisferios en donde se llevan a efecto los procesos intelectuales superiores. De allí que
la neocorteza se la identifique, también, como el cerebro que rige la vida intelectual.
La neocorteza se convierte en el foco principal de atención en las lecciones que
requieren generación o resolución de problemas, análisis y síntesis de información, del uso
del razona-miento analógico y del pensamiento crítico y creativo. Tiene dos características
básicas como la "visión", la cual se refiere al sentido de globalidad, síntesis e integración con
que actúa el hemisferio derecho; y el análisis, que se refiere al estilo de procesamiento del
hemisferio izquierdo, el cual hace énfasis en la relación parte todo, la lógica, la relación
causa-efecto, el razonamiento hipotético y en la precisión y exactitud.
Por otro lado Llinas (2002), estableció que el sistema nervioso solo es necesario en
animales multicelulares (que no sean colonias celulares) que instrumenten y expresen algún
movimiento activo dirigido; propiedad biológica conocida como “motricidad”. En animales
primitivos el cerebro es un requisito evolutivo para el movimiento guiado y razón de ello es
que sin un plan interno, sujeto a una modulación sensorial, el movimiento activo resultaría
peligroso, esto lo considera el primer indicio de que la mente emergía en la evolución.
Según Eccles (1992), el mundo uno abarca todo lo material, todas las cosas del
mundo, incluidos los cerebros. El mundo dos contiene los estados de conciencia que vivimos,
nuestras percepciones, emociones, pensamientos, sueños: el mundo de la experiencia
consciente. El mundo tres es el de la cultura. El mundo de la cultura nace y se crea a través
del esfuerzo humano y de la imaginación creadora. Abarca todo lo que nos distingue como
hombres: todas nuestras lenguas, nuestra cultura, nuestra ciencia, el significado de todas las
cosas, todo lo que se puede proporcionar a través del lenguaje, la música y la pintura.
Cuando un niño viene a este mundo trae consigo, como carga hereditaria, su cerebro.
En la cadena de los homínidos, la formación del cerebro preparado para el aprendizaje era
resultado del proceso de evolución biológica del genotipo. Pero no había casi nada que
aprender. La evolución cultural estaba cerca de su punto cero. Ciertamente, el Neandertal
tenía un cerebro más grande que el nuestro. Pero no había nacido en una cultura rica, como
la nuestra. Si usted cogiera un niño neandertal y lo pudiera introducir en nuestra cultura,
probablemente progresaría perfectamente. Por ejemplo, niños de tribus primitivas de las
tierras altas de Nueva Guinea, a los que se les da la posibilidad de aprender, se crían, por lo
menos, como personas activas de inteligencia normal.
Entre el mundo dos de la mente y el mundo uno del cerebro hay un límite de contacto.
Hay una actividad en la estructura del cerebro, como una impresión de luz, de color, de
sonido, de gusto, que entra en el campo de la experiencia. Mientras sabemos sólo un poco de
esto, permanece como un suceso misterioso. Determinadas áreas cerebrales están en acción,
y experimentan mentalmente un bello color rojo. En nuestro cerebro no hay nada rojo. Hay
una actividad en un área determinada, pero nada más. Algo parecido puede decirse de
nuestros pensamientos, sentimientos, recuerdos, sueños, etc., de actividad del cerebro. Que
se correlacionan precisamente con las actividades mentales correspondientes, con las que nos
ocupamos por tanto con el mundo dos.
Se puede concluir que estos autores tuvieron opiniones comunes con respecto a la
evolución del cerebro, muchas de sus teorías convergen entre sí, en puntos como las
características de la neocorteza, la evolución de la conciencia, entre otras opiniones. Es
importante mencionar que los tres deben ser estudiados a conciencia debido a que
contribuyen a un mayor enriquecimiento en conocimientos.
REFERENCIAS
Llinas, R. (2002). El cerebro y el mito del yo. Editorial Norma S.A. Bogotá.
MacLean, P. (1990). La evolución del cerebro Triuno. New York: Plenun Press.