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Adrian Vander

DIAGNOSTICO POR EL IRIS


Conoce tu salud

Tu constitución, vitalidad, enfermedades, etc.


El Dr. VANDER es una figura
mundialmente conocida v apreciada.
Sus profundos conocimientos le
acreditan como una autoridad en
Medicina natural. Con sus teorías y
consejos expuestos en sus obras sobre
las enfermedades, que le han dado
renombre universal, no se limi-tu a
procurar mejorías pasajeras, sino que
van dirigidos a lograr la recuperación
total y definitiva de la salud,
transformando a la persona tanto
corporal como mentalmente, y
convirtiéndola en un ser fuerte, sano y
rejuvenecido. Ha publicado más de
cuarenta obras, las cuales han gozado
desde el primer momento del más
amplio favor del público. En todas ellas
ofrece su vastísimo saber para poner al
alcance de los lectores todo cuanto
deben conocer para conservar la salud
y evitar las enfermedades. En la presente obra enseña a conocer, por medio del examen
del iris, ciertos datos útiles referentes al estado de salud o enfermedad, constitución de
la persona, estado de las defensas del cuerpo contra las enfermedades, intoxicaciones,
estado general y ciertas causes de enfermedad. Completa la obra la descripción e
interpretación de otros muchos signos de enfermedad o salud, que pueden reconocerse
en la expresión de los ojos, en las condiciones de la piel, lengua, uñas, manos, pies,
cabello, etc. Todos estos factores unidos pueden dar una visión de conjunto muy útil.
ÍNDICE
Introducción
PRIMERA PARTE
Cómo fue descubierto el diagnóstico por el iris
Cómo están formados el ojo y el iris
Qué revela el iris referente a enfermedades pasadas y presentes. Posibilidades de
obtener la máxima salud y bienestar
¿Qué constitución tiene usted? La constitución revelada por el iris
Cómo se manifiestan las enfermedades en el iris
¿Qué nos revela el color del iris? (Azul, verde, castaño, oscuro, etcétera)
Cambios de color del iris por enfermedades
Las intoxicaciones y las impurezas de la sangre se revelan también en el iris
Cómo examinar el iris
Cómo se revelan las enfermedades del estómago
Cómo conocer las enfermedades del intestino
Región del hígado
El corazón, la circulación de la sangre, los ríñones y la piel
Corazón, pulmones, bronquios, garganta, esófago y piel
Cerebro, nervios, intestinos y órganos genitales
Atlas de ilustraciones
La cabeza y los órganos de los sentidos (Ojos, nariz, oído, lengua)
La zona que rodea la pupila. Zona nerviosa
Artritismo, gota, reumatismo, arteriosclerosis
Los grandes dolores, las fuertes emociones y las inflamaciones se reflejan en el iris
Enfermedades que se revelan en la pupila o niña del ojo
Diferencias que presenta la pupila en ambos sexos y según la edad
SEGUNDA PARTE
También la expresión del rostro revela algunas enfermedades
La lengua
Otros signos de enfermedad. Erupciones en el cuello y en el mentón de las mujeres
Arrugas
Pómulos
Ojeras. Ojos. Párpados
Labios
Uñas
Dedos. Manos y pies
Máscara de las embarazadas
Piel
Desarrollo exagerado de los pelos
Boqueras
Verrugas
Sudores
Picores
Ganglios en la ingle
Boca abierta
Nariz en silla de montar
Dientes
Coloración de la conjuntiva de los párpados
Ojos
Orejas
Color de la cara
Salida de espuma por la boca
Cabellos
INTRODUCCIÓN

Esta obra enseña a conocer el estado de salud o de enfermedad por medio del examen
del iris. Este procedimiento de diagnóstico es de gran utilidad, siempre que entendamos
su significado dentro de los principios fundamentales de la Medicina natural, que
explican el estado de salud y de enfermedad, la constitución, el recargo del cuerpo en
sustancias perjudiciales, su grande, mediana o escasa vitalidad, sus buenas o malas
defensas y el estado de enfermedad latente, no manifiesta, así como las crisis curativas,
todo ello enmarcado dentro de nuestra teoría fundamental de la unidad de las
enfermedades. En fin, el diagnóstico por el iris y la expresión del rostro, así como gran
cantidad de signos externos en la cara, cuello y en todas las demás partes del cuerpo, y
también el estado de la piel, vistos en su conjunto, nos pueden dar mucha información
si son debidamente interpretados.
Quien busca tener una visión de conjunto de las condiciones de salud, el que deja un
momento de fijar toda su atención sobre un órgano y procura comprender la totalidad
del ser humano estará mejor capacitado para interpretar el aspecto del iris, puesto que
éste revela cuanto hemos dicho: constitución, defensas naturales contra las
enfermedades, vitalidad del cuerpo, recargo con sustancias perturbadoras, etcétera. Es
muy importante su manejo dentro del concepto de Medicina integral, para lo cual en
esta obra explicamos la forma de aplicarlo y de obtener los beneficios que puede
proporcionar. El diagnóstico por el iris y los modernos métodos de diagnóstico con que
cuenta la Medicina actual no se excluyen, sino que, al contrario, se complementan.
Todos los procedimientos para conocer las enfermedades tienen su valor particular. Así,
por ejemplo, los análisis, las radiografías, etcétera, nos proporcionan datos muy
concretos sobre la enfermedad que se padece y sus causas; pero, en general, nos dan
información escasa sobre el estado de las defensas, y es preciso esperar y seguir
atentamente el curso de la enfermedad para que este último punto, tan importante, se
aclare.
En cambio, el iris, además de revelar ciertos estados de enfermedad, también nos revela
la capacidad defensiva general, el estado de todo el organismo, las causas lejanas de la
enfermedad y el grado de intoxicación y recargo del cuerpo en sustancias perjudiciales.
Ya saben nuestros lectores, y ésta es una idea que ya ha penetrado en la Medicina
moderna, que en realidad las enfermedades son diferentes según los enfermos. Los
nombres de las enfermedades son como las fichas de un archivo, o sea que resultan de
conveniencias de clasificación. Pues bien, el iris nos informa sobre las peculiaridades de
cada enfermo y su modo especial de reaccionar frente a las causas de enfermedad.
Frecuentemente el diagnóstico por el iris se anticipa en revelar la enfermedad y en
indicar la marcha hacia la curación y la eliminación de las sustancias perturbadoras, que
son la causa fundamental y material de las enfermedades.
El examen del iris, en unión de los demás procedimientos que hagan falta, es el medio
de conseguir los mejores resultados. Para mayor claridad, pondremos dos ejemplos: 1°
El iris no indicará ni la existencia de fiebre ni el aumento de la frecuencia del pulso, cosa
que no hace falta, pues el examen corriente ya lo revela con suma rapidez y facilidad,
pero, en cambio, mostrará el grado de la intoxicación por los venenos producidos por
los microbios, el estado de las defensas contra la infección, si la constitución es fuerte,
mediana o débil, si la sangre se purifica o si se carga más con sustancias perturbadoras
y toxinas, la vitalidad, los órganos que son más débiles y otros datos. 2.° El iris no
muestra si un diabético tiene azúcar en la orina, pero, en cambio, revela la diabetes, su
causa y su pronóstico, si el enfermo se defiende bien o mal y el grado de intoxicación de
su sangre. En resumen, el examen del iris es sumamente útil para reconocer los
principales aspectos de las enfermedades, sobre todo para apreciar, de una parte, la
importancia de la enfermedad, y de otra, el modo de reaccionar del organismo, o sea,
el poder de las defensas; estos dos puntos son fundamentales para establecer un
tratamiento verdaderamente eficaz.
PRIMERA PARTE
CÓMO FUE DESCUBIERTO EL DIAGNÓSTICO POR EL IRIS

El diagnóstico por el iris o reconocimiento de las enfermedades por el examen de las


señales: líneas, puntos, dibujos y coloridos, que se observan en el iris, fue descubierto y
estudiado por el doctor Péczely, de Viena. Como en muchos otros descubrimientos, la
ciencia del iris nació al calor de un hecho casual observado por un espíritu sagaz. El
doctor Péczely, en una ocasión, cazó vivo un mochuelo. Mientras lo tenía cogido con las
manos, el animal se agarró con una de sus patas al brazo del cazador, quien al hacer
esfuerzos para desprenderse de la garra del ave, le rompió a ésta una pata y pudo
observar que en el acto apareció en el claro y limpio iris del mochuelo una raya que lo
cruzaba. A medida que el ave fue curando, se fue transformando el aspecto de la raya
que cruzaba el iris. Este hecho condujo a Péczely a ulteriores estudios que lo llevaron a
fundar la ciencia del iris.
El iris se encuentra cubierto de líneas y dibujos de diferentes formas y colores, cuyo
aspecto cambia según las alteraciones que ocurren en el organismo. Las enfermedades,
trastornos, daños, accidentes, desórdenes, etcétera, se reflejan en el iris. Cada órgano
del cuerpo corresponde a una zona determinada del iris, que se llama «centro» de dicho
órgano. El descubrimiento de estos «centros» o zonas constituye el mérito de los
trabajos personales de Péczely. El primer discípulo de Péczely fue el doctor Schle-gel,
que continuó los trabajos de su predecesor y publicó dos obras sobre el diagnóstico por
el iris. A continuación otros autores ampliaron estos conocimientos. Reconocer las
enfermedades de una persona por el examen de su iris no es tarea fácil, sino que
necesita excelentes dotes de observación, experiencia y conocimientos. Para llegar a las
sutiles observaciones que pueden hacerse del iris, es preciso tener mucha paciencia y
constancia. Por el contrario, es relativamente fácil practicar un examen sencillo del iris,
con la ayuda de una simple lente de aumento, bastando en la mayoría de los casos para
conocer las enfermedades más corrientes, el buen o mal estado de salud de la persona,
la resistencia vital, la clase de constitución, los estados de intoxicación y deficiencia del
organismo, precursores de enfermedades ulteriores y recoger datos útiles para el
conocimiento de la persona. El examen del iris es una ayuda valiosa para conocer mejor
las enfermedades y tratarlas racionalmente por la Medicina natural, y así lograr la salud
y la regeneración del organismo.

CÓMO ESTÁN FORMADOS EL OJO Y EL IRIS


El ojo representa, en esquema, un aparato fotográfico según la comparación tan
conocida. Como éste, dispone de un agujero por donde entra la luz: la pupila; de una
lente que la concentra: el cristalino; y de una placa fotográfica que la luz impresiona: la
retina. Y para que la comparación sea más sugestiva, el ojo tiene colocado, entre el
cristalino y la córnea, que describiremos después, una membrana agujereada, que se
estrecha o ensancha según la cantidad de luz recibida. Esta membrana se llama iris y
recuerda el diafragma fotográfico, mediante el que se regula la entrada de la luz en la
cámara oscura. Delante del iris hay la córnea. Ésta tiene una forma parecida a la de un
vidrio de reloj pequeñísimo engastado en el blanco del ojo. El iris queda así protegido
contra los agentes exteriores. Podemos citar tambi

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