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Esta obra enseña a conocer el estado de salud o de enfermedad por medio del examen
del iris. Este procedimiento de diagnóstico es de gran utilidad, siempre que entendamos
su significado dentro de los principios fundamentales de la Medicina natural, que
explican el estado de salud y de enfermedad, la constitución, el recargo del cuerpo en
sustancias perjudiciales, su grande, mediana o escasa vitalidad, sus buenas o malas
defensas y el estado de enfermedad latente, no manifiesta, así como las crisis curativas,
todo ello enmarcado dentro de nuestra teoría fundamental de la unidad de las
enfermedades. En fin, el diagnóstico por el iris y la expresión del rostro, así como gran
cantidad de signos externos en la cara, cuello y en todas las demás partes del cuerpo, y
también el estado de la piel, vistos en su conjunto, nos pueden dar mucha información
si son debidamente interpretados.
Quien busca tener una visión de conjunto de las condiciones de salud, el que deja un
momento de fijar toda su atención sobre un órgano y procura comprender la totalidad
del ser humano estará mejor capacitado para interpretar el aspecto del iris, puesto que
éste revela cuanto hemos dicho: constitución, defensas naturales contra las
enfermedades, vitalidad del cuerpo, recargo con sustancias perturbadoras, etcétera. Es
muy importante su manejo dentro del concepto de Medicina integral, para lo cual en
esta obra explicamos la forma de aplicarlo y de obtener los beneficios que puede
proporcionar. El diagnóstico por el iris y los modernos métodos de diagnóstico con que
cuenta la Medicina actual no se excluyen, sino que, al contrario, se complementan.
Todos los procedimientos para conocer las enfermedades tienen su valor particular. Así,
por ejemplo, los análisis, las radiografías, etcétera, nos proporcionan datos muy
concretos sobre la enfermedad que se padece y sus causas; pero, en general, nos dan
información escasa sobre el estado de las defensas, y es preciso esperar y seguir
atentamente el curso de la enfermedad para que este último punto, tan importante, se
aclare.
En cambio, el iris, además de revelar ciertos estados de enfermedad, también nos revela
la capacidad defensiva general, el estado de todo el organismo, las causas lejanas de la
enfermedad y el grado de intoxicación y recargo del cuerpo en sustancias perjudiciales.
Ya saben nuestros lectores, y ésta es una idea que ya ha penetrado en la Medicina
moderna, que en realidad las enfermedades son diferentes según los enfermos. Los
nombres de las enfermedades son como las fichas de un archivo, o sea que resultan de
conveniencias de clasificación. Pues bien, el iris nos informa sobre las peculiaridades de
cada enfermo y su modo especial de reaccionar frente a las causas de enfermedad.
Frecuentemente el diagnóstico por el iris se anticipa en revelar la enfermedad y en
indicar la marcha hacia la curación y la eliminación de las sustancias perturbadoras, que
son la causa fundamental y material de las enfermedades.
El examen del iris, en unión de los demás procedimientos que hagan falta, es el medio
de conseguir los mejores resultados. Para mayor claridad, pondremos dos ejemplos: 1°
El iris no indicará ni la existencia de fiebre ni el aumento de la frecuencia del pulso, cosa
que no hace falta, pues el examen corriente ya lo revela con suma rapidez y facilidad,
pero, en cambio, mostrará el grado de la intoxicación por los venenos producidos por
los microbios, el estado de las defensas contra la infección, si la constitución es fuerte,
mediana o débil, si la sangre se purifica o si se carga más con sustancias perturbadoras
y toxinas, la vitalidad, los órganos que son más débiles y otros datos. 2.° El iris no
muestra si un diabético tiene azúcar en la orina, pero, en cambio, revela la diabetes, su
causa y su pronóstico, si el enfermo se defiende bien o mal y el grado de intoxicación de
su sangre. En resumen, el examen del iris es sumamente útil para reconocer los
principales aspectos de las enfermedades, sobre todo para apreciar, de una parte, la
importancia de la enfermedad, y de otra, el modo de reaccionar del organismo, o sea,
el poder de las defensas; estos dos puntos son fundamentales para establecer un
tratamiento verdaderamente eficaz.
PRIMERA PARTE
CÓMO FUE DESCUBIERTO EL DIAGNÓSTICO POR EL IRIS