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Colombia a lo largo de su historia ha tenido una fuerte influencia de la Iglesia, en campos como
la política, lo económico y social. Hemos construido sociedad en base a la moralidad cristiana.
¿A qué se debe ese apego por parte de nuestra sociedad? Es herencia de la conquista española.
Si bien hubo “grito de independencia” y se fueron los españoles, el adoctrinamiento de su
religión en el territorio, nos sigue acompañando; esta ha sido nuestra construcción histórica
dialéctica, ya que la iglesia ha jugado un papel importante interviniendo en los conflictos
políticos que ha vivido nuestro país.
Como lo referencia Ruben Jaramillo Vélez (1997) 1, muchas de las características que asumía
España, con distintos hechos generadores, como la contrarreforma, eran también asumidas en
América, por medio de la iglesia.
En Colombia los procesos históricos políticos-sociales han ido de la mano con la iglesia, es una
relación que por momentos se rompe, pero siempre regresa o nunca se rompe del todo, una
relación celebrada con las elites generacionales, que conformarían los partidos políticos más
importantes de la época, partido conservador y liberal, siendo estos las únicas opciones de poder,
esta relación tiene su inicio en la costumbre, pero que tiempo después con cabeza de gobierno
se materializa legalmente, y tiene el aval de ser legítima. Por eso se debe hablar de la fragilidad
estatal en Colombia, en la época del constitucionalismo de 1886, ya que en esencia no podemos
hablar de una autonomía administrativa o gobernabilidad, sin mencionar a la Iglesia.
1 Conferencia dictada dentro del Programa de Educación Continuada del Departamento de Filosofía de la
Universidad Nacional el 28 de agosto de 1997
2 Palacios,.M. (2002).Ni libertad ni orden. Colombia: país fragmentado, sociedad dividida, su historia.
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LA MORALIDAD CRISTIANA TRADICIONAL COMO BARRERA DE LA DEMOCRACIA
De todo lo anterior es clara la influencia de la moral cristiana en los procesos políticos y que
llena muchas veces a la sociedad de ignorancia, de una ignorancia indolente, que imposibilita
construir una democracia sólida, ya que le resta validez a lo que no coincide con su verdad, aún
seguimos inmersos en una colonización religiosa, que nos impide prepararnos como sociedad a
lo diferente.
Es claro que la moral cristiana tradicional se debe alejar de los escenarios de la manipulación,
debe abandonar esa tradicionalidad y sufrir una transformación, en el entendido que más bien
debe entrar al campo de sumar a la democracia en busca de justicia social. Y es que esa
transformación está a cargo de la sociedad, que es la que debe abandonar esos valores coloniales,
y en cambio adoptar valores propios y apostarle al cambio que logre transitar el desarrollo de una
verdadera democracia, que a veces es solo cuestión de criterio y verdadera voluntad.
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LA MORALIDAD CRISTIANA TRADICIONAL COMO BARRERA DE LA DEMOCRACIA
Se debe dar una sola lucha por una sociedad democrática que sepa convivir culturalmente,
partiendo desde la aceptación de decir que no vivimos en democracia y que muchas veces hay
que dejar esos criterios herenciales de la moral cristiana, que está poniendo barreras en nuestra
sociedad, ya que es claro que no se puede organizar un Estado pluricultural desde la idea
monocultural cristiana, en cambio se debe proponer el fortalecimiento de la democracia,
buscando disminuir la injusticia socioeconómica, el racismo y el sexismo en nuestra sociedad,
que han sido predominantes en la historia colombiana.