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LA FAMILIA Y EL SACRAMENTO DEL BAUTISMO

“Todos ustedes son hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús, porque todos los que
han sido bautizados en Cristo se han revestido de Cristo”. (Gál 3:26-27)

Apreciados hermanos: Reciban un fraternal saludo en nombre de Dios Padre, de


Jesucristo nuestro Señor y en unión con el Espíritu Santo.
Los Sacramentos son la presencia y acción amorosa de Dios en quienes los hemos
recibidos, y mediante ellos, obtenemos la gracia de seguir el camino de salvación
que Jesucristo vino a mostrarnos y a ayudarnos para seguirlo.
La puerta de entrada a la vida sacramental es el bautismo, y por eso precisamente
es que nuestra Iglesia ofrece a los papás el mejor regalo que pueden darle a sus
hijos recién nacidos: EL SACRAMENTO DEL BAUTISMO.
El nacimiento de un hijo es la mayor alegría en una familia, y los papás felices
buscan manifestar ese gozo mediante diversidad de detalles, que expresan el amor
y la acogida a ese nuevo ser que Dios le ha regalado a la familia. Y todo esto es
muy hermoso, pero hay un regalo que es especial, el cual va a permitir que la vida
de esta nueva personita esté colmada de plena felicidad porque el mismo Jesucristo
va a estar con ella y la va a acompañar durante el resto de su vida, y dicho detalle
es precisamente el Bautismo.
Queridas familias, es oportuno recordarles todos los beneficios que una persona
recibe cuando es bautizada, y que no pueden obtenerse por otros medios: Nos
permite iniciar una vida pulcra, limpia, sin pecado y nos pone en camino de santidad;
nos hace hijos de Dios y recibimos el Espíritu Santo; nos unimos y nos hace
semejantes a Jesucristo; le recibimos la gracia de la fe y pasamos a formar parte de
la gran y hermosa familia de Cristo como lo es nuestra Iglesia Católica.
Los invitamos de corazón a reflexionar ya ser luz para que los papás vuelvan su
mirada al Sacramento del Bautismo y se lo concedan a sus hijos recién nacidos
como el primero y mejor regalo para toda su vida.

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