Un líder necesita valor para levantarse y unirse al trabajo de
Dios. En ocasiones, el llamado parece toda una locura, como le paso a Moisés (llamado a liberar y liderar un pueblo) en algún momento creyó que sus limitaciones no le permitirían hacerlo, sin embargo estar cerca de Dios y abrir su corazón, le permitió creer en el Dios Todopoderoso revelado a su vida. Qué decir de Abraham, quien dejó todo lo conocido para irse a lo desconocido, e incluso al debilucho Gedeón podríamos llamarlo el 300 bíblico. Y es en medio de ese proceso de llamado, donde algunos entran en crisis de fe, crisis que no se refiere solo una circunstancia de la vida como enfermedades o situaciones cotidianas, sino al momento en que tus pensamientos se bifurcan y entras en una dicotomía espiritual por aceptar la verdad. Y es allí donde debes decidir qué es lo crees acerca de Dios.
El inicio será difícil, porque quizás, no habrá recursos, creerás que
haces el ridículo o porque serán pocos los que se unan. Pero sobre todo no pierdas la Fe, atrévete a intimar y nadar mucho más profundo en el corazón de tu Padre, quien te creó con un propósito eterno. Aunque a veces nos sintamos solos, viendo la necesidad, demandándote tu corazón que hagas muchas cosas más, pensando que necesitas más manos que se unan a lo que tú haces recordemos la Palabra:
“Oren al Señor que está a cargo de la cosecha; pídanle que
envíe más obreros a sus campos`` Mateo 9:37 ¡No dejemos de hacerlo!
Dios no abandona la obra de sus manos.
La fe será ese motor que nos impulsara siempre a creer en
nuestro llamado y a permanecer fiel ante el Padre de las luces, abramos nuestro corazón y dejémonos llevar hacia el camino que ya se ha comenzado a trazar. “ ¡voy hacer algo nuevo! Ya está sucediendo, ¿no se dan cuenta? Estoy abriendo un camino en el desierto Y ríos en lugares desolados” Isaías 43: 19
“Confía en quien ama a las nuevas generaciones más que
nosotros, sea cual sea tu rol: Él te llamo a ellos, no te detengas” Lucas Leys.