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Tanto en los hogares y aulas, se está dejando atrás la educación emocional, creo que si la mayoría

de los docentes pudiéramos ponerla en práctica, se podría conseguir un buen control emocional
en nuestros alumnos sería clave en su futuro desarrollo. Es importante que nuestros alumnos
aprendan a reconocer sus emociones para que en determinado momento sepan cómo resolver
algún conflicto; y este sea de la mejor manera. Además, también es vital que puedan reconocer las
emociones del resto de las personas, y que muestren cierta empatía y así generar una mejor
relación con los demás.

Es necesario que como docentes reconozcamos en el proceso de enseñanza-aprendizaje los


alcances de las emociones y sepamos controlar tanto las emociones propias como controlar las
reacciones emocionales que se susciten en el aula de clase, en nuestros estudiantes para que de
esta manera orientemos el proceso de enseñanza de acuerdo a los objetivos y metas planteadas
en nuestra labor pedagógica.

El impartir actualmente la asignatura de ética en un nivel medio superior, me ha dado la


oportunidad de aplicar ciertas actividades; que han sido de gran ayuda para conocer más acerca
de mis alumnos; y ellos reconozcan sus emociones. Un ejemplo es: la elaboración de su “proyecto
de vida” (cortometraje); el cual tuvo como objetivo conocer sus anhelos, ideas, experiencias
adquiridas en el transcurso de su vida. Este proyecto contenía; sus áreas prioritarias que son; área
familiar, espiritual y académica, sus metas a corto, mediano y largo plazo, su misión y visión, su
autoestima y valores. Los alumnos compartieron su proyecto de vida con el resto del grupo, con
ello se logró que cada uno de los alumnos, conociera más sobre sus compañeros y en la medida
en que iban presentándose los cortometrajes, los alumnos generaron cierta empatía ante las
vivencias de sus compañeros. Llevar a cabo esta actividad fue bueno, porque de ahora se ha
formado en el aula un ambiente de respeto y solidaridad.

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