Está en la página 1de 17

¿Son la leche y los lácteos saludables?

¿Provocan
cáncer?

Por los comentarios que me han llegado tras el último posts sobre la relación entre
el sobrepeso y los lácteos, parece que todavía bastantes seguidores del blog
tienen dudas sobre si es saludable o no de tomar lácteos, así que vamos a ampliar
miras y a ver qué dice la ciencia sobre ellos, más allá de su relación con la
obesidad.

Aunque desde la comunidad sanitaria mayoritariamente se defiende el vaso de


leche como ejemplo y buena práctica de una alimentación sana y con calidad
nutricional (por ejemplo con campañas como Get the Glass), el de la leche y los
lácteos es un grupo de alimentos duramente castigado por las nuevas modas
nutricionales. La propia intolerancia a la lactosa de una buena parte de los seres
humanos ha contribuido a reforzar esta leyenda negra. O libros como "Your life in
your hands", escrito por la profesora de geoquímica Jane Plant, han avivado las
llamas contra ellos, ya que su autora piensa que se curó de un cáncer de mama
dejando de tomar leche y productos lácteos.

También las últimas tendencias de las llamadas dietas paleolíticas, sobre todo las
más afines a las directrices de Loren Cordain, los restringen de forma importante,
ya que según estos enfoques no aparecían en la dieta de nuestros ancestros.
Argumento que se suele reforzar con la posible presencia de los antibióticos u
hormonas que la industria utiliza con el ganado (algo que realmente puede ser un
problema) y con la supuesta degradación nutricional que ocurre durante
la pasteurización. En concreto, este proceso en el que el producto se calienta a
temperaturas elevadas durante muy poco tiempo con objeto de eliminar
microorganismos, es uno de los más criticados, achacándosele una buena
cantidad de inconvenientes que, según algunos, superan a su más que interesante
eficacia esterilizadora.

Como ya imaginaran, para un servidor el argumento de "somos el único animal


que sigue tomando leche de adulto" no es suficiente. Somos el único animal que
hace muchas cosas, sin que tengan que ser malas o negativas por ello. Aunque
algunos de los defensores de estas teorías anti-lácteos proponen diferentes
mecanismos y estudios para justificarlas, la forma más directa que tenemos de
comprobar si realmente todas estos miedos tienen algún sentido es mediante los
estudios epidemiológicos. Si los productos lácteos causan cáncer de mama,
encontraremos una mayor prevalencia de esta enfermedad entre las mujeres que
lo consuman en mayor cantidad. O si su ingesta afecta a las células de nuestro
páncreas, también será evidente el aumento de la incidencia de la diabetes.

Por fortuna, recientemente se han publicado exhaustivas revisiones y meta-


análisis sobre el tema, así que no tendremos que ir analizando estudio por estudio,
porque muchos expertos ya lo han hecho con anterioridad:

Nutrientes

- En 2011 se publicó el meta-análisis que analizaba los efectos de la


pasteurización A systematic review and meta-analysis of the effects of
pasteurization on milk vitamins, and evidence for raw milk consumption and other
health-related outcomes, en el que se concluyó que aunque el proceso provoca
cierta disminución de la concentración de algunas vitaminas, no son muchas ni se
trata de una reducción especialmente importante. Respecto al consumo de leche
cruda, en la revisión no se identificaron estudios sólidos que le encontraran ni
ventajas ni inconvenientes claros.

- También en la publicación de "Unpasteurized Milk: A Continued Public Health


Threat" (2009) se destacó por una lado la gran cantidad de riesgos que tiene
consumir leche sin pasteurizar y por otro la falta de evidencias científicas que
tienen las acusaciones de pérdida de nutrientes tras este proceso. En la siguiente
tabla que se incluyó se describió detalladamente lo poco que se veían afectados
diversos nutrientes.

Si se desea profundizar en las diferencias y ventajas o desventajas de la leche


cruda y pasteurizada, recomiendo fervientemente leer este post del blog
Gominolas de Petróleo.

Cáncer

- En 2011 se publicó el meta-análisis "Dairy consumption and risk of breast cancer:


a meta-analysis of prospective cohort studies", revisando los estudios sobre el
cáncer de mama y los lácteos y concluyó que un mayor consumo se correlaciona
con una menor incidencia de este tipo de cáncer (relación inversa).

- En 2012 en el meta-análisis "Dairy products and colorectal cancer risk: a


systematic review and meta-analysis of cohort studies" también los investigadores
concluyeron que un mayor consumo total de lácteos y leche se asociaba a un
menor índice de cáncer colorrectal. A similares conclusiones llegó el estudio de
2004 "Dairy foods, calcium, and colorectal cancer: a pooled analysis of 10 cohort
studies".

-El meta-análisis de 2008 "Dairy products, dietary calcium and vitamin D intake as
risk factors for prostate cancer: a meta-analysis of 26,769 cases from 45
observational studies" tampoco encontró correlación entre el consumo de lácteos y
el cáncer de próstata. Por otro lado, la revisión global Evaluating the links between
intake of milk/dairy products and cancer publicada en 2012 analizó los estudios
que han investigado durante los últimos años la relación entre los lácteos y los
cánceres de vesícula, próstata, mama y colon. Los autores no encontraron
evidencias claras de ninguna asociación con el de próstata y encontraron una
relación inversa (más lácteos - menos cáncer) en el resto . Además, le recomiendo
visitar el siguiente artículo,en el que analizo la investigación actual sobre la posible
relación entre los lácteos y el cáncer de próstata, probablemente el tema que más
controvesia crea: Leche y cáncer de próstata, lo que dicen los estudios
epidemiológicos

- En la investigación "Milk and dairy consumption and risk of bladder cancer: a


meta-analysis" (2011) no se encontraron pruebas científicas sólidas que asociaran
el consumo de leche o lácteos con el cáncer de vesícula.

Diabetes

- En el artículo de 2009 "Milk products, insulin resistance syndrome and type 2


diabetes" se destacó la correlación inversa (más lácteos - menos diabetes) entre el
consumo de lácteos y la diabetes y el síndrome metabólico y se incluyeron las
referencias de estudios que lo confirman. A similares conclusiones se llegaron en
la revisión de 2010 "The consumption of milk and dairy foods and the incidence of
vascular disease and diabetes: an overview of the evidence"

- Igualmente, en la revisión de 2012 de la que ya hablamos en un artículo anterior


"The relationship between high-fat dairy consumption and obesity, cardiovascular,
and metabolic disease" en los diferentes estudios incluidos no se
encontró ninguna relación entre los lácteos y la diabetes, o la que se encontró era
una relación inversa.

Mortalidad y otras enfermedades

- Estos son los metaanálisis sobre enfermedades cardiovasculares, todas ellas


con resultados favorables o neutros para los lácteos:
 “Dairy consumption and CVD: a systematic review and meta-analysis”
(2016)
 “Dairy consumption and risk of cardiovascular disease: an updated meta-
analysis of prospective cohort studies” (2015)
 “Dairy foods and risk of stroke: a meta-analysis of prospective cohort
studies” (2014)
 "The relationship between high-fat dairy consumption and obesity,
cardiovascular, and metabolic disease" (2013)
 "Milk and dairy consumption and incidence of cardiovascular diseases and
all-cause mortality: dose-response meta-analysis of prospective cohort studies"
(2011)
- En 2015 el metaanálisis "Dairy products consumption and metabolic syndrome in
adults: systematic review and meta-analysis of observational studies” concluyó que
el mayor consumo de lácteos se asociaba a menor riesgo de síndrome metabólico.

- La revisión A systematic review and meta-analysis of elevated blood pressure


and consumption of dairy foods" (2012) llegó a la conclusión de que un mayor
consumo de lácteos desnatados se asocia a menor tensión arterial y que los
lácteos enteros no tienen ningún tipo de asociación con dicha patología.

- El meta-análisis de 2008 "The survival advantage of milk and dairy consumption:


an overview of evidence from cohort studies of vascular diseases, diabetes and
cancer" analizando los estudios que investigaron la correlacion entre los lácteos y
la mortalidad en relación con las enfermedades cardiovasculares, la diabetes y el
cáncer, concluyó que existe correlación entre una mayor supervivencia y una
mayor ingesta de lácteos.

Conclusión: Los lácteos se asocian a mayor salud y menor mortalidad

Me parece que las evidencias son de peso. Si usted no tiene ningún tipo de
intolerancia, los lácteos y la leche no parecen ser malos en absoluto, más bien al
contrario, su consumo habitual presenta gran cantidad de beneficios y la decisión
más razonable es tomarlos tras su pasteurización. Las hipótesis y teorías contra
ellos pueden ser interesantes o sonar bien, pero por el momento la epidemiología
las contradice rotundamente.

Eso sí, tome leche, queso y yogur lo más naturales posibles y evitando los
azúcares añadidos y el alto procesamiento, que dan como resultado final
productos más parecidos a los refrescos o a las chucherías que a comida de
verdad. Un bebible de esos que se dan a los niños en la merienda es mucho
menos recomendable que un vaso de leche normal. E incluso que un vaso de
agua.

Harvard en contra de la leche desnatada para niños y a


favor de limitar la leche en general
Si le han dicho que Harvard ha eliminado la leche de su dieta recomendada, eso
no es estrictamente cierto. Lo siento por los anti-lácteos, pero no hay que
exagerar. Puede leer lo que dice sobre la leche la Harvard School of public health
en su propia web, y como era esperable que tarde o temprano alguno de sus
expertos concretara e hiciera más oficial sus posturas, acaban de hacerlo en un
artículo de opinión dirigido al mundo de los pediatras, publicado ayer mismo en la
revista Jama Pediatrics, con un título bastante auto-explicativo: Three daily
servings of reduced fat milk, an evidence based recomendation? ("Tres raciones
diarias de leche desnatada, ¿una recomendación basada en la evidencia?")

Esta pequeña revisión-opinión viene firmada dos de los primeros espadas de


Harvard, Walter Willett y David Ludwig, y es especialmente crítica con la
recomendación de muchos organismos oficiales de dar tres raciones de leche
desnatada a los niños. Algo que, según los autores, no se basa en la evidencia
científica, ya que de acuerdo a los estudios realizados hasta la fecha, la leche
desnatada no aporta ventajas para salud entre los niños ni tampoco en la
prevención de la obesidad infantil. Y para colmo suele tener un efecto colateral
indeseado, que también destacan en el escrito: padres dando a sus hijos bebidas
desnatadas pero llenas de azúcares (los famosos lácteos infantiles o bebibles).

Aunque el texto está sobre todo centrado en el consumo de la leche desnatada


entre los niños, los autores van un poco más allá en sus opiniones sobre este
alimento y recuerdan que la leche se ha incorporado a la alimentación humana en
épocas evolutivamente recientes, siendo a su criterio un alimento no necesario si
se tiene una dieta rica en nutrientes. Aunque sí reconocen su valor en entornos de
dietas pobres o escasez.

Como expliqué y detallé en este post anterior, estoy de acuerdo con la mayor
parte de los planteamientos de Willett y Ludwig, sobre todo en el mensaje
principal, que se centra en la falta de evidencia para dar leche desnatada a la
población infantil con objeto de prevenir la obesidad u otras posibles
enfermedades.

Sin embargo, creo que la segunda parte de su argumentación, dedicada a la leche


en general, sin ser despreciable ni mucho menos, está menos fundamentada.
Entiendo que ellos tengan una actitud prudente, pero lo cierto es que hasta la
fecha la cantidad de estudios que encuentran ventajas para la salud al consumo
de lácteos es mayoritario (como puede leer en este post o en este otro). Y las
posibles desventajas (en forma de aumento de riego de ciertas enfermedades,
como por ejemplo el cáncer de próstata), por el momento, se soportan en
evidencias débiles, como conté en este artículo anterior o este otro. De hecho, es
significativo que los epidemiólogos de Harvard al hablar de estos otros temas
aporten en su escrito muy pocas referencias de estudios con las que soportarlos.

Como conclusión, ambos sugieren olvidarse de los lácteos desnatados entre los
niños, centrarse más en evitar los azúcares añadidos y cambiar las tres
raciones necesarias de las recomendaciones por un rango más flexible de entre 0
a 3 raciones diarias como máximo, en función del resto de la dieta y de la situación
nutricional.

En la actualidad, el consumo de los lácteos se ha puesto en


discusión ya que muchos consideran que produce varias
enfermedades y que los seres humanos somos la única especie
animal que, tras superar la época lactante, seguimos tomando
leche. Sin embargo, la Facultad de Medicina de Fundación
Barceló considera que: “los lácteos (leche, yogur y queso)
son los alimentos más completos para el ser humano y,
por sus incomparables características nutricionales, son
insustituibles”, sentencian.
Leé también: Leches vegetales: sus verdaderos beneficios

“Presentan ventajas trascendentes para la salud porque, debido a


su aporte en cantidad y calidad de proteínas, calcio, vitamina D y
fósforo, son indispensables para el crecimiento y desarrollo, y la
formación y mantenimiento del sistema óseo y muscular”, explica
el dr. Silvio Schraier, subdirector de la carrera de Nutrición de la
Facultad de Medicina de Fundación Barceló, que asesoró en un
trabajo de la Fundación que se puede leer a continuación:

Leé también: Leche de almendras: las dos caras de una


bebida todoterreno

Consumo recomendado

Las Guías Alimentarias para la Población Argentina difundidas


por el Ministerio de Salud de la Nación, recomiendan consumir 3
porciones de lácteos por día; es decir 1 vaso de leche + 1 vaso de
yogur + 30 gr de queso. Son alimentos fuente de calcio, (por
porción aportan 200mg) y su importancia radica en el porcentaje
de absorción del mismo; sabemos que el calcio interactúa en el
intestino con los demás componentes de la dieta. En consecuencia,
algunos aminoácidos, péptidos, citratos, lactosa, y otros glúcidos
favorecen la absorción. Mientras que ciertos compuestos como los
fitatos (presentes en legumbres, cereales y semillas), oxalatos
(presentes en hojas vegetales), ácidos grasos de cadena larga,
fluoruros fosfatos y ciertas fibras pueden reducir la
biodisponibilidad del calcio por la formación de complejos
insolubles de dicho nutriente.

Leé también: Lácteos: ¿sí o no?

Déficit de ingesta de calcio

La Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNYS) ha mostrado


una ingesta deficitaria de calcio. Entre el 95% y el 97% de la
población en su conjunto no cubre los requerimientos diarios de
calcio. El 94% de las mujeres de 10 a 49 años y el 46% de niños de
2 a 5 años tiene una ingesta inadecuada de calcio.

Durante la adolescencia, debido a las necesidades aumentadas, las


ingestas recomendadas de calcio son las más elevadas de todos los
grupos biológicos (1200 mg/día). El grupo de mujeres de 10 a 18
años es el que presenta mayor prevalencia de ingesta inadecuada
de calcio (98%). De hecho, el calcio es el micronutriente más
deficitario y peor adecuado en los grupos más vulnerables de la
sociedad. La media de ingesta de calcio en nuestra población
nacional fue de 367 mg. en lugar de 1.000 mg. En embarazadas el
consumo promedio fue de 446 mg. diarios, versus la
recomendación de 1200 mg.

Mitos y Verdades

- Mito: La leche y sus derivados producen cáncer u otras


enfermedades

Un estudio difundido en 2013 por la Escuela de Salud Pública de


Harvard menciona que así como el calcio y los productos lácteos
podrían reducir el riesgo de osteoporosis y cáncer de colon, su alto
consumo puede aumentar el riesgo de cáncer de próstata y de
ovario.

Analizando los cinco artículos citados por Harvard para las


anteriores afirmaciones podemos ver que:
1- Genkinger JM, et al. 2006: El artículo indica que “no se
observaron asociaciones estadísticamente significativas entre el
consumo de leche, queso, yogur, helado, y la ingesta de calcio en la
dieta y el riesgo de cáncer de ovario”.

2- World Cancer Research Fund. 2007: Presenta una relación


“Probable” entre las dietas altas en calcio y el riesgo de cáncer de
próstata y una relación “limitada o sugestiva” para el consumo de
lácteos y cáncer de próstata. En ambos casos, se refiere a un efecto
sólo aparente con ingestas elevadas de calcio (alrededor de 1,5 g /
día o más). Esta misma revisión indica que la información
disponible es de baja calidad, demasiado inconsistente, o el
número de estudios es muy limitado para permitir llegar a
conclusiones sobre la relación entre el consumo de lácteos y el
cáncer de ovario.

3- Giovannucci E, et al. 1998 y 2007: Estos artículos muestran una


relación entre el consumo de calcio y cáncer de próstata sólo en
ingestas iguales o mayores a 2.000mg/día provenientes tanto de
alimentos como de suplementos.

Estos resultados deben ser interpretados con cuidado, ya que los


niveles de ingesta de calcio que se estudiaron, corresponden con
los niveles superiores de ingesta tolerables para este nutriente.

Asimismo, tal como indica una fact sheet sobre calcio publicada
por National Institutes of Health (organismo citado en la nota),
varios estudios epidemiológicos han encontrado una asociación
positiva entre el consumo elevado de calcio/lácteos y un mayor
riesgo de desarrollar cáncer de próstata, pero otros han
encontrado sólo una relación débil, ninguna relación, o una
asociación negativa. Se necesita investigación adicional para
aclarar los efectos del calcio y los productos lácteos en el riesgo de
cácer de próstata y dilucidar los mecanismos biológicos
potenciales.

- Mito: Se pierden los nutrientes en el momento de la


pasteurización
La pasteurización de la leche es el proceso por el cual se eliminan
los microorganismos nocivos y bacterias que pueden provocar
enfermedades, no las vitaminas y minerales que posee.

- Verdad: Puede consumirse leche para hidratarse


Para hidratarnos, no se debe consumir únicamente agua o
gaseosas, la leche y sus derivados como el yogur bebible; es
también una buena bebida ya que a pesar de tener grasas, gran
parte de ella está compuesta por agua.

- Mito: La leche en polvo es igual a la líquida. Pierde nutrientes


La leche en polvo se consigue mediante un proceso de
deshidratación por el que se elimina toda el agua de la leche
convencional. Si bien muchos creen que es más artificial que la
líquida, esto no es así. Las propiedades y nutrientes que posee se
mantienen en la misma proporción.

- Mito: Para tener huesos sanos es fundamental consumir leche,


yogur y queso
La leche y sus derivados son una fuente rica en calcio por lo que es
importante consumirlos para fortificar los huesos. Además, hay
que tener en cuenta que existen varios alimentos que contienen
calcio, como son los frutos secos y las legumbres, que son útiles
para complementar la ingesta de calcio lácteo contribuyendo a
cubrir la ingesta diaria recomendada. Si bien hay alimentos
vegetales que aportan calcio, como se mencionó anteriormente el
porcentaje de absorción y biodisponibilidad del mismo es
significativamente menor, ya que tienen otros constituyentes como
oxalatos y fitatos que interfieren en la absorción del calcio.

¿Los lácteos son malos para la salud?


Este artículo ha sido verificado y aprobado por la pedagoga en educación física Elisa Morales
Lupayante el 7 mayo, 2019

Yamila Papa Pintor · 7 mayo, 2019


En caso de que la leche de vaca nos siente mal, es posible adquirir el calcio y
otros nutrientes necesarios a través de otros alimentos, así como de leches
vegetales

0Compartidos
 Alimentos con calcio y vitamina D para cuidar tu salud ósea
 8 alimentos para mejorar la salud circulatoria
 Alimentos que debes comer si eres deportista vegano

¿Son los lácteos buenos o malos? Esta es una consulta muy habitual y a la vez,
bastante cuestionada. Hay voces enfrentadas sobre el consumo de leche y lácteos
una vez superada la edad de la lactancia materna.

Algunos pueden decir que es la única forma de incorporar calcio a


nuestra dieta. Por el otro lado, están los que afirman que no es preciso y que el
ser humano es la única especie que sigue consumiendo leche después del
“destete”.
Conoce un poco más sobre ello en este artículo.

¿Es un mito que la leche es buena?


Desde que somos pequeños nos han metido esa idea en la cabeza: bebe leche
para crecer sano y fuerte. Si no comes quesos, tus huesos estarán débiles. Si no
consumes yogur, no te crecerán los dientes.

Por lo general solemos tener una visión muy positiva sobre estos
productos lácteos. Sin embargo, algunos médicos están
desmitificando esta idea.

Aunque los lácteos tienen muchos nutrientes, estos pueden ser encontrados en
otros alimentos. La diferencia principal es que, en muchos casos, los lácteos
pueden causar enfermedades autoinmunes y alergias.

La intoleracia a la lactosa contenida en la leche puede variar entre el 5% al


90% según el origen étnico de las personas, aunque 60% en general tienen
algún grado de intolerancia.

El doctor Mark Hymman, autor del libro «La solución para el azúcar en la sangre»,
desaconseja fuertemente el consume de leche:

«Desde un punto de vista evolutivo la leche es extraña para los humanos. Hace 10
mil años no domesticábamos animales para extraerles la leche. La mayoría de los
humanos no producen lactasa, proteína necesaria para procesar la lactosa»,
asegura Hymman.
Algunos especialistas, como Keith Woodford, profesor a agronomía en Lincoln
University, Nueva Zelanda, considera que la leche causa diabetes tipo 1 y 2.

Otros estudios retan esta teoría y dicen que la evidencia que liga a la leche con
la diabetes no es definitiva ni contundente.

Te puede interesar: Receta casera y fácil para preparar leche de almendras

Leche y calcio
Se relaciona a la leche y derivados con la obtención del calcio, como si fuera la
única fuente para encontrarlo. Lo cierto es que si bien los lácteos tienen proteínas
y calcio, algunos estudios, como el realizado por Laboratorios
Channing, en Boston, consideran que son una de las causas de la
osteoporosis, porque elevan la acidez del cuerpo.

Otros estudios, como el realizado por Hospital Universitario Rue Micheli-Du-


Crest de Suiza, contradicen esta teoría al considerar que el calcio de la leche
ayuda a fortalecer los huesos.
Otros estudios consideran que el exceso ingesta de leche favorece la
posibilidad de fracturas debido al exceso de azúcar de la lactosa.

Los lácteos y los niños


Durante la infancia, los padres “obligan” a sus hijos a que consuman leche, yogur,
cremas, quesos, etc. La mayoría de las calorías provienen o de los lácteos o de
las harinas blancas.
El consumo de lácteos podría generar, según algunas investigaciones,
enfermedades mamarias, genitourinarias, neurológicas, digestivas, autoinmunes,
alérgicas, de la piel, celular, oftalmológicas, reumáticas, en las uñas, infecciosas,
endócrinas y hematológicas.

Según el doctor Colin Campbell, profesor emérito de bioquímica alimentaria de la


Universidad de Cornell, en Nueva York, e investigar científico, considera que la
caseína de la leche es el carcinógeno más potente que existe.

Te puede interesar: 5 recetas de postres sin lactosa para tu hijo

¿Qué hacer frente al consumo de lácteos?


Este artículo no pretende pánico ni que dejes de un día para el otro de consumir
lácteos. La idea es dar información diferente a la que estamos
acostumbrados a leer o escuchar tradicionalmente.

Nadie niega que la leche es deliciosa y que se pueden hacer muchas recetas en
base a ella, pero puede haber un consumo más responsable o intercambiar con
otros alimentos para una dieta más equilibrada.
Hay muchas opciones para dejar de consumir lácteos, sin pasar a ser vegano.
La leche de almendras, de mijo o de amaranto son una buena alternativa para la
salud comparadas con la leche de vaca.

No tienen ningún aditivo, se pueden consumir con cacao, café o té y son


realmente muy deliciosas. Se preparan en minutos y son una excelente alternativa
para los lácteos que te venden en las tiendas. A su vez, se pueden hacer quesos
de tofu o de seitán.

Hay muchas verduras que ofrecen calcio a montones, más que la carne o los
lácteos. La acelga y otros vegetales de hoja verde ofrecen una buena
cantidad de calcio de excelente calidad, sin efectos secundarios.

Si tienes niños, puedes ir intercalando la ingesta de lácteos comprados con otros


hechos por ti. Hay miles de recetas posibles para que tus pequeños (y tu también)
se alimenten de manera más sabia

¿Cómo harán algunos productores de lácteos para que la vaca pueda producir leche en tan altas
cantidades? Recurren a la hormona recombinante de crecimiento bovino (rBGH), la cual se inyecta
a la vaca para que produzca más leche de la que podría dar de manera natural. Esto mismo
incrementa los niveles de otra hormona denominada factor de crecimiento insulínico (IGF-1), que
se traspasa a la leche y está relacionada con el cáncer de próstata, mama y ovarios, según datos
del Instituto Nacional de Cáncer, publicados por la Universidad de Oxford. Los países que tienen
menor índice de cáncer, como China, son los que no consumen lácteos.

Evitar el consumo de lácteos no es solamente una herramienta para bajar de peso, sino un
aliciente para la salud. En un principio puede ser difícil acostumbrarte a vivir sin estos productos,
pero las mejorías son notorias en la digestión, la piel, los niveles de colesterol y el rendimiento a lo
largo del día.

La leche de almendra y de soya son buenas opciones para sustituir cualquier tipo de leche de vaca
(entera, descremada, deslactosada y light). Prevendrás así el riesgo de padecer alguna enfermedad
crónica y mejorarás tu calidad de vida.

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente aRaquel Pérez de León.

También podría gustarte