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Licenciatura en Ciencias Sociales

Integrantes

Julián Andrés Quintero H. Cód.: 21142043

Cesar A Arce Cardona. Cód.: 211416467

Lucas Valencia U. Cód:211519005

PRECONCEPTOS.

¿Qué es la radio?

La radio es un medio de comunicación que permite una interacción entre los encargados de
la transmisión y la sociedad, de manera que se puede lograr una dinámica informativa entre
los radioescuchas, se requiere de una planeación para que se logre una radiodifusión.

¿Qué es la radiodifusión?

Esta se define como un conjunto de técnicas de emisiones de ondas hertzianas que permiten
la transmisión de la palabra y de los sonidos.

¿Para qué sirve la radio?

La radio es sin duda el medio de comunicación que, casi desde su aparición, más
intensivamente ha sido utilizado como instrumento de propaganda política. El
perfeccionamiento técnico de la difusión radiofónica, la rápida popularización de los
aparatos receptores en los hogares y los estudios en el terreno de la Psicología y la Teoría
de la Comunicación abonaron durante el periodo de entreguerras el terreno para que la
radio suscitara un fuerte el interés entre los líderes de los primeros partidos de masas. De
hecho, tanto las fuerzas de extrema derecha como las comunistas de los años 20 y 30 se
valieron de la invención de Marconi como cauce preferente de proselitismo político y
herramienta destinada a la movilización de sus bases. Con el estallido de la 2ª Guerra
Mundial, las emisiones radiofónicas pasan a constituir un arma más de la que se sirven las
potencias del Eje y los Aliados para controlar a la ciudadanía, desinformar y desmoralizar
al enemigo. No obstante, sería a raíz de la Guerra Fría cuando el recurso a las ondas
hertzianas con fines propagandísticos alcanzaría mayor nivel de sofisticación y una escala
cuasi planetaria.

FUNDAMENTACION.

CONTEXTO.

Desde el año 1945 el mundo quedó dividido en dos bloques perfectamente diferenciados,
que iban a vivir en una situación conocida como guerra fría, en la cual la disuasión militar
iba a tener tanta importancia casi como la propaganda, pues estaba al servicio de ésta.

El mundo occidental desempolvó la vieja propaganda antibolchevique de los años veinte


con renovado vigor, y en el mundo oriental se desarrolló un clima de resistencia y de temor
que haría de los nuevos regímenes socialistas de la Unión Soviética, sociedades
rígidamente organizadas e incapaces de satisfacer muchas de las legítimas aspiraciones
populares.

En uno de los bloques sobrevivió el antiguo modelo de la propaganda soviética con


mínimas variaciones. Pero a diferencia de lo que sucede después de la Primera Guerra
Mundial, los Estados occidentales no se desarmaron en este aspecto. Los servicios de
lenguas extranjeras en las radios, las organizaciones de (<propaganda cultural», etc., se
mantienen vivas. De un modo u otro se consolida organizativamente la propaganda estatal

USSA.

Una vez consolidada la división de Europa en dos bloques y descartada al menos


inicialmente la posibilidad de un enfrentamiento armado, las potencias occidentales y sobre
todo Estados Unidos se lanzaron a una doble campaña de propaganda. En primer lugar, en
cuanto a la política interior, se despertó de nuevo el fantasma del anticomunismo,
Llegándose a generar verdaderas situaciones de histeria. La actuación de Macarthy contra
el mundo del cine y del espectáculo, según él infectados de comunistas, es buen ejemplo de
ello.

Para sus fines propagandísticos en su política exterior Estados Unidos creó la Agencia de

Información de los Estados Unidos (USIA), de la que dependería la emisora la Voz de


América y más tarde, la Agencia Internacional de Comunicación (ICA), para el desarrollo
de una política de intercambios culturales y educativos que, aunque naturalmente evita el
nombre, se trata de una organización de carácter propagandístico. Además, Estados Unidos
sostuvo en Europa otras dos emisoras Radio Europa Libre y Radio Liberted.

El origen de la actividad propagandística de Estados Unidos a través de la radiodifusión se


encuentra en los esfuerzos desplegados por el gobierno federal para apoyar a la disidencia y
soliviantar a los habitantes de la Alemania nazi y los países ocupados: en particular, fue la
Voz de América (Voice of America) la emisora encargada de retransmitir hacía para los
territorios ocupados por el Eje, siendo su gestión responsabilidad de la Oficina de
Información de Guerra. Tras el fin del conflicto bélico, la Voz de América pasaría a
depender del Departamento de Estado y continuaría emitiendo en la zona como parte del
proceso de “desnazificación”. Cuando aumentó manifiestamente la hostilidad con la Unión
Soviética, esta radio empezaría a transmitir hacia el bloque comunista -la BBC había
comenzado un año antes a hacer esto mismo con una programación especial-. Ello
contribuyó a intensificar la tensión entre las dos superpotencias.

La primera respuesta de Moscú fue boicotear la retransmisión mediante la generación de


interferencias, una reacción que proseguiría casi invariablemente durante las décadas
siguientes. A principios de los 50, la Voz de América extendería progresivamente su zona
de influencia hacia Oriente Medio primero, y, una vez se integró en la recién constituida
Agencia de Información de Estados Unidos, hacia el resto del mundo después.

Entre 1949 y 1951 surgirían también en Estados Unidos dos estaciones radiofónicas de gran
componente propagandístico: Radio Europa Libre (Radio Free Europe) y Radio Libertad
(Radio Liberty). Se trata de emisores nacidas de la iniciativa privada -anticomunistas
norteamericanos y exiliados del bloque oriental principalmente- pero financiadas con los
fondos federales que la CIA destinaba a la propaganda exterior. La primera emitiría para las
democracias populares europeas y la segunda para la propia URSS, aunque ambas
terminarían fusionándose en 1976. Su carácter no oficial permitió a estas emisoras adoptar
una línea ideológica más dura que la de la Voz de América y centrarse en combatir la
desinformación de las emisoras oficiales sobre acontecimientos que tenían lugar dentro del
bloque comunista.

UURSS.
La «idea fuerza* de la propaganda soviética hacia el exterior comenzó siendo
necesariamente la paz» y así ha continuado, presentando siempre a Estados Unidos como
un agresor potencial, de la misma forma que éstos lo hacen con la Unión Soviética.

En cualquier caso, su actitud tuvo que ser en principio necesariamente defensiva. Sólo en
los países que en la conferencia de Yalta habían quedado bajo su órbita, los soviéticos
actuarán con decisión. De todos modos, Radio Moscú va a mantener y a incrementar sus
servicios en lenguas extranjeras, dirigidos sobre todo a los países colonizados y a las áreas
más subdesarrolladas.

Tras la muerte de Stalin, desde Kruchev hasta Gorbachov, la Unión Soviética dinamizó
enormemente su propaganda exterior, primeramente, mediante la desestabilización, para
acabar con la perestroika, que preveía un desarrollo acelerado, inviable sin el apoyo de las
masas y para ello era necesaria la transparencia, lo que ha significado para la Unión
Soviética una verdadera revolución en el terreno de la información y de la propaganda.

Con respecto a las actividades de la URSS en el terreno de la propaganda radiofónica, lo


primero que conviene apuntar es que las emisiones hacia el exterior comenzaron mucho
antes de la Guerra Mundial, pues la joven república soviética se valió de ella desde los años
20 para extender su influencia en Europa en el marco de la Internacional Comunista o
Komintern. Tras la caída del régimen nazi, el objetivo principal de Radio Moscú sería
defender los intereses de la URSS en el nuevo contexto de Guerra Fría, lo que condujo en
los años siguientes a ampliar su difusión a nuevas latitudes, especialmente en Asia
continental, América Latina y África subsahariana. Dentro de esta estrategia, la URSS
inicio a comienzos de los 50 las emisiones en Estados Unidos, a través de Radio Paz y
Progreso, al mismo tiempo que fue poniendo en marcha otras emisoras de radio dirigidas a
países o regiones concretos como Radio Habana, Radio Praga y La Voz Nacional de Irán.
De forma paralela, se intensificarían los intentos por colapsar dentro del territorio
controlado por el socialismo real las frecuencias en las que emitían las estaciones
capitalistas antes mencionadas.
CONCLUSION.

No hay que olvidar que uno de los aspectos clave en la actividad propagandística consiste
en el control de la información, y si exceptuamos a los países del bloque socialista, hasta
hace poco cerrados al flujo informativo occidental, no cabe duda de que el resto del mundo
está, sometido a la información que se elabora y se distribuye desde las grandes potencias
occidentales. Ninguna agencia del Tercer Mundo puede competir con las grandes agencias
informativas de Occidente y ello, por no hablar de la producción cinematográfica o de
televisión.

Conviene recordar que, para trasladar sus mensajes, junto a emisoras de titularidad
gubernamental, la URSS y los Estados Unidos hicieron uso de estaciones de
radiodifusión independientes en apariencia, pero que en la práctica eran controladas por la
administración; lo que constituye un tipo de acción que se conoce como propaganda gris.
Con objeto de asegurar la eficacia de la comunicación y lograr el acercamiento pretendido a
la población local era habitual que estos contenidos radiofónicos fuesen ofrecidos en las
lenguas vernáculas de los países a los que iban dirigidos.

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