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MARCO TEÓRICO:

El análisis conversacional implica distinguir ciertos aspectos pragmáticos: estrategias


lingüísticas y extralingüísticas que emplean los hablantes para establecer un contrato
comunicativo entre ellos.
La aparición del enfoque funcionalista marca cambios radicales en los enfoques
tradicionales y estructuralistas a la hora de aprender y enseñar una lengua. Según Bani y
Nevado los objetivos dejan de girar en torno a los conocimientos lingüísticos y pasan a
programarse alrededor de los actos de habla, es decir, la lengua se utiliza para “hacer
cosas” que se desarrollan bajo un contexto.
En 1962, Austin postula la teoría de los actos de habla a partir de las relaciones entre
“enunciados descriptivos o asertivos” susceptibles de una valoración de veracidad y de los
“enunciados no-descriptivos” a los que les asigna condición de felicidad (no se los puede
someter a condiciones de veracidad).
Serle retoma su teoría y reformula: los actos de habla son la unidad mínima de
comunicación lingüística. Además de los 3 actos de habla que distingue Austin, a saber:
acto locucionario, acto ilocucionario y acto perlocutivo; éste los retoma y amplía la división
con el propósito de explicar que están determinados por normas de uso convencional y su
forma va a depender de las decisiones que tome el hablante al emitir enunciados.

La cortesía lingüística es un aspecto cultural, no-universal puesto que varía según los
grupos sociales. La relación entre cortesía y actos de habla radica, según Escandell Vidal
(2004:8) en que “los actos de habla catalogan las intenciones y la cortesía estudia los
parámetros que determinan la distancia social y sus manifestaciones lingüísticas.” Los
hablantes seleccionan estrategias de cortesía para acompañar las intenciones de sus
emisiones y objetar posicionamientos sociales.

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