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Benito Pérez Galdós fue un novelista, dramaturgo, cronista y político español.

Se le considera uno de los mejores representantes de la novela realista del siglo xix no solo en
España y un narrador capital en la historia de la literatura en lengua española, hasta el punto de
ser propuesto por varios especialistas y estudiosos de su obra como el mayor novelista español
después de Cervantes.

Galdós transformó el panorama novelesco español de la época, apartándose de la corriente


romanticista en pos del naturalismo y aportando a la narrativa una gran expresividad y hondura
psicológica.

Pérez Galdós fue académico de la Real Academia Española desde 1897 y llegó a ser propuesto al
Premio Nobel de Literatura en 1912.

(Nació en Las Palmas de Gran Canaria, 10 de mayo de 1843-Madrid, y murió el 4 de enero de


1920)

Siendo aún niño su padre le aficionó a los relatos históricos contándole pasajes y anécdotas vividos
en la guerra de la Independencia, en la que, como militar, había participado.

De joven, colaboró con la prensa local con poesías satíricas, ensayos y algunos cuentos

En la universidad conoció al fundador de la Institución Libre de Enseñanza, Francisco Giner de los


Ríos, que le alentó a escribir y le hizo sentir curiosidad por el krausismo, filosofía que se deja sentir
en sus primeras obras.

(Krausismo: doctrina idealista que se funda en una conciliación entre el teísmo y el panteísmo,
según la cual Dios, sin ser el mundo ni estar fuera de él, lo contiene en sí y de él trasciende.)

(1870), gracias a la ayuda económica de su cuñada, publicó su primera novela, La Fontana de Oro,
escrita entre 1867 y 1868 y que, aun con los defectos de toda obra primeriza, sirve de umbral al
magno trabajo que como cronista de España desarrolló luego en los Episodios nacionales.

En 1873 Galdós comenzó a publicar los Episodios nacionales, una magna crónica del siglo xix que
recogía la memoria histórica de los españoles a través de su vida íntima y cotidiana, y de su
contacto con los hechos de la historia nacional que marcaron el destino colectivo del país. Una
obra compuesta por 46 episodios, en cinco series de diez novelas cada una (con la salvedad de la
última serie, que quedó inconclusa), que arranca con la batalla de Trafalgar y llega hasta la
Restauración borbónica en España.

Este conjunto novelístico constituye una de las obras más importantes de la literatura española de
todos los tiempos y marcó una cota casi inalcanzable en la evolución de la novela histórica
española.

La carrera parlamentaria de Galdós comienza en 1886, gracias su amistad con Mateo Sagasta
(político del partido liberal) que le llevó a ingresar en el Congreso como diputado por Guayama
(Puerto Rico), esto le sirvió de nuevo e insólito observatorio desde el que analizar lo que luego
titularía como «la sociedad española como materia novelable».
En 1892, Galdós decidió revivir la vocación teatral que había perdido de joven, siendo su obra de
teatro más famosa “Electra” estrenada el 30 de Enero de 1901, supuso de oportuno «alegato*
contra los poderes de la Iglesia y contra las órdenes religiosas que la servían» en un momento
histórico en el que en España, tras los avances liberales del periodo 1868-1873, crecía de nuevo la
influencia de los intereses políticos del Vaticano. Aquella bofetada, que para asombro del propio
Galdós fue mucho más sonora de lo que él había esperado, encendería la mecha de una
conspiración ultramontana, que al cabo de los años se llevaría una desproporcionada, triste y muy
poco cristiana revancha: impedir que el genio literario de Galdós fuera reconocido con el Premio
Nobel de Literatura.

*(Alegato: Argumento, discurso, etc., a favor o en contra de alguien o algo)

En el último periodo de su vida, Galdós repartió su tiempo entre los compromisos políticos y la
actividad como dramaturgo. Sus últimos años estuvieron marcados de modo progresivo por la
pérdida de la visión y las consecuencias de sus descuidos económicos y tendencia a endeudarse de
forma continua.

Benito Pérez Galdós, cronista de España por designación del pueblo soberano, murió en su casa de
la calle Hilarión Eslava de Madrid, en la madrugada del 4 de enero de 1920. El día de su entierro,
unos 30 000 ciudadanos acompañaron su ataúd hasta el cementerio.

Galdós, poseedor de una memoria privilegiada y una formación autodidacta sustentada por
su curiosidad incansable, su capacidad de observación y su pasión por la lectura, acuñó un
estilo narrativo personal con las siguientes características:

1. Estilo directo que logra ocultar su academicismo* en los pasajes meramente


narrativos o sus comentarios a la acción, pero siempre natural, sobre todo en los
diálogos, siguiendo los postulados estéticos realistas.
2. Uso literario del lenguaje, tanto culto como callejero, siguiendo el modelo
cervantino (Propio de Miguel de Cervantes).
3. Dominio del diálogo de inspiración clásica.
4. Construcción del relato en una línea abierta al humor y la ironía.
5. Habilidad para desnudar sus reflexiones y su apabullante cultura de todo
academicismo.
6. Tratamiento coloquial del texto, recuperando recursos de la narrativa oral o el
discurso familiar.

*(El academicismo o neoclasicismo es una corriente artística que se desarrolla


principalmente en Francia a lo largo del siglo XIX, y que responde a las instrucciones de la
Academia de Bellas Artes de París y al gusto medio burgués, como herencia del
Clasicismo. El academicismo huye, asimismo, del realismo naturalista, esto es, de los
aspectos más desagradables de la realidad.)

Galdós es considerado por muchos especialistas como uno de los mejores novelistas en castellano
después de Cervantes. Así parece avalarlo su obra, con cerca de 100 novelas, casi 30 obras de
teatro, y una colección importante de cuentos, artículos y ensayos. También se le considera
maestro indiscutible del Realismo en España y del naturalismo del siglo xix.

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