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BLOQUE 8: Las nuevas estructuras económicas,

sociales y culturales.
1. La población
A partir de la segunda mitad del S.XVIII la población europea realizó la transición al
nuevo régimen demográfico, que finalizó en el S.XIX y supuso una disminución de la
mortalidad y un aumento de la población. En España esto duró un poco más, aunque no
sucedió de forma constante, sino que tuvo periodos fuertes y débiles. De esta forma
pasa de 10,5M en 1797 a 18,6M en 1900, menor al resto de Europa.
Las causas fueron el desequilibrio entre población y recursos, la deficiente red de
transportes y la ignorancia de los mecanismos de transmisión de enfermedades, que
provocaron una crisis de subsistencia y enfermedades endémicas. Además, tiene lugar
el progresivo éxodo del campo a la ciudad por la incapacidad de las actividades agrarias
y el desarrollo industrial; y del interior peninsular a la periferia.

2. La estructura agraria
Durante el S.XIX la agricultura constituye la principal actividad económica en cuanto a
población ocupada y riqueza generada. Sin embargo, soportó una situación de atraso
por la desigual distribución de tierra, el atraso tecnológico y el bajo rendimiento.

2.1. El impacto de la desamortización


Fue una de las medidas del régimen liberal que no persiguió la reforma agraria sino
sanear la Hacienda pública. La propiedad de la tierra útil estaba en manos de la nobleza,
Iglesia y Ayuntamientos. La nobleza, con el mayorazgo, no poseían libre comercio de
estas; la Iglesia era la mayor propietaria y tampoco podía venderlas; los Ayuntamientos
poseían las llamadas “tierras del común o de propios” para uso común o explotación de
recursos. Así las tierras quedaban inmovilizadas en “manos muertas”.
Esto encareció el precio del suelo sobrante para la venta, a lo que hay que añadir la
dureza del trabajo agrícola, bajos rendimientos, escasa remuneración económica,
condiciones climáticas adversas, las trabas legales con la Mesta (beneficiaban a la
ganadería trashumante) y la excesiva intervención estatal en el precio y comercio de
productos.
La desamortización desvinculaba las tierras de sus propietarios. Con la introducción de
la propiedad privada y la libertad de mercado se inicia una nueva etapa con resultados:
- Económicos: expansión de la superficie cultivable y de la producción agrícola con
un efecto negativo, la deforestación (se acabó regulando en 1885). Se acrecentó
la concentración de tierras en pocas manos, situándose los grandes latifundios
en Extremadura, Andalucía y La Mancha. Tampoco se consiguió acabar con el
problema financiero del Estado al vender barato en grandes lotes, beneficiando

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a la burguesía que se convierte en terrateniente y deja de invertir en otros
sectores.
- Sociales: se crea una clase media campesina, aunque transforma la estructura
social señorial por una capitalista. Surge una nueva clase de terratenientes que
imitan las formas de vida de la nobleza. Se produce un empobrecimiento de los
Ayuntamientos y campesinos por la pérdida de tierras del común.
- Políticos: se crea una masa de adheridos a la causa liberal y enemigos en la
Iglesia, rompiéndose las relaciones con esta.
En resumen, la desamortización hizo más mísera la condición del campesino, creando
una oligarquía agraria llamada a ejercer por largo tiempo el poder político y económico.

2.2. La dinámica agrícola y sus factores


Al iniciarse la centuria la agricultura presentaba todos los rasgos de una agricultura de
subsistencia basada en el cultivo de cereales. A partir de 1836 se produjo un
resurgimiento agrario gracias a las nuevas tierras y el cierre de fronteras al trigo
europeo, potenciando el intercambio regional y la especialización de producción: maíz
y patata en la cornisa cantábrica; cereal en Andalucía, Castilla y Aragón; olivar en el valle
del Guadalquivir; viña y frutales en las tierras mediterráneas. En los setenta se advierte
la irrupción de la agricultura moderna gracias al desarrollo de la agricultura de regadío
y los cultivos destinados a la industria conservera.

3. El sector industrial en el S.XIX


El reinado de Isabel II coincidió con una fase expansiva de la economía mundial y
nacional gracias a la pacificación del país, relativa estabilidad política, movilización del
ahorro nacional y el flujo masivo de capitales extranjeros. Sin embargo, la incorporación
a la Revolución Industrial de España a partir de 1840 fue tardía e incompleta debido a:
- Escaso papel de la agricultura, que era suministradora de materias primas,
alimentos, capital y mano de obra y proporcionaba un amplio mercado.
- Inexistencia de una burguesía emprendedora: la aristocracia prefirió seguir
invirtiendo en patrimonios rústicos antes que en aventuras financieras como los
sectores textil y siderúrgico.
- Dependencia financiera del exterior inglés, francés y belga. Sin embargo, estas
inversiones se centraron en empréstitos públicos, minería y ferrocarriles.
- Falta de materias primas y fuentes de energía y dispersas por el territorio, que
hacía costosa su explotación. Solo algunas regiones pudieron desarrollar la
industria siderúrgica.
- Las condiciones geográficas no facilitaban las comunicaciones, debido a la
orografía y el clima principalmente. La red de puertos si permitió el comercio
exterior.
- Pérdida de las colonias, que impiden el despegue industrial.
- El estado fue el máximo responsable de este atraso industrial con una política
proteccionista y de endeudamientos públicos incoherente. La acción legisladora
de las Cortes fue escasa y a destiempo.

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3.1. Principales sectores industriales
3.1.1. La explotación hullera y minería del hierro
España fue durante parte del S.XIX una de las zonas mineras europeas más estimadas
por poseer en grandes cantidades y bajo precio los minerales para la industria europea
(hierro, cobre, plomo y mercurio). La ley de 1939 reglamentó los aprovechamientos
mineros, estimulando la creación de sociedades mineras. El carbón y el hierro triunfan
en 1860 con las políticas librecambistas, que favoreció a Francia e Inglaterra.
3.1.2. Siderurgia
Hubo problemas con la localización de la siderurgia debido a la lejanía de las minas de
carbón y malas comunicaciones. Los primeros altos hornos se levantan en Marbella y
Málaga en 1830. Continua la zona asturiana por la cercanía a cuencas mineras. Acaba
triunfando la siderurgia vasca debido a la cercanía de minas de hierro. Los barcos
llevaban este hierro a Inglaterra y volvían cargados de carbón. Con el desarrollo
ferroviario la siderurgia crece.
3.1.3. Textil
Fue la primera actividad industrial española a lo largo del S.XIX. La incorporación del
telar mecánico y la máquina de vapor aumento la calidad y producción textil algodonera
y lanera. Se localiza sobre todo en Cataluña que gracias a que se permite la importación
de lanas australianas y alemanas consiguen ponerse a la cabeza.

4. Formación del mercado nacional y las comunicaciones


En la España isabelina se crea las infraestructura viaria y financiera. Gracias a la primera
se abandona la autarquía consistente en producir lo necesario. Con la segunda se
consolida el capitalismo moderno con un sistema financiero constituido por sus bancos,
sociedades anónimas y la Bolsa. Juntas contribuyen a un mercado nacional caracterizado
por la unificación de los sistemas de pesas, medidas y monedas.

4.1. Modificaciones en el negocio comercial


Las disposiciones legales del gobierno de Bravo Murillo en 1852 unificaron las
equivalencias de pesas y medidas. El sistema métrico decimal de 1858 las complementó.
Tuvieron un papel muy positivo las exposiciones universales como instrumento de
divulgación de las técnicas industriales y objetos manufacturados. Comerciantes
españoles participaron en las grandes exposiciones, regresando con nuevas ideas. Este
instrumento se complementó con exposiciones nacionales y regionales, aunque muchas
regiones no siguieron esta tendencia.

4.2. Instituciones monetarias y financieras


El nuevo sistema comercial requería un sistema monetario y financiero moderno. Entre
1848-1868 se va adoptando el nuevo sistema decimal con la peseta como unidad y el
sistema bimetalista oro-plata.

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Se crea en 1856 el Banco de España procedente de los anteriores bancos (de Carlos III,
Fernando VII e Isabel II), encargado de la custodia de las reservas del Estado, la emisión
de la moneda y créditos al sector público. La Banca privada tan solo contaba con el Banco
de Barcelona y Cádiz antes del 1844. Con la legislación bancaria de 1856 surgieron el de
Santander, Bilbao, Rothschild y Laffitte.
La creación del mercado bursátil para dar respuesta a inversiones, empréstitos
extranjeros y al desarrollo de sociedades anónimas. En 1831 se crea la Bolsa de Madrid
y en 1851 la de Barcelona.

4.3. Sistema de comunicaciones


Hasta la aparición del ferrocarril la carretera fue fundamental. La política de
construcción de carreteras de Carlos III se vio interrumpida por las guerras de
independencia y carlista con sus apuros económicos. A partir de 1840 se reactivó y la ley
de carreteras de 1851 las clasificó como nacionales, provinciales y locales dirigidas por
el Estado, Diputaciones y Ayuntamientos. En 1868 se habían construido 18000km.
La revolución del transporte viene con el ferrocarril. En 1829 se permite la unión de Jerez
de la Frontera con el Portal, ampliándose el año posterior. La primera línea que se
inauguró fue la de Barcelona-Mataró en 1848, a la que le siguieron la de Madrid-
Aranjuez, que fue ampliada en 1855 para unir los centros industriales con los puertos.
La ley de ferrocarriles de 1855 consiguió inversiones extranjeras y en 1868 se
construyeron 4800km. La crisis de 1868 paralizó las obras, reanudándose
posteriormente para alcanzar en 1900 los 13000km que permitían la integración real del
mercado español y terminaba con el aislamiento regional.

5. Las nuevas estructuras sociales


Las medidas a partir de 1833 liquidaron la sociedad del Antiguo Régimen y sentaron las
bases de una sociedad clasista. Esto generó problemas de adaptación al dar cabida a
nuevos grupos como el obrero industrial y al campesinado. Estructura:
- Clase alta: burguesía adinerada (industriales, financieros, terratenientes y
comerciales), políticos, altos cargos militares, funcionarios y nobleza rica
(aristocracia) que mantenía una situación de prestigio.
- Clase media: 2% de la población activa con una influencia significativa.
Intelectuales, funcionarios, ejército y artesanado.
- Clase baja: campesinos y creciente clase obrera y urbana. Nivel de vida pésimo.
6. El movimiento obrero
En 1860 apenas llegaban a los 154K de 7M de población activa. Esta clase se formó con
la primera generación de obreros que vivió la revolución maquinista. Su situación fue
peor que la del campesinado.
El movimiento obrero en sus principios pretendía reivindicar el derecho de asociación y
aumento salarial. La ley de 1839 les permitió asociarse con fines benéficos.

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En la segunda fase, a partir de 1855 se ve la necesidad de politizar su actividad para
asegurarla legalmente y darle solidez jurídica. Con la revolución de 1868 el movimiento
obrero entra en contacto con el internacionalismo de Fanelli y Lafargue que proporcionó
un instrumento de acción eficaz: una teoría que afirmaba el protagonismo exclusivo de
la clase obrera en su propia liberación.
En el desarrollo de las ideas destacó en Andalucía los seguidores de Fourier, creador del
socialismo utópico, entre ellos: Joaquín Abreu (furierismo gaditano), que puso en
práctica el primer falansterio en España.
Posteriormente triunfan las ideas del anarquismo en el campesinado andaluz con
sucesos como el de la mano negra; y el socialismo en los obreros catalanes y empleados
madrileños. En el último tercio del siglo se funda el primer sindicato y partido socialista:
UGT y PSOE.

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