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LA NACION | SEGURIDAD | ABUSO DE MENORES

Sexo, mentiras y extorsión: una madre,


condenada por abusar del amigo de su hijo

na Vera
o: Facebook

José E. Bordón

19 de junio de 2019  • 18:52

S ANTA FE.- Pueblo chico, infierno grande. Eso es lo que se vive en Villa
Guillermina, una pequeña localidad del departamento General Obligado, 471 kilómetros
al norte de la capital provincial. Allí, una mujer de 34 años fue condenada a tres años de
prisión en suspenso y el pago de 90.000 pesos a la familia de un adolescente de 15 años
por abuso sexual con acceso carnal y coacciones reiteradas. Se probó que,
"aprovechando la inmadurez sexual de la víctima", utilizó su cuerpo como medio y
herramienta para hacer que el chico, amigo de su propio hijo, le diera plata. Y
profundizó el engaño en busca de más, hasta que el joven no pudo más y comenzó a
correrse el velo de esta sórdida historia.

Según comprobó la Justicia, Luciana Soledad Vera sedujo al chico, le pidió prestados
1000 pesos y luego le propuso cancelar esa deuda con sexo. Con el hecho consumado, le
mintió y le dijo que había quedado embarazada de esa única relación sexual, por lo que
le reclamó más plata para solventar un aborto. Semejante cóctel derrumbó
anímicamente al menor.

Según trascendió, la madre de la víctima detectó la situación e hizo la denuncia. Tras la


investigación y la resolución judicial, el fallo interpretó que la acusada planeó todo a
sabiendas de que los padres del adolescente, que son comerciantes, tienen un buen
pasar económico.

Luciana Soledad Vera, la condenada, vive en Villa Guillermina y era responsable del
manejo operativo de una mutual. Según los informes a los que tuvo acceso LA
NACIÓN, Luciana le había pedido amistad por Facebook al chico, de 15 años, que
enseguida aceptó porque la conocía: era la madre de un amigo y además, vecina.

Luciana Vera
Crédito: Facebook
Al cabo de algunos mensajes, y ya con más confianza, la mujer le pidió al menor que le
prestara mil pesos con la promesa de devolvérselos. El adolescente se los dio, pero
pasada una semana sin que la deuda fuese saldada, se lo recordó por la misma red
social.

Fue entonces que ella, tras admitir que no tenía el dinero, le hizo una contraoferta:
"pagarle" con una relación sexual. Para reforzar la tentación, incluso, le envió por la web
fotos íntimas, según reconstruyó la fiscalía.

Entusiasmado por la experiencia que iba a vivir, el menor aceptó. La mujer lo citó en su
casa, lo llevó hasta una habitación, pero antes le pidió que dejara "el dinero" en la
mesita de luz. Tuvieron una relación sexual, la primera para el chico, según determinó la
investigación.

Ella le dijo que se cuidaba con pastillas anticonceptivas y que, por eso, no haría falta que
usaran preservativo. El muchacho no lo sabía, pero ese era el puntapié inicial de la
siguiente fase del plan de Luciana Vera, que, por razones obvias, sería ejecutado diez
días después.

Pasado ese tiempo se contactó con el chico para "avisarle" que estaba embarazada y que
ningún otro que él era "el padre". Así que, sin más vueltas, le exigió otros 10.000 pesos:
"6000 para las pastillas y 4000 para la doctora que le haría la prescripción de las
pastillas abortivas", inventó la estafadora. Eso sí: le advirtió que necesitaba "todo el
dinero junto".

Así, la preocupación fue creciendo en el chico: dinero-embarazo-paternidad-aborto, una


catarata de problemas insolubles para él, que lo llevaron a una depresión a la que sus
padres, al cabo, hallaron explicación cuando encontraron un chat que fue la punta del
ovillo. En unos de los mensajes, la mujer le habría insinuado que consiguiera 45.000
pesos para solucionar el problema.

Para el fiscal de la causa, Norberto Ríos, de los Tribunales de Reconquista, "el hecho no
hubiese existido si la víctima no hubiera tenido medios económicos. La victimaria sabía
exactamente quién iba a ser su víctima y por eso lo manipuló. Si el chico no hubiera
tenido acceso a dinero ella no hubiera hecho eso", sostuvo el fiscal.

Pero, según aclaró la familia de la víctima, en ningún momento existió hurto o robo del
dinero. Sí sorprendió que el chico necesitara 10.000 pesos "para ayudar a un amigo".

Según informes a los que accedió LA NACIÓN, la presión de la mujer exigiéndole


dinero y hablándole de paternidad y aborto causaron profunda mella en la psiquis del
chico, hasta el punto de que les habría insinuado a sus padres que ya no quería
continuar con sus estudios secundarios ni con la práctica de voley, su deporte favorito.

La causa

Villa Guillermina
Crédito: Google Maps

Los hechos ocurrieron entre 2016 y 2018 en Villa Guillermina, donde Luciana Vera
trabajaba para una mutual que otorgaba préstamos. Era concubina (ya no lo sería,
según sus familiares) de un suboficial de la policía que se desempeñaba en la comisaría
de la localidad. Tiene dos hijos adolescentes, uno de 13 y otro de 15 años; este último es
amigo y compañero de estudios y de voley de la víctima.

Los padres de la víctima descubrieron la situación a partir de un mensaje que el


adolescente mandó usando el teléfono de su madre. El martes 5 de marzo pasado,
denunció ante la Justicia el caso sufrido por su hijo. Luciana Vera fue detenida al día
siguiente, y el jueves 7, en la audiencia imputativa, el fiscal Ríos solicitó prisión
preventiva sin plazo, a lo que la jueza Claudia Bressán accedió.

En esa audiencia Ríos le atribuyó a Vera los delitos de hurto en concurso real con
amenazas, abuso sexual con acceso carnal aprovechando la inmadurez sexual de la
víctima y coacciones reiteradas, en calidad de autora.
Ante el requerimiento de la defensa, y con la anuencia de la víctima, la magistrada
convalidó un procedimiento abreviado para evitar el juicio oral y público. Bressán
condenó a Luciana Vera a la pena de tres años de prisión de ejecución condicional más
la obligación de abonar 90.000 pesos en dos cuotas iguales a la familia del adolescente.

Por: José E. Bordón

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