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EXPLORA
PROGRAMA
DE CAPACITACIÓN
LAS CIENCIAS EN EL MUNDO CONTEMPORÁNEO MULTIMEDIAL

CIENCIAS SOCIALES

LA DEMOCRACIA
EN AMÉRICA LATINA

Introducción | Las matrices sociales en América Latina y la construcción de un orden | Desventuras del liberalismo
democrático | La dominación oligárquica | La liquidación del Estado oligárquico no deviene democracia política | Las
dictaduras institucionales de las Fuerzas Armadas | Democracias formales | La fragilidad de las democracias

Autor: Dr. Waldo Ansaldi (UBA y CONICET) | Coordinación Autoral: Dra. Patricia Funes (UBA y CONICET) y Dr. Áxel Lazzari (UBA)
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INTRODUCCIÓN
Agencia TELAM

La Avenida de Mayo el día que Alfonsín asumió la presidencia de la Argentina, 10 de diciembre de 1983.

E n las transiciones de dictaduras a de-


mocracias políticas producidas en
América Latina en las décadas de 1980 y
cia en América Latina, desde una perspecti-
va diferente de la considerada en los últi-
mos años.
de larga duración, buscando explicar las di-
ficultades atravesadas por las sociedades
latinoamericanas para definir regímenes
1990, la principal característica fue la re- Hoy es claro que la democratización inicia- políticos democráticos. El objetivo es encon-
nuncia a transformaciones radicales. Según da en la década de 1980 sólo está compues- trar alguna respuesta a la pregunta ¿por
Norbert Lechner, la demanda de revolución ta de elementos formales, importantes, pero qué clases dominantes que levantan la
en los años sesenta y setenta se transformó no sustantivos. La proposición no implica un democracia liberal como principio de legiti-
en demanda de democracia en los ochenta. juicio de valor acerca de ella. Es una mera midad de su poder institucionalizado ter-
Se puede coincidir o no con el argumento constatación empírica, que no desconoce la minan generando regímenes escasamente
de Lechner, pero no puede dejar de consta- existencia de una cuestión clave, cuyo trata- democráticos, cuando no francamente dic-
tarse que, en efecto, esto ha ocurrido en las miento escapa a los límites aquí disponibles: tatoriales? En cambio, no se persigue defi-
agendas política e intelectual. La historia re- la relación entre democracia y clases sociales. nir la democracia, entendiéndose que, en el
ciente nos sitúa en una encrucijada que nos En ese sentido, las reflexiones aquí expues- proceso histórico de la región, ella es la libe-
obliga a discutir la viabilidad de la democra- tas pretenden ofrecer algunas grandes líneas, ral representativa.
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LAS MATRICES SOCIALES EN AMÉRICA LATINA


Y LA CONSTRUCCIÓN DE UN ORDEN

E n la larga duración, según nuestra hipó-


tesis, los países latinoamericanos se
constituyen históricamente desde tres ma-
Juan B. Justo− y del uruguayo José Batlle y
Ordóñez. El fracaso de estas estrategias de
transformación desde arriba no les resta tras-
mengua de coexistencias en ambas dimen-
siones. La plantación surge a comienzos del
siglo XVI; la hacienda, a principios del siglo
trices sociales desarrolladas a partir de sen- cendencia. A la vez, algunos de sus éxitos XVII, y la estancia, a fines del siglo XVIII. La
das unidades de producción económica: la parciales −como en Costa Rica− refuerzan la primera se encuentra en el Caribe (Antillas
plantación con trabajo esclavista, la hacien- convicción de quienes encuentran una co- mayores y menores, parte del litoral del gol-
da con trabajo semiservil y la estancia con rrelación positiva entre fragmentación de fo de México, costas de Belice, costas y
trabajo asalariado. Las tres generan coinci- la propiedad rural y democracia política. valles aledaños de Venezuela), el nordeste
dencias y diferencias en los planos sociales y Empero, una perspectiva muy diferente es brasileño (y luego las áreas cafetaleras, ha-
culturales que no dejan de expresarse, con sostenida por algunos pensadores, entre los cia el centro sur del país), las Guayanas,
matices, en las formas con las que se proce- que descuella el brasileño Francisco de partes de Colombia y la costa de Perú, y
san los proyectos y los fundamentos del Oliveira Vianna, quien defiende la gran pro- persiste hasta la abolición de la esclavitud,
nuevo orden político, tras la ruptura del piedad agraria y asocia esta con la decisiva durante el siglo XIX. La hacienda abarca
nexo colonial. presencia de unos senhores do engenho, una superficie mayor, desde México hasta
Esta hipótesis persigue una explicación arios y celosos de sus linajes aristocráticos. el noroeste argentino y Chile central, espe-
más allá de la clásica que enfatiza la cues- Las tres matrices sociales indicadas se cons- cialmente en las áreas andinas; su notable
tión de la propiedad de la tierra como clave tituyen en tiempos y espacios diferentes, sin capacidad de adaptación a las transforma-
de los regímenes políticos latinoamerica-
nos, en particular como causal de oclusión
de los proyectos democráticos. Por cierto,
plantación, hacienda y estancia tienen un
común denominador: la propiedad latifun-
dista de la tierra. Tienen, a la vez, diferen-
cias notables, en particular el distinto papel
desempeñado por el capital y las formas de
organización del trabajo. Si bien estas diver-
gencias son de peso, la coincidencia se revela
decisiva en el largo plazo, concebido como
"dialéctica de tiempos mixtos" −autóctono,
colonial, moderno, posmoderno− o como
"sociología de historia lenta".
La propiedad latifundista de la tierra cons-
tituye el núcleo duro de sistemas políticos
duraderos, cuyo desiderátum es la domina-
ción oligárquica. El clientelismo político es, si
no la forma paradigmática, una de las más
importantes de esa continuidad oligárquica
en otros regímenes, llegando a dificultar la
expansión de la democracia política y la con-
versión de súbditos (titulares de deberes) en
ciudadanos (titulares de derechos y debe-
res). No en vano algunas de las más inteli-
gentes propuestas de transformación socio-
política apuntaron a la destrucción de la
estructura agraria latifundista y su reempla-
zo por otra basada en la mediana propiedad
de la tierra, como en los casos del argentino
Domingo Faustino Sarmiento −retomada lue-
go, en clave socialista, por su compatriota Estanciero de la provincia de Buenos Aires de fines del siglo XIX.
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ciones de las economías nacionales y mun- gativamente en los procesos de integra- familia. Los patrones microsociales se proyec-
dial le permite persistir hasta finales de la ción social, nacional y estatal. La Argentina tan a la escala macrosocial y definen el espa-
década de 1960, cuando es desarticulada −haciendas en el noroeste y estancias en la cio mayor (el Estado) conforme con ellos. De
por las reformas agrarias chilena, peruana y pampa− y Brasil− plantaciones en el nordes- los tres, el más favorable a un régimen demo-
ecuatoriana. La estancia es una unidad eco- te y estancias en el sur− lo ilustran bien. crático es el de la estancia −como muestra
nómica tardía y espacialmente restringida a Pese a sus notables diferencias, las tres Uruguay, que no construye un orden oligár-
áreas rioplatenses, y la más próxima al capi- unidades de producción generan un conjun- quico y que, aun con sus límites, sienta bases
talismo. Las tres constituyen verdaderas mi- to de pautas culturales decisivas para la for- para uno democrático−, mas suele ser fuerte-
crosociedades. En ocasiones, coexisten dos mación de las sociedades: concepción jerár- mente condicionado por el de la hacienda o
tipos de estas unidades de producción o quica del orden, paternalismo, clientelismo, el de la plantación. Si bien no debe entender-
microsociedades. Esa coexistencia, una cla- modo de ser aristocrático (con peso de los se en términos dogmáticos, la hipótesis per-
ve explicativa de los regionalismos, opera ne- valores linaje, tradición y ocio), redes de mite asociaciones dignas de explorar.

DESVENTURAS DEL LIBERALISMO DEMOCRÁTICO

E n América Latina, la ruptura de la situa-


ción colonial implica para los diferentes
actores políticos y sociales la resolución de
cicio del gobierno o, donde las hay, a las
constituciones, pero no lo es, en cambio,
para desarrollar una ciudadanía activa, no
varias cuestiones, entre las cuales la primera sólo política sino siquiera civil.
y más urgente es la del poder: ¿quién man- El liberalismo es entendido en América
da?, ¿sobre quién manda?, ¿cómo manda?, Latina como expresión de la modernidad
¿para qué manda? Acceder al poder y ejer- superadora del antiguo régimen y apunta,
cerlo requiere la definición de los principios implícita o explícitamente, al establecimien-
de legitimidad de la ruptura (la revolución de to de la democracia política. En este senti-
independencia), de soberanía y su titularidad do, no hay en los comienzos demasiadas
(Dios, el rey, los pueblos, la nación), de repre- divergencias e, incluso, no son pocos los
sentación y de organización política. católicos que abogan por una república
El proceso de construcción de nuevos Es- democrática representativa, tal como apa-
tados se desarrolla invocando como princi- rece, por ejemplo, en el Catecismo político
pio legitimador el corpus liberal, tanto en la cristiano, escrito por un autor anónimo que
economía como en el ordenamiento polí- eligió firmar José Amor de la Patria y difun-
tico. La apelación incluye los principios de dido en Santiago de Chile hacia 1810-1811.
representación, ciudadanía y democracia. La forma privilegiada que adoptan las
Sin embargo, el movimiento histórico real constituciones es la república representativa
está signado por un profundo desfase entre (excepto en Brasil) −federal en algunos ca-
fundamentos y práctica. Resumiendo en ex- sos, centralista en otros−, fundada en dere-
tremo, puede decirse que la cuestión se chos políticos y civiles con fuertes restriccio-
plantea en términos de transformación de nes. La limitación de la ciudadanía es un dato
principios universales en prácticas singula- clave de ese proceso, que ayuda a compren- José Artigas en la Ciudadela,
res. A las tres grandes exclusiones del pro- der mejor su resolución bajo la forma oligár- Montevideo, Uruguay, según la pintura
ceso europeo −las clases "peligrosas", las quica de dominación, De hecho, el desfase de Juan Manuel Blanes de 1884.
mujeres y los dementes−, América Latina entre los principios y las prácticas produce
añade una cuarta, de orden étnico: los pue- una persistente tensión política, a menudo implican una concepción democrática ex-
blos originarios y los afroamericanos. traducida en guerras civiles u otras formas de cepcional para la época. Tal es el caso de
El "pueblo" es proclamado titular de la violencia física y/o simbólica, particularmente José Gervasio de Artigas, impulsor de la ciu-
soberanía o, siguiendo a Hamilton, "el fun- entre grupos de las clases propietarias. dadanía civil hasta límites mucho más
damento puro y original de toda autoridad Con todo, el liberalismo de la fase de rup- amplios que los admitidos en otros países,
legítima". Tal invocación no es más que una tura del nexo colonial elabora algunas pre- promoviendo, por ejemplo, "la libertad civil
fórmula para dotar de base legítima el ejer- ceptivas que, aunque minoritarias y fugaces, y religiosa en toda su extensión".
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La política hacia los indígenas −parte de la


estrategia de afirmar la ciudadanía civil−
es otra característica notable en algunas ex-
periencias rupturistas. Así, la caducidad de
la servidumbre indígena es proclamada, en
nombre de la Junta de Buenos Aires, por Juan
José Castelli en el Alto Perú, mientras los tri-
butos que gravaban pesadamente a la po-
blación autóctona son abolidos por doquier.
Implícitamente es contemplada en las consti-
tuciones artiguistas y en otros proyectos y
prescripciones de la región. Las manifestacio-
nes más radicales guardan relación con la
democratización del régimen de propiedad
de la tierra, la piedra de toque de toda socie-
dad estructuralmente agraria: bien lo ilustran
Saint-Domingue (luego Haití), México (por
ejemplo, el Bando del 5 de diciembre de
1810, proclamado por Hidalgo) y la Banda
Oriental (el Reglamento Provisorio de Tierras
firmado por Artigas en 1815).
El largo y tortuoso proceso de construc-
ción de los Estados y las sociedades latinoa-
mericanos posterga y/o resignifica el ideal
de la democracia política. Es decir, se esta-
blece el principio de la soberanía residiendo Pedro II, emperador de Brasil entre 1831 y 1889.
en la nación (más que en el pueblo), la divi-
sión tripartita de los poderes, la forma re- masculino. Pero el precepto legal no se Aun con las obvias diferencias que provie-
presentativa, incluso el sufragio universal corresponde con su observancia práctica. nen de la opción por la república o la mo-
En ese desfase reside una de las claves de la narquía, Chile y Brasil comparten algunos
cuestión de la democracia en América La- caracteres básicos, entre ellos, la temprana
tina. Las respuestas posibles varían de país centralización del poder. El Chile modelado
en país. Por otra parte, la opción por el libe- por la Constitución de 1833 es un orden
ralismo realizada por sectores propietarios e político dirigido por un presidente dotado de
intelectuales y militares a ellos vinculados amplias facultades, incluyendo las extraordi-
tiene menos que ver con una supuesta narias, y con posibilidad de reelección por
adscripción a una moda ideológica o una dos períodos. En el Brasil monárquico, la
importación cultural y mucho más con sus Constitución de 1824 combina otra fórmula
intereses materiales: colocar en el mercado de larga duración: proclamación de princi-
mundial, sin trabas ni limitaciones, las ma- pios liberales (derechos y garantías individua-
terias primas de los productores criollos, les) con un poder central fuerte. En este caso,
que no en vano demandan comercio libre un rasgo original del constitucionalismo bra-
desde finales de la colonia. Para ello, el con- sileño es la creación de un cuarto poder esta-
trol del Estado es primordial. tal: a los tres clásicos −Ejecutivo, Legislativo,
No extraña, pues, que los grupos sociales Judicial− añade el Moderador, delegado pri-
dominantes actúen, durante el siglo XIX, vativamente en el monarca, quien recibe los
según el patrón de construir prioritaria- títulos de "Emperador Constitucional y De-
mente un Estado y relegar a un plano se- fensor Perpetuo del Brasil" y el tratamiento
cundario la construcción de una experiencia de Majestad Imperial. Sus facultades in-
liberal-democrática. En esa tarea, el Brasil cluyen la prórroga o aplazamiento de la
monárquico y el Chile republicano son tem- Asamblea General y la disolución de la
pranos y excepcionales casos de éxito. En el Cámara de Diputados si así lo exige "la sal-
Miguel Hidalgo (1753-1811) es considerado
uno de los inciadores de la independencia resto de América Latina, la formación del vación del Estado".
mexicana. Estado se posterga largamente.
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6 EXPLORA CIENCIAS SOCIALES

LA DOMINACIÓN OLIGÁRQUICA

L os procesos de construcción de los Es-


tados latinoamericanos pueden explicar-
se empleando el concepto de revolución
son revoluciones pasivas dependientes, en
una simbiosis de economías capitalistas
(Europa, Estados Unidos) y economías no
minación y no una clase, oligarquía define
un tipo de régimen o de Estado, el oligár-
quico, al que no se opone el régimen o
pasiva, es decir, un entramado de continui- capitalistas. Las revoluciones pasivas prota- Estado burgués o capitalista, sino el demo-
dades y cambios, de persistencias y ruptu- gonizadas por las clases dominantes locales crático. Es decir, la forma contrapuesta de
ras en el conjunto de la sociedad, que la tienen componentes que van más allá de lo la oligarquía como dominación política es la
modifican (modernizan) sin transformarla estrictamente político-estatal, resuelto en el democracia.
radicalmente. Es un proceso que reconoce modo de dominación oligárquica, y gene- La oligarquía es, en América Latina, una
el poder y los privilegios de clases o grupos ran imaginarios sociales, símbolos y com- forma de ejercicio de dominación política de
tradicionalmente dominantes en regiones portamientos colectivos sintetizables en la clase situada históricamente entre 1880 y
menos desarrolladas −en términos capitalis- expresión "modo de ser oligárquico". 1930-1940 −en algunos casos se prolongó
tas−, al tiempo que frena el potencial trans- Aquí, el término oligarquía no designa aún más−. Por tanto, en términos generales,
formador que pueden expresar o deman- una clase social. Es una categoría política corresponde al período de economías pri-
dar las clases subalternas. Se trata de una que define una forma de ejercicio de la marias exportadoras, en el que el motor del
dialéctica conservación-innovación. La revo- dominación, caracterizada por su concen- crecimiento económico se encuentra en el
lución pasiva es un proceso de transforma- tración y la angosta base social (o sea, por exterior y depende de la demanda de las
ción capitalista que resulta del acuerdo la exclusión de la mayoría de la sociedad de economías industrializadas del centro del sis-
entre clases o fracciones dominantes con los mecanismos de decisión política); es fun- tema capitalista mundial. La dominación
exclusión de las clases subalternas y de los damentalmente coercitiva, y cuando existe oligárquica se ejerce en el interior de socie-
sectores "jacobinos", con empleo sistemá- consenso de las clases subalternas, este es dades estructuralmente agrarias, fuertemen-
tico de la violencia o coerción y con una pasivo. La dominación oligárquica puede ser te estratificadas, con prácticas paternalistas
decisiva intervención del Estado en todos ejercida por clases, fracciones o grupos so- que funcionan en la doble dimensión de (a)
los espacios sociales. Se trata de una solu- ciales (incluyendo redes familiares) diversos: transmisión de la dominación central (nacio-
ción "desde arriba", elitista y antipopular, terratenientes no capitalistas, terratenien- nal) sobre los espacios locales y morigeración
que en América Latina se resuelve, con fre- tes capitalistas, burgueses y/o una alianza del autoritarismo estatal y (b) búsqueda del
cuencia, bajo la forma y el ejercicio de la de clases o fracciones de ellas. Siendo una equilibrio entre intereses nacionales y locales.
dominación política oligárquica. Más aún: forma de organización y ejercicio de la do- La dominación oligárquica es una red tendi-
da jerárquicamente, combinando centraliza-
AGN

ción y descentralización entre grupos domi-


nantes de diferente alcance (nacional,
regional, provincial o estadual y local),
clientelismo y burocracia, con mecanismos
de control intraoligárquico.
El dominio oligárquico no se ejerce en
todos los países ni de igual modo, ya sea for-
mal o realmente. En materia de centraliza-
ción/descentralización de las decisiones polí-
ticas pueden hallarse situaciones de (1) gran
descentralización, fuerte peso de los poderes
locales y regionales como principales centros
de poder (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú);
(2) tendencia a una aparente paradoja: el
poder central se refuerza gradualmente por
causa y a pesar del refuerzo de los poderes
locales (Brasil); (3) tendencia al debilitamien-
to de los poderes locales y fortalecimiento
del poder central (Argentina, México, Vene-
El levantamiento cívico-miltar de la Unión Cívica, conocido como Revolución del Parque
(1890), apelaba a una democratización del régimen político. Si bien fue sofocado, provocó zuela); (4) primacía temprana y excepcional
la caída del presidente Juárez Celman. del poder central (Chile).
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PROCLAMA DE LOS REVOLUCIONARIOS DE 1890


AGN

del abuso, aceptar un despotismo ignomi- la base de la voluntad nacional y con la


nioso, renunciar al gobierno libre y asumir dignidad de otros tiempos, destruyendo
la más grave responsabilidad ante la esta ominosa oligarquía de advenedizos
patria porque hasta los extranjeros podrí- que ha deshonrado ante propios y extra-
an pedirnos cuenta de nuestra conducta, ños las instituciones de la República. El
desde que ellos han venido a nosotros único autor de esta revolución, de este
bajo los auspicios de una constitución que movimiento sin caudillo, profundamente
los ciudadanos hemos jurado y cuya custo- nacional, larga e impacientemente espera-
dia nos hemos reservado, como un privile- do, es el pueblo de Buenos Aires, que, fiel
Al pueblo: gio, que promete justicia y libertad a a sus tradiciones, reproduce en la historia
El patriotismo nos obliga a proclamar la todos los hombres del mundo que vengan una nueva evolución regeneradora que
revolución como recurso extremo y nece- a habitar el suelo argentino. [...] esperaban anhelosas todas las provincias
sario para evitar la ruina del país. Derrocar El país entero está fuera de quicio, desde argentinas. [...]
un gobierno constitucional, alterar sin jus- la Capital hasta Jujuy. Las instituciones li- El ejército no mancha su bandera ni su
to motivo la paz pública y el orden social, bres han desaparecido de todas partes; honor militar, ni su bravura, ni su fama,
substituir el comicio con la asonada y eri- no hay república, no hay sistema federal, no con un motín de cuartel. Sus soldados, sus
gir la violencia en sistema político sería hay gobierno representativo, no hay admi- oficiales y sus jefes han debido cooperar y
cometer un verdadero delito de que nos nistración, no hay moralidad. La vida política han cooperado en este movimiento, por-
pediría cuenta la opinión nacional. Pero se ha convertido en industria lucrativa. que la causa del pueblo es la causa de
acatar y mantener un gobierno que repre- El presidente de la República ha dado el todos; es la causa de los ciudadanos y del
senta la ilegalidad y la corrupción; vivir sin ejemplo, viviendo en la holgura, haciendo ejército; porque la patria está en peligro de
voz ni voto la vida pública de un pueblo la vida de los sátrapas con un menosprecio perecer y porque es necesario salvarla de
que nació libre; ver desaparecer día por inaudito por el pueblo y con una falta de la catástrofe.
día las reglas, las principios, las garantías dignidad que cada día se ha hecho más Su intervención contendrá la anarquía,
de toda administración pública regular; irritante. [...] impedirá desórdenes, garantizará la paz.
consentir los avances al tesoro, la adulte- Puede decirse que él ha vivido de los Esa es su misión constitucional y no la
ración de la moneda, el despilfarro de la bienes del Estado y que se ha servido del tarea oscura, poco honrada de servir de
renta; tolerar la usurpación de nuestros erario público para constituirse un patri- gendarmería urbana para sofocar las liber-
derechos políticos y la supresión de nues- monio propio. [...] tades públicas. El período de la revolución
tras garantías individuales que interesan a En el orden político ha suprimido el siste- será transitorio y breve; no durará sino el
la vida civil, sin esperanza alguna de reac- ma representativo hasta constituir un con- tiempo indispensable para que el país se
ción ni de mejora porque todos los cami- greso unánime sin discrepancia de opinio- organice constitucionalmente. El gobierno
nos están tomados para privar al pueblo nes, en el que únicamente se discute el revolucionario presidirá la elección de tal
del gobierno propio y mantener en el modo de caracterizar mejor la adhesión manera que no se suscite ni la sospecha de
poder a los mismos que han labrado la personal, la sumisión y la obediencia pasiva. que la voluntad nacional haya podido ser
desgracia de la República; saber que los El régimen federativo ha sido escarnecido; sorprendida, subyugada o defraudada. El
trabajadores emigran y que el comercio se los gobernadores de provincia, salvo rara elegido para el mando supremo de la
arruina, porque, con la desmonetización excepción, son sus lugartenientes; se eligen, Nación será el ciudadano que cuente con la
del papel el salario no basta para las pri- mandan, administran y se suceden según su mayoría de sufragios en comicios pacíficos
meras necesidades; soportar la miseria antojo, rendidos a su capricho. [...] y libres, y únicamente quedarán excluidos
dentro del país y esperar la hora de la ban- El movimiento revolucionario de este día como candidatos los miembros del gobier-
carrota internacional que nos deshonraría no es la obra de un partido político. no revolucionario que espontáneamente
ante el extranjero; resignarse a sufrir todo Esencialmente popular e impersonal, no ofrecen al país esta garantía de su impar-
confiando nuestra suerte y la de nuestra obedece ni responde a las ambiciones de cialidad y de la pureza de sus propósitos.
posteridad a lo imprevisto y a la evolución círculo o a hombre público alguno. No
del tiempo, sin tentar el esfuerzo supre- derrocamos al gobierno para separar
mo, sin hacer los grandes sacrificios que hombres y sustituirlos en el mando; lo
reclama una situación angustiosa y casi derrocamos para devolverlo al pueblo a L. N. Alem - A. del Valle - M. Demaría
desesperada, sería consagrar la impunidad fin de que el pueblo lo reconstituya sobre M. Goyena - J. J. Romero - L. V. López
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8 EXPLORA CIENCIAS SOCIALES

En América Latina, la situación tiene, en


cambio, otras características, puesto que
aquí, mucho más que en Europa, la demo-
cracia política aparece, más bien, como una
petición de principios postergada para un
futuro impreciso. La década de 1930 es, para
la región, la década en la que la demanda de
democracia política termina en una notable
frustración. A su turno, la aparición de los
populismos, en sus expresiones más paradig-
máticas −el cardenismo mexicano, el var-
guismo brasileño y el peronismo argentino−
pone la cuestión de la democracia política en
su forma más clásica (liberal representativa)
en una perspectiva diferente: estas expresio-
nes sociopolíticas, manteniendo en lo formal
los criterios de la democracia política, liberal
representativa, ponen el acento en el carác-
ter plebiscitario que las caracteriza y refuer-
José Félix Uriburu derrocó a Hipólito Yrigoyen el 8 de septiembre de 1930 e inauguró zan la inclusión desde los derechos sociales,
la larga historia de gobiernos de facto en la Argentina. y en el caso argentino también la inclusión
política, al incorporar a las mujeres a los
Ahora bien, en la década de 1920, la agen- derechos de ciudadanía política.
LA LIQUIDACIÓN DEL ESTADO da política intelectual europea −de la izquier- Por otra parte, el Departamento de Estado
OLIGÁRQUICO NO DEVIENE da y de la derecha− observa a la democracia estadounidense invoca fuertemente la de-
DEMOCRACIA POLÍTICA de modo negativo. El clima de época cues- mocracia política, más como forma de con-
tiona la democracia liberal. Para la izquier- tener ese potencial "amenazante" de la
La dominación oligárquica invoca como prin- da, la democracia burguesa es insuficiente, estabilidad de la región −ya sea el comunis-
cipio de legitimación la democracia, mas esta un fetiche que vela la dominación de clase y mo o las experiencias populistas− que como
es conculcada. De allí que las primeras for- no resuelve los problemas de las grandes una pretensión genuina. En efecto, y a des-
mas de reacción antioligárquica aparezcan mayorías. Para la derecha, la democracia pecho de esa apelación, nadie conculca más
como reivindicación del derecho al ejercicio liberal es inconducente y peligrosa, vía rápi- fuertemente la posibilidad del ejercicio de la
del sufragio y demanda de democracia polí- da al bolcheviquismo. democracia política liberal que la propia polí-
tica. La dominación oligárquica termina de

Clarín Contenidos
modo abrupto en el México de la revolución
de 1910 y de modo pacífico en la Argentina,
donde la Ley Sáenz Peña, de 1912, permite
el pasaje a la democracia política. En el resto
de América Latina −con las excepciones de
Uruguay, Paraguay y Costa Rica, que no co-
nocen la dominación oligárquica− se prolon-
ga más tiempo y en algunos casos se resuel-
ve por una vía claramente violenta, como en
la denominada Revolución del Treinta, en
Brasil, y la Revolución Nacional Boliviana, en
1952. Otros dos casos de disolución tardía de
la dominación oligárquica son los de Chile,
bajo la presidencia de Eduardo Frei, y el de la
Revolución Peruana, bajo el liderazgo del
general Velasco Alvarado, ambos en la déca-
da de 1960. En los dos casos, la inclusión en
el espacio político está en relación con sendos
La noche del 29 de julio de 1966, el gobierno de facto del general Juan Carlos Onganía
procesos de reforma agraria que modifican reprimió a profesores y estudiantes universitarios e intervino las universidades nacionales,
las formas de trabajo de las haciendas. a las que consideraba centros de difusión del comunismo.
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LA DEMOCRACIA EN AMÉRICA LATINA 9

MOVILIZACIÓN SOCIAL:
¿DE QUIÉN Y PARA QUÉ?

La Revolución Peruana es humanista y


libertaria. Con estas características busca
crear una nueva sociedad. Porque una
revolución se hace para reemplazar una
sociedad injusta por otra mejor. Sólo así se
justifica. En la nuestra, no es un nuevo
orden que reemplaza el anterior. Sino
un orden que reemplaza el desorden.
La nueva sociedad que la Revolución
Peruana propone es la democracia social
de participación plena. Por eso se hacen
los cambios. Por esto se dan las leyes revo-
lucionarias. Estos cambios y estas leyes no
solamente producen beneficios inmedia-
tos. También buscan dibujar poco a poco
una sociedad que sea producto del aporte
de todos, de la participación de todos.
Porque esas leyes varían completamente
la alta economía, pero necesitan del
soporte, del apoyo de las mayorías para
las cuales se está cambiando la sociedad.
La Revolución Peruana aspira a que los convenía sólo a los grupos minoritarios de poder tiene un nombre: Moviliza-
hombres y mujeres intervengan, partici- que acapararon la riqueza y el poder en ción Social.
pen en el planteamiento y la solución de sus distintas manifestaciones (poder eco- En el caso del Perú, ¿qué significa la
todos los problemas. nómico, político, social, cultural). Para per- movilización social para los obreros, cam-
Pero, intervenir requiere organizarse. petuar su dominación hicieron todo lo pesinos, marginados urbanos, estudiantes,
Sin organización no es posible expresarse, posible por mantener desarticulada y pasi- etc.? Significa, fundamentalmente, que
decir las necesidades, resolverlas. Nuestro va a la mayoría de la Nación. todos estos sectores, en virtud de este pro-
pueblo tendrá que crear sus propias orga- De este modo, el aparato estatal (inclui- ceso, dejarán de ser los desplazados del
nizaciones a medida que practique la par- da la administración pública) y, en gene- poder para asumir una nueva ubicación,
ticipación, a medida que ejerza su poder ral, todos los sistemas institucionales del para convertirse en protagonistas de
de decisión, a medida que vaya abando- país, tuvieron un carácter paternalista, es todos los cambios, para constituir una
nando su comportamiento pasivo, ajeno al decir, "daban", "obsequiaban", solucio- gran base social que realmente decida,
acontecer nacional. nes a las mayorías desposeídas y explota- que realmente tenga poder.
En la sociedad que se está dejando atrás, das. De más está decir que esas soluciones
los grandes grupos sociales fueron margina- nunca fueron totales y eficaces. Fragmento de un folleto del SINAMOS
dos y desprovistos de la capacidad de tomar La Revolución Peruana quiere un ciu- (Sistema Nacional de Apoyo a la Movilización
decisiones (o sea, de ejercer el poder). Esto dadano que piense por sí mismo, un ciuda- Social), Perú, 1971.
sólo convenía al grupo de privilegiados que dano que aprenda a organizarse por sí
acaparó el poder, que siempre decidió a mismo y ejerza el respectivo control demo-
espaldas del pueblo, a pesar de que se auto- crático sobre su organización o sobre toda
denominaban "representantes del pueblo". la sociedad.
Y esta misma situación de desplazado creó Esa es una democracia social de partici-
en el hombre peruano una forma pasiva de pación plena.
comportamiento cívico. El ciudadano La transferencia de poder al pueblo se
"común y corriente" ha sido, básicamente, producirá en forma creciente, progresiva.
un ciudadano indiferente a los problemas Es todo un proceso. Y este proceso que
de su propia sociedad. Y esto, repetimos, les irá transformando la estructura social
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10 EXPLORA CIENCIAS SOCIALES

tica exterior de los Estados Unidos. Ahí está para reclamar libertad y democracia políti- externos (internacionales). Simples porque
el reguero de dictadores autócratas en el ca. Los resultados son transiciones conser- el procedimiento general es una solución
Caribe y América Central (Trujillo, Batista, vadoras, pactadas, excepto en la Argentina, de negociaciones tomada en el vértice, por
Somoza, Ubico), en Paraguay (Stroessner), donde la derrota de las Fuerzas Armadas en las direcciones de los partidos políticos,
Venezuela (Pérez Jiménez), entre otros, prue- la aventura de las islas Malvinas priva a los eventualmente de las organizaciones repre-
ba evidente de la falacia de una argumenta- militares de cualquier posibilidad de impo- sentativas de intereses (sean de masas, como
ción que alcanza su punto paradigmático en ner condiciones. los sindicatos obreros, o más restrictivas, pero
la intervención estadounidense en el derro- Los procesos de transición son complejos y también más poderosas, como las de la bur-
camiento del gobierno de Salvador Allende, simples a la vez. Complejos por el número de guesía), y las conducciones militares. En tales
en Chile, en 1973. actores que intervienen en ella −si bien su salidas, las masas −pese a su importante pa-
capacidad de decisión se ordena vertical y pel en las luchas antidictatoriales− son margi-
LAS DICTADURAS INSTITUCIONALES desigualmente− y los condicionamientos his- nadas. Es decir, la lógica de las transiciones es
DE LAS FUERZAS ARMADAS tóricos más o menos mediatos y/o inme- igual o similar, pero la historia de cada una de
diatos, tanto internos (nacionales) como ellas es diferente e, incluso, específica.
La invocación a la democracia realizada por

AP
los Estados Unidos durante la Guerra Fría se
convierte, en América Latina, en una desnu-
da política de apoyo a dictaduras institucio-
nales de las fuerzas armadas, basadas ideo-
lógicamente en la Doctrina de la Seguridad
Nacional. Según esta, los militares latinoa-
mericanos tienen por misión principal com-
batir a los enemigos internos, a "las quintas
columnas del comunismo internacional",
que actúan dentro de las respectivas fronte-
ras nacionales, dejando la lucha contra el
enemigo exterior −el bloque de la Unión
Soviética y China Popular− a las fuerzas de la
OTAN. En rigor, se trata de una respuesta
brutal −tras el fracaso de la vía reformista de
la Alianza para el Progreso− a la Revolución
Cubana y la expansión de los movimientos
insurgentes inspirados en ella.
A diferencia de las tradicionales dictaduras
autocráticas, las nuevas son el resultado de
la decisión de las Fuerzas Armadas, como
institución, de tomar por asalto el Estado (del
que son parte), desplazar el poder civil y go-
bernar apelando a mecanismos de selección
de los gobernantes decididos y ejercidos por
las jerarquías militares. La primera de ellas es
la instaurada en Brasil (1964-1985). Le sigue
la autodenominada Revolución Argentina
(1966-1973). En los años setenta, la estrate-
gia se aplica en Bolivia (1971-1978) y 1980-
1982), en Chile (1973-1990), en Uruguay
(1973-1984), y otra vez en la Argentina
(1976-1983).
En la primera mitad de los años ochenta,
esas dictaduras comienzan a ceder. Varios
factores se asocian para jaquearlas, entre
ellos la crisis financiera de la deuda externa
y la pérdida del miedo de la gente que, aun En 1973, el general Augusto Pinochet, con el apoyo de los Estados Unidos, derrocó el gobierno
con inicios modestos, sale a ganar la calle chileno del socialista Salvador Allende, quien se suicidó durante el bombardeo de la Moneda.
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LA DEMOCRACIA EN AMÉRICA LATINA 11

DEMOCRACIAS FORMALES
Epitacio Pessoa / AE

tración de la justicia está o ha estado alta-


mente subordinada a los intereses políticos
gubernamentales. El presidencialismo se ha
acentuado por doquier, en algunos casos
(Argentina, Perú) reforzado por la introduc-
ción de la cláusula constitucional que permi-
te la reelección inmediata y por la consagra-
ción del poco republicano procedimiento de
los "decretos de necesidad y urgencia" que
puede promulgar el presidente.
La ciudadanía política es prácticamente
universal, pero en la práctica se asiste a una
licuación del ciudadano en mero votante,
cuando no en abstencionista, pues la abs-
tención es una de las manifestaciones de la
creciente apatía política y del rechazo a las
formas predominantes de hacer política.
Los derechos de ciudadanía social han sido
arrasados y muchos derechos civiles fueron
conculcados.
Otra acción corrosiva de las democracias
latinoamericanas actuales es ejercida por la
corrupción. En rigor, la corrupción no es una
novedad de la década de 1990: ella existe
desde mucho antes, incluso es socialmente
aceptada y practicada (dentro de ciertos
límites: evasión impositiva, soborno a poli-
cías, conexiones clandestinas a servicios de
agua, luz, teléfono, televisión por cable, por
ejemplo), alcanzando niveles excepcional-
mente altos no sólo en los casos clásicos de
la Colombia dominada por el narcotráfico,
el México hegemonizado por el PRI y el
Manifestación en favor de la destitución del presidente de Brasil, Fernando Collor de Mello, Paraguay de Stroessner, sino también en
el 28 de agosto de 1992. Nicaragua, la Argentina y Bolivia, entre
otros. Lo novedoso de la década de 1990 es

M irada desde una perspectiva mera-


mente institucional, la apariencia
muestra, desde 1980, una consolidación de
nos han llamado una "dictadura perfecta";
las Fuerzas Armadas no tienen injerencia en
las decisiones políticas o, donde aún poseen
la expansión y la mayor visibilidad de la
corrupción estructural, a las que no son aje-
nos los procesos de privatización de empre-
la democracia. Pero se trata sólo de una for- alguna, tienden a subordinarse al poder civil. sas estatales −un traspaso de riqueza del
malidad: hay elecciones periódicas, en mu- Los golpes de Estado al estilo clásico no Estado al sector privado−, campo más que
chos casos limpias y transparentes, si bien parecen probables o resultan muy difíciles de propicio para la apropiación ilegítima de
todavía persisten mecanismos clientelares e, sostener, al menos en el corto plazo. recursos monetarios.
incluso, algún caso de fraude; hay alternan- La división de poderes está estatuida en Esta situación se suma a un contexto que
cia de partidos en el ejercicio del gobierno, todos los países, pero ella no es necesaria- expone las democracias latinoamericanas a
incluso en México, donde la hegemonía mente respetada, y los avances del Ejecutivo una intensa doble presión, una endógena,
absoluta del Partido Revolucionario Insti- sobre el Legislativo y el Judicial son una la otra exógena. La segunda proviene de la
tucional (PRI) se había prolongado a lo largo constante en buena parte, si no en la mayo- política exterior estadounidense y se expre-
de siete décadas, configurando lo que algu- ría, de ellos. Hay casos en los que la adminis- sa de diversas maneras, pero siempre con
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grosería, que llega a harto grosera en el libertad y elecciones−, sin conceder relevan- pudiera solucionar sus problemas económi-
caso de Venezuela y a muy grosera en el de cia a otras características. Hacer de las elec- cos". No es un dato trivial: el apoyo de las
Bolivia. Pero aquí y ahora interesa destacar ciones y el desempeño económico sinóni- ciudadanas y los ciudadanos a la democra-
el papel de la presión endógena, pues remi- mos de democracia demuestra claramente cia "es un componente clave de su susten-
te a los actores sociales y políticos principa- su mayor debilidad: hace depender el apoyo tabilidad. La experiencia histórica nos ense-
les a la hora de resolver la construcción de a ella de los ingresos económicos, en des- ña que las democracias fueron derribadas
un régimen político. Las burguesías ya han medro de bienes y valores políticos. por fuerzas políticas que contaban con el
dado muestras de desdén por la democra- El estudio del PNUD muestra que si bien la apoyo o, por lo menos, la pasividad de una
cia si ella atenta contra sus intereses inme- región ha alejado los riegos de quiebre insti- parte importante, y en ocasiones mayorita-
diatos, como lo prueba elocuentemente el tucional violento, otras fragilidades han ria, de la ciudadanía. Las democracias se tor-
caso de Venezuela, con el abortado golpe aparecido, Así, la democracia está perdien- nan vulnerables cuando, entre otros facto-
de Estado contra el presidente Chávez, en do vitalidad y, aunque todavía preferida, se res, las fuerzas políticas autoritarias encuen-
abril de 2002, y el lock-out de diciembre del desconfía de su capacidad para mejorar las tran en las actitudes ciudadanas terreno fér-
mismo año. condiciones de vida, al tiempo que los parti- til para actuar".
Indicadores cuantitativos confiables mues- dos políticos están en el nivel más bajo de la
tran una situación ambigua por parte de los estima pública (son las instituciones que LA FRAGILIDAD
ciudadanos latinoamericanos respecto de la menos confianza inspiran: en ellos, el nivel DE LAS DEMOCRACIAS
democracia. Los datos ofrecidos por los re- de esta cayó del 20 % en 1996 al 11 % en
levamientos de opinión realizados en 2002 2003) y el Estado es mirado con expectativa La historia de la región muestra que, por
y 2003 por la organización Latino-baróme- y recelo a la vez. En el mismo estudio se distintas razones, tanto las clases subalter-
tro y el estudio realizado en 2004 por el constata: "Una proporción sustancial de la- nas −proletarios, trabajadores, campesinos,
Programa de las Naciones Unidas para el tinoamericanos valora al desarrollo econó- las clases medias urbanas−, como las clases
Desarrollo (PNUD) son bien reveladores. De mico por sobre la democracia y estaría dis- propietarias (sean burguesías o no) no siem-
ellos resulta que la concepción predominan- puesta a dejar de lado la democracia en pre hicieron y/o hacen de la democracia un
te de la democracia es minimalista −esto es, caso de que un gobierno no democrático horizonte político deseable, una conquista

Jorge Santos / El Universal (Caracas)

Manifestantes en el golpe de Estado fallido contra el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, en abril de 2002.
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LA DEMOCRACIA EN AMÉRICA LATINA 13


Agencia TELAM

después del 11 de setiembre de 2001, y se


centra en escenarios puntuales: Venezuela,
por la cuestión del petróleo; Colombia, por
la militarización del conflicto político y el
narcotráfico; Bolivia, por la radicalidad asig-
nada a los grupos indígenas (a la que se
suma que el nuevo presidente sea de
extracción indígena y campesina y de orien-
tación socialista); Brasil y la Argentina, por
su afán en pro de la integración regional
sudamericana. Y, obviamente, Cuba.
La tarea de repensar la democracia es
urgente, incluyendo su articulación con el
proceso de globalización económica, social,
política, cultural e ideológica neoliberal. La
articulación entre Estado (mínimo) y grupos
empresarios es una de las formas que ad-
quiere ese proceso. Otra manifestación es
la opción prioritaria del crecimiento econó-
mico por sobre la democracia, elección indi-
cativa de un triunfo ideológico del neolibe-
ralismo, que privilegia la primacía del
mercado en la definición de los mecanis-
mos de crecimiento económico, mas no de
desarrollo económico-social, postergando
la extensión y profundización de los dere-
chos democráticos. El problema es, pues, el
Asamblea de las asambleas vecinales en Parque Centenario, Buenos Aires, enero de 2002. de la colisión entre intereses económicos y
valores político-sociales democráticos. En
a lograr. A su turno, las experiencias con gobernantes, por parte de actores democrá- sociedades con una historia de burguesías
mayor acción transformadora −las populis- ticos sólo por oportunismo o interés. de rapiña, sin actores democráticos fuertes
tas del cardenismo mexicano, el varguismo El caso de comunidades indígenas, histó- y con ciudadanos licuados, una política tal
brasileño y el peronismo argentino, y las ricamente ajenas a la participación, que amenaza fuertemente el futuro inmediato de
revolucionarias de México (1910), Bolivia están pasando a la acción política organiza- la democracia, aun cuando algunos procesos
(1952) y Cuba (1959)− fueron mucho más da y con cierto grado de autonomía −como
Ricardo Stuckert / ABr

efectivas en integrar las clases subalternas a en Ecuador y Bolivia−, ilustra muy bien la
la nación y a derechos de ciudadanía, sobre ambigüedad señalada. El potencial innova-
todo social, que en generar experiencias de- dor ofrecido por las asambleas vecinales de
mocráticas perdurables, en tanto espacio varias ciudades argentinas tras las moviliza-
para dirimir y procesar disensos. ciones y acciones del 19 y 20 de diciembre
Hoy, las condiciones de construcción de de 2001, luego agostadas, podrá o no recu-
democracia siguen siendo precarias. Es un perarse, pero han dejado sedimentos en
proceso cargado de buena dosis de ambi- favor de la democracia mucho más sólidos
güedad. Así como se constatan intentos que en el pasado. Hay, pues, condiciones
(más serios y consistentes que en el pasado) de posibilidad, no necesariamente condi-
por construir regímenes políticos plenamen- ciones de realización.
te democráticos −aunque sin contenido Por otra parte, no puede soslayarse el
social, una demanda clave en una región contexto internacional, en particular la polí-
azotada por la tremenda desigualdad y aso- tica de los Estados Unidos. El conservaduris-
lada por la pobreza−, se observa también mo y el fuerte dejo mesiánico de la adminis-
una fuerte tensión entre demanda de mayor tración Bush hijo no alientan al optimismo.
ciudadanía a los ciudadanos, por parte de Fuera del proyecto ALCA, el interés actual
actores más genuinamente democráticos, y de los Estados Unidos en América Latina es Fidel Castro, líder histórico de la Revolución
demanda de mayor poder represivo a los −en términos estratégicos− bajo, sobre todo Cubana, durante un discurso en La Habana.
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14 EXPLORA CIENCIAS SOCIALES

DEMOCRACIA Y CONFLICTO SOCIAL


Archivo Agencia Estado / AE

del conflicto y a transformaciones institu-


cionales para su resolución. Y en este pro-
ceso el conflicto social políticamente repre-
sentable debía y podía ser políticamente
gobernado y gobernable. Sin embargo por
muy intenso que parezca, el conflicto social
es siempre gobernable y su violencia se
enmarca siempre no sólo limitada por el
orden democrático, en el que se expresa y
que constituye su condición de posibilidad,
sino también porque: a) es políticamente
representable y puede ser políticamente
gobernable; b) aunque puede desbordar
los marcos institucionales establecidos, pue-
de también provocar cambios en las mismas
instituciones, hacia los cuales se orientaría
siempre el conflicto.
El conflicto ha sido tradicionalmente consi- producida, la democracia podrá represen- Por esta misma razón también el conflicto
derado tan esencial a la democracia como tar políticamente toda la conflictividad en social, al ser políticamente representable
para la libertad, y ya desde Aristóteles has- torno a la mayor distribución y a las reivin- tendía a fortalecer y legitimar las institucio-
ta Rousseau pasando por Maquiavelo y un dicaciones de mayor participación. nes democráticas, y en especial los partidos,
pacifista como Spinoza se ha preferido En otras palabras, sin real participación el Parlamento o Congreso; y además en la
siempre "mejor el conflicto con libertad social no hay posible representación políti- medida que el conflicto social lograba
que el orden sin ella". Pero además es ca. Y una fundamental crisis de representa- ampliar la participación en la sociedad (en
doblemente necesario para la democracia, ción política remite siempre e inevitable- términos económicos, políticos y culturales)
porque el conflicto se funda siempre en mente a una crisis de participación social. de sectores cada vez más numerosos, simul-
desigualdades y constituye una lucha con- Por eso resulta tan irreal como extremada- táneamente y de manera correspondiente
tra ellas, siendo su causa "el deseo de igual- mente conflictivo mantener un régimen mejoraba su representación política.
dad". Al fundarse en el principio de una democrático en una sociedad de exclusión. En cualquier caso el conflicto social es
igualdad de derecho, la democracia da Pero esto mismo explica también por qué esencialmente democrático tanto en sus
lugar a todas las luchas y conflictos por la las democracias en América Latina se presupuestos, ya que reivindica mayor
igualdad de hecho. […] encuentran forzadas a compensar y susti- libertad e igualdad, como en sus efectos,
Más aún, cuanto mayor es la participa- tuir la falta de participación social de muy puesto que su producción de intereses y
ción social de los ciudadanos, tanto mayor amplios sectores de la sociedad por su par- reivindicaciones de mayor participación
será también su representación política; ticipación política clientelar y populista. social activan la representación política,
cuanto mejor identificados y compartidos Estas razones hacen que el conflicto social promueven su gobernabilidad democráti-
son los intereses por los que luchan las dife- sea siempre profundamente democrático, y ca y obligan a cambios institucionales del
rentes clases, grupos y sectores sociales, explican por qué razón la misma democra- mismo sistema democrático. Por eso el
tanto mejor podrán ser políticamente cia se fundamenta en el conflicto social. [...] principal "efecto de la institucionalización
representados. Esto supone una estrecha En este contexto los regímenes democrá- de los conflictos" es conducir a reformas
articulación o correspondencia entre la ticos no sólo organizaban políticamente la institucionales y en definitiva "al cambio
democracia representativa o representa- distribución de riquezas (sociales, económi- social". [...]
ción política de la democracia y la participa- cas, políticas y culturales) sino que propicia-
ción social o distribución social de la rique- ban las demandas y reivindicaciones de una
za de una sociedad; las desigualdades mayor participación en ellas por parte de José Sánchez-Parga, "Del conflicto social
sociales podrán ser más o menos grandes o los más amplios grupos y sectores de la al ciclo político de la protesta", en Ecuador
insuperables, pero mientras se mantengan sociedad. La conflictividad inherente a Debate, nº 64, Quito, abril de 2005.
ciertos márgenes de distribución social y de estas demandas en ocasiones violentas, http://www.dlh.lahora.com.ec/paginas/
participación en la riqueza socialmente obligaba a las democracias a un gobierno debate/paginas/debate1336.htm
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LA DEMOCRACIA EN AMÉRICA LATINA 15

Maxi Failla
El vicepresidente Álvaro García Linera y los ministros durante la consagración de Evo Morales como Apu Malku (líder supremo)
de los indígenas de los Andes, previa a su asunción de la presidencia de Bolivia, el 21 de enero de 2006.

en curso pueden servir de punto de inflexión. han tornado crecientemente mayores. El im- Los datos del bienio 2002-2003 son terri-
Un indicador inequívoco de los efectos pacto es de tal magnitud que la lógica misma bles: 18,5 % de la población latinoamerica-
negativos de las políticas de ajuste estructu- del régimen se orienta −de no mediar una ac- na es extremadamente pobre; el 11 % está
ral es el incremento de la pobreza. El PNUD ción correctora del resto de Estado que que- subnutrida y, entre los niños menores de 5
señala que, en 2003, la pobreza alcanzó el da− hacia una aún mayor desigualdad social. años, el 7,9 % está desnutridos. La pobla-
43,9 %, y la pobreza extrema el 19,4 % de
Celso Junior / AE

la población regional. El incremento de la


pobreza ha ido acompañado de un también
brutal aumento de la desigualdad en la dis-
tribución del ingreso.
Las políticas neoliberales de los años no-
venta generaron una brutal fragmentación
social, ruptura de los lazos de solidaridad,
exacerbación de las desigualdades sociales
e incremento de la represión. En rigor, un
régimen de apartheid social, cuyas con-
secuencias y manifestaciones más visibles
son la segregación socioeconómica y cultu-
ral de grandes mayorías demográficas. Este
apartheid social opera en dos registros entre-
lazados: el de cada una de nuestras socieda-
des, consideradas en su dialéctica interna, y
el del mundo globalizado. En uno y otro, las
distancias entre hombres y mujeres ubicados Enfrentamiento, en enero de 2004, entre pobladores originarios y estancieros en la hacienda
en diferentes planos de la pirámide social se São Jorge, en el Mato Groso brasileño.
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16 EXPLORA CIENCIAS SOCIALES

ción con una ingesta inferior a los requeri- el 10 % de los hogares de mayores recursos que esta cuestión nos lleva a la de la relación
mientos mínimos es relativamente elevada: se apropiaba de la porción más significativa entre democracia y exclusión o, en expresión
55 millones de latinoamericanos y caribeños de los ingresos y, por cierto, de la riqueza. clásica, entre democracia y capitalismo.
padecen algún grado de subnutrición. La Excepto Costa Rica, Cuba y Uruguay, ese La democracia política −en su forma hoy
desnutrición, en particular la crónica, es la grupo percibía en todos los demás países de dominante, la liberal representativa− está
consecuencia más extrema del hambre, con la región más del 30 % de los ingresos, aun- lejos de estar consolidada en América La-
un corolario también terrible, el de compro- que, en rigor, en la mayoría de ellos supera- tina. Las realmente existentes son demo-
meter decisivamente el rendimiento escolar ba el 35 %, contrastando con la situación cracias políticas relativamente estables, no
y la capacidad productiva de los afectados, del 40 % de los hogares más pobres, que consolidadas ni, mucho menos, irreversi-
incidiendo negativamente en el potencial percibían entre el 9 y el 15 % de los ingresos bles. Están aún más cerca de la precariedad
de desarrollo de la sociedad. totales. En síntesis, América Latina es hoy la que de la fortaleza. Son, en rigor, democra-
Otro tanto ocurre con la profundización de región más desigual del mundo. No es nece- cias de pobres y democracias pobres, con
la desigualdad. Al comenzar el nuevo siglo, saria demasiada perspicacia para advertir un futuro de pobres democracias.

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sociales latinoamericanas contemporáneas, Caracas, Facultad de El equipo de Publicaciones de la Dirección Nacional de Gestión Curricular y
Ciencias Económicas y Sociales, Universidad Central de Venezuela, Formación Docente agradece a las siguientes instituciones y personas por
Instituto Autónomo Nacional, 1996. permitirnos reproducir material fotográfico y colaborar en la documenta-
Lechner, Norbert: "De la revolución a la democracia", La Ciudad Futura, ción de imágenes: El Universal (Venezuela); Agencia Estado (Brasil); AP;
n° 2, Buenos Aires, octubre de 1986, pp. 33-35. Agencia Brasil (Brasil); Clarín Contenidos; Archivo General de la Nación;
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Ministro de Educación, Ciencia y Tecnología, Lic. Daniel Filmus Coordinadora del Área de Ciencias Coordinación y documentación,
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