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EXPLORA
PROGRAMA
DE CAPACITACIÓN
LAS CIENCIAS EN EL MUNDO CONTEMPORÁNEO MULTIMEDIAL
CIENCIAS SOCIALES
LA DEMOCRACIA
EN AMÉRICA LATINA
Introducción | Las matrices sociales en América Latina y la construcción de un orden | Desventuras del liberalismo
democrático | La dominación oligárquica | La liquidación del Estado oligárquico no deviene democracia política | Las
dictaduras institucionales de las Fuerzas Armadas | Democracias formales | La fragilidad de las democracias
Autor: Dr. Waldo Ansaldi (UBA y CONICET) | Coordinación Autoral: Dra. Patricia Funes (UBA y CONICET) y Dr. Áxel Lazzari (UBA)
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INTRODUCCIÓN
Agencia TELAM
La Avenida de Mayo el día que Alfonsín asumió la presidencia de la Argentina, 10 de diciembre de 1983.
ciones de las economías nacionales y mun- gativamente en los procesos de integra- familia. Los patrones microsociales se proyec-
dial le permite persistir hasta finales de la ción social, nacional y estatal. La Argentina tan a la escala macrosocial y definen el espa-
década de 1960, cuando es desarticulada −haciendas en el noroeste y estancias en la cio mayor (el Estado) conforme con ellos. De
por las reformas agrarias chilena, peruana y pampa− y Brasil− plantaciones en el nordes- los tres, el más favorable a un régimen demo-
ecuatoriana. La estancia es una unidad eco- te y estancias en el sur− lo ilustran bien. crático es el de la estancia −como muestra
nómica tardía y espacialmente restringida a Pese a sus notables diferencias, las tres Uruguay, que no construye un orden oligár-
áreas rioplatenses, y la más próxima al capi- unidades de producción generan un conjun- quico y que, aun con sus límites, sienta bases
talismo. Las tres constituyen verdaderas mi- to de pautas culturales decisivas para la for- para uno democrático−, mas suele ser fuerte-
crosociedades. En ocasiones, coexisten dos mación de las sociedades: concepción jerár- mente condicionado por el de la hacienda o
tipos de estas unidades de producción o quica del orden, paternalismo, clientelismo, el de la plantación. Si bien no debe entender-
microsociedades. Esa coexistencia, una cla- modo de ser aristocrático (con peso de los se en términos dogmáticos, la hipótesis per-
ve explicativa de los regionalismos, opera ne- valores linaje, tradición y ocio), redes de mite asociaciones dignas de explorar.
LA DOMINACIÓN OLIGÁRQUICA
Clarín Contenidos
modo abrupto en el México de la revolución
de 1910 y de modo pacífico en la Argentina,
donde la Ley Sáenz Peña, de 1912, permite
el pasaje a la democracia política. En el resto
de América Latina −con las excepciones de
Uruguay, Paraguay y Costa Rica, que no co-
nocen la dominación oligárquica− se prolon-
ga más tiempo y en algunos casos se resuel-
ve por una vía claramente violenta, como en
la denominada Revolución del Treinta, en
Brasil, y la Revolución Nacional Boliviana, en
1952. Otros dos casos de disolución tardía de
la dominación oligárquica son los de Chile,
bajo la presidencia de Eduardo Frei, y el de la
Revolución Peruana, bajo el liderazgo del
general Velasco Alvarado, ambos en la déca-
da de 1960. En los dos casos, la inclusión en
el espacio político está en relación con sendos
La noche del 29 de julio de 1966, el gobierno de facto del general Juan Carlos Onganía
procesos de reforma agraria que modifican reprimió a profesores y estudiantes universitarios e intervino las universidades nacionales,
las formas de trabajo de las haciendas. a las que consideraba centros de difusión del comunismo.
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MOVILIZACIÓN SOCIAL:
¿DE QUIÉN Y PARA QUÉ?
tica exterior de los Estados Unidos. Ahí está para reclamar libertad y democracia políti- externos (internacionales). Simples porque
el reguero de dictadores autócratas en el ca. Los resultados son transiciones conser- el procedimiento general es una solución
Caribe y América Central (Trujillo, Batista, vadoras, pactadas, excepto en la Argentina, de negociaciones tomada en el vértice, por
Somoza, Ubico), en Paraguay (Stroessner), donde la derrota de las Fuerzas Armadas en las direcciones de los partidos políticos,
Venezuela (Pérez Jiménez), entre otros, prue- la aventura de las islas Malvinas priva a los eventualmente de las organizaciones repre-
ba evidente de la falacia de una argumenta- militares de cualquier posibilidad de impo- sentativas de intereses (sean de masas, como
ción que alcanza su punto paradigmático en ner condiciones. los sindicatos obreros, o más restrictivas, pero
la intervención estadounidense en el derro- Los procesos de transición son complejos y también más poderosas, como las de la bur-
camiento del gobierno de Salvador Allende, simples a la vez. Complejos por el número de guesía), y las conducciones militares. En tales
en Chile, en 1973. actores que intervienen en ella −si bien su salidas, las masas −pese a su importante pa-
capacidad de decisión se ordena vertical y pel en las luchas antidictatoriales− son margi-
LAS DICTADURAS INSTITUCIONALES desigualmente− y los condicionamientos his- nadas. Es decir, la lógica de las transiciones es
DE LAS FUERZAS ARMADAS tóricos más o menos mediatos y/o inme- igual o similar, pero la historia de cada una de
diatos, tanto internos (nacionales) como ellas es diferente e, incluso, específica.
La invocación a la democracia realizada por
AP
los Estados Unidos durante la Guerra Fría se
convierte, en América Latina, en una desnu-
da política de apoyo a dictaduras institucio-
nales de las fuerzas armadas, basadas ideo-
lógicamente en la Doctrina de la Seguridad
Nacional. Según esta, los militares latinoa-
mericanos tienen por misión principal com-
batir a los enemigos internos, a "las quintas
columnas del comunismo internacional",
que actúan dentro de las respectivas fronte-
ras nacionales, dejando la lucha contra el
enemigo exterior −el bloque de la Unión
Soviética y China Popular− a las fuerzas de la
OTAN. En rigor, se trata de una respuesta
brutal −tras el fracaso de la vía reformista de
la Alianza para el Progreso− a la Revolución
Cubana y la expansión de los movimientos
insurgentes inspirados en ella.
A diferencia de las tradicionales dictaduras
autocráticas, las nuevas son el resultado de
la decisión de las Fuerzas Armadas, como
institución, de tomar por asalto el Estado (del
que son parte), desplazar el poder civil y go-
bernar apelando a mecanismos de selección
de los gobernantes decididos y ejercidos por
las jerarquías militares. La primera de ellas es
la instaurada en Brasil (1964-1985). Le sigue
la autodenominada Revolución Argentina
(1966-1973). En los años setenta, la estrate-
gia se aplica en Bolivia (1971-1978) y 1980-
1982), en Chile (1973-1990), en Uruguay
(1973-1984), y otra vez en la Argentina
(1976-1983).
En la primera mitad de los años ochenta,
esas dictaduras comienzan a ceder. Varios
factores se asocian para jaquearlas, entre
ellos la crisis financiera de la deuda externa
y la pérdida del miedo de la gente que, aun En 1973, el general Augusto Pinochet, con el apoyo de los Estados Unidos, derrocó el gobierno
con inicios modestos, sale a ganar la calle chileno del socialista Salvador Allende, quien se suicidó durante el bombardeo de la Moneda.
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DEMOCRACIAS FORMALES
Epitacio Pessoa / AE
grosería, que llega a harto grosera en el libertad y elecciones−, sin conceder relevan- pudiera solucionar sus problemas económi-
caso de Venezuela y a muy grosera en el de cia a otras características. Hacer de las elec- cos". No es un dato trivial: el apoyo de las
Bolivia. Pero aquí y ahora interesa destacar ciones y el desempeño económico sinóni- ciudadanas y los ciudadanos a la democra-
el papel de la presión endógena, pues remi- mos de democracia demuestra claramente cia "es un componente clave de su susten-
te a los actores sociales y políticos principa- su mayor debilidad: hace depender el apoyo tabilidad. La experiencia histórica nos ense-
les a la hora de resolver la construcción de a ella de los ingresos económicos, en des- ña que las democracias fueron derribadas
un régimen político. Las burguesías ya han medro de bienes y valores políticos. por fuerzas políticas que contaban con el
dado muestras de desdén por la democra- El estudio del PNUD muestra que si bien la apoyo o, por lo menos, la pasividad de una
cia si ella atenta contra sus intereses inme- región ha alejado los riegos de quiebre insti- parte importante, y en ocasiones mayorita-
diatos, como lo prueba elocuentemente el tucional violento, otras fragilidades han ria, de la ciudadanía. Las democracias se tor-
caso de Venezuela, con el abortado golpe aparecido, Así, la democracia está perdien- nan vulnerables cuando, entre otros facto-
de Estado contra el presidente Chávez, en do vitalidad y, aunque todavía preferida, se res, las fuerzas políticas autoritarias encuen-
abril de 2002, y el lock-out de diciembre del desconfía de su capacidad para mejorar las tran en las actitudes ciudadanas terreno fér-
mismo año. condiciones de vida, al tiempo que los parti- til para actuar".
Indicadores cuantitativos confiables mues- dos políticos están en el nivel más bajo de la
tran una situación ambigua por parte de los estima pública (son las instituciones que LA FRAGILIDAD
ciudadanos latinoamericanos respecto de la menos confianza inspiran: en ellos, el nivel DE LAS DEMOCRACIAS
democracia. Los datos ofrecidos por los re- de esta cayó del 20 % en 1996 al 11 % en
levamientos de opinión realizados en 2002 2003) y el Estado es mirado con expectativa La historia de la región muestra que, por
y 2003 por la organización Latino-baróme- y recelo a la vez. En el mismo estudio se distintas razones, tanto las clases subalter-
tro y el estudio realizado en 2004 por el constata: "Una proporción sustancial de la- nas −proletarios, trabajadores, campesinos,
Programa de las Naciones Unidas para el tinoamericanos valora al desarrollo econó- las clases medias urbanas−, como las clases
Desarrollo (PNUD) son bien reveladores. De mico por sobre la democracia y estaría dis- propietarias (sean burguesías o no) no siem-
ellos resulta que la concepción predominan- puesta a dejar de lado la democracia en pre hicieron y/o hacen de la democracia un
te de la democracia es minimalista −esto es, caso de que un gobierno no democrático horizonte político deseable, una conquista
Manifestantes en el golpe de Estado fallido contra el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, en abril de 2002.
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efectivas en integrar las clases subalternas a en Ecuador y Bolivia−, ilustra muy bien la
la nación y a derechos de ciudadanía, sobre ambigüedad señalada. El potencial innova-
todo social, que en generar experiencias de- dor ofrecido por las asambleas vecinales de
mocráticas perdurables, en tanto espacio varias ciudades argentinas tras las moviliza-
para dirimir y procesar disensos. ciones y acciones del 19 y 20 de diciembre
Hoy, las condiciones de construcción de de 2001, luego agostadas, podrá o no recu-
democracia siguen siendo precarias. Es un perarse, pero han dejado sedimentos en
proceso cargado de buena dosis de ambi- favor de la democracia mucho más sólidos
güedad. Así como se constatan intentos que en el pasado. Hay, pues, condiciones
(más serios y consistentes que en el pasado) de posibilidad, no necesariamente condi-
por construir regímenes políticos plenamen- ciones de realización.
te democráticos −aunque sin contenido Por otra parte, no puede soslayarse el
social, una demanda clave en una región contexto internacional, en particular la polí-
azotada por la tremenda desigualdad y aso- tica de los Estados Unidos. El conservaduris-
lada por la pobreza−, se observa también mo y el fuerte dejo mesiánico de la adminis-
una fuerte tensión entre demanda de mayor tración Bush hijo no alientan al optimismo.
ciudadanía a los ciudadanos, por parte de Fuera del proyecto ALCA, el interés actual
actores más genuinamente democráticos, y de los Estados Unidos en América Latina es Fidel Castro, líder histórico de la Revolución
demanda de mayor poder represivo a los −en términos estratégicos− bajo, sobre todo Cubana, durante un discurso en La Habana.
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Maxi Failla
El vicepresidente Álvaro García Linera y los ministros durante la consagración de Evo Morales como Apu Malku (líder supremo)
de los indígenas de los Andes, previa a su asunción de la presidencia de Bolivia, el 21 de enero de 2006.
en curso pueden servir de punto de inflexión. han tornado crecientemente mayores. El im- Los datos del bienio 2002-2003 son terri-
Un indicador inequívoco de los efectos pacto es de tal magnitud que la lógica misma bles: 18,5 % de la población latinoamerica-
negativos de las políticas de ajuste estructu- del régimen se orienta −de no mediar una ac- na es extremadamente pobre; el 11 % está
ral es el incremento de la pobreza. El PNUD ción correctora del resto de Estado que que- subnutrida y, entre los niños menores de 5
señala que, en 2003, la pobreza alcanzó el da− hacia una aún mayor desigualdad social. años, el 7,9 % está desnutridos. La pobla-
43,9 %, y la pobreza extrema el 19,4 % de
Celso Junior / AE
ción con una ingesta inferior a los requeri- el 10 % de los hogares de mayores recursos que esta cuestión nos lleva a la de la relación
mientos mínimos es relativamente elevada: se apropiaba de la porción más significativa entre democracia y exclusión o, en expresión
55 millones de latinoamericanos y caribeños de los ingresos y, por cierto, de la riqueza. clásica, entre democracia y capitalismo.
padecen algún grado de subnutrición. La Excepto Costa Rica, Cuba y Uruguay, ese La democracia política −en su forma hoy
desnutrición, en particular la crónica, es la grupo percibía en todos los demás países de dominante, la liberal representativa− está
consecuencia más extrema del hambre, con la región más del 30 % de los ingresos, aun- lejos de estar consolidada en América La-
un corolario también terrible, el de compro- que, en rigor, en la mayoría de ellos supera- tina. Las realmente existentes son demo-
meter decisivamente el rendimiento escolar ba el 35 %, contrastando con la situación cracias políticas relativamente estables, no
y la capacidad productiva de los afectados, del 40 % de los hogares más pobres, que consolidadas ni, mucho menos, irreversi-
incidiendo negativamente en el potencial percibían entre el 9 y el 15 % de los ingresos bles. Están aún más cerca de la precariedad
de desarrollo de la sociedad. totales. En síntesis, América Latina es hoy la que de la fortaleza. Son, en rigor, democra-
Otro tanto ocurre con la profundización de región más desigual del mundo. No es nece- cias de pobres y democracias pobres, con
la desigualdad. Al comenzar el nuevo siglo, saria demasiada perspicacia para advertir un futuro de pobres democracias.
Ministro de Educación, Ciencia y Tecnología, Lic. Daniel Filmus Coordinadora del Área de Ciencias Coordinación y documentación,
Secretario de Educación, Lic. Juan Carlos Tedesco Sociales, Lic. Raquel Gurevich Lic. Rafael Blanco
Coordinadora del Área de Desarrollo Edición, Lic. Gonzalo Blanco
Subsecretaria de Equidad y Calidad, Lic. Alejandra Birgin Profesional, Lic. Silvia Storino Diseño y diagramación,
Directora Nacional de Gestión Curricular y Formación Docente, Coordinadora del Programa de DG María Eugenia Más
Lic. Laura Pitman Capacitación Explora, Lic. Viviana Celso Corrección, Norma A. Sosa Pereyra
Coordinadora de Publicaciones,
Lic. Raquel Franco www.me.gov.ar