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Forma y Esfuerzos Estructijrales PDF
Forma y Esfuerzos Estructijrales PDF
ESTRUCTIJRALES
Janæ Cpnwna
CUADERNOS
DEL INSTITUTO
JUAN DE IIERRERA
DE LA Escunr,e DE
AnoUITECTURA
nn M,IDRID
1-48-01
FORMA Y ESFIJERZOS
ESTRI.JCTI.]RALES
por
Janæ Cpnvnne
CUADERNOS
DEL INSTITUTO
JUAN DE HERRERA
DE rt EscuELA DE
AnoUITECTURA
on M¿,DRID
1-48-01
CUADERNOS
DEL INSTITUTO
JUAN DE HERRERA
0 VARIOS
I ESTRUCTURAS
) CONSTRUCCIÓN
J FÍSICAYMATEMÁTICAS
4 rBonÍe
5 cpouprRia Y DIBUJo
6 PROYECTOS
7 URBANISMO
I n¡sraunecléN
NUEVA Nuvrnn¡ctóN
t Á¡ea
48 Autor
0l Ordinal de cuademo (del autor)
El objetivo del texto es analizar el
omportamiento estru
tural desde la perspe
tiva de la forma de la estru
-
tura, determinando los parámetros de forma espe
ialmente relevantes. Esto permitirá
omprender los medios
herramientas de transforma
ión formal que pueden emplearse para re
orrer un amplio abani
o tipológi
o,
on
espe
ial énfasis en los tipos de
ubierta,
omo si de un
ontinuo se tratase. En este
ontinuo el
omportamiento
global será idénti
o en todas las estru
turas, por más que pueda materializarse lo
almente de modo diversi
ado
en tipos formalmente diferen
iados. Este texto, empezado
on motivo de mi interven
ión en un
urso de do
to-
rado promovido en Cádiz por Julio Malo de Molina (
urso 1998-1999), expone
on
eptos y métodos intuidos y
desarrollados ini
ialmente por Ri
ardo Aro
a en diversos
ursos sobre
riterios de diseño estru
tural, enrique
idos
por aporta
iones muy diversas, entre las que deben
itarse las tesis de José Luis de Miguel y José Luis Fernández
Cabo, dirigidas por el mismo autor.
Índi e General
7 Con lusiones 40
En el viejo dis
urso teóri
o estru
turalista sobre la Arquite
tura se ha
e referen
ia al doble papel de signo
y de signi
ado de los elementos que
omponen la obra arquite
tóni
a, y de ésta en su
onjunto. Signo, en
tanto que aquello que es per
ibido remite a un área de sentido determinado: el
ontenido semánti
o a que
alude di
ho signo. Pero además de signo es asimismo signi
ado, en
uanto que el objeto per
ibido es un
objeto dotado de sentido, al jugar un papel denido en la obra arquite
tóni
a misma, papel que
onstituye
el
ontenido semánti
o propio de di
ho objeto.
La estru
tura portante de un edi
io tiene un
ontenido semánti
o in
ontrovertido: es la responsable
abal de
que la rmitas se haga realidad, pero su papel
omo signo puede ser menos evidente en la
onfusión del n de
siglo, en la que el úni
o valor triunfante, aunque sea en el efímero período de popularidad que nos
orresponde
según Warhol, pare
e residir en la e
a
ia mediáti
a, en la
apa
idad de fo
alizar la despreo
upada aten
ión
públi
a en torno al propio espe
tá
ulo, dirigiéndola ha
ia los objetivos publi
itarios de inten
ión
omer
ial
o políti
a a que se destina di
ho espe
tá
ulo. Y así es fá
il interpretar la inten
ión que subya
e tras la
estru
tura de edi
ios emblema,
omo el Guggenheim-Bilbao, en el que no se trata tanto o no sólo de
asegurar la rmeza de la propia obra,
uanto de mostrar al mundo la
apa
idad de la industria vas
a para
realizar
ualquier objeto por
ompli
ado que sea y aquí podría re
ordar la distin
ión entre
ompli
ado y
1. Introdu
ión. Signo y sentido estru
tural. 3
omplejo que Saenz de Oiza ha empleado profusamente en su magisterio, y que nos ha enseñado a apre
iar
lo
omplejo a la par que a tratar de evitar lo
ompli
ado
Pero al pare
er el dis
urso teóri
o, pese al a
elerado ritmo
on que destruye los valores a
lamados ha
e no
tanto tiempo, no renun
ia nalmente de modo absoluto a lo que pare
ería evidente desde la perplejidad
del no ini
iado: el valor arquite
tóni
o puede estar íntimamente ligado a la
apa
idad autoreferen
ial del
signo arquite
tóni
o, es de
ir, a la
apa
idad del objeto
omo signo de aludir a sí mismo
omo signi
ado,
o la
apa
idad de sus
omponentes de aludir a sus propias
ualidades, valor que un personaje tan po
o
próximo al mismo,
omo Peter Eisenmann, ha atribuido sin embargo a obras emblemáti
as
omo el Cristal
Pala
e. Y según esta op
ión le
orrespondería a la estru
tura no sólo la
apa
idad de asegurar la rmitas ,
sino la de signi
arla, la de ha
erla aparente al observador. La estru
tura en tal
aso aludiría a su propio
ontenido semánti
o, sería signo de di
ho sentido, y dado que lo que es per
ibido
omo signo es su forma,
o las
onstri
iones que su forma pueda imponer al resto del objeto arquite
tóni
o, habría de materializar
en di
ha forma los
omplejos
ampos tensodeforma
ionales
on que se materializan los requisitos de rmeza
que asegura en el edi
io.
La forma estru
tural, pues, no sólo está en la base de la estabilidad de la obra, sino que alude a di
ha
estabilidad, es signo de la misma. Así, la geometría
on la que se ha
e manifesta
ión de estabilidad es
asimismo la que ha de materializar físi
amente en sus fuerzas internas di
ha estabilidad, si no estamos
o
ultando y de
orando la forma estru
tural empleada. Dadas las restri
iones derivadas de
uestiones
omo
la prote
ión frente al fuego, et
. ambas op
iones son posibles, y su valor dependerá del resto de las op
iones
del proye
to en su
onjunto.
Por ello resulta sugerente explorar tal
apa
idad autoreferen
ial en la estru
tura, y apoyar en esta explora
ión
un dis
urso que
ontemple las rela
iones entre forma y
apa
idad o e
a
ia estru
tural, es de
ir, que explore
las
ualidades geométri
as de la forma estru
tural que están en la base de su e
a
ia
omo objeto dotado de
sentido.
Di
ha reexión no debería suponer una restri
ión a la explora
ión o innova
ión formal arquite
tóni
a o
estru
tural, en el modo que que toda
ien
ia ja a
otando su
ampo de aten
ión, sino más bien un
a
i
ate para la explora
ión, al fa
ilitar a posteriori la
apa
idad de agrega
ión o
ombina
ión de formas por
un mejor
ono
imiento de sus
omportamientos.
Para esta reexión nos remitimos, pues, al sentido propio de las estru
turas, su
apa
idad portante, y vamos
a emplear
omo herramientas teóri
as y
ríti
as las propias de este
ampo teóri
o-té
ni
o. Se des
riben
ini
ialmente en este apartado de forma genéri
a las ditintas partes del dis
urso que se detalla en apartados
siguientes, para permitir
omprender las rela
iones entre los mismos. Tras una breve reexión sobre las
rela
iones entre forma y estru
tura en la
onstru
ión
lási
a, y la nueva perspe
tiva que el análisis de
estru
turas aporta a di
has rela
iones, se pasa a des
ribir las
ualidades estru
turales requeridas en general
en edi
a
ión, en la que los edi
ios institu
ionales
onstituyen un
aso parti
ular. Se muestra la ne
esidad
y la posibilidad de un lenguaje que permita
omparar tipos estru
turales diferen
iados, y se eligen las
magnitudes apropiadas para ello. Se exploran posteriormente las impli
a
iones de tales
on
eptos en los
tipos estru
turales formalmente más diversos, que son los tipos de
ubierta.
Como hemos visto, la geometría estru
tural puede jugar un doble papel. En los tipos
onstru
tivos
lási
os las
propiedades de semejanza aso
iadas a las
ondi
iones de estabilidad y resisten
ia, han permitido
onstituir,
por repeti
ión de solu
iones
orrespondientes a un mismo tipo, la a
umula
ión de imágenes
orrespondientes
1. Introdu
ión. Signo y sentido estru
tural. 4
a solu
iones semejantes. Y di
ha a
umula
ión ha permitido
rear una experien
ia visual que aso
ia la
estabilidad
on
iertas
ongura
iones y propor
iones. La misma posibilidad de existen
ia de las reglas
propor
ionales que han sido
on
ebidas y utilizadas
on rigor y
on éxito en la
onstru
ión en la antigüedad
está en la base de la posibilidad de existen
ia de una
ultura per
eptiva apli
ada a la apre
ia
ión de la
estabilidad de las obras realizadas
on di
hos tipos
onstru
tivos. Con la apari
ión, en el siglo XIX de
los materiales modernos ahora antigüos realmente, en tanto tienen más de un siglo de existen
ia en sus
formas de empleo estándard desapare
ió di
ha rela
ión entre forma y
ondi
ión de estabilidad, puesto que
los nuevos materiales daban origen a rela
iones de propor
ión radi
almente diferentes a las apli
ables
on
los materiales pre
edentes. Pero además
on su empleo se ini
ió el uso de herramientas matemáti
as no
geométri
as y de alto grado de abstra
ión, poniendo en
risis la idea misma de la posibilidad de apli
ar
reglas de propor
ión en su manipula
ión. Y sin embargo, en los tipos estándares es fá
il reparar en la
existen
ia de propor
iones estáti
amente a
eptables ,
omo puede
omprobarse fá
ilmente en la experien
ia
per
eptiva de las estru
turas de piso de hormigón armado y forjados
onven
ionales.
Sin embargo, el mayor papel de los nuevos materiales puede atribuirse a la
rea
ión de tipos
onstru
tivos
y estru
turales radi
almente nuevos,
omo las vigas trianguladas
on el a
ero, o las láminas en el
aso
del hormigón, en los que la idea de propor
ión quedó aparentemente erradi
ada,
reando una diso
ia
ión
generalizada entre los atributos arquite
tóni
os de forma y rmeza que habían estado anteriormente ligados.
Y sin embargo hoy es posible re
onstruir una aso
ia
ión exa
ta entre forma y estabilidad basta para ello
analizar el
umplimiento de los requisitos estru
turales de las formas en
uestión, lo que puede ha
erse para
todas ellas y de esa re
onstru
ión puede además obtenerse el sub
onjunto de parámetros de la forma que
gobiernan di
has
ondi
iones de estabilidad. De tal modo que empleando las
apa
idades teóri
as y
ríti
as
que el análisis pone a nuestro al
an
e, pero apli
ando nuevamente el énfasis en los atributos de la forma,
podría volver a aso
iarse signo y sentido en las estru
turas portantes que usamos en la arquite
tura.
El objeto de la
ríti
a es explorar y prede
ir la validez de la obra. Para ello analiza los modelos u objetos
que se presentan ante ella. La
ríti
a estru
tural , a diferen
ia de gran parte de los pro
edimientos
ríti
os en
otros ámbitos de la arquite
tura, goza de un grado de
onsenso
asi universal entre los espe
ialistas en este
ámbito del
ono
imiento
ientí
o-té
ni
o. O lo que es igual, las arma
iones que distintos miembros de este
ole
tivo de espe
ialistas podrían ha
er sobre la ade
ua
ión de una estru
tura
on
reta serían
on
ordantes
en gran parte de los
asos no en todos. Hay múltiples modos de someter a
ríti
a un objeto desde la
perspe
tiva de su
omportamiento estru
tural. Evidentemente es la experien
ia el modo último de valida
ión:
todo objeto termina siendo experimentado en la realidad. Pero la existen
ia de una teoría que puede ser
onstrastada
on la experien
ia es la base del
ono
imiento
ientí
o, y en el
aso de la me
áni
a estru
tural,
se trata de una realidad
on varios siglos de existen
ia. De modo que la teoría permite prede
ir en buena
medida y
on muy alta abilidad las presta
iones que
abe esperar de un objeto ade
uadamente representado
y analizado, y por ello es ahora el modo fundamental de
ríti
a empleado.
Ahora bien, la
apa
idad de análisis de la teoría sólo puede apli
arse a objetos predenidos. Y tanto más
denido debe estar el objeto
uanto más pre
isión requiramos en la previsión teóri
a. De tal modo que
para poder apli
ar las
apa
idades
ríti
as de la teoría de análisis de estru
tura hemos de tener previamente
predenida la estru
tura. Cabe de
ir que, para esta teoría, no son visibles los objetos estru
turales que no
estén su
ientemente o
ompletamente denidos. De ello resulta que el pro
eso de proye
to de una estru
tura
no puede es
apar a las servidumbres de todo proye
to, que exigen un pro
eso de aproxima
ión en
i
los en
los que las tomas de de
isión po
o o es
asamente motivadas, o adoptadas ini
ialmente en base a motiva
iones
1. Introdu
ión. Signo y sentido estru
tural. 5
ajenas a la propia lógi
a estru
tural, son a menudo un ingrediente impres
indible para el avan
e. Pues en
mu
has o
asiones la úni
a manera de avanzar es denir más el objeto aun
uando las de
isiones adoptadas
en di
ha deni
ión puedan ser erróneas, lo que sólo revelará el análisis posterior, que no puede ser realizado
si no han sido adoptadas di
has de
isiones. El análisis permitirá validarlas o re
hazarlas, dando paso a una
fase de mayor
ono
imiento sobre el problema planteado.
De este modo el pro
eso de análisis es poderoso, pero el pro
eso de de
isión previo se mantiene relativamente
iego, y lo es ahora en mayor grado que lo fué en la era de la propor
ionalidad, al ha
erse mu
ho más
énfasis en las
apa
idades y métodos analíti
os que en los pro
esos de
on
ep
ión previos. Sin embargo, si
se emplean las
apa
idades que ofre
e el análisis a la explora
ión de tipos estru
turales alternativos y a la
ompara
ión entre las respuestas que tales tipos ofre
en a los problemas que deben resolver, pueden volver a
reformularse
on
ierta pre
isión las rela
iones entre forma y rmeza, que
ono
idas e interiorizadas permiten
mantener el
ontrol sobre las exigen
ias estru
turales en todas las fases de diseño, in
luso las muy tempranas.
Pues en efe
to, en las fases ini
iales de la
on
ep
ión arquite
tóni
a, la herramienta
entral de explora
ión y
modelado es la geometría, de modo que si las exigen
ias estru
turales quedan des
ritas en
lave geométri
a
pueden ser
ontrastadas en las ambigüas des
rip
iones preliminares de los objetos arquite
tóni
os, y de sus
omponentes estru
turales.
Por lo tanto, mediante el análisis
omparado del
omportamiento estru
tural de elementos de
omplejidad
re
iente trataremos de estable
er
on rigor los aspe
tos parámetros de la forma de mayor relevan
ia en
el
omportamiento de la estru
tura.
Para ello es impres
indible el empleo del
on
epto de e
a
ia . En efe
to, distintas solu
iones estru
turales a
un mismo problema habrán de resolver en modo
omparable las restri
iones estru
turales impuestas las
restri
iones de resisten
ia , rigidez y estabilidad por lo que
abe de
ir que desde la perspe
tiva propia de
la rmitas habrían de ser idénti
as. O de lo
ontrario no se trataría de
omparar entre distintas solu
iones
estru
turales
omo alternativas posibles a un mismo problema, sino que las solu
iones aportadas a di
ho
problema serían de muy diferente
alidad, de modo que la pura
apa
idad o in
apa
idad de respetar los
requisitos estable
idos sería la que de
antaría la de
isión. Si, sin embargo,
onsideramos que hay solu
iones
posibles alternativas es porque todas ellas son
apa
es de
umplir los requisitos estru
turales en igual medida,
on igual seguridad.
Por lo tanto la
ompara
ión entre éstas debe in
orporar un
on
epto adi
ional, que es,
omo ya hemos di
ho,
el de la e
a
ia
on la que son
apa
es de
umplir tales requisitos. Di
ho
on
epto podrá además integrar
en sí a las estru
turas in
apa
es de respetar los requisitos estru
turales, pues bastará asignar a éstas una
e
a
ia nula, de modo que el análisis
omparado puede apli
arse a la totalidad de las estru
turas
on
ebibles,
sean o no solu
ión al problema planteado. El análisis
omparado en términos de e
a
ia permite sele
ionar
de entre las solu
iones disponibles las mejor adaptadas para resolver el problema propuesto, y determinar
en ellas, nalmente, los aspe
tos de la forma que
omparten o que las diferen
ian.
Ello permitirá expresar, nalmente, la e
a
ia en términos de los parámetros de forma que hayamos podido
aislar, lo que permitirá
umplir el objetivo propuesto, a saber,
ontrolar la inuen
ia que las de
isiones
formales adoptadas
omportan sobre el
omportamiento y la idoneidad de la estru
tura que se proye
ta.
Hay mu
has medidas posibles de la e
a
ia estru
tural habiendo sido una de las más empleadas la rela
ión
entre la
arga soportada y el peso propio. Uno de los problemas bási
os de tales medidas está en que los pesos
in
orporan las de
isiones sobre materiales, de modo que los aspe
tos derivados de la forma pura no apare
en
totalmente diferen
iados de los aso
iados a las
ualidades de los materiales empleados. Por otro lado en
di
ha medida no queda denido de modo explí
ito la di
ultad intrínse
a del problema estru
tural, ha
iendo
que solu
iones de idénti
a
alidad puedan tener rela
iones
arga/peso diferentes debido a que los problemas
1. Introdu
ión. Signo y sentido estru
tural. 6
que a
ometen son de magnitud diferente. Por ello se pre
isa el empleo de una medida más rigurosa, más
matizada, que detallaremos más adelante. Antes vamos a re
ordar, en un rápido repaso, las herramientas
teóri
as de que disponemos.
Las estru
turas se destinan,
omo es su
ientemente
ono
ido por lo que no me extenderé en ello, a asegurar
la superviven
ia de los edi
ios frente a las a
iones me
áni
as derivadas de la gravedad, los meteoros en
el sentido
lási
o de fenómenos que a
onte
en en la esfera sublunar las modi
a
iones de geometría o de las
ualidades de los materiales a
orto o largo plazo por razones variadas térmi
as, reológi
as o higros
ópi
as,
orrosión, et
. El papel de la estru
tura en el aspe
to me
áni
o
onsiste en
one
tar las a
iones entre
sí, y
on las rea
iones del terreno, a la vez que dotar al edi
io de la
apa
idad pasiva en general de
soportarlas.
Al estar sometidos a di
has a
iones, los materiales que forman la estru
tura se ven sometidos a esfuerzos
internos y deforma
iones. Cada punto o región material que podamos aislar para su análisis estará en
ada instante sometido a un estado de esfuerzo y deforma
ión. Tales estados están íntimamente ligados
entre sí mediante lo que denominamos en una transposi
ión
asi dire
ta de su título inglés rela
iones
onstitutivas o rela
iones materiales. Éstas no son más que la expresión teóri
a de las
ualidades elasto-
plásti
as del material
onsiderado, y denen todas las
ombina
iones de esfuerzo-deforma
ión que pueden
onsiderarse posibles en el material.
Puede armarse de una estru
tura en la que se des
ribe un
ampo de estados de esfuerzo-deforma
ión que
umple di
has rela
iones que el estado tensodeforma
ional
orrespondiente es un estado materialmente
admisible.
Los esfuerzos internos estable
en el equilibrio entre
argas y rea
iones, y
onstituyen un
ampo en equili-
brio, o estáti
amente admisible veri
able en
ualquier región de la estru
tura.
Las deforma
iones provo
an desplazamientos o movimientos generalizados en todos los puntos de la es-
tru
tura, y denen en ella un
ampo de desplazamientos
ompatible, o
inemáti
amente admisible.
En la des
rip
ión del estado
ompleto de la estru
tura material, estáti
o y
inemáti
o se emplean
usualmente
on
eptos agregados de esfuerzo o deforma
ión útiles en
ada tipo de elemento estru
tural
tensores de tensión y de deforma ión para la des rip ión del estado de puntos de la estru tura
resultantes de esfuerzo normal y de dilata
ión unitaria para la des
rip
ión de se
iones rebanadas
de barras sometidas a fuerzas axiales
resultantes de momento y
urvatura para se
iones rebanadas de barras soli
itadas por esfuerzos
de exión
tensores de esfuerzo normal y tangen
ial y deforma
iones aso
iadas de dilata
ión y distorsión,
o-
rrespondientes a los estados planos de tensión y deforma
ión en
ada punto del plano medio de una
super
ie estru
tural
on
omportamiento de membrana
tensores de momento e
tor y de
urvatura asignados a
ada punto del plano medio de una super
ie
estru
tural
on exiones,
omo las pla
as.
1. Introdu
ión. Signo y sentido estru
tural. 7
En la lista anterior, que in
luye la mayoría de las representa
iones de esfuerzos y deforma
iones empleadas,
aun
uando no es exhaustiva, a
ada término de esfuerzo le
orresponde su dual de deforma
ión, es de
ir,
la deforma
ión aso
iada en el sentido energéti
o, la que debe
onsiderarse
onjuntamente
on di
ho esfuerzo
en la
ontabilidad del trabajo de deforma
ión.
Es de gran utilidad en la teoría el empleo de los
on
eptos de energía poten
ial, trabajo me
áni
o, et
.
y entre éstos el de trabajo de deforma
ión, obtenido integrando en el pro
eso de
arga de la estru
tura
el trabajo realizado por los esfuerzos internos al deformar la estru
tura. Pues en efe
to, uno de los teoremas
bási
os de la teoría, el prin
ipio de los trabajos virtuales, permite
omprobar la admisibilidad estáti
a
o
inemáti
a de
ualquier estado al estable
er que es nulo el trabajo realizado por un estado de
argas-
esfuerzos estáti
amente admisible en el movimiento denido por un estado de desplazamientos-deforma
iones
ompatible o más sintéti
amente, al armar que el produ
to es
alar entre ambos estados se anula
El análisis de estru
turas
onsiste en determinar los estados de esfuerzo y deforma
ión representativos de
aquellos a los que pueden verse sometidos las estru
turas analizadas a lo largo de su vida útil, y asegurar que
respetan las limita
iones impuestas. Se estudian usualmente, para
ada
aso de
arga posible, los estados
que
umplen simultáneamente las tres
ondi
iones de admisibilidad estáti
a,
inemáti
a, y material. Es
de
ir, el análisis determina para
ada
aso de
arga el estado que veri
a simultáneamente los tres grupos
de e
ua
iones denidos por di
has
ondi
iones. Y ello es así inevitablemente en la mayor parte de los
asos, que
orresponden a estru
turas hiperestáti
as, dado que en éstas es sólo el
umplimiento de las tres
ondi
iones simultáneas el que determina unívo
amente el estado de la estru
tura, tanto si se analiza ésta
elásti
amente análisis elásti
o,
omo si se trata de determinar la
ongura
ión y
arga de
olapso
análisis límite o en las situa
iones en las que se analiza la historia de la respuesta elastoplásti
a de la
estru
tura a las a
iones impuestas. Y aunque en estru
turas isostáti
as basta el
onjunto de
ondi
iones
de equilibrio para determinar unívo
amente el estado de la estru
tura, sin embargo la informa
ión ne
esaria
para la a
epta
ión de di
ho estado exige igualmente el
ono
imiento de sus movimiento así
omo el de los
estados tensodeforma
ionales de los materiales que la
omponen,
ono
imientos ambos impres
indibles para
erti
ar la validez de la solu
ión obtenida.
Para asegurar la superviven
ia de las estru
tura, los esfuerzos (o las deforma
iones internas) deben estar
limitados
riterio de resisten
ia y para asegurar la
ompatibilidad
on el uso a que se destina, los
movimientos han de estar limitados
riterio de rigidez.
La tarea del proye
tista de estru
turas es asegurar que se respetan los requisitos estru
turales, que
in
luyen las anteriores limita
iones, y que ello es posible a un
oste limitado, lo que puede
onsiderarse un
requisito adi
ional, aunque de orden muy diferente.
Aunque la generalidad de los anteriores
on
eptos permite dar
uenta de la manera de enfrentarse al análisis
de estru
turas muy diversas, pues son apli
ables a tipos
ualesquiera de estru
turas, no son sin embargo
apropiados para la
ompara
ión de la e
a
ia estru
tural en tipos diversos que
umplan los requisitos
on
igual grado de exigen
ia, por lo que se
omprende la ne
esidad de emplear nuevos
on
eptos agregados
apa
es de
omparar estru
turas diferentes que resuelven problemas idénti
os o pare
idos. Para ello, y
omo
ya hemos visto, las magnitudes de volumen o de peso de la estru
tura tienen una
ierta utilidad, pero
al depender de los materiales empleados no son su
ientemente ade
uadas. Por las razones ya apuntadas
vamos a emplear una nueva magnitud que des
ribimos a
ontinua
ión, denominada, siguiendo a Ri
ardo
Aro
a,
antidad de estru
tura, y que será la que se empleará
omo base de
ompara
ión entre estru
turas
distintas.
2. Cantidad de estru
tura. Su valor en tipos estru
turales bási
os 8
Se dene di
ha magnitud en estru
turas formadas por barras sometidas a esfuerzos axiales, de sólo
ompresión
o tra
ión, por la integral extendida a toda la estru
tura del valor absoluto del esfuerzo de la barra por el
elemento diferen
ial de longitud
Z
W = jN j dl:
Di
ha magnitud es propor
ional al volumen y al peso de la estru
tura si el uso del material es estri
to, es
de
ir, si en toda se
ión la tensión de trabajo del material es la misma, usualmente la tensión admisible,
dado que en tal
aso el esfuerzo normal es propor
ional al área, que por las longitudes dará el volumen, que
por el peso espe
í
o dará el peso total. Se di
e en tal
aso que se trata de una estru
tura estri
ta.
Z Z
W = A dl = A dl = V = V = P:
Debe señalarse aquí que la ley lo
al de W , su distribu
ión a lo largo de la pieza o la esru
tura la derivada
de W respe
to de la longitud, que no es más que el valor absoluto del esfuerzo axil sigue, si la estru
tura
es estri
ta, la ley denida por las áreas de la solu
ión estru
tural, ley a la que podemos llamar ley de
dimensionado , empleando una de las dimensiones
omo base del dimensionado de la solu
ión. Dada la
estru
tura, y el problema estru
tural que resuelve, el dimensionado sería di
ha dimensión de referen
ia, y
la ley de dimensionado , una fun
ión de forma que des
ribe la propor
ión entre la dimensión en
ada punto
y di
ha dimensión de referen
ia, ley de forma que será idénti
a para dimensionados propor
ionales
omo
podrían ser los derivados de
argas propor
ionales en
aso de no alterarse los sobredimensionados por razón
del pandeo en barras
omprimidas.
Volviendo a la
antidad de estru
tura, vemos que siendo propor
ional al volumen o al peso de la estru
tura,
es sin embargo una magnitud mu
ho más ade
uada, pues no está ligada a
ualidades del material utilizado,
sino sólo a
ara
terísti
as de la solu
ión estru
tural empleada. La magnitud tiene unidades de trabajo, y
podría interpretarse
omo el trabajo que habrían de realizar las
argas para trasladarse hasta las posi
iones
donde se equilibran
on las rea
iones, siguiendo las líneas de fuerza que materializa la estru
tura, aunque
de he
ho no se de físi
amente tal traslado. Si el uso del material no es estri
to, o más sen
illamente si la
estru
tura no es estri
ta, la
antidad de estru
tura permite obtener
otas inferiores al volumen y al peso de
la estru
tura, dado que en las se
iones en que la tensión sea menor que la admisible se tendrán se
iones
mayores que las estri
tas.
En estru
turas de
omportamiento no uniaxial, puede pensarse en su asimila
ión a sus análogas axiales,
omo
serían las vigas trianguladas de
ordones y diagonales para las vigas de se
ión
ontinua; la enorme utilidad
de las
on
lusiones al
anzables
on el
on
epto así lo autoriza, extendiendo así el empleo del
on
epto a estos
tipos estru
turales.
Vemos ahora algunas estima
iones de las
antidades de estru
tura en tipos estru
turales bási
os. Dada la
deni
ión de la magnitud, sólo se están
onsiderando en la explora
ión de los tipos estru
turales
orrespon-
dientes las ne
esidades derivadas del
riterio de resisten
ia. Es de
ir que estaremos hablando de
argas, leyes
de momento o
ortante pre
isas para el equilibrio, et
., sin
onsidera
ión por el momento de las
uestiones
de rigidez o estabilidad, que se tratan más adelante.
2. Cantidad de estru
tura. Su valor en tipos estru
turales bási
os 9
De la deni
ión de la magnitud resulta evidente que ésta es, en barras
omprimidas o tra
ionadas, igual
al valor absoluto del esfuerzo de tra
ión o
ompresión por la longitud de la barra a lo largo de la que el
esfuerzo se mantiene
onstante.
W = jN jl
La sen
illez de la expresión es válida sólo en la medida en que le
orresponde una sen
illez análoga en el
diseño de la barra, de se
ión
onstante. No se
onsideran aquí las ne
esidades de rigidez en el
aso de la
ompresión, de
ara a
ombatir el pandeo, o las pe
uliaridades de la realiza
ión de los nudos
on que se
enlazan las piezas
on otras, que pueden suponer restri
iones adi
ionales
omo
uando, en
iertos
asos de
piezas tra
ionadas, la unión tiene menor resisten
ia que la se
ión de base que enlaza.
Al analizar la
antidad de estru
tura en vigas debe ha
erse men
ión al
riterio elegido para denir éstas,
entendiendo que,
omo primera aproxima
ión,
onsideraremos bajo esta denomina
ión sólo a las piezas de
anto
onstante.
Aun
on di
ha restri
ión, el
riterio
on el que se diseñe la se
ión de la viga a lo largo de la dire
triz es
bási
o en lo que sigue, existiendo en prin
ipio tres
riterios usuales diferen
iados, a saber:
Diseño espe
ializado y separado de
ordones y del alma que une éstos. Es el úni
o
aso en que pueden
obtenerse solu
iones estri
tas de modo general,
onstituyendo, por tanto, el
aso paradigmáti
o de la
teoría de diseño. Correspondería al
aso de piezas trianguladas o, en menor medida, al diseño de vigas
armadas de
hapa. Las de
isiones de diseño sobre
anto, espesor o se
ión de las alas, y espesor del
alma son independientes.
Diseño simultáneo de las alas y el alma, mediante la ele
ión de un tipo bási
o de se
ión en el
que las rela
iones entre éstas son jas, aun
uando puedan elegirse separadamente las dimensiones
verti
al y horizontal
anto y an
ho o espesor de la pieza. El
aso paradigmáti
o es el de las
piezas realizadas
on se
iones homotéti
as,
omo las re
tangulares, en las que pueden, sin embargo,
sele
ionarse separadamente las dos dimensiones del re
tángulo. También
orrespondería en alguna
medida al diseño
on perles laminados en a
ero si se
onsideran las posibilidades de elegir piezas no
sólo en una de las posibles gamas sino en todas ellas, unido a la posibilidad de adosar lateralmente
varias de esas piezas
on igual
anto para obtener an
huras variables. Las de
isiones sobre
anto y
espesor son independientes, pero están ligadas las de
isiones sobre espesor de las alas y del alma.
Diseño regido por la sele
ión de una se
ión de entre una serie monótona de ellas,
omo por ejemplo,
al elegir entre se
iones propor
ionales de
ualquier tipo, o en una de las series estandard de perles
onsiderada aisladamente. En este
aso la de
isión sobre
anto está ligada a las de
isione sobre espesor
de alas y espesor de alma.
Aunque los tres
asos son de interés, en lo que sigue se analiza sólo el primero de ellos, dado que un objetivo
de este texto es al
anzar una visión
ole
tiva de las solu
iones alternativas a formas de
ubierta, en las que
di
ho primer
aso es de espe
ial relevan
ia.
2. Cantidad de estru
tura. Su valor en tipos estru
turales bási
os 10
Es fá
il obtener informa
ión relevante de esta magnitud, puesto que el área de la grá
a de momentos resistida
por la viga es muy fá
ilmente determinable a partir de la luz de la viga, del momento isostáti
o para el que
ésta se diseña, y de las
ara
terísti
as de su diseño,
omo son fundamentalmente las
ondi
iones de extremo
y el dimensionado, ya sea
onstante o estri
to, adoptado para sus
ordones. Puede así estable
erse el área
en propor
ión a la del re
tángulo formado por el isostáti
o y la luz,
onsiderando en lo su
esivo este área
re
tangular
omo área de referen
ia. Y por tanto puede evaluarse la
antidad de estru
tura basándose en el
área de referen
ia multipli
ada por la fra
ión que respe
to de la misma supone la resistida por la viga de la
solu
ión
onsiderada. Tenemos así una propor
ión entre la
antidad de estru
tura de
ualquier solu
ión, y la
de la viga isostáti
a de
ordones
onstantes de igual momento isostáti
o y
anto, determinada dire
tamente
por la fra
ión entre las respe
tivas áreas de momento resisitidas por ambas solu
iones.
Algunos
asos de di
ha fra
ión para
argas puntuales en el
entro, uniformemente repartidas, o doblemente
triangulares
on valor nulo en el
entro y máximo en los apoyos se anotan en la tabla siguiente. Se in
luyen
2. Cantidad de estru
tura. Su valor en tipos estru
turales bási
os 11
en ella igualmente los
orrespondientes valores de momentos negativos de extremo en los
asos empotrados,
en rela
ión al isostáti
o, M
MI .
Puesto que el área re
tangular de referen
ia es el momento isostáti
o por la luz, vemos que también puede
evaluarse la
antidad de estru
tura en
ordones
omo dos ve
es el produ
to del momento isostáti
o por la
esbeltez de la pieza y por la fra
ión del área de referen
ia que es efe
tivamente resistida por la viga.
M~ MI l
WM =2 =2 =2 MI
z z
La importan
ia de esta expresión es que ofre
e una posibilidad inmediata de interpreta
ión en fun
ión de
ualidades del problema y del diseño adoptado,
omo son el momento isostáti
o la esbeltez y las
ondi
iones
de extremo y de diseño de los
ordones.
Z Z
T 2 T
WT = dl = dl
sin
os
sin 2
WT > 2T~
Podemos ver que el área de
ortantes en solu
iones simétri
as es dos ve
es el momento isostáti
o. Pues en
efe
to la integral del
ortante entre el punto de
ortante nulo y el apoyo en tales solu
iones es el momento
isostáti
o, al ser la diferen
ia de momentos entre vano y apoyo. Di
ha integral es también la mitad del área
de
ortantes, por lo que resultará que
WT > 4MI
2. Cantidad de estru
tura. Su valor en tipos estru
turales bási
os 12
El signo de desigualdad da
uenta del fa
tor de ine
a
ia en tringula
iones diferentes de 45Æ así
omo del
he
ho de que el dimensionado puede no ser estri
to. Algunos de estos fa
tores de ine
a
ia son fá
iles de
dedu
ir,
omo los sobre
ostes de empleo del dimensionado
onstante frente a estri
to, sin más que
omparar
las respe
tivas áreas de
ortante efe
tivamente resistidas. En el
aso de triangula
iones no óptimas, o de
ángulos diferentes según familias de diagonales o montantes, basta ha
er la suma de
ada familia, resultando
los sobre
ostes
de la tabla siguiente.
Los sobre
ostes por ine
a
ia en el ángulo deben multipli
arse por los derivados de sobredimensionar el alma
respe
to de la estri
tamente ne
esaria para la ley de
ortantes existente
uando se dan simultáneamente
ambas
ir
unstan
ias.
Wv > 2 MI + 4
MI
2
Wv > 2MI 1 +
Puede observarse que el término
onstante dependiente del
ortante puede ser de muy baja importan
ia en
los
asos de esbelte
es usuales en edi
a
ión. La
antidad de estru
tura puede es
ribirse en términos de la
arga total, y por ejemplo, para
arga uniforme,
on MI = ql2 =8 = Ql=8, resulta de la forma
2
Wv > Ql 1+
4
Para poder
omparar solu
iones
onsideramos ahora el
aso de ar
os en los que el empuje se resuelve ati-
rantando, y en los que las
argas se sitúan en la línea horizontal denida por el tirante,
olgándose del ar
o
mediante péndolas verti
ales. Suponemos el trazado del ar
o igual al antifuni
ular de las
argas,
on apoyo
en la misma
ota verti
al que éstas. En este
aso la
antidad de estru
tura es la
orrespondiente a la suma
de las del tirante las péndolas y el ar
o. La del tirante no es más que el empuje por la luz del ar
o. La de
las péndolas no es más que la ne
esaria para
olgar la
arga del ar
o. Puede demostrarse, y lo veremos más
adelante, que la
antidad de estru
tura del ar
o es idénti
a a la suma de las anteriores, tirante más péndolas,
por lo que su valor total sería fá
il de
uanti
ar.
2. Cantidad de estru
tura. Su valor en tipos estru
turales bási
os 13
Vamos a
omprobar de todos modos la
antidad de estru
tura que resulta en el ar
o,
onsiderando que el
esfuerzo y el elemento de longitud son
olineales:
Z Z
Wa = N~ d~s = H dx + T dz )
(
Como la
omponente horizontal H es
onstante, puede integrarse el primer sumando. Para el segundo
empleamos la integra
ión por partes, y el he
ho de que la derivada de los
ortantes globales son las
argas
Z Z
dT
Wa = Hl z dx = Hl + pz dx
dx
En la integra
ión por partes se ha empleado el he
ho de integrar entre dos puntos que tienen, bien
ortante
ero el eje de simetría de la estru
tura bien
ota verti
al
ero los apoyos del ar
o, de modo que el
resultado
onrma la arma
ión: la
antidad de estru
tura del ar
o es igual a la del tirante Hl más la de las
péndolas, medida por el segundo sumando.
Veamos pues el valor que resulta para el
onjunto
ompleto;
Z Z Z
dT dz
WA = 2 Hl + pz dx =2 Hl + z dx =2 Hl + T dx
dx dx
Z Z 2 !
T 1 T dx
WA = 2 Hl + T dx =2 0 Tl +
H T0 l
Un formato interesante para la anterior expresión se obtiene si se
onsidera que la esbeltez óptima será aquella
para la que se anule la derivada de W respe
to de la esbeltez, lo que es trivial al ser MI independiente de
ésta. Esto su
ede en este
aso
uando o = p43 ,
on lo que resultará la expresión
2o
WA = 2MI 1+
2
2. Cantidad de estru
tura. Su valor en tipos estru
turales bási
os 14
que puede demostrarse es de apli
a
ión
ualquiera que sea la ley de
argas
onsiderada, y la
orrespondiente
forma del ar
o trazado. Basta expresar la
omponente horizontal y la
ota z del ar
o en fun
ión de la ley de
momentos M , el momento isostáti
o MI , y el
anto máximo del ar
o h:
Z Z
M
WA = 2 dx + 2zp dx
Z
z Z
MI z hM
WA = 2 dx + 2 p dx
zh R
MI
lMp dx
WA = 2MI + 2
R
MI
lMp dx
WA = 2MI 1 +
MI2 2
on óptimo para qR
lMp dx
o =
MI
lo que prueba la expresión.
El interés de ésta
onsiste en que en situa
iones de simetría, el momento isostáti
o es igual a la rea
ión la
mitad de la
arga multipli
ada por la distan
ia de la resultante de la
arga en media viga al apoyo, que es
una fra
ión de la luz jada por el tipo de
arga,
on lo que resulta
omo expresión para la
antidad de la
estru
tura la siguiente:
2
WA = Ql 1 + o2
expresión que tiene una altísima expresividad . Re
ordemos que vale 1=2
on
argas puntuales, 1=4
on
arga uniforme, y 1=6
on
arga bitriangular.
Puede ha
erse un re
orrido más extenso por otros tipos estru
turales, en parti
ular los que
orresponden a
solu
iones super
iales,
omo pla
as o láminas. Para ello bastará estudiar,
omo en los
asos anteriores, las
sumas de las
antidades de estru
tura de sus distintos elementos.
2. Cantidad de estru
tura. Su valor en tipos estru
turales bási
os 15
De entre tales tipos son de interés los que tienen apoyo sobre el perímetro de un re
into,
omo las pla
as o
las familias de vigas
ruzadas, o radiales, que frente a las vigas o ar
os
olo
ados paralelamente suponen una
solu
ión diferente desde la perspe
tiva de las
ualidades del apoyo, y podrían igualmente ser
onsideradas
diferentes en algunos
asos desde la perspe
tiva del
omportamiento estru
tural, al in
luir
asos de exión
bidire
ional frente a la exión unidire
ional de las vigas.
A título de ejemplo
onsideraremos sólo dos
asos parti
ulares, a saber, la solu
ión de vigas radiales de
anto
onstante para resolver la
ubierta de un re
into de
ontorno
ir
ular, y la solu
ión para el mismo
problema mediante un
onjunto de vigas radiales y
ir
unferen
iales que puedan
onsiderarse equivalentes
a una solu
ión de pla
a de dimensionado estri
to, ha
ia donde apunta la solu
ión del velódromo de Berlín.
Analizaremos ambos
asos para
arga uniforme por unidad de super
ie.
2.5.1 Cantidad de estru
tura de
er
has radiales sobre apoyo
ir
unferen
ial.
En este tipo, la
arga apli
ada a
ada
er
ha es la de se
tores de
ír
ulo, de modo que se trata de
argas
triangulares de valor nulo en el
entro, y máximo en el apoyo. De he
ho las expresiones que hemos obtenido
para las vigas en general son de apli
a
ión sin más que
onsiderar el
aso de
arga apropiado. Si suponemos
dimensionado estri
to y triangula
ión óptima,
M~
W =2 T
+2~ = 2 MI + 4MI
z
Si referimos el problema a la unidad de longitud en el
ontorno, resulta que la rea
ión es la
arga lineal
unitaria máxima multipli
ada por la luz y dividida por 4; la resultante de la
arga está
olo
ada a una
distan
ia del apoyo equivalente a un sexto de la luz, de modo que el máximo momento es ql2 =24 frente al
ql2 =8 de las vigas paralelas
on ley de momentos de ter
er grado. El fa
tor es, pues, 3=4. Por unidad de
longitud del
ontorno el ahorro del dimensionado estri
to frente al dimensionado
onstante de los
ordones
es de 1=4. Para el dimensionado de la triangula
ión la
arga triangular supone una rea
ión igual a la
arga
lineal máxima multipli
ada por un
uarto de la luz, y la ley de
ortantes parabóli
a supone un área estri
ta
igual al ter
io de la
orrespondiente al dimensionado
onstante.
Resultan pues, para dimensionado
onstante, y llamando Q a la
arga total sobre
ada
er
ha:
ql2 1
WM =2 = Ql
24 6
ql
WT = 2 l = Ql
4
Los ahorros sobre estas
antidades
orrespondientes al dimensionado estri
to son de 1/4 en
ordones y 2/3
en la triangula
ión.
Si
onsideramos el
onjunto de
er
has que
ubren todo el re
into, a
umularán en total una
arga que ahora
es Q = R2 q que es la que podremos emplear en el
ál
ulo
on las fórmulas pre
edentes dado el
ará
ter
aditivo de la magnitud
onsiderada y la igualdad en las expresiones para todas las
er
has de que se
omponga
la estru
tura
ompleta.
diferen
ia de dimensionado en dire
iones ortogonales). Dada la simetría axial, se trata más bien de un
emparrillado de vigas radiales y
ir
unferen
iales, en el que, al
oin
idir las dire
iones prin
ipales de rigidez
on las dire
iones prin
ipales de esfuerzos, el
omportamiento es de pla
a . Pero se trata de un problema
que, desde la perspe
tiva del análisis es hiperestáti
o, lo que exige para éste un dimensionado detallado.
Ahora bien, desde la perspe
tiva del diseño los
asos que son hiperestáti
os para el análisis no suponen por
el
ontrario mayor problema en ninguna de las
ir
unstan
ias en que usualmente se presentan. Pues en
efe
to, lo que estable
e la teoría es que en las estru
turas hiperestáti
as deben
umplirse simultáneamente
las
ondi
iones de equilibrio, las de
ompatibilidad, y las que expresan las rela
iones materiales, y esto puede
estable
erse dire
tamente en las restri
iones del diseño que se adopta.
A
tuamos, pues así. Para ello estable
emos un sistema de esfuerzos en equilibrio entre sí y
on las
argas.
Estable
emos además un dimensionado de la estru
tura que, para este sistema de esfuerzos, haga que las
deforma
iones resultantes de las
ondi
iones que regulan las rela
iones entre deforma
ión y esfuerzo
rela
iones
onstitutivas de los materiales sean dire
tamente
ompatibles.
Elegimos
omo sistema de esfuerzos equilibrados los que resultan de igualar todos los momentos e
tores
ir
unferen
iales es de
ir, exa
tamente el sistema de esfuerzos que el modelo de pla
as en rotura atribuye
a la pla
a
ir
ular. Como rela
iones
onstitutivas empleamos las que ligan momentos
on
urvaturas y
ortantes
on distorsiones, observando que los
ortantes están sólo en las dire
iones radiales y que la distor-
sión que les
orresponde no afe
ta a las longitudes de los
ordones. Elegimos nalmente
omo deforma
ión
ompatible en
ordones la que resulta de
onsiderar las
urvaturas de una deformada esféri
a en toda la
super
ie, lo que para
anto
onstante y deforma
iones pequeñas provo
ará
urvaturas
onstantes en todo
punto y dire
ión, y por lo tanto momentos en las se
iones en propor
ión dire
ta a las dimensiones estable-
idas en los
ordones. Con estas
ondi
iones resultará que basta elegir una ley de momentos equilibrada a ser
resistida por las se
iones, y dimensionar estri
tamente éstas, para asegurar el equilibrio y la
ompatibilidad
respetando las rela
iones
onstitutivas apli
ables.
Resulta enton
es que los
ortantes son iguales a la
arga del se
tor esféri
o que soportan y los momentos
ir
unferen
iales son iguales en toda se
ión radial a ql2 =24. Los momentos radiales pueden determinarse a
partir de éstos y de los
ortantes, resultando una ley parabóli
a
on máximo en el
entro, que, expresada en
fun
ión del diámetro
onsiderado queda de la forma
2 !
ql2
Mr = 1 :
24 l
Con todo ello podemos pro
eder. Tendremos en primer lugar que la
antidad de estru
tura que resulta en
montantes y diagonales en la solu
ión estri
ta será la misma que la ya obtenida en el
aso anterior, al tratarse
sólo de
ortantes en la dire
ión radial. En efe
to, si el dimensionado es estri
to,
omo la ley de
ortantes es
qr
T =
2
La
antidad de estru
tura teóri
a para dimensionado
onstante
uando la densidad de barras del alma es
isótropa e igual a la requerida junto a los apoyos sería:
1
WT =2 R2 Tm = QR = Ql
2
2. Cantidad de estru
tura. Su valor en tipos estru
turales bási
os 17
La
antidad de estru
tura en
ordones resultará de la suma de la de los
ordones radiales y la de los
ir
unferen
iales. Si empleamos la expresión de dos ve
es el área de momentos dividida por el
anto, extendida
a toda la super
ie de la pla
a, tendremos
omo
antidad de estru
tura el produ
to de dos ve
es el volumen de
momentos dividido por el
anto. La mejor manera de obtener éste es obtener el valor para momento
onstante
para dimensionado
onstante en ambas dire
iones y restar la parte de volumen que
orresponde a la
parte variable del momento radial.
El doble del volumen de ambos momentos dividido por z para dimensionado
onstante es:
2 ql2 ll
WM = R2 2 = qR2
z 24 z6
1
WM = Ql:
6
El ahorro por dimensionado estri
to para los momentos radiales es, en volumen de momentos, y referido al
momento máximo M
Z R 2 Z R
r 2 r dr R2
M~ ar = M r dr = MR2
2 2 = M :
0 l 0 R R R 2
Como puede verse equivale a la mitad del volumen
orrespondiente a los momentos radiales si se utilizase
dimensionado
onstante, y por tanto a la
uarta parte del total del volumen de momentos. El ahorro
total respe
to del volumen
onsiderado
on dimensionado
onstante es pues de un
uarto de la
antidad de
estru
tura total en
ordones.
Puede verse que la solu
ión estri
ta es idénti
a en
antidad de estru
tura a la de
er
has radiales, lo que tiene
una fá
il expli
a
ión
on
on
eptos que se muestran más adelante. La diferen
ia total entre las solu
iones de
er
has radiales de dimensionado
onstante y la distribuida de pla
a, también
on dimensionado
onstante, es
en este
aso debida sólo a la diferen
ia de dimensionado en las triangula
iones. Lo que su
ede en éstas es que
al tratar de mantener las dimensiones
onstantes resultan sobredimensionados mayores en el
aso radial que
en el distribuido de pla
a, pues en la solu
ión radial las mismas barras tienen separa
iones
ir
unferen
iales
que disminuyen según nos a
er
amos al
entro.
No vamos a seguir
on más tipos, pues para
omprender las
ualidades de las solu
iones obtenidas es pre
iso
previamente revisar algunas de las propiedades fundamentales de la magnitud que estamos empleando, y las
rela
iones que mantiene
on otras magnitudes en las estru
turas para las que se ha
e mínima, que serían las
óptimas desde este punto de vista.
Por otro lado, para enun
iar las prin
ipales rela
iones entre esta magnitud y las
ualidades de la forma nos
basta por ahora
on los
asos anteriores, que habrá todavía que analizar
on más detalle desde
on
eptos
propios de la forma misma.
In
luimos en
ualquier
aso aquí una pequeña tabla resumen de valores obtenidos hasta el momento, y
apli
ados ya a la
ompara
ión de solu
iones estru
turales. Por ello la tabla se apli
a sólo a problemas de
arga
omparable: a problemas de
arga uniforme por unidad de super
ie.
En todos los
asos uni
amos el formato a expresiones dependientes de la
arga total Q, la luz l, y la esbeltez
.
2. Cantidad de estru
tura. Su valor en tipos estru
turales bási
os 18
Hemos visto en los apartados pre
edentes que la
antidad de estru
tura resultaba ser el produ
to de la
arga
total por la luz multipli
ado por un término que en mu
hos
asos es igual a la suma de una
onstante
on
el produ
to de la esbeltez por un número. En otros
asos, la
onstante que se suma está sustituida por el
produ
to de un número
on el inverso de la esbeltez.
Pueden expresarse todos los
asos vistos en el formato
W > Ql + i
siendo i
ero o uno.
Si analizamos la expresión desde la perspe
tiva del óptimo,
omprobamos que el
aso de i = 0 es teóri-
amente insatisfa
torio: la esbeltez óptima resultaría la menor posible o la estru
tura óptima la de
anto
mayor posibletendiendo éste, por tanto al innito. Pero
on ese
anto es irrealizable la triangula
ión a
45Æ . Igualmente puede de
irse que el alma de la viga de alma llena resultaría de espesor nulo. Para muy
bajas esbelte
es el
anto debe resultar gravoso para la
antidad de estru
tura, y podemos
onsiderar que el
orrespondiente término suponga
ostes propor
ionales al
anto mismo para una luz dada por ejemplo por
razón de la ne
esidad de un espesor mínimo, y por lo tanto inversamente propor
ionales a la esbeltez,
omo
resulta en el
aso de los ar
os analizados. En este
aso en la forma general debería ser i = 1, de la que puede
dedu
irse la siguiente expresión
W > Ql 1+
2
Ahora bien, es fá
il ver que ésta última puede ser es
rita en fun
ión de la esbeltez para la que resultaría
óptima la estru
tura para la que la
antidad de estru
tura al
anzaría un mínimo, pues si en la
antidad
de estru
tura suponemos
arga y luz
onstantes y se varía la esbeltez el mínimo se dará para el
aso en que
la derivada respe
to de ésta se anule, lo que su
ede
uando = 2o . De este modo
2
W > Ql 1 + o2 =
Ql
La última forma de la expresión es de apli
a
ión,
oaun siendo
fun
ión de , si se
onsidera que en los
asos más usuales la esbeltez real será alta en
ompara
ión
on la óptima, y el término que disminuye
on
la esbeltez resultará pequeño despre
iable in
luso a ve
es en
ompara
ión
on el otro.
Podría
onsiderarse una forma algo más
ompleja si se
ompleta el polinomio entre paréntesis
on el término
del grado que falta, que por suponer
onsumo
onstante e independiente de la esbeltez no afe
taría al
3. Cantidad de estru
tura y peso propio 19
Vimos que la
antidad de estru
tura podía ponerse en rela
ión
on el volumen y
on el peso de la estru
tura
sin más que
onsiderar las propiedades pertinentes del material empleado:
P = W
Además hemos visto que la expresión es del tipo
W = Ql
on
onstante en algún
aso espe
ial por ejemplo si se
onsideran sólo los
ordones de solu
iones de
anto
onstante pero en general fun
ión de , aunque dependiente sólo muy levemente de ella en los
asos
de esbeltez alta.
Consideraremos ahora las rela
iones posibles entre la
arga total Q y el peso propio P . El
aso de referen
ia
más sen
illo
onsiste en suponer que la forma
on que ambas
argas se distribuyen es análoga, es de
ir que
en todo
aso la
arga total y el peso mantienen a lo largo de la luz de la estru
tura la misma propor
ión,
por lo que supondremos a partir de aquí que tal analogía de forma es aproximadamente
ierta.
Supongamos que tratamos de una solu
ión teóri
a en la que la totalidad de la
arga es peso propio, y
no se admite más
arga, por lo que la estru
tura está en el límite de resisten
ia sometida sólo a su peso
propio trataremos más tarde el problema del límite de rigidez. En este
aso tendremos que la
antidad
de estru
tura determina la
arga totalmente. Supongamos para simpli
ar, además, que la estru
tura es
estri
ta, es de
ir, que todo el material se emplea en su máxima tensión. En este
aso el peso de la estru
tura,
que es la
arga total, es la
antidad de estru
tura por el peso espe
í
o y dividido por la tensión de servi
io.
W =
P L =
W L
por lo que eliminando W y despejando la luz L a la que
orresponde di
ha situa
ión tenemos
1
L=
Cualidad importante de la expresión es que di
ho tamaño es independiente de las dimensiones de las se
iones
de la pieza: vale para
ualquier W o
ualquier P es independiente de W y de P , es independiente, por
tanto del propio peso de la estru
tura
onsiderada y por ende vale
ualquiera que sea el área bási
a de la
ley de dimensionado elegida. El primer resultado es que el al
an
e de la estru
tura es independiente de su
dimensionado .
3. Cantidad de estru
tura y peso propio 20
Es fá
il
omprender esto, ya que si suponemos que una
ierta estru
tura dimensionada estri
tamente
on
todas sus se
iones sometidas a la máxima tensión admisible está en su límite de resisten
ia sólo
on su peso,
aumentar todas las se
iones propor
ionalmente manteniendo por tanto la misma ley de dimensionado
ha
e aumentar en la misma forma peso y resisten
ia, por lo que la estru
tura sigue estando en el límite de
resisten
ia. De este modo el tamaño máximo que puede al
anzar no depende del dimensionado mismo.
Puede
omprenderse además que si
ambiásemos la resisten
ia del material, disminuyéndola por ejemplo a
una fra
ión de la ini
ial, la luz al
anzable sería sólo esa misma fra
ión de la luz anterior L. Por la
misma razón es fá
il ver que la fra
ión de la tensión que
orresponderá al peso propio en una estru
tura
de luz l = L es pre
isamente p = , quedando el resto de la tensión disponible para resistir
argas
adi
ionales.
De este modo el problema del peso propio puede tratarse geométri
amente
omo un problema de tamaño.
En di
ho problema, al
anzado un tamaño límite , o al
an
e , la tensión del material se destina sólo a soportar
el propio peso, siendo inviable la estru
tura para un tamaño mayor. Para tamaños menores al límite, la
tensión empleada en sostener el propio peso es a la resisten
ia total diponible
omo el tamaño es al al
an
e .
l p
= =
L
Es importante señalar aquí que en la expresión del al
an
e apare
en
omo parámetros de la geometría de la
estru
tura los términos adimensionales
y , y que la dimensión la longitud la aporta la longitud del
material, su al
an
e =.
Si la estru
tura soporta la suma del peso propio más la
arga externa adi
ional a éste Q = P + R
podemos determinar en base al apartado anterior qué parte de la tensión admisible del material se emplea
para resistir su propio peso, usándose el resto que queda disponible para soportar el resto de la
arga. Por
ello, si las
argas y los pesos son homólogos en distribu
ión a lo largo de la luz, la
arga total será a la
arga
externa
omo a p . Puede verse de inmediato que la rela
ión entre la
arga total y la
arga apli
ada
ajena al propio peso depende sólo del parámetro .
Q 1
=
R 1
La expresión puede interpretarse
omo un fa
tor de amplia
ión de la
arga externa ajena al propio peso,
amplia
ión ne
esaria para in
orporar di
ho peso propio. Es un fa
tor de amplia
ión no lineal que depende
de la propor
ión existente entre el tamaño de la estru
tura y el al
an
e de la solu
ión empleada, propor
ión
que ha sido denominada talla en alguna o
asión.
Nótese, por tanto que tanto el al
an
e de la estru
tura L,
omo la talla son magní
os
andidatos para
denir la e
a
ia o e
ien
ia de la estru
tura, en tanto que permite prede
ir, para
ualesquiera tamaños
del problema, la rela
ión entre
arga soportada y peso propio que, según vimos, es una de las expresiones
más utilizadas para evaluar la e
ien
ia relativa de solu
iones estru
turales. Pues en efe
to, dado el tamaño
pretendido para la estru
tura, l, y el al
an
e L, su
o
iente (su talla ) permite obtener di
ha rela
ión de
e
a
ia, siendo tanto mayor
uanto mayor es el al
an
e
R Q P 1 QP
= = P
P P Q
R 1 1
= = 1
P
4. Cualidades geométri
as: parámetros estru
turales de la forma. 21
Sin embargo en la medida del al
an
e de una estru
tura o su talla queda in
luida una dimensión pro
edente
del material, por lo que para independizar el parámetro de medida de e
ien
ia de la forma respe
to de las
ualidades del material habremos de
onsiderar sólo los términos dependientes de la estru
tura, a saber,
,
derivado de las propiedades geométri
as generales del tipo empleado, y , su esbeltez, siendo la e
ien
ia
inversamente propor
ional al produ
to de ambos.
La e
ien
ia de un tipo estru
tural se mide, pues, por el inverso del produ
to de los parámetros de forma de
la estru
tura que hemos denotado por
y .
Q
La
arga total a trasladar a los apoyos en el problema
onsiderado. In
luye la totalidad del peso
apli
ado a la estru
tura, in
luyendo el propio peso de la misma.
l
La dimensión del problema de exión, entendida
omo la luz entre apoyos.
la esbeltez de la pieza.
Término que en su forma más general es dependiente de la esbeltez del
o
iente entre esbeltez óptima
y esbeltez real y que queda determinado fundamentalmente por la geometría general de la solu
ión.
Ésta in
luye las
ondi
iones de forma de la
arga y su proximidad relativa al apoyo, las
ondi
iones de
apoyo, la geometría genéri
a de la se
ión, et
.,
ondi
iones todas ellas a las que podríamos englobar
en la denomina
ión esquema de la solu
ión.
De los términos anteriores el término de
arga remite, en forma que no
abe detallar más ahora, al
on
epto
o idea de dimensionado o espesor de la estru
tura, que ya
omentamos en el apartado 2.1 (Cantidad de
estru
tura). La razón de ello es sen
illamente que, para igual problema, distintas
argas supondrán dis-
tintos dimensionados , y que si el resto de las
ondi
iones son iguales, es de
ir que, si esquema, tamaño y
5. Algunas propiedades bási
as de la
antidad de estru
tura 22
propor
ión son iguales, la diferen
ia de
arga entre dos solu
iones sólo supondrá diferen
ias entre los dimen-
sionados de las se
iones que mantendrán igual rela
ión de propor
ionalidad entre sí que la que mantengan
las
argas apli
adas en las dos solu
iones. Vemos por lo tanto que pueden quedar des
ritos ini
ialmente
omo
parámetros esen
iales de la forma estru
tural los siguientes:
Tamaño
Dimensión, o luz del problema. La luz de referen
ia de la estru
tura. Se trata de la la menor distan
ia
entre las regiones de apoyo empleadas.
Propor
ión
Esbeltez, rela
ión luz-
anto, propor
ión del re
uadro re
tangular que
ir
uns
ribe la geometría de la
solu
ión, vista en alzado.
Esquema
Cara
terísti
as
uasi topológi
as del tipo de solu
ión adoptado tipo estru
tural: in
orpora el tipo de
se
ión, la forma de la
arga, las
ondi
iones de apoyo. Se
ara
teriza por un fa
tor de forma que
resulta espe
ialmente sensible a las
ondi
iones de
ontinuidad de las piezas e
tadas,
omo hemos
visto en el
aso de las vigas. Es igualmente sensible, aunque
on menos variabilidad, a las
ondi
iones
de apoyo disponibles bordes paralelos o
ontorno de un re
into
errado y depende nalmente
on
sensibilidad menor aún de otros aspe
tos tipológi
os,
omo el trazado de la estru
tura siempre que
éste responda a formas estru
turales globalmente
orre
tas, et
.
Dimensionado
o espesor o grosor de la solu
ión estru
tural. Este término puede pre
isarse más, aunque no lo hagamos
ahora rigurosamente,
omo la rela
ión entre el espa
io o
upado por la estru
tura y el que estaría
disponible para
olo
arla, una vez jados los parámetros anteriores. Este sería el
aso por ejemplo de
la rela
ión entre el an
ho de una serie de vigas re
tangulares paralelas que soportan un forjado dado,
y la separa
ión entre las mismas. Deriva dire
tamente, una vez jados los anteriores parámetros de
forma, del valor de la
arga apli
ada a la estru
tura, y tiene una relevan
ia nula en las
uestiones
aso
iadas a la
ompara
ión de la e
a
ia estru
tural de tipos o solu
iones alternativas.
Hemos analizado la rela
ión entre
antidad de estru
tura y peso propio, y hemos
ara
terizado la e
a
ia de
la estru
tura en base a los parámetros que gobiernan ambas magnitudes. Hasta el momento hemos tratado
uestiones bási
amente aso
iadas al requisito de resisten
ia, dado que la rela
ión entre
antidad de estru
tura
y peso remite a la
uestión de la tensión admisible o tensión de trabajo. Sin embargo existen igualmente
rela
iones de gran interés aso
iadas al
riterio de rigidez, que vamos a tratar de elu
idar igualmente. Para
ello analizamos previamente algunas
uestiones teóri
as ligadas a la
antidad de estru
tura,
uestiones que
podríamos haber
onsiderado en abstra
to al prin
ipio del texto, pues son de una gran generalidad, pero que
ahora, a la vista del interés de la magnitud que estamos manejando, revelan toda su importan
ia.
5. Algunas propiedades bási
as de la
antidad de estru
tura 23
Para
ara
terizar algunas propiedades importantes de la
antidad de estru
tura es de gran utilidad el uso de
un valor próximo desde el punto de vista teóri
o, al que llamamos número de Maxwell , y denido
omo
Z
M = N dl:
Ahora no se trata del valor absoluto de los esfuerzos N ,
omo en W , sino que la tra
ión suma
on signo
positivo en la magnitud
onsiderada mientras que la
ompresión lo ha
e
on signo negativo.
Es fá
il
omprender que si llamamos W + a la
antidad de estru
tura de tra
ión, o tra
ionada, la
ontenida
en las barras tra
ionadas y W a la de
ompresión, o
antidad de estru
tura
omprimida, la
antidad de
estru
tura total es
W = W+ + W
y el número de Maxwell es
M = W+ W
Di
ho valor es igual sea
ual sea la estru
tura, y es independiente de
ual sea el punto de referen
ia
on-
siderado, dado que
ambiar de referen
ia no supone más que
onsiderar un movimiento rígido entre ambas
referen
ias, y para tal movimiento el trabajo externo es nulo al estar
argas y rea
iones en equilibrio.
5. Algunas propiedades bási
as de la
antidad de estru
tura 24
La importan
ia del anterior aserto, también denominado Teorema de Maxwell, se en
uentra en la
ompa-
ra
ión entre estru
turas, puesto que el número de Maxwell es igual a la diferen
ia
onstante entre la
antidad
de estru
tura tra
ionada y la
omprimida en todas las estru
turas que solu
ionan un mismo problema.
Z Z + Z
M= N ds = N ds + N ds = W + W :
De ello se dedu
e que redu
ir la
antidad de estru
tura de una de las partes, por ejemplo la parte tra
ionada,
impli
a de inmediato redu
ir la de la otra, la
omprimida, de modo que minimizar una de las dos partes
es minimizar la
antidad de estru
tura total. Se deriva de ello que
ualquier estru
tura sólo
omprimida o
sólo tra
ionada es mínima, siendo además idénti
a a
ualquier otra solu
ión
on sólo tra
ión o
ompresión.
Esto permite justi
ar una de las reglas de transforma
ión formal más importantes en la explora
ión de
estru
turas espa
iales, que queda denida por la gura 4.
Figura 4: Solu iones alternativas idénti as a un problema de tra ión: anillo, red de radios, o malla.
La identi
a
ión del número de Maxwell permite además
ara
terizar los problemas estru
turales
omo pro-
blemas de exión
uando M = 0 problemas de traslado transversal de
argas, de tra
ión predominante
si M > 0, o de
ompresión predominante si M <0. En estos dos últimos
asos, salvo que se trate de problemas
on solu
iones sólo tra
ionadas o
omprimidas se tratará de problemas
ombinados de exión, en los que el
o
iente entre M y W permite dar una idea de la importan
ia relativa entre las partes transversal y longitu-
dinal del traslado de las
argas. En el
aso parti
ular de los problemas de exión M = 0,
omo en el
aso
de
argas y rea
iones ortogonales a una re
ta o dire
triz dada, las
antidades de estru
tura en tra
ión y
ompresión serán ne
esariamente iguales, resultado que hemos
onstatado en el apartado 2.4 (Cantidad de
estru
tura en ar
os funi
ulares). Cabe añadir, nalmente, que son los problemas de traslado transversal de
argas los que tienen mayor in
iden
ia formal, puesto que a diferen
ia de los de traslado longitudinal, a los
que bastaría esen
ialmente una dimensión en la forma estru
tural que los resuelve, a saber, la de la línea o
dire
triz que materializa di
ho traslado, los traslados transversales de
arga requieren una dimensión más,
pues no basta
on la dire
triz, se requiere el
anto ineludiblemente, y la forma de materializar di
ho
anto
es
entral en la aparien
ia de la estru
tura.
5. Algunas propiedades bási
as de la
antidad de estru
tura 25
Hemos visto en los apartados anteriores una primera división de la
antidad de estru
tura en dos partes,
tra
ionada y
omprimida. Re
ordando el
aso de los ar
os tiene sentido
onsiderar una nueva división de
nuevo tipo, a saber, la
antidad de estru
tura que puede
ontabilizarse en traslados horizontales de
arga,
y la
ontenida en traslados verti
ales de
arga. Suponemos estru
turas planas o tridimensionales, realizadas
mediante barras sometidas a esfuerzos axiles, en las que las barras pueden tener orienta
iones variadas en el
espa
io. La
antidad de estru
tura puede medirse
on
Z Z Z Z
W = jN j dl = jN~ dl~ j = jNx dx + Ny dy + Nz dz j) =
( jNx j dx + jNy j dy + jNz j dz ):
(
lo que es admisible dado que los esfuerzos N y las longitudes dl de las barras están alineadas, por lo que los
signos de sus tres
omponentes son simultáneamente iguales si la barra está tra
ionada, o
ontrarios si está
omprimida.
Llamamos
antidad de estru
tura verti
al W " a la parte verti
al de di
ha expresión
Z
W" = jNz j dz
y
antidad de estru
tura horizontal W = a la parte horizontal de la misma
Z Z
W= = jNxj dx + jNy j dy
Si la estru
tura es de barras de dimensión nita, las expresiones serán sumas:
X
W" = jNiz jliz
X X
W= = jNix jlix + jNiy jliy
X X
Pix + Nix = 0
X X
Piy + Niy = 0
X X X X
yi Pix xi Piy + yi Nix xi Niy = 0
En el
aso de las fuerzas verti
ales totales que a
túan, in
luyendo las
omponentes verti
ales de los esfuerzos
ejer
idos en los
ortes realizados, así
omo en el de los momentos
orrespondientes a equilibrios respe
to de
los ejes horizontales OX, OY, se alteran los equilibrios ini
iales
X X
Piz + Niz = 0
X X X X
zi Pix xi Piz + zi Nix xi Niz = 0
X X X X
yi Piz zi Piy + yi Niz zi Niy = 0
Ahora bien, en di
ho
ambio se han alterado las
argas, al
ambiar sus
omponentes verti
ales, por lo que
la nueva estru
tura no resuelve el mismo problema que la anterior.
Debemos remediar la situa
ión volviendo a restaurar a su valor ini
ial a las
omponentes verti
ales de las
argas, que ahora son Piz , para lo que bastaría dividirlas por . Sin embargo esto alteraría el equilibrio de
fuerzas verti
ales, a la vez que los equilibrios de momentos respe
to de los ejes horizontales, por lo que la
altera
ión requiere ajustes adi
ionales.
Para mantener el equilibrio de fuerzas verti
ales se requerirá que las
omponentes verti
ales de los esfuerzos
se alteren en igual modo, restaurándolas a su valor original:
X Piz X Njz
+ =0
Esto exige además, para mantener la alinea
ión de los esfuerzos
on las barras, que las
omponentes hori-
zontales de tales esfuerzos se alteren en igual medida, al igual que las
omponentes horizontales de las
argas
y las rea
iones. De modo que la altera
ión de las dimensiones verti
ales al multipli
arlas por un fa
tor
sin
ambio en las
omponentes verti
ales de las fuerzas impli
a, para que se mantenga el equilibrio, un
5. Algunas propiedades bási
as de la
antidad de estru
tura 27
ambio inverso en las
omponentes horizontales de fuerzas y esfuerzos (que se multipli
arán por 1 ). En estas
ondi
iones las e
ua
iones de equilibrio vuelven a
umplirse,
omo vemos a
ontinua
ión:
X1 X1
Pix + N =0
ix
X1 X1
Piy + N =0
iy
X X
Piz + Niz = 0
X X 1 X X
yi Piz zi Piy + yi Niz zi Niy = 0
X 1 X X 1 X
zi Pix xi Piz + zi Nix xi Niz = 0
X 1 X 1 X 1 X 1
yi Pix xi Piy + yi Nix xi Niy = 0
Por tanto una redu
ión de
anto impli
a un aumento de las fuerzas y esfuerzos horizontales en un fa
tor
inverso para que se mantenga el equilibrio. Si
onsideramos
argas gravitatorias verti
ales el ajuste de
esfuerzos y de rea
iones en
aso de tener
omponentes horizontales,
omo en el
aso de los empujes de
ar
os supondrá una altera
ión en la
antidad de estru
tura que ahora podemos analizar. Las
antidades
de estru
tura ini
iales, horizontal y verti
al se alterarán de forma fá
ilmente prede
ible a partir de los valores
originales:
X
W" = jNiz jliz = W "
X 1 X 1
W= = j Nix jlix + j Niy jliy = 1 W =
Se observa que ambas
omponentes se modi
an de forma inversa, mientras una de
re
e la otra
re
e, de
modo que podemos armar que su produ
to se mantiene
onstante. Dado que la
antidad de estru
tura
total es la suma de ambas partes, el óptimo se obtendrá
uando éstas sumen el valor mínimo. Ahora bien,
el mínimo de la suma de dos
antidades
uyo produ
to es
onstante se produ
e
uando ambas son iguales,
omo puede
omprenderse si se
onsidera la suma
omo el semiperímetro de un re
tángulo y el produ
to
omo el área del mismo. A igualdad de área el perímetro mínimo es el del
uadrado.
De modo que los valores óptimos de la
antidad de estru
tura verti
al y horizontal son la media geométri
a
de las originales p
Wo" = Wo= = W " W =
El
orrespondiente fa
tor de altera
ión en las dimensiones verti
ales resulta ser igual al
o
iente entre la
antidad de estru
tura verti
al óptima y la original
Wo"
o =
W"
El
anto óptimo de la estru
tura se alterará en propor
ión a di
ho valor, y por ende la esbeltez óptima,
que es igual al
o
iente entre el tamaño (invariable) y el
anto óptimo, resultará de multipli
ar la esbeltez
original por el inverso de di
ho valor,resultando
p
W" W "W =
o = p " = =
W W W=
5. Algunas propiedades bási
as de la
antidad de estru
tura 28
Hay que ha
er notar aquí que la
ondi
ión geométri
a empleada para la transforma
ión se
umple en piezas
trianguladas a
osta de un
ambio en los ángulos de la triangula
ión. Por la misma razón, las transforma
iones
de
anto de piezas de alma llena no pueden ser
onsideradas en rigor in
luidas entre éstas, dado que los
ambios de
anto no alteran la optimidad en los ángulos implí
itos en el material del alma, que sigue
trabajando
omo dos familias tra
ionada y
omprimida a 45.
Se dedu
e una interesante
onse
uen
ia de la pre
edente propiedad al analizar el problema de los ar
os
on
péndolas estudiado en el apartado 2.4 (Cantidad de estru
tura en ar
os funi
ulares).
Veíamos que en di
ho problema las solu
iones óptimas
onsisten en un ar
o trazado según el antifuni
ular
de las
argas, que
uelgan de él mediante péndolas, y
on tirante entre los apoyos,
uando la
antidad de
estru
tura en péndolas verti
al tra
ionada iguala la
antidad de estru
tura en tirante horizontal
tra
ionada y su suma iguala la
antidad de estru
tura del ar
o que
ontiene
omponentes iguales en
antidad de estru
tura horizontal y verti
al
omprimidas
En este
aso, pues, la
antidad de estru
tura puede medirse por 4 ve
es la de
ualquiera de di
has partes,
que podemos emplear
omo unidad. Si por ejemplo elegimos la tra
ionada horizontal, el tirante, tendremos
1= W +=
W +" = W += = W "
W ==1
=
W = W + + W = W +" + W += + W "
+W
=
=4
W =W =2
" =
La
ondi
ión de óptimo queda
omprobada al ser las
antidades horizontal y verti
al iguales, y siendo nulo
en este problema el número de Maxwell son también iguales las
antidades tra
ionada y
omprimida.
Vamos a a
ometer una nueva transforma
ión de geometría. Supongamos que desdoblamos la estru
tura en
dos partes idénti
as de
arga mitad
ada una mediante un
orte plano verti
al. Tendremos ahora o
ho partes
idénti
as en la
antidad de estru
tura. Supongamos que invertimos una de las dos mitades: las péndolas y
tirante en tra
ión se
onvertirán en ella en montantes y
ordón
omprimido, mientras que el ar
o
omprimido
pasa a ser un hilo tra
ionado. El
anto total se dupli
a, por lo que la esbeltez total pasa a ser la mitad
(t = 2 ). Las aporta
iones a las
omponentes horizontal y verti
al de la estru
tura se mantienen en todas
las piezas tras la inversión propuesta.
Ahora bien, si unimos ahora ambas mitades, resultará que las dos piezas horizontales tirante del ar
o más
ordón
omprimido del hilo dejan de ser ne
esarias, puesto que en
ada apoyo el empuje del ar
o pasa a
equilibrarse
on la
omponente horizontal del an
laje del hilo. El tirante y
ordón horizontal
omprimido, al
superponerse, se transforman en línea neutra sin esfuerzo. De este modo eliminamos la estru
tura que antes
orrespondía al tirante, es de
ir, la mitad de la estru
tura horizontal,
on lo que las
antidades de estru
tura
de la estru
tura transformada pasan a ser Wt= = 1, Wt" = 2, Wt = 3. Evidentemente no se trata de un
óptimo aunque haya disminuido la
antidad original en un 25%. Por ello podemos determinar el
ambio
afín en el
anto que optimiza la solu
ión.
Se logrará el óptimo
on
q p
Wto" = Wto= = Wt" Wt= = 2
p
Wpto = 2 2
W"
o = to" = = p
2 1
Wt 2 2
W "
o = tp " = = tp = p
2 1
W W 2 2
5. Algunas propiedades bási
as de la
antidad de estru
tura 29
p p
Es de
ir que, aumentando el
anto original en 2 (redu
iendo la esbeltez en 2) la
antidad de estru
tura
total se redu
e en el mismo fa
tor. El he
ho de tener
urvatura en ambos
ordones, es de
ir el poder apoyar
arga transversal en ambos, mejora la e
a
ia de la estru
tura. La simetría respe
to de la horizontal aumenta
la e
a
ia de la forma ini
ial.
La ter
era propiedad de extremo interés es la rela
ión inmediata y dire
ta que existe entre
onsumo estru
tu-
ral
antidad de estru
tura y deformabilidad. rela
ión Puede enun
iarse
on
laridad y rigor
omparando
propiedades entre dos estru
turas realizadas
on igual empleo de las propiedades del material de que se
om-
ponen.
La propiedad
onsiste en que, siendo igual el aprove
hamiento del material, dos estru
turas distintas para el
mismo problema tendrán deformabilidades propor
ionales a su
antidad de estru
tura, de modo que la de
más
onsumo será también la más deformable.
Para medir la deformabilidad de estru
turas en
ompeten
ia de una forma totalmente general podemos medir
la pérdida de energía poten
ial de las
argas apli
adas a la misma, que para deforma
iones homotéti
as entre
sí es propor
ional a
ualquiera de los desplazamientos de referen
ia que queramos
onsiderar. Tenemos,
por el prin
ipio de los trabajos virtuales y
onsiderando el sistema equilibrado y
ompatible que
onstituye
la estru
tura, que di
ha pérdida de energía es igual al trabajo interno total energía de deforma
ión más
energía
omplementaria:
X Z
U = Pi Æi = dV
lo que lo ha
e inmediatamente propor
ional a la deforma
ión unitaria media del material y a la
antidad de
estru
tura empleada.
X Z Z Z
Pi Æi = dV = A dl = jm j jjA dl = jm jW:
Sin embargo la mayor poten
ia de la expresión está en la rela
ión opuesta, que dedu
e la
antidad de
estru
tura de la deformabilidad. Podemos dedu
ir aquélla de ésta, de modo que tenemos una posibilidad de
estimar la
antidad de estru
tura dire
tamente a partir de imágenes de las deformabilidades respe
tivas de
solu
iones alternativas en pugna. Un ejemplo de la poten
ia de esta aso
ia
ión está en la
ompara
ión entre
solu
iones alternativas a las
ondi
iones de apoyo de estru
turas que en lo demás sean
omparables,
omo
en la siguiente gura.
Figura 5: Solu
iones alternativas de diferente e
a
ia en un problema de exión: apoyo en dos lados o en el
ontorno.
Pues en efe
to, si
onsideramos dos solu
iones alternativas realizadas
on vigas para
ubrir un re
into
ua-
drado, en las que la de
isión sobre
anto sea idénti
a, y
on igual empleo del material, que ha
emos estri
to
en ambos
asos resultará que las
urvaturas derivadas de di
ho uso del material y di
ho
anto resultarán
ilíndri
as de un
ierto radio de
urvatura en el
aso de las vigas apoyadas en dos extremos, y esféri
as
on el mismo radio de
urvatura para el
entro del
uadrado, siendo de
urvatura anti
lásti
a de radios de
igual valor y signo
ontrario en los o
tavos
orrespondientes a las
uatro esquinas del
uadrado
uando las
vigas se apoyan en todo el
ontorno. De este modo, la rela
ión entre las
antidades de estru
tura empleadas
en ambas solu
iones sería la misma, para
arga uniforme, que la rela
ión entre los volúmenes que o
upa la
grá
a de las deformadas, por lo que queda en eviden
ia la ventaja del apoyo en todo el re
into, y puede
in
luso estimarse
on mu
ha rapidez el valor que di
ha ventaja supone.
Considerando la rela
ión anterior es ahora evidente la identidad que hemos podido
onstatar entre las
antidades de estru
turas de los dos sistemas estru
turales en exión destinados a sostener
argas uniformes
apli
adas a una super
ie
ir
ular que se apoya en la
ir
unferen
ia que la en
ierra. Pues en efe
to, para
igual aprove
hamiento del material e igual
anto todas las solu
iones han de tener igual
urvatura lo
al en
las dire
iones en que estén
olo
adas las vigas, lo que
orresponde
omo aproxima
ión de primer orden,
a una
urvatura esféri
a en todos los
asos. Es exa
tamente esféri
a en los
asos radiales, y es igual en
la aproxima
ión de primer orden en los
asos de mallas ortogonales o de vigas paralelas apoyadas en la
ir
unferen
ia. De modo que la ventaja de las solu
iones bidire
ionales se revela en este
aso
on
laridad
omo una ventaja derivada ex
lusivamente del mejor aprove
hamiento del apoyo, y no
omo una ventaja
que pudiera atribuirse al
omportamiento bidire
ional en sí, pues en efe
to, vigas paralelas trabajando
unidire
ionalmente resuelven este problema parti
ular
on idénti
a e
a
ia que
ualquiera de las solu
iones
bidire
ionales.
X X Æ
Pi Æi = Ær Pi i = jm jW:
Ær
expresión en la que empleamos ahora un desplazamiento de referen
ia prejado, denominado Ær para medir
la exibilidad.
Como ya se ha armado más arriba, si las solu
iones alternativas que se
onsideran tienen deforma
iones
homotéti
as, lo que es el
aso
uando las alternativas sólo se reeren a
ondi
iones geométri
as limitadas,
resultará que la pérdida de energía poten
ial de las
argas es propor
ional en todas ellas a di
ho desplaza-
miento. Si di
ho desplazamiento superase las limita
iones impuestas por la
ondi
ión de rigidez, debería ser
redu
ido para poder
umplir éstas, y si la redu
ión debe ha
erse sin
ambio en los parámetros prin
ipales
de la forma, esquema, tamaño, propor
ión tendrá que lograrse
on base a un aumento del dimensionado
de las se
iones de la estru
tura al objeto de redu
ir sus tensiones y las
orrespondientes deforma
iones
unitarias máximas y medias. De modo que la inversión en material responderá a idénti
as ne
esidades que
las que representaría el empleo de otro material de menor deforma
ión unitaria admisible.
En parti
ular, y
onsiderando que a menudo las limita
iones de rigidez son limita
iones de deforma
ión
relativa a la luz tendremos
X Æ
Ær Pi i = Ær O = jm jW = jmj
lQ
Ær
Ær
=
jm jQ
l O
Como Q y O son propor
ionales, y su
o
iente es
onstante en todas las solu
iones de deformada homotéti
a,
es fá
il ver que el
umplimiento de las limita
iones de rigidez exigirá un sobredimensionado que puede
determinarse de inmediato para redu
ir jm j o, alternativamente, una modi
a
ión de la solu
ión estru
tural
que reduz
a
o para lograr valores que permitan respetar el límite impuesto.
La expresión anterior nos lleva por tanto rápidamente al
on
epto de esbeltez límite. Pues al ser la defor-
ma
ión fun
ión monótona
re
iente
on la esbeltez re
ordando que en las regiones de diseño en que el
problema es de rigidez el término
es bastante estable e independiente de , además prá
t
amente propor-
ional a ella y al ser los demás términos invariantes para
ondi
iones
omparables en los diseños, resulta de
inmediato que existe una esbeltez para la que el diseño estri
tamente ne
esario por resisten
ia se en
uentra
igualmente en el límite de deforma
ión admitida. Diseños de menor esbeltez son siempre admisibles desde la
perspe
tiva del
riterio de rigidez, y diseños de esbeltez mayor que la límite requieren redu
ir las deforma-
iones en propor
ión que será igual (levemente mayor) a la rela
ión entre la esbeltez real y la esbeltez límite.
De este modo la inversión en material en estru
turas dimensionadas por
riterios de rigidez por realizarse
on esbeltez mayor a la límite se deriva del produ
to entre la
antidad de estru
tura y la rela
ión de esbel-
tez a esbeltez límite, lo que en denitiva la ha
e linealmente dependiente del tamaño, y
uadráti
amente
dependiente de la esbeltez,
omo puede
omprobarse fá
ilmente en los diseños de vigas.
La enorme diversidad de tipos que puede usarse en
ubiertas, en
ontraste
on la es
asa diponibilidad en los
problemas de estru
turas de pisos paralelos deriva de las propias
ara
terísti
as del problema arquite
tóni
o a
6. Tipos estru
turales de
ubierta 32
resolver: basta asegurar que la proye
ión de la forma
ubre la planta, junto
on algunos po
os requisitos más
que no suponen grandes restri
iones formales usualmente,
omo son la posibilidad de eva
ua
ión de aguas,
la ilumina
ión del re
into, et
. Pero además, y
omo hemos visto en los apartados anteriores e ilustraremos
en las guras que siguen, las distintas op
iones formales,
onsideradas y resueltas rigurosamente, no tienen
por qué suponer muy distintas e
a
ias en su
omportamiento, por lo que son bási
amente inter
ambiables
entre sí. De este modo las
ubiertas han dado origen a un extenso repertorio de solu
iones, que pueden
emplearse en sus múltiples variantes para materializar formas e imágenes muy diversas.
Hay que
onsiderar además que la in
iden
ia espa
ial de las formas ne
esarias para
ubrir espa
ios es pro-
por
ional al espa
io
ubierto. Más aún, si para espa
ios grandes se trata de limitar la inversión estru
tural
requerida, por su mayor peso en la inversiónnal, se in
rementa más aún la in
iden
ia espa
ial al ne
esitarse
limitar la esbeltez. De este modo el
ontenido simbóli
o aso
iado a las distintas edi
a
iones utilizadas por
el poder terrenal o
elestial puede transferirse de inmediato a la forma que lo
ubre.
La
ubierta puede así
ongurarse
omo uno de los elementos simbóli
os privilegiados en la arquite
tura. La
op
ión por una u otra
ongura
ión no es sólo una op
ión intrínse
a que deriva de los requisitos internos de la
propia edi
a
ión y sus leyes físi
as propias, sino que al ser las solu
iones posibles bastante inter
ambiables,
admite en sí la adi
ión de elementos de signi
a
ión ajenos a su propias
ualidades portantes, ajenos por
tanto a su propio valor semánti
o
omo elemento arquite
tóni
o impli
ado en el estable
imiento de la rmitas
de la obra.
Esta
ualidad simbóli
a de las grandes
ubiertas ha sido una
onstante de la arquite
tura, aun
uando la
extrema diversidad de solu
iones formales sea sólo una realidad re
iente, puesto que requiere del uso de ma-
teriales e
a
es tanto en tra
ión
omo en
ompresión para al
anzar toda su virtualidad. En las edi
a
iones
del pasado di
ha diversidad quedaba par
ialmente limitada al quedar restringida por las
apa
idades de los
materiales
ompresibles fábri
as, o a las posibilidades de ensamblaje de la madera.
Para ha
er el re
orrido formal
onsideraremos
omo referen
ia uno de los dos problemas
lási
os de resisten
ia
de materiales desde Galileo: el
ru
e de un vano
on solu
iones biapoyadas. (El otro es el voladizo). Se
onsideran su
esivamente diferentes versiones de la forma apoyada en dos extemos del re
into, sus variantes
uando el apoyo se lleva al
ontorno
ompleto del re
into, y las alternativas que se dedu
en de la regla de
transforma
ión anillo-radios-malla en planta o la transforma
ión de viga en ar
o en alzado.
6.1 Viga
La solu
ión de viga, en el
aso de
ubiertas, puede ser de se
ión ma
iza
aso de la madera o aligerada,
por triangula
ión o refuerzo, y en dimensiones pequeñas y medias es insustituible. La viga debe desdoblarse
para redu
ir la dimensión transversal, y las separa
iones entre vigas tratan en general de minimizar los
ostes
de las siguientes familias, situándose en un rango difuso entre 1/3 de la luz y 2 metros más 1/8 de la luz.
Las solu
iones de viga pueden aprove
har la
ontinuidad, redu
iendo el área de momentos si es posible
olo
ar
soportes en el interior, lo que debe ha
erse siempre que el uso lo permita.
6.2 Emparrillado
El desdoblamiento de las vigas y su
ambio de dire
ión da lugar al emparrillado que, a igualdad de otras
ara
terísti
as, tiene un
oste teóri
o levemente menor dado que la proximidad de las
argas al apoyo
mejora. La redu
ión se aso
ia al fa
tor de di
ha mejora, que pasa a ser
er
ano a 1/6, frente al 1/4 de
6. Tipos estru
turales de
ubierta 33
la solu
ión pre
edente, a
ambio de mayor
omplejidad y di
ultad
onstru
tiva, en parti
ular en lo que se
reere a la ne
esaria
ontinuidad de los
ordones tra
ionados.
Hay ventaja adi
ional en la redu
ión del problema de pandeo del
ordón
omprimido, y las solu
iones que
resuelven el
erramiento de la super
ie mediante elementos
uadrados
on
uerdan razonablemente
on el
tipo, ade
uado por tanto para soportar paños de vidrio.
La solu
ión triangulada es sin ex
ep
ión la malla estérea de pirámides
uadradas al objetode redu
ir los tipos
de nudos distintos del entramado.
El
omportamiento de emparrillado podría ha
erse más
omplejo: pasando a la malla de tetraedros tendría-
mos
omportamiento de pla
a, es de
ir,
on rigidez a torsión. Sin embargo este
ambio no aporta mejora
prá
ti
a alguna frente al emparrillado, exigiendo a
ambio una
omplejidad en los nudos muy superior, por
lo que no se trata de una solu
ión usual.
En todo
aso,
abe añadir que, tanto la viga
omo el emparrillado se emplean
on regularidad
omo elementos
estru
turales de segundo nivel en mu
has solu
iones que globalmente son de otro tipo,
omo elementos de
rigidiza
ión (malla de pirámides
uadradas para produ
ir la doble
apa en bóvedas y
úpulas o vigas
omo
6. Tipos estru
turales de
ubierta 34
segunda o ter era familia estru tural en solu iones de todo tipo).
La alternativa de dar
anto variable a las vigas nos traslada a las solu
iones en ar
o, tras pasar por las piezas
de
anto variable pero de forma no funi
ular, es de
ir, las
er
has. En la medida en que la forma se a
er
a a
la antifuni
ular de las
argas dominantes, las ne
esidades de resistir exiones, bien en la forma global, bien
mediante exión lo
al en el
ordón
argado, se redu
en.
De todos modos, tanto las alternan
ias de
arga en el
ordón
argado,
omo las ne
esidades de rigidez en el
ordón
omprimido exigen rigidez, que puede obtenerse
on se
iones aligeradas, o trianguladas.
Las diferen
ias entre los
ostes globales de una y otra solu
ión pueden entenderse
onsiderando, al igual que
en
asos anteriores, que las mejoras que pueden produ
irse siempre para esbelte
es bajas, pues en
aso
de esbelte
es altas siempre serán más e
a
es las solu
iones pre
edentes exigen a
ambio una
omplejidad
onstru
tiva mayor, si bien ahora la estru
tura pasa a suponer una obstru
ión espa
ial mu
ho menor.
6. Tipos estru
turales de
ubierta 35
Figura 10: Malla de tetraedros ... on empleo de anillos para abrir hue os
Figura 11: Cer has ... on ordón superior rigidizado si es pre iso.
Las solu
iones de ar
os paralelos sea
uales sean las se
iones
on que éstos se resuelven, in
luyendo a las
bóvedas,
orresponden a una misma familia,
on las solas diferen
ias en las formas de se
ión empleada y en
las separa
iones entre ar
os.
Las solu
iones de ar
o, invertidas, dan lugar a las
atenarias,
on la di
ultad de haber subido el punto de
arranque de la estru
tura y ne
esitar estable
er el
ordón
omprimido que soporta el empuje por en
ima de
la super
ie
argada, o, alternativamente, requiriendo disponer de elementos verti
ales u obli
uos sometidos
a fuertes
argas horizontales.
6.4 Ar os ruzados.
El paso al
omportamiento bidire
ional, en la misma forma en que se lograba en vigas, puede a
ometerse
on
anto variable, en ar
os, pero ahora la restri
ión de mantener los
ordones a la misma
ota en los puntos
de
ru
e obliga a modi
ar el
ontorno del apoyo, pasando a formas poligonales o
urvas, en las que la más
sen
illa será la
ir
unferen
ia para
ubrir super
ies
ir
ulares.
6. Tipos estru
turales de
ubierta 36
Ahora bien, a partir de esta solu
ión, la malla de tirantes puede ser sustituida por un anillo, que será en gran
medida equivalente a la malla pre
edente para las
argas predominantes, si bien deberá soportar las exiones
derivadas, en los
asos de
arga alternante, de las diferen
ias de regularidad en los empujes radiales que
resultan. Igualmente a los
asos anteriores, la rigidez del ar
o puede exigir se
iones que
onvenga aligerar
mediante una triangula
ión lo
al.
Pero además ahora puede
onsiderarse la posibilidad de invertir las dos familias de ar
os para
rear una
malla de
ables
argada
ontra un anillo en
ompresión, solu
ión de es
asa rigidez, o invertir sólo una de
ellas y
rear una familia de ar
os
ompartiendo
arga
on una familia de
atenarias. Si además
onsideramos
el empleo de materiales de alta resisten
ia en tra
ión, la solu
ión deriva rápidamente a otra en la que la
familia de
atenarias se responsabilizará de soportar toda la
arga gravitatoria, y la familia que ini
ialmente
era de ar
os se empleará para tensar a la anterior, sosteniendo adi
ionalmente las
argas invertidas, por
su
ión de viento, que pudiesen superar el efe
to de las gravitatorias.
El anillo exterior se transforma así en un ar
o in
linado sometido a
argas en la dire
ión de la super
ie
de
erramiento, transversales en la
lave, y progresivamente a
er
ándose a la tangente a su dire
triz en las
6. Tipos estru
turales de
ubierta 37
otas inferiores, ar
o que, en general tendrá puntos de apoyo o tirantes en su proye
ión verti
al, pero que
lleva parte bási
a de su
arga a sus puntos de apoyo,
on variantes diversas, y
on una importante menor
e
a
ia general, al haberse alejado seriamente las
argas de los puntos nales de apoyo en la
imenta
ión.
En el apartado 5.1.1 (Constan
ia del número de Maxwell) hemos he
ho men
ión de las poderosas reglas de
transforma
ión formal que el teorema de Maxwell permite emplear, y que hemos apli
ado en el apartado
anterior para eliminar los tirantes
ruzados y sustituirlos por un anillo. Si apli
amos tales reglas al
ordón
omprimido de la estru
tura generamos familias estru
turales nuevas: basta pensar en sustituir los ar
os
ruzados por ar
os radiales, para,
on la misma e
a
ia, obtener una solu
ión que
onstru
tivamente es más
regular, salvo en el punto singular en que se
ruzan tales ar
os. Di
hos ar
os pueden requerir igualmente su
rigidiza
ión lo
al, lo que
ompli
a aún más el en
uentro en el punto úni
o de
ru
e que
ongura la
lave.
Di
ho punto singular, de imposible fa
tura, se resuelve sustituyendo lo
almente los ar
os
onvergentes por
un anillo de
ompresión la solu
ión
lási
a en las
onstru
iones históri
as de piedra
onsiste en un ma
izo
que fun
iona
omo dis
o
omprimido biaxialmentede modo que se resuelve el en
uentro de los n medios
ar
os por n en
uentros iguales al anillo
entral, que puede ser de las dimensiones requeridas para fa
ilitar la
unión.
Pero ese anillo puede igualmente ser sustituido por una malla super
ial, y una vez ini
iado ese
amino,
pro
eder a extender la malla a toda la super
ie que
ubre la solu
ión, dando origen a las
úpulas.
Las
úpulas aportan ahora una variante de altísima importan
ia, al añadir anillos a lo largo de toda la altura:
ahora la forma puede ser rígida si lo es la forma del apoyo, de modo que se ne
esitan dimensiones mayores
para forzar el salto de
omplejidad que supondría desdoblar las barras individuales en piezas
ompuestas,
siendo usual que el siguiente salto en
omplejidad venga denido por la ne
esidad de rigidez
onjunta de
regiones amplias de la super
ie envolvente, lo que exigirá pasar a solu
iones de doble (en
asos extremos
de triple)
apa. En este
aso las dos
apas son en la mayor parte de los
asos las
aras de una solu
ión que
lo
almente es análoga a los emparrillados o mallas de pirámide
uadrada.
6. Tipos estru
turales de
ubierta 38
Al igual que hemos transformado las mallas de ar
os en ar
os radiales, podemos tranformar las mallas de
vigas, los emparrillados, en vigas radiales, que resolverán el problema del punto singular en el
entro mediante
un
ilindro que
ombina los anillos de
ompresión y tra
ión de los
ordones sustituidos en di
ho punto, más
el alma que los
one
ta
apaz de transferir
arga en los
asos de no simetría de éstas. Cabe añadir que los
ordones en
ada anillo requieren rigidez a exión en su plano para
iertos
asos de asimetría.
Pueden sustituirse, sin pérdida de e
a
ia, parte de los esfuerzos radiales de los
ordones
omprimido y
tra
ionado por esfuerzos en anillos intermedios, dando lugar a solu
iones
on mayor número de piezas y de
e
a
ia análoga, pero más ade
uadas por su mayor densidad a las situa
iones que requieren dimensionados
mayores, apli
ables por tanto a las solu
iones
on
anto limitado.
6. Tipos estru
turales de
ubierta 39
6.7 Catenarias
La otra alternativa de forma es
ambiar la forma de los
ordones. Puesto que ya vimos el
aso de los
ordones
omprimidos
urvos, los ar
os radiales,
urvamos el
ordón tra
ionado y tenemos las solu
iones de
atenaria
radial, en las que muy a menudo el anillo
entral interior es de gran tamaño, dejando abierta una fra
ión
muy importante de la super
ie
ubierta.
Si unimos, nalmente, ar
os y
atenarias, tendremos el origen de las solu
iones lenti
ulares, en las que, nue-
vamente, podríamos
onsiderar que el empleo de materiales de alta resisten
ia en tra
ión permite trasladar
la totalidad de la
arga a las
atenarias, transformando la familia de ar
os en una estru
tura destinada a
tensar a la anterior, que por tanto invierte su sentido de trabajo y pasa a estar también tra
ionada a ex-
pensas de mayores esfuerzos en el anillo de
ompresión. Ahora el elemento de
onexión entre las dos familias
puede ser un uido si se logra un espa
io estan
o entre ambas familias,
on lo que llegamos a las solu
iones
lenti
ulares hin
hadas.
7. Con
lusiones 40
7 Con lusiones
Los
on
eptos estable
ido en el re
orrido realizado, aun
on las limita
iones
on que han sido apli
ados aquí,
han mostrado su interés, y su elevado poten
ial para fa
ilitar la reexión en profundidad sobre las op
iones
diponibles a la hora de diseñar.
En di
ho re
orrido hemos
omprobado además que las solu
iones formales de las estru
turas de
ubierta
son muy variadas,
on e
a
ias
omparables siempre que pueda re
urrirse a materiales resistentes tanto en
tra
ión
omo en
ompresión. Por ello la atribu
ión de sentido estru
tural a la forma no requiere ya de un
repertorio limitado de éstas
omo su
edía en el pasado. Sólo exige a
otar en márgenes (
iertamente amplios)
a un pequeño número de parámetros abstra
tos de la forma. Forma y e
a
ia resistente dejan, pues, de tener
aso
ia
iones per
eptivas simples ha
iendo inevitable la diso
ia
ión, en el terreno de la estabilidad, entre el
papel semánti
o y el simbóli
o de las formas. Podrán ahora atribuirse referentes simbóli
os
ualesquiera a
formas muy diversas. En tanto no se limiten las alternativas disponibles por requisitsos originados en otros
ampos a
ondi
ionamiento, industrializa
ión los dis
ursos basados en la fragmenta
ión, la diversidad,
la autoría, et
. estarán, pues, justi
ados aunque sin legitimidad para operar arbitrariamente.
NOTAS