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Foucault, Michel, Histoire de la sexualité. 2. L’usage des plaisirs, París, Gallimard, 1984. Texto
seleccionado: “Introduction: 1. Modifications”. Traducción y selección de Juan Antonio Jácome
Feijóo*.
EPÍGRAFES:
Introducción.
1. MODIFICACIONES.
Esta serie de investigaciones aparece más tarde de lo que había previsto y con una forma
completamente distinta.
III.- [Necesidad de realizar una genealogía del deseo y del individuo como sujeto de deseo.]
Pero, por el contrario, el estudio de los modos según los cuales los individuos son
conducidos a reconocerse como sujetos sexuales me planteaba muchas más dificultades. La noción
de deseo o la de sujeto deseante constituían por entonces si no una teoría, sí al menos un tema
teórico comúnmente aceptado. Esta aceptación misma era extraña: era este tema, en efecto, el que
uno se encontraba, con ciertas variaciones, tanto en el corazón mismo de la teoría clásica de la
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sexualidad cuanto en las concepciones que intentaban desprenderse de ella; era también este tema
el que parecía haber sido heredado, en los siglos XIX y XX, de una larga tradición cristiana. Por
mucho que la experiencia de la sexualidad se distinga, como una figura histórica peculiar, de la
experiencia cristiana de la «carne» , ambas parecen dominadas por el principio del « hombre de
deseo» . En cualquier caso, parecía difícil analizar la formación y el desarrollo de la experiencia de la
sexualidad a partir del siglo XVIII sin hacer, a propósito del deseo y del sujeto deseante, un trabajo
histórico y crítico. Es decir, sin llevar a cabo una « genealogía» . Con ello no me refiero a hacer una
historia de las concepciones sucesivas del deseo, de la concupiscencia o de la libido, sino a analizar
las prácticas con las que los individuos han sido conducidos a prestarse atención a sí mismos, a
descifrarse, a reconocerse y a confesarse como sujetos de deseo, haciendo jugar entre sí mismos y sí
mismos una cierta relación que les permite descubrir en el deseo la verdad de su ser, sea éste natural
o caído. Resumiendo, se trataba, en esta genealogía, de buscar cómo los individuos han sido
conducidos a ejercer sobre sí mismos y sobre los otros una hermenéutica del deseo respecto de la
cual su comportamiento sexual sin duda ha sido lo que la ha ocasionado pero en absoluto ha sido
su dominio exclusivo. En suma, para comprender cómo el individuo moderno podía experimentarse a
sí mismo como sujeto de una « sexualidad», era indispensable poner antes de manifiesto el modo en
el que, durante siglos, el hombre occidental había sido conducido a reconocerse como sujeto de
deseo.
VIII.- [Beneficios teóricos del cambio: dos generalizaciones que amplían el horizonte del
estudio y precisan su método y su objeto.]
¿Tuve razón aceptando estos riesgos? No soy yo quien ha de decirlo. Yo sólo sé que al
desplazar así el tema y las referencias cronológicas de mi estudio encontré un cierto beneficio
teórico; pude llevar a cabo dos generalizaciones que me permitieron, al mismo tiempo, situarlo en
un horizonte más amplio y precisar mejor su método y su objeto.
Notas
(*) [N. del T.] En el original aparece el término “articulaient”, “articulaban”. El término correcto es, sin embargo,
“articulan” ya que siguen articulándolas. Se trata de una errata que surge al buscar una concordancia
innecesaria con “...me había conducido...” De hecho poco más abajo dice ya, en un contexto idéntico, “que
articulan (articulent) el ejercicio de los poderes”.
(1) No soy helenista ni latinista. Pero me pareció que con la condición de dedicar suficiente cuidado, paciencia,
modestia y atención era posible adquirir una familiaridad suficiente respecto de los textos de la Antigüedad
griega y romana: me refiero a una familiaridad que permita, de acuerdo con una práctica sin duda constitutiva
de la filosofía occidental, interrogar a la vez la diferencia que nos mantiene a distancia de un pensamiento en el
que reconocemos el origen del nuestro y la proximidad que permanece a pesar de este alejamiento que
ahondamos sin cesar.
(2) Sería inexacto creer que después de Burckhardt se descuidó por completo el estudio de estas artes y de esta
estética de la existencia. Piénsese en el estudio de Benjamin sobre Baudelaire. También se puede encontrar un
análisis interesante en el reciente libro de S. Greenblatt, Renaissance Self-fashioning, 1980.
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GLOSARIO
ARQUEOLOGÍA (archéologie): método propio de la crítica foucaultiana en tanto que ésta no intenta
extraer las estructuras universales de todo conocimiento o de toda acción moral posible (no
es, pues, como la kantiana, una crítica trascendental) sino que intenta tratar los discursos
que articulan lo que pensamos, decimos y hacemos como acontecimientos históricos. (TA
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ENSAYO (essai): experiencia modificadora de uno mismo en el juego de la verdad en que consiste
para Foucault la actividad filosófica. “Mi trabajo está entre adarajas y puntos suspensivos.
Me gustaría abrir un taller, ensayar y, si fracaso, volver a empezar de otro modo [...] En
muchos aspectos de mi tarea [...] estoy en pleno trabajo, no sé cómo me saldrá. Las cosas
que digo deben considerarse como propuestas, como « ofertas de juego» en las que aquéllos
a los que les puedan interesar están invitados a participar; no son afirmaciones dogmáticas
que deban ser tomadas en bloque. Mis libros no son tratados de filosofía ni estudios
históricos; son, como mucho, fragmentos filosóficos en talleres históricos” (Foucault, 1994,
IV, 20-21)
EPISTEME (épistémè): “a priori histórico” compuesto por los criterios comunes, pero transformables, a
los que obedecen los diferentes saberes durante un período histórico determinado y que
han de ser analizados teniendo en cuenta que las reglas propias del saber científico no
pueden ser explicadas apelando a determinaciones externas sino a su propia estructura
como práctica discursiva. La episteme es el campo epistemológico puesto de manifiesto por
la arqueología en el que los conocimientos, considerados al margen de todo criterio que se
refiera a su valor racional o a sus formas objetivas, hunden su positividad y manifiestan así
una historia que no es la de su perfección creciente, sino más bien la de sus condiciones de
posibilidad. Ver conocimiento.
EXPERIENCIA (expérience): matriz compuesta por tres ejes mutuamente irreductibles que se hallan
entre sí en una interrelación esencial. En este sentido la experiencia es pues “la correlación,
en una cultura, entre dominios de saber, tipos de normatividad y formas de subjetividad”. En
vez de encarar globalmente la racionalización de la sociedad o de la cultura (al modo de la
Escuela de Frankfurt) Foucault cree que es más prudente analizar el proceso en varios
dominios cada uno de los cuales reenvía a una experiencia fundamental: la locura, la
enfermedad, la muerte, el crimen, la sexualidad, etc... Cada una de estas experiencias
compone un dominio de análisis en el que habrá que analizar la interrelación entre los tres
ejes mencionados. Ver experiencia.
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GENEALOGÍA (généalogie): trabajo histórico y crítico que parte de una cuestión que es problemática
en la actualidad y se dirige a los acontecimientos que nos han constituido de un modo
determinado para extraer de la contingencia que nos ha hecho ser lo que somos, la
posibilidad de dejar de ser, hacer o pensar lo que somos, hacemos o pensamos.
HISTORIA (histoire). En expresiones como historia del pensamiento, historia de la verdad, historia de
la locura, historia de la sexualidad... el término « historia» se usa de un modo que podría
llevar a algún equívoco. En tales expresiones designa el tipo de trabajo llevado a cabo por
Foucault, un trabajo que no se deja caracterizar ni por el término «filosofía» , si con él se
refiere uno a una analítica de la verdad, ni con el término « historia» , si con él se entiende un
mero análisis cronológico de la evolución de las ideas o de los comportamientos. Su trabajo
puede caracterizarse como una filosofía crítica, como una historia crítica del pensamiento.
Se trata de una crítica cuyo método es arqueológico y cuya finalidad es genealógica. Tal
tarea se puede caracterizar como una problematización filosófica respecto de un material de
trabajo extraído en un taller histórico, en una cantera histórica.
JUEGOS DE VERDAD (jeux de vérité): criterios que establecen un corte, una separación determinada,
contingente e históricamente variable entre lo verdadero y lo falso (sea la dignidad del sujeto
que habla independientemente de lo que diga, la evidencia de lo dicho independientemente
de quien hable, la adecuación de intelecto y cosa...). Nacen del desarrollo mutuo y el
entrecruzamiento recíproco de los modos de subjetivación y de los modos de objetivación y
no son, por tanto, el descubrimiento de las cosas verdaderas sino las reglas según las
cuales, respecto de ciertas cosas, se considera verdadero o falso lo que un sujeto pueda
decir. Ver verdad.
PENSAMIENTO (pensée): acto que pone en sus diversas relaciones posibles un sujeto y un objeto. El
pensamiento no es lo que nos conforta y adormita haciéndonos creer en nuestras ideas y
admitir nuestras acciones, el pensamiento es lo que nos hace problematizar lo que las cosas
son, nuestra relación con ellas e incluso lo que nosotros mismos somos. Presintiendo el
peligro de nos amenaza en todo lo habitual, la tarea del pensamiento consiste en tornar
problemático todo lo que parece evidente y sólido. Ver pensamiento.
PRÁ CTICAS (pratiques): dominio de análisis al que Foucault se dirige y en el que trata de analizar en
su interrelación el modo de pensar y el modo de actuar. No se trata pues de descubrir el
modo de pensar que permita explicar cómo se actúa ni el modo de actuar que permita
deducir cómo se piensa; es preciso analizarlos a la vez y en su interrelación. Para Foucault
son las prácticas así entendidas las que dan la clave de inteligibilidad para la constitución
correlativa del sujeto y del objeto.
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SABER (savoir): proceso por el cual el sujeto sufre una modificación durante el trabajo que efectúa al
construir el objeto con el que se relaciona. Por oposición al conocimiento, en el saber se
produce a la vez la modificación del sujeto y la constitución del objeto. El saber es pues una
tarea que no deja las cosas como están: el objeto se ha ido construyendo gracias a una
actividad tras la cual –y por la cual– tampoco el sujeto que la ha llevado a cabo es ya el que
era. Es pues importante constatar el contraste que existe, para Foucault, entre
“conocimiento” y “saber”. Ver saber.