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AGRADECIMIENTOS
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RESUMEN
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ÍNDICE
Página
RESUMEN........................................................................................................... 3
INTRODUCCIÓN................................................................................................ 5
Capítulo I. LA CONDUCTA............................................................................... 6
1.1. Noción........................................................................................................... 6
1.2.1. La duración................................................................................................. 6
2.1. Noción............................................................................................................ 7
2.2. Características................................................................................................ 7
3.1 Noción............................................................................................................. 8
3.2. Moldeamiento................................................................................................. 9
3.3. Desvanecimiento............................................................................................ 11
3.4. Encadenamiento………………………………………………..……...…… 12
3.5. Modelamiento……………………………………………………...………. 14
CONCLUSIONES…………………………………………..…..…………….... 16
BIBLIOGRAFÍA................................................................................................... 17
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INTRODUCCIÓN
Desde este enfoque, las teorías que explicarían los procesos que posibilitan
los cambios a los que se hace referencia serían: condicionamiento clásico,
condicionamiento operante y el aprendizaje observacional. En ellas se basarían los
programas de modificación de conducta que se orientarían a la obtención de un
doble objetivo (Canal, 1995; Campos y Muñoz, 1999; Riviére, 1997b):
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CAPITULO I LA CONDUCTA
1.1. Noción
Caminar, hablar en voz alta, lanzar una pelota, gritarle a alguien son
conductas manifiestas (visibles) que podrían ser observadas y recordadas por otras
personas además de quien las lleva a cabo. El término “conducta” hace referencia
igualmente a procesos “encubiertos” (privados, internos), que no pueden
observarse directamente. Todo el comportamiento es potencialmente observable.
En cualquier caso, la conducta encubierta o privada no se refiere a
comportamientos llevados a cabo en privado, como desvestirse en el dormitorio.
Tampoco se aplica a actividades “secretas”, como copiar en un examen, sino que
más bien describe las actividades que tienen lugar “bajo la piel” y que por tanto
precisan de la aplicación de instrumentos especiales de evaluación. Por ejemplo,
justo antes de saltar a la pista de hielo, una patinadora podría pensar “espero no
caerme”, a la vez que probablemente se siente nerviosa (ritmo cardiaco acelerado,
etc.). Pensar y sentir son conductas privadas. Tanto las conductas manifiestas
como las encubiertas pueden alterarse mediante las técnicas de modificación de
conducta.
1.2.1. La duración
1.2.2. La frecuencia
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1.2.3. La intensidad
2.1. Noción
2.2. Características
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también es parte del entorno, pero la modificación de conducta es algo más que
psicoterapia verbal (como el psicoanálisis o la terapia centrada en el cliente).
Aunque tanto los modificadores de conducta como los terapeutas «verbales»
hablan con sus clientes, sus enfoques terapéuticos difieren en varios aspectos
importantes. Una diferencia radica en que los modificadores conductuales suelen
implicarse activamente en reestructurar el entorno cotidiano de los clientes para
fortalecer las conductas apropiadas, más que invertir el tiempo en hablar de las
experiencias pasadas de los mismos. Mientras el conocimiento de estas
experiencias proporciona, en parte, información útil para diseñar el programa de
tratamiento, el conocimiento de las variables contextuales actuales que controlan
el rendimiento es más útil para perfilar una intervención eficaz. Otra diferencia
consiste en que los modificadores de conducta suelen «poner deberes» a sus
clientes para hacer en casa, lo cual involucra incluso la readaptación del entorno
cotidiano con fines terapéuticos.
Dos características finales que hay que resaltar son que la modificación de
conducta subraya la importancia de demostrar científicamente que una
intervención particular es responsable de un cambio en la conducta, y valorar la
responsabilidad de todos los participantes que intervienen en los programas:
cliente, plantilla, administradores, asesores, etc.
3.1. Noción
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interruptor, hasta los más complejos, como interpretar una sinfonía o escribir una
tesis doctoral, se desarrollan y se mantienen porque esos comportamientos
provocan en el ambiente un cambio agradable para la persona que los emite: se
enciende (o apaga) la luz, en el caso del interruptor; se escucha la música y e
reciben aplausos, en el caso de la sinfonía; se consigue el reconocimiento social y,
posiblemente, un mejor trabajo, en el caso de la tesis. Por la misma razón nos
ponemos unas gafas de sol cuando salimos a la calle un día resplandeciente, nos
abrigamos cuando tenemos frío o nos paramos delante de un semáforo en rojo.
3.2. Moldeamiento
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durante tres o cuatro segundos, inclinar levemente la cabeza y
decir: Buenos días o Buenas tardes.
b) Definición de la conducta inicial. Debe ser una conducta que ocurra
con la frecuencia suficiente como para que pueda ser reforzada y
que tenga alguna característica similar a la que queremos instaurar.
Por ejemplo, si pretendemos enseñar un baile a una persona con
discapacidad motora, podemos escoger la conducta de Adelantar la
pierna derecha para empezar a re- forzar.
c) Definición de las conductas intermedias o pasos del moldeamiento.
Son los pasos que nos llevan hasta la conducta final. A veces, se
facilita la emisión de la conducta si se utilizan instigado- res
(estímulos que promueven el inicio de una respuesta cuando el
sujeto muestra dificultades para ello). Instrucciones como Pon la
pierna derecha en el suelo o Pega la lengua al paladar en la zona
delantera de /a boca ayudan a que el aprendizaje de habilidades
como bailar o pronunciar determinados sonidos sea más rápido.
Los instigadores pueden ser verbales (como las instrucciones),
gestuales (por parte del terapeuta, para que el sujeto lo imite),
ambientales (se cambian las condiciones del con- texto para
facilitar la conducta) o físicos (se guía físicamente la conducta del
sujeto).
d) Determinar el tamaño de cada paso y el tiempo de permanencia en
él. El número de pasos o conductas intermedias está determinado
por una serie de variables:
1. El nivel de la conducta inicial.
2. La dificultad o complejidad de la conducta objetivo.
3. Las habilidades y recursos de la persona en cuestión.
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fases anteriores, de modo que el reforzamiento sólo estará
disponible para la conducta que estemos trabajando en ese
momento (si se diera una conducta más avanzada, aunque no
estuviera planeado, también se recompensará). Por ejemplo, si
estamos enseñando a hablar a un bebé, al principio reforzaremos
sus balbuceos, luego la emisión de una sí1aba (pero ya no los
balbuceos) y, por último, la emisión de una palabra (pero no ya la
de la sí1aba).
3.3. Desvanecimiento
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Las guías o señales instigadoras pueden ser de varios tipos. Como se ha
comentado anteriormente, el desvanecimiento se ha utilizado con éxito en el
aprendizaje de infinidad de conductas, tanto cotidianas (todos los europeos lo
pudimos experimentar con la implantación del euro) como otras más específicas
de los ámbitos clínico, educativo, etc. El desvanecimiento es una técnica
especialmente útil cuando se trabaja con niños autistas o con retraso mental.
Además de en el ámbito infantil, también se ha aplicado con éxito al
recondicionamiento de intereses sexuales y para desarrollar o incrementar nuevas
preferencias sexuales (Olivares y Méndez, 1998).
3.4. Encadenamiento
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resultante (y quizá algún estímulo interno como “una imagen del golpe y la
velocidad de la bola”) sería la clave (ED 3) para la respuesta siguiente (R3):
colocarse detrás de la bola y mirar al hoyo para observar la pendiente del campo
desde ese ángulo. De esta forma, cada respuesta produciría una clave para la
siguiente respuesta hasta que se completara la cadena, y Steve experimentaría el
refuerzo de hacer un hoyo.
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4) Empezar el entrenamiento de la cadena conductual.
5) Considerar un uso amplio de reforzadores sociales y otros
reforzadores.
6) Reducir lo antes posible la ayuda adicional en los pasos
individuales.
3.5. Modelamiento
En todos los casos, compare los datos que ha obtenido, con los que
obtendrá en las mismas situaciones cuando no esté sirviendo de modelo para el
comportamiento imitado. Como sucedía con las normas, el modelado es un
procedimiento tan habitual que pocas personas, salvo los modificadores de
conducta, lo contemplan como un procedimiento profesional. Por ejemplo, los
padres y las madres lo utilizan de modo poco sistemático, aunque muchas veces
eficaz, para enseñar a sus hijos modales, cariño, lenguaje y otros muchos
comportamientos. Si pasa un perro, la madre podría decirle a la hija de dos años,
“Mira al ‘perrito’, ¿sabes decir ‘perrito’?” o cuando le enseña a prepararse un
bocadillo, le dice, “se hace así”, mientras sirve de modelo de las acciones
pertinentes. Pero el modelado está presente a lo largo de todas las edades y no
sólo durante la infancia. Cuando los adolescentes entran en el instituto por
primera vez, ven cómo visten y hablan los mayores y al poco tiempo, visten igual
y utilizan las mismas expresiones que los veteranos. Ninguno de los autores
logramos recordar el día que toca sacar la basura conforme al sistema de
reciclado, así que simplemente imitamos la conducta de los vecinos, que siempre
parecen saber qué, cuándo, cómo y dónde sacar la basura correctamente. Todos en
el devenir cotidiano tenemos muchas oportunidades para observar las acciones de
los demás y a menudo imitar su comportamiento.
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nuestro historial de premios y castigos por imitar a los demás. Y puesto que todos
hemos tenido experiencias diferentes, los factores específicos que determinan los
comportamientos que funcionan como estímulo discriminativo para la imitación
también varían ampliamente de una persona a otra. No obstante, algunos factores
de la experiencia son comunes a la mayoría de los integrantes de una cultura y por
ello es probable que influyan en la eficacia del modelado como técnica de
modificación de conducta (Bandura, 1986).
1) Siempre que sea posible, hay que elegir modelos que sean amigos o
compañeros de los aprendices, quienes han de valorarlos como
competentes, con cierta posición o prestigio.
2) Si es posible, es aconsejable usar más de un modelo.
3) Hay que adecuar la complejidad de la conducta modelada a la
destreza comportamental de los clientes.
4) Combinar las normas con el modelado.
5) Los aprendices han de ver que los modelos reciben refuerzos,
preferiblemente naturales, por realizar el comportamiento.
6) Siempre que sea posible, hay que diseñar el entrenamiento de
modo que la imitación correcta del comportamiento conduzca a un
reforzador natural para los clientes. En caso de que no sea posible,
hay que disponer refuerzos tras la realización correcta del
comportamiento modelado.
7) Si la conducta es compleja, hay que establecer una secuencia de
episodios de dificultad creciente y guiar a los aprendices a través
de ellas.
8) Para facilitar la generalización del estímulo, las escenas durante el
entrenamiento de modelado han de ser tan realistas como sea
posible.
9) Siempre que sea necesario, se aplica también el desvanecimiento
para que otros estímulos que no sirvan de modelo asuman el
control sobre el comportamiento deseado.
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CONCLUSIONES
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BIBLIOGRAFÍA
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