Está en la página 1de 11

UN CURRÍCULO PARA EL SIGLO XXI: DESAFÍOS, TENSIONES Y CUESTIONES ABIERTAS

En este breve texto nos referimos al currículo escolar no tanto en el sentido más tradicional y
de uso común, es decir un conjunto de planes y programas de estudio organizados por
disciplinas, sino y sobre todo como el producto de un proceso orientado a definir cuáles son
los conocimientos indispensables, las capacidades esenciales y los valores más importantes
que la escuela tiene que privilegiar y cuáles son en efecto los aprendizajes fundamentales que
es necesario asegurar a fin que las nuevas generaciones estén efectivamente preparadas a
vivir en la sociedad que se aspira construir. Es evidente que el currículo escolar no puede
abarcar todo lo que es preciso aprender en los planos personal, social, profesional, ético y
cultural; por tanto, no hay algo sustancialmente nuevo en este proceso – político y social, más
que técnico – de selección y legitimación que se lleva a cabo desde los sistemas educativos
nacionales. Lo nuevo son las profundas y rápidas transformaciones que están afectando a
nuestras sociedades, y los dilemas y las tensiones que se han acumulado en la búsqueda de un
acuerdo político y social sobre qué, para qué y cómo educar para responder eficazmente a las
expectativas y demandas de los jóvenes y de los diversos sectores sociales en un siglo
caracterizado por las incertidumbres y la celeridad de los cambios.

Las sociedades enfrentan cuestiones muy difíciles de resolver acerca del futuro y la
sustentabilidad de los actuales patrones de producción y consumo, incluyendo el rol que debe
tener la educación en la formación integral de los ciudadanos del mañana. Vivimos en un
contexto saturados de informaciones y a la vez asistimos a un proceso de explosión de
conocimientos sin precedentes asociado a su banalización en términos de acceso gracias a las
tecnologías de la información y la comunicación; esto hace que la escuela ya no sea
necesariamente el lugar principal donde pueden ser adquiridos, además de volver la tarea de
su selección siempre más compleja y disputada

Las sociedades enfrentan cuestiones muy difíciles de resolver acerca del futuro y la
sustentabilidad de los actuales patrones de producción y consumo, incluyendo el rol que debe
tener la educación en la formación integral de los ciudadanos del mañana. Vivimos en un
contexto saturados de informaciones y a la vez asistimos a un proceso de explosión de
conocimientos sin precedentes asociado a su banalización en términos de acceso gracias a las
tecnologías de la información y la comunicación; esto hace que la escuela ya no sea
necesariamente el lugar principal donde pueden ser adquiridos, además de volver la tarea de
su selección siempre más compleja y disputada. El mercado laboral se transforma a gran
velocidad a raíz de dinámicas de innovación permanente y es muy difícil evitar la impresión
que el desfase entre sus exigencias y la formación ofrecida por la escuela sigue aumentando.
La economía, el comercio, las finanzas, las comunicaciones y los movimientos migratorios se
han extendidos a escala planetaria y muchos de los desafíos contemporáneos y de los que
habrá que enfrentar en el futuro van más allá de las fronteras nacionales, lo cual alimenta el
debate creciente donde se confrontan visiones educativas contrapuestas sobre el tipo de
equilibrio que hay que encontrar entre identidades, saberes y valores locales y universales.
Queremos intentar resumir algunas de las tensiones y cuestiones abiertas que caracterizan el
debate actual sobre el currículo escolar organizándolas alrededor de cuatro dimensiones
vinculadas entre sí, es decir: (i) cuáles principios tiene que reflejar y qué contenidos (en el
sentido más amplio) fundamentales tiene que incluir el currículo del siglo XXI; (ii) quién los
define y cómo; (iii) qué tipo de instrumentos hay que utilizar para que el currículo oficial se
concrete en aprendizajes efectivos y significativos; y (iv) cómo hay que enseñar esos
contenidos.

Competencia frente a contenido

El desarrollo de competencias es un concepto innovador, que no pone la atención en el hecho


de que el alumno adquiera determinados datos o conocimientos. Se pretende trabajar ciertas
capacidades y habilidades que sean de utilidad para el ciudadano en su vida y profesión. Por
ejemplo, no se trata de que una persona lea o de cuánto lee, sino más bien qué competencia
tiene en la lectura: qué capacidad posee para identificar ideas y argumentos en el texto, qué
destreza para reconocer problemas y planteamientos distintos. Se intenta que los alumnos
utilicen los conocimientos y destrezas que han aprendido y practicado en la escuela cuando se
vean ante situaciones en los que esos conocimientos pueden resultar relevantes.
SOCIEDAD DE INFORMACIÓN Y CONOCIMIENTO
Compartir en facebook

26 de febrero de 2015

Análida Beatriz Carvajal Monterrosa.

Docente en la Escuela Normal Superior del Distrito de Barranquilla, Colombia.

IBERCIENCIA. Comunidad de Educadores para la Cultura Científica.

Hacer un análisis de la información como una de las bases de la sociedad en la que vivimos, por
tanto, es una de las vías de conocimiento y aprendizaje. Reflexionar acerca dela escuela, uno
de los principales agentes educativos, que también está inmersa en todo lo que caracteriza a
esta sociedad. El por qué el ser humano de la sociedad del conocimiento tiene que ser muy
diferente: tiene que ser capaz de diferenciar entre información y comunicación; las personas
no se puede educar para y mediante la sociedad del conocimiento con modelos organizativos
del pasado.

Según el foro de la sociedad de la información en 1996, la sociedad de la información debe


convertirse en la sociedad del aprendizaje permanente, lo que significa que las fuentes de
educación y la formación deben extenderse fuera de las instituciones educativas tradicionales
hacia el hogar, la comunidad, las empresas y las colectividades sociales. Las profesiones de la
enseñanza necesitan ayuda para adaptarse a la nueva situación y aprovechar plenamente
estas nuevas posibilidades.

Los ciudadanos de la sociedad de la información, demandan instituciones educativas flexibles y


sistemas formativos innovadores y de calidad, para poder ejercer eficazmente como miembros
de un colectivo en el que el conocimiento y la preparación son la base esencial para afrontar
los constantes procesos de cambio a los que están sometidos. Aprender en esta era implica
dotar a las personas de nuevas habilidades que las capaciten para poder vivir un constante
aprender, desaprender y reaprender.

La diferencia radica en que la sociedad de la información considera a los seres humanos como
sujetos receptores, y por esto en buena parte agentes pasivos del sistema comunicativo
imperante. El ser humano de la sociedad del conocimiento tiene que ser muy diferente: tiene
que ser capaz de diferenciar entre información y comunicación, impulsar su espíritu crítico y
sobre todo desarrollar capacidad de discernimiento para poder estar en condiciones de
escoger. Saber elegir es, sin duda, lo que define a la sociedad del conocimiento.

La información es un producto del trabajo intelectual que procede del procesamiento,


interpretación y organización de los datos, producidos a su vez por la investigación; esto es,
por el conocimiento que se genera. Por ello es que la información adquiere valor de uso, pues
es uno de los objetos que contienen y permiten la transmisión del conocimiento en presencia
de un sujeto: el usuario.
En la sociedad de la información ese valor se ha traducido en poder, pues al reforzarse la
relación del ser humano con el conocimiento, ese objeto, que es su soporte tangible, se toma
valioso como mercancía al ocupar el lugar que anteriormente ocupó la máquina y aún más
atrás, la naturaleza. El sector información es el medio a través del cual una sociedad se expresa
cultural, educativa y científicamente.

Para transformarse en conocimiento, la información debe ser evaluada como verdadera o


falsa, pertinente o irrelevante, práctica o impráctica, interesante o tediosa. Se puede decir que
la construcción del conocimiento es en realidad un proceso de elaboración, en el sentido de
que se selecciona, organiza y transforma la información que se recibe de muy diversas fuentes,
estableciendo relaciones entre dicha información y las ideas o conocimientos previos.

Así, aprender un contenidoquiere decir que se le atribuye un significado, se construye una


representación mental a través de imágenes o proposiciones verbales, o bien elaborase una
especie de teoría o modelo mental como marco explicativo de dicho conocimiento.

Construir significados nuevos implica un cambio en los esquemas de conocimiento que se


poseen previamente, esto se logra introduciendo nuevos elementos o estableciendo nuevas
relaciones entre dichos elementos. Así, se podrá ampliar o ajustar dichos esquemas o
reestructurarlos a profundidad como resultado de su participación en un proceso de
aprendizaje.

En este sentido es que el estudiante más bien reconstruye un conocimiento preexistente en la


sociedad, pero lo construye en el plano personal desde el momento que se acerca en forma
progresiva y comprehensiva a lo que significan y representan los contenidos curriculares como
saberes culturales.

Ahora, la generación de conocimiento tiene lugar cuando un individuo interactúa y se


relaciona con la información. Además, el factor humano en los proyectos de gestión del
conocimiento es un elemento clave para su desarrollo, ya que a partir del conocimiento y las
actitudes que aporte cada individuo se crea y enriquece el conocimiento de los demás.

Cada vez resulta más fácil acceder a todo tipo de información, pero precisamente la
abundancia de datos que tenemos a nuestro alcance (no todos ellos fiables y bien
actualizados) nos hace difícil seleccionar en cada caso la información más adecuada. Esta
competencia de saber buscar, valorar y seleccionar, estructurar y aplicar, la información para
elaborar conocimiento útil con el que afrontar las problemáticas que se presentan, es un valor
característico de la sociedad del conocimiento. Es una sociedad que tiene continuos avances
científicos y tecnológicos en todos los campos del saber. El conocimiento se renueva
continuamente y velozmente.

La nueva sociedad se desenvuelve en un contexto global. Facilitar el acceso al conocimiento


para quienquiera que sea, desde cualquier lugar y en cualquier momento, debe ser
característica esencial. Este planteamiento adquiere mayor relevancia, si lo asociamos a la
obsolescencia a corto plazo de la mayoría de los conocimientos adquiridos. De ahí la
importancia de aprender a desaprender y a reaprender, y de disponer de sistemas de
formación que permitan que el acceso al proceso de aprendizaje se haga según los intereses y
al ritmo que cada cual desee o requiera.

Si bien las tecnologías de la información y la comunicación permiten concebir nuevos modelos


de enseñanza, no se debe caer en el error de considerar a la tecnología como un objetivo en sí
misma. El objetivo no es el canal, la herramienta o el medio ¡el objetivo es la función! Es ésta la
que da sentido a lo que pretendemos hacer: formar y hacer que se aprenda. Es un modelo
que, superando barreras de tiempo y espacio, ha de permitir replantearnos el proceso mismo
mediante un aprendizaje interactivo y personalizado.

Hay factores que hoy determinan una nueva valoración de la educación por medio de un
nuevo estilo de relación educativa. En primer lugar, porque la educación se manifiesta sobre
todo por la acogida de la persona. El educador ha perdido su rol fundamental de ser el
depositario del saber: hoy frente a Internet con Google, las mejores bibliotecas y los mejores
medios de comunicación masiva, la información está en todas partes, disponible en cualquier
momento para el que la quiera o la necesite.

Según algunos autores, la escuela debe ejercer una función mediadora que ayude a la
construcción de la mente de la persona. Es decir, el educador ya no es el depositario del saber,
sino el constructor de la mente que posibilita que la persona aprenda a aprender. La mejor
tendencia no es un conductivismo, no un planteamiento de la escuela tradicional en que el
alumno lo que hace es repetir, asimilar un libro de texto para examinarse: la escuela lo que
tiene que hacer es crear personas autónomas que sepan hacer frente a la incertidumbre, a los
cambios de aprendizajes, que aprendan a aprender, a pensar y a ser críticas.

El ser humano se enfrenta de hecho a retos diversos. Debe prepararse para la Sociedad del
Conocimiento, es decir en la capacidad de adaptación a un entorno fluido y en evolución
permanente. Se trata de ayudar a abrir la mente de personas y organizaciones, flexibilizando
certidumbres y haciéndolos inmunes a la sensación de desasosiego que pueden provocar la
evolución y los cambios constantes del entorno.

Hay que educarpara la sociedad del conocimiento y mediante ella. El medio es el mensaje. La
red es el mensaje, es decir, el futuro pasa por lograr centros de formación y universidades que
trabajen utilizando la red y en red; con metacampus virtuales en los que estudiantes y
profesores de diversas instituciones utilizan el vehículo de la tecnología, acceden globalmente
a las redes de conocimiento, desarrollando nuevas aptitudes y actitudes para relacionarse,
cooperar y aprender.

Además, hay que enfrentarse también al reto de la formación a lo largo de la vida, reto que lo
es tanto o más para las instituciones que para las personas. Así, para alcanzar los diversos
objetivos enunciados, la escuela debe adaptar su organización y estructura al nuevo entorno y
a las nuevas funciones que se esperan de ella.

No se puede educar para y mediante la sociedad del conocimiento con modelos organizativos
del pasado. Las instituciones deben evolucionar. Tienen que flexibilizarse, promover la
movilidad, y reconocer titulaciones, materias o habilidades cursadas o adquiridas en otros
ámbitos u otras instituciones. Las universidades deben formar para la competitividad y ser
capaces de captar estudiantes y profesores de cualquier lugar del mundo y, sobre todo, deben
ser un sistema a la medida de las personas que aprenden.

Para todo ello hay que tomar conciencia de que el centro del sistema educativo es realmente
la persona y que debe avanzar hacia un contexto que estimule dos actitudes básicas: aprender
a lo largo de la vida, y aprender en red. Será también imprescindible que se asuma plenamente
que, en último término, las personasson las responsables de su formación. Un nuevo
paradigma en el ámbito de la formación, el aprendizaje, debe superar el concepto tradicional
de enseñanza. Ello no es óbice para que no se precisen, como siempre-, excelentes
profesores…, pero eso sí, con un cambio mental de “chip” sobre su cometido: ¡enseñar a
aprender!

La escuela no debiera limitarse a informar, ni siquiera a transmitir conocimientos verdaderos o


útiles. La escuela debiera formar cerebros, no cargarlos de información ni, menos aún,
recargarlos al punto de provocar tedio e incluso molestia.

Es así que para que la educación no sea sólo información debe conseguir desarrollar las
destrezas y actitudes necesarias para que el ser humano se comunique (interprete y produzca
mensajes) utilizando distintos lenguajes y medios. Desarrollar su autonomía personal, su
pensamiento crítico que le capacite para desarrollar una adecuada toma de decisiones que lo
lleve a construir una sociedad justa e intercultural donde se conviva con las innovaciones que
vayan apareciendo.

Todo esto va a suponer un compromiso de los participantes en dicha tarea ya que lo que se
pretende conseguir, entre otras, tiene una doble intención:

Que se posicionen ante determinados valores que portan las nuevas tecnologías

Y educar a personas emprendedoras, creativas y adaptables; es decir con la capacidad de


adaptarse a un mundo en constante cambio.

Es así como, una consciente y adecuada toma de decisiones permitirá no caer en el


determinismo informacional.Por lo tanto, una de las tareas de la escuela es que los estudiantes
aprendan a manejar la información integralmente porque sólo así se podrá llegar a hablar de
una cultura comunicacional como una parte real de la cultura social. Esta cultura se
caracterizaría por la participación del pueblo y la sociedad en su evolución y desarrollo,
seleccionando las alternativas más enriquecedoras.

Otra de las transformaciones que está sufriendo la escuela recae en la actitud que los
profesores tienen ante la inclusión del manejo de la información en el aula. Se manifiestan dos
actitudes diferentes:

La pragmática que se caracteriza por la utilización y aceptación de la información sin


cuestionarla.

La crítica que acepta la información y es consciente de lo que implica comprometerse en el


análisis de la comunicación de la conveniencia de ésta para la sociedad procurando no caer en
la información como vehículo privilegiado para su transmisión modificar el esquema de los
procesos educativos tradicionales, basados no tanto en aprender como en enseñar.

Desde la perspectiva de la aceptación del manejo de la información que aportan las nuevas
tecnologías se puede llegar a que realmente la inclusión de éstas en la escuela sirva para
contribuir a un enriquecimiento cultural. Aportando "un granito de arena" que junto con otros
más lleve de una sociedad de la información a una sociedad del conocimiento.

De esta manera hay que orientar al desarrollo de competencias claves en el individuo, que lo
posibiliten para su participación productiva en la sociedad de la información, y basarse en la
idea de que la educación debe apuntar a formar en los estudiantes una visión científica del
mundo en que viven y de su papel en él.

Además, debe ser relevante, por tanto, íntimamente ligada a la vida personal y a la
producción, tanto para entenderlas como para transformarlas. Debe propiciar el
entendimiento y manejo de la lógica abstracta de los lenguajes, articulado y matemático. Debe
alentar la creatividad, el desarrollo intelectual y físico. En fin, debe propender por la formación
de un individuo capaz de manejar información suficiente y adecuada, así como las fuentes de
esa información

El conocimiento se da a través de la relación entre el objeto de estudio y el sujeto en un


proceso fundamentalmente interactivo. Conforme el sujeto madura, una especie de
intercambio va conformando los esquemas de pensamiento y por ello el conocimiento se
construye bajo estos dos principios básicos de la teoría piagetiana: la asimilación y
acomodación de la información.

Una asimilación de información que se obtiene de los medios y la tecnología dentro de las
circunstancias ambientales de cada uno, pero dándole acomodo al conocimiento a la vez que
se le utiliza para modificar el entorno y crear nuevas obras, ya que lo verdaderamente
inteligente, en términos piagetianos, es adaptarse a este nuevo contexto tecnificado, pero a la
vez para que se dirija hacia las rutas del desarrollo humano.

La adquisición del conocimiento tiene influencias exógenas. La producción del conocimiento se


realiza en contextos determinados, por lo que la influencia del exterior es determinante para
el aprendizaje, y por ello propone educar tomando en cuenta la cultura, pertenencia y valores
del educando.

En realidad, la adquisición del conocimiento es un proceso que se da tanto de manera interna


como por influencia del exterior. La idea esencial de la tesis constructivista que subyace al
concepto de aprendizaje significativo es, que el aprendizaje que lleva a cabo el alumno no
puede entenderse únicamente a partir de un análisis externo y objetivo de lo que se enseña de
cómo se enseña, sino que es necesario tener en cuenta, además, las interpretaciones
subjetivas que el propio estudiante construye al respecto.

La construcción del conocimiento es un procesos de reestructuración y reconstrucción, en el


cual todo conocimiento nuevo se genera a partir de otros previos trascendiéndolo. Ya que
retomando los lenguajes audiovisuales de los medios que son parte del acervo cultural de la
sociedad mediatizada y muy disfrutados sobre todo por la juventud, al introducirlos al aula
permite que sean reutilizados y analizados en nuevas propuestas curriculares o dando libre
expresión a las inquietudes creativas de los educandos.
Se aprende en cualquier momento y lugar. La adquisición de conocimientos se da no sólo en la
escuela, sino también a través de los medios y de las nuevas tecnologías, lo que hace necesario
integrar y retomar esa información en el proceso formativo.

El conocimiento no se da en solitario sino que el sujeto recibe gran influencia de la información


de su medio ambiente. En el que están incluidos los medios de comunicación y las nuevas
tecnologías, y por ello no sólo hay que tener en cuenta la información que aportan sino que los
utilicen como objetos de estudio y valorar el intercambio que pueda darse entre el alumno y el
maestro, pero también entre el primero y sus compañeros, dando gran valor al trabajo del
grupo, el intercambio de ideas y el respeto a la discrepancia, fomentando actitudes
democráticas.

Se debe enfatizar la enseñanza de los procesos que generan la adquisición de conocimientos,


más que la transmisión de información. El objetivo es favorecer la construcción de estructuras
de pensamiento que permitan una mejor comprensión de los contenidos mediáticos, y sobre
todo, se busca generar procesos críticos y enseñar a pensar y a discernir sobre los mensajes
que cada día son impuestos.

Una educación que utilice la información del contexto, que analice cambios a través de la
percepción de la realidad. La escuela es una vía de entrada a la cultura y ayuda a los niños y
jóvenes a la comprensión del mundo. Enseñar utilizando la información significa explorar su
lenguaje como maneras de nombrar y de organizar la realidad, y entender los mensajes de los
medios como lecturas que intentan explicar cómo es la sociedad y por qué funciona como
funciona.

Evidentemente, la convergencia digital supondría no sólo la integración de los medios o


tecnologías de información y comunicación en la vida cotidiana del ser humano, sino también
una mayor interacción y automatización en su utilización y aplicación en cualquier parte,
cuando sea y desde cualquier dispositivo.

Hay que tener en cuenta que en los ámbitos cultural y académico de las sociedades de la
información se están generando una serie de conflictos e inconvenientes que están afectando
tanto a la situación de las personas a las que se dirige el proceso educativo como al sistema de
formación en el que se sustenta.

Descompensación generacional en la formación de las nuevas tecnologías

Surgen nuevos analfabetos.

Se tiene mucha información pero poco conocimiento.

Se obtiene información fragmentada.

Desfase de los sistemas educativos.


Nuevas exigencias de formación laborales.

Ante este panorama educativo se precisa de una estructura formativa que se adecue al
estudiante de la sociedad de la información: por un lado serán alumnos que necesitan
formarse para asumir las transformaciones, y por otro, serán alumnos que necesitan formarse
desde las estructuras, tecnologías y códigos del nuevo contexto. Es decir, se requiere de una
estrategia educativa que lleve a cabo una enseñanza para y desde el cambio.

La formación debe preparar para el cambio ya que las continuas modificaciones de la vida
actual (mercado laboral, sistemas de comunicación y conocimiento, nuevos entornos
sociales,...) obligan a que los ciudadanos estén preparados para adaptarse a distintos
contextos: hacer uso de nuevas herramientas, medios, entornos, estructuras... (Comercio
electrónico, multinacionales, teletrabajo,...)

La educación como cambio o desde el cambio hace referencia a que los patrones de formación
deben integrar las innovaciones del mundo actual; la flexibilidad organizativa, los adelantos
tecnológicos, los modelos socioculturales... en las estructuras y desarrollos educativos. En este
sentido se apunta hacia aquellas transformaciones en todos los ámbitos de la organización
educativa (metas, estructuras, procesos,...) que implican un proceso de enseñanza-aprendizaje
más cercano y adaptable a las características de los distintos actores educativos (alumnos,
profesores, familias,...)

Teniendo en cuenta esta distinción así como las nuevas dificultades a las que las
organizaciones formativas han de hacer frente, se pueden apuntar una serie de elementos y
condiciones generales que regularían la educación en la sociedad del siglo XXI.

La educación para toda la vida.

La educación como una estrategia de compensación de las desigualdades en el acceso al


conocimiento.

La educación es una acción para el desarrollo democrático y cultural de la sociedad.

La educación debe dar respuesta a las nuevas necesidades y demandas socio-laborales.

Un nuevo perfil del educador.

El estudiante como protagonista.

La creación y desarrollo de comunidades virtuales educativas.

Aunque ya se vive en la sociedad de la información, ésta aún está en sus inicios. Su expansión y
progreso dependen de la actividad de los ciudadanos en la misma. Sin personas formadas para
el uso inteligente y creativo de la información y comunicación difícilmente podrá haber
progreso social y cultural. Esto supone un reto y un compromiso para la educación en la
actualidad y en el futuro.

La implicación de las tecnologías de la información y comunicación para un modelo educativo


de la sociedad digital es fundamental para su desarrollo, en estos momentos las redes de
ordenadores ofrecen una serie de servicios y posibilidades formativas enormes (mayores y
mejores formas de comunicación, acceso a gran cantidad de información, superación de las
distancias espaciales y temporales, aumento de actividades interactivas entre los materiales
curriculares y los estudiantes.

Entonces se puede desarrollar la incorporación de las nuevas tecnologías en un modelo


educativo donde se haga una integración tridimensional en la organización educativa: enseñar
en nuevas tecnologías, enseñar junto a las nuevas tecnologías y enseñar a través de las nuevas
tecnologías.

Un modelo pedagógico para educar en la sociedad de la información se debe construir a través


de una filosofía y cultura educativa que pretende no sólo alfabetizar y transmitir
conocimientos académicos, sino también promover valores democráticos que permitan
desarrollar un modelo de sociedad basado en el respeto a la pluralidad y diversidad.

Ante esta idea, los principales retos que la educación debe afrontar se basan en la
flexibilización del sistema en sentido amplio; la educación permanente, la educación como una
de las vías de compensación de las desigualdades sociales y culturales, como una necesidad del
desarrollo democrático de las sociedades y como el instrumento para dar respuesta a las
nuevas exigencias sociolaborales, los nuevos roles del profesor y el alumno, y la génesis de
comunidades educativas que superen las barreras físicas y temporales de forma que se
adecuen a las necesidades y particularidades de los miembros educativos.

Plantear la educación en el nuevo contexto de la sociedad de la información requiere


replantear los modos de actuación docente, los procesos de aprendizaje así como las metas,
formas y métodos de enseñanza. Es indudable que para llevar a la práctica este modelo hacen
falta no sólo recursos técnicos sino también y sobre todo recursos humanos.

Si la educación se entiende como “el conocimiento y desarrollo de los procesos de


comunicación que faciliten al alumno tomar decisiones, después de una reflexión sobre la
información recibida, que les permita tener propuestas propias e incluso creativas” y por
cultura se entiende“el conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de
desarrollo artístico, científico, industrial, en una época o grupo social, y como el conjunto de
conocimientos que posee una persona como resultado su formación educativa que le permite
a alguien desarrollar su juicio crítico”, el desarrollo de estos procesos supone incorporar
nuevas competencias en la formación del profesorado y del estudiante.

La realidad vigente es que las TIC han cambiado el modo de transmitir la información, el modo
de comunicarse, el modo de enseñar a aprender e incluso posibilitando que algún día, no muy
lejano, todo el conocimiento de la humanidad se encuentre en la red, donde la información de
calidad estará organizada y estructurada de manera que acentuará los cambios del rol futuro
del profesor –no será un transmisor de conocimientos - y del alumno – no será un simple
receptor de esos conocimientos –.

Así, dentro del ámbito pedagógico han ido apareciendo manifestaciones diversas que de una u
otra forma hacen referencia a esta situación: “En el campo profesional y académico el soporte
de la información está evolucionando hacia los sistemas multimedia pasando del
protagonismo de la palabra escrita al papel primordial de la imagen [...]. Así, en los países
industrializados, ver la televisión es la tercera actividad en relación con el tiempo dedicado por
los ciudadanos adultos. Las dos primeras son el trabajo y el sueño”.

“Internet está provocando cambios importantes en la manera de comunicarse, de acceder a la


información y de aprender de personas de todo el planeta,...”.

Se debe modificar la praxis educativa, el quehacer docente, incorporando los nuevos procesos
de comunicación al sistema educativo; desarrollando en el estudiante habilidades en su toma
de decisiones con relación al acceso a la información dentro de un proceso de enseñanza y
aprendizaje crítico, reflexivo, activo, participativo y cooperativo, todo ello inmerso en un clima
de libertad. Sobre esta modificación el sistema educativo desarrollará los pilares sobre los
cuales debe organizarse la educación, tal como señala el Informe para la UNESCO de la
Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI: Aprender a conocer, aprender a
hacer, aprender a convivir, aprender a colaborar y aprender a ser.

Palabras clave:

También podría gustarte