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Parecía un día normal para Rhona y Rena, pero lo que las hermanas y su padre Renny
Ottolina ignoraban era que la sombra del plagio acechaba a las hijas del rey Midas de la
televisión y la radio en Venezuela.
Era la mañana del 11 de noviembre de 1969, cuando un vehículo detenido con el capó
abierto obligó a detenerse al conductor que transporta a las chicas a su colegio. De
repente, cinco hombres con pasamontañas y ametralladoras se bajaron del carro,
tomaron a las muchachas y le dejaron una nota al chofer. El mensaje contenía los
detalles del pago del rescate, con la advertencia de no avisar a la policía.
Ottolina y su esposa entraron en pánico, pero siguieron los pasos indicados al pie de la
letra. Al día siguiente, las hermanas fueron liberadas tras el pago Bs. 400 mil —de los
antiguos— en billetes de 100 bolívares sin marcar.
Para Renny Ottolina la fama fue un arma de doble filo, un búmeran que no pudo esquivar.
Para algunos, incluso, también fue víctima del acecho, pero camuflado de atentado
mortal.
Por saborear las miles del éxito pasó por tragos tan amargos como aquel secuestro de dos
de sus tres hijas, crisis judiciales, laborales y otras tantas familiares. Más de uno intentó
hacerle morder el polvo, pero él no fue un hueso duro de roer, tanto que siempre supo
darle la vuelta a la adversidad para permanecer en la cima.
Él fue el primer productor independiente del país, condición que le permitió emitir sus
opiniones, llamados a la conciencia nacional y lanzar críticas al sistema político y hasta
contra la propia mediocridad de la televisión venezolana. ¡Qué diría ahora!.. Además fue
el primero en realizar una transmisión a color en la pantalla chica, exactamente en 1971,
con el Churún Merú (Salto Ángel) de fondo. Escogía personalmente a coreógrafos,
bailarines y artistas para que trabajasen en sus programas. Eran tiempos de la televisión
en vivo y ningún cabo podía quedar suelto.
También revolucionó el mercado publicitario al someter a los productos a pruebas de
calidad, hasta cerciorarse que se tratara del mejor en su ramo. Los anunciantes hacían
cola de un año para poder entrar a sus programas. Renny Ottolina ganaba más dinero que
los propios gerentes de los canales. Fue tanto el celo que provocó el movimiento de su
caja registradora que Rctv lo botó por negarse a entrar a la nómina del personal. El
recelo se extendió, inclusive, mucho más allá de las fronteras del otrora canal de Quinta
Crespo, pues los ejecutivos de las grandes televisoras se reunieron y acordaron cerrarle
todas sus puertas, sin importar los beneficios que él pudiera generar.
“Quien te pasa el cheque por la nariz manda, o te quita el cheque, por eso es que yo
hablo como quiero, a mí nadie me pasa el cheque por la nariz”, dijo Renny en una
oportunidad.
El Show de Renny fue el programa de televisión más popular que condujo. De lunes a
viernes, primero en la tarde-noche y luego a partir del mediodía, todos tenían una cita
imperdible. Padres y abuelos hoy añoran aquellas horas en las que se divertían y hasta se
educaban. Era, definitivamente, otra época.
“Yo llegué a ser número uno por mis méritos, no por un carnet”, dijo en otra ocasión.
Los domingos le tocaba el turno a los especiales Renny presenta. Por ambos programas
pasaron artistas nacionales como Mirla Castellanos y José Luis Rodríguez, así como
internacionales de talla mayúscula como Ray Charles, Rafael, Miriam Makeba, Tom Jones,
Dionne Warwick y Steve Wonder. Paralelamente, le daba oportunidades a aquellos
jóvenes con madera. Antes, con apenas 26 años, Rctv le dio la titánica responsabilidad de
despertar a los venezolanos con “Lo de hoy”, un desayuno que combinaba entrevistas con
música y chistes.
El animador se tomaba uno o dos años sabáticos para actualizarse en el exterior. Trajo al
país nuevas técnicas audiovisuales, como la grúa que permitía mover la cámara en
múltiples direcciones. También fue piloto de carreras, como cuando participó en las 24
horas de Mans, en Francia, en 1958 y 1959.
“Renny fue un hombre adelantado a su época porque mezclaba una gran creatividad como
productor, gran cultura general y un timbre de voz y dicción privilegiados”, dijo el
productor radial zuliano León Magno Montiel.
Tras ser sacado de Rctv, pasó a la cadena Venezolana de Televisión (Cvtv). Allí fue donde
hizo aquella histórica transmisión a color junto con Bolívar Films. Y como siguió
negándose a formar parte de la nómina, no se le renovó el contrato en 1973. El 31 de
diciembre de aquel año salió al aire el último Show de Renny.
Luego Cvtv fue comprado por el Estado venezolano, en 1974. La nueva directiva le ofreció
el cargo de presidente, pero lo rechazó porque no le aseguraron la independencia que
tanto defendía y con la cual forjó su credibilidad.
Renny se había casado en 1952 con Reneé Lozada, su única esposa, aunque no su única
mujer. A parte de las tres hijas, la pareja trajo al mundo a un varón, que vivió solo hasta
1968 por problemas neurológicos de nacimiento. El matrimonio llegó a su fin en 1971, tras
agrias discusiones y algunas infructuosas reconciliaciones.
Otra amarga noticia le tocó la puerta en 1974, cuando su hija Rhona, campeona de
equitación y bailarina, sufrió un accidente de duras consecuencias. La muchacha, que
visitaba a unos amigos, se lanzó a la piscina de la casa por la parte menos profunda. Ella
cayó de cabeza y se fracturó la base craneal y la columna. Mucho tiempo estuvo entre la
vida y la muerte; se recuperó, pero desde entonces ha tenido que utilizar silla de ruedas.
Fue su mala hora. Allegados lo recuerdan golpeando las paredes del Centro Médico de
Caracas al recibir el parte médico. Él siempre se las ingenió para darle la vuelta a la
adversidad, pero aquello escapaba de sus manos.
Por petición de sus hijas vivió en Estados Unidos desde 1974 hasta 1976, cuando regresó
para comandar un programa en Radio Capital. Allí se convierte en un crítico de Carlos
Andrés Pérez (CAP), a quien tildó de incapaz. El expresidente adeco y su equipo de
gobierno no toleraron las críticas y presionaron hasta que el programa fue sacado del
aire.
En la mira del movimiento político que acogió los gruesos lentes de pasta que
identificaban a Renny estaban las elecciones presidenciales de 1978. Mientras tanto, con
otro programa en Radio Uno continuaba con sus análisis y críticas contra el gobierno de
CAP. ¿Y qué pasó? La transmisión también fue sacada del aire.
Irónicamente, CAP lo había condecorado días antes que le sacaran del aire el programa.
Durante su campaña, Renny solía leer pensamientos de Simón Bolívar. Antes y durante, no
ocultó su rechazo al comunismo.
En las encuestas llegó a crecer hasta un 15%, según recuerda Gessen. Posiblemente no
llegaría a la Presidencia, pero podía inclinar la balanza a favor o en contra de alguno de
los candidatos del bipartidismo, representado por Luis Piñerúa Ordaz (AD) y Luís Herrera
Campins (Copei), este último finalmente ganador.
Pero la duda quedó en el aire, pues Renny murió el 16 de marzo de 1978 en un polémico
accidente aéreo. La avioneta Cessna que lo transportaba desde Maiquetía hacia Porlamar,
para una reunión política, se estrelló cerca del cerro Naiguatá.
Pasó casi una semana para que las autoridades encontraran los restos de la aeronave. En
un principio, se creyó que la avioneta se había precipitado en el mar.
“Nunca he aceptado la tesis del accidente, aunque no tengo pruebas para demostrar lo
contrario, Sin embargo, por los indicios parecen indicar otra cosa”, comentó Gessen.
Pérez Hernández, por cierto, siempre creyó en el crimen político, negado por las
autoridades. “El gobierno de Carlos Andrés Pérez no quiso hacer una investigación a
fondo, conforme lo dicta la legislación internacional en caso de siniestros aéreos. En el
gobierno siguiente se inició, a petición mía, una investigación, pero todo se paralizó
porque un buen día el Congreso dijo no tener los 11 mil dólares que se requerían para
contratar a la comisión de expertos. Todo quedó allí”, declaró en una ocasión.
“Nosotros pedimos una fotografía al Centro de Huracanes de Miami. La misma indicaba las
condiciones del tiempo sobre el área donde volaba la avioneta para las 5:15 pm de aquel
16 de marzo, y era un día totalmente despejado. Lo que pasa es que el MTC representa al
Estado”, declaró el coordinador de búsqueda y salvamento del MTC para entonces Nedo
Pániz, a Rctv, en un programa especial a propósito de los 20 años de la muerte de Renny.
¿UNA CHUCHERÍA?
Sí era chuchero, como no, pero no sé
si era dulcero, yo creo que no. Y era con
la comida. Me recuerdo en la época que él y
yo nos fuímos a vivir a Londres, y
estábamos de vacaciones juntos. Él recién
divorciado, y yo recién graduada. No
teníamos ataduras, ni límites, ni
responsabilidades que nos pararan. Nos
fuimos juntos a viajar, él y yo. Yo invité
a una amiga. Y por cierto me acuerdo que me
dijo: este será el verano más bello de toda
tu vida, y así lo recordarás. Yo me decía:
¡no hombre, este típo esta loco! Con todo
lo que me falta a mi por vivir y todas las
cosas más divinas que voy a hacer, y mira,
dicho y hecho ese fue el mejor verano de mi
vida. Sé que nunca tendré otro igual,
porque sé que nunca podría compartirlo con
alguien como él. Serán distintos, nunca
como ese. Ese fue un verano inigualable,
viajamos en automóvil por toda Europa, nos
dedicamos a comer y engordar -nos reímos
las dos. O sea, las consecuencias
subsiguientes, se las debo todas a él de
todos los años de dieta. Porque estábamos
desayunando y ya íbamos preparando que
íbamos a almorzar. No habíamos terminado de
almorzar opíparamente cuando él ya estaba
degustando qué y dónde íbamos a comer,lo
que íbamos a ordenar, y no era cualquier
comida. ¡Cómo gozamos! Vivíamos en Londres,
me acuerdo en Piccadilly, y él bajaba a la
panadería inmediatamente debajo del
edificio, y se traía un "loaf" de pan (así
como un pan Holsum grandote, pero entero
sin rebanar) recién hechecito, exquisito,
calentico. Lo picaba por la mitad: mitad
para tí, mitad para mí, me decía. Se traía
una barra de la mantequilla más cremosa y
salada, un trozo de queso, y ahí
empezábamos a desayunar, para comenzar a
discutir adonde íbamos a almorzar. Así que
¡te podrás imaginar!, esos eran sus planes
de chucherías.
¿UN REPROCHE?
Sí te puedo decir que era un poco
mujeriego, un poco bastante. Se peleaba con
mi mamá, y mi mamá con él, y por ahí
vinieron los únicos reproches. Para mí nada
trascendente, nada que valga la pena, son
hechos de la vida. A todo el mundo le puede
pasar. Yo creo que todo problema en pareja
lo debe resolver la pareja y es problema de
la pareja y punto. Ahí no hay partes de, ni
espectador que valga. Si tal vez hubo
reproches, puede haber sido por esas
flaquezas humanas que él tuvo.
¿UNA MORISQUETA?
Si recuerdo una morisqueta muy tipica
de él. ¡Era llorón!, no podíamos ver
películas juntos, porque ya cuando venía la
parte sentimental, tú lo veías que se
bajaba los lentes, nos veíamos las caras, y
hacía pucheros: abuuu... y ahí llorabamos
los dos. Esa es una morisqueta que recuerdo
con cariño de él.
¿SUPERSTICIOSO?
No creía en el factor suerte, pero se
consideraba muy afortunado. Tan afortunado
que decía que él tenía tanta suerte, que
tenía suerte para repartir. Y mientras más
repartía, más suerte tenía. Supersticioso
así de números, no, no conocía de
feticherías. Tal vez si conocía de factores
causalísticos en la vida, en eso si creía.
Causa y efecto y el poder del pensamiento
tenaz, y el saber que si tú estás en
armonía contigo mismo llegas a donde debes
de llegar. Creer en tí mismo, tener
"timing". Se consideraba un hombre
afortunado. Él siempre decía: a todo el
mundo le cuesta trabajo llegar adonde yo
llegué. A mí no, a mí me fue muy fácil.
Además, gozé un puyero haciéndolo, y además
me pagaron para hacerlo.