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UN DÍA EN ESTACIÓN BAYÓVAR

Los cláxones no paran de sonar, las personas se empujan unas a otras poder pasar entre
la multitud, las colas son tan largas que se es difícil identificar donde inicia y termina una.
Cuando el marcador prende en verde, la cola comienza avanzar y no falta algún que otro
individuo que diga: “avancen más rápido”. Esta es, pues, la última parada del tren en el
distrito de San Juan de Lurigancho: Estación Bayóvar.

La estación abre a las seis, pero se puede encontrar alguno que otro individuo haciendo
cola desde antes. El tránsito es terrible por la zona, mototaxis, combis y buses se
interceptan en un cruce de avenidas que provoca la desesperación de algunos pasajeros
que se bajan en medio de la pista. Las personas corren impacientes hacia la estación
ignorando los semáforos que yacen en sus camino para ser primeros en la cola.

A partir de las ocho de la mañana, más personas comienzan a llegar en mucha mayor
medida y las colas empiezan a curvarse y tomar la forma de una “u” por lo reducido del
espacio. Los ambulantes hacen de las suyas y ofrecen toda una variedad de productos
que van desde bebidas y productos comestibles, hasta periódicos y audífonos de dos soles.

A medida que pasan las horas, el tránsito, los pasajeros y los ambulantes van
disminuyendo y a aproximadamente al mediodía, el lugar vuelve remotamente a la calma
con algún que otro pasajero ocasional y unos cuantos vendedores dispersados por la zona.
No obstante, conforme va anocheciendo, los ambulantes nuevamente regresan a la zona,
esta vez, se puede observar calzado, prendas de vestir y juguetes entre los productos que
ofrecen.

Centenares de personas bajan de los vagones del tren y se empujan unas a otros mientras
corren hacia el paradero de buses. Los autobuses ignoran los semáforos y se mantienen a
un lado mientras esperan que salga más gente para llenar sus carros. El tránsito vuelve a
ser caótico y el bullicio una vez más se hace presente. A las once de la noche cierra la
estación y con ello termina una rutina de trabajo que va desde el último ambulante en ir
hasta el último pasajero en bajar del vagón del tren.

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