Está en la página 1de 7

DOCUMENTO INDIVIDUAL

Evaluación, sistematización y cierre de la intervención.

ESTUDIANTE:
DANIELA SÁNCHEZ FERNANDOIS
Profesores de Taller:
Delia González- Claudio Montero
30/11/2018
El presente documento individual, se inscribe en la última etapa del proceso de
intervención que ha desarrollado el equipo de práctica inserto en la Corporación Mutual
Ferroviaria Santiago Watt Muirhead. En este sentido, el escrito buscará dar cuenta del
proceso vivido y los cambios observados en el transcurso de la intervención, así como
también los aprendizajes adquiridos que fueron producto del remirar y reflexionar de
manera crítica el accionar de nuestras prácticas, de forma que estos sean un conocimiento
que nos remita constantemente como futuros profesionales a centrarnos en una “acción
consciente, intencionada y reflexiva” (Arancibia et al., 2010, p.8).

Para ello, el documento se abocará a la noción de sujeto, entendiendo que es un


tema central en las ciencias, pues desde el positivismo y el construccionismo se disputa su
comprensión. En este sentido, dado que este último se presenta en concordancia con la
epistemología a la base de la propuesta de intervención, el desarrollo se centrará en los
postulados de Gergen (1995), uno de los principales exponentes del construccionismo
social.

Dicho autor, señala que la realidad social es un artefacto cultural, asumiendo que
los sujetos gestan su cosmovisión de manera colectiva y relacional, en un período histórico
y contexto social determinado, lo cual nos permite pensar en un sujeto no universal y
dinámico, fragmentado e inacabado (Sánchez, Villegas, y Verduzco, 2016). Pero ¿qué
implicancias tiene esta noción de sujeto en la intervención social?, ¿qué aportes realiza?

En relación a las preguntas mencionadas, dicha noción de sujeto nos permite


reconocer que cuando referimos a “sujetos de intervención”, no solo remite al directorio y
los demás socios/as de la Corporación, sino que refiere a todos los sujetos implicados en el
proceso, de forma que, el sujeto de intervención pueda ser cualquier individuo que aporte
con su originalidad, haciéndose cargo de su realidad, convirtiéndose en actor cuando
influye en su entorno social por medio de su participación (Araya y Carillanca 2015, citado
en Vergara, 2017). Es decir, que todo individuo podría dar lugar a un sujeto sólo cuando, en
virtud de su relación con otros (compañeros y/o adversarios), formase un nuevo tipo de
conciencia referida ya no a un centro idéntico de sí mismo, sino a su capacidad
transformadora del mundo (Urrutia, 2017. p, 152)

Ahora bien, teniendo en cuenta lo anterior, es menester señalar la noción de cambio


que persigue el proceso interventivo, la cual remite a fortalecer la asociatividad entre los/as
socios y socias de la Corporación. En este sentido, dicho objetivo se construye a partir de la
lectura de la realidad realizada por el equipo, que durante el primer semestre participó
constantemente de las actividades que se efectuaban al interior de la Corporación, pues
con ello se advirtió que las relaciones entre los/as socios y socias se encuentran mediadas
por patrones socio históricos y culturales, y que desde los inicios de la Corporación, e incluso
desde su antiguo lugar de trabajo, estos han condicionado las formas de participar de los/as
socios/as. Es por ello, que se reconoce la importancia de situar la intervención, entendiendo
que, para esto, es necesario acudir a un conocimiento situado, que tan solo se puede
adquirir desde los sujetos y de las características propias del espacio, considerando que
cada lugar, en este caso “comunidad” posee particularidades que impactan en el despliegue
de la acción.

Como ya se ha descrito en otros documentos, la Corporación Mutual Ferroviaria


Santiago Watt Muirhead es una organización social que se conforma a raíz de su vínculo con
la labor ferroviaria, trabajo que se caracterizó principalmente por una fuerte presencia
masculina, durante los años que existió. De esta forma, la Corporación en su actualidad
posee en su gran mayoría socios, donde algunos de estos aún llevan consigo esta visión
“machista”, según lo expresado por el presidente del directorio a comienzos del primer
semestre.

De esta forma, en la propuesta de intervención se logra aquilatar las demandas


institucionales, las cuales aludían principalmente a fortalecer la participación de los/as
socios/as en la Corporación, para con ello contribuir a un mayor involucramiento de
estos/as en las actividades. Sin embargo, debido a las acotadas oportunidades de recabar
los intereses de demás los/as socios/as, se centraliza la atención en las demandas que
emanaban del directorio, lo que -quizás- provocó la invisibilización de las voces del resto,
pues si bien se recabaron sus intereses en algunas instancias, estas fueron incluidas en
menor medida en la construcción del diseño.

A raíz de esto, y de la inexistencia de un equipo profesional, fue necesario establecer


desde el comienzo un diálogo que fuera permanente con el directorio, pues aquello,
posibilitó converger en aspectos centrales para abordar en la intervención, de modo que se
incluyó tanto los intereses del equipo como del directorio en la propuesta de intervención.

Es por ello, y en relación con el objeto de intervención que se desea modificar, que
se propone como principal estrategia metodológica en la intervención la planificación
participativa, entendiendo que esta releva la voz de los/as sujetos/as de intervención,
posibilitando por medio del diálogo, “acercar” a los/as socios/as de la Corporación, y con
ello contribuir al fortalecimiento del vínculo mediante un proceso de trabajo colectivo o
cohesión social, en busca de objetivos comunes (Bolaños, 1999) definidos por el grupo, a
partir del desarrollo de principios y valores como confianza, compromiso, participación,
liderazgo y comunicación (Amézaga, 2013)” (Citado en PNUD, 2000. p. 102).

Bajo esta lógica, se concibe en la construcción del diseño a los/as socios/as como
sujetos/as participantes del proceso, como “seres activos, capaces de construir propuestas
de acción y reflexión (…) dando énfasis en la necesidad de procesos de problematización"
(Montenegro, 2001. p. 227, citado en Astudillo et al., 2018, p. 26). Sin embargo, no se puede
invisibilizar que antes de la incorporación al espacio institucional el equipo de estudiantes
poseía diversos prejuicios entorno a la adultez mayor, asociados a la carencias y pasividad,
que rondan en la cultura chilena. Por ello, se acudió a sustentar el diseño desde un enfoque
de derechos, que proporciona una noción de sujeto basada desde la igualdad para todos
los grupos sociales, entendidos desde la heterogeneidad, reconociendo sus
particularidades, que son atravesadas por el sexo, genero, edad y origen (Astudillo et al.,
2018).

Sin embargo, contradictoriamente, dicha noción solo quedaba plasmada en el


diseño y no se traducía en una práctica consciente por parte del equipo, propiciando que
en indeterminadas ocasiones el y las estudiantes se sintieron desmotivados por las
respuestas negativas que expresaban los/as socios/as a la hora de participar en reuniones
de trabajo, tal y como paso con acciones que se realizaron para reactivar el funcionamiento
de la comisión de acompañamiento, o bien, con las actividades que proponía el equipo para
realizar con el grupo de socias, esto debido a que -en ese entonces-, no se consideraban las
particularidades de estos/as en el proceso.

En cuanto a lo anterior, se debe considerar que dicha pasividad no se relaciona -


únicamente- a un aspecto motivacional referido a la ausencia de sentido de pertenencia o
compromiso, pues en el transcurso de la intervención el equipo da cuenta que, a raíz de las
características particulares de los sujetos, asociadas principalmente a la adultez mayor,
como enfermedades, dependencia económica, etc., se ven dificultados/as de participar en
su totalidad. Lo que no quita que, dicha forma de participar esté permeada por sus formas
históricas de organización, las cuales se sustentan en relaciones jerárquicas de poder, que
se perpetuán en el tiempo.

De esta forma, el equipo de práctica toma conciencia respecto al despliegue de la


práctica, producto de una lectura de segundo orden, evidenciando con ello la tensión
existente entre la teoría y la práctica, lo que conllevó a visualizar el giro metodológico que
sobrevenía en la intervención, específicamente en la noción de sujeto.

Por consiguiente, dicho vuelco posibilitó comprender que la noción de sujeto y


cambio en un proceso interventivo, no se pueden entender de manera aislada una de la
otra, pues, estas en conjunto permiten generar procesos de análisis crítico respecto de las
formas y encuadres en que se asume la relación profesional (Arancibia et al., 2010. p, 21).

En este sentido, dichas reflexiones dieron lugar a reconocer que -en el marco de la
intervención- no se debe superponer nuestro “criterio de verdad” por sobre el de ellos/as,
a causa de lo que aconteció con el grupo de socias, al pensar que estas también se sentían
invisibilizadas y subordinadas en el espacio, lo cual no era así. De esta manera, posibilitó
que el equipo fuera consciente y pusiera en práctica lo estipulado en la propuesta del
diseño, posicionándose finalmente desde un rol de facilitadores, para con ello apoyar el
desarrollo de los/as sujetos/as por medio de una relación horizontal, que propiciara que
estos/as sean quienes gesten actividades, reuniones, comisiones, etc., en la Corporación,
para así fortalecer sus formas de participación y movilizar -en la medida de lo posible- a
los/as socios/as hacia una mayor asociatividad.

Asimismo, el cambio en la noción de sujeto permitió al equipo de estudiantes


reconocer las expectativas que operaban entorno a la participación de los/as socios/as
respecto de la intervención, ya que el equipo -con su falta de experiencia- se encontraba
“atrapado” bajo la concepción de este cambio “deseable”. Sin embargo, la intervención
puesta en relación con la realidad misma y la dinámica de los sujetos implicados (Arancibia
et al., 2010), dio cuenta al equipo que el cambio acontecería en la medida de lo posible,
entendiendo que para esto se necesita que los/as sujetos/as se reconozcan como actores
capaces de construir en conjunto dentro de la Corporación.

Ahora bien, dentro de la Corporación existe un grupo que se encuentra habilitado


para participar activamente, por lo cual, la implementación de la estrategia de la
planificación participativa, -después del giro metodológico acontecido- buscaba que
aquellos que, si pudieran, se involucraran activamente en el curso de la intervención, ya sea
desde el funcionamiento de la comisión de acompañamiento, el grupo de socias, o las
instancias generadas para compartir. Sin embargo, dicha estrategia se vio reducida
sustancialmente durante el curso de la intervención al punto de contar solo con la
participación del directorio, esto debido a la atención que le propició el equipo, por ser con
ellos con quien se negociaban las actividades que se buscaban realizar, lo cual resultó ser
un trabajo colaborativo con este, debido al cargo que ocupa la supervisora institucional en
la organización, ya que esta facilitó la comunicación, gestión y desarrollo de las actividades.

En este sentido, cabe preguntarse ¿Cuál es el impacto de la intervención en la


Corporación? ¿Qué fue lo que cambió?

Dichas preguntas se pueden responder a partir de lo observado por el equipo, pues


se ha logrado evidenciar que, desde el desarrollo de las actividades, tales como la
conmemoración de la huelga, la exposición de arte, donde se ha potenciado el vínculo entre
los/as socios y socias, logrando desarraigar en parte patrones culturales asociados a
prácticas machistas y separatistas, las cuales estaban fuertemente sedimentadas en la
Corporación.

En segundo lugar, también a raíz de las actividades que se desprendieron de la


exposición, se logró la incorporación de dos nuevos miembros a la Comisión de
Acompañamiento al socio/a enfermo/a, lo que posibilitó una reactivación parcial, ya que si
bien se realizo una reunión de planificación en la cual cada socio/a se comprometió a llamar
a una cantidad determinada de socios/as que no estaban asistiendo a la Corporación, sin
embargo aún no se concreta ninguna visita a dichos socios/as.

Otro cambio importante que resaltar refiere al grupo de socias y su permanencia


dentro de la Corporación, ya que, desde su primera junta hasta el presente se ha
evidenciado como han logrado sobrellevar lo que implica configurarse como grupo,
logrando estrechar lazos entre ellas, a tal punto que cuando alguna no asiste a las reuniones,
se preocupan de saber el motivo de dicha inasistencia, con el fin de brindarse ayuda en el
caso de ser necesario.

En este sentido el equipo de práctica ha podido evidenciar dichos cambios a través


del tiempo por medio de la constante participación, tanto en las actividades realizadas en
la Corporación como en las reuniones de socias propiamente tal.

A modo de conclusión, cabe destacar que los cambios expuestos en este documento
no son todos los que se han producido, ya que se han generado cambios susceptibles en
distintos niveles, con distintas formas de expresión y relevancia al interior de la Corporación
Mutual Ferroviaria Santiago Watt Muirhead.
Bibliografía

 Acuña, K., Astudillo, I. Farías D., Sánchez D., (2018) Diseño de Intervención de
Práctica Integrada. Corporación Mutual Ferroviaria Santiago Watt Muirhead.
Valparaíso, Chile.

 Arancibia, L et al, (2010). “Propuesta Pedagógica para la Practica Integrada”.


Facultad de Ciencias Económicas Administrativas, Escuela de Trabajo Social.
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso: Chile.

 PNUD Chile. (2000). Más sociedad para gobernar el futuro. Recuperado de


http://www.cl.undp.org/content/chile/es/home/library/human_development/mas
-sociedad-para-gobernar-el-futuro.html

 Sánchez, T. E. R., Villegas, E. P., & Verduzco, I. L. (2016). La noción de sujeto: puntos
de encuentro y desencuentro entre el feminismo, la teoría de género y la teoría
queer. Géneros, 19(12), 21-50.

 Urrutia, M. (2017). La hégira Touraine y el perpetuo ocaso de los movimientos


sociales en América Latina. Revista Temas Sociológicos, (10), 145-162.

 Vergara, A. (2017). Documento individual. Pontificia Universidad Católica de


Valparaíso.

También podría gustarte