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VISTOS :
Se reproduce la sentencia en alzada, con excepción de su motivaci ón
Octava, que se elimina.
Y, en su lugar, se tiene adem ás pres ente:
Primero: Que, un elemento esencial de la responsabilidad por daños
es que quien lo alegue, necesariamente debe acreditar su existencia, su
naturaleza, entidad y cuantía. Dicha premisa, es aplicable tanto para el
daño material, sea en sus variantes de lucro cesante, daño emergente y da ño
directo y, en lo que interesa a la sentencia que se revisa, es aplicable
también para el daño moral.
Segundo: Que, el daño moral en cuanto perjuicio susceptible de ser
reparado va más allá que el mero malestar que puede significar alguna
situación incómoda o desagradable, como en el caso de autos lo ser ía que
un producto nuevo comience a sufrir desgaste y deterioros que van m ás all á
de lo normal. Dicho malestar, no es ni puede constituir un daño moral per
sé.
Tercero: Que, la afectación moral para que revista la naturaleza
dañosa y, consecuencialmente susceptible de reparaci ón, ha de constituir
una afectación psicológica, personal, que redunde en un estado an ímico,
moral de decaimiento de tal entidad que la esencia misma de la persona se
ve afectada por éste, lo que, sin duda, trasciende a un malestar
esencialmente temporal, transitorio y, eventualmente, superfluo.
Cuart o: Que, en el caso de autos, ninguna probanza se alleg ó para
acreditar que el actor haya sufrido un daño moral que merezca ser reparado
o compensado, lo que necesariamente llevará a rechazar dicha pretensi ón y
revocar lo que al respecto viene resuelto.
Quinto: Que, las alegaciones vertidas por el recurrente, tendientes a
desvirtuar lo que viene resuelto en lo infraccional y en lo civil, en aquel
capitulo distinto del daño moral, no tienen la entidad necesaria como para
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En Santiago, a cuatro de junio de dos mil diecinueve, notifiqué en Secretaría por el Estado Diario la resolución
precedente.
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