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Origen y Desarrollo de Los Habitos y Costumbres Alimentarias Como Recurso Sociocultural Del Ser Humano Crespo Moreno PDF
Origen y Desarrollo de Los Habitos y Costumbres Alimentarias Como Recurso Sociocultural Del Ser Humano Crespo Moreno PDF
INTRODUCCIÓN
ntre todas las criaturas de la Tierra, el hom-
El objetivo principal de este trabajo es mostrar no cocine los alimentos, en mayor o menor medi-
de qué forma ha perdurado ese valor simbólico y da. De hecho, la constante transformación de los
social de los alimentos a lo largo de la Historia en alimentos crudos en alimentos cocinados no hace
diferentes culturas, dónde se encuentra su punto de más que expresar el posible paralelismo entre lo
partida y cuáles son los pilares sobre los que des- natural y lo cultural.
cansa su esencia en relación a los cuidados. Resulta curioso observar las marcadas diferen-
cias entre las creencias y las prácticas de distintas
MATERIAL Y MÉTODOS sociedades humanas en torno a los alimentos, ya
que existe una amplia variedad de sustancias que
En primer lugar se ha llevado a cabo una inter-
son consideradas alimentos por unos grupos y no
pretación del objeto antropológico de estudio: los
lo son para otros. Alimentos que suponen una
cuidados en la alimentación desde los albores de la
fuente de nutrientes para algunas comunidades,
creación, empleando para ello los usos interpretati-
están completamente prohibidos en otras. De
vos propios de la antropología física y evolutiva,
hecho, hay claras diferencias entre las formas de
teniendo en cuenta la evolución del hombre en
preparar, cocinar y almacenar un mismo tipo de
todos sus aspectos desde la prehistoria y en con-
alimento en distintas culturas.
creto con el descubrimiento del fuego - como
medio impulsor de la tradición culinaria -. El descubrimiento del útil arte de cocinar posi-
También se ha planteado la reinterpretación de la blemente esté estrechamente relacionado con la
figura de la mujer como cuidadora esencial en el afición del hombre primitivo por la sabrosa médu-
terreno doméstico y en concreto dentro del campo la que contienen los huesos de gran tamaño.
de la alimentación y la dieta familiar en diferentes Cuando se aplasta un hueso crudo con una piedra,
culturas. resulta difícil separar la médula; pero cuando el
hueso se calienta, la médula se extrae con toda
facilidad. Si se hierve, la médula se ablanda y se
DESARROLLO puede chupar o bien tirar de ella con los dientes.
Desde una perspectiva social podemos afirmar En los restos dejados por el hombre de Neandertal,
que los alimentos representan mucho más que un los largos huesos de los animales aparecen rajados
recurso para el proceso de nutrición. De hecho, en o astillados, pero no existen pruebas de que se hir-
todas las sociedades humanas, los alimentos jue- vieran para ablandar la médula.
gan muchos y diferentes papeles, ya que se Según los investigadores, en algún momento de
encuentran indiscutiblemente encastrados dentro su vida, el hombre comenzó a guisar. Pronto debió
de los aspectos religiosos, económicos y sociales descubrir que cocinando podía conseguir algo más
de la vida diaria. Para los integrantes de las distin- que desprender la médula de los huesos: ablandar
tas culturas, los alimentos son interpretados como las duras fibras de la carne y de las raíces, facilitar
una amplia gama de símbolos, expresando y crean- su masticación y reducir considerablemente el
do relaciones entre hombres, entre hombre y tiempo destinado a la comida. Quizá estos descu-
mujer, entre el propio hombre y los dioses, con la brimientos básicos fueron los que permitieron al
naturaleza, etc.. Por lo tanto, podemos afirmar hombre prehistórico emprender una experiencia
que los alimentos constituyen una parte esencial de verdaderamente humana. Algunos estudios reali-
la forma en que determinadas comunidades huma- zados en los parientes del hombre, por ejemplo los
nas se organizan y funcionan, así como de la forma gibones, ponen de manifiesto que dedican la mitad
en la que sus integrantes miran al mundo y su de sus horas de vigilia a comer, y la otra mitad a ir
diversidad. y venir desde los lugares donde comen hasta las
El famoso antropólogo Claude Lévi-Strauss ramas de los árboles donde reposan, lo cual resulta
(1964) aclaraba en su obra "Lo crudo y lo cocido" sorprendente si tenemos en cuenta que toda su acti-
que así como no existe ningún grupo humano que vidad social se ve condicionada por el fenómeno
no tenga una lengua hablada, tampoco existe nin- de la alimentación. Los gorilas, que se alimentan
guna comunidad actualmente que de alguna forma de tallos de bambú y de otros vegetales, emplean
en la tarea de comer y masticar la mayor parte de comía deprisa, sin ayuda de utensilios y con esca-
las horas de luz diurna. El hombre primitivo, sa preparación de los platos. Afortunadamente, el
durante los primeros tiempos de la Edad de Piedra, tomate y el chile hacían milagros para mejorar los
por robustas que fueran sus mandíbulas o por muy sabores. Para los esquimales no había una hora de
largos que tuviera los dientes, hubo de pasar por comer. En realidad, no tenían hora para nada, por-
los mismos inconvenientes. Pero tan pronto como que las noches duraban cuatro meses y los días
empezó a cocer sus alimentos pudo realizar la tarea otros cuatro. Se comía cuando se tenía hambre o
de comer en unas pocas horas y disponer del resto cuando se cazaba, y con auténtica gula. El esqui-
del día para cazar, construir herramientas y dedi- mal podía y puede comerse cuatro o cinco kilos de
carse a otros quehaceres. El hecho de cocinar los carne de una sola vez sin sentir la menor molestia
alimentos también estuvo relacionado con la distri- estomacal. En la línea de lo comentado hasta el
bución de las tareas dentro de la familia, quedando momento es importante destacar que existen ali-
ésta relegada al mundo femenino junto a la reco- mentos considerados comestibles por unas comu-
lecta de las cosechas, el cuidado de los niños y la nidades humanas y no comestibles por otras; ali-
atención a los ancianos, así como otras tareas mentos considerados religiosos por unos y profa-
domésticas. Es la mujer quien, una vez más, asume nos por otros; alimentos que actúan con poder tera-
el papel de cocinar y la necesidad de alimentarse, péutico para algunos y que otros ni siquiera se atre-
dentro del universo de los cuidados. Es a partir de verían a ingerirlos... pero ¿quién determina todas
esta etapa cuando podemos decir que las necesida- estas diferencias?. Mientras que en el Hinduismo
des primordiales de comer y beber no son iguales está prohibido matar y comer cualquier tipo de ani-
en el animal y en el hombre, es decir, no resultan mal, particularmente la vaca; la leche y sus deriva-
un denominador común al hombre y al animal. El dos pueden consumirse -ya que no se considera
hombre con esta nueva conducta se distingue de que intervengan en el proceso vital del animal-; el
los demás animales: por eso se convierte en un ser pescado y los huevos son comidos con poca fre-
gastrónomo por excelencia. cuencia. Sin embargo para los seguidores del
"Nuestra necesidad de alimentarnos no se da Judaismo, los productos porcinos no pueden
en una forma puramente instintiva. Comemos con comerse y tampoco el pescado sin escamas y las
la fantasía y con la razón, no menos que con la aves de presa. Sólo los animales desangrados, lim-
boca y el estómago. Ello abre las puertas a la eco- pios, que hayan superado el ritual de matanza
nomía y ala moral, pero antes que nada a la gas- -denominado Kosher- pueden comerse. Por otra
tronomía. El hombre es un animal gastrónomo, en parte la leche y la carne nunca deben mezclarse
el sentido más radical de la palabra. Yjusto por- dentro de la misma comida. Lo cierto es que podrí-
que lo es, tienen sentido las virtudes morales de la amos continuar dando ejemplos comparativos e
abstinencia y de la sobriedad, por una parte, y por ilustrativos acerca de las distancias entre culturas
la otra, todo ese sector de la vida económica que con respecto a la alimentación, sin embargo es pre-
constituye el ramo de la alimentación. Nada de ciso reflexionar sobre aquellas profesiones, como
ello, en efecto, tendría lugar si esta necesidad nos es el caso de la Enfermería, donde se da el choque
fuese dada - como ocurre en los otros animales - cultural entre el valor simbólico que los alimentos
de una manera instintiva. La economía y la moral tienen para el propio profesional y para el paciente
de la alimentación presuponen, por tanto, la gas- o usuario de la institución sanitaria. Quizás la
tronomía como la forma en la que, ya en su nece- capacidad de afrontar situaciones culturalmente
sidad de alimentarse, es el hombre algo más que comprometidas como el mero hecho de cuidar la
un animal". salud de personas con costumbres y hábitos ali-
mentarios distintos es una de las razones que expli-
Antonio Millan Fuelles
can el que la Enfermería como disciplina se
encuentre asentada en la Universidad, luche por
De hecho, no existió una preocupación excesi- nuevos objetivos y tenga una proyección cada vez
va por regular la alimentación diaria en las culturas más extensa del cuidar. A esta capacidad se la ha
precolombinas, salvo quizá en las clases altas. Se
toda una comunidad, y conducir a la inhibición de "Y es que los hábitos y costumbres alimenta-
los organismos públicos en relación a los conteni- rios no sólo suponen un recurso sociocultural para
dos de la publicidad, los hábitos y costumbres de el ser humano como tal, sino también para el pro-
los alimentos, hasta el punto de hacer inútil una fesional de Enfermería en su intento por demostrar
política de prevención sanitaria cuyos objetivos su valía y liderazgo en el área de la salud".
estén en contradicción con determinados mensajes Los autores.
publicitarios. Conocer estos hábitos y costumbres
de personas ajenas que en un momento dado
comienzan a formar parte de nuestra entorno - ya BIBLIOGRAFÍA
sea en un hospital, un centro de salud o en nuestra HARRIS, M. (1985) Good to eat. Simón & Schuster
propia vida privada - podría abrir muchas puertas a Ed, Nueva York.
otros trabajos de tipo político, económico y social, LÉVI-STRAUSS, C. (1964) Les Mythologiques: I
con la finalidad de mejorar la competencia y el Le cru et le cuit. Ed. Plon, París.
liderazgo de la profesión enfermera, centrándose LÉVI-STRAUSS, C. (1967) Les Mythologiques: II
en una competencia no sólo técnica sino también Du miel aux cendres. Ed. Plon, París.
cultural. Llegados a este punto de la discusión, nos LÉVI-STRAUSS, C. (1968) Les Mythologiques: III
planteamos: ¿de qué forma se integran las personas L'origine des manieres de table. Ed. Plon, Paris.
que asisten a los servicios sanitarios dentro de las ARSUAGA, J.L. (1999) El collar del Neandertal.
culturas de identidad que los profesionales sanita- Ed. Temas de Hoy, Madrid.
rios crean?, ¿qué función juega la alimentación
WATTERS, J.A. (1961) The epic of man. Time
como factor integrador dentro del sistema sanita- Incorporated, Nueva York.
rio?, ¿qué hábitos o costumbres alimentarias se ven
ARDREY, R. (1983) La evolución del hombre. La
obligados a adoptar los usuarios del sistema cuan-
hipótesis del cazador. Alianza 3a ed., Madrid.
do penetran en éste?, ¿qué es lo que conocemos de
las costumbres propias de los usuarios de los servi- CRUZ, J. (1991) Alimentación y Cultura.
Antropología de la conducta alimentaria. Ed. EUNSA,
cios sanitarios?, ¿qué podemos aportarles?; estas
Pamplona.
son algunas de las cuestiones que subyacen de este
discurso donde la Alimentación se convierte en el LUCENA, M. (1990) América 1492. Retrato de un
continente hace quinientos años. Grupo Anaya S.A.,
medio principal para llegar a su respuesta. Los
Madrid.
estudios sociales centrados en la alimentación, así
como su aplicación a la clínica pueden aportar nue- FARB, P y ARMELAGOS, G (1980) Consuming
Passions: The Anthropology of eating. Houghton
vas pautas de actuación para la profesión enferme-
Mifflin, Boston.
ra, en la constante búsqueda de satisfacer las nece-
SPECTOR, R.E. (1985) Cultural diversity in health
sidades, en este caso de alimentarse, del ser huma-
and illness. Appleton-Century-Crofts, Norwalk CT.
no. Sin embargo, no podemos ser rigurosamente
científicos y al mismo tiempo hacer una interpreta- NEWBERNE, P.M. (1978) Diet and nutrition. Bull,
New York Acad. Med. 54, 385-396, Nueva York.
ción de los datos observados en los usuarios de los
servicios sanitarios sin antes hacer un estudio CONTRERAS, J. (1993) Antropología de la
retrospectivo y echar la vista atrás para comprender Alimentación. Ed. Eudema, Madrid.
los cauces por los que se ha llegado a lo que hoy
contemplamos, haciendo a su vez una interpreta-
ción histórica y antropológica de los hechos. Es por
ello, que con este trabajo se sugiere abrir un deba-
te sobre este tema para que desde otros contextos y
desde diferentes teorías y modelos de intervención
como por ejemplo el de la competencia cultural del
profesional de los cuidados se responda de manera
efectiva a los interrogantes identificados.