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ESCUELA DE DERECHO
INTRODUCCIÓN 4
CAPÍTULO V: CONCLUSIONES 35
LISTA DE REFERENCIAS 37
ANEXOS 39
UNIVERSIDAD DE CARABOBO
ESCUELA DE DERECHO
El significado jurídico del proceso, independientemente de las partes, objeto y causa que
involucra, ofrece un agregado de relaciones lícitas que son el efecto inmediato del conflicto
de intereses específicos subordinados a una sentencia de un Tribunal de Justicia. Dada la
mencionada presencia del conflicto de intereses, donde las partes involucradas intentan por
todos los medios obtener una sentencia favorable, se hace inevitable el hecho de contar con
una actividad probatoria dentro del juicio, donde se de fe lícita y confiable del proceso en
desarrollo. En este sentido, la presente investigación tiene como objetivo general estudiar
las garantías constitucionales en el desarrollo del debido proceso venezolano para conocer
sus debilidades, fortalezas, oportunidades y amenazas. Se identifica como una investigación
descriptiva, debido a que intenta presentar una interpretación correcta de las realidades del
hecho, para luego sentar las bases acerca del tema en estudio. Además el estudio se sustenta
en los lineamientos metodológicos de una investigación documental, la cual según la
Universidad Nacional Abierta (1998), se basa en: “la investigación documental constituye
un procedimiento científico y sistemático de indagación, organización, interpretación y
presentación de datos e información alrededor de un determinado tema, basado en una
estrategia de análisis de documentos” (p.58). Una vez realizada la revisión y selección de
las bases teóricas existentes sobre el proceso y sus garantías constitucionales para obtener
una clara visión sobre su aplicación en marco legal venezolano, se presenta a continuación
un sencillo pero pertinente análisis de las debilidades, fortalezas, oportunidades y amenazas
de las mencionadas garantías del debido proceso, a través de un cuadro DOFA. Por último,
se presentan las conclusiones del estudio, destacándose que el verdadero soporte objetivo
de todo proceso es la pretensión además el tema de las garantías constitucionales del
proceso civil adquiere gran importancia en la doctrina, jurisprudencia y en la legislación no
sólo de Venezuela sino del resto de los países latinoamericanos.
INTRODUCCIÓN
Capítulo II: Está representado por el marco teórico, donde se consolidan los antecedentes
de la investigación, luego se presenta la fundamentación teórica que se basa en conceptos,
teorías, principios y las bases legales que sustentan el estudio.
Capítulo III: Corresponde al marco metodológico, donde se describe el tipo y diseño de la
investigación, las técnicas e instrumentos de recolección de información que permiten el
desarrollo de los objetivos planteados, así como las técnicas de análisis de los datos.
CAPÍTULO I
EL PROBLEMA
1.1.- Planteamiento
Conseguir una definición uniforme del proceso, que dé cabida a cuantos conflictos
son considerables en tal institución no es tarea fácil; cualquier análisis doctrinal del asunto
presenta, inmediatamente, una variada oferta de teorías que tratan de acuñar una noción del
proceso basada en postulados que revelen a la correspondiente ideología. La convivencia
humana genera una serie de conflictos de muy distinta índole y nadie duda que los mismos
deben ser atendidos socialmente, porque la sociedad como estructura de convivencia,
justifica su existencia, fundamentalmente en el remedio de las limitaciones del hombre.
Seleccionar las bases teóricas relacionadas con el tema en estudio para obtener una
clara visión sobre su aplicación en marco legal venezolano.
Partiendo del significado jurídico del proceso, sin prejuicio de las partes, objeto y
causa que involucra, se obtiene un agregado de relaciones lícitas que son el efecto
inmediato del conflicto de intereses específicos subordinados a una sentencia de un
Tribunal de Justicia.
Dada la mencionada presencia del conflicto de intereses, donde las partes
involucradas intentan por todos los medios obtener una sentencia favorable, se hace
inevitable el hecho de contar con una actividad probatoria dentro del juicio, donde se de fe
lícita y confiable del proceso en desarrollo.
En este orden de ideas, surgen las garantías, las cuales se proyectan sucesivamente
en cada una de las fases, fortaleciendo la veracidad y transparencia de la justicia en el
debido proceso; además de prestar defensa técnica mediante la asistencia de abogado, con
libertad de elección o nombramiento de oficio.
CAPÍTULO II
2.1.- Antecedentes
En toda investigación se recurre a la búsqueda de hechos anteriores y a la
formulación de situaciones, que sirvan al mismo tiempo para definir e interpretar de forma
clara y objetiva una problemática planteada; esto es posible a través del estudio y análisis
de documentos, textos, tesis, monografías e investigaciones, que permitan situar la fuente
que le da sustentación al estudio planteado. Es importante señalar, que se hizo una
indagación intensiva de temas relacionados con la presente investigación, los cuales
suministraron información y documentación; éstos se detallan a continuación:
Por otra parte, GOZAÍNI (2002) en su trabajo titulado “El Debido Proceso
Constitucional”, afirmó que entre los autores ingleses existe consenso para definir al menos
unos pocos contenidos acerca de cómo ha de ser un proceso debido. En este sentido se
concibe como una válvula reguladora entre la libertad individual y las previsibles
imposiciones de la autoridad, asumiendo la existencia de conflictos entre los ciudadanos y
aquella y encauzando la resolución de los mismos por medio de procedimientos legales.
Una vez descritos los antecedentes consultados, se hace necesario señalar que los
mismos sirvieron como soporte para el desarrollo de las bases teóricas, además de servir
como guía a nivel metodológico para el desarrollo del presente estudio.
2.2.- Bases Teóricas
El denominado principio del debido proceso de ley (Due Process of Law), en cuanto
su origen, debe ser enmarcado en conjunto dentro del liberalismo o ideología política
democrático-burguesa, en la cual el constitucionalismo es uno de sus aspectos doctrinales
esenciales, fruto de las grandes revoluciones burguesas que, como expresión del rechazo al
absolutismo monárquico y freno a los abusos y arbitrariedades del antiguo régimen,
concibe la ley, y especialmente la constitución, como instrumentos que establecen,
organizan y estructuran los poderes del Estado, sus límites, y los derechos individuales y
fundamentales de los ciudadanos; como el mejor freno a los excesos y abusos de los
gobernantes sobre gobernados.
Se habla de decisión justa, porque la sanción que resulta como consecuencia de todo
proceso civil, penal o de otra índole, que es la condena en general, solo es válida si es
pronunciada con imparcialidad e independencia y el Juez hace justicia, con apego y respeto
a los derechos de las partes involucradas en el mismo. Hablamos de condena racional
porque lo justo, entendido como tal, sólo es así si es a la vez racional. La justicia es un
valor ante todo racional, lo mismo que el derecho, que la tiene como su fin u objeto, y la
norma en tanto que forma parte del derecho. Y dentro de la norma la ley, sólo serán en
efecto tales, si ante todo son racionales, porque lo que no es racional es arbitrario, y la
arbitrariedad es un contravalor de la justicia, por lo cual son categorías que se excluyen.
El debido proceso de Ley, como un derecho que resulta por ser un atributo de la
persona humana, es inherente a todo individuo en razón de su condición de ser humano, tal
como lo enuncian, junto a otros derechos y garantías fundamentales que ostentan el mismo
carácter, los ordenamientos constitucionales de los Estados, así como el ordenamiento
internacional. En cuanto a su naturaleza, constituye uno de los llamados principios
generales del derecho, con vocación universal, subyacente a todo ordenamiento jurídico
particular y general, constituyendo, dentro de los mismos, un valor supremo en la escala de
los valores normativos o fuentes que implica las siguientes consecuencias:
a) Su observación o aplicación procede siempre, aún cuando no sea formulado por ninguna
norma legislativa, constitucional, ordinaria o tratado internacional, porque subyace todo el
ordenamiento jurídico general y particular.
b) Tiene una vocación universal, es común a todo ordenamiento y sistema jurídico sin
excepción.
c) Es trascendente en el tiempo y el espacio, por aplicarse a todo individuo en cualquier
época o lugar donde se encuentre.
d) El derecho de defensa: De importancia capital dentro del contenido del debido proceso,
el derecho de defensa consiste en la facultad de todo justiciable a disponer de todos los
medios, garantías e instrumentos que el ordenamiento pone a su alcance para la defensa real
y efectiva de sus derechos e intereses jurídicos, cuya privación o desconocimiento en su
perjuicio conlleva lo que denominamos indefensión o violación del derecho de defensa. La
violación del derecho de defensa no sólo se produce cuando se vulneran las reglas
procesales, sino también cuando se atenta contra cualquier otro derecho envuelto en el
proceso, ya sea por parte del órgano jurisdiccional, o por la de una de las partes, siempre
que implique la privación o disminución de las posibilidades de defenderse.
El contenido de esta norma, aun no siendo la única que se ocupa del tema, encierra
un verdadero código de garantías fundamentales, que van desde principios generales a
normas específicas, y que son aplicables a los juicios. Se puede observar de que en el texto
de dicha norma existen varias formulaciones amplias y genéricas que, por si solas, dan
cobertura a cualquier cuestión que se quiera llevar a la óptica constitucional. Pero, no
obstante, ello no impide que la Constitución haya querido mencionar también expresamente
otras garantías particulares, que por la frecuencia de su utilización, convenía explicitar, o
bien otras que no hace falta explicar por estar contenidas en la Ley Procesal fundamental
(C.P.C).
El Art.49 establece una serie de derechos o garantías semejantes a los que existen en
la mayoría de las constituciones del mundo, y que son consecuencia de épocas en que el
absolutismo de los gobiernos privaban de toda garantía de defensa a los acusados de algún
hecho ilícito y era legal.
2. La citación y notificación:
Otras de las garantías básicas del juicio son la observancia de los principios de la
citación y notificación, que se complementan recíprocamente y las encontramos en el
Art.49 Ord. 1.
Estas se reflejan en el vocablo latino nemo inauditus damnari potest, que supone
que hay que dar oportunidad a cada parte de participar en cada una de las fases del juicio.
Tanto es así, que la primera manifestación obvia es el derecho a ser notificado de la
pendencia del juicio. Las garantías no persiguen la presencia física de la parte ni su
actividad en cada trámite procesal, tan solo la presencia jurídica, que es lo que se asegura
con las garantías.
3. El derecho de defensa:
4. La presunción de inocencia:
Esta garantía está consagrada en el Art.49 Ord.2 y 3, es una posición de ventaja que
la Constitución atribuye al ciudadano que se encuentra en posición departe demandada.
Consiste en atribuirle de entrada la calidad de persona inocente y en no obligarle a hacer
nada para demostrarlo, por lo cual no tiene que preocuparse de probar su inocencia, le basta
y le sobre la pasividad mas absoluta.
• Desvirtuar la presunción de inocencia exige ante todo una mínima actividad probatoria.
• Solo se considera actividad probatoria la que según la ley tiene carácter de tal. Ante
todo no pueden considerarse como actividad probatoria las meras diligencias de
instrucción, que solo tienen naturaleza de tales y no de actos de prueba. Sirven para
fundar la acusación pero no para sentenciar.
• Solo las partes demandantes tienen la carga de probar la acusación, de suministrar en el
momento procesal adecuado suficientes pruebas de cargo que puedan desvirtuar la
presunción de inocencia. Si dichas pruebas de cargo no se llegan a producir, la
presunción de inocencia se mantiene y procede la absolución del demandado. Si de
haberse aportado dichas pruebas el Tribunal no resultase convencido también ha de
fallar con el principio in dubio pro reo.
Resulta por lo tanto, que la garantía cubre todos y cada uno de los momentos de la
actividad probatoria y pugna por sobrevivir a los embates de la demanda. Solo las pruebas
de cargo concluyentes hacen perder al ciudadano dicha posición de ventaja, tras el
sometimiento a la disciplina del juicio civil.
Se recoge en el Art.49 Ord.4 la garantía del juez natural, garantía que preside la
actuación de los Tribunales de Justicia y tutela al ciudadano en el momento de acceso a los
mismos, reforzando los principios que rigen la organización de la jurisdicción en el Estado
de Derecho. La garantía significa:
El ciudadano tiene derecho a que su causa sea dirimida por un juez, o sea que dentro
del estricto marco del proceso jurisdiccional. Quiere ello decir que se excluye la vigencia
del referido derecho en los procedimientos no jurisdiccionales.
Se trata de asegurar a las partes una respuesta sobre el fondo respecto de las
pretensiones planteadas en el pleito. Se espera pues de ella una solución definitiva a los
problemas formulados expresamente por las partes
La resolución fundada en derecho ha de ser congruente con los términos en que las
partes han formulado sus pretensiones o con la acusación y la defensa. La armonía interna
de toda resolución judicial exige la justa correspondencia entre pretensiones de las partes y
el fallo.
En cuanto a los daños por errores judiciales, se tiene que todo individuo tiene la
facultad de solicitarle al Estado la reparación de la situación jurídica lesionada por error
judicial, retardo u omisión injustificada; quedando a salvo el derecho del o de la particular
de exigir la responsabilidad personal del magistrado o de la margistrada, del juez o de la
jueza; y el derecho del Estado de actuar contra éstos o éstas. Art.49 Ord.8 CNRBV.
Dada la amplitud de la expresión, no hay razón alguna para ser precavido en contra
de su uso, ni menos puede adoptarse en criterio restrictivo en su interpretación.
A todas las personas se les reconoce el derecho a obtener la tutela efectiva de jueces
y tribunales en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos. De esta forma, se consagra
el derecho a acceder a los órganos jurisdiccionales para la defensa de los propios derechos e
intereses.
b) Eficacia del juicio: Desde un punto de vista positivo, la garantía significa que el juicio ha
de ser eficaz y para que esto sea posible es necesario que se complete con otros derechos
que le ayuden a alcanzar tal eficacia:
• Libertad de acceso a lo jueces y tribunales, debiendo ser este real y posible, y que no se
vea frustrado antes de iniciar el juicio por imposibilidad de servirse del instrumento, o
después por el deficiente funcionamiento de la institución procesal.
• Derecho a un proceso sin dilaciones indebidas ya que para que el juicio sea eficaz debe
de tener una duración razonable. Además se conecta a la expectativa que se ha de tener
de que los tribunales funcionen con normalidad, estando dotados de los medio
personales y materiales necesarios y haciendo eso de ellos, como corresponde a un
servicio publico.
• El derecho a obtener una resolución de fondo fundada en derecho, cualesquiera que sea
su sentido. La tutela judicial queda satisfecha cuando se obtiene una resolución de
fondo que, de forma razonada y ajustada a derecho (motivada, razonable, no arbitraria y
no infundada) estime o desestime las pretensiones instadas, siempre que en el proceso
se hayan cumplido y observado todas las garantías recogidas en el Art.49 CNRBV.
• El derecho a que el fallo se cumpla (derecho a la ejecución de la resolución de fondo
obtenida) es decir, el derecho de quien ha sido favorecido por la resolución de fondo a
ser repuesto en sus derechos y compensado, si hubiere lugar a ello, por el daño sufrido.
• El derecho a la tutela judicial incluye también el derecho a la revisión de la resolución
siempre que ello esté legalmente previsto. Sólo cuando la Ley establece un recurso, el
acceso al mismo se integra en el derecho a la tutela judicial precisamente con el alcance
y en los términos previstos en el propio ordenamiento sin que la resolución pueda
incidir en reformatio in peius.
El fundamento de esta garantía es doble. Por un lado, protege a las partes de una
justicia sustraída al control público. Por otro, mantiene la confianza de la comunidad en los
Tribunales. Su contenido es de carácter meramente formal, pues se trata de una forma de
exteriorizar la actividad procesal.
MARCO METODOLÓGICO
Al respecto cabe citar al autor, Tamayo y Tamayo (2001), quien afirma que la
investigación descriptiva “comprende la descripción, registro, análisis e interpretación de la
naturaleza actual, y la composición de los fenómenos. El enfoque se hace sobre
conclusiones dominantes o sobre cómo una persona, grupo, o institución se conduce o
funciona en el presente” (p. 54).
Es importante señalar, que este tipo de investigación busca especificar las propiedades
importantes de personas, grupos o cualquier otro fenómeno que sea sometido a análisis.
(Balestrini, 1999).
Análisis de Contenidos: Tamayo y Tamayo (2000), afirma que este análisis amplía
la descripción del problema e integra la teoría con la investigación y sus relaciones mutuas;
en una palabra, es la teoría del problema y tiene como fin ayudar a precisar y a organizar
los elementos contenidos en la descripción del mismo, de tal forma que puedan ser
manejados y convertidos en acciones concretas. Cabe destacar, que está herramienta fue
empleada para el desarrollo del Capítulo II, el cual consiste en la revisión bibliográfica y
jurisprudencial, que sustenta el estudio.
Para que los datos recolectados tengan algún significado dentro de la presente
investigación, con el propósito de organizarlos e intentar dar respuestas a los objetivos
planteados en el estudio, evidenciar los principales hallazgos encontrados, conectándolos de
manera directa con las bases teóricas que sustentan la misma, así como, con los
conocimientos de que se disponen en relación a la situación que se propone estudiar.
CAPÍTULO IV
Luego de revisar y seleccionar las bases teóricas existentes sobre el proceso y sus
garantías constitucionales para obtener una clara visión sobre su aplicación en el marco
legal venezolano, se presenta a continuación un sencillo pero pertinente análisis de las
debilidades, fortalezas, oportunidades y amenazas de las mencionadas garantías del debido
proceso, a través de un cuadro DOFA.
• Análisis Interno
FORTALEZAS DEBILIDADES
• Análisis Externo
AMENAZAS OPORTUNIDADES
x Desconocimiento por parte del ciudadano Todos los ciudadanos son iguales ante la
común de la existencia de garantías ley, y tiene derecho a ser oídos en
constitucionales para el desarrollo del cualquier clase de proceso.
debido proceso.
Los jueces ordinarios administran justicia
a venezolanos y extranjeros en la medida
de su competencia.
CAPÍTULO IV
CONCLUSIONES
Al término de la investigación se hace necesario esbozar las conclusiones a las que
se llegó, y que forzosamente asumen carácter genérico y superficial, pueden sintetizarse
como sigue:
• El verdadero soporte objetivo de todo proceso es la pretensión, hasta tal punto que
todas las vicisitudes procesales se ordenan y giran en torno a aquella, no es menos cierto
que el proceso, en cuanto institución jurídica, como se ha dicho, se levanta sobre dos
pilares o premisas fundamentales del sistema, que son la jurisdicción y la acción.
• El tema de las garantías constitucionales del proceso civil adquiere gran importancia en
la doctrina, jurisprudencia y en la legislación no sólo de Venezuela sino del resto de los
países latinoamericanos.
• Los derechos de los que tanto se ha venido hablando se han agrupado también bajo el
nombre de “garantías de justicia”, y se han elevado a la categoría de Principios
Internacionales, en virtud de que fueron consagrados tanto en la Declaración Americana
sobre Derechos Humanos, en su carácter de derechos de la persona humana que deben
respetar todos los ordenamientos y autoridades del continente.
• Aún cuando disposiciones constitucionales de carácter venezolano se refieren a los
derechos de las partes en el proceso civil, estos derechos no pueden desvincularse de
otro tipo de disposiciones que sobre el proceso civil y los organismos judiciales han
establecido los preceptos de las propias leyes fundamentales.
• El derecho de defensa que consagra de manera explícita la Constitución Venezolana,
carece de eficacia si no se toman en consideración a las llamadas “garantías judiciales”,
es decir, los instrumentos que los preceptos constitucionales establecen para lograr la
independencia e imparcialidad de los tribunales, y además, si los juzgadores no asumen
su función de directores del proceso, superando la imagen de la figura impasible del
período individualista y liberal.
• Por otra parte, tampoco pueden separarse los derechos constitucionales de las partes,
respecto de los lineamientos de carácter estructural que las mismas disposiciones
fundamentales establecen para regular el procedimiento jurisdiccional y que se conocen
como principios formativos o formalidades esenciales del mismo procedimiento.
LISTA DE REFERENCIAS
• Libros Consultados
CARNELUTTI, Francesco. Instituciones del Proceso Civil. Buenos Aires. Trad. Santiago
Sentís Melendo.
ESPARZA L., Iñaki. “El Principio del Proceso Debido”, pág. 72. Editora Bosch.
Barcelona, España. 1995.
• Leyes Consultadas
http:// www.ulpiano.com
http:// www.tododerecho.com
http:// www.google.com
http:// www.asambleanacional.gov.ve
http:// www.jurisweb.com
http:// www.monografias.com
http:// www.tsj.gov.ve
ANEXOS
Magistrado Ponente: HADEL MOSTAFÁ PAOLINI
Exp. 11529
Tal como consta en autos, en fecha 21 de octubre de 1999, esta Sala Político
Administrativa de la extinta Corte Suprema de Justicia (rectius: Tribunal Supremo de
Justicia), dictó sentencia definitivamente firme signada bajo el N° 1470, por la cual se
declaró PARCIALMENTE CON LUGAR la demanda interpuesta y, por consiguiente,
CONDENÓ a la parte demandada al pago de las siguientes cantidades:
c.- Los intereses moratorios causados sobre las cantidades antes señaladas,
desde el 13 de noviembre de 1993 hasta la fecha de este fallo, así como los que
se sigan causando hasta la fecha del definitivo pago de la obligación
demandada, a la tasa corriente del mercado, sin que pueda exceder del doce
por ciento (12%) anual, de conformidad con lo previsto en el artículo 108 del
Código de Comercio. Dichos intereses serán pagaderos en moneda de curso
legal al tipo de cambio vigente para la fecha de su pago.
De manera que dictada la decisión (27 de julio de 2000) por la cual se acordó la
ejecución voluntaria del fallo definitivamente firme (21 de octubre de 1999), los
apoderados judiciales de la condenada formularon su petición el día 2 de agosto de 2000, es
decir, un día posterior al lapso preclusivo que estatuye la norma recién transcrita, ello en
virtud de que transcurrieron los días viernes 28 de julio; el lunes 31 de julio y el día martes
1 de agosto de 2000 (primer día de despacho siguiente).
El problema se plantea con relación a dos aspectos, (i) los esfuerzos destinados
a determinar el inicio del referido lapso, esfuerzo este en el cual se ha concentrado la
doctrina y la jurisprudencia bajo la Constitución derogada; y (ii) la razonabilidad de la
duración del lapso en sí, a los fines de determinar si el mismo, contradice los valores,
garantías y principios constitucionales adjetivos contenidos en la novísima Constitución.
Es por ello que resultaría inadecuado pretender interpretar la norma constitucional desde
la norma legal misma; ya que por el contrario, es la norma legal la que debe ser
examinada bajo el prisma constitucional.- Ello es importante subrayarlo con énfasis,
visto que muchas de las garantías procesales consagradas hoy en la Constitución de
1999, estaban contenidas en las leyes de Procedimiento Civil, Penal, del Trabajo e
inclusive en las relativas al Contencioso-Administrativo y, muy especialmente, con
relación al artículo 252 del Código de Procedimiento Civil y, que hoy nos ocupa,
originada en el nuestro primer Código de Procedimiento Judicial, de 12 de mayo de
1836 (Código Arandino, artículo 18) y la cual ha sido objeto de sucesivas regulaciones,
todas ellas bajo normas, valores y principios constitucionales muy diferentes a los de la
novísima Constitución de 1999, todo lo cual impone, como se ha señalado “una lectura
constitucional de las leyes antiguas, desde la cima del texto constitucional vigente”.
Planteada la inconstitucionalidad de una norma o acto de carácter
subconstitucional, basada en una determinada interpretación de inconstitucionalidad
propuesta en el caso concreto, en realidad lo que se plantea no es solo la confirmación de la
interpretación de inconstitucionalidad que se ha propuesto, sino también la determinación
de la inexistencia de una cualquiera otra interpretación que la haga compatible con la
Constitución, porque de existir ésta, la norma conservara su vigencia, salvo en lo que
se refiere a la interpretación inconstitucional confirmada. De allí que no pueda
declararse la inconstitucionalidad de una norma en forma global, sino cuando todas
las interpretaciones posibles de la misma se encuentran en contradicción con el texto
constitucional, y es por ello, que el llamado “control difuso” de la constitucionalidad,
solo produce la pérdida de la eficacia pero no la validez de la norma, ya que esta la
conserva, salvo en lo que respecta a la interpretación de inconstitucionalidad
confirmada en el caso concreto.
Siendo la racionalidad característica del proceso y entendiendo por esta, el lugar donde
se encuentran y anidan valores, derechos y garantías con la realidad de las cosas, resulta
evidente, que la lógica impuesta por la racionalidad del proceso, exige el señalamiento
previo de la oportunidad en día cierto en el cual han de realizarse determinadas
actividades o consecuencias procesales especialmente cuando se refiere al ejercicio de
derechos de las partes.
Esta racionalidad de la exigencia del día cierto, en relación a los lapsos procesales, se
corresponde con la garantía de una justicia transparente y del derecho al tiempo
suficiente para la defensa. Entre numerosos ejemplos que nos muestra el grueso de la
normativa adjetiva, ello se observa en la contestación de la demanda, la cual no tiene un
día cierto predeterminado por la ley, sino uno cualquiera de los varios del lapso para la
contestación y visto que la apertura del lapso probatorio depende de la contestación de la
demanda y esta puede producirse dentro de uno cualquiera de los días del lapso fijado
para la contestación, la norma adjetiva, como señala el artículo 388 del Código de
Procedimiento Civil, establece tal apertura del lapso probatorio el día siguiente al
vencimiento del lapso para la contestación de la demanda, esto es, siguiendo la
racionalidad de la norma general que prohíbe la abreviación de los lapsos.
Esta racionalidad en que se funda el día cierto, es extensible cuando el ejercicio de una
actividad de las partes depende de un acto del juez, a realizarse en un lapso. En tal caso,
el razonamiento es el mismo, ya que el proceso no constituye una sucesión de actos
sorpresivos en el tiempo, ni puede imponerse a las partes, el sacrificio de la propia
libertad y dignidad, derivada de la necesaria conducta de permanente vigilia de los actos
del juez, como condición de ejercicio de los actos propios. Racionalidad esta que
encontramos expuesta en la sentencia parcialmente transcrita (supra).
Un segundo aspecto del problema, es el relativo a la duración del lapso mismo para
interponer la corrección de sentencias, esto es, dos días; uno, en el cual se dicta la
sentencia, que aún estando presente, por suerte o por vocación de esclavitud permanente
que impone la incertidumbre de su condición de hecho futuro, menoscaba la posibilidad
de elaborar las solicitudes que por escrito han de contener el ejercicio de los derechos
que las mismas encierran, lo cual, en ausencia de los útiles necesarios para su
elaboración, salvo que se hiciera irreflexivamente en el propio mesón de abogados del
tribunal y a mano, implicarían la pérdida de ese primer día de los dos que tiene para
interponer la solicitud; y, aún cuando, se diere aquel conocimiento, por demás fortuito y
esclavizante, en el día siguiente, por lo cual sólo tendría lo que resta del día para
ejercitar el derecho. Problema éste cuya solución se ha iniciado en la interpretación
contenida en la decisión de la Sala Social del Tribunal Supremo de Justicia de fecha 15
de marzo de 2000 (infra), que adapta la duración del referido lapso a los valores, normas
y principios de la novísima Constitución, en aplicación de la garantía del plazo
razonable del debido proceso.
La norma Constitucional consagra el derecho a una justicia transparente en el artículo 26
de la misma, el cual establece:
Una justicia transparente no quiere decir otra cosa, que la claridad en el decir
-rigor y comprensión-, de manera que la lectura de aquélla permita conocer íntegramente el
pleito substanciado, eligiendo lo imprescindible, apartando lo innecesario y tratando con
orden todas las cuestiones con el empleo de las palabras adecuadas e indispensables sin
quebranto de claridad. Tanto la congruencia como la motivación del pronunciamiento
constituyen requisitos ineludibles de la función judicial. La Constitucionalidad de estos
requisitos aleja a la sentencia del acto de pura decisión para mostrar tanto el propio
convencimiento de quien la dicta como la explanación de las razones dirigidas por las
partes, para la satisfacción de su interés, así como para el supuesto de posibles recursos y de
un eventual control por otro tribunal, posibilidades que se verían enormemente enervadas si
las razones no fueran en lo mínimo explícitas.
Es por ello que la racionalidad de un plazo, como concepto jurídico indeterminado que
es, y el cual constituye el contenido esencial del derecho constitucionalmente exigido
por una de las partes, comportaría necesariamente el ser dotado de contenido concreto en
cada caso, atendiendo a criterios objetivos congruentes con su enunciado genérico, y en
el caso que nos ocupa, - solicitud de corrección de sentencia y en la especie, aclaratoria
de la misma ex artículo 252 del Código de Procedimiento Civil- “sería la naturaleza y
circunstancias del litigio, su complejidad y márgenes ordinarios de duración de
solicitudes similares, la complejidad del contenido del acto cuya aclaratoria se solicita,
consecuencias que de la demora se siguen para los litigantes y consideración de los
medios disponibles”, elementos a ser tomados en consideración para precisar el apego a
la constitución del lapso razonable determinado o fijado por el legislador.
Igualmente, siendo cónsonos con los asertos antes expuestos, resulta forzoso advertir,
que la interposición de la corrección de sentencia suspenderá sus efectos; produciendo
el presente pronunciamiento efectos solo ex nunc con relación al presente proceso. ASI
SE DECLARA.
Ahora bien, en el presente caso se observa que, dictado el auto por el cual se
acordó la ejecución voluntaria del fallo definitivamente firme, en fecha 27 de julio de 2000,
posteriormente, los apoderados de la perdidosa formularon su petición el día 02 de agosto
de 2000, es decir, al segundo día de despacho siguiente a la fecha de publicación de la
sentencia cuya aclaratoria y “nulidad” pretenden; resultando así forzoso, proveer sobre la
misma conforme al pronunciamiento que antecede. ASI SE DECLARA.
II
DE LA ACLARATORIA PETICIONADA
En tal sentido, la Sala observa que, luego de constatadas las actas procesales
que cursan en autos, no fue sino en fecha 6 de abril de 2000 cuando los expertos,
debidamente designados y juramentados conforme a la ley, procedieron a consignar la
experticia ordenada por la sentencia definitivamente firme de fecha 21 de octubre de 1999
interponiéndose “impugnación” en contra de dicha experticia -por parte de la condenada-,
en fecha 26 de abril del mismo año.
No obstante, como quiera que ha sido advertida la fecha en la cual los expertos,
efectivamente, consignaron su dictamen -6 de abril de 2000-, observa la Sala que por
imperium de lo previsto en el artículo 468 del Código de Procedimiento Civil, dicha
“impugnación” (que no es más que una aclaratoria o ampliación), es igualmente
extemporánea, tal y como fuere advertido por el auto de fecha 27 de julio de 2000, que
ordenó la ejecución voluntaria de la sentencia definitivamente firme de fecha 21 de octubre
de 1999.
En ese sentido, el artículo 468 del Código de Procedimiento Civil dispone que:
“En el mismo día de su presentación o dentro de los tres días siguientes,
cualquiera de las partes puede solicitar del Juez que ordene a los expertos
aclarar o ampliar el dictamen en los puntos que señalará con brevedad y
precisión. El Juez, si estimare fundada la solicitud, así lo acordará sin recurso
alguno y señalará a tal fin un término prudencial que no excederá de cinco
días. (subrayado de la Sala).
Así, en el referido caso se observa que, constatadas como han sido las actas
procesales, los expertos consignaron su dictamen en tiempo oportuno (6 de abril de 2000),
ello en virtud de la prórroga que les fue acordada por la Sala de treinta (30) días
ininterrumpidos contados a partir de la fecha en que dicho auto –de prórroga- fue dictado (9
de marzo de 2000). Circunstancia esta última que compele a esta Sala a declarar
extemporánea la referida “impugnación” (aclaratoria o ampliación) del dictamen pericial
interpuesto por la condenada, en virtud de que, habiendo sido consignado el dictamen
pericial el día 6 de abril de 2000, cuando su oportunidad fenecía el día 9 de abril del mismo
año; fecha esta última a partir de la cual debe empezarse a computar el lapso a que se
refiere el artículo 468 del Código de Procedimiento Civil (supra), para la solicitud de
ampliaciones o aclaratorias.
IV
DECISIÓN
Por las razones antes expuestas, esta Sala Político Administrativa del Tribunal
Supremo de Justicia, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de
la Ley, DECLARA:
El Vicepresidente-Ponente,
HADEL
MOSTAFÁ PAOLINI
Magistrada,
La Secretaria,