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Capitulo I La trascendencia de la vida La vida y sus limites. La superacin de los limites. Reflexion sobre el tiempo. La condicién antinémica de la vida. El devenir y la forma. La vida es més-vida y mas-que-vida La posicin del hombre en el mundo esté determinada por la cit cunstancia de que dentro de toda dimensisn de sus propiedades y de su postura se halla en todo momento entre dos limites. Eso se presenta como estructura formal de nuestra existencia, estructura que en sus ddiversos sectores, ocupaciones y destinos se Ilena en cada momento dle tun contenido siempre distinco. Nosotros sentimos que el acervo y valor de la vida y de toda hora se hallan entre una medida més alta y otra més baja de importancia, sufi- ciencia y moralidad, toda idea entre una medida m: insana, toda posesidn entre una medida més extensay ora mis reduci- da, todo acto entre una medida mayor y otra meni constantemente, sino con conceptos abstractos, por un sebre-nosotros y un debajo-de-nosottos, por un arla-derecha y un ala tun més y un menos, por un més-firme o mas-suehto, por un mejor 0 un peor El limite hacia arriba y hacia abajo es nuestro medio para orien tarmos en el espacio infinito de nuestros munclos. Pero por el hecho de «de siempre y por doquier tengamos limites, somos también limite no- sotros. Pues; en tanto todo contenido de vida —sentimiento, experier: cia, obrar, idea~ posee una intensidad y un color determinados, un de- terminado quantum y un determinado lugar en cualquier orden, de cada uno de ellos prosigue en todo momento una serie en das direcciones, hacia sus dos polos; por eso el contenido mismo participa de cada una die estas dos direcciones sucesivas que chocan en él y que él limita. Este participar en realidades, tendencias ideas, que son un mas y un menos, cuerda y otra mas 1. Nos orientamos quierda, por Intute ba vita tee Jee un aguenile yun fy de nuestro Jede nuestro ahora, de nuestro ay oda a nuestra asi, puede parecer bastante oscuto y frgmer Aris 7 alates que se iven que a menudo estén en p: fa riqueza v Lu derermincidin, Phes estas series, que nos deli- mnitan y cayas direcciones parciales delimitamos nosotros, forman una especie de sistema de Coordeniwlas mediante ef cual se determina, por dee ‘el fe rola sector y de tode contenide nuestra vide, Pero esta fiiacidn es lo que constitaye el primer punto de partida de la significacidn ans decisiva del canieter ds limite que tiene nuestra sxistencia. Pues ef limite en zeneral es sin duda nécesatio, pero cada uno de los limites determinados puede ser -ebasado, toda fijacién ser dlesphizada, toda each 1 rot cada uno de esos actos, evidentemente, encuentia 9 crea el linvite nuevo. Los dos atributes —que la frontera es absoluta, en fanto sit existencia es solidatia con nuestra posieién dada Gin vite es absoluto, ponjue por enel manda, y que, sin embargo, ni principio cad uno de ellos puede modificarse, rebasarse, ensanchar- ro numerables casos mencionaré uno solo, se estos dos attibutos se presentan como la descomposicidn del a vital en si umirariv. De entre in muy caracreristico de La movilidad de este proceso y de Ta determina. +] no-saber fas consveuencias de nuestras.acciones. Todos somos como el jugador de (oz Si ne supiera qué consecuencias pueden resultar de una jugada ado de probabilidad price: cidn por él de tn duracidin de nuestra vider ef saber y el now con un mente suficiente, el juego serfa imposible; pero lo seria también si esa previsicn pucdiera Megar todo lo Tejos que se quisiera, La definicidn lel filésofo por Plarén, de que es el que esta entre el sihio v el iznorante, vale también para el hombre en genetal; basta ka nis ligers reflexivin para ver emo toda paso de nues- tra vida es deteriuinadlo ¢ posible, sin excepeidén, por el hecho de que nosotros columbrames sus consecueneias, pero precisamente est de- terminado y es posible como tal por el hecho de que slo podemos cen bortosas y inirada, Y no sélo el hecho de que no- colmmbrarlas hasta eierty limite, a partir del cual se ha acaban por sustracrse a nuestr sotros estemos en este limire entre el saber y el no-saber hace de nues- tra vids To que nosorros sabemos; tnbicn seria del todo diferente si el limite fuese definitive cada ves, sta medida que fa vide avanza lo inismo et conjunto que con respecto a eada una de las empresas lo insequro no se hiciers mss seguro y lo firmemente crefdo no se pusiera cen tela de juicio. La constitucional desplazabilidad y desplazamiento de nuestros limites hace que nosotros podamos expresar nucst cia con kt paradoja: tenemos un Kimite en cualquier divecei ite en ninguna direccién. enemos lim ten Pero determina también o significa directamente otra cosa més: que nosottos sabemos nuestros limites como tales ~primeto los singulares y cenerales luego | Pues silo quien en cualquier sentido, con cual- quier funcién, se halla fuera de su Limite sabe que esti denere de ese limite, sabe que es propiamente limite. Gaspar Hauser no supo que estaba en una céreel hasta que recuper6 la libertad y pudo ver también los muros desde fuera. Por ejemplo, en el orden tesrico, nuestra expe- riencia directa y nuestta representacién imaginativa, incrospectiva, supeditadas a determinados limites de magnitud respecto de toda determinacién de las cosas que se ofrecen en gradaciones. La velocidad ya lentitud, digamos, no podemos imaginatnoslas propiamente mis allé de cierta medida; no tenemos una verdadera imagen de la veloci- dad de la podemos sunimnos, por decirlo asi, en és0s ritmos; no podemos imagi- est ni de fa lentivud con que se forma una estalactita; no narnos endopaticamente uni temperatura de 1.000 gradas y el punto, del cero absoluto; del espectto solar no es accesible a nosotros lo que esté mis allé del rojo y del violera, etc., etc. Es probable que nuestro representar y conocer primario formen demarcaciones sobre la base precisamente de la infinita plenitud de lo real y de sus infinitas posibi- lidades de concepcién, de suerce que Ia. magnitud en cada momento delimitada baste como base de nuestros modos de conduct prietica, Pero ya la sola indicacidn de tales limites muestra que de algin modo} poddemos rebasarlos, que los hemos rebasado. El concepto y la especu- lacidn, la construecidn y el cilenlo nos Hevan més alld del mundo que, por asi decitlo, poscemios come plena realidad, mostréndonosto asf por ‘ve primera como limitado, clejindonos ver sus limites desde fuera. Nues tra vida concreta ¢ inmediata establece una demarcacién que se halla entre un limite superior y otto inferior; pero la conciencia, el darse cuenta de eso, dep do mas alld, ensanche el Kimite 0 pase por encima de él, comprobundo asf que es limite. Y, no obstante la vida se ati nde de que ka vida, hacigndlose abstracta, avanzan- wea este Tianite, se man, tiene aquende él, en el mismo acto va mis alls de él, viendo ba ve deste dentro y dese fuera, Las dos cosas corresponden por igual a st comprobacin, ¥ asi corto el Limite misino participa a la vez del aquen- de y elallende, asi el acto unitario de Ia vida abarca el estar-limitada y cl rebasar el limite, siendo indiferente que eso, concebido precisamen- tw como unidad, pareze1 implicar una contradiecién log Esto vebasarse a si mismo del espiritu no sélo se opera en cada uno de los sectores cuya delimitacién cuantitativa nosottos sustituimos en cada caso por otra que vit mis alla, con el objeto de Hegar a reconocerla como verdadera delimitaci6n gracias precisamente a haberla superado. ‘Aun los principios més dominadores de la conciencia son por ella dominados. Uno de los nas ingentes desplazamientos de limites que al propio tiempo nos pfoporciona un conocimiento, de otro modo inalcanzable, de nuestra limitaci6n, estriba en la ampliacién de nuestro inundo sensible mediate el telescopio y el mictoscopio. Antano, la humanidad tenfa un mundo limitado y determinado por el sentido natural, un mundo, asimismo, en armonia con toda su onganizacién, Esta armenia tunos ojos que pueden ver a millones de kilémetros lo que de modo cibirfainos a cortisimas distancias, y otras ojos que nos: analizan las més delicedas estructuras de los abjetos en un despliegue que no tendrfa lugar alguno en las dimensiones de nuestra visi6n natural-sensible del espacio, Un bidlogo sumamente profundo se expresa cen este sentido: “Un ser que tuviera por ojos la estructura de un relescopio sigantesco estaria formado también en lo demas de modo totalmente distinto a nosotros. Tendrfa unas aptitudes roralmente distinas para aprovechar pricticamente lo visto. Formarfa nuevos sobre todo la duracidn de su vida serfa inmensamente mayor que la nuestra. Quizé también su concepcion del tiempo serfa fandamentalmente diferente. En cuanto adquirimos conciencia de la desarmonia entre las relaciones espaciales y temporales de aquellos mundos y nuestra existencia, s6lo necesitamos recordar que tampoco podrfamos correr con unos zancos de medio kildmetro de largo. En principio—lo mismo da que aumentemas més alld de lo debido nuestros Grganos sensoriales que nuestros Gxganos de movimiento-,en todo casa natural finalidad de nuestro organismo”. Por fo tanto, en ciertas direcciones hemos rebasade los contornos de nuestro ser natural, es decir, la cancordancia entre nuestra organizacién total y nuestro mundo de representaciones. Tenemos ahora en derrecor nuestro 0 del rompié desde que nos hemos construido natural solo per objetos infringimos 28 Grose Siaate, un mundo que, si nos pensamos a nosotros como seres ile alusin modo unitatios, es decir, en adecuada correlacior. de los elementos integeantes de nuestra esencia, ya no es el “nuestro”. Pero, mirande ahors retrospectivamente desde éste, conquistado gracias « haber rebasady nuestro ser mediante sus propias fuerzas, nos vemos a nosotros mists enuna reducci6n césmica antes inaudita. Al ensanchar nuestros limite mas all de toda medida, las relaciones con tan encsmes espucius y tiempos nos obligan a volver en nuestra conciencia a un limite de magnitud de puncitos infinitamente pequeftos. Una cosa anviloga cabe decir de la configuracién general de nuestro conocimiento. Sentand que la formacion de la verdad estriba en que categorias a priori estructuren en objeto de conocimiento le materia del mundo dada, es rio, al fin y al cabo, que lo dado se amolde a aquéllas. Ahora bien, o nuestro espfritu esta dispuesto de suerte que no puede “dersele absolutomente nada que no se amolde a esas categorias, 0 éstas pueden determinar de antemano el modo en que habra de tener lugar un darse Tanto si esta determinacién tiene lugar de un modo como de otro, no existe ninguna garantia de que lo dado, lo mismo si se da por via sensible que por vin metafisica, entre también reslmente de modo total en las formas de nuestro conocimiento genuino o definitive. Las nuismas dificultades que se oponen a que entre en Las formas del arte todo cuanto, del mundo nos es dado, las mismas dificultades que tiene ka religicn, pata imaginarse todo contenido de la vida, las mismas dificultades existen quiza para acomodar la totalidad de lo dad en aquellas formas © categorias del conocer. Sin embargo, el hecho de que nosotros, a titulo de seres cognoscentes y dentro de las posibilidasles del conacer mismo, podamos coneebir propiamente la idea de que ef mundo ne entra en las formas de nuestro conocer, el hecho de que nosotros, stn de modo problematico, podamos pensar un dase TePinunde gue precisamente nosotros no poclemmos conocer, es un ir mes all desi mis neces de la vida espiritwal, una rupeus . individuo, sino de su mismo Iimite, um autorrascenderse, un oF ver primera fija el Iimice inmanente mismo, tanto si es real camo st solamente es posible. Y esta formula no es menos wile para el mis préximo desarrollo espacial de este hecho univessalisimo. En lo unilateral de las yrandles filosoffas se expresa del rwodlo mis inequivoce la relacisn entre las infinitas posibilidads de siznificacicin del mundo

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