Está en la página 1de 3

VIRTUDES EN LA SEXUALIDAD Y DERECHOS REPRODUCTIVOS

Las Virtudes

La virtud es una disposición habitual y firme de las personas para hacer el bien.

Significa la excelencia de perfección de una cosa, y el vicio, es el contrario, denota defecto o


ausencia de la perfección debida de una cosa.

Las virtudes dentro de una pareja se desarrollan dentro de una comunión de ideales, estos
deben darse en el amor.

Los principales son prudencia: prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza.

Es preciso que en la educación de la sexualidad se adquieran las virtudes que se relacionan con
este aspecto de nuestra existencia.

 La castidad
 La templanza
 El pudor

Pudor

El pudor es un sentimiento característico en la persona. Toca tanto la dimensión instintivo-


sensual de la sexualidad como la dimensión afectivo-psicológica: tenemos vergüenza de que
aparezcan nuestras reacciones sensuales, como tenemos también vergüenza de que aparezcan
muestras reacciones afectivas; tendemos por ello a ocultarlas. ¿Por qué? ¿Qué sentido tiene
esta relación?

La experiencia de pudor se refiere, en primer lugar, a la impulsividad como se presentan tantas


reacciones en el hombre y la mujer, ya que se presentan como imponiéndose a su propia
conciencia. Se experimentan pudor ante estas fuerzas vitales porque fraccionan la subjetividad,
la coaccionan, el hombre pierde el control de sus reacciones y sus acciones.

Es así como se experimenta una cierta vergüenza y miedo ante estas reacciones, distanciándose
de ellas para prevenirlas. Así se tiende a evitar lo que las produce, ocultando su manifestación.

El fenómeno del pudor tiende entonces a proteger la subjetividad del hombre, de tal manera
que las fuerzas de su naturaleza no le puedan hacer perder el control de lo que en él sucede,
sometiendo el espíritu a la carne.

Pudor y Amor

Es preciso entender una dimensión mas de la experiencia del pudor, porque si, por un lado,
retrae de toda manifestación ambigua de la sexualidad que pueda “ser usada”, no lo hace, sin
embargo, simplemente por temor ante ella, sino también y principalmente para dirigir la mirada
hacia la persona que detenta tales valores.

Se nos desvela así en que la manera la reacción del pudor lo que pretende es, precisamente,
provoca el interés y aprecio por la persona, con lo que esta queriendo suscitar el amor personal.
De esta forma, el pudor no se presenta como un obstáculo al amor, sino más bien, como un
medio para llegar a el; ya que integrar los valores sexuales y afectivos en su relación con la
persona es una forma natural de permitir que se descubra su dignidad y su misterio.
Pudor y Cultura

Si anteriormente vimos cómo la experiencia de amor recibe una primera posibilidad de


interpretación en el ropaje cultural que implica, lo mismo ocurre con el pudor: conlleva en sí
mismo una dimensión cultural innegable, que hace significativas y relevantes las intenciones de
las personas, por la que sus manifestaciones varían de una sociedad a otra, en el modo de vestir,
en el modo de hablarse y gesticular. Esta dimensión cultural puede generar determinados
equívocos, que tienen su origen en el valorar las diferentes culturas desde la propia realidad:
entonces podría parecer que tal cultura es ajena a la experiencia de pudor, porque quizá en su
modo de vestir no cubren su desnudez, o por la confianza con que se expresan gestualmente.
Ello se debe, sin embargo, no a una falta de pudor, sino quizá a una funcionalidad del vestido
ante las condiciones climatológicas o de la profesión que se ejercita, o de la historia de un
pueblo.

La templanza

La templanza significa sobriedad. Es la virtud por la cual empezamos a darnos cuenta de cuáles
son nuestras necesidades reales y que van, por tanto, alineadas a nuestro bienestar y desarrollo,
y cuáles son imaginarias y producto de los deseos inagotables que nacen de las carencias que
produce el ego y son por tanto perjudiciales. Desde la sobriedad se manejan de manera
adecuada los recursos, evitando tanto los excesos como las carencias.

La templanza es la virtud que permite dominar racionalmente los apetitos y moderar la atracción
hacia los placeres sensibles y el uso de los bienes creados. La disposición natural al gozo puede
hacer obrar desordenadamente al ser humano. Existe en él una rebelión de los diferentes egos
contra el dominio del propio espíritu, contra el vivir consciente y el obrar adecuado.

La castidad

La castidad es la pureza sexual, las personas que son castas son moralmente puras en
pensamientos, palabras y obras. La castidad significa abstenerse de cualquier relación sexual
prematrimonial. También significa ser completamente fiel al conyugue en el matrimonio.

Según el diccionario teológico de la vida consagrada, la “castidad es la virtud que regula la


sexualidad según los valores del Evangelio”. Por lo tanto, ordena las características físicas,
psicológicas, emocionales, de la personalidad y también de la genitalidad del hombre y de la
mujer. Por la castidad recuperamos el sentido positivo, bello y planificador del existir humano.

La sexualidad es humana y no podemos buscar una de ángel, desencarnada, pues ella es la parte
integrante de la persona, personaliza y le identidad a ella. El hombre solo tiene un cuerpo, pero
es cuerpo, capaz de exprimir lo que es el espíritu siente y quiere comunicar: amor y alegría ansia
y rabia, atención por el otro u interés exclusivo por sí.

Toda persona tiene deseos sexuales y eso es normal y bueno. El primer paso para una sexualidad
integrada es aceptarse sexuado y reconocer con naturalidad sus impulsos. No podemos tener
una visión negativa de la sexualidad y de los instintos sexuales. Ver los instintos humanos como
malos es tener una postura equivocada y contraria a la Iglesia

Solamente el amor oblativo puede ser puerto sereno del impulso sexual. Cuanto más la
sexualidad gire en torno de sí misma, más la persona se frustrará, pues ella no conseguirá
saciarse y buscará cada vez más, satisfacción en aquello que no puede obtener
Derechos sexuales y reproductivos

¿Qué son?

Todos los seres humanos nacen libres e iguales. Por eso, todas las personas deben tener
garantizada la misma libertad, igualdad y dignidad: los llamados Derechos Humanos. Los
derechos los ejercen las personas y es el Estado quien tiene la obligación de garantizarlos y
promoverlos a través de legislación y políticas públicas adecuadas. Los Derechos Sexuales y
Reproductivos son parte de los Derechos Humanos. Es decir que son propios a todas las
personas, sin discriminación alguna.

Los Derechos Sexuales y Reproductivos buscan garantizar que las personas puedan tomar
decisiones sobre su vida sexual y reproductiva con libertad, confianza y seguridad, de acuerdo
con su vivencia interna (asociada al cuerpo, la mente, la espiritualidad, las emociones y la salud)
y externa (asociada al contexto social, histórico, político y cultural).

Los Derechos Sexuales se refieren a la libertad de las personas para ejercer su sexualidad de
manera saludable, sin ningún tipo de abuso, coerción, violencia o discriminación. La sexualidad
comprende la actividad sexual, las identidades de género, la orientación sexual, el erotismo, el
placer, la intimidad y la reproducción. Se establece por la interacción de factores biológicos,
psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos, religiosos y
espirituales y se experimenta y expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos, creencias,
actitudes, valores, comportamientos, prácticas y relaciones.

Los Derechos Reproductivos se refieren a la libertad de las personas para decidir si tener o no
hijos, la cantidad y el espaciamiento entre ellos, el tipo de familia que se quiere formar, acceder
a información y planificación para hacerlo, a métodos anticonceptivos y al aborto legal y seguro,
así como a los servicios adecuados sobre fertilización asistida y servicios de salud pre y post
embarazo.

¿Cuáles son?

De acuerdo con la Federación Internacional de Planificación Familiar (IPPF por sus siglas en
inglés) los derechos sexuales y reproductivos se pueden articular de la siguiente manera:

 Derecho a la igualdad, a una protección legal igualitaria y a vivir libres de toda forma de
discriminación basada en el sexo, la sexualidad o el género.
 Derecho de todas las personas a la participación, sin importar su sexo, sexualidad o
género.
 Derecho a la vida, libertad, seguridad de la persona e integridad corporal.
 Derecho a la privacidad.
 Derecho a la autonomía personal y el reconocimiento ante la ley.
 Derecho a la libertad de pensamiento, opinión y expresión; derecho a la asociación.
 Derecho a la salud y a los beneficios del avance científico.
 Derecho a la educación e información.
 Derecho a elegir si casarse o no y a formar y planificar una familia, así como a decidir si
tener o no hijos y cómo y cuándo tenerlos.
 Derecho a la rendición de cuentas y reparación de daños.

También podría gustarte