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El Espacio en Ficciones PDF
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Ficciones, obra de múltiples relatos de Jorge Luis Borges, fue publicada en 1944 aunque casi
todo su contenido estaba escrito antes de 1935. En Ficciones, especialmente en dos de sus relatos más
célebres “La biblioteca de Babel” y “El jardín de los senderos que se bifurcan” Borges experimenta en
la redefinición del tiempo y espacio clásicos del realismo y juega a deformarlos atorgándoles la idea
subjetiva que termina por definir la acción narrada y la propia voz del narrador.
puede ser alcanzada la que se define en el espacio: Como todos los hombres de la Biblioteca, he
que mis ojos casi no pueden descifrar lo que escribo, me preparo a morir a unas pocas leguas del
Como afirma Barrenechea, “salir, entrar, caminar son espacios imprescindibles para que tenga
lugar un nivel fundamental del cuento: la radicalización o personalización del problema”2 cuando, en
efecto, recostados en el espacio contextual del realismo, mero fondo o decorado psicológico del espejo
calle abajo, nos descubrimos encerrados y absortos en un espacio irreal, infinito y sin embargo diáfano
El narrador apela al lector que por descuido pueda haber leído por encima sus palabras
empeñado en transmitir completamente el sentimiento de vacío que estas transmiten: Tú, que me lees,
¿estás seguro de entender mi lenguaje?3 porque, en palabras de J. Franco, “cree que el universo es
1Borges, J. L., “La Biblioteca de Babel” en Ficciones, Alianza Editorial, Madrid, 1956. Pág. 90.
2Barrenechea, A. M., “El infinito en la obra de Jorge Luis Borges”, Nueva revista de filología hispánica, 10 (1956), pp. 13-
35, en Rico, F. Historia y crítica de la literatura española, editorial Crítica.
3Borges, op. cit., p. 99
ininteligible para la mente humana en muchos aspectos importantes y por ello el idealismo le parece
desorientando al lector en su condición de estrechez o amplitud: Los rumores de la plaza quedan atrás
y entro en la Biblioteca. De una manera casi física siento la gravitación de los libros, el ámbito sereno
En Ficciones el universo entero no es sino una compleja parábola que sitúa el marco más
significativo de la acción mientras que la que llamábamos acción discurre rutinariamente, casi sin
“El jardín de los senderos que se bifurcan” es el paradigma más destacado de la manera de
concebir el espacio en los relatos de Borges. En él, el espacio y el tiempo asumen un papel protagonista
en tanto definen a los personajes abocándolos a un cruel destino. En él, el espacio se define al tiempo
que la conciencia covarde del protagonista en forma de huida temerosa en un camino laberíntico donde
ocultarse.
una historia compartida conforme avanza la acción, siempre en forma de recorrido: olvidé mi destino de
perseguido (...). El húmedo sendero zigzagueaba como los de mi infancia6. Ese mismo camino desvela
y anuncia el fin del propio camino ya iniciado a modo de presagio en torno al relato de Ts'ui Pen que
une a los futuros asesino y víctima: En todas las ficciones, cada vez que un hombre se enfrenta con
diversas alternativas, opta por una y elimina las otras. (...) Alguna vez, los senderos de ese laberinto
El espacio es, de nuevo, el significante principal de la conciencia del protagonista que terminará
por asesinar a quien le hospeda dando así cumplimiento a su misión, la causa conclusa al fin de su
propia huida: Albert se levantó. Alto. Abrió el cajón del alto escritorio; me dio por un momento la
espalda. Yo había preparado el revólver. Disparé con sumo cuidado: Albert se desplomó sin una
queja, inmediatamente8.
siguiente caracterización:
A. Como espejo: reflejo fiel de un estado psicológico, anímico o ideal a modo de sobra
platónica.
C. Como contexto borroso y sin embargo espantosamente definido donde la acción emana
D. Como duda en forma de sendero indefinido y determinista que obliga a tomar una dirección
Es por ello que Barrenechea afirma que “en Borges hay una forma de atacar la consistencia del
universo y del hombre dentro del universo que reúne varios libros: la filosofía idealista de Berkeley,
para quien el mundo no existe fuera de la mente de los que lo perciben o de la mente divina, el
platonismo para quien el mundo es un reflejo de los arquetipos eternos, la creencia cristiana en un Dios
campos de Zafir pacen estrellas”, y sinestesias como las “negras voces” de Quevedo: El chisporroteo
de la música prosiguió10 cumpliendo al cabo con el lenguaje conceptual y concreto que ostenta el
9Barrenechea, A. M, “El tiempo y la eternidad en la obra de Jorge Luis Borges”, Revista hispánica moderna, 23 cit. en
Rico, Historia y crítica de la literatura española, editorial Crítica.
10Borges, J. L., op. cit., p. 107