El posestructuralismo
en la filosofía política
francesa contemporánea
PRESUPUESTOS, CRÍTICAS Y PROYECCIONES
Coordinación editorial
Dora Inés Perilla Castillo
Revisión editorial
Emma Ariza
Carátula
Camilo Umaña Caro
Diseño y diagramación:
Isabel Sandoval
Preparación editorial e impresión:
Universidad Nacional de Colombia, Unibiblos
dirunibiblo_bog@unal.edu.co
ISBN 9 5 8 - 7 O I - 4 I 9 - 7
ISBN 9 5 8 - 7 O I - I 3 I - 7
(obra completa)
446 p-
ISBN : 958-701-419-7
CDD-21 3 2 0 . 0 1 / 2 0 0 4
Tabla de contenido
Prólogo,
VÍCTOR FLORIÁN B. 19
Presentación,
21
ÓSCAR MEJÍA QUINTANA
21
Marco de la problemática,
22
Del contractualismo a Marx
23
El paradigma autopoiético
24
El paradigma consensual-discursivo
25
Estructuralismo y posestructuralismo
27
Origen, objetivos y metodología de la investigación
M A R C O DE R E F E R E N C I A
Introducción 31
1. La teoría de la justicia 34
41
1.4. El equilibrio reflexivo
2. El debate liberal-comunitarista 43
11
2.1. La crítica liberal 43
Conclusión 70
Introducción,
JORGE 1VÁN R O D R Í G U E Z 75
PARTE i:
Contexto y crítica al posestructuralismo francés
CAPÍTULO I
Introducción 81
2.1. El antiedipo 99
Conclusiones 123
[12]
CAPÍTULO ÍI
Las formas paradójicas del juicio en la
filosofía política francesa contemporánea
ADOLFO CHAPARRO AMAYA
Introducción 125
2. Foucault 129
3. Lyotard 135
4. Deleuze 143
5. Derrida 150
Conclusiones 157
CAPÍTULO III
Introducción 161
[13]
2.2. Reconstrucción de Heidegger 19)
Conclusiones 209
PARTE Ii:
Elementos para el bosquejo de una teoría
del sujeto político posmoderno
CAPÍTULO IV
Individualismo contemporáneo o proceso de
personalización en Gilíes Lipovetsky
L I L I A N A PATRICIA CHAPARRO
Introducción 213
Conclusiones 246
[14]
CAPITULO V
Introducción 249
Conclusiones 304
CAPÍTULO VI
Introducción 313
Conclusiones 323
U5J
PARTE 111:
Bosquejo de una teoría de legitimidad
en la posmodernidad
CAPÍTULO VII
Crítica del posrepublicanismo francés al
neorrepublicanismo anglosajón
CAROLINA ROSERO NIETO
Introducción 329
Conclusiones 362
CAPÍTULO VIII
Introducción 363
16
i.i.¿Qué es el marxismo analítico? 368
Conclusiones 395
CAPÍTULO IX
Introducción 397
M
2. La obra de Jean-Marc Ferry 410
Conclusiones 432
Conclusiones
JORGE IVÁN RODRÍGUEZ 435
Í18
Prólogo
[19J
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
Víctor Florián B.
PROFESOR TITULAR
U N I V E R S I D A D N A C I O N A L DE C O L O M B I A
20
Presentación
ÓSCAR MEJÍA QUINTANA*
Marco de la problemática
ESTA INVESTIGACIÓN COLECTIVA INSCRITA en la línea y el grupo de inves-
tigación sobre el "estatuto epistemológico de las ciencias políticas" busca bos-
quejar los lineamientos de la crítica al posestructuralismo desarrollada en los
últimos 20 años en Francia por la nueva generación de filósofos políticos y ju-
rídicos franceses. Su horizonte de reflexión está centrado en la asunción que
sus máximos exponentes, Foucault y Deleuze especialmente, hicieron de los
presupuestos de Nietzsche y Heidegger, y en la reivindicación del modelo de
política premoderna que desemboca en la relativización de toda resistencia
y la descalificación de la modernidad y el humanismo jurídico.
En esa dirección, la investigación rescata del e s t r u c t u r a l i s m o y
posestructuralismo los elementos que permitan identificar y articular una lí-
nea de reflexión de filosofía política francesa proyectiva -encaminado a su-
perar la diáspora de la disciplina, polarizada entre la filosofía política
francesa, por una parte, y la norteamericana y alemana, por la otra, y pro-
pender -parafraseando a Boaventura de Sousa S a n t o s - por una nueva
ecumene de la filosofía política universal a partir de la recuperación de su pro-
pia tradición y de los elementos comunes con las tradiciones afínes.
Para Colombia esto tiene una justificación de dos caras: de una parte, al
actualizar la recepción de la filosofía política francesa del último cuarto de
siglo, intentar superar la lectura dogmática que se ha hecho del posestructu-
ralismo en nuestro contexto. De otra, inferir de ello elementos que posibili-
ten nuevas lecturas del conflicto colombiano desde la filosofía política y la
proyección potencial de soluciones normativas, lo cual supone abordar pro-
blemas centrales de la filosofía política: un problema central y recurrente, el
21
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
22
PRESENTACIÓN
El paradigma autopoiético
En un primer punto de inflexión, la investigación exploró la tensión
dilemática de la filosofía práctica contemporánea entre dos de sus paradigmas
dominantes: uno, el autopoiético o autorreferencial que concibe la moral, la
política y el derecho como sistemas sociales autonomizados entre sí, sin otro
tipo de comunicación que el sistémico o funcional. Y otro, el dialógico o
deliberativo (Rawls, Habermas) que, por el contrario, los comprende abier-
tos a los impulsos provenientes del entorno, es decir, de la pluralidad propia
del mundo de la vida.
Una u otra orientación paradigmáticas tienen, por supuesto, implica-
ciones decisivas en la vida práctica e institucional de una sociedad, constituyén-
dose en dos modelos de legitimidad, justificación moral y democracia de
naturaleza y carácter diferentes, por no decir que opuestos.
El paradigma autopoiético de Niklas Luhmann se interpretó como una ra-
dicalización tanto del liberalismo clásico como del iuspositivismo, resimbo-
lizando la voluntad popular y la validez jurídica en términos de una concepción
autorreferente de la política. En general, se buscó reconstruir críticamen-
te el proceso de maduración, consolidación y constitución del paradigma
en la perspectiva de lograr una comprensión histórico-estructural de con-
junto que permitiera acercarse a la multiplicidad de perspectivas que se
desprenden del mismo.
En esa dirección, inicialmente se reconstruyó el proceso de maduración,
consolidación y proyección del paradigma autopoiético en y desde sus orígenes
sociológicos y sus derivaciones en el análisis de los sistemas sociales, en parti-
cular los que conciernen a los campos de reflexión de la filosofía práctica, tales
como la moral, la política y el derecho.
Se abordaron tres momentos en el desarrollo del paradigma: en el prime-
ro se mostró el proceso de maduración del paradigma, a partir de la crítica a
la teoría clásica sociológica y la propuesta alternativa -todavía muy influen-
ciada por la obra de Parsons-que empieza a bosquejarse en su abordaje sobre
el problema del poder, por ejemplo. En el segundo, la consolidación del para-
digma, emplazándose ya frente al contexto sociológico contemporáneo. En el
tercero, la proyección del paradigma, mostrando la recepción y aplicación que
el mismo empieza a tener como nuevo esquema de interpretación social y su
papel heurístico en el análisis de la integración en las sociedades complejas, par-
ticularmente en lo que se refería a la moral, la política y el derecho y sus rela-
ciones recíprocas como sistemas autorreferentes.
I23J
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
El paradigma consensual-discursivo
Frente al paradigma autopoiético pueden oponerse, más que cronoló-
gica, analíticamente, dos propuestas sistemáticas filosófico-políticas. La pri-
mera de ellas es la representada por el paradigma consensual-discursivo, en
cabeza de Rawls y Habermas, fundamentalmente, que condicionan la legitimi-
dad del ordenamiento jurídico-político a una concepción consensuada y deli-
berante de la justicia social.
En este punto la investigación se orientó, inicialmente, a reconstruir el
desarrollo del planteamiento rawlsiano desde una perspectiva histórico-estruc-
tural que permitiera comprender sus orígenes, consolidación y proyección en
el conjunto de la filosofía práctica (moral, política y jurídica) contemporánea.
El primer planteamiento de Rawls de Teoría de la justicia (1971) inten-
ta resolver la dicotomía contemporánea entre legalidad y legitimidad a tra-
vés de u n procedimiento de consensualización m o r a l que s o m e t e el
ordenamiento jurídico-político a unos criterios de justicia concertados im-
parcialmente. Pero esta propuesta, más que resolver la cuestión, reaviva el
debate Kant-Hegel en los términos clásicos. La polémica entre liberales y
comunitaristas que tiene como principales protagonistas a Buchanan y
Nozick, de una parte, y a Maclntyre, Taylor, Sandel y Walzer, de otra, po-
lariza la discusión sobre la legitimidad en torno a los términos dilemáticos
y excluyentes de la economía y la tradición, reeditando la dicotomía anota-
da en una dirección que generaliza la discusión al conjunto de la filosofía
práctica contemporánea.
La investigación abordó la respuesta de Rawls, tanto a los liberales como
a los comunitaristas, en los artículos "Unidad social y bienes primarios" (1978),
"El constructivismo kantiano en la teoría moral" (1980) y "Sobre las libertades"
(1981), los cuales anticipan el "giro pragmático" que se presenta en el Libera-
lismo político (1993) y "El derecho de los pueblos" (1993), donde Rawls concreta
el planteamiento normativo de su primera etapa en una concepción política de
la justicia, fruto del consenso e n t r e c r u z a d o de las diversas visiones
omnicomprensivas que componen la sociedad, mostrando, incluso, sus poten-
ciales derivaciones a nivel global.
En el marco de esta problemática, Habermas desarrolla, en la última etapa
de su monumental reflexión, una teoría del derecho y la democracia que, de una
parte, profundiza sus reflexiones tempranas sobre la legitimación en el capita-
lismo tardío, que le permite replantear y complementar su propia teoría de la
acción comunicativa y, de otra, en diálogo con las principales corrientes con-
[24]
PRESENTACIÓN
Estructuralismo y posestructuralismo
La segunda propuesta filosófico-política que analíticamente puede
oponérsele al paradigma autopoiético la constituye la teoría del poder del
estructuralismo y posestructuralismo francés, denunciando los nuevos tipos de
legitimación que corresponden a la sociedad poscapitalista.
Foucault plantea en un primer momento las nuevas dimensiones que el
problema de la legitimidad presenta en la sociedad contemporánea, así como
los nuevos retos que ello supone para las perspectivas críticas y contestatarias
que pretendieran resimbolizarla. Deleuze se aproxima a toda esta nueva com-
plejidad adivinándola en la esquizofrenia polivectorial que sostiene invisible
el andamiaje poscapitalista.
Barthes y Canetti la escudriñan en los recónditos entramados de un pa-
sado cuasi-animal siempre presente en sus expresiones actuales, ya como el
reverso de una libido dominandis, ya en el secreto como médula del poder.
La consideración posestructuralista radicaliza estas evidencias. La legi-
timación en Lyotard es la clave de bóveda del conflicto de saberes de la socie-
dad posmoderna. La legitimidad queda así reducida a las estrategias seductoras
y fatales (Lipovetsky, Baudrillard) de un poder etéreo e inasible enraizado,
más que en las relaciones de clase, en su propia dinámica de deseo.
La filosofía política francesa de la segunda mitad del siglo XX puede ca-
racterizarse, a grandes rasgos, por tres momentos. El primer momento, en los
años inmediatos de la posguerra, representado por Sartre y cuya característi-
ca principal es su pretendida simbiosis entre existencialismo y marxismo, en lo
que se reconoció como el humanismo existencialista. El segundo momento vie-
ne dado por la reacción estructuralista y posestructuralista, a partir de Lévi-
Strauss, liderada por Foucault, Deleuze, Lyotard y Derrida, entre otros, cuyo
denominador común será -frente al periodo anterior- su decidido talante
antihumanista, recuperando una matriz nietzscheano-heideggeriana de la que
desprenden no pocos de sus planteamientos críticos sobre la modernidad.
I25J
El. POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
En este marco se desarrollan varias líneas de reflexión: una teoría del suje-
to, que busca desentrañar las estrategias de subjetivización desarrolladas por
la modernidad y que anticipan el nuevo perfil del sujeto político posmoderno;
y una teoría del poder que igualmente explora la naturaleza que este adquiere
en las sociedades poscapitalistas, así como los nuevos tipos de legitimación que
empiezan a corresponderle. Foucault plantea, inicialmente, las nuevas dimen-
siones de estas problemáticas en la sociedad contemporánea, así como los nue-
vos retos que ello supone para las perspectivas críticas y contestatarias que
pretendían resimbolizarla, desde una reflexión sistemática sobre el sujeto y la
nueva economía de poder que empezaba a evidenciarse.
El marxismo estructuralista francés, de Goldmann, Althusser y Poulantzas,
desarrolla una versión más puntual, mediada por las relaciones de dominación
y explotación de clases, pero que se inscribe, en términos generales, en esa
reinventada economía de poder como dispositivo plural, ya a través del «su-
jeto ideológico», ya a través de un fraccionamiento de la clase hegemónica.
La consideración posestructuralista radicaliza estas evidencias. La legiti-
mación en Lyotard es la clave de bóveda del conflicto de saberes de la sociedad
posmoderna, si bien poco tiene que ver con la justificación intersubjetiva que
suponía el contrato social de la modernidad. Legitimidad que se ve apuntala-
da por nuevas y sutiles estrategias de subjetivización (Lipovetsky, Baudrillard)
a través de las cuales ese poder etéreo e inasible, enraizado, más que en las rela-
ciones de clase, en la propia dinámica de deseo, somete a la sociedad a una do-
minación implacable pero aceptada por todos.
Un tercer momento, cuya recepción no ha sido suficientemente asimilada
en nuestro medio, viene dado, a partir de mediados de los ochenta, por una
contracrítica radical del estructuralismo y el posestructuralismo francés, la re-
cuperación de problemas clásicos de la filosofía política francesa y un intento
de apertura y diálogo con otras tradiciones fílosófico-políticas continentales
y americanas.
La punta de lanza de esta crítica es la denuncia a los supuestos nietzs-
cheanoi-heideggerianos de la reflexión estructuralista, abordados de manera
olímpica por la generación anterior sin explorar sus ambivalencias y am-
bigüedades y que, finalmente, comprometieron su proyecto filosófico-po-
lítico, reduciéndolo a una denuncia estéril sin estrategias de proyección
prepositivas y edificantes.
En efecto, las doctrinas de Nietzsche sobre el nihilismo, el vitalismo, la
muerte de Dios, el eterno retorno, aunados a las tesis sobre la obstaculización
26
PRESENTACIÓN
[27]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
28I
PRESENTACIÓN
I29J
MARCO DE R E F E R E N C I A
Desarrollos posrawlsianos de la
filosofía política contemporánea:
republicanismo, marxismo analítico
y democracia deliberativa
ÓSCAR MEJIA QUINTANA
Introducción
EL RESURGIMIENTO DE LA FILOSOFÍA POLÍTICA en la segunda mitad del siglo
XX se origina, cronológicamente, con la publicación de la Teoría de la justicia
(1971) de John Rawls, cuyos planteamientos constituyen un audaz intento por
fundamentar una nueva concepción de la moral, la política y el derecho, y de
sus relaciones entre sí, con sustanciales connotaciones para el desarrollo insti-
tucional de la democracia e inaugurando con ello un proyecto alternativo, si-
milar al de Habermas, que hoy se inscribe en lo que ha dado en llamarse
democracia deliberativa.
La Teoría de la justicia termina de redondear la crítica al utilitarismo que
Rawls había emprendido 20 años atrás, cuando decide acoger la tradición
31
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
1
John Rawls, Teoría de la justicia, México: FCE, 1979.
2
Stephen Mulhall & Adam Swift, Liberáis & Communitarians, Oxford
& Cambridge: Blackwell, 1992.
3
John Rawls, Liberalismo político, Barcelona: Crítica, 1996.
4
Para una visión crítica alternativa de la tendencia republicana ver los
decisivos estudios de Marcel Gauchet, La Révolution des Droits de
l'Homme, Paris: Gallimard, 1989; Blandine Kriegel, Cours de Philosophie
Politique, Paris: Librairie Genérale Francaise, 1996; Alain Renaut et al.. Les
Philosophies Politiques Contemporaines, Paris: Calmann-Lévy, 1999 y,
[32]
MARCO DE REFERENCIA
[33]
E i POSESTJÍÜCriyJÍAi/SMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
i. La teoría de la justicia
i.i. La crítica al utilitarismo
El propósito de Rawls será tratar de fundamentar una teoría de la justi-
cia contractualmente, buscando generalizar y llevar a un nivel conceptual más
alto la visión tradicional del contrato social, superando las inconsistencias de
los modelos clásicos de Locke y Rousseau, desde una lectura igualmente críti-
ca de Kant13.
9
De lo cual puede servir de referencia, ya para ser revisada, el texto de
Jürgen Habermas, "Tres modelos normativos de democracia", en La
inclusión del otro, Barcelona: Paidós, 1999.
10
Por ejemplo, Michael Sandel, Democracy's Discontent, Cambridge:
Harvard University Press, 1996. Y, en una línea similar, aunque con directa
influencia posutilitarista, Amy Gutman, Dennis Thompson, Democracy
and Disagreernent, Cambridge: Harvard University Press, 1996.
11
Jon Elster, Deliberative Democracy, Cambridge (UK): Cambridge
University Press, 1998.
12
Ver James Bohman, Public Deliberation, Cambridge (USA): MIT
Press, 1996; así como James Bohman & William Rehg, Deliberative
Democracy, Cambridge: MIT Press, 1997. Y, en el contexto europeo,
Chantal Mouffe, El retorno de lo político, Barcelona: Paidós, 1999.
13
John Rawls, Teoría de la justicia, op. cit.
[34]
MARCO DE REFERENCIA
Puesto que el principio para un individuo es promover tanto como sea posi-
ble su propio bienestar, esto es, su propio sistema de deseos, el principio para
la sociedad es promover tanto como sea posible el bienestar del grupo, esto es,
realizar en la mayor medida el sistema comprensivo de deseos al que se llega a
partir de los deseos de sus miembros... Una sociedad está correctamente or-
denada cuando sus instituciones maximizan el balance neto de satisfacción14.
l4
/b¿d.,p.42.
15
Ibid., p. 45.
[35]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
moral de los principios ni, mucho menos, ningún acuerdo social que los san-
cione como justos o, al menos, concertados por la mayoría de la sociedad.
w
!btd.,p. 35.
17
Ibid., p. 36.
[36]
M A R C O DE R E F E R E N C I A
... tenemos que anular los efectos de las contingencias específicas que ponen a
los hombres en situaciones desiguales y en tentación de explotar las circuns-
tancias naturales y sociales en su propio beneficio... Para lograr esto supongo
que las partes están situadas bajo un velo de ignorancia18.
]$
Ibid.,p. 163.
19
Ibid., p. 167.
[37]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
[38]
MARCO DE REFERENCIA
(v) Las bases sociales del respeto de sí mismo son aquellos aspectos de las ins-
tituciones básicas que normalmente son esenciales para que los ciudadanos ten-
gan un sentido vivo de su propio valor como personas morales y sean capaces
de realizar sus intereses de orden supremo y promover susfinescon confian-
za en sí mismos20.
Estos bienes primarios son necesidades que los ciudadanos, como perso-
nas libres e iguales, requieren para el desarrollo de sus planes racionales de vida
y, como tales, tienen conocimiento de ellos en sus consideraciones al interior
de la posición original, en cuanto saben que los principios de justicia deben ase-
gurarles un número suficiente de éstos en su vida ciudadana.
20
John Rawls, "Unidad social y bienes primarios", en Justicia como
equidad, Madrid: Tecnos, 1986, p. 193.
[39]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
Primer principio:
Cada persona ha de tener un derecho igual al más amplio sistema total de li-
bertades básicas, compatible con un sistema similar de libertad para todos
[Igual libertad].
Segundo principio:
b) unido a que los cargos y las funciones sean asequibles a todos, bajo condi-
ciones de justa igualdad de oportunidades [Principio de la justa igualdad de
oportunidades].
a) una libertad menos extensa debe reforzar el sistema total de libertades com-
partido por todos;
b) una libertad menor que la libertad igual debe ser aceptada por aquellos que
detentan una libertad menor.
[40]
MARCO DE REFERENCIA
Concepción general
21
Ibid., pp. 340-341.
22
/bííí.,p. 38.
[41]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
23
Ibid., pp. 460-469.
24
Ibid., p. 623.
[42]
MARCO DE REFERENCIA
2. El debate liberal-comunitarista
2.1. La crítica liberal
El planteamiento rawlsiano genera un debate sin precedentes en el cam-
po de la filosofía moral y política que, aunque se inicia en los Estados Unidos,
se extiende rápidamente a Europa y otras latitudes por sus implicaciones para
la estructuración o reestructuración institucional de los estados y sociedades,
en el marco de una tendencia globalizadora que exige radicales reformas inter-
nas en los mismos.
Las primeras reacciones a la propuesta rawlsiana, en la misma década de
los setenta, van a provenir, desde la orilla liberal, de los modelos neocon-
tractualistas de Nozick25 y Buchanan26, siguiendo a Hobbes y Locke respecti-
vamente, y más tarde, aunque en forma menos sistemática, la del mismo
Hayek27. Un tanto tardía, diez años después, Gauthier28 igualmente se inscribe
en el marco de esta crítica liberal a Rawls. Todas tienen como denominador co-
mún la reivindicación de la libertad sin constricciones, la autorregulación de
la economía sin intervencionismo estatal, la minimización del Estado y la rei-
vindicación del individuo y su racionalidad instrumental.
La propuesta más representativa de esta tendencia sin duda la constituye
la posición libertariana de Robert Nozick. Su planteamiento se basa en tres prin-
cipios: el 'principio de las transferencias' según el cual cualquier cosa adquiri-
da justamente puede ser transferida libremente; el 'principio de la adquisición
inicial justa' y el 'principio de rectificación de justicia que proporciona el cri-
terio para actuar sobre las adquisiciones injustas. De ellos, paulatinamente,
Nozick justifica la existencia de un Estado mínimo que, en términos contem-
poráneos, estaría actualizando el ideal anarquista de la plena jurisdicción del
individuo sobre sí mismo sin intervenciones estatales, su racionalidad
maximizadora de utilidades, poniendo de presente, con ello, el poderoso po-
tencial utópico del ideario neoliberal.
25
Robert Nozick, Anarquía, Estado y utopia, México: FCE, 1988 (1974).
26
James Buchanan, The Limits of Liberty, Chicago: University of
Chicago Press, 1975.
27
Friedrich Hayek, Droit, Legislation et Liberté, Paris: PUF, 1995 (1973-
1979).
28
David Gauthier, La moral por acuerdo, Barcelona: Gedisa, 1994 (1986).
[43]
EL POSESTRl/CTl/RAL/SMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
29
David Gauthier, Egoísmo, moralidad y sociedad liberal, Barcelona:
Paidós, 1998, pp. 41-65.
Í44]
M A R C O DE R E F E R E N C I A
30
Alasdair Maclntyre, After Virtue, London: Duckworth, 1981.
31
Charles Taylor, Sources ofthe Self, Cambridge (MA): Harvard
University Press, 1989.
32
Michael Walzer, Spheres ofjustice, New York: Basic Books, 1983.
33
Michael Sandel, Liberalism and the Limits ofjustice, Cambridge:
Cambridge University Press, 1982.
[45]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
34
Ver Pablo de Greiff, «Maclntyre: narrativa y tradición», en Revista
Sistema, Madrid: Separata, 1989, pp. 99-116.
[46]
MARCO DE REFERENCIA
35
Ver, sobre esta segunda etapa del debate comunitarista-liberal, el
ensayo de Alessandro Ferrara, "Sobre el concepto de comunidad liberal",
en Revista de Filosofía Política (No. 3), Madrid: Editorial Anthropos, 1994,
pp. 122-142.
36
Ver Carlos Thiebaut, "Universalidad, pluralismo cultural e identidad
moral" (Entrevista), en Revista de Filosofía Política (No. 3), Madrid:
Editorial Anthropos, 1994.
[47
EL POSESTJÍL'CTL'KAl/SMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
37
Michael Sandel, Democracy's Discontent, op. cit.
38
Will Kymlicka, Multicultural Citizenship, Oxford: Oxford University
Press, 1995.
[48]
MARCO DE REFERENCIA
Kymlicka son armas eficaces que se pueden esgrimir para proteger y permitir
el florecimiento de las culturas minoritarias.
Esta polémica liberal-comunitarista permite comprender los giros sustan-
ciales dados por Rawls y su aproximación a las posturas comunitaristas, mu-
chas de cuyas objeciones al proyecto moderno liberal parece compartir aquél,
en lo que se ha definido como la "pragmatización del proyecto liberal". En este
orden, y aunque Rawls no lo haya reconocido de manera explícita, los bienes
sociales primarios que ha querido mantener en la enunciación normativa de
la Teoría de la justicia quedarían sujetos al consenso entrecruzado de las dife-
rentes visiones omnicomprehensivas y, en un sentido más amplio, al equilibrio
reflexivo de la deliberación pública.
Lo que sería plenamente compatible, además, con la afirmación
rawlsiana de la primacía de lo razonable sobre lo racional, planteada desde
su "Constructivismo kantiano en teoría moral", de 1980, así como de la lec-
tura política de la figura del equilibrio reflexivo que permitiría, desde el im-
perativo de adecuación de la universalidad de los principios al sentido de
justicia de los ciudadanos en tanto personas morales, someter al proceso de
consensualización político no sólo el orden, sino el espectro de bienes socia-
les primarios mismos por distribuir.
39
Roberto Gargarella, "Marxismo analítico y teoría de la justicia", en Las
teorías de la justicia después de Rawls, Barcelona: Paidós, 1999, pp. 99-123.
[49]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
40
El origen de la propuesta se halla en el artículo "Una vía capitalista al
comunismo" de Philippe van Parijs y Robert J. van der Veen, publicado en
1986 en la revista Theory and Society, y ha provocado desde entonces
amplias discusiones, especialmente académicas, con ramificaciones muy
amplias.
41
R. Gargarella, op. cit., p. 117.
42
Ibid., p. 116.
i}
Ibid., p.Wl.
[50]
MARCO DE REFERENCIA
44
Ver Philippe van Parijs, "Rawls face aux libertariens", en Catherine
Audard, Jean-Pierre Dupuy et Rene Séve (eds.), Individu et Justice Sociale,
Paris: Editions du Seuil, 1988.
[51J
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
45
Ver Peter Vallentyne, "Self-ownership and Equality", en Ethics,
Chicago: The University of Chicago Press, 1997, pp. 321-343.
[52]
MARCO DE REFERENCIA
[53J
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
46
Philippe van Parijs, "Más allá de la solidaridad. Los fundamentos
éticos del Estado de bienestar y su superación", en Rubén Lo Vuolo
(comp.), Contra la exclusión: la propuesta del ingreso ciudadano, Buenos
Aires: CIEPP/Miño y Dávila Editores, 1994.
47
Ver la intervención de Philippe van Parijs en el Coloquio Repensar
(Radicalmente) la Solidante, realizado en Lovaina la Nueva, organizado
[54]
M A R C O DE R E F E R E N C I A
155 J
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
48
Karl Marx, Manuscritos económico-filosóficos de 1844, México:
Grijalbo, 1968, p. 160.
49
John Rawls, Liberalismo político, Barcelona: Crítica, 1996.
MARCO DE REFERENCIA
50
John Rawls, Political Liberalism, New York: Columbia University
Press, 1993.
51
Al respecto ver Charles Taylor, "The Politics of Recognition", en Amy
Gutmann (ed.), Multiculturalism, Princeton; Princeton University Press,
1994; así como, en el mismo volumen, los comentarios de Jürgen
Habermas, "Struggles for recognition in the democratic constitutional
state".
52
J. Rawls, Political Liberalism, op. cit., pp. 133-172.
1VJ
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
ción del bien, compatibles con el pluralismo que caracteriza a los regíme-
nes constitucionales.
Sólo una concepción política de la justicia puede servir de base al con-
senso entrecruzado puesto que en ella los principios y valores políticos cons-
titucionales son lo suficientemente amplios como para integrar y superar
los valores que entran en conflicto. Esos macrovalores gobiernan el mar-
co de la vida social y especifican los términos fundamentales de cooperación
social y política que este liberalismo consensual intenta sintetizar y sobre
los cuales los ciudadanos, desde su plena libertad de conciencia y perspec-
tiva omnicomprehensiva, conciban con sus valores políticos y comprehen-
sivos particulares.
Ello nos conduce al objetivo cardinal de la versión rawlsiana de su libera-
lismo político que es lograr un consenso entrucruzado de doctrinas
onmicomprehensivas razonables sobre los principios de justicia, en tanto
macrovalores reguladores de la estructura social.
La concepción política que rige la estructura básica de una sociedad no
requiere ser monocomprehensiva. Su estabilidad no depende de una visión
sistemáticamente unificada sino necesariamente pluralista. Cuando se
adopta este marco de deliberación, los juicios convergen lo suficiente como
para que la cooperación política, sobre la base del mutuo respeto, pueda
mantenerse. Tal concepción política constituye un marco de deliberación
y reflexión que permite buscar acuerdos políticos sobre cuestiones de jus-
ticia y aspectos constitucionales básicos para toda la sociedad.
La concepción de justicia más razonable para un régimen democrático es,
por lo mismo, ampliamente liberal. Cuando un consenso entrecruzado man-
tiene y alienta esta concepción, ella no es vista como incompatible con valores
fundamentales, morales o psicológicos, pues las virtudes de cooperación polí-
tica que posibilita un régimen constitucional son y deben ser macrovirtudes de
tal amplitud.
El consenso, fiel a su carácter constructivista, debe cumplir un determi-
nado proceso procedimental. Una primera etapa la constituye lo que Rawls
denomina la etapa constitucional. Esta etapa satisface los principios procedi-
mentales de convivencia política, autonomía y neutralidad, que como tales se
aceptan, sin incluir ni suponer ideas fundamentales sobre la sociedad y la per-
sona. Define, en últimas, los procedimientos políticos de un sistema constitu-
cional democrático.
[58]
MARCO DE REFERENCIA
53
7Wd,pp.212-254.
[59]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
54
Al respecto ver, por ej., Ronald Dworkin, Ética privada e igualitarismo
político, Barcelona: Editorial Paidós, 1993; igualmente, Charles Taylor, La
Ética de la autenticidad, Barcelona: Editorial Paidós, 1994.
[6o
M A R C O DE R E F E R E N C I A
Í61I
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
55
Jürgen Habermas, "Tres modelos normativos de democracia", en La
inclusión del otro, op. cit., pp. 231-246.
[62]
MARCO DE REFERENCIA
[63]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
[64]
M A R C O DE R E F E R E N C I A
determinado, no por las estructuras de los procesos económicos, sino por es-
tructuras propias de la comunicación intersubjetiva pública orientada al en-
tendimiento. Es decir, las condiciones de autodeterminación ciudadana no
están dadas por la dinámica del mercado sino por una dinámica dialógica. En
ese orden, los partidos que luchan por el acceso a posiciones estatales de poder
tienen que regirse por parámetros deliberatorios.
El tercer modelo de democracia radical que Habermas propone está fun-
damentado en las condiciones comunicativas, en donde los procesos políticos
tienen que producir resultados racionales de manera deliberativa. Este concepto
de una política deliberativa toma sentido cuando se tiene en cuenta la plurali-
dad de formas de comunicación en las que figura una voluntad común. Por eso,
cuando retoma para sí ese concepto procedimental de la política deliberativa,
como núcleo normativo de la teoría de la democracia, hay diferencias tanto de
la relación con la concepción republicana de Estado, concebida como una co-
munidad ética, como en relación con la concepción liberal del Estado, como
guardián de la sociedad centrada en el sistema económico.
La teoría discursiva asume elementos de ambas concepciones y los integra
en el concepto de un procedimiento ideal para la deliberación y la toma de re-
soluciones, pues el procedimiento va a generar una conexión interna entre ne-
gociaciones, discursos de autocomprensión y discursos referentes a la justicia,
convencida de que, en tales condiciones pueden alcanzarse resultados racionales
y equitativos. La autocomprensión normativa de la política deliberativa exi-
ge de la comunidad jurídica un modo discursivo de socialización.
56
Jürgen Habermas, "Sobre la traducción sociológica del concepto
normativizante de política deliberativa", en Facticidad y validez, op. cit., pp.
393-405.
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
57
Norberto Bobbio, The Future of Democracy, Cambridge: Polity Press,
1987.
58
Robert Dahl, Democracy and its Critics, New Haven: Yale University
Press, 1989.
661
MARCO DE REFERENCIA
39
Ver J. Elster, The Cement of Society, Cambridge: Cambridge University
Press, 1989; y H. Willke, Ironie des Staates, Frankfurt am Main: Suhrkamp,
1992.
60
Modelo desarrollado por Habermas a partir de una revisión crítica de
la propuesta de Bernard Peters, Rationalitát, Recht und Gesellschaft,
Frankfurt am Main: 1991.
[67]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
168
MARCO DE REFERENCIA
[69]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
Conclusión
Es en este marco donde se desarrolla la "disputa en familia" entre
Habermas y Rawls, sin duda uno de los debates de más incidencia en la filoso-
fía política de finales y comienzos de siglo, y donde ambos autores van a coin-
cidir en lo que algunos han llamado el republicanismo kantiano 61 que
caracterizaría una última etapa teórica de uno y otro62.
Rawls introduce dos conceptos estructurales que determinan su visión re-
publicana del liberalismo político: la del consenso entrecruzado {overlapping
consensus) y la de la razón pública. La primera para describir el objetivo final
de su liberalismo y, la segunda, para mostrar los mecanismos que garantizan
los principios de justicia en un régimen constitucional. Los dos representan el
énfasis social de la teoría rawlsiana y confirman su distanciamiento de todas
las teorías abstractas de la filosofía moral y política contemporánea.
También vale la pena resaltar que Rawls rescata en esta obra la noción de
equilibrio reflexivo que parecía haber perdido relevancia en las versiones de
1980 y 1981. Vuelve aquí a adquirir importancia como un mecanismo de
auditaje desde el cual el sujeto, ya sea en la figura del ciudadano o como sujeto
colectivo, replantea continuamente su juicio sobre el sistema social en el que
vive63. El contrato social deviene, con ello, un contrato social permanente y los
principios de justicia constituyen el criterio desde el cual la ciudadanía juzga
los actos del Estado o el gobierno y legitima -o deslegitima- el orden social que
lo rodea.
Y aquí se retoman algunas de las categorías profundizadas en las versio-
nes anteriores y que encuentran ahora toda su trascendencia social y política.
El ciudadano como persona moral vuelve a ser la piedra de toque de la concep-
[70]
MARCO DE REFERENCIA
ción de la justicia y, sin duda, en ella habría que buscar la presencia del legado
kantiano, aunque ello se complementa con una noción de sujeto colectivo, im-
plícita en el papel que Rawls le ha conferido siempre a las minorías, pero que
ahora se hace más expresa en el planteamiento político.
Además, el carácter público de la justicia define el rasgo sustancial de la
propuesta rawlsiana: la justicia como paideia social es la garantía de que la
sociedad conozca y, por tanto, exija la aplicación de los principios de justi-
cia y, a través de ello, el respeto a sí mismo, ya sea como ciudadano activo o
sujeto colectivo.
Como quiso mostrarse a lo largo de este estudio introductorio, en lo
que a Habermas concierne, este republicanismo estaría caracterizado por
varios elementos. Primero, por la decidida defensa del poder comunicati-
vo de la sociedad civil, entendida más en términos hegelianos, y de las liber-
tades políticas que garanticen la formación y voluntad de la opinión
pública. Segundo, por un modelo de democracia deliberativa, que a par-
tir de aquello se infiere, donde la participación activa de la ciudadanía es
corolario indispensable del desarrollo pleno del Estado. Tercero, por tan-
to, de la justificación de actos ciudadanos como la desobediencia civil que,
como test de constitucionalidad, permitan conciliar la Constitución con las
nuevas realidades y clamores sociales.
De lo anterior se deriva, cuarto, el papel mediador que Habermas confiere
al Tribunal Constitucional en las sociedades complejas como hermeneuta po-
lítico-jurídico de esa soberanía popular activa y plural y su deber imperativo
de conciliar la tensión entre hechos y normas desde una perspectiva que garan-
tice la más amplia participación de los afectados en los procedimientos demo-
cráticos. Lo que supone, precisamente, que el Tribunal asuma, como
paradigma de adjudicación constitucional, el discursivo-procedimental que
Habermas propone como el más adecuado.
En este punto se presenta la distancia de Habermas frente al
republicanismo. El riesgo que implica es la potencial etitización de la vida pú-
blica y la lectura axiológica, buena para algunos, de la constitución que de ello
se desprendería, frente a la deontológica, justa para todos, que Habermas de-
fiende, en consonancia con Ackerman y Ely.
El paradigma discursivo-procedimental recoge el contenido normativo
de la soberanía popular procedimentalizada que las revoluciones democráti-
co-radicales proyectan para la sociedad c o n t e m p o r á n e a , p o n i e n d o de presente
la cooriginalidad del derecho y la política a partir de u n principio discursivo
171]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
[72]
MARCO DE REFERENCIA
[73]
Introducción
JORGE IVÁN RODRÍGUEZ"
ESTE LIBRO BUSCA DAR UNA MIRADA global a la filosofía política francesa con-
temporánea, abordando el tema desde cuatro perspectivas diferentes: los an-
tecedentes, el sujeto, la sociedad y el Estado.
La primera parte tiene por objetivo brindar un conocimiento general de
los antecedentes inmediatos de la filosofía política francesa contemporánea.
Por esta razón se centra en el estudio de dos autores de los años cincuenta:
Michel Foucault y Gilíes Deleuze.
De Deleuze y Foucault a nuestros tiempos han ocurrido nuevos fenóme-
nos sociales y políticos (proceso de globalización, caída del bloque soviéti-
co, la unión de Europa, etc.). Entender las propuestas de estos autores es
entender algunos de los procesos que desencadenaron estos eventos, evitan-
do caer en el anacronismo que impide asimilar la dinámica que domina nues-
tra sociedad actual.
Durante el periodo de posguerra de la Segunda Guerra Mundial, Francia
estuvo dirigida por gobiernos conservadores. A pesar de que la economía fran-
cesa se encontraba en pleno crecimiento, en mayo de 1968 surgió la revolución
estudiantil que dio paso a una generación de intelectuales que rechazaban la
Ilustración, y en especial el humanismo derivado de esta, ya que pensaban que
sólo representaba los intereses de una clase social, la burguesa. Surgió una nueva
corriente de filosofía política que no se encontraba adscrita ni al marxismo, ni
al liberalismo.
Esta nueva corriente filosófica se destacó por dar paso a la expresión más
radical y visible de los movimientos sociales y de protesta que atravesaron Oc-
cidente, ya que no funcionó como un metadiscurso, alejado de la realidad, sino
como el compañero de las demandas realizadas por los trabajadores.
Foucault y Deleuze hacen parte de este contexto, fueron intelectuales mi-
litantes que desdeñaron del sistema democrático.
[75]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
[76]
INTRODUCCIÓN
[77]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
y los derechos sociales o derechos crédito, que buscan reducir la diferencia en-
tre los diversos sectores de la sociedad.
Los posrepublicanos toman la distinción entre las dos clases de derechos,
presentando un tercer tipo de derechos: derechos participación, donde las le-
yes cobran importancia en la medida en que sean legitimadas por un proce-
so de diálogo político intersubjetivo; es decir, los derechos son parte
fundamental de la construcción democrática. La noción de Estado se encuen-
tra vinculada con la noción de participación directa; los derechos humanos
se garantizan en la medida en que se cumpla el proceso de deliberación que
lleve a la toma de decisiones.
La existencia de diálogo efectivo al interior de las comunidades garanti-
za su participación en el Estado para asegurar su propia felicidad. Es así como
los ciudadanos se encuentran comprometidos políticamente, ya que este
compromiso constituye la concepción misma de ciudadano. En consecuen-
cia, ser ciudadano no es solamente votar, tener derecho a la salud y a la edu-
cación, sino participar en la conformación del Estado. La construcción de una
sociedad de libertad participativa republicana se encuentra supeditada a los
procesos de comunicación.
Para Jean Marc Ferry, inscrito de manera paralela en la discusión del mar-
xismo analítico, la posibilidad de brindar los procesos de participación a los
miembros de una comunidad se encuentra estrechamente ligada a la posibili-
dad de tener condiciones de vida decentes, tener suficiente instrucción, tener
tiempo libre para participar en la vida pública, donde el trabajo deja de ser un
ideal ciudadano para convertirse en un proceso de agotamiento. Al no existir
condiciones económicas aceptables al interior de una comunidad se limita la
participación y la interacción social. Ferry propone dar a todos los ciudada-
nos una renta básica que se constituya en parte esencial de derechos y obliga-
ciones, que contribuya a incrementar los niveles de calidad de vida, para así
constituir una nueva forma de integración social acorde con los valores repu-
blicanos, que permita incrementar los niveles de comunicación y participación
al interior de las comunidades.
[78]
PARTE I
Contexto y crítica al
posestructuralismo francés
CAPITULO I
Foucault y Deleuze,
reseña política de sus obras
HJALMAR FREDD NEWMARK D.*
Introducción
NADIE PUEDE DECIR QUE LA HISTORIA NO ha tenido influencia en su trabajo.
Y menos si ha vivido en Francia. A este país se le ha denominado la eterna Francia
o país de proverbial riqueza; en fin, de una u otra manera, ha gozado de repu-
tación en Europa, y en el orbe, hasta antes de que Estados Unidos fuera consi-
derado como una potencia mundial. Se puede decir que en Francia se acuñaron
el término romántico Ilustración y el término Revolución. Sobre estos términos
se han desarrollado las ciencias sociales de lo que hoy se denomina moderni-
dad. Pero al parecer su desarrollo fue irreflexivo, se creyó que lo que se había
logrado cambiaría el rumbo de la civilización para dejar atrás todo tipo de
arcaísmos y entrar en una fase de desarrollo que ya no tenía cómo volver atrás.
Después de un periodo de ingenuidad, en el que se sumió la conciencia de
los intelectuales (sólo agitada por mentes consideradas discordantes), decidi-
damente desilusionados de lo conseguido, se iniciaron periodos de guerra que
amenazaron con desarticular la eterna Francia. Pero, por el contrario, Fran-
cia salió extrañamente fortalecida. En el primer conflicto que involucró a la
mayoría de los países del mundo, la Primera Guerra Mundial, Francia perdió
un 17% de su población activa, es decir, todos los hombres en edad de luchar;
su territorio fue invadido y su economía perdió el apogeo con el que había ini-
ciado el siglo XX. Después de Versalles, no existía un solo francés que no desea-
se olvidar la guerra y que no tuviese miedo de una Alemania que se convirtió
en la bestia negra de la eterna Francia. La política de la posguerra estaba diri-
gida no sólo a la reconstrucción sino también a evitar que se repitiera esta san-
1
"Cuando el 18 de junio de 1940 se trasladó a Londres y afirmó que con
él la 'Francia libre' continuaría luchando contra Alemania, Charles de
Gaulle estaba cometiendo un acto de rebeldía contra el gobierno legítimo
de Francia, que había decidido constitucionalmente poner fin a la guerra y
que, muy probablemente, contaba con el apoyo de la gran mayoría de los
franceses cuando tomó esa decisión... Si Alemania hubiera ganado la
guerra, su gobierno le habría tratado como a un traidor". Eric Hobsbawn,
Historia del siglo XX, Barcelona: Grijalbo Mondadori, 1998, p. 151.
FOUCAULT Y DELEUZE,
R E S E Ñ A P O L Í T I C A DE SUS O B R A S
[83]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
1) Considerar el castigo como una función social compleja; 2) Analizar los mé-
todos punitivos como técnicas específicas del campo más general de los demás
procedimientos de poder. Adoptar en cuanto a los castigos la perspectiva de la
táctica política; 3) Situar la tecnología del poder en el principio tanto de la
humanización de la penalidad como del conocimiento del hombre; y, 4) Exa-
minar si la entrada del alma en la escena de la justicia penal, y con ella, la inser-
ción de todo un "saber científico", no será el efecto de una transformación en
la manera en que el cuerpo está investido por relaciones de poder. En suma, tra-
tar de estudiar la metamorfosis de los métodos punitivos a partir de una tec-
nología política del cuerpo donde pudiera leerse una historia común de las
relaciones de poder y de las relaciones de objeto. De suerte que por el análisis
de la benignidad penal como técnica de poder, pudiera comprenderse a la vez
cómo el hombre, el alma, el individuo normal o anormal han venido a doblar
el crimen como objeto de la intervención penal, y cómo un modo específico de
sujeción ha podido dar nacimiento al hombre como objeto de saber para un
discurso con estatuto científico3.
3
Michel Foucault, Vigilar y castigar, 27 a . Ed., México: Siglo XXI
Editores, 1997.
[8 4 ]
FOUCAULT Y DELEUZE,
RESEÑA POLÍTICA DE SUS OBRAS
cuerpo necesita una nueva tecnología fundada sobre la única base de buscar el
mayor aprovechamiento de éste:
El hombre del que se nos habla y que se nos invita a liberar es ya en sí el efecto
de un sometimiento mucho más profundo que él mismo. Un alma lo habilita
y lo conduce a la existencia, que es una pieza en el dominio que el poder ejerce
sobre el cuerpo. El alma, efecto e instrumento de una anatomía política; el alma,
prisión del cuerpo5.
A
Ibid,pp. 33, 34y 35.
5
Ibid,p. 35.
86
FOUCAULT Y DELEUZE,
R E S E Ñ A P O L Í T I C A D E SUS O B R A S
6
Ibid, p. 92.
7
Ibid,p. 127.
"Ibid,ppA35,\36.
[87]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
los condenados, un nuevo saber que surge de las experiencias sobre la masa de
detenidos, una forma de imposición que no tiene voz, ni del lado que la ciñe ni
del lado que la soporta, la solución final al problema del desorden. A este nue-
vo saber se le denominó disciplina:
En resumen puede decirse que la disciplina fabrica a partir de los cuerpos que
controla cuatro tipos de individualidad, o más bien una individualidad que está
dotada de cuatro características: es celular (por el juego de la distribución es-
pacial), es orgánica (por el cifrado de las actividades), es genética (por la acu-
mulación del tiempo), es combinatoria (por la composición de fuerzas). Y para
ellas utiliza cuatro grandes técnicas: construye cuadros; prescribe maniobras;
impone ejercicios; en fin, para garantizar la combinación de fuerzas, dispone
"tácticas". La táctica, arte de construir, con los cuerpos localizados, las activi-
dades dosificadas y las aptitudes formadas, unos aparatos donde el producto
de las fuerzas diversas se encuentra aumentado por su combinación calcula-
da, es sin duda la forma más elevada de la práctica disciplinaria10.
Este nuevo poder se conoce por la manera en que involucra cada uno de
sus elementos en el interior de la sociedad, hace que cada uno de ellos sea parte
esencial del accionar constante de la máquina social, especificando y sobre todo
9
Ibid, p. 142.
10
Ibid,p. 172.
[88]
FOUCAULT Y DELEUZE,
RESEÑA POLÍTICA DE SUS OBRAS
11
Ibid, p. 175.
12
Michel Foucault, La verdad y las formas jurídicas, Valencia: Gedisa,
1998, p. 100.
13
Michel Foucault, Vigilar y castigar, op. cit., p. 198.
[89]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
Las condiciones que le deparan a los detenidos liberados, los condenan fatal-
mente a la reincidencia: porque están bajo la vigilancia de la policía; porque tie-
nen asignada o prohibida la residencia en determinados lugar o lugares; porque
no salen de la prisión sino con un pasaporte que deben mostrar en todos los
sitios adonde van y que menciona la condena que han cumplido. El quebran-
tamiento del destierro, la imposibilidad de encontrar trabajo y la vagancia son
los factores más frecuentes de la reincidencia14.
l4
/tej',p.272.
[90]
FOUCAULT Y DELEUZE,
R E S E Ñ A P O L Í T I C A DE SUS O B R A S
una forma que está condenada al fracaso desde siempre pero que sirve perfec-
tamente a la misión que la sociedad le ha encomendado:
Sería preciso entonces suponer que la prisión, y de una manera más general los
castigos, no están destinados a suprimir las infracciones; sino más bien a dis-
tinguirlas, a distribuirlas a utilizarlas; que tienden no tanto a volver dóciles a
quienes están dispuestos a trasgredir las leyes, sino que tienden a organizar la
trasgresión de las leyes en una táctica general de sometimientos. La penalidad
sería entonces una manera de administrar los ilegalismos, de trazar límites de
tolerancia, de dar cierto campo de libertad a algunos, y hacer prisión sobre
otros, de excluir a una parte y hacer útil a otra; de neutralizar a éstos, de sacar
provecho de aquéllos. En suma, la penalidad no "reprimiría" pura y simplemen-
te los ilegalismos; los "diferenciaría", aseguraría su "economía" general. Y si se
puede hablar de una justicia de clase no es sólo porque la ley misma o la ma-
nera de aplicarla sirvan los intereses de una clase, es porque toda la gestión di-
ferencial de los ilegalismos por la mediación de la penalidad forma parte de
esos mecanismos de dominación. Hay que reintegrar los castigos legales a su
lugar dentro de una estrategia legal de los ilegalismos. El "fracaso" de la prisión
puede comprenderse sin duda a partir de ahí15.
5
Ibid, p. 278.
I9i|
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
l6
7teí, p. 308.
[92]
FOUCAULT Y DELEUZE,
R E S E Ñ A P O L Í T I C A DE SUS O B R A S
17
Michel Foucault, El pensamiento del afuera, 3 a . Ed., Valencia: Pre-
Textos, 1993, p. 46.
1931
EL POSESTflC/CTC/iiALJSMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
Durante mucho tiempo se creyó que el lenguaje era dueño del tiempo, que ser-
vía tanto como vínculo futuro en la palabra dada que como memoria y rela-
to; se creyó que era profecía o historia; se creyó también que su soberanía tenía
el poder de hacer aparecer al cuerpo visible y eterno de la verdad; se creyó que
su esencia se encontraba en la forma de las palabras o en el soplo que las hacía
vibrar. Pero no es más que rumor informe y fluido, su fuerza está en su disi-
mulo; por eso es una sola y misma cosa con la erosión del tiempo; es olvido
sin profundidad y vacío transparente de la espera18.
m
Ibid,p.77.
[94]
FOUCAULT Y DELEUZE,
R E S E Ñ A P O L Í T I C A DE SUS O B R A S
Acción, pura y simple, que una vez que ha sucedido desaparece en cuan-
to aparece; ese es el lenguaje. Acción pura, que se debe olvidar, para volver a ini-
ciar el círculo interminable de preguntas y contrapreguntas sin respuesta, sin
conclusión; en resumen, dejar ser al lenguaje, en su propio ser y no añadirle
nada más para que pueda desaparecer y ser olvidado en el mismo instante en
que aparece.
1951
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
la palabra. Pero es que ahora las descripciones son mucho más potentes que
los discursos, por más racionales y seductores19 que sean; estos ya no pene-
tran en las masas de inconformes. Se ha dejado de creer en lo político del
poder y eso es una herejía para la mayoría de los que ingenuamente preten-
den defender la razón de lo político. Lo que ha muerto no es el poder, sino
lo político: y empieza a despedir un aroma a caño que todo lo impregna.
Esa es la nueva política, intenta deshacerse del hedor que expele pero sólo
para expeler uno más fuerte, el de la muerte. Eso es lo que le molesta a los
detractores de Foucault 20 .
19
A Baudrillard le conviene revisar la obra de Humberto Maturana
para darse cuenta de la similitud de sus formulaciones antes de criticar sin
reflexionar. Humberto Maturana, La realidad: ¿objetiva o construida? Vol.
II. Fundamentos biológicos del conocimiento, Barcelona: Universidad
Iberoamericana /Iteso/Anthropos, 1996, pp. 34 y ss., especialmente p. 37.
20
Nos detenemos aquí, ya que la labor es reseñar la labor intelectual de
Foucault y no sus actuales resultados.
21
Jacques Lacan, "Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el
inconsciente freudiano," en Escritos, México: Siglo XXI editores, 1985.
22
Gregory Bateson, Steps to an ecology of mind, Northvale, New Jersey:
Jason Aronson Inc., 1987.
[96]
FOUCAULT Y DELEUZE,
R E S E Ñ A P O L Í T I C A DE SUS O B R A S
23
Gilíes Deleuze et Félix Guattari, LAnti-Oedipe. Paris: Les Editions de
Minuit, 1972. (En español. El antiedipo. Capitalismo y esquizofrenia
(traductor Francisco Monge), Barcelona: Barral Editores, 1974).
24
Gilíes Deleuze et Félix Guattari, Milleplateaux (capitalisme et
schizophrénie), Paris: Les Editions de Minuit, 1980. (En español, Mil
mesetas traductor José Vásquez Pérez con la colaboración de Umbelina
Larraceleta), Valencia: Editorial Pre-Textos, 1988).
25
Edgar Morin, El método 1. La naturaleza de la naturaleza, Madrid:
Cátedra, 1981.
26
Rene Thom, Estabilidad estructural y morfogénesis. Ensayo de una
teoría general de los modelos, Barcelona: Gedisa. 1987.
27
Michel Serres, El nacimiento de la física en el texto de Lucrecio.
Caudales y turbulencias. Valencia: Pre-Textos, 1994.
[97]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
Gregory Bateson (el título del libro es sacado de un término acuñado en Steps
to an ecology ofmind2i).
Si existe un hilo conductor entre los dos textos, es el concepto de
Double Bind (acuñado también por Bateson), que señala una situación en
la cual, no importa qué haga una persona, no puede ganar (no puede esca-
par, sería más ajustado a la realidad). Los ingredientes necesarios para que
esta situación de doble vínculo se dé, son: 1) dos o más personas donde una
de ellas es la víctima; 2) una experiencia repetitiva (un primer mandato) que
se estructura como estructura habitual; 3) un contexto de aprendizaje ba-
sado en el castigo más que en el contexto de buscar recompensas; 4) un se-
gundo mandato que entra en conflicto con el primero, pero sin utilizar
palabras (por ejemplo, posturas, gestos, tono de voz, etc.). Un elemento del
segundo mandato choca con uno del primer mandato (verbalización de lo
anterior: no vea esto como un castigo, no me vea como un agente de casti-
go; 5) el escape de la situación es imposible; 6) finalmente, ninguno de los
elementos es necesario cuando la víctima los ha interiorizado como una es-
tructura29. Deleuze y Guattari ven en este concepto una línea de fuga, tan-
to para la teoría psicoanalítica, como para la economía política, ya que éste
plantea una situación, donde el contexto que rodea al sujeto opera de tal
manera que condiciona sus acciones hasta el punto en que éste ya no es due-
ño de las mismas, en una palabra, ha perdido todo control de sí mismo y
encuentra inútil revelarse ante tal situación. La crítica a esta situación de
la sociedad es llevada a cabo desde el marxismo30, y aquí hay que tener en
cuenta que la teoría marxista hace una diferencia primordial entre infra-
estructura y estructura, donde la primera se refiere a la producción (eco-
nómica) como tal, y la segunda a lo que sostiene esta producción, es decir,
al régimen sobre el que se ha montado esta producción.
28
Gregory Bateson, "Toward a Theory of Schizophrenia", en Steps to an
ecology of mind, Northvale, New Jersey: Tason Aronson Inc., 1987, pp. 201-
227.
29
7fo¿íí,pp.206a208.
30
Para una visión de la teoría marxista desde la teoría de sistemas ver:
Piotr Sztompka, Sistem and Function. Toward a theory of society, New
York: Academic Press, 1974.
[98]
FOUCAULT Y DELEUZE,
R E S E Ñ A P O L Í T I C A DE SUS O B R A S
2.1. El antiedipo
¡Nos han robado la historia! ¿Quién nos ha robado la historia? ¿Acaso al-
guna vez fue nuestra historia? O sólo es la Historia, la oficial, la única. Lo que
se nos ofrece en esta obra es una oportunidad para recuperar no sólo la histo-
ria, sino, en primer lugar, a nosotros mismos. La crítica al psicoanálisis, em-
prendida desde su interior por Jacques Lacan, socavó sus bases, pero no logró
derribar el monolito. Fue Lacan quien nos advirtió sobre los peligros de entre-
3
'Nietzsche, Federico, Genealogía de la moral, Medellín: Editorial
Bedout, 1975.
1991
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
gamos a una ciencia que prescribiera nuestra forma de pensar y fue Foucault
quien nos advirtió sobre cómo nos estaban robando nuestra historia; pero nin-
guno de los dos logró remontar el peñasco. Con Deleuze y Guattari encontra-
mos el nombre de ese peñasco: Edipo, y somos tanto tú, como yo, es el peligro
de entregar nuestros deseos a otros que no seamos nosotros mismos. En cada
uno de nosotros existen los dos polos, el reaccionario y el revolucionario,
pero, ¿depende de nosotros cuál prevalecerá? Al parecer, sí, pero nos encon-
tramos ante la disyuntiva de cuál es el mejor camino a recorrer, ¿el neuróti-
co-paranoico o el esquizofrénico? Aquí nos dedicaremos a reseñar los cuatro
paralogismos del psicoanálisis, un nuevo estatuto para la práctica psiquiá-
trica: el esquizoanálisis y cómo Edipo se encuentra presente en todas las for-
maciones sociales.
El siglo XX ha sido especialmente fecundo en críticas a la epistemología
(Popper y Kuhn, para nombrar tan sólo a los más conocidos), pero pocos lo-
gran pasar esta etapa de crítica y diseñar un nuevo programa. Esta labor ha-
bía sido encomendada a la filosofía desde los primeros tiempos, pero, en el
curso de la historia, la filosofía enturbió su curso. Uno de los propósitos de
Deleuze y Guattari es devolverle esa tarea a lafilosofía32,y en El antiedipo esa
labor es llevada a cabo como recuento crítico histórico, como la búsqueda de
espacios afines con otras ciencias y sobre todo como forma para detectar erro-
res que se hayan cometido contra el hombre en el desarrollo histórico de la cien-
cias, porque las ciencias también pueden cometer errores, no hay que olvidar
que el científico también (y en primer lugar) es un hombre. Esta labor es mu-
cho más agradable que la de decidir los destinos o prescribir morales; ahora,
si al criticar la epistemología se encuentran nuevas formas de actuar, acaso de
manera revolucionaria, ¿esa sería una consecuencia benéfica, pero no deseada?
Para Deleuze y Guattari, esta debería ser una consecuencia de todo diseño
epistemológico, resultado de la crítica.
El hombre está en la mira de las ciencias tanto al nivel físico como psíqui-
co. Cada una de estas tiene un estatuto propio y le sirve para justificar su actuar
como científico. Pero al lado de estas ciencias existen otras que se nutren de es-
tos conocimientos, y es ahí donde surge el peligro, recordemos la frenología,
que se daba el lujo de caracterizar al hombre dependiendo del tamaño y con-
32
Guilles Deleuze y Félix Guattari, ¿Qué es la filosofía?, Barcelona:
Anagrama, 1993.
100
FOUCAULT Y DELEUZE,
R E S E Ñ A P O L Í T I C A DE SUS O B R A S
torno de su cabeza. Una vez se hayan superado estas etapas grises, ¿podría de-
cirse que se puede respirar con más tranquilidad? Se puede decir que sí, pero
sólo en la medida que tales ciencias encuentren formas de mejorar su
cientificidad y de ahí la importancia de la epistemología. El psicoanálisis se ha
desarrollado sobre una epistemología que no ha respetado a quienes le sirve,
no al psicoanalista por cierto, sino al paciente. Pero, el psicoanálisis no es del
todo responsable; la sociedad y el mismo hombre también tiene su parte en ello
y esta es la única forma de verlo. No para señalar culpables, aunque así se haga,
sino para corregir sus errores. Por cierto, una ley, cualquiera sea, no puede li-
diar con la contingencia, y por tanto, no puede con el futuro, que parece ser un
campo especialmente sensible a la ciencia.
Deleuze y Guattari no son los primeros en iniciar una crítica contra el
psicoanálisis, ya se había m e n c i o n a d o a Lacan y no debe olvidarse la
antipsiquiatría, pero estos intentos nunca tuvieron en cuenta a las víctimas
de sus errores. Un psicoanalista, él mismo no puede ser paciente, no por-
que no se pueda enfermar, sino porque no se puede dar cuenta de que su
cura es parte del mal, por lo que también pueden ser blancos de estas críti-
cas. Gran parte de El antiedipo se dedica a cuestionar las bases sobre las que
se ha montado el psicoanálisis y a demostrar como éste puede y ha sido uti-
lizado para normalizar al hombre de acuerdo con un estado de cosas que
sólo beneficia a unos pocos. Estos errores epistemológicos son presentados
por Deleuze y Guattari en cinco paralogismos. Un primer paralogismo en
el psicoanálisis es:
el curioso paralogismo que implica un uso trascendente de las síntesis del in-
consciente: pasamos de los objetos parciales al objeto completo separado, de
donde se derivan las personas globales por asignación de carencia [...] la cas-
tración y la edipización engendran una ilusión fundamental que nos hace creer
que la producción deseante real es justicia de formaciones más altas que la in-
tegran, la someten a leyes trascendentes y le sirven a una producción social y
cultural superior: entonces aparece una especie de "desprendimiento" del campo
social con respecto a la producción del deseo, en nombre del cual todas las re-
signaciones están desde un principio justificadas33.
33
Gilíes Deleuze y Félix Guattari, El antiedipo. Capitalismo y
esquizofrenia, op cit., pp. 79-80.
101
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
Para Deleuze y Guattari, las síntesis del inconsciente nada tienen que ver
con un triángulo edípico, en tanto que:
El deseo no carece de nada, no carece de objeto. Es más bien el sujeto quien ca-
rece de deseo, o el deseo quien carece de sujetofijo;no hay más sujeto fijo que
por la represión. El deseo y su objeto forman una unidad: la máquina, en tan-
to que máquina de máquina. El deseo es máquina, el objeto del deseo es toda-
vía máquina conectada, de tal modo que el producto es tomado del producir,
y que algo se desprende del producir hacia el producto, que va dar un resto al
sujeto nómada y vagabundo. El ser objetivo del deseo es lo Real en sí mismo34.
(...)
El único sujeto es el propio deseo sobre el cuerpo sin órganos, en tanto que má-
quina objetos parciales yflujos,extrayendo y cortando unos con otros, pasando
de un cuerpo a otro, según conexiones y apropiaciones que cada vez destru-
yen la unidad facticia de un yo posesor o propietario (sexualidad anedípica)35.
M
Ibid.,p. 34.
35
¡btd.,p. 78.
36
7bíd.,p.85.
102
FOUCAULT Y DELEUZE,
R E S E Ñ A P O L Í T I C A DE SUS O B R A S
c a . , pp. 85,86.
38 Ibid.,p. 107.
39
ídem.
40
Ibid., p. 125.
41
Ibid., p. 126.
[103]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
a
Ibid.,pp. 133,134.
43
Ibid., p. 135.
44
John McLeish, "El psicoanálisis: Estructura de la personalidad,
política y cambio social", en La teoría del cambio social. Cuatro perspectivas,
México D. E: Fondo de Cultura Económica, 1984, pp. 66 a 106,
especialmente 80 y 81.
[104]
FOUCAULT Y DELEUZE,
R E S E Ñ A P O L Í T I C A DE SUS O B R A S
En resumen, Taylor diseña una teoría donde el motor del cambio so-
cial es la personalidad creada para el niño en el medio de su crianza y para
el periodo de tiempo analizado: "La razón de la aceptación de las costum-
bres de la clase media por la sociedad en general se encuentra en su creciente
dominio de las palancas de poder" 47 . Un análisis histórico fundado en la teo-
ría psicoanalítica de Freud no difiere mucho de las teoría que él mismo cri-
tica. Taylor no pone en duda ninguna de las razones que Freud utiliza en
sus desarrollos teóricos y su análisis se limita a señalar causas distintas para
45
Ibid, p. 84.
46
/Wd,pp.94y95.
47
Ibid, p. 106.
[105]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
48
Gilíes Deleuze y Félix Guattari, El antiedipo. Capitalismo y
esquizofrenia, op. cit., p. 306.
106
FOUCAULT Y DELEUZE,
R E S E Ñ A P O L Í T I C A DE SUS O B R A S
Estas tres tareas del esquizoanálisis dan como resultado cuatro tesis. La
primera: "Toda catexis es social y de cualquier modo conduce a un campo so-
[107]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
cial histórico"53; la segunda: "Se deberá distinguir en las catexis sociales, la catexis
libidinal inconsciente de grupo o de deseo y la catexis de clase o de interés"54; la
tercera: "Las catexis libidinales del campo social priman sobre la catexis fami-
liar. La relación con lo no-familiar siempre es primera, bajo la forma de la sexua-
lidad de campo en la producción social y del sexo no humano en la producción
deseante" 55 ; y la cuarta: "Existe una distinción entre los dos polos de la catexis
libidinal social, el polo paranoico, reaccionario, fascista, y el polo esquizoide
revolucionario" 56 .
El principal logro del esquizoanálisis es haber recuperado el polo revolu-
cionario en la historia;
53
/tói,p.352.
54
Ibid, p. 354.
55
Ibid,p. 367.
%
ibtd,p. 377.
57
Ibid,pp. 313,314.
108
FOUCAULT Y DELEUZE,
R E S E Ñ A P O L Í T I C A DE SUS O B R A S
bre una matriz mítica (límite imaginario) y el desplazamiento del límite que
frecuenta todas las sociedades, lo representado desplazado que desfigura lo que
todas las sociedades temen absolutamente como su más profundo negativo, a
saber, los flujos descodificados del deseo (Edipo es este límite desplazado). Pero
nos hacen una advertencia:
Con esto no decimos que este límite universal edípico esté "ocupado", estraté-
gicamente ocupado, en todas las formaciones sociales. Debemos tomar en todo
su sentido la observación de Kardiner: un hindú o un esquimal pueden soñar
Edipo sin estar por ello sometidos al complejo, sin "tener el complejo". Para que
Edipo sea ocupado son indispensables un cierto número de condiciones: es
preciso que el campo de producción y de reproducción sociales se haga inde-
pendiente de la reproducción familiar, es decir, de la máquina territorial que
declina alianzas y filiaciones; es preciso que en favor de esta independencia los
fragmentos de cadena separables se conviertan en un objeto separado trascen-
dente que aplaste su polivocidad; es preciso que el objeto separado (falo) rea-
lice una especie de pliegue; de aplicación o de proyección, proyección del campo
social definido como conjunto de partida sobre el campo familiar, ahora defi-
nido como conjunto de llegada, e instaure una red de relaciones bi-unívocas
entre ambos. Para que Edipo sea ocupado no basta con que sea un límite o un
representado desplazado en el sistema de la representación, es preciso que emi-
gre al seno de este sistema y que él mismo vaya a ocupar el lugar del represen-
tante del deseo. Estas condiciones inseparables de los paralogismos del
inconsciente, son realizadas en la formación capitalista38.
f
Ibid,pp. 182,183,184 (negrilla fuera de texto).
[109]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
frenta a esa situación desde afuera, puesto que de ella vive y encuentra en ella a
la vez su condición y su materia, y la impone con toda su violencia. Su produc-
ción y su represión soberanas no pueden ejercerse más que a este precio. El ca-
pitalismo nace, en efecto, del encuentro entre dos clases de flujos, flujos
descodificados de producción bajo la forma del capital-dinero, flujos
descodificados del trabajo bajo la forma del "trabajador libre". Además, al con-
trario que las máquinas sociales precedentes, la máquina capitalista es incapaz
de proporcionar un código que cubra el conjunto del campo social. La propia
idea de código la sustituye en el dinero por una axiomática de las cantidades
abstractas que siempre llega más lejos en el movimiento de desterritorialización
del socius. El capitalismo tiende hacia un umbral de descodificación, que des-
hace el socius en provecho de un cuerpo sin órganos y que, sobre este cuerpo,
libera losflujosdel deseo en un campo desterritorializado59.
59
Ibid, p. 19.
60
Ibid,p. 70.
ÍIIO]
FOUCAULT Y DELEUZE,
R E S E Ñ A P O L Í T I C A DE SUS O B R A S
61
Ibid, pp. 243,244.
62
Ibid, pp. 351,352.
111
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
to junto a Edipo, y que sólo cree en imágenes; sino el poblador de los desier-
tos, de los espacios lisos, en oposición a los espacios estriados propios del
Estado. Ese nómada sería el poblador de la máquina de guerra, último es-
pacio de exterioridad, último devenir-proceso del sujeto. En este capítulo
nos dedicaremos a examinar axiomas, proposiciones y problemas propues-
tos en los capítulos 12 y 13 de la obra, para descubrir lo que Deleuze y
Guattari nos proponen en política. Estos capítulos cuentan con XIV pro-
posiciones, III axiomas y III problemas. Antes de presentar nuestra visión
de la obra es preciso aclarar en qué sentido nos referimos a proposiciones,
axiomas y problemas. Las proposiciones son una forma de ver la historia,
una propuesta histórica. Los axiomas pertenecen a la máquina capitalista
como socius moderno:
(...)
63
Ibid, p. 146. En igual sentido, también puede encontrarse en las pp. 40,
182 a 184, 243 a 244, 259 a 261, 268 a 270, 313 a 314, 349 y 377. La relación
entre una y otra obra es, como lo expresan Deleuze y Guattari, una sola
obra que consta de dos tomos, por eso en Mil mesetas no se encuentran
notas de pie de página que hagan mención a El antiedipo.
M
Gilíes Deleuze y Félix Guattari, Mil mesetas, op. cit., p. 466.
112
FOUCAULT Y DELEUZE,
RESEÑA POLÍTICA DE SUS OBRAS
65 r
j toí.p.374.
' Ibid. p. 162.
'Ibid.p.163.
' ídem.
1113J
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
ción de una ciencia menor o nómada, (p. II) ¿Existe un medio de sustraer el pen-
samiento al modelo de Estado? (P. IV) La exterioridad de la máquina de gue-
rra es confirmada finalmente por la noología. (a. II) La máquina de guerra es
una invención de los nómadas (en la medida en que es exterior al aparato de
Estado y distinta de la institución militar). Como tal, la máquina de guerra nó-
mada tiene tres aspectos, un aspecto espedal-geográfico, un espacio aritméti-
co o algebraico y un aspecto afectivo. (P. V) La existencia nómada efectúa
necesariamente las condiciones de la máquina de guerra en el espacio. (P. VI)
La existencia nómada implica necesariamente los elementos numéricos de una
máquina de guerra. (P. VII) La existencia nómada tiene por afectos las armas
de una máquina de guerra, (p. III) ¿Cómo los nómadas inventan o encuentran
sus armas? (P. VIII) La metalurgia constituye de por sí un flujo que converge ne-
cesariamente por el nomadismo, (a. III) La máquina de guerra nómada es como
la forma de expresión, de la que la metalurgia itinerante sería la forma de con-
tenido correlativa. (P. IX) La guerra no tiene necesariamente por objeto la ba-
talla, y sobre todo la máquina de guerra no tiene necesariamente por objeto la
guerra, aunque la guerra y la batalla puedan derivar de ella necesariamente
(bajo ciertas circunstancias). (Aquí empieza el Capítulo 13). (P. X) El Estado
y sus polos. (P. XI) ¿Qué es primero? (P. XII) Captura. (P. XIII) El Estado y sus
formas. (R XIV) Axiomática y situación actual.
Esta descripción nos muestra la formación de la máquina capitalista des-
crita por sus axiomas, con sus propias proposiciones y con las pocas objecio-
nes que una ciencia menor puede hacer al presentar sus problemas. Así, al
comienzo existe un Estado que es interior y una máquina de guerra siempre ex-
terior. Una ciencia real opuesta a una ciencia menor. Un hombre de Estado y
un nómada. Sólo dos polos; otra vez dos polos. ¿Parece que se repite la fórmu-
la de El antiedipo7. Pero esta obra presenta una variación de una importancia
capital: el Estado se apropia de la máquina de guerra, pero, como sabe de su
potencial revolucionario, la organiza y forma un ejército, la institucionaliza-
ción de la guerra. ¿Esto significa que la máquina de guerra desaparece? Y, con
ella, ¿deja de existir el polo revolucionario?
Por el contrario, la máquina de guerra continúa siendo exterior, ahora
sí exterior, y los polos continúan, pero ahora sólo pertenecen al Estado. Se in-
augura una nueva época con nuevos axiomas, una nueva historia donde si-
guen existiendo hombres de Estado y nómadas, pero los primeros cada vez
con más poder y los otros sin poder alguno. Pero el nómada no lo necesita,
el nómada sigue siendo el hombre de la guerra, el representante del desierto y
[H4]
FOUCAULT Y DELEUZE,
R E S E Ñ A P O L Í T I C A DE S U S O B R A S
69
" 'Entre' significa que el espacio liso está controlado por esos dos lados
que lo limitan, que se oponen a su desarrollo y le asignan, en la medida de
lo posible, un papel de comunicación, pero también, por el contrario, que
se vuelve contra ellos", Ibid, p. 388. "Entre las cosas no designa una relación
localizable que va de la una a la otra y recíprocamente, sino una dirección
perpendicular, un movimiento transversal que arrastra a la una y a la otra,
arroyo sin principio ni fin que socava las dos orillas y adquiere velocidad
en el medio", Ibid, p. 29.
70
7índ,pp.389,390.
l"5l
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
ven a surgir obreros que no creen en el trabajo, pero que son adyacentes a una
máquina de trabajo a recrear, de resistencia activa y de liberación tecnológica.
No resucitan viejos mitos o figuras arcaicas, son la nueva figura de un
agenciamiento transhistórico (ni histórico, ni eterno, sino intempestivo): el
guerrero nómada y el obrero ambulante71.
la máquina de guerra tiene por objeto la guerra, y forma una línea de destruc-
ción prolongable hasta los límites del universo. Pues bien, bajo todos los as-
pectos que adquiere aquí, guerra limitada, guerra total, organización mundial,
no representa en modo alguno la supuesta esencia de la máquina de guerra, sino
únicamente, cualquiera sea la potencia, el conjunto de las condiciones bajo las
cuales los Estados se apropian de esa máquina, sin perjuicio de proyectarla fi-
nalmente como el horizonte del mundo, o el orden dominante del que los Es-
tados ya no son más que partes72.
En oposición directa a este primer polo, todo lo que queda fuera repre-
senta ahora el segundo polo: "diríamos que es el de la esencia, cuando la má-
quina de guerra, con 'cantidades' infinitamente inferiores, tiene por objeto,
no la guerra, sino el trazado de una línea de fuga creadora, la composición
de un espacio liso y el movimiento de los hombres en ese espacio. Según ese
otro polo, la máquina encuentra la guerra, pero como su objetivo sintético
y suplementario, así pues, dirigido contra el Estado, y contra la axiomática
mundial expresada por los Estados73.
Pero, las relaciones entre estos dos polos no son de ninguna manera cau-
sales, porque el primero de los polos de esta máquina capitalista mundial, re-
71
Ibid. p. 405.
71
Ibid. p. 421.
73
7fe¡d.pp.421y422.
FOUCAULT Y DELEUZE,
R E S E Ñ A P O L Í T I C A DE SUS O B R A S
(...)
74
Esta idea es desarrollo (distinto del tema "virus" que plantean Deleuze
y Guattari en la p. 469) de un texto de Michel Serres. Pero también
podemos encontrar ejemplos en autores como Heinz von Foerster, quien
tiene un relato sobre unos camellos que es un ejemplo perfecto de la
aplicación de este tipo de fenómenos que, en últimas, hacen referencia a la
realidad como un elemento indispensable para romper con las lógicas
bivalentes.
15
Ibid.pA37.
[117]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
En los Estados modernos, estos dos polos han recibido los nombres de
totalitarismo y socialdemocracia. El primero, cuando se tiende a disminuir
el número de axiomas: "El polo del Estado 'totalitarismo' encarna esta ten-
dencia a restringir el número de axiomas, y opera por promoción exclusiva
del sector externo, recurso a los capitales extranjeros, desarrollo de una in-
dustria orientada hacia la exportación de materiales brutos o alimentarios,
hundimiento del mercado interior" 78 . Socialdemocracia, cuando se tiende a
aumentar el número de axiomas: "Se podría definir un polo de Estado muy
general, 'socialdemocracia', por esa tendencia a la adjunción, a la invención
de axiomas, en relación con dominios de inversión y fuentes de beneficio: no
es un problema de libertad o de coerción, de centralismo o de descentraliza-
ción, sino de cómo se controlan los flujos. En este caso se les controla multi-
plicando los axiomas directores" 79 .
Esta tendencia de sustracción y adjunción de los límites del capitalismo
por medio de la axiomática tiene por objeto saturar el sistema que en el polo
totalitario se ve en la tendencia a estrechar los límites del capitalismo y el polo
socialdemócrata en la tendencia a su desplazamiento 80 . Antes que creer que fren-
te al modo de producción capitalista existe también un único modelo de Esta-
do, Deleuze y Guattari proponen una regla general que define en parte la
relación de la axiomática con los Estados:
76
Ibid. p. 463.
77
Ibid. p. 465.
78
Ibid. p. 467.
79
Ibid. p. 466.
80
Ibid. p. 467.
lie
FOUCAULT Y DELEUZE,
R E S E Ñ A P O L Í T I C A DE SUS O B R A S
Pero nos advierten que esta clasificación en nada tiene que ver con los dos
polos, sino sólo con la forma-Estado. Por otro lado, la axiomática capitalista
no sólo transforma el objeto de la máquina de guerra, al ser apropiada por el
aparato de Estado, sino que ahora es la máquina capitalista la que se apropia
del Estado e invierte también su objeto, al determinarse como el sustento de
una paz de la que ella misma es origen y fin. De igual manera invierte la identi-
ficación del enemigo, lo hace un enemigo determinado, que puede ser individuo,
grupo, clase, pueblo, acontecimiento, mundo"2, según se necesite.
La bipolaridad centro-periferia encuentra a su vez que en el centro se re-
pite la diferencia, es decir, encontramos periferias (sures) en el centro, donde
el problema no puede ser resuelto por integración sino que los Estados utilizan
sus viejas estrategias: "La tendencia totalitaria a abandonar los axiomas del
empleo, y la tendencia socialdemócrata a multiplicar los status, pueden aquí
combinarse, pero para efectuar siempre las rupturas de clase. Razón de más
para que se acentúe la oposición entre la axiomática y los flujos que ella no lo-
gra dominar" 83 . Esta oposición es lo que Deleuze y Guattari denominan pro-
posiciones indecidibles84, en tanto que la axiomática codifica los flujos, esta ya
no es capaz de retener los que se generan por esta, es decir, cada vez que genera
nuevos axiomas, los flujos tienden a liberarse de nuevo.
Hemos dejado al final lo que creemos es la propuesta de un verdadero es-
tatuto político de la diferencia. Su extensión y precisión en el texto no son real-
mente los mejores, ya que es, como él mismo, un devenir diferente para cada
caso particular pero que se puede resumir en tres puntos: el primero sería el pro-
blema, en el sentido expuesto por Deleuze y Guattari, que suscita el concepto
de mayoría en tanto que axioma; el segundo sería la división en dos conjuntos
o polos: el primero, el de los numerables, incluso infinitos, que pertenecen a la
81
Ibid. p. 469.
82
Ibid. p. 470.
83
Ibid. pp. 472-473.
84
Para una revisión de la epistemología de las proposiciones
indecidibles, ver Henri Atlan, Con razón o sin ella, Barcelona: Tusquets,
1991, pp. 174 a 180.
11191
EL POSESTKL'CTUJÍALÍSMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
85
Ibid., p. 47 A.
86
Economía y sociedad (Wirtschaft und Gesellschaft) ya es lo
suficientemente abarcante como para demorarse toda una carrera
universitaria para lograr comprenderla por completo.
87
Philip S. Gorski, "Un nuevo examen de ética protestante: Revolución
disciplinaria y formación del Estado en Holanda y Prusia" en Alfonso
Pizza (comp.), Carlos Mosquera O. y Alberto Henao (trad). Alrededor de
Max Weber, Santafé de Bogotá: Universidad Nacional de Colombia,
Facultad de Ciencias Humanas, 1996, pp. 9 a 64.
120
FOUCAULT Y DELEUZE,
R E S E Ñ A P O L Í T I C A DE SUS O B R A S
(...)
w
Ibid., p. 12.
89
Ibid., p. 18.
90
Ibid.,p. 49.
91
Todas estas ideas se encuentran resumidas en el escrito del profesor
Rubén Jaramillo Vélez, Moralidad y modernidad en Colombia, Bogotá:
Escuela de Administración Pública, 1998. Especialmente pp. 36 a 38 y al
cual le debo gran parte de la reflexión.
92
Quentin Skinner, Los fundamentos del pensamiento político moderno II.
La Reforma. México: Fondo de Cultura Económica, 1986.
121
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
hace mención repetida de cómo a los precursores del luteranismo (entre los
que se cuentan los que predicaban la devotio moderna), con su tesis de ha-
cer abandonar a la Iglesia sus ideales mundanos, les parecía que la posición
de la Iglesia (el Papado y sus cardenales) debería limitarse a la posición de una
Iglesia espiritual.
Pero ni Weber, ni Gorski ven en esta apropiación (del Estado) de la ética
calvinista, el momento en el cual los gobernantes encuentran su arma más mor-
tífera para normalizar y despojar de todo deseo a sus gobernados, como tam-
poco hacen mención del estado de las finanzas de estos príncipes93 y cómo el
apoyo de la población les permitiría hacerse a nuevos capitales. En resumen,
la ética calvinista sí marca un punto clave de esta historia de los Estados, el mo-
mento en el cual los gobernantes encuentran la manera de inculcar en sus go-
bernados una ética estatal y del trabajo, una ética que les permitiría subyugar
a sus gobernados, basada en un beneficio futuro, pero que nunca iba a llegar,
ese bien común indefinido en el tiempo y en el espacio que ha sido el mayor de
los axiomas de los Estados. Este es el punto de inicio del capitalismo y su
axiomática, después de liberar los flujos, de descodificarlos, se los apropia y los
convierte en sus axiomas, de capital y de Estado.
Según el argumento de muchos de los que participan en el debate sobre la
actual situación del subdesarrollo, uno de los problemas que no ha dejado a
estos países integrarse en un capitalismo mundial, es precisamente el hecho de
que en estos no estuvo presente el ascetismo intramundano, es decir, la
interiorización de una ética del deber en oposición a una de una del me toco94.
Pero es mejor decir que se carece de una ética de imposición, es mejor darle paso
a una no-ética, es mejor carecer de axiomas capitalistas, es mejor carecer de ética
para poder desear. En ese sentido es mejor, y es la posibilidad que tenemos los
de la Surperiferia; carecemos de algo que les permite a los gobiernos de los Es-
tados del Norte-centro hacer sujetos dóciles, aptos para la máquina capitalis-
ta; es ese darse cuenta de que esta ética sólo le proporciona esclavos a la
megamáquina, lo que le da la ventaja al Sur. Aquí es donde empieza el desper-
tar del Sur y de los sures del Norte, aquí es de donde parte la reconstrucción de
93
De acuerdo con el profesor Rubén Jaramillo Vélez, el préstamo que la
banca privada les hace a los Hohenzollern marca el inicio de lo que hoy se
conoce como deuda pública.
94
Rubén Jaramillo Vélez, Moralidad y Modernidad en Colombia, op. cit.
122
FOUCAULT Y DELEUZE,
R E S E Ñ A P O L Í T I C A DE SUS O B R A S
la historia del hombre libre, del que no necesita ética, como tampoco el capi-
talismo, es aquí en el Sur. Esta es la ventaja del Sur, el no tener que derrumbar
un axioma más, para empezar a construir un devenir nómada.
Conclusiones
La Ilustración es un proceso que afecta a toda la sociedad europea, hecho
indisputado por la historia, lo que se disputa es ¿qué significa? Tanto Foucault
como Deleuze han dedicado parte de su obra temprana y en especial su obra
política a explicar este fenómeno que, además, da inicio a la Modernidad. La
mayoría de los que se dedican al estudio de las raíces de la Ilustración señalan
como fecha común el siglo XVIII, sin hacer distinción de ninguna clase para
cada una de las sociedades envueltas en este fenómeno, como si Europa fuera
un solo y gran campo indiferenciado.
Pero, es bueno recordar que la Ilustración es un proceso específico de Fran-
cia y que se extendió al resto de las sociedades europeas en diferentes tiempos y
en diferentes ocasiones, es decir, cada sociedad tuvo su detonante y este hecho
autocatalítico fue diferente para cada una. Lo que nos hace reflexionar sobre
este aspecto es que el fenómeno de la Ilustración, siendo un proceso diferente
para cada caso examinado, no puede ser para Francia lo mismo que para Ale-
mania. Lo que sí es igual para todas las sociedades europeas es lo que significa
Ilustración.
De manera genérica se puede entender por Ilustración el proceso de
subjetivación de una sociedad, es decir, la individualización, a todos los nive-
les, de los individuos que pueblan un territorio y que dejan de ser una comu-
nidad para convertirse en una sociedad. Este proceso en Francia efectivamente
ocurre en el siglo XVIII; pero, en Alemania no. En Alemania, ciertamente esto
no es así, y sólo ocurre hasta después de la Segunda Guerra Mundial por un pro-
ceso de imposición llevado a cabo por las potencias triunfadoras, o mejor, por
la finalización de un proceso autodestructivo que había iniciado la sociedad
alemana y que sólo paró con la derrota total y el reinicio de cero.
Esto tiene una importancia capital en el análisis de la obra política de
Foucault y de Deleuze, en razón a, ¿quiénes verdaderamente han influenciado
sus obras políticas? y ¿qué critican de su sociedad? Porque si algo hay de común
en ambos es que dedican sus críticas a los problemas de Francia después de la
Ilustración. Es más, si se intenta dar una definición de lo que es la Ilustración
con respecto a la política, se podría afirmar que precisamente es la pérdida de
todo sentido político tal y como se conoció hasta principios de siglo XVIII y que
[1231
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
es claro, porque se dice, que en Alemania sólo ocurre hasta después de culmi-
nada la Segunda Guerra Mundial.
Nadie dice que no haya una influencia directa de Nietzsche o de
Heiddegger en la obra política de Foucault y de Deleuze; lo que se afirma es que
esta influencia está mediada por la experiencia de dos sociedades bastante dis-
pares en su desarrollo y que sus historias están separadas en el tiempo, cosa
que no debe ser dejada sin analizar. En lo que sí hay una similaridad es en el
espíritu de los autores, es decir que, si hay una afinidad, es de carácter perso-
nal. No nos referimos a que haya que hacerle un análisis psicoanalítico a cada
uno de ellos para hallar sus puntos de encuentro. Basta con estudiar sus
obras, que en su mayoría están dedicadas a analizar la Ilustración y los fenó-
menos conexos, porque si hay algo que les caracterice en su trabajo es la co-
herencia en el desarrollo de los conceptos centrales de sus teorías y la seriedad
con que cada uno expone sus hallazgos. Es ahí donde están los puntos de en-
cuentro de los cuatro autores.
[124]
CAPITULO II
Introducción
LA PARADOJA PUEDE SER ENTENDIDA como una forma congelada, irreso-
luta, de la contradicción, o como la coincidencia indecidible de dos proposi-
ciones inconciliables entre sí. Normalmente, la tarea de la lógica es mostrar el
carácter impropio de su formulación o la posible remisión de la paradoja a la
realidad para su resolución1. Por este procedimiento se pueden deshacer muchas
paradojas falaces, pero también se puede llegar a la conclusión de que se trata
de una formulación irreductible de dos juicios igualmente verdaderos, es de-
cir, que se trata de una verdadera antinomia. Por su parte, la remisión a la rea-
lidad tiene consecuencias imprevisibles. A veces se comprueba que las paradojas
lógicas no tienen carácter de existente en la realidad, pero también se puede lle-
gar a aceptar que existe tal relación entre la realidad y los juicios que se enun-
cian, que no hay otra forma de expresarlo sino en forma paradójica.
En el extremo, se podría intentar mostrar los casos en los que la paradoja
no es tanto un problema del juicio, sino que el juicio mismo expresa una deter-
11251
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
i. El contexto de la discusión
Durante buena parte del siglo XX, el límite de lo decible en el campo de la
filosofía política estuvo ceñido a una oscilación entre los postulados básicos del
marxismo y el liberalismo, esto es, entre cierta teleología igualitaria inscrita en
la evolución estructural de las sociedades, cuyas demandas sólo se podrían sa-
tisfacer, finalmente, en términos de utopía, y un tipo de evolucionismo desigual,
estratificado, circunscrito por variables que sólo son susceptibles de ajuste y
contrastación por las leyes del mercado. En términos políticos, esa oscilación
se expresa en una guerra ideológica entre los defensores de los derechos del pue-
blo, la solidaridad de clase y la liberación colectiva, frente a los defensores de
los derechos individuales y de las instituciones que los garantizan: la propiedad,
la prensa, el mercado libre. Mi hipótesis es que las inconsecuencias, del lado del
[126]
LAS F O R M A S P A R A D Ó J I C A S DEL J U I C I O EN LA
FILOSOFÍA POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
marxismo, y las incoherencias, del lado del liberalismo, han generado una ló-
gica paradójica en la que estas dos grandes corrientes hegemónicas se necesitan
como polos opuestos generados por el capitalismo en el mundo, sea que se tome
la perspectiva del trabajo o del capital.
En relación con la liberación del proletariado, lo que aparece a primera
vista es el fracaso del proyecto marxista a la luz del socialismo real, aunque para
otros este fracaso sea apenas un momento de la utopía que lo impulsa como un
ideal puro que no puede ser denegado históricamente o, por lo menos, no to-
davía. Lo cierto es que esta inconsecuencia práctica ha tenido efectos de verdad
sobre el conjunto de la teoría. El resultado es que, de un lado, los componen-
tes que hacían del marxismo una teoría con pretensiones científicas se han di-
suelto en las ciencias sociales, diseminados en los métodos y los presupuestos
de disciplinas que lo acogen, a costa de la fuerza argumentativa del diagnósti-
co social y de la coherencia que lo caracterizaba como un análisis general del
capitalismo. Al mismo tiempo, aquello que lo define políticamente, sea como
oposición crítica, como revolución o como inyunción de un futuro colectivo,
todo ello parece disolverse sin reclamar para sí, como algo propio, un telos uni-
versal, ni prefigurar el final paradisíaco de la historia. Aún así, la apropiación
parcial del análisis marxista por otras teorías ha terminado por crear en ellas
una exigencia de historicismo y un excedente anticipatorio que parecen
connaturales al método científico, aunque no se sabe si dependen de la volun-
tad, de cierto tipo de organización política, de las contradicciones del capitalis-
mo o de la creencia compartida en cierta expectativa de futuro.
Ahora bien, el escepticismo acerca de lo que puede significar el fin del ca-
pitalismo - y de otras predicciones acerca del fin de la historia, de la filosofía,
del arte-, ha hecho sospechar fuertemente de cualquier indicio apocalíptico en
nuestros juicios. Por esa vía se ha puesto en cuestión, no el núcleo sistemático
del análisis, sino el sentido, la finalidad, los fines implícitos en la teoría de Marx.
El sentido no es ya la inminencia de la revolución. Sin embargo, eso no es óbi-
ce para reconocer en el marxismo el primer discurso político en haber llegado,
igual que el cristianismo como doctrina, a todos los confines de la tierra. El mar-
xismo ha disuelto a escala universal - a veces siguiendo, a veces anticipando, el
proceso de extensión puntual del capital- las nociones de raza, etnia, familia,
para establecer categorías universales como valor, acumulación, capital, fuerza
de trabajo, modo de producción. Acaso el capitalismo tiene aún su sentido
oculto en esa resistencia al marxismo por ser ésta una teoría que persiste en des-
entrañar su verdadera finalidad.
[127]
EL POSESTJÍUCTL'JiAL/SMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
De otra parte, los nuevos saberes, las nuevas técnicas y los nuevos repar-
tos políticos -que agencian la mundialización del mercado, de la comunicación
y del orden jurídico- parecen desbordar el Estado de derecho y la buena con-
ciencia de la democracia parlamentaria. En realidad se trata de un ejercicio de
articulación constante, experimental, entre los límites del capital y la forma
Estado, en las condiciones propias de cada Estado-nación. Dado que el mode-
lo Estado es compartido por los países no capitalistas, poco a poco, a medida
que la capacidad incorporativa de la economía-mundo se va extendiendo a los
antiguos países comunistas, los principios de la propiedad privada, el libre
mercado y la libertad individual se van erigiendo en ideales democráticos a tra-
vés de los cuales se podría tramitar buena parte de los ideales de la antigua uto-
pía marxista. Sin embargo, hay algo en el ideal, según el cual "la historia de la
humanidad conduce a la democracia liberal"2, que no funciona a la hora de ne-
gociar el futuro. Basta mirar el flujo empírico de las desigualdades, las
hambrunas, las guerras, los desarreglos que evidencian el fracaso de la realiza-
ción de ese ideal a través del mercado. En ese sentido, la herencia marxista plan-
tea una crítica radical a la doctrina liberal, a la economía de mercado y al
Estado de bienestar: en realidad, "el mundo está al revés" y es nuestro deber,
igual que Hamlet, volver a ponerlo al derecho o, si se quiere, en Derecho, en fin,
hacer justicia y enderezar el curso del mundo hacia una finalidad donde se vuel-
van a ajustar el tiempo de la historia y los fines de la humanidad3.
Una forma de neutralizar esta crítica es suponer que la deuda externa, la
epidemia de la sobreproducción, los estados de barbarie, no son más que epi-
sodios que indican la imperfección transitoria de las democracias liberales y,
en el caso del Segundo y el Tercer Mundo, los costos de esa transición. Ahora,
insistir en ver esa discusión desde una posición maximalista, típica del marxis-
mo decimonónico, es revivir el lugar vacío de una esperanza que sólo tiene lu-
gar en la memoria inconclusa de la historia. Parece que esta discusión entre modelos
no traduce la heterogeneidad de procesos sociales que surgen de la articulación
experimental entre la forma Estado, las democracias realmente existentes y los
niveles de incorporación posible a la economía del capital -y eso es justamen-
te lo que interesa en una perspectiva latinoamericana.
2
Jacques Derrida, Espectros de Marx, Madrid: Trotta, 1995, p. 66.
3
La deconstrucción de las versiones teóricas y programáticas de esa
crítica nos permitirían filtrar, cribar, discriminar esa herencia entre "los
posibles espíritus de Marx". Ibid., p. 28.
128]
LAS F O R M A S P A R A D Ó J I C A S D E L J U I C I O EN LA
FILOSOFÍA POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
2. Foucault
Indagando en las relaciones del saber y el poder, Foucault ha descubierto
una serie de paradojas que surgen del hecho de que la democratización progre-
siva del poder supone una superproducción correlativa de disciplinas y formas
de control que vinculan el sujeto a las más variadas formas de sujeción. Desde
el siglo XVIII, afirma Foucault, "ha habido un sueño militar de la sociedad; su
referencia fundamental se hallaba no en el estado de naturaleza, sino en los en-
granajes cuidadosamente subordinados de una máquina, no en el contrato pri-
mitivo, sino en las coerciones permanentes, no en los derechos fundamentales,
sino en la educación y formación indefinidamente progresivos, no en la volun-
tad general, sino en la docilidad automática" 5 .
4
Todo este párrafo es una larga paráfrasis de: Jean Baudrillard, La
transparencia del mal, Barcelona: Anagrama, 1991, pp. 10-11.
5
Michel Foucault, Vigilar y castigar, México: Siglo XXI, 1976, p. 173.
1129J
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
6
Ibid., pp. 195.
7
Michel Foucault, "Méthodologie pour la connaissance du monde:
comment se débarraser du marxisme", en Dits et écrits, Paris: Gallimard,
1994, pp. 595-618,
8
A propósito, este es el comentario de Lyotard: "Es eso. Es de nuevo el
Terror. El Terror a nombre de la libertad. Porque desde el momento en que se
hace un uso determinante de la Idea, entonces necesariamente sobreviene el
[130]
LAS F O R M A S P A R A D Ó J I C A S DEL J U I C I O EN LA
FILOSOFÍA POLÍTICA FRANCESA C O N T E M P O R Á N E A
[131]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
pocos, básicamente dos: uno que corresponde a la voluntad como fuerza, ins-
pirado en la filosofía Natural, y otro, de inspiración kantiana, que hace de la
voluntad una cuestión moral. Por lo demás, estas dos tradiciones pertenecen
a un mismo campo de saber que se podría traducir en la siguiente antinomia,
típica de la racionalidad occidental: "No todo se produce sin razón y no todo
se produce siguiendo una causalidad". En términos kantianos, se trata de afir-
mar al mismo tiempo la causalidad de la naturaleza y la causalidad de la liber-
tad. La voluntad colectiva, de origen romántico, natural, estaría ligada a la
tradición popular, pero a partir de la Revolución Francesa, esa misma volun-
tad sirve para refrendar la defensa radical de la libertad individual. Se trata de
experimentar, por primera vez, una libertad deseada conscientemente, que
conjuga equilibradamente la voluntad de saber y la voluntad de poder, el en-
tusiasmo colectivo y la mayoría de edad de un pueblo. Por un momento, pa-
rece como si la fuerza de las ideas regulativas y la potencia de la voluntad se
pudieran corresponder plenamente hacia el futuro. Es, diría Hegel, la apoteosis
de la Razón realizada en el acontecimiento de la Revolución.
El problema, piensa Foucault, es que la voluntad no es algo que pue-
da ser tramitado sólo a través de las revoluciones o que se exprese de for-
ma privilegiada en la lucha por el poder estatal. Tampoco es la simple
representación que los ciudadanos hacen de su propia libertad después de
una deliberación consciente acerca del bien común. La interrelación entre
poder y saber supone una causalidad compleja - q u e sólo es paradójica des-
de el punto de vista estratégico de quien persigue únicamente la voluntad
de poder o de quien supone que puede descifrar el curso del mundo, la se-
rie completa de las causalidades, por su voluntad de saber-, que sugiere una
nueva perspectiva del concepto mismo de voluntad, en la cual, el ideal
kantiano se confronta con los azares y la multiplicidad de factores que con-
curren en la historia. De la misma manera, el determinismo interior de la
conciencia práctica, a partir de la cual Hegel define la voluntad de libertad,
no puede estar predeterminado por una suerte de Estado ideal - q u e fácil-
mente puede desembocar en el fascismo-. Quizás la paradoja del idealismo
alemán se exprese mejor del siguiente modo: "El ideal de la voluntad pone
a los hombres por encima de la naturaleza de su vida gregaria pero la reali-
zación del ideal de la voluntad en la historia es una ilusión trascendental".
En vez de insistir en reinstaurar el ideal de la voluntad, sea por vía norma-
tiva o por vía discursiva, Foucault sugiere analizar las formas concretas del po-
der contemporáneo para ver los modos de realización de ese ideal en el plano
U32
LAS F O R M A S P A R A D Ó J I C A S DEL J U I C I O EN LA
FILOSOFÍA POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
9
La disciplina, afirma Foucault, "no puede identificarse con una
institución o un aparato. Es un tipo de poder que implica todo un
conjunto de instrumentos, de técnicas, de procedimientos, de niveles de
aplicación, de metas; es una 'física o una anatomía' del poder, una
tecnología [que] garantiza una distribución infinitesimal de las relaciones
de poder". Michel Foucault, Vigilar y castigar, op. cit., pp. 218-219.
[133!
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
10
Todas las citas del párrafo corresponden a: Michel Foucault, Vigilar y
castigar, op. cit., p. 226.
[134]
LAS F O R M A S P A R A D Ó J I C A S DEL J U I C I O EN LA
FILOSOFÍA POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
3. Lyotard
Uno de los debates más intensos realizados desde "dentro" del marxis-
mo se puede rastrear en la biografía intelectual de Jean-Francois Lyotard11.
En principio, el debate estaba centrado en la interpretación del curso que
habría adoptado el mundo después de la Segunda Guerra Mundial y en sus
consecuencias para la acción revolucionaria. A su juicio, muchos de los fe-
nómenos de la posguerra contenían efectos que desvirtuaban postulados
fundamentales del marxismo. El primero y más importante, la pertinencia
de seguir analizando el capitalismo moderno en términos de lucha clases.
"A mí me daba la impresión -dice Lyotard- que el discurso denominado
materialismo dialéctico hacía que su referente, la realidad histórica, habla-
ra en el idioma de la lucha de clases"12. Veamos algunos elementos de su ar-
gumentación.
Primero, dada la importancia del saber en la composición del capital
fijo y la emergencia de un nuevo segmento de trabajadores ligados al desa-
rrollo tecnológico, era necesario considerar los efectos políticos de este des-
plazamiento cualitativo de la clase obrera en la composición del capital
variable. Otro punto tenía que ver con la imposibilidad de deducir una cri-
sis definitiva del capitalismo, derivada de la caída del índice de beneficios,
por lo menos no a mediano plazo. Por último, dado que el proletariado de
los países desarrollados participa de los beneficios que resultan de la explo-
tación de los recursos y de la mano de obra de los países menos desarrolla-
dos, consignas como la internacionalización de la lucha obrera o la
transformación del proletariado en la vanguardia de la revolución, pier-
den vigencia y son reemplazadas por reivindicaciones reformistas que ter-
11
Desde 1954 hasta 1966 Lyotard tomó parte de las actividades teóricas
y prácticas del grupo que publicaba la revista Socialismo o Barbarie, junto
con Castoriadis y Pierre Soury, especialmente. En esos años, dice Lyotard,
"ninguna otra cosa, con la excepción del amor, nos pareció digna de
atención". lean Lyotard, Peregrinaciones, Madrid: Cátedra, 1992, p. 75. Las
consecuencias teóricas de su diferendo con el marxismo se pueden rastrear
en: Economie Libidinel (1974), Dispositives pulsionnels (1980), La
condition postmoderne (1979), Le différend (1983) y L'Enthoussiasm: La
critique kantiennne de la histoire (1986). (En todos los casos, excepto el de
Economie Libidinel, hay traducción al español).
U35J
EL POSESrKUCTLLRALZSMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
13
Algo parecido sucede con las relaciones jerárquicas entre el
proletariado, los técnicos y la burocracia política en los países socialistas:
en vez de propiciar la disolución del Estado lo que hacen es reforzarlo.
14
Jean Lyotard, Peregrinaciones, op. cit., p. 86.
,5
itW.,p.90ss.
[136]
LAS F O R M A S P A R A D Ó J I C A S DEL J U I C I O EN LA
FILOSOFÍA POLÍTICA FRANCESA C O N T E M P O R Á N E A
16
Una tragedia, comenta Lyotard, puede ser convertida en una comedia
televisiva o en un panfleto político que explique una situación social, pero
en esa traducción sencillamente deja de ser una tragedia.
11371
EL POSESrjJL'CTL'ÜÁL/SMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
17
En la época de Economía libidinal, Lyotard se dedica a explorar la
escritura como una forma de captar este flujo deseante en su estado
naciente. "Yo ensayaba -dice- a liberar una masa de enunciados apenas
controlados por ellos mismos" y, en cuanto a la relación con el destinatario
se trataba más de "lanzar la botella al mar" que de establecer si los lectores
lo habían comprendido o no. Jean Lyotard et lean Thébaut, Au juste, op.
cit., pp. 13 ss.
18
Hay un texto completo dedicado a esta exploración de la frontera
entre arte, epistemología y psicoanálisis: Jean-Francois Lyotard, Discurso,
figura. Barcelona: Gustavo Gili, 1999.
[138]
LAS F O R M A S P A R A D Ó J I C A S DEL J U I C I O EN LA
FILOSOFÍA POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
Dios Pab Tummatt llamó a esa tierra Abya Yala / para nosotros es el continen-
te que llamamos América / esa es la tierra que tuvo un proceso de madurez /
un proceso que llegó a su término / a una culminación de ver y querer a sus hi-
jos / Los viejos nos dicen que la madre naturaleza / tiene ocho tipos de leche /
19
Jean Lyotard et Jean Thébaut, Au juste, op. cit., pp. 36 ss.
20
Para un desarrollo más amplio de las aplicaciones de Lyotard a la
lectura de la Conquista, ver: Adolfo Chaparro, "Las causas de la justa
guerra", en Les archives de l'ambiguité, 1.1, Paris: L'Harmattan, 2000, cap. 2.
11391
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
para amamantar a todos los seres vivos / no sólo al hombre / sino que alimenta
a todo ser que se arrastra / que vive / que respira. / Por eso el kuna llama Nues-
tra Madre Tierra / y por eso la queremos / y por eso la vamos a defender21.
21
El relato completo se encuentra en: Abadio Creen, "Interpretación
Kuna de la llegada de los españoles a nuestro territorio".
[140 J
LAS F O R M A S P A R A D Ó J I C A S DEL J U I C I O EN LA
FILOSOFÍA POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
22
Jacques Derrida, Fuerza de ley, Madrid: Tecnos, 1997, pp. 40 ss.
23
Por ello, su sola presencia como pueblo pulveriza la lógica que sirve de
soporte conceptual a las teorías modernas del interés general de la
humanidad. Según estas teorías podría ser considerada como justa
cualquier expropiación que transforme a las razas incompetentes (de
naciones salvajes o países subdesarrollados) y las ponga a disposición del
capitalismo planetario. Pero no sabemos, no hay consenso sobre esto, si
en premio o en castigo. En cualquier caso, se trata de ocupar todo
territorio que se considere insuficientemente inventariado y/o
ineficazmente explotado.
IH1J
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
24
Jean Lyotard et Jean Thébaut, Au juste, op. cit., p.102.
25
En el plano del lenguaje, la paradoja implica neutralizar el destinatario
de la enunciación, como única forma de "hacer sensible el hecho que
prescribe u obliga". Jean Lyotard et Jean Thébaut, op. cit., p. 137.
1142J
LAS F O R M A S P A R A D Ó J I C A S DEL J U I C I O EN LA
FILOSOFÍA POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
4. Deleuze
Todo indica que el leit-motiv de la preocupación de Deleuze por la para-
doja es plantear una nueva relación entre la lógica y la filosofía. Sabemos que
muchas de las figuras del sinsentido tienden a identificarse con formas despro-
vistas de significación que terminan por constituir paradojas lógicas. Pues bien,
a partir de la Lógica del sentido (1968), Deleuze se dedica a develar la paradoja
como una zona de relación entre el sentido y el sinsentido que, en principio,
debería estar presente en cualquierfilosofía27.La estrategia de Deleuze es abor-
26
Jean Lyotard et Jean Thébaut, au juste, op. cit., p. 92.
27
Para dar contenido al sinsentido, Deleuze escoge ejemplos
paradigmáticos de la historia de la filosofía; el simulacro en Platón, lo
imperceptible en los estoicos, el engaño en Descartes, el mundo de lo
vivido, de carácter presubjetivo, en Husserl. De otra parte, introduce
autores como Artaud, Klossowski, Joyce, Carroll, que ofrecen paisajes
U43J
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
[144]
LAS F O R M A S P A R A D Ó J I C A S DEL J U I C I O EN LA
FILOSOFÍA POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
U45J
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
origen, a cambio, plantea una "idealidad cerebral" que sería la génesis de los
primeros Estados, localizados arqueológicamente en Siria y Mesopotamia.
La hipótesis sustitutiva plantea, entonces, el surgimiento de un Estado
adulto, que habría nacido de "golpe", con sus propiedades esenciales31. A pesar
del sinsentido que entraña la hipótesis, los datos parecen confirmarla. En efec-
to, en estos imperios el Estado no sólo cuenta con todos los medios de apropia-
ción del excedente: de tierra, de trabajo, de flujo monetario, sino que posee ya
un "medio de interioridad, es decir, una unidad de composición" que perma-
necerá como un rasgo constitutivo del Estado a lo largo de su desarrollo his-
tórico 32 . Pues bien, si asumimos la paradoja de un Estado que nace adulto, al
cual no podemos asignar una causa precisa ni remitir a un determinado pro-
ceso evolutivo, no es difícil señalar otras paradojas que se derivan de aquí. La
más evidente es que, al caracterizar este Estado Arcaico por unas ciertas fun-
ciones públicas, al instante surge la pregunta de "¿Cómo unas funciones públi-
cas podrían preexistir al Estado que implican?"33.
Tratando de responder por otra vía, el proceso de instalación de las ins-
tituciones a través de la colonización de América muestra la disociación de
este proceso con la existencia de un Estado excéntrico y de un Rey Ausente. La
Independencia intenta revertir esta excentricidad asumiendo una nueva fun-
dación política y jurídica del Estado y bucando un nuevo partner de comer-
cio exterior, pero el fantasma del Estado imperial sigue pesando por la
continuidad de las instituciones coloniales y de las jerarquías sociales hereda-
das como parte de un saber/poder que nunca fue clausurado ni reformado
sustancialmente. "El Estado nace de un golpe y el Estado está en continuo pro-
ceso de formación", son los polos de la paradoja que nos concierne a la hora de
reconstruir la genealogía de los Estado-nación en el Tercer Mundo.
No es este el lugar para explayarse acerca del concepto de máquina social,
así que vamos a mostrar sólo los aspectos que están en conexión con el proble-
ma de la génesis de Estado y, en particular, lo que concierne al devenir de las
31
El Estado, afirman Deleuze y Guattari, "no es primitivo, es origen o
abstracción, es la esencia abstracta originaria que no se confunde con el
comienzo". Gilíes Deleuze y Félix Guattari, El antiedipo, Barcelona: Paidós,
1985, pp. 235 ss.
12
Gilíes Deleuze y Félix Guattari, Mil mesetas, Valencia: Pre-textos,
1988, p. 435
[l 4 6]
LAS F O R M A S P A R A D Ó J I C A S DEL J U I C I O EN LA
FILOSOFÍA POLÍTICA FRANCESA C O N T E M P O R Á N E A
34
A esta tipología corresponden muchas de las sociedades
precolombinas en el momento de la Conquista.
35
Al analizar las diversas formaciones sociales de la antigua América;
Imperios, cacicazgos, máquinas territoriales, podríamos establecer una
secuencia de esta gradación, para ver sus modificaciones en el tiempo,
respecto de los sucesivos procesos de colonización. Hoy, desde luego, los
procesos de colonización son internos y en muchos casos están agenciados
por los Estados-nación, pero con el pretexto de la inclusión. Es lo que, en
Colombia, se conoce como la polémica sobre la presencia/ausencia del
Estado en los Llanos y en la Selva tropical, donde habitan la mayor parte
de las etnias aborígenes y las comunidades afroamericanas.
36
A mi juicio, frente a la asimilación, su alternativa es, sencillamente, la
resistencia o la desaparición. No la evolución. En el mejor de los casos,
cuando estas poblaciones se vuelven campesinas, esto es, cuando el campo
se crea como una función claramente organizada desde la Ciudad-Estado
central, ya no hablaremos más de máquinas territoriales sino de la
organización mercantil de productos agrícolas que surten la demanda
urbana.
[1471
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
Deleuze para mostrar el fracaso del evolucionismo como teoría explicativa, sea
de inspiración marxista, antropológica o liberal. En este sentido, resulta per-
tinente la perspectiva que han asumido Deleuze y Guattari, siguiendo las inves-
tigaciones de Pierre Clastres, a partir de la pregunta por los mecanismos que,
en las sociedades sin Estado, conjuran determinadas formas de cristalización
del poder social y económico que conducirían a la forma Estado.
La cuestión es cómo se puede conjurar algo que todavía no existe en su
horizonte más que como virtualidad. La respuesta seguramente es complemen-
taria a la del enigma del Estado que nace adulto. En ambos casos, nuestro es-
quema conceptual elude la pregunta con una respuesta anticipada. Por eso, la
insistencia en el patrón evolucionista no deja de producir proposiciones que
responden a nuestros hábitos mentales y a la teleología estatal, pero que no ter-
minan de ajustarse teóricamente a la existencia real de esa heterogeneidad de
procesos de subjetivación y de formas de coherencia interna de las máquinas
sociales. Esta simultaneidad paradójica de la omnipresencia homogeneizadora
del Estado y de la persistencia con que las máquinas territoriales han atrave-
sado la historia -sin que en ellas se desarrollen, como algo necesario, las ten-
dencias que desde adentro las podrían impulsar a la formación de Estado- no
encierra ninguna contradicción lógica si aceptamos que "en las sociedades pri-
mitivas hay tantas tendencias que buscan el Estado, tantos vectores que traba-
jan en dirección del Estado, como movimientos en el Estado o fuera de él, que
tienden a separarse de él, a defenderse de él, o bien hacerlo evolucionar, o ya
abolirlo: todo coexiste en constante interacción"37.
En vez de un desarrollo evolutivo habría que pensar más bien en dos on-
das, dos movimientos inversos: de los primitivos "anteriores" al Estado y del Es-
tado "posterior" a los primitivos, como si las dos ondas -que aparentemente
se excluyen o se suceden- "se desarrollasen simultáneamente en un campo
molecular micrológico, micropolítico" 38 . En ese movimiento, el margen de
sinsentido que genera esta formulación paradójica del tiempo social, simple-
mente indica nuestra dificultad para crear conceptos que expresen esta multi-
plicidad ontológica de las máquinas sociales bajo la modalidad de la
simultaneidad. Lo que en términos lógicos resulta inaceptable, parece ser una
condición de fenómenos que tradicionalmente la teoría política o económica
37
Gilíes Deleuze y Félix Guattari, Mil mesetas, op. cit., p. 438.
38
Ibid., p. 440.
[l 4 8]
LAS F O R M A S P A R A D Ó J I C A S DEL J U I C I O EN LA
FILOSOFÍA POLÍTICA FRANCESA C O N T E M P O R Á N E A
U49)
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
decir que las diversas formas de violencia son concomitantes, pero cada una
está definida por un espacio de interioridad o de exterioridad, sin transiciones:
cuando la máquina de guerra es apropiada por el Estado deja de existir como
tal, de la misma manera que es inconcebible un ejército operando por fuera del
control y los designios de un Estado.
A veces la topología de estas dos formas de violencia coinciden con su dis-
tribución en un determinado territorio. En nuestro caso, por ejemplo, podría-
mos hablar de la pervivenda de las máquinas de guerra desde la Colonia hasta
nuestros días en los territorios selváticos, en una lucha constante con los ejér-
citos, sean españoles o republicanos, que se despliegan desde las grandes ciuda-
des ubicadas en las cordilleras. Pero el asunto se vuelve más interesante cuando
descubrimos que esa exterioridad de las máquinas de guerra escapa a una de-
finición territorial, incluso a la definición misma de la máquina de guerra en
términos militares (definición que le cabe más bien al ejército en tanto que tie-
ne como objetivo primordial la seguridad y la defensa del Estado), para exten-
der la noción de máquina de guerra a movimientos científicos, artísticos,
políticos, que escapan a la interioridad centralizada de las formas de domina-
ción del Estado.
Lo que podemos concluir es que, en Deleuze, la paradoja lógica tiende a
resolverse por vía ontológica, de modo que el pensamiento anclado a la refe-
rencia del objeto, a la preeminencia de lo Uno o a la teleología evolucionista,
se ve fuertemente contrastado por la exploración de la virtualidad efectiva de
las idealidades cerebrales y su poder de causación (v. gr. el Estado arcaico), por
la afirmación ontológica de lo múltiple (sean máquinas sociales, regímenes de
lenguaje o formas de violencia) y por una cierta topología de la simultaneidad
en la que coinciden estas multiplicidades.
5. Derrida
Derrida es el primer filósofo que ha incorporado la paradoja como par-
te "sistemática" de su método de investigación y que ha derivado de ella los más
extraños recursos retóricos que le dan brillo y, no pocas veces, un tono hermé-
tico a su escritura. Intentemos abordar la paradoja a nivel metódico, entendi-
da como el eje problematizante de la deconstrucción. Una forma fácil de
describir la deconstrucción es asociarla con procedimientos hermenéuticos de
la más variada estirpe: reconstrucción histórica de los conceptos, ascesis
anamnésica de la huella, genealogías del sentido y toda clase de
contemporaneizaciones etimológicas. Este es, vamos a decir, el componente
U50J
LAS F O R M A S P A R A D Ó J I C A S DEL J U I C I O EN LA
FILOSOFÍA POLÍTICA FRANCESA C O N T E M P O R Á N E A
40
Jacques Derrida, Fuerza de ley, Madrid: Tecnos, 1997, p.47.
41
Este recorrido va desde la gramatología hasta Glas, pasando por los
artículos compilados en español bajo los títulos de La escritura y la
diferencia y Márgenes de lafilosofía.Excepto Glas (Paris: Denoel/Gonthier,
1981), todos los textos están traducidos al español.
42
Jacques Derrida, Las huellas de Roland Barthes, Madrid: Taurus,
1998, p. 50.
43
La mayoría de ellos terminan por encadenarse unos con otros, en el
interior de la différance, el término creado por Derrida para indicar el
carácter siempre diferido, en cierto sentido inacabable, de la remisión que
las diferencias operan entre sí al interior del lenguaje.
115L
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
suplemento tiene el valor obvio de lo que se añade pero también de lo que sus-
tituye a algo que falta. El himen, tomado de Mallarmé, indica al mismo tiem-
po la separación que protege la virginidad y aquello que fija la condición del
matrimonio. En fin, el pharmakon, que quiere decir remedio y veneno, bien y
mal, de donde Derrida deriva toda una política de la escritura.] Siempre tie-
nen una especie de valor doble, o mejor, un valor indecidible.
A partir de los años noventa la investigación de Derrida da un viraje os-
tensible hacia temas poco usuales de la filosofía política, en un intento por re-
plantear la problemática del sujeto y de la justicia, siguiendo esta dinámica
indecidible en la construcción de los conceptos 44 . El campo abierto es prolífi-
co, así que vamos a tomar un caso ejemplar. En parte porque responde al de-
bate sobre la justicia en el medio anglosajón -se trata de una ponencia
presentada a la Cardozo Law School de New Cork en 198943-, en parte porque
conecta de manera inesperada a Derrida con la Teoría Crítica -el texto esta ins-
pirado en un artículo de Benjamin 46 - Fuerza de ley se ha constituido en un pa-
radigma de la aplicación de la deconstrucción a la filosofía del derecho. La
paradoja que sirve de eje argumental al texto retoma la pregunta de Benjamin
por la legitimidad de la violencia que comporta el Estado de derecho para ga-
rantizar el cumplimiento de la ley y la justicia. En otras palabras, el derecho,
todo derecho, sólo es posible si tiene el respaldo de la fuerza que lo pueda lle-
var a su cumplimiento pero, a su vez, por definición, el derecho sería esa ins-
tancia donde la violencia debe ser declinada para hacer de todo litigio un
proceso a resolver en el marco de la ley. A lo largo de la historia, las más diver-
sas sociedades parecen haber cumplido con este postulado paradójico, que exi-
ge el despliegue de una fuerza anterior, como garante de un orden jurídico que
promete, justamente, armonizar las relaciones sociales sin recurrir al ejercicio
44
Desde luego, este es un esquema engañoso, que presenta su trabajo de
forma demasiado lineal, ignorando las protensiones y la
retroproyecciones que le dan coherencia al conjunto de su obra, pero
esperamos sea útil en los límites de este ensayo.
4
- El texto de la conferencia "Deconstruction and the possibility of
Justice" fue publicado originalmente en la Cardozo Law Review, vol II, 5-6,
1990. En lo que sigue, me ciño a la traducción al español: Jacques Derrida,
Fuerza de ley, op. cit.
46
Walter Benjamín, Para una crítica de la violencia, Madrid:
Taurus, 1991.
[152]
LAS F O R M A S P A R A D Ó J I C A S DEL J U I C I O EN LA
FILOSOFÍA POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
7
Jacques Derrida, Fuerza de Ley, op. cit., p. 50.
3
Ibid., p. 45.
11531
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
49
Ibid., p. 55.
50
Por eso mismo hace crisis la axiomática de los principios que pudiera
justificar los conceptos de responsabilidad, conciencia, intencionalidad, en
los que se fundamenta el discurso jurídico actual respecto del sujeto de
derecho. En ese sentido, todo encadenamiento teórico fundado en el
decisionismo del individuo libre, está fuertemente erosionado.
51
Jacques Derrida, Fuerza de ley, op. cit., p. 66.
11541
LAS F O R M A S P A R A D Ó J I C A S DEL J U I C I O EN LA
FILOSOFÍA POLÍTICA FRANCESA C O N T E M P O R Á N E A
52
Ver, especialmente, Jacques Derrida, "Política y perdón" en Adolfo
Chaparro, Cultura política y perdón. Bogotá: Universidad del Rosario,
2001.
U55I
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
[156]
LAS F O R M A S P A R A D Ó J I C A S DEL J U I C I O EN LA
FILOSOFÍA POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
Conclusiones
Para concluir, una pequeña reflexión en el contexto del conflicto colom-
biano. En este caso, la aporia se puede traducir como una relación indisociable
entre el perdón y la venganza. Dado el grado de impunidad jurídica, económica
y política que los caracteriza, la venganza se ha convertido en un expediente de
realización de la justicia. La inoperancia del Estado de derecho y su conniven-
cia con la impunidad, ha hecho que incluso el mismo Estado entre en esa diná-
mica de la venganza, perdiendo la neutralidad. Por eso, la práctica del perdón
parece inalcanzable y su invocación como instrumento político pone inmedia-
tamente en evidencia otra serie de imposibilidades: la de reconocer al otro, la
de tramitar el castigo por la vía del Estado, la de confiar en los procesos guia-
dos por los políticos, la de compartir un archivo de la memoria que haga jus-
ticia a las diferentes víctimas como si realmente formaran parte de una misma
nación. En fin, lo que pone en evidencia esta imposibilidad del perdón es la cir-
cunstancia de una guerra civil, más o menos explícita, poco importa, en la que
la guerra como fin: (i) se superpone a cualquier otra finalidad, (ii) utiliza a la
sociedad como un medio y (iii) termina por desdibujar la práctica de lo polí-
tico en la estigmatización maniquea del enemigo53.
La paradoja es que, siendo la guerra una de las formas más intensas de ex-
presión de lo político, su persistencia ha llevado a una despolitización de la ex-
presión ciudadana, delegando en los guerreros y sus voceros el privilegio del
debate público. A medida que se cierran los espacios políticos, con el pretexto
de acabar con la politiquería y la demagogia de "lo social", se va afianzando la
tesis de que para fundar - p o r enésima vez- un "verdadero" Estado de derecho,
es prioritario garantizar la seguridad nacional. En ese sentido podríamos re-
conocer en la historia de Colombia varios momentos en los que el conflicto y
la guerra -aniquilamiento de los pijaos en 1608 y consolidación del Imperio
español en la Nueva Granada, guerras de Independencia y creación de la Re-
pública, la Constitución de 1886 como colofón de las guerras civiles del siglo
XIX, Violencia de los años cincuenta y Frente Nacional- han precedido las di-
53
En efecto, no se trata de definir "objetivamente" un enemigo externo
-otro Estado, por ejemplo-, sino que se trata de un estado de guerra
interna, "subjetiva", en la que yo no puedo identificarme a mí mismo con el
otro, con el hermano, con el próximo, más que en una relación de
confrontación a muerte. En lo que sigue retomo la lectura que Derrida
hace de Schmitt en Políticas de la amistad, Madrid: Trotta, 1998.
[157]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
14
Ya hemos insistido en esa violencia anterior que funda el Estado de
derecho, pero en vez de reforzar la tesis, habría que matizarla. Me explico: a
medida que se consolidan las naciones modernas, esa violencia tiende a
hacerse imperceptible. Con esa salvedad, podríamos aceptar la tesis de que
en Colombia la violencia es una condición para su consolidación como
Estado y como nación. La pertinencia de este análisis en una perspectiva de
privatización del Estado y de economía global, merece un ensayo aparte.
[158]
LAS F O R M A S P A R A D Ó J I C A S DEL J U I C I O EN LA
FILOSOFÍA POLÍTICA FRANCESA C O N T E M P O R Á N E A
a esa lógica de la negatividad, la única tesis que puede esgrimir el Estado es que
sólo es legítimo hacer la guerra para que no haya más guerra. Aunque una fór-
mula como esta resulta injustificable a nivel ético y jurídico, pone en primer
plano el componente decisional -si se quiere, dictatorial- que autoriza al Es-
tado a desbordar los principios que defiende.
En términos de Habermas, diríamos que nuestro conflicto expresa el trán-
sito hacia la modernidad, de modo que los recursos al poder constituyente -ya
sean populares o dictatoriales- donde se expresa el deseo de Estado de la nación,
deben dar paso a un Estado de derecho constituido normativamente, siguien-
do el modelo de las democracias modernas. La hipótesis completa afirma, ade-
más, que el núcleo del conflicto, propio de los Estados poscoloniales, radica en
la oposición entre el ethnos y el demos, entre el arraigo en la identidad nacio-
nal, con todos sus arcaísmos, y la realización de una sociedad abstracta, defi-
nida como una "comunidad republicana que garantiza los derechos civiles de
las minorías dentro de una cultura mayoritaria dominante por razones histó-
ricas"55. Los Estados republicanos tendrían una responsabilidad derivada de su
autocomprensión ético-política, pero también de la eficacia para manejar el
mercado y de la eficiencia del poder administrativo.
No creemos que un modelo de democracia resuelva aporías que están
enraizadas en la historia, pero es evidente que el propósito habermasiano de
superar lo étnico, haciéndolo pasar por el filtro de una instancia universal, aun
en el caso de que esa instancia fuese debatida públicamente, sólo es posible al
precio de revalorar todo lo que en la herencia hay de lengua, de cultura, de raza,
de religión. Superar críticamente esta herencia es, efectivamente, encontrar la
salida a lo que ahora se plantearía como una contradicción entre modernidad
y premodernidad, pero también se corre el riesgo de "botar al bebé con la ba-
ñera", esto es, ignorar lo que en los procesos de subjetivación de las diferentes
culturas tiende a constituir sujetos de derecho comunitario y colectivo.
Así, lo que Habermas plantea como un proceso evolutivo -inevitable, y
que él sugiere se consolide a través del debate y no por la violencia, también in-
evitable-, sería más acertado presentarlo como un estado de coexistencia don-
de conviven, al mismo tiempo, la herencia, la voluntad popular, el destino de
un pueblo, el poder constituyente, y, por otro, el contrato, la universalidad del
35
Jürgen Habermas, la inclusión del otro, Barcelona: Paidós, 1999,
p. 124.
[159!
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
derecho individual, el debate racional y la pureza del deber ser y del derecho.
Por ahora, y como un eco de esta pregunta sobre la mutación de lo político y
sobre el sentido de comunidad política -que excede lo puramente teórico o
programático-, resulta importante remarcar la paradoja que afirma, desde la
modernidad, la desconfianza frente a todo sentido de pertenencia, a todo ar-
caísmo, al tiempo que reconocemos la estructura y la experiencia de la perte-
nencia y del compartir comunitario. Aquí está en juego no sólo lo que arrastra
el pertenecer como propiedad, sino también, como afirma Derrida, "la reli-
gión, la familia, la etnia, la nación, la patria, el país, el Estado, la humanidad
misma, el amor y la amistad, la querencia, pública o privada"56. La experien-
cia del individuo contemporáneo pasa por este desarraigo y esta inquietud: ha
logrado autoafirmarse como sujeto universal, autónomo y libre, al tiempo que
reelabora de mil maneras su reconocimiento en estas figuras y en estas experien-
cias de la pertenencia. De ahí la urgencia de una filosofía política que descifre
este aluvión de aporías que se han activado en la condición posmoderna de los
Estados poscoloniales.
Finalmente, nos preguntamos con Derrida: "¿Qué pasa en el mundo para
que en adelante se pueda hablar así? ¿Para que uno se sienta obligado a hablar
justamente, y de una manera tan paradójica o aporética, tan imposible, de co-
munidad, de derecho, de igualdad, de república y de democracia?"57. Mi impre-
sión es que, al menos para nosotros, la respuesta está en el enunciado "ganar la
guerra", con todo lo que eso implica en la continua génesis de Estado y en la ge-
nealogía del enemigo interior. A su vez, el enunciado recuerda que el ser ene-
migo no viene de afuera, sino que señala al próximo, al hermano, y por tanto
sigue siendo una pregunta sobre nosotros mismos. Hasta tanto no se reconozca
en todas sus dimensiones esa hostilidad en nuestra relación consigo mismo en
el otro, todo discurso sobre la paz o sobre el Estado de derecho seguirá siendo
asunto de los gobernantes y de los guerreros, y no de los ciudadanos todos in-
volucrados en la guerra. La pregunta que surge es si la política, la relación pro-
piamente política, es reductible a la relación del individuo con el Estado, o si
más bien no es, en su constitución originaria, "cosa de los hermanos" 58 .
56
Jacques Derrida, Políticas de la amistad, Madrid: Trotta, 1998,
pp. 98-99.
57
Ibid., p. 100.
51
Ibid., p. 190.
[160]
CAPITULO III
Introducción
SIN LUGAR A DUDAS, UNO DE LOS FENÓMENOS polítÍCO-SOCÍaleS qUC m a r -
có la segunda mitad del siglo XX fue la rebelión estudiantil de Mayo del 68 fran-
cés, pues la revolución cultural que este momento trajo aparejada dejó una
herencia a la que las generaciones posteriores deben mucho. Mayo del 68 fue
central en cuanto constituyó la expresión más radical y visible de una serie de
movimientos sociales y protestas que atravesaron a Occidente. Para Europa,
Estados Unidos y América Latina este fue un periodo muy convulso y proble-
mático, del que todavía se guarda un fuerte recuerdo.
La evolución política y social que siguió a la revuelta de Mayo puede di-
vidirse en dos bandos: un movimiento de respuesta al espíritu y las enseñan-
zas de Mayo del 68, como la reactivación económica de corte neoliberal
propuesta por los gobiernos de Margaret Thatcher y Ronald Reagan; y el otro,
que siempre reivindica Mayo como un punto de referencia para realizar una
crítica a las políticas económicas y sociales de diferentes grupos de intereses
o gobiernos de turno. Así, la influencia de Mayo puede verse en cantidad de
ensayos y planteamientos críticos actuales1, en los idearios y propuestas de di-
[161]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
[162]
LA NUEVA DEMOCRACIA REPUBLICANA:
LA CRÍTICA DEL POSESTRUCTURALISMO FRANCÉS A LOS
SUPUESTOS NIETZSCHEANOS-HEIDEGGERIANOS
telación de autores cercanos al movimiento de Mayo del 68; el texto busca cen-
trarse especialmente en la noción de democracia, una reivindicación perma-
nente de los republicanos frente a los autores que ellos critican. Por otra parte,
actualizar la recepción que en nuestro medio se tiene de los desarrollos que se
hicieron con posterioridad; de Foucault y Deleuze a nuestros tiempos ha ha-
bido una gran cantidad de cambios y evoluciones, se han dado fenómenos so-
ciales y políticos tan sorprendentes e inesperados que no todos pudieron ser
previstos o anticipados.
Autores como Ferry y Renaut plantean un pensamiento desde nuestra ac-
tualidad: la caída del bloque soviético, la unidad europea, el proceso de globa-
lización, etc. Si se quiere lograr una comprensión de los procesos en los que está
inmerso este nuevo mundo y que nos están afectando diariamente es necesario
conocer los nuevos elementos críticos, adecuados para el contexto histórico en
particular. Si esto no se tiene en cuenta se termina cayendo en el anacronismo
que acaba invalidando nuestros esfuerzos. Sin lugar a dudas, el conocimiento
de estos autores (Luc Ferry y Alain Renaut) es importante para poder asimi-
lar la dinámica que domina en esta nueva sociedad, la sociedad globalizada; de
ahí la necesidad de su introducción en un ámbito, que como el colombiano,
pese a estar inmerso en la sociedad globalizada, desconoce sus propuestas.
La hipótesis a demostrar es que la crítica de Luc Ferry y Alain Renaut puede
ser entendida como una reivindicación de la democracia y en general de los
ideales defendidos por la modernidad, frente a la crítica que en su momento
postularon autores como Michel Foucault y Gilíes Deleuze, quienes, debido a
la influencia que reciben de Nietzsche y Heidegger, son críticos de la moderni-
dad y contradictores de la democracia como sistema de gobierno.
Para cumplir con los objetivos, el capítulo será dividido en tres partes. En
un primer momento (1) se hará una breve caracterización del movimiento de
Mayo del 68: sus elementos intelectuales relevantes, su fuerte relación con las
propuestas filosóficas con las que estuvo en contacto (1.1), la importancia que
tuvieron en ella el componente nietzscheano (1.2) y heideggeriano (1.3), con
el objetivo de ilustrar el fuerte componente antimoderno y antidemocrático
que se puede atribuir a dicho movimiento.
En la segunda parte (2) se buscarán los fundamentos filosóficos que están
en la base de los planteamientos de la constelación de autores cercanos al mo-
vimiento de Mayo del 68 -que para efectos del presente trabajo serán nombra-
dos Generación del 6 8 - para lo que se abordará la reconstrucción crítica que
Ferry y Renaut hacen a Nietzsche (2.1) y Heidegger (2.2).
[163]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
La etapa final del trabajo (3) se centrará en la crítica que Ferry y Renaut
realizan a las tesis filosóficas de Foucault (3.1) y Deleuze (3.2), que represen-
tan de manera significativa las posturas antimodernas y antidemocráticas
de la Generación del 68. Finalmente habrá una conclusión donde se sinteti-
zará todo el planteamiento del capítulo y a la luz del cual se examinará la
tesis general.
[164]
LA NUEVA DEMOCRACIA REPUBLICANA:
LA CRÍTICA DEL POSESTRUCTURALISMO FRANCÉS A LOS
SUPUESTOS NIETZSCHEANOS-HEIDEGGERIANOS
estableció, entonces, una lucha de bloques en la cual cada potencia buscaba des-
virtuar y descalificar a su contraparte.
Cada uno de los dos paradigmas políticos se adentró tanto en dicha lucha
que olvidó que lo importante no era ganar esta guerra ideológica, sino cum-
plir las promesas de satisfacción y bienestar hechas a quienes creyeron en sus
respectivos proyectos como alternativas para salir de la crisis provocada por
los cinco años de guerra. Así, a ambos lados de la Cortina de Hierro puede verse
un desencanto por el sistema que dominaba en cada lado. Se pueden apreciar
tanto reivindicaciones de tipo capitalista entre los países del Pacto de Varsovia,
como reclamos por igualdad y seguridad social en los países de Europa occiden-
tal. Debido a la situación geográfica de los fenómenos que se pretenden anali-
zar en este ensayo, no se tomarán como referencia directa los reclamos y
protestas que se generaron al otro lado del Muro de Berlín.
En Francia, con anterioridad a la liberación, surgieron un grupo de rei-
vindicaciones de izquierda, las cuales apuntaban a un sistema donde existiera
algún tipo de igualdad social y tope al desenfreno por la ganancia en el sistema
de explotación capitalista. En un principio estos planteamientos fueron defen-
didos por movimientos obreros relativamente aislados e intelectuales disper-
sos, pero con la puesta en marcha del proceso de reconstrucción los obreros se
sintieron perjudicados de forma más dura y el descontento se amplió a otros
grupos sociales como el estudiantil y la intelectualidad, que tomaron una po-
sición más decidida y constituyeron una oposición más radical. Como se re-
cuerda, la bandera de todas estas luchas fue tomada por Jean Paul Sartre, el
intelectual más influyente de la posguerra francesa, quien asumiendo una
militancia convencida en el maoísmo, trabajó fuertemente para crear un blo-
que de oposición unida.
Fue en la década de los sesenta cuando esta situación, que se estaba
gestando desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, adquirió proporciones
insoportables. Toda Europa se vio convulsionada por una serie de protestas que
convirtieron el subcontinente europeo occidental en un verdadero polvorín,
que por momentos recordaba una situación de guerra. En Alemania y Fran-
cia las protestas se volvieron especialmente violentas, dando lugar a una repre-
sión de igual proporción.
Dentro de todas estas luchas, la revuelta de Mayo del 68, cuando toda
Francia permaneció paralizada, ha pasado a ocupar un sitial de honor como
el movimiento que resumió y mostró en toda su magnitud la situación de la épo-
ca. En ella confluyeron todos los actores insatisfechos y todas las demandas
[i65l
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
2
Daniel Ornar de Lucía, Mayo de 1968: las palabras y el poder.
3
Sobre el estructuralismo ver G. Reale y D. Antiseri, Historia del
pensamientofilosóficoy científico, Barcelona: Herder, 1988.
166]
LA NUEVA DEMOCRACIA REPUBLICANA:
LA CRÍTICA DEL POSESTRUCTURALISMO FRANCÉS A LOS
SUPUESTOS NIETZSCHEANOS-HEIDEGGERIANOS
hombre es libertad" y sólo puede ser entendido en cuanto tal, por tanto el hom-
bre es incapaz de renunciar a esa libertad, pues aun en tal caso, hace ejercicio
de su libertad de elección para renunciar a ella. En consecuencia, no se puede
aceptar la existencia de situaciones donde no sea posible hacer uso de la liber-
tad, aun en los casos más desesperantes; el suicidio y la muerte aparecen como
una opción válida y libre para escoger.
La esencia del hombre está dada únicamente por su existencia. Debido a
su necesidad de estar escogiendo de manera libre entre las opciones que se le pre-
sentan, es posible hablar de la responsabilidad del hombre, pues "el hombre no
es otra cosa que lo que él se hace" 4 y este hacerse se da en la escogencia libre de
opciones, pero este escoger no queda reducido al campo meramente subjetivo,
tiene una dimensión trascendente hacia todo el género humano:
Elegir ser esto o aquello, es afirmar al mismo tiempo el valor de lo que elegi-
mos, porque nunca podemos elegir mal; lo que elegimos es siempre el bien, y
nada puede ser bueno para nosotros sin serlo para todos. Si, por otra parte, la
existencia precede a la esencia y nosotros quisiéramos existir al mismo tiempo
que modelamos nuestra imagen, esta imagen es valedera para todos y para
nuestra época entera5.
[...] 1945,1960: para medir el camino recorrido entre estas dos fechas basta
abrir un diario o una revista y leer algunas críticas de libros. El lenguaje de la
4
Jean-Paul Sartre, Crítica de la razón dialéctica, Buenos Aires, Losada,
Ediciones Orbis, S.A., 1975.
5
Ibid.,p. 62.
[167]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
6
Jean-Paul Sartre, op. cit.
7
Ferry y Renaut entienden por Generación del 68 "una constelación de
obras cronológicamente próximas a Mayo y en las cuales los autores con
cierta frecuencia reconocen explícitamente una relación de inspiración con
el movimiento". En esta definición hallan lugar plateamientos tan diversos
LA NUEVA DEMOCRACIA REPUBLICANA:
LA CRÍTICA DEL POSESTRUCTURALISMO FRANCÉS A LOS
SUPUESTOS NIETZSCHEANOSHEIDEGGE RIA NOS
Hago un paréntesis para recordar que todo lo que intento decir, todo lo que
Deleuze demostró con mayor profundidad en su Antiedipo, forma parte de
un conjunto de investigaciones que nada dicen, al contrario de lo que se afir-
ma en los periódicos, acerca de lo que tradicionalmente se llama estructura.
Ni Deleuze, ni Lyotard, ni Guattari, ni yo hacemos nunca análisis de estruc-
tura, no somos en absoluto "estructuralistas". Si se me preguntase qué es lo
que hago o lo que otros hacen mejor que yo, diría que no hacemos una in-
vestigación de estructura. Haría un juego de palabras y respondería que ha-
cemos investigaciones de dinastía. Diría jugando con las palabras griegas
onvapiq 5uvaoxeia, que intentamos hacer aparecer aquello que hasta aho-
ra ha permanecido más escondido, oculto y profundamente investido en la
historia de nuestra cultura: las relaciones de poder8.
[169]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
.. .en vísperas de Mayo de 1968 una serie de tesis que habían gozado de mucha
difusión en el comienzo de la década venían siendo seriamente cuestionadas en
distintos espacios críticos: a) la idea de estructura como fenómeno ahistórico;
b) el concepto de lenguaje como sistema independiente de la acción de los su-
jetos que hablan; c) el carácter inmanente de los códigos y sistemas simbólicos
que circulan en la sociedad; d) la ausencia de sujetos colectivos detrás de los có-
digos sociales; e) neutralidad de las ciencias sociales; f) la oposición entre cien-
cia e ideología9.
Debido a este rompimiento se puede considerar y catalogar la existencia
de un grupo o forma de pensamiento propia de la década de los sesenta en Fran-
cia. Aquí se considera que este grupo es el llamado posestructuralismo, que se
erige como respuesta al estructuralismo y pone en tela de juicio todas las con-
clusiones a las que éste había llegado. De esto se encargará el trabajo de Luc
Ferry y Alain Renaut. Las obras de los autores de la Generación del 68 son casi
contemporáneas a la crisis de Mayo y el texto de Ferry y Renaut se dedica a ex-
plorar la posible relación existente entre una y otra, siendo su hipótesis prin-
cipal el demostrar que "tales publicaciones y la revuelta de Mayo podrían haber
pertenecido al mismo fenómeno cultural y haberlo constituido en modos di-
ferentes, como síntomas" 10 .
La Generación del 68 tiene tres rasgos fundamentales: el primero es la "ap-
titud de sospecha" o "voluntad de deconstrucción", que los llevó a cuestionar
todos los discursos y filosofías conocidos hasta el momento, por lo que se
implemento un método de indagación y sospecha permanente que no daba
credibilidad a nada. De esta manera surgió la moda de hacer arqueología, ge-
nealogía y archivística, entre otras, a través de la presunción y el método que
consideraba la manera adecuada de conducir las indagaciones, "postular que
todos los discursos conscientes son en realidad síntomas que disimulan un in-
consciente social o individual"11. ¿Cuál era este inconsciente?, ¿qué hay en el fon-
9
De Lucía, op. cit.
10
Ibid. p. 13.
11
Luc Ferry y Alain Renaut, "Proceso al sujeto", en Ideas y Valores No. 94,
Bogotá.
[170]
LA NUEVA DEMOCRACIA REPUBLICANA:
LA CRÍTICA DEL POSESTRUCTURALISMO FRANCÉS A LOS
SUPUESTOS NIETZSCHEANOS-HE1DEGGERIANOS
do de este entramado social? Son precisamente las preguntas que dichos pen-
sadores no dejan de hacerse y tratar de responder.
El segundo rasgo característico es el abandono o rechazo de la idea clá-
sica de verdad, puesto que debido al desarrollo de la inquisición como mé-
todo, esta idea pasa a ser considerada ingenua, ideológica, etc. El criterio
clásico de determinación de la verdad, la adecuación del objeto con los pen-
samientos y juicios que se producen a partir de él, ya no puede ser considera-
da válida, "... tal adecuación ya no tiene ningún sentido en un contexto
filosófico donde se afirma que no existen hechos sino interpretaciones, que en
cuanto tales, no son susceptibles de verdad o de falsedad, pues remiten indefi-
nidamente al interminable trabajo interpretativo"12. Esto conduce a tales co-
rrientes a caer en un relativismo extremo y a la imposibilidad de encontrar
puntos fijos desde los cuales se pueda cimentar y estructurar una propuesta.
El último punto característico es una "crítica al humanismo moderno ", un
fuerte espíritu antisubjetivista, debido a la compleja y variada influencia que
tuvo la Generación del 68 (Nietzsche, Heidegger, Marx y Freud), que los llevó
a concebir al sujeto como algo por completo carente de voluntad y libertad,
preso de una serie de constricciones invisibles.
El sujeto ya no será más el centro del estudio filosófico. Se está frente a la
verdadera revolución copemicana, aquella en la que el sujeto deja de ser el cen-
tro del universo y pasa a ser una contingencia más, donde la ilusión moderna
de un sujeto que domina y rige sobre el universo no puede seguir siendo defen-
dida. Es así como a lo largo de toda esta época se multiplican por doquier los
gritos y proclamas que revelan la muerte del sujeto, a la manera como Nietzsche
puso en su momento al loco a proclamar la muerte de Dios. Si de toda esta
presentación puede desprenderse una sensación de paradoja, choque o
ambivalencia, debe comprenderse que esto hizo parte del espíritu que marcó
aquel momento histórico, y en lo referente al campo intelectual puede achacar-
se a las contradicciones internas que existen en los planteamientos y propues-
tas que alimentan las conclusiones de esta generación.
!
Ibid. p. 47.
1L71J
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
En cambio, mi objetivo ha sido crear una historia de los diferentes modos por
los cuales, en nuestra cultura, los seres humanos se convierten en sujetos14.
13
Michel Faoucault, Les Nouvelles Littéraires, 28 juin- 5 juillet 1984.
14
Michel Foucault, El sujeto y el poder, Bogotá: Carpe Diem, 1991.
[172]
LA NUEVA DEMOCRACIA REPUBLICANA:
LA CRÍTICA DEL POSESTRUCTURALISMO FRANCÉS A LOS
SUPUESTOS NIETZSCHE ANOS-HEIDEGGERI ANOS
Lo que choca un poco con la visión de Ferry y Renaut, que sitúan la visión
final de Foucault como un esfuerzo para preguntarse por "las condiciones de
emergencia y preservación de un sujeto ético"15. Dejado de lado este parén-
tesis, se debe analizar el pensamiento de Foucault para tratar de comprender
cómo puede ser entendido como una relectura de la realidad de la segunda
mitad del siglo XX, a través de las herramientas que en su momento desarro-
lló Nietzsche. Toda la primera parte del proyecto investigativo de Foucault
está centrada en las figuras de la psiquiatría y el loco. En esta etapa Foucault
intenta acercarse a la práctica psicológica de su tiempo para examinar su
modo de trabajo y sus supuestos operativos, desde una óptica externa al sis-
tema psiquiátrico:
Lo que me impactó es que esa práctica de encerramiento fuera vivida por unos
y otros como algo absolutamente evidente (...). Ahora bien, me di cuenta que
estaba lejos de ser evidente y que era el resultado de una historia muy larga, re-
sultado adquirido solamente a comienzos del siglo XIX16.
Para comprender el sanatorio y de manera general todas las prácticas de
encierro, Foucault se ve abocado a una investigación histórica o genealógica,
que buscaba descubrir el sentido del encierro como práctica socialmente acep-
tada. Este propósito lo lleva a rastrear el momento, a mediados del siglo XVII,
en el cual la figura del loco empieza a ser percibida de manera más clara. Antes
de esto, el loco no era mencionado en ninguna parte y prácticamente no da
muestras de existencia. ¿Qué hay detrás de este surgimiento del loco? Para la in-
terpretación que hacen Luc Ferry y Alain Renaut del pensamiento de Foucault,
15
Ver Alain Renaut et al.. Les Philosophies Politiques Contemporaines,
Paris, Calmann-Lévy, 1999.
16
"Sobre el poder" (entrevista con Michel Foucault), Revista Ideas y
Valores Nos. 64-65, Bogotá, agosto de 1984.
11731
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
17
Por práctica de escisión se entiende uno de los procesos de
objetivación del sujeto. "El sujeto está escindido en sí mismo o separado de
los otros. Este proceso lo objetiviza . Como ejemplo están el loco y el
cuerdo, el enfermo y el sano, los criminales y los muchachos buenos". El
sujeto y el poder, Foucault Michel, Bogotá: Carpe Diem, 1991, p. 52.
[174]
LA NUEVA DEMOCRACIA REPUBLICANA:
LA CRÍTICA DEL POSESTRUCTURALISMO FRANCÉS A LOS
SUPUESTOS NIETZSCHEANOS-HEIDEGGERÍANOS
18
Luc Ferry y Alain Renaut, op. cit., p. 112.
19
En este punto es interesante tener en cuenta la reflexión que sobre la
relación loco-sociedad hace Louis Althusser al principio de su obra El
porvenires largo, Barcelona: Destino, 1995.
11751
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
176
LA N U E V A D E M O C R A C I A R E P U B L I C A N A :
LA C R Í T I C A DEL P O S E S T R U C T U R A L I S M O F R A N C É S A LOS
SUPUESTOS NIETZSCHEANOS-HEIDEGGERÍANOS
1.2.2 El capitalismo-esquizofrenia
Antes de entrar a analizar con mayor detenimiento el planteamiento
deleuziano, es necesario hacer dos aclaraciones. En primer lugar debe tenerse
en cuenta que las dos influencias estudiadas en el presente capítulo no apare-
cen claramente diferenciadas; es más, ellas se encuentran fuertemente relacio-
nadas y entremezcladas, ya que en cierta medida la relectura que se hace de
Nietzsche está mediada e influenciada por aquella que sobre este mismo autor
realiza Martin Heidegger, de la cual se nutre toda la recepción francesa. No en
vano Ferry y Renaut sostienen que "Heidegger permanece el filósofo esencial,
que hace posible una nueva lectura de Nietzsche o Freud, una lectura
fecundadora que constituye la originalidad de los diferentes protagonistas" 20 .
Debido a esto, el ejercicio que se hace en este texto de identificar como re-
presentante de tal o cual tendencia a un autor específico no es del todo cohe-
rente con la interpretación que Ferry y Renaut hacen de este fenómeno
intelectual, puesto que el pensamiento de estos autores debe ser concebido
como una extraña mezcla de una serie diversa de influencias, que interactúan
de manera problemática en la construcción de toda la estructura de pensa-
miento desarrollada por los posestructuralistas 21 :
(...), tenemos aquí un buen ejemplo de la manera como, en torno a ese tipo
de asuntos, lafilosofíafrancesade este período logró hacer que se juntaran dos
corrientes de pensamiento por completo opuestas, tanto política como filosó-
ficamente: el marxismo y el heideggerianismo. Poco preocupados por la cohe-
rencia, y demostrando en cambio una mayor avidez por tomar prestados
elementos de un lado y de otro, losfilósofosfranceses del decenio del 60 abrie-
ron extraños pasadizos entre estas corrientes.. ,22.
20
Luc Ferry y Alain Renaut, op. cit., p. 106.
21
Pese a todo, este recurso es de gran utilidad para el objetivo de explicar
y divulgar, que anima el libro en su conjunto.
22
Luc Ferry y Alain Renaut, "Proceso al sujeto", op. cit, p. 48.
[177]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
23
Por biosocial se entiende la concepción de la sociedad como un ámbito
en el que se presentan la intercepción e interrelación de los diversos flujos.
[178]
LA NUEVA DEMOCRACIA REPUBLICANA:
LA CRÍTICA DEL POSESTRUCTURALISMO FRANCÉS A LOS
SUPUESTOS NIETZSCHE A NOS-HEIDEGGERIANOS
24
Conceptos comoflujoyrizomatienen su origen en la economía
política clásica.
[1791
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
que los contenga a todos, con lo que se tiene una apariencia de unidad. El sis-
tema cuenta con una base axiomática que le permite realizar estos procedimien-
tos. En otras palabras, la sociedad es una estructura en la que se ordenan los
flujos de manera que se encaminen en una única dirección, para lograr la con-
secución de un objetivo predeterminado.
La sociedad tiene ciertos mecanismos de codificación que le permiten
absorber cualquier flujo. En primer lugar se busca un puesto que dicho flujo
pueda ocupar al interior del sistema; si falla, se trata de suprimir el flujo pro-
blemático; si tampoco funciona esto, el sistema recurre a lo que quizás sea
su técnica más poderosa, construir un nuevo axioma que permita acomo-
dar el flujo en el sistema. Esto se puede hacer porque la axiomática social
es incompleta y puede ir sumando elementos nuevos en virtud de las exigen-
cias que se le planteen25. Al interior de la sociedad, la persona es un punto
de corte de muchos flujos, de ella parten y llegan a cada momento una gran
cantidad de flujos. Aquí no podría hablarse estrictamente de la existencia
de un sujeto, puesto que el individuo no sería otra cosa que un punto más
al interior del cuerpo social, fuera de él no sería nada.
Existen una serie de flujos que en principio no pueden ser incorpora-
dos al sistema global, es decir, no es posible codificarlos. Este tipo de flujos
constituyen el torrente, que es el mayor temor que abriga el cuerpo social.
Deleuze y Guattari sostienen que llega un momento en el cual la sociedad
no puede producir más axiomas que canalicen el torrente; es ahí cuando se
presenta la caída de una sociedad y la ascensión de un nuevo sistema de vida.
Es en este momento cuando el estudio de la historia social adquiere una
gran relevancia, mostrando cómo el capitalismo tiene la gran ventaja de
haber podido codificar todo aquello que las otras sociedades no pudieron,
lo que a la larga las llevó a la desaparición.
Esta característica del capitalismo parece surgir del hecho de que se
arme sobre discursos decodificados, pueda recodificar sobre cuerpos ya co-
dificados y tenga la gran ventaja de poder vivir de su propia crisis, es más,
la crea para poder sobrevivir y evolucionar. El capitalismo crea una nueva
realidad, en donde la subjetividad activa se maquiniza y constituye su pro-
pia ontologia:
25
Es interesante comprobar cómo estos planteamientos se acercan de
forma clara al paradigma autopoiético de Niklas Luhmann.
18o
LA NUEVA DEMOCRACIA REPUBLICANA:
LA CRÍTICA DEL POSESTRUCTURALISMO FRANCÉS A LOS
SUPUESTOS NIETZSCHEANOS-HEIDEGGERIANOS
Ello funciona en todas partes, bien sin parar, bien discontinuo. Ello respira, Ello
se calienta, Ello come. Qué error haber dicho el Ello. En todas partes máqui-
nas, y no metafóricamente: máquinas de máquinas, con sus acoplamientos,
sus conexiones. Una máquina-órgano empalma con una máquina-fuente: una
de ellas emite un flujo que la otra corta. El seno es una máquina que produce
leche, y la boca, una máquina acoplada a aquélla. La boca del anoréxico vacila
entre una máquina de comer, una máquina anal, una máquina de hablar, una
máquina de respirar (crisis de asma). De este modo,Todos \os"bricoleurs"; cada
cual con sus pequeñas máquinas. Una máquina-órgano para una máquina
energía, siempreflujosy cortes. El presidente Schreber tiene los rayos del cielo
en el culo. Ano solar. Además, podemos estar seguros de que Ello marcha; el
presidente Schreber siente algo, produce algo, y puede teorizarlo. Algo se pro-
duce: efectos de máquina, pero no metáforas26.
26
Deleuze Gilíes y Guattari Félix, L'anti-oedipe, Paris Editions de Minuit,
1972.
27
Ver Luc Ferry, Filosofía Política (3 tomos), México: F.C.E., 1991.
[181]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
trol de los flujos (la sociedad posmoderna 28 ). La democracia como sistema po-
lítico capaz de garantizar este sueño de la igualdad entre todos los seres huma-
nos se convierte en otro instrumento más para el control de los flujos que se
mueven en la sociedad. Deleuze cree que este sistema debe ser superado.
28
Este término puede ser asimilado con la sociedad del capitalismo
tardío de la que habla Habermas en su texto Problemas de legitimación en
el capitalismo tardío, Buenos Aires: Amorrortru, 1975.
I182I
LA NUEVA DEMOCRACIA REPUBLICANA;
LA CRÍTICA DEL POSESTRUCTURALISMO FRANCÉS A LOS
SUPUESTOS NIETZSCHE ANOS-HEIDEGGERI ANOS
i. "Una interpretación del ser como vida: Como es conocido, es una cons-
tante del pensamiento de Nietzsche considerar que 'la vida [... ] es para
nosotros la mejor forma de conocer el ser', o que 'no tenemos otra re-
presentación del ser que el hecho de vivir'. Vitalismo ontológico que pro-
cede del rechazo a la metafísica (platónica) del ser como estabilidad,
permanencia e inmutabilidad: contra la vieja escisión del ser (real) y del
devenir (apariencia), pensar el ser como vida, es concebir lo real bajo la
1
Luc Ferry, op. cit.
[183]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
30
Ibid., p. 375.
31
ídem.
32
ídem.
33
Ibid.,p. 376.
[184]
LA NUEVA DEMOCRACIA REPUBLICANA;
LA CRÍTICA DEL POSESTRUCTURALISMO FRANCÉS A LOS
SUPUESTOS NIETZSCHEANOS-HEIDEGGERIANOS
cian de él, a saber los fuertes"34, cambiando por completo la concepción posi-
tiva que defiende el contractualismo, aun en sus versiones más radicales
(Hobbes); además, converge con una tradición igual de importante en el estudio
del derecho, el marxismo, que llega a una conclusión muy parecida: "derecho
como simple reflejo de relaciones de dominación y como aparato ideológico e
institucional destinado a mitificar los dominios, disimulando las relaciones
históricas de violencia bajo la apariencia de respetabilidad y eternidad"35.
El otro eje central de la crítica de Nietzsche a la modernidad radica en una
desconfianza o rechazo a la argumentación. Este factor está enmarcado en un
ataque que Nietzsche realiza a Sócrates desde su primera obra, El nacimiento
de la tragedia o Grecia y el pesimismo. Para Nietzsche, la argumentación no es
correcta ni puede ser aceptada en cualquiera de sus formas36. Se basa en un prin-
cipio premoderno que aparece en el nacimiento de la tragedia y permanece a
lo largo de toda su obra: lo que necesita ser demostrado no vale gran cosa, pues,
como decían los antiguos, todo aquello que es bueno no necesita ningún tipo
de mecanismo que lo imponga sino que se impone y da a conocer por sí solo37.
Frente a esta verdad premoderna, representada por los antiguos helenos
nobles o aristócratas, Sócrates plantea una verdad de corte netamente moder-
no, aquella que sostiene que todo debe poder ser demostrado. Para Nietzsche
esto es una estrategia de Sócrates, quien no es más que un plebeyo resentido con-
34
Ibid., p. 377.
35
ídem.
36
Nietzsche muestra repudio a la argumentación, tanto en su forma
positiva, la demostración, como en su forma negativa, la refutación; tal vez
de ahí su gusto por escribir aforismos y la falta de cualquier esquema de
argumentación clásico en sus obras; posiblemente ahí también radican las
dificultades que numerosos intérpretes manifiestan en la lectura de
Nietzsche y lo oscuras que pueden parecer sus tesis.
37
Aquí se muestra un fuerte rechazo al paradigma racionalista
defendido por Sócrates, para quien todo tiene que ser inteligible para ser
bueno, o, lo que es lo mismo, sólo lo sapiente es virtuoso; y por tanto, la
virtud es un tipo de saber, no un hacer o una actitud, lo que resta por
completo importancia a la idea del vivir; comprender esto es muy
importante pues con este paradigma se ha operado en gran número de los
desarrollos de ética y filosofía moral después de Sócrates, siendo
radicalizado por la modernidad.
185
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
tra quienes son más que él por alcurnia, valores y nobleza, para conducir la lu-
cha contra los nobles al único terreno donde puede equilibrarse el peso, y la ven-
taja del noble desaparece:
38
Luc Ferry, op. cit., p. 380.
39
ídem.
40
Ibid., p. 381.
[i86|
LA N U E V A D E M O C R A C I A REPUBLICANA:
LA C R Í T I C A DEL P O S E S T R U C T U R A L I S M O F R A N C É S A LOS
SUPUESTOS NIETZSCHEANOS-HEIDEGGERIANOS
41
Ibid., p. 382.
42
Esta crítica tuvo una gran influencia en los filósofos de la Generación
del 68, quienes hicieron una recuperación de la misma.
43
Luc Ferry, op. cit., p. 384.
[l8 7 ]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
Pese a todos los defectos que pueda tener este diagnóstico, es de rescatar que
Nietzsche logra señalar de manera clara el fundamento primigenio de toda la
racionalidad democrática: "el desplazamiento de la autoridad hacia la argu-
mentación" en la fundación de las normas.
44
Ibid., p. 386.
43
Ibid.,p.387.
[188]
LA NUEVA DEMOCRACIA REPUBLICANA:
LA CRÍTICA DEL POSESTRUCTURALISMO FRANCÉS A LOS
SUPUESTOS NIETZSCHEANOS-HEIDEGGERIANOS
46 I
7 j!d.,p.389.
47
ídem.
48
Es interesante revisar el texto Sobre la verdad y la mentira en el sentido
extramoral, donde Nietzsche muestra de forma clara su opinión con
respecto a la razón humana y la supuesta superioridad que esta confiere
al ser humano con relación al resto del orden natural, al considerar que
"... cuan lamentable, cuan sombrío y caduco, cuan inútil y arbitrario es el
aspecto que tiene el intelecto humano dentro de la naturaleza; hubo
eternidades en las que no existió; cuando de nuevo se haya acabado, no
habrá sucedido nada. Pues no hay para ese intelecto ninguna misión
ulterior que conduzca más allá de la vida humana. No es sino humano y
solamente su poseedor y progenitor lo toma tan patéticamente como si en
él se moviesen los goznes del mundo."
[189]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
49
"La otra vía, con la cual sueña Nietzsche y que constituye su verdadero
ideal, consiste, no en mutilar las fuerzas en nombre de otras fuerzas, sino
en saber jerarquizarlas. Si la dialéctica socrática es el prototipo de la
reacción mutilante de los instintos, el ascetismo, la afortunada
jerarquización de ellos corresponde a eso que Nietzsche llama 'el gran
estilo', que define en estos términos: 'hacerse maestro del caos interior,
forzar a su propio caos interior a tomar forma; actuar de manera lógica,
simple, categórica, matemática, hacerse ley' [...] sólo una jerarquización
de los instintos, como la propuesta, integrando todas las fuerzas de la vida,
comprendidas también (una vez aparezcan) aquellas de la razón y la
lógica, habrá en verdad escapado a la actitud reactiva inaugurada por
Sócrates". Luc Ferry, op. cit., pp. 392-393.
50
Ibid, p. 373.
51
Ibid, p. 393.
[190]
LA N U E V A D E M O C R A C I A REPUBLICANA:
LA C R Í T I C A DEL P O S E S T R U C T U R A L I S M O F R A N C É S A LOS
S U P U E S T O S NI E T Z S C H E A N O S - H El D E G G E R I A N O S
52
Luc Ferry, "La déconstruction heideggerienne de la modernité
politique", Filosofía política (3 tomos), México, F.C.E., 1991.
[191]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
53
Ibid, p. 400.
[192]
LA NUEVA DEMOCRACIA REPUBLICANA:
LA CRÍTICA DEL POSESTRUCTURALISMO FRANCÉS A LOS
SUPUESTOS NIETZSCHEANOS-HEIDEGGERÍANOS
2.2.1. La d e c o n s t r u c c i ó n d e la m o d e r n i d a d
La crítica que Heidegger realiza sobre la modernidad está atravesada por
su reflexión sobre la esencia de la técnica, entendida como el desarrollo de una
razón calculadora que se convierte en símbolo de decadencia por generar el
advenimiento del mundo de la preocupación: "la época está fuertemente carac-
terizada por la manera como la humanidad quiere disciplinar la totalidad de
lo que es y adquirir sobre esa totalidad la más grande fuerza posible, gracias al
dominio de todas las energías naturales, comprendidas las fuerzas de destruc-
ción"54. Esta misión es acometida por la modernidad por medio de su metafí-
sica, que "como antropología teórica concibe lo real como obediente a los
principios constitutivos del espíritu humano" 55 justifica y alienta esa voluntad
de poder humano que pretende dominar y regir todo lo real. Cuando la me-
tafísica logra desplegarse de manera incondicionada para ejercer su domina-
ción, se ha entrado en lo que Heidegger llama el 'mundo de la técnica'. En este
estadio lo único que importa es poder llevar a cabo la dominación de la reali-
dad, contándose con la razón instrumental como el principal instrumento que
permite realizar tal objetivo.
Antes de c o n t i n u a r es necesario aclarar que para la concepción
heideggeriana, metafísica y técnica, son conceptos equivalentes y ambos, a su
vez, son iguales al de Ser. Esto se debe a que para Heidegger la historia es en el
fondo el olvido del Ser y a. su vez el Ser se convierte en historia de ese olvido. La
explicación de esto se halla en que Heidegger considera que a lo largo de todas
las épocas ha existido un olvido con relación al Ser, que siempre ha estado es-
condido bajo un innumerable tipo de obstáculos y trabas que evitan poder vis-
lumbrarlo. La metafísica opera como el principal generador y conservador de
dicho olvido; es así como a través de su discurso sobre el Ser, la metafísica, le-
jos de estar contribuyendo a su desenmascaramiento, lo está enterrando de for-
ma cada vez más profunda, confundiendo y desvirtuando sus categorías, pero
también crea una ilusión en el ser humano: se puede conocer en verdad la esen-
cia del Ser y de hecho cada vez se está avanzando hacia este ideal. Cada época o
momento histórico crea su propia metafísica, la cual define una visión de Ser,
determinando igualmente la estructura social y política de la época. Así, para
Heidegger, la diferencia entre Atenas y el Imperio Romano reside en la metafí-
54
Iteí,p.403.
55
ídem.
[i93]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
sica que domina en cada uno de ellos, trabajan con ideas diferentes del Ser.
Heidegger está convencido de que este fenómeno puede ser ubicado en toda la
historia de la humanidad y a través de este análisis poder efectuar un estudio
del desarrollo de la idea de Ser a lo largo del tiempo. Es en este sentido que se
entiende historia como el olvido de Ser.
Pero no es sólo el ser humano quien olvida al Ser; también el Ser sufre el
olvido de sí mismo por lo que la historia se convierte en el olvido de un olvi-
do, y la historia del Ser se convierte en una secuencia de pasos que él da sobre
sí mismo para recordarse. En otras palabras, el proceso histórico y el cam-
bio y movimiento de la metafísica no son otra cosa que la historia de cómo
el Ser se recoge sobre sí mismo en el proceso de recordarse, con el objetivo de
poder descubrirse tal cual es. Cada etapa que supera el Ser en este proceso re-
quiere un cambio de metafísica y todo lo que él trae aparejado, por lo que en
últimas es el Ser quien determina el desarrollo histórico y quien dirige todo
ese proceso. Debe aclararse que se está hablando del Ser en cuanto olvido y
no en cuanto tal.
56
Ibid, p. 406.
[194]
LA NUEVA DEMOCRACIA REPUBLICANA;
LA CRÍTICA DEL POSESTRUCTURALISMO FRANCÉS A LOS
SUPUESTOS NIETZSCHEANOS-HE1DEGGERIANOS
Para responder a todo esto es necesario un nuevo sistema, que sobrepase los lí-
mites de la inútil democracia. Heidegger está convencido de que este sistema es
el nacionalsocialismo, que no es otra cosa que la posmodernidad política que
responde a la posmodernidad tecnológica o, en palabras de Ferry, "el mejor sis-
tema político que se encuentra en fase con la planetarización de la técnica"57.
Antes de entrar en forma a analizar el nazismo, es bueno revisar algu-
nos de los lineamientos que Ferry considera que se derivan de la lectura que
hace Heidegger del mismo. Ferry considera que en Heidegger conviven en
tensión dos lecturas posibles del nazismo que permanecen a lo largo de toda
su obra: "una primera perspectiva será aquella donde la correspondencia
con la técnica imponga que exprese o traduzca sus exigencias: desde este
punto de vista el nacionalsocialismo tuvo en el fondo la grandeza de haber
percibido esas exigencias y haber concluido la desadaptación de la democra-
cia con aquello que podría imponer el fin de la modernidad" 58 . En otras pala-
bras, el nacionalsocialismo se entendería como un movimiento de superación
de la modernidad:
57
Ibid, p. 408.
56
Ibid, p. 406.
[195]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
55
Ibid, p. 407.
60
ídem.
[l 9 6]
LA NUEVA DEMOCRACIA REPUBLICANA:
LA CRÍTICA DEL POSESTRUCTURALISMO FRANCÉS A LOS
SUPUESTOS NIETZSCHEANOS-HEIDEGGERIANOS
[197]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
65
Ibid., pp. 419-420.
66
Ibid., pp. 420.
[198]
LA NUEVA DEMOCRACIA REPUBLICANA:
LA CRÍTICA DEL POSESTRUCTURALISMO FRANCÉS A LOS
SUPUESTOS NIETZSCHEANOSHEIDEGGERIANOS
67
Jürgen Habermas, Lo moderno y lo postmoderno en Colombia y la
Modernidad, Bogotá: Áncora Editores, 1990.
68
Luc Ferry, "La déconstruction heideggerienne de la modernité
politique", Filosofía política, op. cit., p. 421.
1
Ibid., p. 420.
3
Ibid., p. 421.
[199]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
1
Ibid., p. 422.
200
LA NUEVA DEMOCRACIA REPUBLICANA:
LA CRÍTICA DEL POSESTRUCTURALISMO FRANCÉS A LOS
SUPUESTOS NI ETZSCHEANOS-HEIDEGGERIANOS
72
Ibid., p. 423.
73
Ibid., p. 424.
74
Ibid., p. 427.
201
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
3. La incoherencia de la crítica
Después de haber reseñado a grandes rasgos la crítica de la Generación del
68 y sus bases intelectuales, en este apartado se buscará exponer las críticas que
Luc Ferry y Alain Renaut realizan a estos planteamientos. Como se ha dicho
varias veces a lo largo de este capítulo, ésta puede sintetizarse en una reivindi-
cación del ideal democrático frente a las posturas que sostienen que la demo-
cracia es un sistema que ya no está en condiciones de responder a los retos que
le plantea la sociedad posmoderna. En esta parte se estudiará lo que este nue-
vo pensamiento tiene que reprochar a los posestructuralistas. Se tomará como
centro de estas críticas a Foucault y Deleuze por los mismos motivos que fue-
ron descritos en la primera parte de este capítulo.
Antes de reseñar las críticas específicas a Foucault y Deleuze, se presenta-
rán una serie de cuestionamientos a la totalidad de las posiciones aglutinadas
en la llamada Generación del 68. En primer lugar se rescata cómo en todas las
doctrinas que conforman este movimiento es imposible encontrar una forma
unívoca y coherente, debido a la articulación problemática que en ellas se en-
cuentra entre diversas teorías y tradiciones críticas:
202
LA NUEVA DEMOCRACIA REPUBLICANA:
LA CRÍTICA DEL POSESTRUCTURALISMO FRANCÉS A LOS
SUPUESTOS N1ETZSCHEANOS-HE1DEGGERIANOS
Desde comienzos del decenio de los 80, el tema de los derechos humanos se
utilizó de nuevo como una referencia a la vez teórica y práctica indispensable
frente a los regímenes totalitarios. Este hecho no está seguramente desliga-
do del eclipse de los componentes más caricaturalmente antihumanistas del
pensamiento del 68, comenzando por el del marxismo. Pero este resurgimien-
to del humanismo jurídico explica, a su vez, por qué algunas figuras tutela-
res de la generaciónfilosóficadel 60 creyeron que sus discursos debían sufrir
una verdadera conversión: Foucault, por ejemplo, quien había lanzado des-
de 1965 el famoso slogan de la muerte del hombre, tratará, alfinalde su vida,
de redactar (y de leer en Basilea) un bosquejo de la nueva Declaración de los
Derechos del Hombre78.
6
Ibid., p. 45.
7
Ibid., p. 49.
* Ibid., p. 45.
[203J
EL POSESTRUCri/JÍAL/SMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
...el brillante ensayo de G. Lipovetsky titulado La era del vacío. Ensayos sobre el
individualismo contemporáneo se interroga sobre la relación entre la configu-
ración intelectual del decenio del 60 y el movimiento de las sociedades occiden-
tales durante estas dos últimas décadas: de cara a este movimiento, ¿fue
realmente lafilosofíade los "sixties" tan revolucionaria y tan deconstructora,
fue esa empresa la ruptura con el pensamiento y la realidad que pretendía ser?
¿O no será que, antes el contrario, acompañó eficazmente un movimiento so-
cial en curso marcado por el resurgimiento del individualismo liberal y de esa
sociedad de consumo que el pensamiento del 68 pretendía denunciar de ma-
nera tan radical?79.
79
Ibid., p. 50.
80
ídem.
s,
Ibtd., p. 51.
[204]
LA NUEVA DEMOCRACIA REPUBLICANA:
LA CRÍTICA DEL POSESTRUCTURALISMO FRANCÉS A LOS
SUPUESTOS NI ETZSCHEA NOS-HE IDE GGERIANOS
82
Esta anotación resulta importante si se tiene en cuenta toda la
polémica y el rechazo que generaron los famosos sanatorios para
enfermos mentales que existieron en la extinta Unión Soviética, El Gulag.
83
Marcel Gauchet y Gl. Swain, la pratique de l'esprit humain.
L'institution asilaire et la révolution démocratique, Gallimard, 1980.
84
Luc Ferry, "Le pensée 68", Filosofa Política, (3 tomos), México: F.C.E.
1991, p. 130.
[205|
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
Esto resulta muy importante porque, para estos autores, la relación que
existe entre sanatorio y democracia no es la de simple compinchería o encubri-
miento, sino de una complementariedad que permite la corrección del desarro-
llo democrático al que estas instituciones contribuyen de manera decidida. La
primera conclusión que los autores logran extraer de todo el análisis es que el
asilo no responde a la lógica de la exclusión que define Foucault, por el contra-
rio, en la institución del sanatorio se manifiesta la lógica y el deseo de integra-
ción que animan al espíritu democrático moderno.
Frente al paradigma tradicional que ante todo buscaba aislar y relegar al
enfermo, quien estaba condenado a vivir en la soledad y apartado de todo con-
tacto con sus semejantes debido a que entre ambos grupos existían diferencias
metafísicas irreconciliables que impedirían la libre interacción entre ambos
grupos, los sanos y los enfermos. En la sociedad moderna, el enfermo es trata-
do como un integrante más, que por alguna u otra razón está incapacitado para
sostener relaciones coherentes con los otros integrantes y el cuerpo social en su
conjunto. Por eso debe ser aislado temporalmente del resto de sus compañeros,
permaneciendo siempre en el fondo la promesa de regreso al seno de la socie-
dad, para aquella persona que por su enfermedad no puede interactuar libre-
mente con los otros.
La pregunta que surge de manera natural es por qué el encierro, cuál es su
función, qué tan necesario es. Ésta se encuentra relacionada en forma directa
con la idea de un Estado plurifuncional que debe ser al mismo tiempo policía
y protector. En la tradición republicana francesa el Estado no puede ser enten-
dido en términos eminentemente libertarianos como un tipo de Estado míni-
mo con funciones limitadas bien definidas y sin mayor capacidad de
intervención. El Estado, para esta tradición, debe ser entendido como un ente
que vela por el bienestar social e individual de todos sus integrantes, claro que
respetando los límites que la libertad individual de cada uno le permita. Este
Estado debe estar pendiente de aquellos ciudadanos que pueden convivir de
manera adecuada en la comunidad.
Así, se crea una institución que permita dirigir y estimular su reintegra-
ción al orden social, el sanatorio, debido a que en un Estado democrático se re-
85
Ide
206
LA NUEVA DEMOCRACIA REPUBLICANA:
LA CRÍTICA DEL POSESTRUCTURALISMO FRANCÉS A LOS
SUPUESTOS NIETZSCHEANOS-HEIDEGGERIANOS
1207
EL POSESTRl/CTX'RAL/SMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
Para concluir con estas críticas a Foucault se puede reiterar que en el asi-
lo se da el sustrato de la utopía moderna, una sociedad en donde todos puedan
ser considerados como iguales, es un centro de reeducación donde puede apre-
ciarse en la práctica aquel supuesto teórico de la tabla rasa que caracteriza a
todos los pensadores que inspiraron el surgimiento de la modernidad, aque-
lla búsqueda del hombre nuevo que ya no está ligado a los conceptos tradicio-
nales de clase o casta, sino que se reconoce como integrante de una comunidad
de iguales. Por eso el asilo surge con los proyectos revolucionarios burgueses
del siglo XVIII.
[208]
LA NUEVA DEMOCRACIA REPUBLICANA:
LA CRÍTICA DEL POSESTRUCTURALISMO FRANCÉS A LOS
SUPUESTOS NIETZSCHEANOS-HEIDEGGERIANOS
pletamente imposible pensar los procesos de unificación que alimentan las di-
versas naciones europeas y americanas a lo largo de toda la conformación del
nuevo orden surgido con las revoluciones burguesas del siglo XVIII. Como
ejemplo de todo esto se encuentra el proceso de unificación europeo, en mar-
cha en estos momentos, el cual estaría condenado al fracaso, si el punto deter-
minante fuera el ethos característico de cada uno de los pueblos que lo integran.
La democracia es el único sistema capaz de garantizar la universalidad
social con todas las implicaciones que ésta conlleva y cualquier crítica no
constructiva que se le haga, sólo puede terminar favoreciendo proyectos
autoritarios o de exclusión. La crítica a la democracia que formulan los au-
tores de la Generación del 68 es en sí misma peligrosa porque destruye aque-
llo que la modernidad ha logrado construir a través de un largo proceso de
ensayo y error.
El otro punto en que la crítica queda desautorizada es cuando llega el mo-
mento de plantear propuestas. En los planteamientos de Foucault y Deleuze es
manifiesta la carencia de propuestas alternativas para superar las crisis y con-
tradicciones que creen encontrar en la modernidad y la democracia; sus plan-
teamientos quedan reducidos a una sumatoria de críticas que al final no sirven
para articular ninguna propuesta sobre un sistema político alternativo, lo que
resulta imprescindible para cualquier teoría que pretenda enmarcarse dentro
del ámbito de la filosofía política.
Conclusiones
De la crítica de Ferry y Renaut a la influencia que ejercen los planteamien-
tos de Nietzsche y Heidegger sobre la Generación del 68, se destacan varios
puntos de interés a la hora de hacer un balance.
• Todas las fallas que se encuentran en estos planteamientos críticos se de-
ben a una asimilación aerifica de los postulados de Nietzsche y Heidegger,
a los que paradójicamente no se les aplicó el método deconstruccionista
que caracterizó a este conjunto de autores franceses. En especial, no se tu-
vieron en cuenta las tensiones internas que se encuentran en tales plantea-
mientos y, por tanto, no logran ser superadas de ninguna manera, lo que
hace que las críticas que copian mecánicamente no puedan ser otra cosa
que autocontradictorias y triviales.
I209J
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
Por otro lado, cabe preguntarse qué tan conveniente es la crítica que se
hace a la democracia desde la óptica posestructuralista, hasta qué punto
esta crítica no se vuelve malintencionada y corre el riesgo de fundamen-
tar la ascensión de sistemas de gobierno autoritarios y exclusionistas,
como fue el caso de Heidegger, quien junto a Karl Smitch, se constituye-
ron en los dos intelectuales más influyentes en la justificación del nazismo.
210
PARTE II
Individualismo contemporáneo o
proceso de personalización en
Gilíes Lipovetsky
LILIANA PATRICIA CHAPARRO*
Introducción
EN EL MARCO DE LAS CRÍTICAS POSESTRUCTURALISTAS se presenta un nue-
vo tipo de legitimidad estructurada en el proceso descrito por Lyotard. Esta
legitimación es la clave para entender el conflicto de saberes en la sociedad
posmoderna, ella se distingue por nuevas y sutiles estrategias de subjetivación.
Algunos de los autores que hacen radiografías de esos procesos de subjetivación,
manifiestos en el individualismo contemporáneo, son los franceses Gilíes
Lipovetsky y Jean Baudrillard. En dichos trabajos es posible ver cómo ese po-
der etéreo e inasible, enraizado, más que en las relaciones de clase, en la propia
dinámica de deseo, somete a la sociedad a una dominación implacable pero
aceptada por todos.
De esto trata el trabajo que el sociólogo y filósofo Gilíes Lipovetsky
hace sobre el individualismo contemporáneo. En sus tres ensayos, y desde
diferentes perspectivas, el autor evidencia los mecanismos y formas en los
que se afirma el individuo en la sociedad como un elemento autónomo,
consumista y que explora manifestaciones alternas de la persona y de la so-
ciedad. El poder, lo político, la moda y la ética, entre otros, son los espa-
cios en los que se manifiesta la dinámica individualista. Este análisis aporta
de forma apreciable a la discusión filosófico-política contemporánea y per-
mite acercarse a nuevas perspectivas de la recepción teórica de la actuali-
dad desde sus distintos frentes.
I213I
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
[214J
INDIVIDUALISMO CONTEMPORÁNEO O PROCESO
DE P E R S O N A L I Z A C I Ó N EN G I L L E S L I P O V E T S K Y
Dicho proceso es más que una función de tipo local pues abarca el movi-
miento de la totalidad del sistema. Ese proceso, dice el autor, es una mutación
sociológica en curso; en todo caso se trata algo que se encuentra en movimiento
y en creación, que el autor aproxima a lo que en Castoriadis se denomina "sig-
nificación imaginaria central", presente desde los años veinte y reforzada a par-
tir de la Segunda Guerra Mundial.
1
Gilíes Lipovetsky, La era del vacío; ensayos sobre el individualismo
contemporáneo, Barcelona: Editorial Anagrama, 1983, p. 5.
2
ídem.
3
Ibid., p. 6.
12151
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
A qué tipo de sociedad remite ese proceso, es la pregunta que vale la pena
proponer una vez se acepta el planteamiento del autor. Pues bien, lo cierto es
que se dafino, más bien, se quiebra un tipo de socialización disciplinaria, lo que
el autor presenta como negativo; lo positivo de dicho fenómeno es que se con-
forma un tipo de sociedad flexible, "...basada en la información y en la
estimulación de las necesidades, el sexo y la asunción de los 'factores humanos',
en el culto a lo natural, a la cordialidad y al sentido del humor." 4 A toda la gama
de aspectos positivos se suma que dicho proceso conlleve
4
ídem.
5
Ibid., p. 7
6
Ibid., p. 8.
[216]
INDIVIDUALISMO CONTEMPORÁNEO O PROCESO
DE P E R S O N A L I Z A C I Ó N EN G I L L E S L I P O V E T S K Y
7
Ibid., p. 9.
* Ibid., p. 10.
9
Ibid., p. 11.
[217]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
]
Ibid., p. 19.
218
INDIVIDUALISMO CONTEMPORÁNEO O PROCESO
DE P E R S O N A L I Z A C I Ó N EN G I L I . E S L I P O V E T S K Y
Ibid., p. 25.
[2191
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
12
Ibid., p. 27.
13
Ibid., p. 34.
14
Ibid., p. 35.
[2201
INDIVIDUALISMO CONTEMPORÁNEO O PROCESO
DE PERSONALIZACIÓN EN GILLES LIPOVETSKY
' ídem.
'Ibid.,p.42.
' Ibid., pp. 42-43.
' Ibid., p. 43.
221
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
...el surgimiento de un perfil inédito del individuo en sus relaciones con él mis-
mo y su cuerpo, con los demás, el mundo y el tiempo, en el momento en que el
l9
/tei.,p.44.
20
Jtnd.,p.45.
21
Lipovetsky señala que en la corriente anglosajona existe un fuerte
interés por el narcisismo. Como ejemplo tenemos los planteamientos de
Lash, Sennet y Marín. Ver La era del vacío., op. cit., p. 49.
222
INDIVIDUALISMO CONTEMPORÁNEO O PROCESO
DE PERSONALIZACIÓN EN GIL1.ES LIPOVETSKY
22
Gilíes Lipovetsky, La era del vacío op. cit., p. 50.
13
Ibid., p. 51
14
Ibid., p. 53.
25
Ibid., p. 54.
[2231
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
26
Ver Daniel Bell, Las contradicciones culturales del capitalismo, Madrid:
Alianza Editorial, 1996.
27
Gilíes Lipovetsky, La era del vacío, op. cit., p. 96.
[224]
INDIVIDUALISMO CONTEMPORÁNEO O PROCESO
DE PERSONALIZACIÓN EN GILLES LIPOVETSKY
28
Ibid., p. 105
29
Ibid., p . l l l .
30
Ibid., p. 116.
[22 5 ]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
31
Ibid.,p. 117.
32
Ibid., p. 128.
33
Ibid.,p. 129.
126]
INDIVIDUALISMO CONTEMPORÁNEO O P Í O C f S O
DE PERSONALIZACIÓN EN GILLES LIPOVETSKY
34
Ibid., p. 130.
35
ídem.
[227]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
Lipovetsky finaliza este análisis de La era del vacío incluyendo sus ensayos
sobre el humor en la sociedad humorística, como se caracteriza la sociedad
posmoderna, y sobre las violencias actuales. Se incluye tesis interesantes como
que la violencia de la sociedad frente al Estado es igual a la que éste puede im-
poner sobre ella, pues en la sociedad posmoderna ambos poseen el mismo
estatus y la relación entre ellos es de mutua dependencia. Sobre ello no se pre-
tende profundizar pues el análisis del autor aborda casos bien específicos como
el neorracismo europeo 37 .
El proceso de personalización sugiere varias cosas en distintos ámbitos. Al
mismo tiempo sugiere aspectos que se repiten tanto en lo social como en lo in-
dividual: lógica nueva, afirmación de la singularidad individual, libertad
directamente relacionada con las conductas cotidianas y privadas (cambio
de valores), régimen del vacío (no alienación, ni imposición), lógicas
antinómicas, narcisismo, proceso de socialización. Todas estas manifestacio-
nes son concebidas en el análisis de Lipovetsky, como ese cambio histórico que
demanda formas inteligentes de superar los obstáculos que dichos mecanismos
también generan. Es así como se presenta la primera parte del análisis del in-
dividualismo contemporáneo desde la perspectiva de Lipovetsky. Ahora se
replanteará el asunto de la moda con el propósito de reivindicar teóricamen-
te el discurso y así rescatar los elementos, más allá de lo superficial que pueda
sugerir dicho asunto.
36
Ibid.,p. 135.
3
' En caso de interés, se sugiere aproximarse a los textos directamente y
con ello lograr entender mejor las manifestaciones específicas de lo que
conforma la configuración del proceso de personalización.
228
INDIVIDUALISMO CONTEMPORÁNEO O PROCESO
DE PERSONAL/ZACÍÓN EN GILLES LIPOVETSKY
38
Gilíes Lipovetsky, El imperio de lo efímero. La moda y su destino en las
sociedades modernas, Barcelona: Editorial Anagrama, 1990, p. 10.
[229)
E i POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
El expediente debe reabrirse desde el principio. Con la obsesión del infierno clo-
roformizado y lafiebrecensuradora, se ha dejado de lado en lo esencial la ac-
ción histórica del reino de la moda; sus efectos reales a largo plazo están a mil
lenguas de los que han fustigado y siguen fustigando los pensamientos revo-
39
Ibid., p. 13.
40
lbtd.,p.l75.
[230]
INDIVIDUALISMO CONTEMPORÁNEO O PROCESO
D E P E R S O N A L I Z A C I Ó N EN G I L L E S L I P O V E T S K Y
Así, tanto el discurso de izquierdas como el de derechas se vuelven cada vez más
homogéneos; asistimos a un proceso de uniformización y de neutralización del
discurso político que está "acaso en vías de desvitalizar y, quién sabe si, de ma-
tar la política". La comunicación encandiladora anemiza el debate colectivo y
sus consecuencias son graves para la vida democrática42.
Ahora, la tesis del autor es que estos mecanismos posibilitan que la seduc-
ción, paradójicamente, contribuya a mantener y afianzar las instituciones de-
mocráticas. Los mass media acercan el debate político a la cotidianidad del
público, quien está relativamente informado y vinculado con la actualidad
política. La moda hace a la política posible para gran parte de la población, "...el
espectáculo político hace caer a las instancias dirigentes de su pedestal y acer-
ca el poder a los hombres" 43 . Esto implica también una inestabilidad y movili-
dad de opinión constante que hace que nada esté radicalmente establecido.
Política "ligera", incompatible con la violencia y el odio, con los extremis-
mos, favoreciendo la autodisciplina de los discursos, su pacificación y el respeto
por las instituciones democráticas. La pregunta ante este fenómeno es: "¿Hay
41
Ibid.,p. 178.
42
Ibid., p. 227.
43
Ibid.,p.229.
[231J
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
44
Mi., p. 230.
45
ífoiíi.,p.300.
46
Ibid., p. 302.
232J
INDIVIDUALISMO CONTEMPORÁNEO O PROCESO
DE P E R S O N A L I Z A C I Ó N EN G I L L E S L I P O V E T S K Y
Con la moda plena se ha operado una mutación capital en el eje del tiempo so-
cial, un giro en la relación de fuerzas entre moda y costumbre: por vez prime-
ra, el espíritu de la moda domina prácticamente en todas partes sobre la
tradición, así como la modernidad sobre la herencia47.
12331
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
30
Ibid., p. 307.
51
Ibid., p. 313.
31
Ibid.,p. 315.
[234]
INDIVIDUALISMO CONTEMPORÁNEO O PROCESO
DE PERSONALIZACIÓN EN GILLES LIPOVETSKY
' ídem.
' Ibid., pp. 323-324.
[235]
EL POSESTÜL'CrüRAL/SMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
55
Este aspecto se plantea en el trabajo de G. Lipovetsky, El crepúsculo del
deber. La ética indolora de los nuevos tiempos democráticos, Barcelona:
Editorial Anagrama, 1994.
[236]
INDIVIDUALISMO CONTEMPORÁNEO O PROCESO
DE P E R S O N A L I Z A C I Ó N EN G I L L E S L I P O V E T S K Y
res vueltos sólo hacia ellos mismos, indiferentes al prójimo tanto como al bien
público, pueden todavía indignarse, dar prueba de generosidad, reconocerse
en la reivindicación ética? ¿Quid de la cultura individualista que glorifica el Ego
pero que paradójicamente logra convertir en estrella las virtudes de la rectitud,
de la solidaridad, de la responsabilidad?56
En esto reside la excepcional novedad de nuestra cultura ética: ésta es una so-
ciedad que, lejos de exaltar los órdenes superiores, los eufemiza y los
descredibiliza, una sociedad que desvaloriza el ideal de abnegación estimulan-
do sistemáticamente los deseos inmediatos, la pasión del ego, la felicidad
intimista y materialista59.
*Ibid.,p. 10,
57
ídem.
is
Ibid., p. 11.
39
Ibid.,p. 12.
[237 J
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
60
Ibid., p. 13.
" Ibid., p. 14.
62
Ibid., p. 15.
[238]
INDIVIDUALISMO CONTEMPORÁNEO O PROCESO
DE PERSONALIZACIÓN EN GILLES LIPOVETSKY
s
Ibid.,p. 18.
12391
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
¿En razón de qué el autor plantea algo como esto? Lipovetsky afirma
que hay exigencias morales mínimas para la vida social y democrática, y
que ellas son indispensables. Día a día se debate sobre los derechos del
hombre, la tolerancia, la violencia, la honestidad, se puede agregar, el ge-
M
Ibid.,p. 129.
to
Cita Lipovetsky G. El crepúsculo del deber, p. 146. de Capitalisme
moderne et révolution, París. UGE, 10/18 t.II, 1979, p. 296.
66
Gilíes Lipovetsky, El crepúsculo del deber, op. cit., p. 146.
I240J
INDIVIDUALISMO CONTEMPORÁNEO O PROCESO
D E P E R S O N A L I Z A C I Ó N EN G I L L E S L I P O V E T S K Y
67
Ibid., p. 147.
66
Ibid.,p. 149.
1241J
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
59
Ibid., p. 150.
70
Ibid., p. 151.
[242J
INDIVIDUALISMO CONTEMPORÁNEO O PROCESO
DE PERSONALIZACIÓN EN GILLES LIPOVETSKY
71
Ibid., pp. 208-209.
72
Ibid., p. 209.
73
ídem.
[243J
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
74
Ibid., p. 211.
73
Ibid., p. 212.
[244]
INDIVIDUALISMO CONTEMPORÁNEO O PROCESO
DE PERSONALIZACIÓN EN GILLES LIPOVETSKY
5
ídem.
1
lbid.,p.213.
3
Ibid., p. 215.
[2 45 ]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
Conclusiones
• Gilíes Lipovetsky logra hacer una radiografía de las manifestaciones de la
sociedad contemporánea, en la que como una de sus grandes caracterís-
ticas el individualismo contemporáneo tiene su propia complejidad. Ex-
pone efectos socioculturales como el neonarcisismo, la indiferencia,
aspectos que hacen pensar en un desarrollo que desemboca inevitable-
mente en la consagración del proceso de personalización o neoindividalismo.
Se habla de neoindividualismo porque ya no se trata del individualismo
moderno simplemente, sino de un proceso que enmarca sucesos tan pa-
radójicos y particulares como la imposición de la sociedad posmoderna
individualista sobre la soberanía y el poder del Estado.
[246]
INDIVIDUALISMO CONTEMPORÁNEO O PROCESO
DE PERSONALIZACIÓN EN GILLES LIPOVETSKY
[247]
CAPITULO V
Introducción
AL SOCIÓLOGO FRANCÉS JEAN BAUDRILLARD (N. 1956) se le inscribe en la
línea de pensadores como Marshall McLuhan o Paul Virilio, analistas del fe-
nómeno de la información y de los mass media. No obstante, por la
radicalidad de sus planteamientos, la postura de Baudrillard se destaca en-
tre la de éstos. Su inclusión en un estudio como el presente obedece a la im-
portancia que reviste este pensador dentro del panorama de la sociología y
filosofía francesa, y a las dificultades que presenta en su trabajo, que se cons-
tituyen en un reto para el pensamiento contemporáneo, en tanto no se remi-
ten a un fenómeno particular, sino que pretenden abarcar la sociedad en su
totalidad como una sola estructura.
Entender la interpretación que Baudrillard plantea sobre la sociedad con-
temporánea o posindustrial como una sociedad hiperreal, es decir, más real que
lo real, permite entrar a estudiar la posición de este sociólogo frente a la polí-
tica o, como él la llama, transpolítica, para encontrar en ella dos cuestiones fun-
damentales. En primer lugar, el fin de la política, la explicación de este
acontecimiento, al igual que de sus fenómenos más representativos, como el te-
rrorismo, los mass media ocupando el campo de lo social -de lo público-, y los
conflictos por diferencias raciales, étnicas o culturales; en segundo lugar, un
cuestionamiento acerca de la posibilidad del disenso en estas condiciones, asun-
to que en un principio pareciera acercar al autor a un nihilismo radical, pero
que, tras observar las implicaciones de su crítica a lo real y la importancia que
en ella cobra el concepto de la ilusión, abre un camino de disenso, planteado
como el único posible. Los anteriores son los dos puntos fundamentales a los
[2491
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
que aquí se hará referencia, considerando que son ellos los que darían luces
sobre el ejercicio de la política hoy, pues caracterizan, por un lado, a los ac-
tores y acontecimientos de ésta, y por otro, ofrecen una ubicación frente a
nuestra sociedad con la posibilidad de un análisis crítico, desde el cual re-
flexionar acerca de su utilidad y pertinencia para un estudio de lo político con
una perspectiva filosófica.
Lo anterior se enmarca en un intento de búsqueda de una interpretación
del sujeto en el mundo posmoderno, y concretamente del sujeto como agente
político, tema del que Baudrillard no se ocupa específicamente, pero acerca del
cual se pueden tener algunas luces, partiendo de su interpretación del mundo
contemporáneo. A continuación se pretende recoger, en primer lugar, las ideas
fundamentales de este pensador y, en segundo lugar, esbozar, a partir de ellas,
un breve análisis del modo en el que hoy se puede hablar de sujeto. Todo esto
con el fin de ofrecer una idea al lector de uno de los modos desde los que se puede
abordar el problema del sujeto político en el mundo posmoderno.
Se habla del mundo posmoderno porque evidentemente hay experien-
cias que muestran cambios esenciales en el modo de vivir en el mundo, como
la experiencia del tiempo, de las relaciones interpersonales y de la comunidad
política, entre otras. El mundo se percibe de otra manera, o mejor se está co-
menzando a percibir de otra manera, y aunque no pueden darse pautas de-
finitivas que permitan entender el mundo, sí es claro que se está presenciando
el nacimiento de un nuevo mundo enmarcado en el contexto de las nuevas
tecnologías, la ampliación de las técnicas de información, los desarrollos de
una economía capitalista globalizada, las investigaciones científicas y la im-
periosa preocupación por la seguridad como base de desarrollo de todo lo
anterior. Con lo antedicho se pretende aclarar que el uso del término
posmoderno para hablar de la sociedad contemporánea intenta poner de
manifiesto una conciencia de que nuestra época no es la modernidad del si-
glo pasado, y sin entrar a discutir si somos la plenitud de ella o su malforma-
ción, lo que se quiere es dejar abierta la posibilidad de entender nuestra época
bajo categorías propias que resulten esclarecedoras para los cambios que hoy
se observan y desconciertan.
El pensamiento de Baudrillard resulta atractivo precisamente porque en-
frenta a una interpretación tan sorprendente de nuestro mundo -debido a su
radicalidad-, que incita a repensar la definición de lo real y a reconsiderar nues-
tro mundo y su devenir. En consecuencia, se encuentra un análisis de la políti-
ca, la economía, la publicidad, el cuerpo y el sexo entre otros, que resultan
[250]
EL S U J E T O P O L Í T I C O POSMODERNO
i. La sociedad hiperreal
Las dos determinaciones de la sociedad hiperreal son la transparencia y la
simulación. A partir de ellas el autor teje una interpretación que abarca todas
las manifestaciones de nuestra cultura, siendo éstas la base de la lógica
hiperrealista: "disuasión de lo real mediante lo virtual" 1 . De acuerdo con lo an-
terior, el presente capítulo se divide en tres partes: la primera corresponde a la
noción de transparencia; la segunda, a la de simulacro, sin olvidar que sólo la
integración de ambas permite entender las sociedades posindustriales de Oc-
cidente como sociedades hiperreales, siendo precisamente esto lo que se preten-
de hacer ver en la última parte, que se ocupa de un caso concreto: la guerra del
Golfo Pérsico, asunto especialmente estudiado por Baudrillard.
1
Jean Baudrillard, La guerra del Golfo no ha tenido lugar, Barcelona:
Anagrama, 1991, p. 15.
[251J
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
nos lo que creemos tal), los detalles del romance ilegítimo de uno de los hom-
bres más poderosos del mundo junto con un partido de fútbol, la descripción
del armamento utilizado en la guerra del Golfo junto con las fotos en movi-
miento de las mujeres "más bellas" del mundo.
Encontramos información que indica cómo preparar un buen café y tam-
bién datos útiles, si tenemos pensado suicidarnos; no existe nada prohibido, ni
la muerte, ni el sexo, ni el mal (por lo menos en este caso porque, como vere-
mos más adelante, el mal, como expresión de negatividad, es rechazado y ex-
pulsado del orden de nuestras sociedades), pues en la red encontramos subastas
de armas y pertenencias de asesinos en serie, por ejemplo, o puntos de encuen-
tro virtual de jóvenes nazis (después de haberse visto lo que se vio en el pasado
siglo). Hoy tenemos información sobre estos actos que repudiamos y nos cau-
san escozor, sobre lo bueno, lo malo, lo legítimo, lo ilegítimo (mercado de mu-
jeres y niños), sobre lo que queramos, la abundancia de la información, ¡las
maravillas del progreso!
Por un lado, entonces, la transparencia se observa en la posibilidad de te-
ner toda la información frente a nosotros, nada se nos escapa, ningún tema sin
ser tratado, todo está allí expuesto, corno anteriormente quedó dicho. Por otro
lado, la carencia de finalidad de los mass media deja ver su carácter de trans-
parencia, pues, aunque se elogie la producción infinita de información en nom-
bre del derecho universal a la libre expresión y en nombre de la búsqueda de
objetividad (para dejar atrás la posibilidad de juicios y decisiones arbitrarias),
es innegable que hoy es difícil encontrar la finalidad de este proceso de produc-
ción perpetua de información, ya que lo único que vemos es que "ni la masa tie-
ne opinión, ni la información la informa: una y otra siguen alimentándose
monstruosamente"2.
Para entender el modo en el que circula la información y la carencia de fi-
nalidad de esta actividad, como lo afirma Baudrillard, es preciso entrar a es-
tudiar el comportamiento de las masas, que acompañan este movimiento. Si
bien no se ahondará en el tema de las masas (pues ocupa un lugar especial en la
exposición de la transpolítica, en donde será tratado a fondo), se señalará que
la legitimidad que tienen los productores de información se encuentra en su
responsabilidad con las masas, responsabilidad que les impone como su obje-
tivo último informar a más gente (democratizar la información) y brindar
2
Jean Baudrillard, Las estrategias fatales, Barcelona: Anagrama, 1984,
p. 96.
252
EL S U J E T O P O L Í T I C O POSMODERNO
3
Estoy pensando en Marx, en la Escuela de Frankfurt y más
recientemente en el situacionismo francés que, a pesar de entender el ansia
de espectáculo como una exigencia de las masas (por lo menos así lo
manifiesta su más conocido exponente Guy Debord), aún, como una
muestra de esperanza de redención de las mismas, ve en el arte la
posibilidad de manifestar el sentimiento de realidad o de verdad. Toda esta
tradición conserva la noción de alienación para referirse a la relación de los
medios de comunicación con las masas, colocando de un lado a los
oprimidos y de otro a los opresores.
[2531
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
4
Jean Baudrillard, La transparencia del mal, Barcelona: Anagrama,
1991, p. 46.
5
Tomemos como ejemplo los sucesos del 11 de septiembre en Estados
Unidos. Fue tan amplio el cubrimiento de los medios al acontecimiento
que, finalmente, la credibilidad estaba agotada, no se sabía quién estaba
especulando, y de hecho, los mismos medios reportaron este fenómeno
que deja ver que, aunque el mundo entero estuvo "pegado" al televisor el
día entero, había cierto escepticismo acerca de la información que se estaba
transmitiendo.
[254]
EL S U J E T O P O L Í T I C O POSMODERNO
6
Jean Baudrillard, Las estrategias fatales, op. cit., p. 70.
7
"El sistema ha realizado todo su potencial utópico y ha sustituido la
radicalidad de su operación por la radicalidad del pensamiento". Esta cita
aclara mucho acerca de las posibles críticas, pues no está diciendo que el
mundo es perfecto hoy, sino que, todo lo que podía ser ya lo es, y que son
los signos y no los hechos los que muestran este suceso.
1255J
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
la historia), pues cuando ésta existe hay una finalidad que orienta la interpre-
tación de los sucesos que acontecen en el mundo, mientras que hoy, cuando pa-
rece haberse alcanzado el estado de abundancia, la democracia como
imperativo mundial y consensos mundiales acerca de lo que se podría llamar
"normas mínimas de convivencia", la finalidad parece ser sólo una: continuar
reproduciendo el sistema actual, mantener la utopía ya realizada.
Por supuesto, lo anterior es muy criticable. ¿Podríamos decir acaso que la
sociedad de la abundancia es un hecho cuando más de la mitad de la población
del mundo no tiene acceso a los beneficios a los que ello debería dar lugar? O,
¿podemos acaso decir que vivimos una democracia real a nivel mundial? Es
más, ¿acaso los derechos humanos y el DIH no son más que discursos que ocul-
tan un ejercicio de la violencia y de la esclavitud? Conocemos las respuestas a
las anteriores preguntas y sabemos que el mundo definitivamente no es la rea-
lización de la utopía. Entendamos, entonces, a continuación, el modo en el que
Baudrillard lo dice.
El planteamiento central de Baudrillard es que la cultura actual ejerce su
poder dentro de nuestras sociedades por medio de los signos. En todos los ám-
bitos de la actividad humana no hay más que signos - y esto ya anticipa algo de
la condición de simulación- siendo estos los que nos indican que la utopía está
en plena realización. "En el fondo el mensaje ya no existe, el médium se impo-
ne en su circulación pura", que si lo extendemos a la sociedad entera diría algo
como: "en el fondo ya no hay contenido, ya no hay fin, son los medios los que
cumplen con ese papel en su circulación", los medios asumen el carácter de fi-
nes. Al decir medios no nos referimos exclusivamente a medios de información,
sino a todo aquello que en principio fue planeado como un medio útil para de-
terminado fin y que hoy, en una cultura transparente y vacía, se impone como
fin. El capital es un ejemplo pertinente para ilustrar esto.
Como se dijo en un comienzo, la economía y los procesos de información
son los ejemplos más representativos de la transparencia de nuestra cultura,
por lo que se pretende ahora utilizar el primer caso para entender cómo las so-
ciedades posindustriales perpetúan su sostenimiento en el vacío al carecer de
una finalidad exterior a ellas y al asumir, en su lugar, lo que anteriormente fue-
ron los medios, asunto que conducirá a la condición de simulación, pues si bien
nos reproducimos en el vacío, no lo sentimos ni percibimos así.
Hoy ningún lugar en el globo terráqueo escapa a los movimientos de los
flujos económicos. El mundo entero en sus relaciones de intercambio econó-
mico está mediado por el valor de cambio, por el capital, y todo entra dentro
[256¡
EL SUJETO POLÍTICO POSMODERNO
8
Sé que se dirá que hay campos libres de esta condición y serían
puntualmente los del ámbito privado. Sin embargo, y aunque en la
sociedad se vean signos de ello (por medio de películas, discursos,
televisión, publicidad etc.), es difícil excluir del mismo juego, relaciones
como la amistad, el amor, la paternidad, la solidaridad, pues es claro que
allí también hay una serie de signos que permiten la relación, signos que
son producidos por la lógica del capital.
9
Jean Baudrillard, La transparencia del mal, op. cit., pp. 32-43.
[2571
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
Por último, el otro rasgo que hace de la economía una actividad transpa-
rente: su autodestrucción. La economía en su realización perfecta de libre mo-
vimiento de los flujos de capital, de intercambio libre sin restricción alguna, es
la causa de su propio fin, pues la economía se ha concebido históricamente
como la actividad del hombre encargada del intercambio con el fin de que una
sociedad o una comunidad se autoabastezca para suplir así sus necesidades y
deseos. Pero hoy la economía no realiza un intercambio real, en primer lugar,
y en segundo, no responde a las necesidades y deseos de la sociedad sino que los
crea a partir de las necesidades de la lógica de la producción10.
En otras palabras, a la par de necesidades como el vestido, la alimentación,
el techo, necesidades como la de diferenciarse están orientadas por la produc-
ción; por ejemplo, ya mi identificación, y por consiguiente mi diferenciación
frente a los otros, no va a depender de unos fines, principios o valores
transcendentales, sino de un producto que reemplaza aquello por sus signos.
Así, Benetton® ofrece ropa y accesorios en cuya publicidad se manifiesta el va-
lor de la diferencia, el respeto por el otro y la crítica a comportamientos opues-
tos a estos, por lo que en el momento en el que yo compro un jean allí, no es
simplemente la compra de una mercancía, sino que también estoy apoyando
y expresándome por medio de esos signos, pues no es lo mismo que yo salga con
un abrigo de pieles o con una chaqueta Benetton®, lo que estoy manifestando
en cada caso es una cosa distinta, no es simplemente un modo de suplir mi ne-
cesidad de vestido.
Acerca de la liquidación del intercambio real, y con ello del fin con el
principio básico de la economía, Baudrillard afirma que se da efectivamen-
te un intercambio de objetos cuando cada objeto tiene un valor irrempla-
zable, cuando tiene un valor en sí mismo, en otras palabras, cuando prima
su valor de uso. Si el intercambio hoy se basa en el valor de cambio, es éste lo
[258]
EL S U J E T O P O L Í T I C O POSMODERNO
12591
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
260
EL SUJETO POLÍTICO POSMODERNO
261
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
13
En El Intercambio simbólico y la muerte, Baudrillard habla de tres
tipos de simulacros: el primero corresponde a la época del renacimiento de
Occidente: es la falsificación; el segundo momento es el de la etapa de
sociedad industrial: la producción; y por último, la etapa posindustrial de
Occidente: la simulación regida por el código. "El simulacro de primer
orden no suprime jamás la diferencia: supone la porfía siempre sensible
del simulacro y lo real (...). El simulacro de segundo orden simplifica el
problema por absorción de las apariencias, o por liquidación de lo real,
como se quiera" (p. 64). El de tercer orden, el propio de nuestra época, es
"una generación por el modelo" p. 70. Jean Baudrillard. El intercambio
simbólico y la muerte, Caracas: Monte Ávila Editores, 1992.
[262]
EL S U J E T O P O L Í T I C O POSMODERNO
[263]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
2.1. El obeso
Esta figura es la metáfora de un cuerpo gordo, obeso, que ilustra la con-
dición de exceso de la política hoy. Baudrillard considera que hay un rom-
pimiento en la configuración política del m u n d o a partir de finales de la
década de los ochenta, a cuenta de un acontecimiento fundamental: el fin de
la Guerra Fría, o la caída de la "Cortina de Hierro", hecho que se revela al
mundo con la caída del Muro de Berlín y la desintegración de la potencia rusa.
Desde estos hechos, el mundo se concibe como uno solo, los derechos huma-
nos como los derechos naturales de todos los hombres de la tierra, la demo-
cracia como el mejor de los modos de ordenamiento político y el capitalismo
como el más efectivo de los modelos económicos para garantizar el bienes-
tar de los individuos. Los ideales de la Ilustración encuentran su realización
potencial, pues ya son los ideales de toda la humanidad, el mundo entero
marcha bajo esos principios.
De este modo, la posmodernidad es una nueva época que plantea un rom-
pimiento y en la que, por supuesto, la política se torna radicalmente distinta,
tanto, que Baudrillard no habla de política sino de transpolítica, intentando
decir con esta expresión que el ejercicio de la política está del otro lado de la po-
lítica, es decir, que la política se simula a sí misma, para ocultar que se encuen-
tra ausente.
El fin de la política tiene origen en su abundancia, situación representa-
da con la figura de la obesidad. La pérdida de la figura de un cuerpo que se en-
gorda, "como si el cuerpo ya no se opusiera a un mundo exterior, sino que
intentara digerir el espacio en su propia apariencia"14, es comparable a la situa-
ción de la política que hoy intenta cubrirlo todo, expandirse más allá de sus lí-
14
Jean Baudrillard, las estrategias fatales, op. cit., p. 27.
[264]
EL S U J E T O P O L Í T I C O POSMODERNO
mites, buscando abarcarlo todo para que fuera de ella no quede nada. La obe-
sidad de la política debe entenderse en el mismo sentido en el que Baudrillard
habla de la "obesidad característica de la modernidad operacional"15, es decir,
así como nuestra cultura tiene toda la información, lo acumula todo, lo conoce
todo, y sin embargo, esto no parece servir para el cumplimiento de los ideales
y finalidades propuestos, así mismo la política, su exceso -que es la abundan-
cia de mecanismos de participación política, la esperanza de que la diploma-
cia política logre solucionar los conflictos consiguiendo una reconciliación, la
confianza en la política para reordenar el mundo-, parece haber perdido su fin,
y así, haber perdido el sentido, pues no por el hecho de que abunden mecanis-
mos de participación ciudadana hay un mejor uso de estos que la haga más efec-
tiva; ni el hecho de que existan más organizaciones internacionales reguladoras
del orden mundial ha estimulado la construcción de una comunidad interna-
cional igualitaria, justa y con menos conflictos militares que en otros tiempos;
ni es cierto, tampoco, que las continuas cumbres diplomáticas de los dirigen-
tes más importantes del mundo redunden en el mejoramiento de las condicio-
nes de los habitantes del mundo o de la conservación de los recursos naturales
que garantizarían el mantenimiento del bienestar a las futuras generaciones.
La política abre sus alas para cubrir al mundo entero y solucionar los pro-
blemas de las relaciones sociales en el espacio público, pero no logra coger vuelo
y llegar a su destino, no logra consumar la finalidad que ya Aristóteles, en los
albores de Occidente, atribuía a la comunidad política: "el régimen mejor es esa
organización bajo la cual cualquier ciudadano puede prosperar y vivir feliz-
mente"16. Así lo prueban las consecuencias de la desigualdad en el mundo, tan
desesperanzadoras que difícilmente podríamos hablar del bienestar de la mi-
tad de la población (según estadísticas, las dos terceras partes del mundo no tie-
nen cubiertas las necesidades básicas) y mucho menos de felicidad o de
desarrollo integral de los individuos.
"Estamos en el éxtasis de la política y de la historia -perfectamente infor-
mados e impotentes, perfectamente solidarios y paralizados, perfectamente fi-
jados en la estereofonía mundial-, transpolitizados vivientes"17, siendo
15
Ibid., p. 28.
16
Aristóteles, La política. Libro VII, Madrid: Credos, 1988, pp. 1324
a 1325.
17
Jean Baudrillard, Las estrategias fatales, op. cit, p. 68.
[265]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
12661
EL S U J E T O P O L Í T I C O POSMODERNO
,
Ibid.,p.68.
[267]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
'Ibid.,p.l37.
Í268I
EL S U J E T O P O L Í T I C O POSMODERNO
Aquí se presenta un problema. Baudrillard dice que a las masas "se les da
sentido, quieren espectáculo"20, y entonces parece incomprensible el afán de la
sociedad por simular una realidad, por ocultar que hay nada y simular senti-
do. No se ve entonces cuál sea la razón por la que la cultura contemporánea,
al reproducirse en el vacío, al carecer de sentido, simula tener esto último, si
total, a las masas no les importa tenerlo; se pueden pensar dos alternativas que
logran explicar el fenómeno anterior aparentemente contradictorio: o las ma-
sas sí buscan el sentido, la ilusión de una realidad como fundamento para sus
actividades cotidianas, o la simulación general de nuestras sociedades explica
su existencia por una razón distinta a la necesidad de las masas.
Si ambas cosas terminan siendo ciertas, y aunque no nos detengamos a
explicarlas, por el momento esto plantea un dilema del tipo del huevo y la ga-
llina, ¿qué es primero, las demandas de las masas o los intereses de los mass me-
dia7., y al cual no hay otra respuesta más que este no es un movimiento de causa
y efecto sino un movimiento circular, ambas se determinan, son parte del mis-
mo proceso, por lo que consideramos que no se podría decir de manera defi-
nitiva que las masas persiguen tan sólo el espectáculo, pues si bien es cierto
que los medios de comunicación sólo tienen como objetivo su reproducción,
su sostenimiento, por lo que el espectáculo por el espectáculo es su propio fin,
también es cierto que las masas encuentran en el espectáculo cotidiano de la
realidad signos de realidad que ellas buscan, como son los signos de poder,
de dolor, de solidaridad, de antagonismo, de felicidad, etcétera.
Con lo anterior esperamos haber evidenciando la importancia de las ma-
sas en la política, o mejor, en la transpolítica, pues ellas hacen posible la obesi-
dad de este sistema y su transparencia. El carácter indeterminado de las masas
es lo que le permite a Baudrillard hablar de ellas como de las mayorías silencio-
sas, pues ésta es su principal cualidad, su silencio. Sí, claro, siempre se ve a la
masa participando, opinando, exigiendo, reclamando, creando, etc., pero esto
es parte, es más, fundamento, del gran simulacro de las sociedades contempo-
ráneas posmodernas. El simulacro consiste en hacer ver algo que no hay, en
crear una ilusión que haga las veces de lo verdadero, papel que sin compara-
ción juegan las masas en el campo de lo político, pues siendo ellas lo social por
excelencia, el lugar donde tienen lugar las opiniones públicas, los encuentros,
la comunicación, el intercambio, todo aquello destinado al espacio público, lo-
[26 9 ]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
I270J
El, SUJETO POLÍTICO POSMODERNO
[271]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
allí empezar a pensar en sus consecuencias para la humanidad. Así, los pro-
blemas de la desigualdad y de las injusticias sociales, que están directamente
relacionados con el de la servidumbre, son planteados en términos de servi-
dumbre voluntaria a partir de la noción de las masas, enfrentándonos al re-
chazo de la libertad, de la responsabilidad y de sentido en general que se hace
patente en el fenómeno de las masas, en tanto que son los sujetos sociales y
políticos por excelencia.
En cuanto a los conflictos por motivos raciales, religiosos o culturales, se
analiza la situación desde la necesidad que tiene el ser humano de lo Otro, de
la alteridad y de la relación de poder que en medio de este se teje, para estudiar
el modo en el que esta necesidad se libera en el orden cultural contemporáneo.
De este modo, y con estos escasos ejemplos, se deja ver la utilidad de los plan-
teamientos de Baudrillard, que en el caso concreto de su noción de obesidad
entendemos como el reconocimiento de que la política se presenta en exceso en
nuestro ordenamiento, de tal forma que ya ha dejado de serlo, del mismo modo
que la liberación sexual, es decir, el exceso de las relaciones sexuales no es sexo,
pues en este es inherente la seducción, elemento ausente en el "sexo en cadena"
de nuestra etapa liberada.
2.2. El rehén
Las masas representan por excelencia la figura del rehén con la que
Baudrillard subraya una característica de la política contemporánea: su con-
dición de chantaje. El chantaje es un término que define a la sociedad en gene-
ral, no solamente a la política, manifestándose en esta, particularmente, en la
dinámica de la tríada masa-mass medía-terrorismo. El chantaje o la disuasión
se opone a la prohibición, es una tecnología suave de la violencia que contrasta
con la fuerza destructiva de la violencia y que genera una condición peor en
nuestras sociedades, afirma Baudrillard, en tanto construye toda una esfera de
manipulación desde la cual se va a determinar nuestras vidas.
La manipulación es circular, es decir, no hay un verdugo y una víctima,
todos son lo uno y lo otro. En términos de Baudrillard, "todos somos rehenes,
todos somos terroristas" 22 , y es de este modo como se configura el nuevo espa-
cio político. Ser rehén es ser desterritorializado, es estar fuera de sí; y ser terro-
rista es generar terror por medio del chantaje. Las masas son lo uno y lo otro,
22
Ibid., p. 40.
17 2\
EL S U J E T O P O L Í T I C O POSMODERNO
al igual que los mass media. Ambos son rehenes del sistema, y ambos son terro-
ristas en él:
(el terrorismo) es el rehén de los media, de la misma manera que ellos lo son
de él. No hayfinalpara este encadenamiento del chantaje; todo el mundo es el
rehén del otro, es elfindelfinde nuestra relación llamada "social". Existe, ade-
más, otro término detrás de eso, que es como la matriz de este chantaje circu-
lar: son las masas, sin las cuales no habría ni media ni terrorismo23.
(
7fód.,p.45.
[273]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
[274]
EL S U J E T O P O L Í T I C O POSMODERNO
1
Ibid., p. 37.
2751
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
23
Ihtd., p. 36.
Í276]
EL SUJETO POLÍTICO POSMODERNO
no debo poner en riesgo la estabilidad del orden social, para cuya garantía es-
tán las figuras de las aseguradoras que todo lo cubren, y que, regulando y con-
trolando la libertad de los individuos, logran su único objetivo: la estabilidad
del orden actual de las cosas.
Lo anterior permite entender un poco más esta figura del rehén que tiene
como asiento el chantaje y que representa el hecho de que cada uno de noso-
tros es un rehén, pues permite ver la situación ambigua de cada individuo: por
un lado, éste se entiende como un sujeto racional, autónomo y libre, pero in-
mediatamente la sociedad comienza a controlarlo pues sólo de este modo ga-
rantiza su estabilidad. El sujeto es libre para participar, pero no participa; goza
del derecho a la vida, pero no vive, tiene derecho a una muerte digna, pero no
quiere morir; es rehén de una sociedad que no aniquila al individuo sino que
utiliza la disuasión en su lugar.
Esta condición de disuasión y chantaje no es de cada individuo, solamen-
te, sino del orden global en general, pues en éste todos son rehenes del sistema
mismo, en tanto todas las naciones del mundo conducen, a partir de mecanis-
mos de disuasión (como pueden serlo los embargos económicos - y en general
el intercambio económico-, o el control de la garantía del cumplimiento de los
derechos humanos, entre otros), las políticas estatales. Y es precisamente el he-
cho de la expansión y el cubrimiento global del efecto de la disuasión lo que ter-
mina generando y explicando un fenómeno que Baudrillard cataloga como
uno de los escenarios más representativos de la transpolítica: el terrorismo.
El terrorismo "se ha convertido en el comportamiento normal y genera-
lizado de todas las naciones y todos los grupos" 26 , es el la forma como se nego-
cia la política y economía mundial y apoya, paradójicamente y al contrario de
lo que pretende, el mantenimiento del orden, su estabilidad. Es el terror lo que
está en la base de cada negociación entre naciones, sociedades mantenidas a base
de terror, y en las que los rehenes son las masas, quienes a partir de la moda, la
publicidad, los discursos presidenciales y en general de todos los signos trans-
mitidos por los mass media, otorgan legitimidad, preferencia y necesidad al
modo en el que se hacen hoy por hoy las cosas, empezando por los campos de
la economía y la política, pasando por los espacios de las relaciones sexuales y
demás actividades reservadas al campo de lo privado.
La aparición del fenómeno del terrorismo como la manifestación de lo
político se debe "a una deficiencia y a un hundimiento de los códigos respecti-
26
Ibid., p. 43.
[2771
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
27
Jean Baudrillard, La transparencia del mal, p. 43.
28
En Cultura y simulacro se plantea la idea de la coexistencia pacífica
como un mecanismo de control tan efectivo que no lo sentimos como tal;
al contrario, lo vivimos como la plenitud del ideal de libertad. Esto es
posible por la condición de simulación que configura la cultura
posmoderna, pues con las mismas herramientas que se instituye el
sistema de control, se simula la creación de un estado de libertad.
[2 7 8]
EL S U J E T O P O L Í T I C O POSMODERNO
29
Aclaro aquí que cuando digo que las sociedades posmodernas niegan
su lado oscuro, debe entenderse "negar" como el hecho de catalogar los
hechos de barbarie y sufrimiento como fenómenos aislados, marginales,
irracionales -y que por lo tanto están fuera del orden racional
construido-, y no como si se impidieran y no tuvieran lugar
acontecimientos "oscuros", queriendo decir con esto, y en general con "lado
oscuro" y "parte maldita", situaciones de desequilibrio y desestabilidad. A
continuación cito lo que, en una entrevista, define Baudrillard como el mal:
"And I do not understand evil as suffering, as pain. I define it, rather, as
negativity, as the diabolical nature of things when they are reversed into their
opposite, so that they never reach theirfinality,ñor even go beyond it and
thus become, at that specific time, monstrous. A good part of monstrosity,
in our banality, is just that: all phenomena become extreme. Because of the
media, our scientific means, our knowhow, progress all take an
uncontrollable, inhuman dimensión. Evil, for me is just that form".
Vivisecting the 90s: An Interview with Jean Baudrillard. Caroline Bayard
and Graham Knight. www.ctheory.net/text_file.asp?pick=66
12791
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
280
EL S U J E T O P O L Í T I C O POSMODERNO
Í281I
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
2.3. Lo obsceno
"Más visible que lo visible, eso es lo obsceno"30. Lo obsceno hace referen-
cia al éxtasis, la exageración, la plenitud que se manifiesta en la cultura de las
sociedades posmodernas. Su obscenidad se muestra en el dominio absoluto de
lo real, es decir, la utopía de la conjunción real-racional se ha logrado, la rea-
lidad es racional, lo racional es real, y sobre ello se tiene el absoluto control. Lo
vemos todo, lo conocemos todo, estamos asegurados frente a todo, la realidad
la tenemos a nuestro alcance: la guerra de los Balcanes desde casa, el hambre
en África, el bienestar norteamericano, en fin, no me pierdo ningún detalle de
lo que acontece en el mundo, conozco la realidad del mundo en que vivo.
La obscenidad de la sociedad posmoderna está en los extremos que ha al-
canzado: ve más allá de lo visible, es más real que lo real, situación que la ha lle-
vado al vacío de su sentido, a su estado de transparencia. Baudrillard ilustra
la noción de obscenidad en analogía con la actividad sexual, en la que se reco-
noce abiertamente lo obsceno como la presencia de sexo sin velo, el sexo en su
desnudez total, la realidad del sexo desprovista de toda sutileza, la verdad del
sexo sin trucos. Esto mismo es la obscenidad de la cultura posmoderna, donde
la realidad es hiperreal, es decir, más real que lo real, su carácter de realidad lo
conocemos tanto que no da lugar a dudas, es una realidad bajo control. Es obs-
cena porque "es el colmo de la realidad", es demasiado real, tanto, que allí no
hay lugar para lo irreal, para la fantasía, para la ilusión; todo esto desaparece
en el momento en que se transforma en realidad.
La realidad del mundo de hoy en su conjunto es obscena porque ha des-
terrado a su antagonista, lo irreal o fantástico, y con ello, la posibilidad de duda
acerca de su carácter de realidad, viéndose así confirmado y asegurado que lo
que pensamos real es definitiva e inexorablemente real. Si en alguna época al-
gunos pensadores pudieron dudar de la condición de realidad de lo que ante
sus ojos se colocaba o de lo que sus sentidos percibían, hoy una duda semejan-
te es absurda, pues basta con que positiva u objetivamente podamos mostrar
la presencia de algo para que este algo sea real. La pregunta ¿qué es lo real? re-
cibe esta respuesta rápida y contundente, más allá de la cual toda duda acerca
de lo real es simplemente ineficaz, inútil. ¿Acaso puedo dudar de la realidad del
sexo virtual que tengo yo desde mi computador en la soledad absoluta? ¿Podría
decir acaso que la compañía que siento con mi "novio de la Internet" en
1
Jean Baudrillard, las estrategias fatales, op. cit., p. 57.
[282]
EL S U J E T O P O L Í T I C O POSMODERNO
Honolulú es menos real que la de mi amiga que ve a su novio todos los días?
¿Puede decirse que mi compromiso social con los desplazados en Afganistán
manifestado en mis cuotas consignadas a la Cruz Roja es menos fuerte que el de
la voluntaria que está allí viéndolos y atendiéndolos? Todo lo anterior demues-
tra que es real con tan sólo su presencia objetiva, no hay esencias ni apariencias,
no hay grados distintos de realidad, lo real es real si se muestra su presencia
objetiva. Los fantasmas existen desde que una imagen los registra, las cámaras
no mienten, presentan ante nuestros ojos la realidad en su desnudez absoluta,
pues allí no hay contexto que explique la situación, ésta habla por sí sola en la
contundencia de la imagen.
La cultura posmoderna es obscena porque está vacía de contenido -es
transparente-, estado al que llegó por su realización plena, por su abundan-
cia, por su éxtasis: el exceso de sexo ya no es sexo, la recuperación de lo artesanal
y folclórico es su desaparición en cuanto tal para pasar a ser mercancías en el
mercado, y así mismo ocurre con la política, ha dejado de serlo realmente, es
un ejercicio sin sentido, al tiempo que su importancia parece ser muy amplia.
La transpolítica adquiere importancia por su función y necesidad social. Pro-
blemas como la pobreza, la seguridad, la estabilidad económica, la conviven-
cia pacífica, la salud, la educación, en fin, todos los frentes de la problemática
social de nuestras sociedades son encarados por la política, su labor social es
enorme. Es este el bastión de apoyo del ejercicio político, es esto lo que lo legi-
tima, su fortaleza es su capacidad de garantizar bienestar social, y es precisa-
mente esto lo que lo hace obsceno, pues ya lo social no hace alusión al
entendimiento y las relaciones de los hombres dentro de la esfera pública, sino
que incluye más que eso, el cubrimiento de las necesidades básicas entra den-
tro de lo social, también la atención a minusválidos y personas menos favore-
cidas, siendo este, específicamente, el campo de lo social, el de la pobreza, la
miseria, la enfermedad y la deficiencia.
La obscenidad de lo social está en que ya no es el espacio de lo público
donde se encuentran los individuos, en tanto ciudadanos para deliberar so-
bre lo mejor para la sociedad en su conjunto, sino que es una categoría que
ha entrado en la lógica de la oferta y la demanda, en la que sus ocupaciones
se expanden y contraen dependiendo de esto último. Esto quiere decir que el
contenido de la política social asumida por los países del mundo es totalmente
vacío, sólo juega a ser un producto más en el marco del mercado mundial. La
preocupación social que fundamenta la política global y que legitima la exis-
tencia de organizaciones internacionales ocupadas de estas problemáticas
[283]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
propone la idea de progreso humano como el ideal que orienta todas sus ac-
ciones y decisiones. Sin embargo, observamos la transparencia de esta idea, que
es el desafío del orden mundial, en el modo en que los gobiernos actúan.
¿Podemos decir que el compromiso con la paz mundial, o con el mejora-
miento de las condiciones ambientales, o que el deber de ayudar a los países
pobres son realmente los ideales que orientan la política mundial? No, claro que
no, aunque todo el aparato de simulación parezca responder positivamente la
anterior pregunta, pues los "paquetes de ayuda" y las relaciones diplomáticas
cumplen con su función de presentar ante el mundo una política cuya ocupa-
ción es primordialmente social.
La obscenidad es la figura que define la cultura de las sociedades
posmodernas. En ella se integran las categorías de simulación, de transparen-
cia, la figura del obeso y la del rehén, constituyéndose así una sociedad vacía,
sin contenido, sin sentido, pero que a nuestros ojos se presenta como la racio-
nal, la que, logrando controlar los impulsos pasionales de los hombres y los
errores ideológicos de las sociedades, se plantea como una sociedad de indivi-
duos racionales y libres que logran constituir una comunidad bajo principios
racionales que le dan un sentido y un horizonte al devenir del mundo. La obs-
cenidad es este estado de transparencia no reconocido y la simulación de sen-
tido, una situación en la que somos y no somos, por paradójico que pueda
parecer, convergiendo todo esto en el dominio absoluto de lo real.
Después de lo anterior entendemos que lafigurade lo obsceno nos enfrenta
ante dos situaciones: primero, el vacío de contenido de la dinámica del mun-
do de los hombres hoy, y, segundo, el consecuente, aunque paradójico, domi-
nio absoluto de lo real. Lo primero ha sido explicado en la sección anterior. Lo
segundo, no quiere decir otra cosa que el acceso a los hechos desde todos los án-
gulos, el conocimiento de todos los acontecimientos, el acceso a lo verdadero;
merece decirse que esta situación es paradójica pues no parece lógico que exis-
ta un mundo vacío de su contenido y, al mismo tiempo, un mundo que parece
tenerlo absolutamente en tanto que accede a todo, a la verdad de esta forma.
El hecho de tener todos los conocimientos, todo el dominio de la natura-
leza por medio de la técnica y en general el poder de la verdad -si por ello en-
tendemos la posibilidad de entenderlo y explicarlo todo-, coloca a la
humanidad frente a una situación en la que la ilusión desaparece en cuanto
tal, la fantasía deja de serlo para convertirse en una nueva realidad, es decir,
Baudrillard no está diciendo que lo fantástico o irreal no están presentes en
nuestras vidas, de hecho plantea que el orden de simulación de nuestro mun-
[284]
EL S U J E T O P O L Í T I C O POSMODERNO
[285]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
tal, para lo que es útil la mirada a la cultura como uno de los bastiones de la
formación de valores y principios, esenciales a la concepción de la vida huma-
na, su sentido y desarrollo.
Para finalizar, entonces, sólo queremos señalar que la obscenidad es la fi-
gura en la que convergen las otras dos figuras con las que Baudrillard define par-
ticularmente, pero no exclusivamente, la política: la del rehén y la del obeso,
cuya composición conduce a pensar el problema de la existencia del hombre,
su directa relación con el problema de la realidad, y la importancia de esto en
la configuración de una sociedad y, particularmente, en la reflexión filosófica
de la política, pues supone un distanciamiento frente a nociones tan fuertemente
defendidas en el discurso corriente como son la libertad, la tolerancia a la di-
ferencia, lo racional, la verdad, abriendo de este modo, una perspectiva enri-
quecedora a la política desde la reflexión filosófica.
La transpolítica es, entonces, la simulación de la política, una política
transparente. Una política que tiene como frente el campo de lo social, en el
que se hace manifiesta su obscenidad, su obesidad y su condición de chanta-
je, y es lo social precisamente, porque esta esfera ocupa el lugar de la opinión
pública, del espacio público; bajo el anonimato de los individuos en ella, asu-
me la responsabilidad que cada uno de ellos tiene frente a su sociedad en tanto
ciudadano y se apodera, en la indiferencia que la caracteriza, del papel de los
sujetos libres, autónomos y racionales, todo esto, por supuesto, por medio
del empoderamiento por parte de las masas del campo de lo público. Esto nos
lleva a estudiar el fenómeno de las masas como aspecto fundamental de la po-
lítica hoy, partiendo de entenderlas como los sujetos políticos de la nueva
época que se está constituyendo, cuestionándonos acerca del papel de los in-
dividuos y de las comunidades en el espacio público. Es el interrogante por
quién es el actor político por excelencia en la transpolítica, y las consecuencias
que ello trae al orden del sistema en general, lo que da a lugar a las reflexio-
nes de la tercera y última sección del presente trabajo, centradas en el asun-
to del sujeto político y su lugar en la estructura cultural actual.
1286
EL SUJETO POLÍTICO POSMODERNO
[287)
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
daño, miembro de una comunidad política, animal político, con lo cual se hace
énfasis en que el desarrollo y la determinación del individuo en tanto tal tiene
un fuerte tinte de responsabilidad social. De este modo, si bien es cierto que es
distinto hablar de un hombre bueno -virtuoso- y de un buen ciudadano, es cla-
ro que hay un camino de intersección muy corto entre ambos y que son, nece-
sariamente, interdependientes, a partir de lo cual se puede decir que lo público
y lo privado no son ámbitos opuestos en el ser humano, en el pensamiento an-
tiguo, sino ámbitos integrados con una finalidad común: la felicidad.
La modernidad desarrolla una radical distinción entre el ámbito públi-
co y el privado del ser humano. La secularización de la dirección y del ordena-
miento de las comunidades le otorga a lo público funciones distintas y ajenas
a la felicidad del individuo particular, papel que asume cada sujeto en su ám-
bito privado. Ya no hablamos de animales políticos que procuran una vida
buena, ni de criaturas de Dios que persiguen su salvación, sino de sujetos que
buscan la libertad, sujetos cuya determinación depende exclusivamente de
ellos y para los cuales lo público es el espacio necesario que garantiza la
sobrevivencia. La finalidad de cada ámbito es distinta, y aunque complemen-
tarios, son dos caminos separados, cada uno con sus funciones y campos deter-
minados. El criterio que pone la frontera entre los dos ámbitos es el radio de
influencia: si un acto afecta exclusivamente al individuo es entonces un acto de
carácter privado, si por el contrario afecta a las personas con las que convive
o, en general, interfiere a los demás en su capacidad de ejercer su vida plenamen-
te, estamos hablando de un acto de carácter público.
Pero como ya lo veía Stuart Mili en su escrito Sobre la libertad, donde se
encuentra el fundamento del concepto de libertad manejado en el mundo
moderno, juzgar el grado de influencia de los diversos actos de un individuo
en su sociedad es un ejercicio que trae problemas debido a su ambigüedad.
Así, es claro que el hecho de consumir drogas es un acto individual y que, en
principio, no afecta a nadie más que al consumidor, pero hoy entendemos
que es un problema de carácter público, y no precisamente por la posibilidad
de que un adicto a las drogas atente contra la integridad de otras personas,
sino porque a nivel macro las consecuencias del comercio de drogas y de su
consumo frecuente trae dificultades de orden público, económico y de orden
social y cultural. Como éste existen muchos otros ejemplos que muestran la
dificultad para decidir lo que le corresponde a cada ámbito, entre ellos, la
prostitución, el juego, la religión, sobre los cuales podría decirse, por un
lado, que entran dentro del dominio de lo privado, pero respecto a los cua-
EL S U J E T O P O L Í T I C O POSMODERNO
[289]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
[290J
EL S U J E T O P O L Í T I C O POSMODERNO
[291J
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
[292]
EL S U J E T O P O L Í T I C O POSMODERNO
[2931
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
I294J
EL SUJETO POLÍTICO POSMODERNO
[2951
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
[296]
EL S U J E T O P O L Í T I C O POSMODERNO
[297]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
3.3 El disenso
Definitivamente las implicaciones de la interpretación de Baudrillard en
lo relativo al concepto de libertad resultan determinantes en varios campos, en-
tre ellos, el tema de la oposición. La oposición es posible solamente si existe el
otro, lo otro, es decir, si existe la diferencia, siendo precisamente esto lo que no
hay en las sociedades transparentes y simuladas de la posmodernidad. La simu-
lación de la diferencia que reemplaza su existencia real31 es la simulación de lo
otro que ya no existe, es la simulación de opuestos cuando no hay más que igua-
les, lo cual visto desde el punto de vista de la política significa ei fin de ia disi-
dencia. La crítica u oposición política no existe, reflejado en la carencia de
significado de la oposición izquierda-derecha.
Esta polaridad básica de la política es inexistente hoy por hoy, pues mien-
tras antes la derecha representaba los valores morales de la Ilustración y la iz-
31
Parece haber una contradicción en la postura de Baudrillard: si lo que
hay es la nada en lugar del ser y está criticando la defensa de lo real,
entonces, ¿cómo es posible que él distinga una simulación de una realidad,
como parece hacerlo en su planteamiento? Pues bien, la contradicción no
existe. Baudrillard no está proponiendo una sociedad cuyo fundamento
sea la aceptación de la nada en lugar de lo real, por lo que se le otorga el
título de nihilista, sino que plantea lo real como una ilusión, queriendo
reconocer con esto la necesidad de hablar de lo real y lo no real, pero no en
términos de verdad absoluta, sin entrar en el juego de creer que nuestra
creencia en lo real es una manifestación de lo verdadero, sino como una
ilusión, lo real y su contrario como una oposición real sólo en tanto que es
nuestra creencia básica. De este modo, le otorga a lo real, desde su modo de
verlo, su particularidad, comparándolo con nuestro modo de entenderlo,
con lo cual la contradicción desaparece, pues cuando se habla de lo real es
preciso tener en cuenta el modo en el que utiliza el término.
[298]
EL S U J E T O P O L Í T I C O POSMODERNO
32
Acerca de este tema ver el artículo El conjuro de los imbéciles, escrito en
1997, en el que habla de la izquierda en general, aterrizando su exposición
en el caso francés.
[2991
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
[300]
EL S U J E T O P O L Í T I C O POSMODERNO
[301]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
33
Traducción propia del texto de Baudrillard Radical Thought, Paris:
Sens&Tonka eds, 1994.
34
ídem.
35
Coherente con esto es el modo en el que Baudrillard escribe. Sus textos
están llenos de ironías, su exposición es sugestiva, seductora, tentadora; en
lugar de argumentos estrictamente ordenados, encontramos una
escritura fascinante llena de imágenes y analogías representativas.
[302¡
EL S U J E T O P O L Í T I C O POSMODERNO
Í303]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
Conclusiones
Es el momento para emprender un recorrido por la problemática del su-
jeto desde la interpretación de Baudrillard, por lo que proponemos orientar
el siguiente análisis preguntándonos: i. ¿podemos hablar hoy de sujetos, en un
contexto como el que nos representa Baudrillard?, si la respuesta es positiva,
tenemos que preguntar si existe alguna diferencia entre éste y el ideal moder-
no; si la respuesta es negativa, entonces, ¿quiénes componen hoy nuestras so-
ciedades? Partiendo de lo anterior, 2. ¿qué implicaciones tiene ello en la
concepción de la política y en el estudio de ésta desde una perspectiva filosófi-
ca? De este modo se limita el campo de análisis, colocando como frontera la
idea de sujeto en el marco de lo político estrictamente.
Empecemos diciendo que todos los acontecimientos históricos junto con
los pensadores de la modernidad terminaron construyendo una idea del hom-
bre cuyo rasgo primario y fundamental es su capacidad de razonar, siendo co-
herente con ello pensarlo como un agente independiente, autónomo, libre. La
razón como característica primaria, además, permitía a la humanidad asumir
la posibilidad de la universalidad a nivel epistemológico y moral, pues si todos
los seres humanos estamos dotados igualmente de la razón, y si es por medio
de ella que interpretamos el mundo, entonces, todos podemos estar potencial-
mente de acuerdo frente a un juicio moral logrado a partir de un procedimien-
to racional. El hombre es entendido como un sujeto en tanto es racional, libre
y autónomo, como diría Kant, y esto marca un cambio en la ontologia, la epis-
temología y el campo de la moral.
El contexto en el que se desarrolla la noción de sujeto como centro del or-
den del mundo es el de un horizonte de posibilidades, un mundo que muestra
su inmenso potencial, sus millones de alternativas, un mundo por descubrir,
abierto, rico, infinito, múltiple, variado, con miles de interrogantes, interesan-
te y atractivo para un hombre que está despertando y empieza a reconocerse y
a reconocer su exterior como la gran incógnita. El mundo moderno es el mundo
de la esperanza, de los ideales, de las utopías, del progreso, en el que los hom-
bres dirigen su mirada al infinito llenos de confianza en la humanidad; un mun-
[304]
EL S U J E T O P O L Í T I C O P O S M O D E R N O
do que tras los adelantos en cuanto a maquinaria y tras los adelantos científi-
cos y tecnológicos coloca sus esperanzas en un mejoramiento de las condicio-
nes de vida, guiado por el establecimiento público; en el que se cree en la
posibilidad de una organización social justa y equitativa representada en el
ideal de la democracia, orden bajo el cual la ignorancia desaparecería mientras
la libertad afloraría y en el que, por fin, los hombres pudieran vivir del modo
más cercano a lo que podría llamarse felicidad. No hace falta ser muy astuto
para darse cuenta de que hay un cambio de época, que ya no podemos consi-
derar la nuestra como, simplemente, una prolongación de la modernidad, es
claro que un nuevo mundo está naciendo.
Aunque es muy distinto el contexto cultural de Colombia al del resto del
mundo, los cambios en éste son tan significativos que es imposible no reco-
nocerlos: no existe horizonte hacia el cual proyectarse con una mirada al in-
finito, no es posible la esperanza, la ilusión, la utopía, no hay infinitas
posibilidades: hay una realidad; no hay sueños, no hay retos ni metas, es el día
de hoy, no hay futuro -como bien lo decía Guy Hermet en una conferencia dic-
tada en la Universidad Nacional de Colombia-, el mundo es lo que es ahora y
en este preciso momento, el tiempo no existe, pues no hay pasado ni futuro, tan
sólo presente; esto hace radicalmente distinto el nuestro del mundo moderno,
definitivamente hay un cambio de época, hoy podemos hablar de lo
posmoderno, ¿podemos hablar ahora de sujetos?
¿En qué sentido podemos decir que hoy las sociedades las componen su-
jetos racionales y libres? Es esta la pregunta que podemos hacernos hoy, cuan-
do el contexto ya no es un momento de rompimiento que pregona una
liberación del hombre, sino que es un mundo en el que se asume que los hom-
bres son libres, autónomos, racionales. La pregunta es por el sentido que tiene
hoy referirnos a la idea de sujeto para definir o entender al hombre, no es por
la existencia efectiva de esas condiciones para los individuos, es decir, cabe pre-
guntarse aquí por el sentido que hoy tienen nociones como las de libertad, ra-
cionalidad, autonomía en el contexto de la definición del hombre a partir de
estos rasgos primordialmente. No es de interés aquí, si realmente los hombres
son libres y actúan racionalmente, que es, en parte, el problema de la alienación.
Baudrillard plantea una interpretación de las sociedades contemporá-
neas en la que, podríamos decir, la libertad, en tanto valor supremo, es la co-
bija que cubre el proceso global de simulación en el que nos desenvolvemos, lo
que quiere decir que en la simulación y en la trasparencia fundamental de nues-
tro mundo la idea de libertad juega un papel determinante, pues es la que ge-
[3051
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
[306 j
EL S U J E T O P O L Í T I C O POSMODERNO
36
La característica de pertenecerse a sí mismo se asume como el
dominio de sí mismo, es decir el control de su propia voluntad, de sus
íntimos deseos, por lo que el sujeto, a diferencia del objeto, sí se pertenece,
no está alienado, es su propio significado y no el de otro.
37
Jean Baudrillard, Las estrategias fatales, op. cit., p. 124.
3S
Ibid.,p. 122.
[307]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
jetos como singulares, es lo que se encuentra con los sentimientos íntimos del
sujeto y le representa el deseo. Aunque la producción de los objetos sea en se-
rie, el aura de singularidad, de particularidad, de diferencia, es lo que les da su
valor como mercancías, situación que corrobora el hecho del gran valor de las
prendas y accesorios artesanales que remiten a una identidad colectiva, a una
tradición, a un oficio particular, concreto y que, por lo tanto, le dan un senti-
do y un sentimiento particular al deseo de poseer ese objeto y no otro.
Un caso de reflexión que es muy importante en el conjunto del plantea-
miento de Baudrillard es la sexualidad, al que nos referimos a continuación.
Sin pretender entrar en polémica con el feminismo, es claro que la mujer como
objeto de deseo sigue manteniendo el poder en relación con el sujeto -el hom-
bre-; la mujer, en tanto objeto, representa más poder que la mujer en tanto su-
jeto. Podríamos entender este fenómeno desde la óptica de la seducción que
plantea Baudrillard, y sorprende encontrar afirmaciones que, por cierto, le han
costado serios encontrones con grupos feministas, y que dejan abierta la posi-
bilidad de la duda en nuestro pensamiento. Sintetizando, el hecho de que no
aumente el poder de la mujer cuando se asume a sí misma como sujeto reside
en que el poder no está en el sujeto sino en el objeto; además, en la medida en
que la mujer se entienda como sujeto e intente relacionarse con otro sujeto (el
hombre), el encuentro no tendrá lugar como un encuentro fascinante, seduc-
tor, absoluto (ya que si hay una fijación por un objeto particular la relación que
se establece con este es de necesidad y dicha absoluta, no relativa, pues es ese y
no otro el objeto de deseo; así se reconoce su particularidad, su diferencia, su
pureza, si se quiere), sino como un encuentro en el que los dos, observándose
como objetos deseados y sujetos de deseo, al mismo tiempo, continúan en el jue-
go del poder de poseer al otro eternamente, situación que resulta imposible
cuando hay un objeto y un sujeto distintos, y en cuya relación el sujeto cree ejer-
cer dominio sobre el otro, quien a su vez se encarga de derrumbar la sobera-
nía del otro y de mostrar el poder de su llamada servidumbre a partir de la
seducción y del poder que por medio de esta ejerce sobre el sujeto.
La crítica a la noción de sujeto moderna resulta reconociendo en el obje-
to características que, desde otra óptica -propiamente estética-, le conceden
importancia y reducen o hacen desaparecer la supremacía ontológica y
epistemológica que se le había otorgado al sujeto en la modernidad. La crítica
de Baudrillard a la noción de sujeto apunta al reconocimiento del objeto y su
relación de poder sobre el primero; y si bien podríamos encontrar elementos
positivos en esta percepción de la relación, es necesario entender de qué modo
[308]
EL S U J E T O P O L Í T I C O POSMODERNO
[309]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
39
Jean Baudrillard, "Simulacra and Simulations" in: Mark Poster (ed.),
Selected Writings, London: Polity Press, 1988, p. 166. La traducción es mía.
[3io]
EL S U J E T O P O L Í T I C O POSMODERNO
intentan tener presente la memoria del pasado, luchando por demostrar algo
que poco o nada nos importa, y que no nos determina: que somos el pasado.
Ese mismo papel juegan los actos y lugares conmemorativos que pretenden no
dejar morir el pasado. Igualmente, las esperanzas de un mundo mejor, expre-
sadas en películas, en convenciones de organizaciones mundiales, en congresos
de los países más poderosos del globo, la ciencia, en fin, cumplen su función de
simular un futuro, un momento siguiente en la línea del progreso, mientras sólo
reproducen en el vacío el presente.
Es posible hablar de sujetos en nuestras sociedades en tanto hacen parte
del gran simulacro. Así como no es posible hablar de realidad o de verdad más
que en términos de ilusión, y podemos hablar de sujetos en el mundo contem-
poráneo como elementos de ilusión de éste. Reflexionar sobre la idea de sujeto
a partir de la libertad y de lo que la determina como identidad, a la luz del plan-
teamiento de Baudrillard, permite entender esta noción como una ilusión bá-
sica del mundo contemporáneo, fundamental para el simulacro de lo político,
pues sería imposible sostener la realidad de la política si no pudiera esgrimirse
como su principal función la promoción y garantía de las libertades individua-
les, siendo premisa de éstas la noción de sujeto moderno.
La idea de sujeto es tan fundamental para lo económico y para la cultura
contemporánea en general, como para lo político; le da legitimidad a la acti-
vidad económica y a las ideas sobre las cuales se monta el contexto cultural ac-
tual, es la base de ellas. De este modo, corresponde con la interpretación de
Baudrillard decir que el sujeto es hoy, más que nunca, una verdad, una verdad
en el inmenso simulacro. Bueno, y si finalmente verdad y simulacro coinciden,
y si la ilusión de la verdad es primordial en la vida del hombre, y si, particular-
mente, el mundo de hoy es una simulación producto de la realización y el for-
talecimiento del mundo moderno, ¿de qué modo esto enriquece la reflexión
desde la filosofía política?
Si partimos de que podemos ver en la filosofía política dos tendencias, se-
gún lo menciona John Rawls: una propiamente teórica, preocupada por los
principios y la fundamentación filosófica del ejercicio de la política, y una prác-
tica, es decir que tiene pretensiones de encontrar mecanismos políticos aplica-
bles a la compleja realidad de nuestros días, más que de justificar y legitimar.
Diríamos que el lugar de Baudrillard estaría en la primera tendencia, pues su
pretensión no parece ser presentar soluciones o mecanismos viables en la polí-
tica, sino más bien hacer un análisis de ésta. La pregunta por las propuestas de
Baudrillard o por la utilidad práctica de su planteamiento está en el lugar equi-
[3ii]
E i POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
[312]
CAPITULO VI
Introducción
LA PROBLEMÁTICA QUE DE ESTE PLANTEAMIENTO SC SUSCÍta e n c a m i n a CSte
ensayo hacia la reflexión sobre la reducción del sujeto1 desde tres puntos
referenciales: i) la noción de sujeto preestablecida por la modernidad y el modo
de producción capitalista -noción que, bajo el carácter hegemónico del
determinismo científico, da lugar a un pensamiento unidimensional y restrin-
gido a las exigencias determinadas por el orden cultural occidental; 2) el pro-
yecto de sociedad que hoy impera bajo el discurso de la gobernabilidad
democrática y que ha promovido la despolitización de la ciudadanía -susten-
tado en el análisis desarrollado por Jaime Osorio, y 3) el concepto de
"desmodernización" desarrollado por Touraine como proceso que describe
al mundo actual y que amenaza la existencia del individuo en cuanto sujeto-
actor. Finalmente, desde la perspectiva teórica de Alain Touraine, la reflexión
se orientará a partir de su propuesta sobre el sujeto como movimiento social,
con miras a, de un lado, reconocer la problemática y, del otro, visualizar po-
sibles alternativas.
[313]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
i. La noción de sujeto
Con el advenimiento de la m o d e r n i d a d se consolida el proyecto
universalista de Occidente y se reactualiza la idea de un orden social funda-
mentado en la iconoclasia occidental. Para Durand 2 , tres momentos claves de-
terminan el carácter hegemónico que adquiere el proyecto moderno de
Occidente: en un primer momento, el método de verdad -fundado en una
lógica binaria-, heredado del pensamiento de Sócrates, después de Platón y
Aristóteles; en un segundo momento, la escolástica medieval y la universalidad
del cristianismo, como herencia del monoteísmo afirmado por la Biblia y, en
un tercer momento, con Galileo y después con Descartes, se establecieron las
bases de la física moderna y se consolidó la herencia aristotélica de la razón
como el método universal para poder conocer, como el único modo de acce-
der o de legitimar el acceso a la verdad en las ciencias.
La reflexión en torno al "sujeto" aparece en la modernidad con Descartes
de manera determinista, es decir: la existencia del "yo" está determinada por su
capacidad de "razón". En otras palabras, el sujeto se individualiza en función
de la razón y queda reducido al "yo pienso"; en este mismo sentido, el paradig-
ma cartesiano reduce la subjetividad humana a la conciencia y el homo sapiens
se constituye como sede de la racionalidad. Para el proyecto de la modernidad,
el sujeto cartesiano reivindica la autonomía, la capacidad de autodetermina-
ción a partir de una subjetividad fuerte, protagónica y autorreflexiva; el suje-
to se ubica en el proyecto de la modernidad 3 bajo el reinado de la razón y el
determinismo científico. Se trata en -términos de Bauman 4 - de una visión
unidimensional, simplificante y determinista de lo social, que deriva en proce-
2
Gilbert Durand, Lo imaginario. Barcelona: Ediciones del Bronce,
2000, pp. 25-26.
3
La modernidad se afirma y se orienta en términos de "orden",
"certezas", verdades absolutas, puesto que están programadas para
"ordenar" el mundo a través de un código binario, totalizante, que
organiza las oposiciones y escisiones más importantes: bueno/malo, legal/
ilegal; racional/irracional, real/irreal, cuerdo/loco, orden/caos, lo que no es
funcional al proyecto del orden queda excluido.
4
Zigmunt Bauman, "Modernidad y ambivalencia", en losetxo Beriain
(comp.) Las Consecuencias perversas de la modernidad: modernidad,
contingencia y riesgo, Barcelona: Anthropos, 1996.
[314]
EL RETORNO DEL SUJETO:
UN PROYECTO NECESARIO
5
Expresión de Edgar Morin.
6
Michael Walzer, Spheres ofjustice, New York: Basic Books, 1983.
1994.
7
ídem.
[3151
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
2. La despolitización de la ciudadanía
En el contexto "global" actual, el discurso hegemónico de la ideología
neoliberal impone una tendencia homogeneizadora que refuerza y reproduce
la reducción del sujeto y su exclusión en la creación y producción del orden so-
cial en el que interactúa; el regreso del sujeto a la esfera pública se manifiesta en
el deseo del individuo de ser actor8, de ser copartícipe en la construcción de lo
público, del mundo común9. La reducción del sujeto a una lógica de consumo
minimiza su concepto a la noción de ciudadano despolitizado]0 y por tanto limi-
tado por las nuevas formas de hacer política que lo muestran incapaz de inci-
dir en los asuntos reales del poder. En este contexto se ubica el análisis de Jaime
Osorio frente al concepto de "gobernabilidad democrática" y sus efectos sobre la
noción de sujeto.
Los problemas de gobernabilidad siempre han existido. No obstante, la
utilización de este concepto es reciente y nos remite a la década del setenta cuan-
do se comienza a develar el derrumbe del Estado de bienestar. El proyecto
neoliberal encuentra su fuerza en la crisis del Estado benefactor, al que se acu-
sa de abanderar un proyecto de sociedad democrática que genera
ingobernabilidad al mostrarse incapaz de responder al exceso de demandas so-
ciales promovidas por políticas de participación ciudadana que impulsan su
movilización, intervención y vinculación en los asuntos públicos. Así, frente al
auge de movimientos sociales, la multiplicación y expansión de las demandas
ciudadanas, "la modalidad de democracia que combina participación electo-
8
Alain Touraine, Pourrons-nous vivre ensemble?, Paris: Fayard, 1997.
9
Hannah Arendt, La condición humana, Barcelona: Paidós, 1996.
10
Jaime Osorio. La despolitización de la ciudadanía y gobernabilidad.
México: UAM, Universidad Autónoma Metropolitana, 1997. p, 30.
[316]
EL RETORNO DEL SUJETO:
UN PROYECTO NECESARIO
1
Ibid., p. 30.
[317]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
12
Ibid., p. 33.
13
Meiksins Wood, citado por J. Osorio, Ibid., pp. 66-67.
[318]
EL RETORNO DEL SUJETO:
UN PROYECTO NECESARIO
en el que interactúa. Así pues, el sujeto queda excluido a una lógica de consumo,
donde su concepto se minimiza y retrocede a la noción de individuo despolitizado
y por tanto limitado por las nuevas formas de hacer política que lo muestran inca-
paz de incidir en los asuntos reales del poder.
La vinculación que se construye entre gobernabilidad y democracia oculta
una relación contradictoria por las lógicas diferentes que desarrolla cada una.
Por un lado, la gobernabilidad responde a la estabilidad del poder dominante
y, por el otro, la democracia hace referencia a la igualdad como principio inhe-
rente a los sujetos. Estas contradicciones ratifican la idea de que
"gobernabilidad democrática" representa un elemento funcional a la ideología
neoliberal, al fomentar el fenómeno de la despolitización de la ciudadanía.
El discurso "democrático" neoliberal logra legitimidad en el principio de
equidad14, haciendo alusión a una igualdad en el objeto y no en el sujeto. Es de-
cir, se objetiviza la sociedad entorno al valor del mercado promoviendo así su
formación en términos de "capital social", lo que marca la ruptura con la sub-
jetividad y refuerza la interiorización cultural de los valores y los códigos in-
ternos que reproducen la lógica de la fase actual capitalista, hecho que conlleva
a una autorregulación que fomente la alienación de la sociedad como factor
clave para la vigencia y estabilidad del modelo imperante. La ideología
neoliberal produce un imaginario colectivo que forma identidades y sujetos-
tipo funcionales a la lógica del mercado, como trasfondo, a partir de un discur-
so no verdadero.
14
Se promulga la idea de "valores y derechos iguales para todos" en
ámbitos cuantitativos, como la posibilidad de obtener beneficios para
todos a partir del acceso al mercado, por ejemplo, acceso a créditos, como
distractor que reduce la condición del individuo a simple consumidor.
[319]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
conformidad con el modelo clásico, una fuerte integración de todos los elemen-
tos de la vida social15.
15
Alain Touraine, op. cit., p. 41
[320]
EL RETORNO DEL SUJETO:
UN PROYECTO NECESARIO
Hay que partir del sujeto personal, hay que llegar a la democracia, y la comu-
nicación intercultural es el camino que permite pasar del uno al otro. Sin la li-
bertad del sujeto, sin su trabajo de recomposición del mundo, de búsqueda de
la unidad entre los elementos que han sido separados y opuestos unos a otros,
no hay comunicación interpersonal e intercultural. Y la democracia estaría vacía
de sentido si, más allá de las diferencias sociales y culturales, apelase únicamente
a la unidad de la ciudadanía y a la igualdad de todos ante la ley; sólo es real cuan-
do permite la defensa de derechos sociales y culturales como formas concre-
tas de derecho a ser sujeto, es decir, a combinar una experiencia vivida particular
con la acción racional para dar al individuo su libertad creadora.16
16
Ibid.,pp. 412-413.
[321J
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
1322J
EL RETORNO DEL SUJETO:
UN PROYECTO NECESARIO
Conclusiones
¿Cómo hacer entonces para que el movimiento social se convierta en
"la piedra filosofal que sirva para transformar a los agentes sociales, pasi-
vos y alienados en actores que hacen su historia" 17 ? ¿Cómo potenciar mo-
vimientos que posibiliten la construcción de una nueva figura de sujeto que
acabe con la desubjetivación, la fragmentación y la exclusión reproducida
por los procesos de desmodernización y las ideologías que dominan el or-
den social actual? ¿Cuáles son los contenidos subjetivos producidos por la
modernidad que aún conforman y determinan nuestro modo de pensar,
actuar y que niegan nuestra existencia como sujetos actores y autores?
¿Cómo hacer real la construcción del nuevo concepto de democracia, ba-
sado en la defensa del sujeto que propone Touraine? ¿Cómo reconstruir los
espacios desde los cuales puede potenciarse un nuevo sujeto político?
Los anteriores interrogantes dejan abierto un debate y un espacio para
la reflexión. En un intento de avanzar, considero que el nuevo movimien-
to social, que emerge desde el sujeto, debe combatir la figura creada y re-
producida desde la lógica instrumental del mercado que responde a la idea
de antisujeto.
La expresión antisujeto connota al "sujeto mínimo", es decir, un indivi-
duo que no molesta, no exige, no se cuestiona, no produce, es conformista y
por consiguiente es funcional a la idea de orden que buscan consolidar las
ideologías dominantes 18 , que propugnan por la despolitización y exclusión
de la ciudadanía, para garantizar el equilibrio de un sistema marginal, injusto
y discriminatorio. El sujeto mínimo agudiza su ser como antisujeto cuando
se identifica con un individuo que no se preocupa por el otro, que se cierra
en su individualidad, se desinteresa de lo público y abandona todo tipo de res-
ponsabilidad y de solidaridad horizontal; se trata de un individuo cada vez
más privatizado. El retorno del sujeto exige la muerte del antisujeto.
17
Leopoldo Muñera R., "La teoría de los movimientos sociales", en:
Rupturas y continuidades, Bogotá: IEPR1 - Universidad Nacional de
Colombia - Cerec, 1998, p. 41.
18
En este caso se hace referencia a la neoliberal y a la neoconservadora.
Í323]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
[324]
EL RETORNO DEL SUJETO:
UN PROYECTO NECESARIO
[325]
PARTE III
Introducción
EL DEBATE ACERCA DE LA JUSTIFICACIÓN ENTRE libertad y orden ha
perrneado las diferentes sociedades, desde los antiguos griegos hasta las moder-
nas ideas liberales, y aun hoy continúa en la medida en que no se ha encontra-
do una respuesta que resuelva el problema de ¿cuál es la vía por la cual se puede
conciliar la libertad individual con una convivencia social pacífica. Esta es la
p r e g u n t a que se e n c u e n t r a en la base de la actual discusión entre el
republicanismo francés y el neorrepublicanismo anglosajón en torno a los de-
rechos humanos.
Con respecto al republicanismo francés es precisamente Tocqueville, fun-
damentado en la herencia teórica dejada por Maquiavelo y Bodin, quien va a
señalar las inconsistencias encontradas en los mismos principios liberales (1.
limitación del Estado, 2. soberanía popular, 3. valorización del individuo y 4.
neutralidad estatal en cuanto a la religión y la moral), inconsistencias que se
refieren fundamentalmente a la contradicción entre el segundo y tercer prin-
cipios. Partiendo de esta crítica, Tocqueville se pregunta cómo es posible con-
vertir al liberalismo en una forma de gobierno que supere sus inconsistencias,
para lo cual apela al modelo republicano, considerado como la única alterna-
tiva realmente viable.
Es precisamente aquí, en la crítica a las ideas del liberalismo clásico, que
encontramos el origen del pensamiento republicano. En esta medida se puede
ubicar el republicanismo como una variante del liberalismo que, aunque lo cri-
tica, pretende en última instancia mejorar y desarrollar sus ideales, superan-
[329]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
[330]
CRITICA DEL POSREPUBLICANISMO FRANCÉS
AL NEORREPUBLICANISMO ANGLOSAJÓN
[33i]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
I332J
CRITICA DEL POSREPUBLICANISMO FRANCÉS
AL NEORREPUBLICANISMO ANGLOSAJÓN
[333]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
[334]
CRITICA DEL POSREPUBLICANISMO FRANCÉS
AL NEORREPUBLICANISMO ANGLOSAJÓN
[335]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
[336]
CRITICA DEL POSREPUBLICANISMO FRANCÉS
AL NEORREPUBLICANISMO ANGLOSAJÓN
pues de hecho ella puede instaurarse sin necesidad de ninguna agitación de ma-
sas. Es importante resaltar que esa unión social en la cual los hombres acuer-
dan una igualdad de condiciones, no es el resultado de un proceso racional en el
que los actores principales se sientan a la mesa para sopesar lo que es mejor para
todos, sino que por el contrario es la consecuencia de una aceptación instinti-
va, dado que las opiniones entre los afectados son similares.
El ataque de Tocqueville a la influencia de las decisiones racionales en la
política, lo sitúa lejos de la concepción moderna en la que los hombres son los
autores de su propio destino y simultáneamente lo conducen a apoyar el libe-
ralismo económico en el cual el Estado debe inmiscuirse lo menos posible en el
movimiento del mercado, mientras que la sociedad por su parte debe resguar-
darse de los posibles ataques del Estado. La sociedad debe ser lo más indepen-
diente posible de este último, incluso en casos donde sea necesario aplicar la
justicia social, pues, de lo contrario, la comodidad de no responsabilizarse por
sí mismo lleva al pueblo a caer bajo la tutela de un Estado paternalista que lo
acostumbra a resolver todos sus problemas. Lo anterior puede ser tomado en
dos sentidos: el lado positivo muestra a este pensador como el ideólogo repu-
blicano que evidencia la necesidad de la participación de la sociedad en el campo
político, pero el sentido negativo lleva su pensamiento a defender a tal extre-
mo la búsqueda de losfinesindividuales que la participación en el Estado se vuel-
ve ociosa.
La evolución del pensamiento de Tocqueville con respecto a la democra-
cia empezó con su apoyo a la necesidad de la movilización política por parte
de los ciudadanos; la sociedad es responsable de lo que suceda en el Estado, en
este contexto la revolución de 1830 es la reivindicación de las garantías jurídi-
cas de la libertad política. La prioridad del pueblo es ahora el derecho -la Cons-
titución- por encima del rey. La democracia naciente se caracteriza a) por un
rechazo a cualquier forma de poder centralizado, b) así que se acoge el poder
jurídico, rechazando igualmente cualquier personalización del poder -como
en el cuerpo de un rey-, c) sin embargo, es necesario instaurar poderes inter-
medios de organización política que eviten el enfrentamiento entre los ciuda-
danos y el Estado.
Vista desde este contexto, la democracia propuesta por Tocqueville es una
democracia que apoya el liberalismo y que rechaza y se contrapone al socialis-
mo. Así, desde su punto de vista, el Estado no debe ser un protector que se ocu-
pe de buscar el bienestar de sus ciudadanos, pues al hacer esto simultáneamente
restringe la esfera de lo individual; desde su perspectiva, el Estado debe limitar-
[337]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
1
Discurso pronunciado por Tocqueville el 12 de septiembre de 1848,
como diputado de Valognes, en el que muestra su rechazo a que la
democracia se oriente hacia el socialismo.
[338]
CRITICA DEL POSREPUBLICANISMO FRANCÉS
AL NEORREPUBLICANISMO ANGLOSAJÓN
Tocqueville nunca pasó por alto el gran riesgo que corre la igualdad jurídica
en una democracia: el de caer en la tiranía de la mayoría, en el despotismo demo-
crático donde ni los individuos ni las minorías tienen incidencia en las decisio-
nes políticas. La debilidad de la democracia se encuentra pues en sus mismas
bases, el hecho de que todos puedan opinar no significa que lo hagan racional-
mente o en vista del interés general; siempre existe el riesgo de que la domina-
ción de las masas sea la dominación de los mediocres.
La pregunta que inmediatamente suscita toda esta cuestión es ¿cómo evi-
tar que la igualdad jurídica no termine por empobrecer la vida pública? La
respuesta de Tocqueville enfrenta las concepciones de Montesquieu y
Rousseau, la ponderación de los poderes versus la voluntad unánime. Sin sub-
valorar el sufragio universal, retoma la idea de Montesquieu de rehabilitar
poderes intermedios, pero a diferencia de éste, la escogencia de esos funciona-
rios electores no se hace por independencia material sino por conocimiento;
los ciudadanos más brillantes deben estar al frente de las decisiones políticas
ya que están más capacitados para encuadrar la opinión pública de forma que
apunte al bienestar común.
La noción de libertad que maneja Tocqueville es un resultado de la natu-
raleza misma, de ahí el determinismo que se le puede adjudicar a su interpre-
tación de lo sucedido en 1789. Desde su perspectiva, la Revolución fue el
estallido innecesario de lo que ya estaba preparado; el nacimiento de la noción
democrática no solo señala el fin de la libertad aristocrática sino además la uni-
versalización de un concepto de libertad que se presenta como el mejor antí-
doto contra el despotismo, ya que la entiende como el derecho absoluto que cada
cual tiene sobre sí mismo. Bajo esta mirada, la obediencia ha perdido la carga
moral que subyugaba a los vasallos, y la unión soberana es el resultado de la
unión de voluntades de todos. El objetivo de Tocqueville es no sólo preservar la
herencia revolucionaria, sino además evitar que bajo la fiebre igualitaria no se
muera la aspiración a la libertad.
El ideal democrático que Tocqueville tiene en mente está perfectamente
representado en Norte América, pues es ahí donde toda la existencia política
va desde los individuos y la comunidad hacia el Estado, y no viceversa, como
sucede en Europa. El objetivo posrevolucionario debe ser mantener vivo el es-
píritu de libertad que lo incitó en un principio; en el fondo se trata de mante-
ner viva la integración política de los ciudadanos.
El modelo democrático por el que abogaba Constant, veinte años antes
de que Tocqueville escribiera su Democracia en América, excluía la posibilidad
[339]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
[340]
CRITICA DEL POSREPUBLICANISMO FRANGES
AL NEORREPUBLICANISMO ANGLOSAJÓN
2
Alexis Tocqueville, La democracia en América II. Madrid: Alianza
Editorial, 1981, Libro II, cap. V.
1341J
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
des, los partidos políticos o sindicatos y todo tipo de asociación civil que se
erija como instrumento intermedio entre el individuo y el gobierno central.
Son estas referencias a instancias modernas las que evitan que el pensa-
miento de Tocqueville se convierta en una apología al Antiguo Régimen. Es
importante subrayar que al interpretar la posmodernidad como la despreo-
cupación de lo colectivo, la concentración en sí mismo, el culto al momento
presente y la indiferencia por lo futuro, Tocqueville es el claro ejemplo de un
adversario de lo posmoderno.
2. Neorrepublicanismo anglosajón
La filosofía política angloparlante se ha ocupado igualmente de buscar
una interpretación correcta a la cuestión de la libertad; autores como
Quentin Skinner, J. G. A. Pocock y Philip Pettit han provisto el republi-
canismo de una perspectiva "técnico-filosófica" -como es llamada por los au-
tores contemporáneos franceses-, que intenta desarrollar, a partir de una
opinión republicana, una crítica al liberalismo sobre el cual se fundan las ac-
tuales sociedades democráticas.
2.1. Orígenes
Históricamente nos topamos con dos trayectorias a las cuales se remite el
origen del concepto libertad. Por una parte se tiene la perspectiva de los griegos,
una libertad en la cual quienes poseían ciudadanía tenían tanto el derecho
como el deber de participar activamente en las decisiones públicas; en el otro
camino se tiene a los romanos, para quienes la libertad no estaba ligada al
ejercicio de la democracia: "a los romanos no les resultó difícil reconocer la
ciudadanía de los habitantes de remotas colonias, concederles la libertad de
los ciudadanos, sin necesidad de darles el derecho a voto..."3. La libertad en
este contexto consistía a grandes rasgos en garantizar seguridades para sus
ciudadanos, ser libre era ser ciudadano. La oposición entre esclavitud y liber-
tad era la piedra angular de su pensamiento, esclavitud estaba identificada
con dominación.
Del lado de los primeros autores del pensamiento político moderno se
encuentra Maquiavelo, quien tenía una visión del hombre sin demasiadas pre-
3
Philip Pettit, Republicanismo. Una teoría sobre la libertad y el gobierno,
Barcelona: Paidós, p. 47.
[342]
CRITICA DEL POSREPUBLICANISMO FRANCÉS
AL NEORREPUBLICANISMO ANGLOSAJÓN
4
Citado en Pettit, Ibid., p. 59.
[343]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
y la libertad negativa, con el ánimo de proponer una tercera vía para entender
el concepto de libertad, que incluya y complemente éstas dos5.
El concepto de libertad negativa expuesto por Berlin está relacionado con
la propuesta moderna liberal, que deja el espacio abierto para el ejercicio del
arbitrio de la voluntad privada. Es entendida como "el ámbito en que un hom-
bre puede actuar sin ser obstaculizado"6, de modo que la intervención delibe-
rada de los otros en el ámbito de las capacidades y acciones de un individuo es
interpretada bajo esta perspectiva como coacción. La esfera de la libertad es en
este contexto inversamente proporcional a la coacción o interposición a que
sea sometido un ser humano.
Esta interpretación no considera la libertad individual como absoluta,
dado que se caería en un Estado de naturaleza, en un caos social, donde impe-
raría la ley del más fuerte. Sin embargo, la necesidad de controlar esa libertad
por parte de la ley debe mantener y respetar un espacio individual, un pedazo
inviolable, gracias al cual se garantiza el libre desarrollo de las facultades na-
turales; ignorar esto, es caer en el despotismo. De esta manera se evidencia la
necesidad de trazar una frontera entre la vida privada y la autoridad pública. El
tipo de libertad ideada por los liberales modernos anota que aunque la liber-
tad sea importante, no es la más urgente de toda la lista de necesidades huma-
nas, pues para poder entenderla y disfrutarla a cabalidad, es preciso cubrir las
exigencias básicas que posibilitan el buen desarrollo de cada individuo.
La libertad positiva está asociada con el concepto griego, donde el poder
es la expresión de una voluntad pública democráticamente determinada. Se
relaciona con el "de quién" dependen mis actos y decisiones, de modo que un in-
dividuo es libre si tiene la posibilidad de decidir sobre sí mismo. En este senti-
do, la libertad justificada por la racionalidad es directamente proporcional al
autogobierno.
Sin embargo, la idea del hombre dominado por sus pasiones se contrapone
al ideal de ser-gobernado-por-uno-mismo, es decir, no ser esclavo de nadie y
desarrollar el propio proyecto de vida. Un Yo inferior, dominado por caprichos,
controlado por un Yo superior, designado para encauzar esos deseos no contro-
lados. La sociedad como un todo es otra forma de entender la dinámica entre
las pasiones y la racionalidad; el Yo superior que se impone a la voluntad de cada
5
Isaiah Berlin, Cuatro ensayos sobre la libertad, Madrid: Alianza, 1998.
6
Ibid., p. 220.
[344]
CRITICA DEL POSREPUBLICANISMO FRANCÉS
AL NEORREPUBLICANISMO ANGLOSAJÓN
uno de sus miembros con el fin de alcanzar el bien supremo de la libertad su-
perior. En último término, lo que se intenta es justificar la coacción como el
medio más eficaz y único para conseguir la libertad. La libertad positiva tiene
la debilidad de ser una forma de coacción, y por tanto es susceptible de caer
en prácticas bárbaras como la opresión y la tortura, en aras de lograr una
autorrealización dirigida por alguien que está más capacitado que el propio
individuo para alcanzarla.
7
Philip Pettit, op. cit, p. 40
[345]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
no están interferidas por éste, es decir, en el caso de un siervo que tenga la po-
sibilidad de t o m a r sus propias decisiones; en este caso los otros están
inhabilitados o son incapaces de interferir y por tanto no hay arbitrariedad.
Por otro lado está la interferencia sin dominación, ejemplificada perfec-
tamente en la relación ciudadano-Estado, pues aunque hay interferencia, no
es arbitraria; el ciudadano cede una parte de su soberanía a un tercero, en-
cargado de administrarla en beneficio del mismo individuo. Para ejemplifi-
car lo anterior de una manera más clara es posible ayudarse del lenguaje
weberiano. La dominación, según Weber, corresponde al concepto de poder
entendido como "la probabilidad de imponer la propia voluntad, dentro de
una relación social aun contra toda resistencia y cualquiera que sea el funda-
mento de esa probabilidad"; mientras que la interferencia se refiere a la idea
de dominación, entendida como la "probabilidad de encontrar obediencia
a un mandato determinado" 8 .
A diferencia del posrepublicanismo francés, la corriente neorrepublicana
anglosajona sitúa sus orígenes en la tradición moderna del concepto de liber-
tad. La libertad republicana consistía en el ideal de la libertad como no do-
minación, aunque con la interferencia que ejerce el gobierno al aplicar el
derecho, como en el caso de la Roma clásica que buscaba seguridades por
medio de la intervención del Estado. Maquiavelo hace su aporte en el tema
de la no interferencia, al afirmar que los hombres quieren libertad para te-
ner seguridades.
Otro de los nombres asociados con el republicanismo es el de james
Harrington, quien desarrolla un poco más el concepto de libertad, lleván-
dolo más allá de la simple oposición con la idea de servidumbre. Bajo su
perspectiva, tener recursos materiales era una condición necesaria para ser
libre, en orden a lograr el propio sustento, pues quien no puede mantenerse
depende de los otros para sobrevivir, y así su libertad está condicionada. Según
Harrington, la libertad sólo se da a merced de las leyes que se encargan de ga-
rantizar el que nadie tendrá poder arbitrario sobre otro; de modo que son he-
chas por los individuos para su propia seguridad y, al mismo tiempo, para crear
la libertad de los ciudadanos.
Dentro de la tradición de la commonwealth, bastante influida por este
pensador, la libertad consistía "exclusivamente en una independencia con res-
8
Max Weber, Economía y sociedad, México: FCE, 1990, p. 43.
[346]
CRITICA DEL POSREPUBLICANISMO FRANCÉS
AL NEORREPUBLICANISMO ANGLOSAJÓN
9
Philip Pettit, op. cit, p. 53.
10
Citado en Pettit, Ibid., p. 54.
u
Ibid.,p.57.
[347]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
[348]
CRITICA DEL POSREPUBLICANISMO FRANCÉS
AL NEORREPUBLICANISMO ANGLOSAJÓN
12
Philip Pettit, op. cit, p. 225.
[349]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
[350]
C R I T I C A DEL P O S R E P U B L I C A N I S M O F R A N G E S
AL N E O R R E P U B L I C A N I S M O A N G L O S A J Ó N
[35i]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
Una posibilidad que explica este fenómeno es que el interés común exige
la particular frustración de la parte disputante; el reclamo no puede ser satis-
fecho, si la decisión fue tomada por medio de procedimientos adecuados e in-
tereses compartidos previamente, incluso por la parte ahora disputante. Sin
embargo, aun cabe la posibilidad de quejarse apoyado en un juicio minorita-
rio que difiera del interés común. La decisión puede parecer arbitraria en ca-
sos en los que se compromete un asunto de verdadera relevancia a nivel personal
o cultural (v. gr., un asunto de conciencia, tradiciones o preferencias sexuales),
en donde la parte desfavorecida en la decisión representa una minoría. Para que
el Estado no sea dominador a este respecto, "tiene que haber un espacio para
que individuos y grupos disidentes puedan exigir de la ley un tratamiento es-
pecial [...] hay varias formas en que un individuo o un grupo pueden recibir
un trato especial, fundado en la objeción procedimental de conciencia, sin as-
pirar a beneficios explotadores"13.
Una vez establecida la noción de democracia disputatoria como criterio de
evaluación estatal, todo es susceptible de ser evaluado y replanteado. "Lo que
sugiere la imagen disputatoria es que el proceso democrático está diseñado para
que se realicen y se impongan por sí mismas las exigencias de la razón; no es un
proceso que reserve lugar particular alguno para la voluntad"14. El proyecto
de una democracia en estos términos, frente a la concepción de consentimien-
to, es que mientras esta última diseña las reglas de una sociedad, las leyes
emergidas de la democracia propuesta por el neorrepublicanismo se encuentran
en un continuo proceso de selección natural y cambio. Las leyes deben ser sa-
tisfactorias de hecho y no en el papel, de lo contrario deben ser reemplazadas.
En resumen, la propuesta de una democracia republicana anglosajona
exige que la toma de decisiones públicas se haga de manera transparente y ba-
sada en consideraciones neutrales. Otorga un papel importante al sufragio di-
recto a nivel de la decisión legislativa, presuponiendo que dicho proceso se hace
de manera juiciosa y reflexiva por parte de los electores, ya que es el resultado
de un proceso educativo anterior. Propone una democracia revisionista en
donde las leyes se encuentran en constante examen y cambio, y privilegia la no-
ción de confianza que el pueblo debe exigir a sus gobernantes.
13
Ibid., p. 260.
14
Ibid., p. 261.
[352]
CRITICA DEL POSREPUBLICANISMO FRANCÉS
AL NEORREPUBLICANISMO ANGLOSAJÓN
3. Posrepublicanismo francés
Después de las revoluciones francesa y americana, el final del siglo XIX se
caracterizó por una discusión en nombre de los ideales republicanos, en tanto
se relacionaban con el desarrollo de las sociedades democráticas. Dicha discu-
sión, heredada de la modernidad, estaba definida por una marcada referencia
al contenido de las Declaraciones de los Derechos del Hombre y por la búsque-
da de una posición política que, aunque independiente del socialismo, no fue-
se simplemente liberal. La presente sección, pretende ilustrar la crítica que al
neorrepublicanismo anglosajón hace la corriente contemporánea francesa, lla-
mada por nosotros posrepublicanismo, que toma sus bases tanto de la corrien-
te liberal como de la socialista, por medio de la propuesta de una tercera clase
de derechos formales en los cuales los ciudadanos participan activamente en la
conformación del Estado y sus leyes.
[353]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA
[354]
CRITICA DEL POSREPUBLICANISMO FRANCÉS
AL NEORREPUBLICANISMO ANGLOSAJÓN
res y superiores a las leyes positivas". Una de las principales características del
republicanismo es su clara oposición a cualquier legado historicista que legi-
time las reglas; por el contrario, la validez se deriva de su propia conformidad
con los imperativos intrínsecos de la razón. Desde la perspectiva del
racionalismo político republicano, el contenido de los principios democráti-
cos es universal, precisamente por ser valores derivados de la razón, hecho que
al mismo tiempo los hace susceptibles de ser aplicados y enseñados bajo la for-
ma de instrucción cívica.
Una vez que el republicanismo ha asumido la parte normativa del dere-
cho contenido en las Declaraciones del 89, es necesario aclarar cuáles son los
valores jurídicos irreductibles a las condiciones sociales e históricas. Mientras
los liberales defienden los derechos libertades, es decir, los derechos privados,
subjetivos y formales (libertad de pensamiento, expresión y creencia), la línea
socialista inclina su interpretación por los derechos sociales o crédito, los cuales
buscan reducir la brecha entre los sectores sociales, por medio de auxilios y ga-
rantías al sector de la población menos favorecida (trabajo y seguridad social).
En este contexto, la segunda característica del pensamiento republicano des-
pliega su posición, pues considera que ambas clases de derechos son igualmente
importantes; la tesis republicana opta por conciliar la valoración liberal de los
derechos libertades, con la caracterización de los derechos sociales, entendidos
como un deber que la solidaridad tiene hacia la colectividad.
Esta versión del republicanismo que lleva intrínseca la idea de fraternidad,
suma a los derechos formales la obligación que la nación tiene con la parte más
desprotegida. En este sentido se apega a lo concedido en el artículo 21 de la se-
gunda Declaración de los Derechos del Hombre, en donde dice que "los segu-
ros públicos son una cantidad sagrada [y que] la sociedad debe darle
subsistencia a los ciudadanos menos afortunados". De esta manera, el
republicanismo intenta conciliar liberalismo y socialismo, con la síntesis de los
derechos materiales liberales y el bienestar común o derechos sociales. Esta con-
sideración es puesta en escena por medio de los derechos participación, represen-
tados en el sufragio universal; así, los derechos libertades están incluidos cuando
los ciudadanos defienden sus intereses privados con su voto individual, y es este
mismo ejercicio lo que garantiza que las exigencias de la solidaridad y la frater-
nidad sean tomadas en cuenta. De modo que, en una cultura donde el sufragio
universal sea un proceso realmente libre y educado, las decisiones gubernamen-
tales llevarán en el fondo, así sea de forma lenta y parcial pero a la vez inevita-
ble y progresiva, la defensa de las necesidades sociales.
[355]
EL POSESTRUCTURALISMO EN LA FILOSOFÍA
POLÍTICA FRANCESA CONTEMPORÁNEA