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NNICOLAUS MACLAVELLUS AD MAGNIFICUM LAURENTIUM MEDICEM? [NICOLAS MAQUIAVELO AL MAGNIFICO LORENZO DE MEDICIS] 57 : asi siempre, quienes desean conquistar la gracia de un principe suclen ir a su encuentro con los presentes que les resultan mds quetidos, o con los cuales lo ven delei- tarse ms; asi, es frecuente observar e6mo le son presentados ca ballos, ramas, elas de oro, piedras preciosas y otros ornamentot similares, dignos desu grandeza. Encones, deseando yo ofrecer me a Su Magnificencia? con algin testimonio de mi obligacién hnacia usted, no he encontrado entte mis pertenencias nada que ime resulte mis valioso 0 apreciable que el conocimiento de las acciones de los grandes hombres, aprendido por mf con wna lar- gaexperiencia de las cosas modernasy una continua lectura com- parativade las antiguas?. Con gran diligencia, he meditado yexa- ‘minado largamente unas y otras, y ahora, ordenadas en un pe- ‘quefio volumen, las envfo a Su Magnificencia. YY si bien juzgo a la obra indigna de Su persona, eambién confio plenamente en que su deseo de culturat le permitiré aceptarla, considerando mi imposibilidad de hacerle mayor ofrenda que faciliarle la comprensién, en brevisimo tiempo, de todo lo que he conocido y aprendido en tantos afos y con tantas privaciones y peligros. No he adornado ni rellenado es- ‘2 obra con grandes cliusulas® o palabras ampulosas y soles res, o con cualquiera orra seduccidn o exterior ornamento, ‘como muchos acostumbran describir y adornar sus obras, por- que yo he queride que nada la exalte 0 que solamente la vatie- dad de os hechos y la imporcancia del tema la haga grata. Tam- poco deseo que se tome como presuncisn el hecho de que un hombre de baja e fnfima condicisn® se atreva a discurti y e=- ‘ablecer reglas sobre el gobierno de los principes. Quienes pro- yectan aldeas, se sitan abajo en el valle para considerat la na- ‘uraleza de los montes y de los lugares altos, y para considerat la naturaleza de los valles se sitian arriba, sobre los montes: asi 59 también, para conocer bien Is natutaleza de los pueblos, es ne- ccrario ser principe, y pata conocer bien la naturaleza de los Principes, es ncesario formar parte del pueblo. Reciba enconces Su Magnificencia este pequetio obsequio con el mismo dnimo con que yo lo ofrezco. i Usted acepta ponderarlo y lero dilgentemente teconoceri en él un exite- ‘mo desco de mi parte: el deseo de que Usted alcance la gran deca que la fortuna y sus otras cualidades le prometen. Y en caso de que Su Magnificencia se dignara volver los ojos alga na ver desde la cumbre de su sitial hacia estos bajos lugares, seconocetd usin indignamente soporto yo una enorme y con tinua malignidad de fortuna? 60 DE PRINCIPATIBUS [DE LOS PRINCIPADOS)

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