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Esta capa de la atmósfera fue descubierta en el año 1913 por dos físicos franceses
llamados Charles Fabry y Henri Buisson. Años más tarde, un meteorólogo británico de
apellido Dobson examinó sus propiedades y desarrolló un aparato que llamó
espectrofotómetro, el cual permite medir el ozono desde la superficie de la Tierra. Entre
los años 1928 y 1958 él mismo estableció una red mundial de monitoreo del ozono. En su
honor se estableció la unidad de medida Dobson.
Los minerales son elementos formados por la naturaleza, es decir que no son fabricados.
Son sustancias inorgánicas porque no tienen vida y nunca la tendrán. Los minerales son
sólidos, por eso los líquidos y los gases no son considerados minerales.
Los minerales ya eran parte de nuestro planeta Tierra hace miles de millones de años
cuando nosotros ni siquiera existíamos, y hasta ahora se comenzaba a formar el suelo sobre
el que hoy vivimos.
La minería es una actividad con la que identificamos los lugares donde hay minerales para
sacarlos de allí y procesarlos para construir casi todo lo que vemos a nuestro alrededor.
El lugar donde identificamos que existe un mineral se convierte en una mina cuando
comenzamos un proceso de trabajo con mineros, máquinas y otros recursos, para extraer el
mineral, procesarlo y trabajarlo.
Es increíble pero nuestros cuerpos no podrían funcionar sin minerales como sodio, potasio,
calcio, magnesio y hierro. Empezando por nuestros propios cuerpos, pasando por todos los
elementos de nuestra vida cotidiana; los minerales están presentes en la mayoría de las
cosas que usamos. Sin minerales no podríamos tener una vida como la tenemos hoy. No
tendrías la casa en la que hoy vives y tampoco existiría el colegio al que asistes. Todas las
construcciones están hechas de yeso, cemento, caliza, hierro y arcillas – todos minerales.
Los cuadernos, lápices, jabones, cubiertos, vasos, cosméticos y la gran mayoría de
productos que usamos todos los días en nuestras vidas no existirían sin minerales.
Contaminación del aire: las extracciones de minerales liberan polvo y otros gases
tóxicos al medio ambiente, que se originan en las explosiones que rompen las rocas
. Estos gases pueden generar graves problemas respiratorios a los seres humanos y
animales que habitan las zonas próximas. Además, son gases que pueden subir a la
atmósfera y ser causantes del efecto invernadero, contribuyendo al cambio climático
y a sus terribles consecuencias.
La agricultura siempre ha supuesto un impacto ambiental fuerte. Hay que talar bosques
para tener suelo apto para el cultivo, hacer embalses de agua para regar, canalizar ríos, etc.
La agricultura moderna ha multiplicado los impactos negativossobre el ambiente. La
destrucción y salinización del suelo, la contaminación por plaguicidas y fertilizantes, la
deforestación o la pérdida de biodiversidad genética, son problemas muy importantes a los
que hay que hacer frente para poder seguir disfrutando de las ventajas que la revolución
verde nos ha traído.
La destrucción del suelo y su pérdida al ser arrastrado por las aguas o los vientos suponen
la pérdida, en todo el mundo, de entre cinco y siete millones de hectáreas de tierra
cultivable cada año, según datos de la FAO de 1996. El mal uso de la tierra, la tala de
bosques, los cultivos en laderas muy pronunciadas, la escasa utilización de técnicas de
conservación del suelo y de fertilizantes orgánicos, facilitan la erosión. En la península
Ibérica la degradación de los suelos es un problema de primera importancia.
En los lugares con clima seco el viento levanta de los suelos no cubiertos de vegetación o
de los pastizales sobreexplotados, grandes cantidades de polvo que son la principal fuente
de contaminación del aire por partículas en estos lugares.
Cuando los suelos regados no tienen un drenaje suficientemente bueno se encharcan con el
agua y cuando el agua se evapora, las sales que contiene el suelo son arrastradas a la
superficie. Según datos de la FAO casi la mitad de las tierras de regadío del mundo han
bajado su productividad por este motivo y alrededor de 1,5 millones de hectáreas se pierden
cada año.
Los fertilizantes y pesticidas deben ser usados en las cantidades adecuadas para que no
causen problemas. En muchos lugares del mundo su excesivo uso provoca contaminación
de las aguas cuando estos productos son arrastrados por la lluvia. Esta contaminación
provoca eutrofización de las aguas, mortandad en los peces y otros seres vivos y daños en
la salud humana.
Especialmente difícil de solucionar es la contaminación de las aguas subterráneas con este
tipo de productos. Muchos acuíferos de las zonas agrícolas se han contaminado con nitratos
hasta un nivel peligroso para la salud humana, especialmente para los niños.
d) Agotamiento de acuíferos
En las zonas secas y soleadas se obtienen excelentes rendimientos agrícolas con el riego y
en muchos lugares, pro ejemplo en los conocidos invernaderos de Almería, se acude a las
aguas subterráneas para regar. Pero los acuíferos han tardado en formarse decenas de años
y cuando se les quita agua en mayor cantidad que la que les llega se van vaciando. Por este
motivo las fuentes que surgían se secan, desaparecen humedales tradicionales en esa zona,
y si están cerca del mar el agua salada va penetrando en la bolsa de agua, salinizándola,
hasta hacerla inútil para sus usos agrícolas o para el consumo humano.
Esto supone una gran riqueza genética que aprovechaban los que hacían la selección de
nuevas variedades. Su trabajo consiste, en gran parte en cruzar unas variedades con otras
para obtener combinaciones genéticas que unan ventajas de todas ellas. Si se quiere
conseguir una planta de trigo apta para un clima frío, que tenga el tallo corto y sea
resistente a unas determinadas enfermedades, los genetistas buscaban las variedades que
poseían alguna de esas características y las iban entrecruzando entre sí hasta obtener la que
reunía todas.
En la actualidad cuando una variedad es muy ventajosa, la adoptan los grandes cultivadores
de todo el mundo, porque así pueden competir económicamente en el mercado mundial. El
resultado es que muchas variedades tradicionales dejan de cultivarse y se pierden si no son
recogidas en bancos de semillas o instituciones especiales.
Por otra parte, la destrucción de bosques, pantanos, etc. para dedicar esos terrenos a la
agricultura provoca la desaparición de un gran número de ecosistemas.
También la agricultura moderna ha introducido el monocultivo, práctica en la que enormes
extensiones de terreno se cultivan con una sola variedad de planta. Esto supone un
empobrecimiento radical del ecosistema, con la consiguiente pérdida de habitats y de
especies.
f) Deforestación
La agricultura moderna gasta una gran cantidad de energía, como comentamos en las
páginas anteriores, para producir los alimentos. Esto significa un elevado consumo de
petróleo y otros combustibles y la emisión a la atmósfera de gran cantidad de CO2, con el
consiguiente efecto invernadero. A la vez la quema de bosques y de pastizales es
responsable muy principal del aumento de CO2 y de óxidos de nitrógeno en la atmósfera.
La basura se considera uno de los problemas ambientales más grandes de nuestra sociedad.
La población y el consumo per cápita crece, y por ende la basura; pero el espacio no y
además su tratamiento no es el adecuado.
En la Argentina cada habitante produce en promedio 0,85 kg/hab/día, que genera un total
de 36.036,39 toneladas de residuos sólidos urbanos por día y 13.153.282,19 toneladas por
año. De ellas, 4.639.934 son aportadas por la provincia de Buenos Aires, la mayor
generadora de residuos. Tierra del Fuego, en cambio, la provincia con menor generación de
basura, con 31.230,92 toneladas por año. Cabe aclarar que la generación de residuos no
varía sólo con la cantidad de habitantes, sino también con el nivel económico de cada
región (González, 2010).
Además de la contaminación del aire, la tierra y el agua; la mala gestión de los residuos
tiene efectos perjudiciales para la salud pública (por la contaminación ambiental y por la
posible transmisión de enfermedades infecciosas vehiculizadas por los roedores que los
habitan) y degradación del medio ambiente en general, además de impactos paisajísticos.
Asimismo, la degradación ambiental conlleva costos sociales y económicos tales como la
devaluación de propiedades, pérdida de la calidad ambiental y sus efectos en el turismo.