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El esfuerzo y su recompensa

Obra de teatro de 2 escenas

Personajes
Narrador
Sara
Antonio
Demian
Armin
Profesor

Escena 1
Sara:
– ¿Qué tal os ha ido chicos?

Antonio: (jactándose)
– A mí bien, como siempre.

Demian: (se encoge de hombros)


– A mi bueno… bien, aprobado.

Armin: (mirando hacia el suelo, con tono decepcionado aunque intentando


disimular)
– Yo la verdad es que mal,en realidad sabía que no me iba a ir bien al salir del
examen el otro día.

Sara:
– Yo he hecho lo mismo de siempre, nunca subo del 7, pero no está mal.- hace
una pausa y mira a Armin – Armin, deberías quizá aplicarte un poco más, ser
Ingeniero no es fácil.
Armin: (levanta los ojos y la mira directamente antes de hablar)
– Ya lo sé, Sara. Lo sé ahora. Pero me cuesta entender lo fácil que me resultaba
antes todo y qué complicado se me hace ahora.

Antonio: (con algo de maldad)


– Sí, recuerdo nuestra época del instituto cuando sacabas excelentes notas
siempre sin prácticamente hincar los codos, al parecer ese tiempo ha pasado.
Ironías de la vida.

Narrador:
Armin se vuelve hacia él y le mira con resentimiento e incomprensión
mientras los demás no saben donde mirar por el momento incómodo que ha
generado Antonio. Armin abre la boca para contestarle pero en el último
momento de arrepiente y se va.

Escena 2
Narrador:
Nos encontramos en una clase. Un profesor repasa los últimos detalles de
un examen con un alumno que en seguida este se va. Armin se encuentra
esperando su turno en para una tutoría y entra en la clase y se queda de pie
frente a la mesa mirando al profesor.
Profesor: (levanta la vista para mirar a Armin)
– ¿Armin Bacall?

Armin:
– Sí soy yo.

Profesor:
– Bien, vamos a ver su examen… – ojea rápidamente algunas páginas del
mismo – Ah sí, ahora me acuerdo de su examen, suspenso.
Armin:
– Lo sé, profesor. Solo quería venir a la revisión por si acaso, para ver que cosas
están mal y eso.

Profesor:
– Mire Bacall, – se quita las gafas y le mira fijamente – su examen estaba
rematadamente mal, no es cuestión de revisar punto por punto. – observa como
Armin baja la vista desolado – Sin embargo, voy a contarle algo que quizá le
ayude.
Armin: (le mira de nuevo esperanzado)
– Sí, dígame por favor.

Profesor:
– Aunque su examen sea tan malo, he revisado algunos de sus trabajos y tiene
usted talento para encontrar caminos interesantes. Tenía un compañero como
usted que también estuvo a punto de dejar la carrera.

Armin: (sorprendido)
– ¿Cómo sabe que me estoy planteando dejar la carrera?

Profesor: (riendo)
– Ja ja ja, ya le he dicho que usted me recuerda mucho a mi colega. – sigue un
breve silencio tras el que le profesor continua – Él estaba muy desmoralizado
porque nunca había tenido que esforzarse en su vida, y cuando vió que
encontraba verdaderos obstáculos en algunos momentos no sabía cómo
afrontarlo.
Armin: (inseguro)
– Pero yo he estudiado.

Profesor:
– No me haga reír de nuevo, joven. Si se hubiera aplicado en el examen habría
aprobado como otros estudiantes más mediocres que sí lo han hecho. Repasar
uno o dos días antes de un examen no es estudiar, eso es lo que tiene que
aprender.

Armin: (intentando cambiar de tema)


– ¿Qué paso con aquel chico? Si le llama, “su colega” será que consiguió
graduarse.

Profesor:
– Sí, lo consiguió, aunque con notas algo mediocres. – ve como Armin le mira
sin entender – Sin embargo… ¿conoces a Luis Clotis?
Armin: (aun con el rostro de mayor incomprensión)
– ¿El premio Pulitzer? Sí, claro pero ¿qué tiene que ver con este caso?

Profesor:
– Clotis es el colega del que te estaba hablando. Desde que nos graduamos
hemos quedado alguna vez para saber de las vidas de cada uno. Clotis no sabía
en realidad cual era su pasión, igual que tú, pero desde que descubrió que era la
literatura siempre me agradece que le animase a acabar la carrera. Le ha
enseñado que la disciplina es tan importante como el talento y el entusiasmo y
además lo suficiente como para hacer una fantástica novela sobre un Ingeniero.

Armin:
– ¿Piensa que esta no es mi pasión?

Profesor:
– Estoy seguro de que si lo fuera no estaría ahora así. Pero si acaba esto ahora, la
capacidad que acumulará le servirá en cada momento de su vida.

Narrador:
Armin se queda un momento pensativo, mirando un poco más allá de su
profesor. Vuelve en sí y se gira como si fuera a irse, pero vuelve a mirar a
su profesor.
Armin:
– No sé si esta carrera es o no mi pasión, pero no olvidaré la lección que me
acaba de dar. Me esforzaré más.

Profesor:
– Eso espero joven, y no se olvide de mencionarme si gana usted el Pulitzer.

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