ISBN: 978-99923-71-29-9
BINA/jmh
Printed in El Salvador
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electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia, o cualquier otro, sin el permiso
por escrito del autor.
Mañana a la misma hora
en que el sol te besó por vez primera,
sobre tu frente pura y hechicera
caerá otra vez el beso de la aurora;
pero ese beso que en aquel oriente
cayó sobre tu frente solo y frío,
mañana bajará dulce y ardiente,
porque el beso del sol sobre tu frente
bajará acompañado con el mío.
9
Esta vez no seré mi propio biógrafo. Diré, tal vez, que sigo siendo
el otro, el mismo; que todavía lloro por las noches; que nunca me
gustaron (ni me gustarán) los chufles, ni las pacayas, ni las berenjenas;
que sigo leyendo libros casi a diario; que aún no me acostumbro al
irrefutable hecho de ser un animal humano hermoso (es una broma); y,
por último, que todavía sigo siendo un aprendiz.
Este libro tiene entre sus páginas algunos poemas de autores
extranjeros. Empero, no revelé su procedencia ni los coloqué en un
apartado final, como ocurrió en mi primer libro. Lo hice adrede, en
nombre de la acuciosidad de quienes gusten incursionar en la lectura
indagatoria y deductiva.
Este libro me será siempre muy íntimo, pese a que, a partir de
hoy, ostentará la condición de «público». Razón tuvo Juan Ramón
Jiménez al escribir: «¡Libro acabado, caída carne mía, labrador
subterráneo de mi vida!»
Libro acabado, caída carne mía.
Paz a todos y a todas.
m. d. V.
San Salvador, julio de 2009.
10
Gratitudes
11
El beso del Sol
Harakiri
A O-Coni-Co,
in memoriam.
11 de noviembre de 2004.
(23.28 hrs.)
15
Liebe lied
SIE:
ER:
Amor, ja!*
*
ELLA: “Los amantes siempre están solos en medio de la gran multitud./ Pero estando los
dos,/ siempre se mezcla un tercero.”/ ÉL: “Amor, sí”.
16
Arte poética
A mi novia.
a m a r
m i r a r
a b r a z a r
r e c o r r e r
un cuerpo de mujer
c r e e r
17
desnudamente
n u e s t r o
p r o p i o
c u e r p o
i g u a l
a la nuestra
18
Geheim Fluβ
Nace
—de ti misma—
el río secreto
de mi amor.
Y yo
no conozco
el fin de su cauce,
porque es como el río
que Heráclito
vio.
19
Collage
20
Ojógrafo
A mi novia Jessica Karina.
21
7
Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy
dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera
vez tu boca se entreabriera, y me basta como para cerrar los ojos
para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca
que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una
boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para
dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco
comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por
debajo de la que mi mano te dibuja.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces
jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos
se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se
miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan
tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua
en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va
y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos
buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de
tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de
flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si
nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y
terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es
bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te
siento temblar contra mí como una luna en el agua.
23
Flor de Luz
A Jessica, por ti
y por tu danza.
Una mariposa
de luz
se posó
en mi corazón
Esa
mariposa
eres tú
II
24
Al compás de la música triunfante de mis rimas
bailabas, blanca niña, en un derroche de dulzura...
¡Déjame, pues, mi flor de luz, mi niña blanca y pura,
que te hable con mis besos, cuando a mí te aproximas!
Niña, niña blanca, princesa de mi vida,
ofrendo ante tus pies mi inocente canto...
¡Secaste con tus manos de mi rostro el triste llanto
y yo he visto en tu rostro mi esperanza renacida...!
27 de agosto de 2004.
25
14 de Febrero
A mi novia.
13 de febrero de 2005.
(23.44 hrs.)
27
Duelo
28
Cae la muralla mas no los guerreros.
Hay un mutis. Alguien da un beso.
La muralla está reconstruida.
La batalla prosigue.
Astros y demás continúan expectantes.
29
1 Corintios XIII, 12
A Olga Taito.
En Santiago de Chile
o en algún lugar de Buenos Aires,
volveremos a vernos. Quiera Dios que el Sol destile
sus rayos de luz en los crepusculaires
cielos del Sur
para encontrarnos. Quiera
también que nuestro albur
(que fue roja quimera
en que ambos nos amamos)
renazca y viva eternamente.
Nos reconoceremos. Llevamos
escrito el nombre del otro en una filacteria en la frente.
12 de octubre de 2004.
(00:36 hrs.)
31
Küsse mich!
*
¿Cómo? ¿Ya no me besas? /¿Tan corto tiempo ausente, amiga mía, / y ya te has olvidado
de besarme? /¿Por qué tiemblo /de miedo entre tus brazos, /cuando antes tus palabras,
tu mirada /me penetraban como un cielo, / y me besabas /como queriendo ahogarme?
/¡Bésame!, /¡o te beso yo!
32
Tres amigas
I
Dina
II
Mercedes
33
III
Marjorie
34
Génesis II, 21-23
35
Horas de amor
36
Cantando vas, riendo por el agua...
37
Cuerpo de amor
Volcado sobre ti, volcado sobre tu imagen derramada bajo los altos
[álamos inocentes,
tu desnudez se ofrece como un río escapando,
espuma dulce de tu cuerpo crujiente,
frío y fuego de amor que en mis brazos salpica.
39
Déjame así, sobre tu cuerpo libre,
bajo la luz castísima de la luna intocada,
aposentar los rayos de otra luz que te besa,
boca de amor que crepita en las sombras
y recorre tu virgen revelación de espuma.
Apenas río, apenas labio, apenas seda azul eres tú, margen dulce,
que te entregas riendo, amarilla en la noche,
mientras mi sombra finge el claroscuro de plata
de unas hojas felices que en la brisa cantasen.
40
Poema mientras duermes
y yo me desvelo (ya en mi cuarto)
42
Voz de seda
43
Brasa desnuda
Acostada, desnuda,
te extiendes como la piel de una colina mordida por el sol.
Empiezo a contemplarte desde tu pie dormido en el aire,
tus piernas puntuales, mientras subo mis ojos,
se dan cita en una dársena negra, sitiada
por húmedos carbones, carbones de labios,
labios de lianas.
En este instante cumplo la edad del deseo
en el rostro más tierno de la tarde.
La fruta resbala,
cada minuto crece, se hincha ardiendo.
A las seis del espejo entro en ti
como el huésped más esperado,
sencillo como el río del día
te cubro con mi piel de hombre,
soy la lengua que recorre tus venas para callarte,
te quito los ojos dolorosamente,
te doy otros dos brazos para pesar la vida,
mi boca llovizna en tus pechos,
rayo tu espalda para escribir tu nombre,
con mis huesos te hablo,
tu quejido es el más largo que escuchará la noche.
45
Cuando quedamos solos, desnudos cuando termina todo,
graniza la sensación de que el aire
nos ha descubierto.
46
Estaba tendido
47
Two English poems
I
An evil spirit
II
How do I love thee?
49
my soul can reach, when feeling out of sight
for the ends of Being and ideal Grace.
I love thee to the level of everyday’s
most quiet need, by sun and candlelight.
I love thee freely, as men strive for Right;
I love thee purely, as they turn from Praise.
I love thee with the passion put to use
in my old griefs, and with my childhood’s faith.
I love thee with a love I seemed to lose
with my lost saints, —I love thee with the breath,
smiles, tears, of all my life!— and, if God choose,
I shall love thee better after death.
50
El poeta a su amada
51
Balada de la mujer morena y alegre
52
Quédate en mí, soy pobre y soy poeta,
huyó en mi blanco Pegaso la fortuna,
y quiero oír tu alegre pandereta
cuando florezca la nieve de la luna…
53
Portrait
Imagen que en un lienzo se detuvo
y el tiempo no corrompe...
Francisco Toledano
...Primavera.
Ya las azucenas floridas, llenas de miel, las margaritas altivas,
los jazmines en flor y los botones de oro, han abierto sus cálices
[hermosos
bajo el regazo de el dios Sol, el soberbio Príncipe de Oriente.
Ya los gorriones tornasolados, esos amantes acariciadores,
adulan a las rosas frescas en un sutil cortejo;
ya el jazmín, flor sencilla, corona los tupidos ramajes
como una blanca estrella sobre un cielo verde.
Las avefrías, esas pequeñas niñas voladoras,
elevan sus alas al viento, levantándose, yendo hacia el infinito.
Es la primavera.
Hay un bello jardín, coronado de estrellas,
con más jazmines que rosas y mas mirtos que jazmines.
Un bello jardín con jarrones de mármol dispuestos a lo largo de
[sus costados,
con una fuente al centro, la de Venus, blanca, hermosa, sensitiva,
que nutre de encantos el jardín primaveral.
55
hermosa, triunfal, sonriente, radiante y blanca...;
que al beso dorado del Príncipe de Oriente,
parece estatua de nieve,
parece estatua
de marmóreos pechos, de muslos pentélicos,
de espaldas turgentes, ebúrneas y albas...
Es una blonda joven de pupilas verdes y cabellos de oro,
de incipientes pechos y caderas lánguidas,
que balancea el cuerpo con ondulaciones tiernas, voluptuosas,
entornando alegre los alegres ojos,
mostrando su cuerpo ancestral a todos los dioses de la Tierra...
Se acerca, en lasciva danza, hacia la fuente de Venus,
y se dispone, con gracioso encanto, con ondulaciones tiernas,
[voluptuosas,
a tomar el lugar que un pintor ha preparado para ella:
[La Fuente de Venus.
56
Es una estatua viviente,
una estatua antigua con un alma blanca asomándose a los ojos,
ojos angelicales, todos ternura, todos cielo azul,
todos secreto, todos enigma...
De repente, arrebatadora,
como una visión que deslumbra, desapareció...
El pintor buscó por todo el jardín
a la blonda joven de pupilas verdes y cabellos de oro,
mas no la encontró...
El pintor lloró.
Su ángel se fue para no volver...
El pobre pintor, creador de cuadros y castillos en el aire,
recordó entonces el cuerpo de la hermosa bacante,
de la blonda joven de pupilas verdes y cabellos de oro,
de la blonda joven de incipientes pechos y caderas lánguidas,
y pensó en la promesa que le había hecho el dios Amor.
58
Cantares VII, 1
14 mayo de 2005.
(22.43 hrs.)
** Hace referencia al cuadro Jardines de Aranjuez del pintor paisajista español Santiago
Rusiñol i Prats (1861-1931). Este cuadro está basado en los jardines del Real Sitio de
Aranjuez comenzado a construir a finales del siglo XVI bajo el reinado del monarca
español Felipe II.1
59
Josué X, 13
61
¡Cuánto ejército de amor que no persiste
y que quiso de esta guerra roja retirarse!
¿Qué fueron ante ti? Del valle sombrío
hierbas secas, y flores marchitadas;
tornando cobardía lo que otrora fuera brío,
y de la tierra fértil con tristeza arrancadas.
Y otras veces librarse viste nuevas batallas
en los campos orientales y en los occidentales;
mas tuviste que raerlos con tus terribles dallas
porque habían crecido con los mismos males:
débiles guerreros, con dagas viejas y sin filo,
más llenos de espanto que de amor para luchar;
toscos e ignorantes, sin astucia ni sigilo
al momento de intentar una ciudad sitiar…
¡Mas libre tú de la cólera divina
que juzga a los cobardes que debieron ser valientes;
de mi cielo azul en su coraza adamantina
extendiste el esplendor de tus rayos refulgentes!
¡Me diste tu luz para que yo venciera
en esta batalla en que los dos vencimos:
¡Tú porque hiciste que la batalla prosiguiera,
y yo porque junto al dios Amor tu curso detuvimos!
62
Ante el ara
63
A unas piernas
65
León de encuentros
Corría
el mes de enero. Era una hermosa noche.
El colegio La Asunción era atravesado por un coche
mientras yo, solo, en León de Nicaragua escribía
buscando la divina inspiración, lentamente.
A trechos me detenía para enjugarme la frente
y darle algún respiro a mi pecho jadeante;
o bien, con más esmero, el cuerpo hacia adelante
y hacia mi mano derecha vencido y apoyado
un lapicero, semejante al pastoril cayado,
guiaba mis pensamientos por las praderas de papel
en las que buscaría mi corona de laurel.
Sobre las viejas casas se deslizaba la luna
mientras, cerca de mí, a unos pasos, se encontraba la Fortuna
abriéndome las alas en majestuoso vuelo
invitándome a surcar con ella el cielo.
Yo divisaba cerca, a mi derecha,
a una mujer blanca en el cielo hecha.
La miré de perfil como se mira una moneda.
Su cuerpo reflejaba la gloria de Leda.
Sentí como su mirada me recorría la vida
66
y por un momento pensé emprender la cruel huida.
Me preguntó qué era lo que hacía
y yo le dije que un poema escribía.
Después de unos minutos de cortas locuciones
(en el aire de León se disolvían las canciones)
me escribió unas palabras en el idioma de su
patria: Wende deinen Blick der Sonne zu,
dann fallen die Schatten hinter dich.
¿Qué significaba esa expresión de la joven de Múnich?
“Vuelve tu mirada hacia el sol,”
(¿mi mirada hacia el sol que cae en la tarde formando un arrebol?)
“así la sombra caerá detrás de ti.”
Desconcertó mi corazón. No le entendí.
(No fue sino hasta que leí “Los dones” de Coelho
que pude develar el misterio tras el velo
de la frase escrita en lengua alemana
por una mujer joven descendiente de la raza germana.)
Lo que está entre paréntesis en realidad no importa. Quiero
que os volváis al principio: Corría el mes de enero...
67
Al margen de mis libros de estudio
II
69
y el anónimo grupo de alumnos asustados
ante la incertidumbre tremenda del dictamen
III
70
tendré que ahogar, señores, mi lírica demencia
en los considerandos de una vulgar sentencia
o en un estrecho artículo del Código Penal…
71
Poema
73
Ojos Ve(n)dados
74
Despedida
75
ni compadezca mi dolor profundo!
¡No me verá ninguno, sin que sea
para tratar como mendigo inmundo
a este pobre hombre, que esconde herida
un alma solitaria y dolorida!
Dame tu mano, déjame, mujer mía,
que la bañe con mi llanto y que te mire,
y te llame mi amor, y que en mi impía
agonía contemplándote respire!...
¡Tú eres buena, tú sonríes; todo el día
tristeza no me muestras; deja que delire
y me llame tu poeta; y no te infame
que un hombre tan triste su musa te llame!
¡Ningún otro dolor llevar podría
que el que lleva mi alma de amarguras llena!...
¡Ahora que agota en mí la suerte impía
los días de tu luz, y desesperanza me envenena!...
¡Ahora que te vas ¡oh dulce mía!
no habrá pena tal vez que sea más pena,
ni otro mayor pesar, ni otro quebranto
para tu poeta que te amaba tanto!
¡Oh no! ¡Ninguno!... ¡Que ningún tormento
cabe en mi pecho ya, ni nunca impío
sentimiento desplazó a mi sentimiento,
ni otro ningún dolor al dolor mío!...
¡Y tú te vas, y yo en mi alma lamento
con lágrimas este triste lamentar sombrío!
¡Dios te bendiga, oh joven, que me dejas
llorando tristemente estas mis quejas!
¡Serás en mi corazón la reina mía,
pues fue mi vida la que en mi locura
con locos esfuerzos detenerte quería,
y serás en mi alma toda mi ventura,
la musa de mi jardín, mi alegría,
76
mi única esperanza, mi flor pura,
¡única flor de mi pobre huerto
ahora sin ti lúgubre y desierto!...
5 de mayo de 2005.
(11.57 hrs.)
77
Le beau jardin
Llamas bello al jardín; está bien, velo;
bello será, pero se olvida al fin,
si no está allí con tu hermosura el cielo,
si tú no estás ¡oh flor! en el jardín.
José de Espronceda
78
Que he esperado todo el día la flor de tu amor...
¿Nacerá alguna vez? ¿Crecerá ella en mi tierra?
¿O irá a nacer, quizás, en una solitaria sierra,
alejada eternamente de mi ensueño y su candor?
79
El caminante perdido
Caminado,
entre los dorados parajes del jardín de oro,
me perdí.
80
entre los dorados parajes del jardín de oro,
me perdí...
¡Dejadme!
¡Dejadme perdido en el jardín de oro!
¡Dejadme envuelto en sus doradas sábanas,
entre sus flores hermosas,
cubierto con sus verdes coronas,
bañado por sus aguas eternas,
rodeado de toda su creación!
¡Al lado de una mujer!
81
Besos
84
y que pesan en el hueco de mi mano como la evidencia
[en la mente del sabio
tus pechos pesados fluidos tus pechos de mercurio solar
tus pechos anchos como un paisaje escogido definitivamente
inolvidables como el pedazo de tierra donde habrán de enterrarnos
calientes como las ganas de vivir
con pezones delicados iridiscentes florales
besaré tus pezones de milagro y dulces alfileres
que son la punta donde de pronto acaba chatamente
la fuerza de la vida y sus renovaciones
tus pezones de botón para abrochar el paraíso
de retoños del mundo que echa flores de puro júbilo
tus pezones submarinos de sabor a frescura
besaré mil veces tus pechos que pesan como imanes
y cuando los aprieto se desparraman como el sol en los trigales
tus pechos de luz materializada y de sangre dulcificada
generosos como la alegría de aceptar la tristeza
tus pechos donde todo se resuelve
donde acaba la guerra la duda la tortura
y las ganas de morirse
besaré tu vientre firme como el planeta Tierra
tu vientre de llanura emergida del caos
de playa rumorosa
de almohada para la cabeza del rey después de entrar a saco
tu vientre misterioso cuna de la noche desesperada
remolino de la rendición y del deslumbrante suicidio
donde la frente se rinde como una espada fulminada
tu vientre montón de arena de oro palpitante
montón de trigo negro cosechado en la luna
montón de tenebroso humus incitante
tu vientre regado por los ríos subterráneos
donde aún palpitan las convulsiones del parto de la tierra
tu vientre contráctil que se endurece como un brusco recuerdo
[que se coagula
85
y ondula como las colinas
y palpita como las capas más profundas del mar
tu vientre lleno de entrañas de temperatura insoportable
tu vientre que ruge como un horno
o que está tranquilo y pacificado como el pan
tu vientre como la superficie de las olas
lleno hasta los bordes de mar de fondo y de resacas
lleno de irresistible vértigo delicioso
como una caída en un ascensor desbocado
interminable como el vicio y como él insensible
tu vientre incalculablemente hermoso
valle en medio de ti en medio del universo
en medio de mi pensamiento
en medio de mi beso auroral
tu vientre de plaza de toros
partido de luz y sombra y donde la muerte trepida
suave al tacto como la espalda negra del toro de la muerte
tu vientre de muerte hecha fuente para beber la vida fuerte y clara
besaré tus muslos de catedral
de picos paternales
practicables como los postigos que se abren sobre lo desconocido
tus muslos para ser acariciados como un recuerdo pensativo
tensos como un arco que nunca se disparará
tus muslos cuya línea representa la curva del curso de los tiempos
besaré tus ingles regadas como los huertos mozárabes
traslúcidas y blancas como la vía láctea
besaré tu sexo terrible
oscuro como un signo cuyo nombre no puede decirse
[sin tartamudear
como una cruz que marca el centro de los centros
tu sexo de sal negra
de flor nacida antes que el tiempo
delicado y perverso como el interior de las caracolas
más profundo que el color rojo
86
tu sexo de dulce infierno vegetal
emocionante como perder el sentido
abierto como la semilla del mundo
tu sexo de perdón para el culpable sollozante
de disolución de la amargura y de mar hospitalario
y de luz enterrada y de conocimiento
de amor de lucha de muerte de girar de los astros
de sobrecogimiento de hondura de viaje entre sueños
de magia negra de anonadamiento de miel embrujada
de pendiente suave como el encadenamiento de las ideas
de crisol para fundir la vida y la muerte
de galaxia en expansión
tu sexo triángulo sagrado besaré
besaré besaré
hasta hacer que toda tú te enciendas
como un farol de papel que flota locamente en la noche
87
Punto de encuentro
Para conocer más sobre la vida y obra del poeta Jorge Alfredo
Márquez Fagoaga, marqués del Valle (San Salvador, 1983-), así
como para escribirle a su buzón electrónico, leer sus entradas de
blog, comentar, preguntar, criticar, sugerir, invitarle a su colegio,
escuela, instituto o universidad, comprar su libro en Internet, unirte
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Fotografías y vídeos:
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89
Contenido
5 Epígrafe
7 Dedicatoria
9 Prefacio
11 Gratitudes
15 Harakiri
16 Liebe lied
17 Arte poética
19 Geheim Fluβ
20 Collage
21 Ojógrafo
23 7
24 Flor de luz
27 14 de febrero
28 Duelo
31 1 Corintios XIII, 12
32 Küsse mich!
33 Tres amigas
35 Génesis II, 21-23
36 Horas de amor
37 Cantando vas, riendo por el agua
39 Cuerpo de amor
41 Poema mientras duermes y yo me desvelo
(ya en mi cuarto)
43 Voz de seda
45 Brasa desnuda
47 Estaba tendido
49 Two English poems
51 El poeta a su amada
52 Balada de la mujer morena y alegre
55 Portrait
59 Cantares VII, 1
91
61 Josué X, 13
63 Ante el ara
65 A unas piernas
66 León de encuentros
69 Al margen de mis libros de estudio
73 Poema
74 Ojos ve(n)dados
75 Despedida
78 Le beau jardin
80 El caminante perdido
83 Besos
89 Punto de encuentro
91 Contenido
93 Notas
92