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EL ESTADO Y LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA

LA ORGANIZACIÓN POLÍTICA
(SELECCIÓN)

FUENTE:

LÓPEZ MOLINA, A. – ABAD PASCUAL, J.J. Filosofía 1. Madrid: McGraw-Hill,


1997.

QUÉ ES EL ESTADO
La mayor parte de los contenidos expresados por la palabra "Estado" (poder,
organización, dominio, soberanía, etc.) son muy antiguos. Muchos de estos
elementos se encuentran ya presentes en los grandes imperios de la
Antigüedad, en los imperios de Egipto, Mesopotamia, Persia, en la organización
griega -la polis-, y en el Imperio romano. Pero el propio término "Estado" es
relativamente reciente; surgió a comienzos del siglo XVI y tuvo su origen en el
político Maquiavelo, quien, en su obra El príncipe, con esta palabra se refiere a
la autoridad o al poder que ejerce un gobernante sobre las personas que habitan
en un determinado territorio: "todos los Estados, todas las soberanías, que han
tenido y tienen autoridad sobre los hombres fueron y son repúblicas o
principados".

Posteriormente, el uso de este término se hizo común a partir del siglo XIX.
El Estado supone la existencia de un poder centralizado capaz de obrar de
modo coordinado sobre el conjunto de un territorio sometido a su autoridad. Su
característica esencial estriba en la soberanía, es decir, en la capacidad de
mandar y de prohibir por iniciativa propia y sin ninguna dependencia.
En este sentido, podemos definir el Estado como una asociación (una
organización jurídica social) establecida por la sociedad y dotada de
personalidad jurídica, que en virtud de su autoridad o poder ejerce su soberanía
sobre un grupo de seres humanos en los límites de un territorio.
Desde otro punto de vista, el Estado debe encontrarse orientado a regir la vida
pública de una sociedad, intentando dirigirla hacia la consecución del bien
común.

LOS ELEMENTOS CONSTITUTIVOS DEL ESTADO


El Estado se encuentra presente en numerosas actividades cotidianas de las
personas; por ejemplo, el Estado nos proporciona el DNI, recauda impuestos,
distribuye becas y subsidios, organiza la enseñanza, vigila las fronteras,
garantiza ciertos títulos y diplomas, etc. El Estado, pues, posee multitud de
capacidades y realiza diversas actividades de tipo administrativo. Pero aquellas

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capacidades y estas actividades las posee dentro de un determinado territorio,


en virtud de cierto poder jurídico, y afectan a unos grupos concretos (o
población).

Territorio: De manera primaria y fundamental, el dominio del Estado aparece


definido por un territorio delimitado por sus fronteras. Con frecuencia, esta
delimitación obedece a diversos hechos históricos más o menos complejos
(guerras, transmisiones hereditarias, accidentes geográficos, etc.), pero su
conocimiento oficial se establece convencionalmente y de forma solemne por
medio de tratados.
Además, en la actualidad, se consideran territorios de un Estado el litoral o las
zonas de mar próximas a sus costas (200 millas marinas), las islas que en éste
se encuentren, las embajadas, las naves o barcos con pabellón de dicho Estado
y determinados espacios aéreos.

Pueblo: El pueblo se encuentra constituido por las personas y los grupos


sociales que residen en el territorio puesto bajo la jurisdicción del Estado. La
relación entre los diversos seres y grupos humanos que forman un Estado suele
fundamentarse en una serie de sentimientos comunes difíciles de explicar con
precisión, pero que, en general, pueden basarse en ciertos rasgos comunes de
tipo histórico, lingüístico, cultural, así como raciales, organizativos, etc.
Aunque estos rasgos poseen un importante significado respecto al surgimiento
de los Estados concretos, todos ellos poseen un valor relativo y, en último
término, el fundamento esencial de los Estados ha de venir constituido por la
voluntad libre de las personas singulares y concretas; por tanto, es necesario
rechazar todo sentimiento nacionalista que intente identificar el Estado con
determinada raza, tradición, lengua o cultura. En este sentido, los Estados son
cada vez más pluralistas y. por consiguiente, los sentimientos nacionales,
aunque justos y legítimos, han de ser cada vez más abiertos y tolerantes.

Soberanía: La característica esencial del Estado es la soberanía, la posesión


de un poder soberano, es decir, no sometido a ningún otro poder superior.
Desde este punto de vista, el Estado es una organización social que tiene por
misión garantizar su propia seguridad y la de las personas, grupos y sociedades
que se encuentran bajo su jurisdicción, tanto contra los peligros exteriores como
contra los interiores.
A este respecto, la soberanía se manifiesta tanto en el plano interno como en el
plano exterior.

• En el plano interno. En este plano, el Estado posee la máxima autoridad y


solamente a él le corresponde el arbitraje y la solución de los conflictos entre los
diversos individuos y grupos; su autoridad no puede ser sustituida ni moral ni
materialmente por ninguna otra fuerza; en este sentido, por una parte, dispone
de las capacidades legislativas, judiciales y ejecutivas (Congreso o Parlamento,

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jueces y gobierno), es decir, el monopolio de la ley y de las fuerzas coactivas y,


por otra, todas las entidades particulares, esto es, las comunidades religiosas,
las organizaciones sindicales, los grupos profesionales, las formaciones
políticas, etc. han de encontrarse siempre dentro de la legalidad establecida por
el Estado.

• En el plano exterior. En cuanto al exterior, la soberanía nacional se caracteriza


por su autonomía y por su independencia con respecto a la comunidad
internacional o, lo que es lo mismo, a las organizaciones internacionales y a los
otros Estados.

En la actualidad, el denominado Derecho internacional, en cierta manera, tiende


a establecer determinados límites al poder de cada Estado. Ahora bien, el propio
Derecho Internacional reconoce la soberanía de los distintos Estados, es decir,
que sus cláusulas o disposiciones jurídicas específicas comienzan reconociendo
el poder soberano e inviolable de todos los Estados.

Por otra parte, el desarrollo de las instituciones democráticas ha contribuido a


reforzar la idea de soberanía, ya que éstas han proporcionado al Estado un
fundamento humano; la soberanía del Estado, de esta manera, no es más que la
expresión de la voluntad y de los deseos del pueblo (de las personas de una
comunidad) de establecer su propia organización y de disponer de su propio
destino.

ESTADO, SOCIEDAD, NACIÓN Y GOBIERNO


El Estado, en tanto en cuanto asociación de carácter político dotada de
personalidad jurídica propia, debe ser distinguido de otro tipo de realidades que
guardan con él unas relaciones profundas y estrechas, a saber: sociedad, nación
y gobierno.

La sociedad: En su significado más general, se entiende por sociedad


(sociedad civil) el conjunto de individuos y agrupaciones que constituyen la base
y la manifestación de la vida social, económica, cultural, recreativa, etc. o, lo que
es lo mismo, el conjunto de personas que conviven en un mismo territorio,
formando parte de los diversos grupos, comunidades y asociaciones.

En este sentido, el desarrollo de la vida social ha originado toda una amplia


gama de asociaciones que son el fruto de la expresión de la libre voluntad y de
la libre iniciativa de las personas.
El Estado, por el contrario, es una asociación de tipo político, establecida por la
propia sociedad civil, que posee la misión de organizarla y dirigirla. De esta
manera, podemos afirmar que la sociedad se encuentra constituida por la esfera
privada e individual de las personas, el Estado, por el contrario, por lo público,

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por lo común; lo primero es la comunidad, lo espontáneo, lo natural; el Estado es


posterior, es la asociación política establecida por la sociedad para organizarse
a sí misma con el fin de dirigir de forma independiente y soberana sus propios
asuntos.

La nación: Nación viene a significar el conjunto de seres humanos (o pueblo)


con un origen, un pasado o una patria (es decir, unos padres) comunes y,
generalmente, establecidos sobre un determinado territorio. Vemos, pues, que el
concepto de nación, de manera principal, hace referencia a la idea de un pueblo
con sentimientos comunes, sin que sea posible determinar de forma precisa, ni
siquiera aproximada, el elemento aglutinante de dichos sentimientos.

La idea de nación es, ante todo, una forma de comunidad, de sociedad natural
que surge y se mantiene gracias al predominio de las relaciones de tipo afectivo,
sentimental, cultural, lingüístico, etc.

Frente a ella, el Estado significa una asociación (una organización) racional y


voluntaria de las personas y grupos que lo integran. En este sentido, un Estado
puede encontrarse formado por varias naciones y, a la inversa, podemos hallar,
también, una nación organizada en varios Estados federales; como ejemplos
podemos mencionar, entre otros: los EE.UU, México y Suiza.

El gobierno: El gobierno se encuentra integrado por el conjunto de personas


que dirige el Estado o, expresado de otra manera, el conjunto de personas en
quienes la sociedad civil delega directa o indirectamente el poder (o la autoridad)
para dirigir el Estado: el presidente o jefe de gobierno, los ministros y el resto de
las personas asociadas a la tarea de gobernar, que constituyen el Poder
Ejecutivo.

El gobierno es el órgano encargado de llevar a cabo todas las tareas


administrativas que compete realizar al Estado. A este respecto, en los Estados
democráticos actuales, la organización política se halla sometida a la voluntad
popular por medio de diversas instituciones, entre las que cabe destacar las
elecciones periódicas y el control de las actuaciones del gobierno por el
Parlamento o el Congreso.
La organización gubernativa de los Estados democráticos posee una estructura
vertical, junto con una pluralidad de órganos políticos y administrativos
autónomos, y, en último término, todos los poderes descansan en la voluntad
libre del pueblo.

EL ESTADO EN LA HISTORIA

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En sentido amplio, podemos decir que el Estado surgió en el momento en que


determinados grupos humanos se unieron entre sí para defender su territorio y
sus propiedades frente al acoso de sus vecinos que pugnaban por
arrebatárselos. En un sentido más preciso, hallamos las primeras formaciones
jurídicas organizadas en los imperios del Próximo Oriente: Asiria, Mesopotamia,
Egipto, Persia.
Pero, en estos imperios, las estructuras políticas poseían un carácter personal y
absoluto: el poder absoluto de los monarcas invadía todas las esferas de la vida
y de la sociedad civil.

El surgimiento de los ideales políticos occidentales se inició en Grecia y en


Roma. La organización política de la Grecia clásica fue la polis o ciudad-Estado.
Esta institución, por una parte, fue concebida con cierto carácter totalitario, en
tanto en cuanto se consideraba que el bien del individuo debía mantenerse
subordinado al bien de la polis, pues, se pensaba que el bien del todo (la polis)
era preferible al bien de la parte (el individuo); pero, por otra, todos los
ciudadanos libres se encontraban llamados a participar en las tareas de gobierno
del Estado (democracia).

Por su parte, las estructuras políticas de Roma sufrieron notables variaciones. La


creación romana más importante fue el Derecho y, de acuerdo con las
instituciones jurídicas, en Roma asistimos a una cierta separación entre la esfera
estatal y la esfera social o privada.

En el siglo V los bárbaros penetraron en el Imperio Romano y éste se fragmentó


en multitud de entidades políticas con una organización muy débil. Esta debilidad
motivó el surgimiento de la sociedad feudal, en la que el Estado, como una
entidad política, prácticamente se redujo a su mínima expresión y, en su lugar,
surgieron un gran número de pequeñas entidades locales gobernadas por ciertos
señores (duques, condes, marqueses, barones), nominalmente sometidos a la
autoridad del rey, pero que en realidad ejercían, con frecuencia, un poder
omnímodo en su territorio.

La aspiración de crear un Imperio cristiano gozó de alguna vigencia del siglo IX al


XIII, pero en el siglo XIV esta idea entró en crisis debido a diversas causas, entre
ellas el surgimiento del Principio de las nacionalidades, en virtud del cual cada
nación aspiraba a tener su propio Estado soberano.

El surgimiento del Principio de las nacionalidades supuso el nacimiento del


Estado moderno. Éste se configuró en un determinado territorio y se declaró
soberano, totalmente independiente tanto de la autoridad del Papa como de la
del Emperador. Al mismo tiempo, se fue afirmando también el poder de la
organización estatal en el interior de sus fronteras y, paulatinamente, se fueron
eliminando todos los poderes intermedios, la autonomía de las organizaciones

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gremiales y de los concejos municipales, las cortes tradicionales, etc. hasta


convertirse en poder absoluto.

Apareció, así, un Estado centralizado bajo la autoridad absoluta del rey, quien,
con la ayuda de un ejército regular, controló todos los aspectos de la
organización social.

El Estado absoluto llegó a su máximo esplendor en el siglo XVII, pero a partir de


mediados del siglo XVIII comenzó su decadencia, debido, sobre todo, a las
nuevas ideas surgidas en el ámbito de la Ilustración. Ésta fue un movimiento
ideológico de carácter racionalista que ponía de relieve el derecho de los
individuos (del pueblo) frente a los monarcas y la igualdad natural de los seres
humanos frente al absolutismo y la rigidez de la sociedad estamental, o
expresado en pocas palabras, con la Ilustración comenzaron a surgir las ideas
democráticas modernas de libertad, igualdad y fraternidad.

Por otra parte, la Guerra de la Independencia Americana (1775) y la Revolución


francesa (1789) supusieron el triunfo político de las citadas ideas y su
implantación en la comunidad social.

Nació, así, el Estado democrático y liberal. El Estado democrático se


caracteriza porque en él participan todos los individuos y los grupos sociales; el
poder del gobierno y los derechos de los gobernados se encuentran establecidos
por las leyes positivas, instauradas por los gobernados.

Se pretende, de este modo, poner el Estado al servicio de la sociedad. Se trata


de defender los derechos y libertades fundamentales de los individuos frente al
poder.

Desde este punto de vista, el concepto de Estado de Derecho se opone al de


Estado absoluto o dictatorial, pues, como afirmó el presidente americano A.
Lincoln, es un intento de establecer "el gobierno del pueblo, por el pueblo y para
el pueblo”.

El Estado de Derecho (Selección)


FUENTE:

MACHICADO, Jorge, "¿Qué es el Estado de Derecho?", Apuntes Jurídicos™,


2013 http://jorgemachicado.blogspot.com/2013/06/edd.html
Consulta: Viernes 19 Febrero de 2016.

El Estado de Derecho es la Organización política de la vida social sujeta a


procedimientos regulados por ley en el cual los actos del Estado están limitados
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estrictamente por un marco jurídico supremo, guiados por el Principio De


Legalidad y el respeto absoluto de los derechos fundamentales.

Es el imperio de la ley. El comportamiento estatal no puede ser discrecional. Los


actos del Estado están sometidos a la Constitución política del Estado, marco
que no debe rebasar. Además esos actos deben estar guiados, siempre, por el
Principio De Legalidad.

El Principio De Legalidad es un axioma en virtud del cual no se puede aplicar


una sanción si no está escrita previamente en una ley cierta.

DEFINICIÓN

En la definición de Estado de Derecho existen profundas divergencias.

Para algunos autores, todo Estado lo es de Derecho, puesto que se rige por
normas jurídicas, cualquiera que sea su procedencia o la autoridad de que
dimanen, con tal que tenga la posibilidad de hacer cumplir sus determinaciones
dentro del orden interno. En consecuencia, el concepto sería aplicable lo mismo
a un gobierno democrático y constitucional que a uno autocrático y tiránico.

Sin embargo, la mejor doctrina es absolutamente contraria a esa tesis, por


entender que el Derecho no puede estar representado por la voluntad de una
persona o de una minoría que se impone a una mayoría, y, en ese sentido, sólo
es Derecho la norma emanada de la soberanía popular en uso de su poder
constituyente. De ahí que Estado de Derecho equivalga a Estado constitucional
con el contenido dado a esa idea.

El Estado de Derecho es aquel en que los órganos del Poder Público (ejecutivo,
legislativo, judicial) son interdependientes y coordinados y representan, al
gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.

Los órganos del Poder Público nacen del pueblo en forma más o menos directa.
Actúan, pues, en su nombre, bajo el imperio de las normas constitucionales. El
gobierno es la colaboración y concurrencia de esos órganos, identificados a
través de la norma jurídica.

CARACTERÍSTICAS

IMPERIO DE LA LEY. Tanto gobernantes y gobernados deben


inexcusablemente respetar la ley.

DERECHOS FUNDAMENTALES. En un Estado de Derecho se reconocen un


conjunto de Derechos Fundamentales y Deberes de los ciudadanos.
Actualmente se aboga para que no haya tal reconocimiento sino que, para que

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se considere un Estado de Derecho debe existir el respeto absoluto a los


Derechos Humanos.

ÓRGANO JUDICIAL DEBE RESPETAR ESTRICTAMENTE EL DEBIDO


PROCESO. El Debido proceso penal es el conjunto de etapas formales
secuenciadas e imprescindibles realizadas dentro un proceso penal por los
sujetos procesales cumpliendo los requisitos prescritos en la Constitución con el
objetivo de que: los derechos subjetivos de la parte denunciada, acusada,
imputada, procesada y, eventualmente, sentenciada no corran el riesgo de ser
desconocidos; y también obtener de los órganos judiciales un proceso justo,
pronto y transparente.

Constitución política del Estado (Selección)


FUENTE:

QUISBERT, Ermo, "La Constitución Política Del Estado", Apuntes Jurídicos™,


2012 http://jorgemachicado.blogspot.com/2009/07/cpe_11.html
Consulta: Viernes, 19 Febrero de 2016

CONCEPTO

La Constitución Política del Estado es la norma jurídica suprema positiva que


rige la organización de un Estado, estableciendo: la autoridad, la forma de
ejercicio de esa autoridad, los límites de los órganos públicos, definiendo los
derechos y deberes fundamentales de los ciudadanos y garantizando la libertad
política y civil del individuo.

CARÁCTER DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL ESTADO

La constitución es una norma de rango singular. Es singular porque condensa el


Derecho fundamental de la comunidad política y esa singularidad o eficacia
normativa directa hace que todas las leyes ordinarias deban ajustarse a los
preceptos de la Constitución.

ESTRUCTURA O PARTES DE UNA CONSTITUCIÓN POLÍTICA

La Estructura o Partes de una Constitución Política son: Preámbulo, parte


dogmática y orgánica y cláusula de reforma.

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PREÁMBULO: El Preámbulo Constitucional es una enunciación previa que


tienen las constituciones respecto a los principios que las inspiran y que han sido
tenidos en cuenta por los constituyentes.

PARTE DOGMÁTICA: Contiene los derechos fundamentales. La parte


dogmática se llama también ‘Declaración De Derechos’ (Bill of Rights) o ‘Los
Derechos de la Vida’.

PARTE ORGÁNICA: Regula la función, los límites y enumeración de los


distintos órganos del Estado. La parte orgánica se denomina también ‘Plan de
Gobierno’ (Plan of Government) o ‘División de Poderes’.

CLÁUSULA DE REFORMA: Es una garantía extraordinaria de la rigidez de la


Constitución política condicionando su reforma -parcialmente- a una Ley De
Necesidad De Reforma o –totalmente- a una Convención Constituyente.

CONTENIDO DE UNA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL ESTADO

Una Constitución política del Estado contiene dos clases de normas jurídicas:
Normas Dogmáticas y Normas Orgánicas. Ambas se denominan también los
“mínimos constitucionales”, que son presupuestos normativos sin los cuales el
Estado no estará constituido.

Ya la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano de 26 agosto 1789


en su Artículo 16 dice: “Toda sociedad en la cual no esté establecida la garantía
de los derechos, ni determinada la separación de los poderes, carece de
Constitución”.

NORMAS DOGMÁTICAS

Las normas dogmáticas son presupuestos normativos que se expresan en un


conjunto de derechos y garantías ya sean individuales o colectivas. Los
derechos son las facultades que tienen las personas y colectividades dentro del
Estado y que éste les reconoce y no puede transgredirlos. Las garantías son los
instrumentos legales mediante los cuales se ponen en ejercicio los derechos,
cuando éstos han sido desconocidos o atropellados por quienes tienen en sus
manos el Poder Público o el poder privado.

La parte dogmática establece los derechos a la libertad de expresión, de religión,


de prensa, el derecho de reunión, el derecho de presentar demandas al gobierno
y varios derechos individuales sobre aspectos procesales y de procedimientos
criminales.

Por las transformaciones económico-sociales, que han motivado movimientos


sociales, revoluciones, la parte dogmáticamente individualista de las

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Constituciones, ha variado. A los derechos individuales han venido a imponerse


derechos de la colectividad (individuo relacionado con otros individuos). Esto es
lo que en la parte dogmática de la Constitución moderna, se llama
constitucionalismo social.

NORMAS ORGÁNICAS

Las normas orgánicas son aquellas que regulan la estructura jurídico político de
un Estado, determinando la forma de Gobierno y la organización de los Órganos
de Poder.

Es aquella parte de la Constitución que se ocupa de señalar la organización del


Estado y la forma de gobierno estatal, el origen y el ejercicio del Poder Público y
las modalidades como éste actúa y es ejercido, quiénes lo ejercen, las
instituciones y autoridades por medio de las cuales se lo ejerce, los distintos
mecanismos institucionales para la actuación del Estado, la forma en que estos
mecanismos se ligan, se separan y se controlan mutuamente; es decir, es la
disposición de la actividad vital del Estado para cumplir sus objetivos.

Ningún Estado, desde que surgió el primero en la historia de la humanidad ha


dejado de tener organización, y por consiguiente, en la Constitución tácita, en las
normas consuetudinarias, existía, lo que ahora se llama parte orgánica. Pero
solamente es a partir del triunfo de la revolución francesa burguesa (1789), que
esta parte orgánica es un bloque indispensable de la Constitución escrita.

TEXTOS PARA REFLEXIONAR

Significado de democracia
JOSÉ LUIS LÓPEZ ARANGUREN, La democracia establecida.

La democracia, antes y más profundamente que un sistema de gobierno, es un


sistema de valores, que demanda una reeducación político-moral.

Libertad, igualdad y participación


BENJAMIN R. BARBER, ¿Qué es el capitalismo democrático?

La política es el juego en el que todos ganan juntos o pierden juntos, donde se


transforma el conflicto en cooperación o se destruye el ámbito mismo de lo
público. ¿Qué es pues la libertad? La condición de que disfrutan los ciudadanos
con el control de su destino común; obediencia a las leyes en cuya elaboración

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tienen participación efectiva (...) ¿Qué es la igualdad? La condición de que


disfrutan los ciudadanos que comparten la carga de la responsabilidad pública,
que participan en la determinación del bien y los fines públicos, y que se tratan
unos a otros con el respeto que proviene de saber que unos se pertenecen a los
otros, compartiendo un destino común, y sólo pueden ser libres creando
comunidades participativas. No hay libertad sin igualdad, ni igualdad sin
autonomía.

Liberalismo y democracia
JOSÉ ORTEGA Y GASSET, Obras completas.

Democracia y liberalismo son dos respuestas a dos cuestiones de derecho


político totalmente distintas.
La democracia responde a la pregunta: ¿quién debe ejercer el poder público? La
respuesta es: el ejercicio del poder público corresponde a la colectividad de los
ciudadanos.
Pero en esa pregunta no se habla de la extensión que deba tener el poder
público. Se trata sólo de determinar el sujeto a quien el mando compete. La
democracia propone que mandemos todos; es decir, que todos intervengamos
soberanamente en los hechos sociales.

El liberalismo, en cambio, responde a esta otra pregunta: ejerza quienquiera el


poder público, ¿cuáles deben ser los límites de éste? La respuesta suena así: el
poder público, ejérzalo un autócrata o el pueblo, no puede ser absoluto, sino que
las personas tienen derechos previos a toda injerencia del Estado. Es, pues, la
tendencia a limitar la intervención del Estado [...]

El poder público tiende siempre y dondequiera a no reconocer límite alguno. Es


indiferente que se halle en una sola mano o en la de todos. Sería, pues, el más
inocente error creer que a fuerza de democracia esquivamos el absolutismo.

Legalidad y legitimidad
ANTONIO M. LÓPEZ MOLINA – JUAN J. ABAD PASCUAL, Filosofía 1.

El principio de legalidad es necesario para que exista una adecuada justicia, pero
no es suficiente: las propias normas, a su vez, necesitan ser legitimadas, es decir,
justificadas. Legalidad no es sinónimo de legitimidad, sino que esta posee un
sentido más profundo y más fundamental que aquella. La legitimidad consiste en
la adecuación de la ley a una serie de principios y exigencias morales en los que
se reconozcan y respeten los valores y la dignidad de las personas humanas.

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