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Coma
I. CONCEPTO
Las alteraciones agudas del nivel de conciencia constituyen la manifestación clínica de
una insuficiencia cerebral grave, potencialmente letal a corto plazo. Son, pues, una
emergencia médica, en la que una correcta actitud diagnóstica y terapéutica inicial es
determinante para evitar lesiones cerebrales graves e irreversibles o incluso la muerte
del paciente.
La conciencia se define como el estado en el cual el sujeto tiene conocimiento cabal (se
da cuenta) de sí mismo y de su entorno. Para que este estado se mantenga, se requiere
un correcto funcionamiento de sus dos componentes fisiológicos: 1) activación o nivel
de conciencia , dependiente del sistema activador reticular ascendente, que se localiza
entre el tercio medio de la protuberancia y la porción superior del mesencéfalo y
mantiene en condiciones normales al sujeto despierto y alerta; y 2) contenidos de la
conciencia , suma de funciones cognitivas y afectivas (memoria, lenguaje, emociones),
que tienen su sustrato anatómico en la corteza cerebral.
Desde el punto de vista fisiopatológico, se distinguen dos grandes grupos de trastornos
de la conciencia:
A) Alteraciones en los contenidos de la conciencia. Pueden ser: 1) parciales , por
lesiones focales de la corteza (afasia, agnosia, apraxia); y 2) globales, hablándose de
demencia cuando el curso es crónico y de síndrome confusional si el desarrollo es agudo
(de horas a semanas); este último suele acompañarse de un grado variable de
disminución del nivel de conciencia.
B) Alteraciones en el nivel de conciencia o alerta. Constituyen clínicamente un espectro
continuo de estados en el que se distinguen con fines descriptivos cuatro situaciones
puntuales:
1. Alerta. Es el estado del sujeto sano, en vigilia o sueño fisiológico (fácilmente
despertable).
2. Obnubilación. Se trata de una reducción leve o moderada del estado de alerta en la
que lo más destacado es un defecto en la atención (el paciente se distrae fácilmente
durante la exploración, con tendencia a malinterpretar las percepciones sensoriales),
acompañado generalmente por respuestas lentas a la estimulación, con cierto grado de
bradipsiquia y somnolencia diurna excesiva, que puede alternar con agitación nocturna
(inversión del ciclo vigilia-sueño).
Un grado más avanzado y permanente es el estado de confusión , caracterizado además
de lo anteriormente descrito, por desorientación temporo-espacial prácticamente
constante y percepción errónea de estímulos sensoriales más acusada, con frecuentes
alucinaciones, fundamentalmente visuales. Pueden alternarse periodos de lucidez y
episodios delirantes en los que aparecen alucinaciones complejas, similares a las
ensoñaciones, que suelen experimentarse con terror.
El síndrome confusional es especialmente llamativo en trastornos tóxico-metabólicos
del SNC y en infecciones sistémicas o del SNC. Ciertas formas de status epiléptico no
convulsivo que afectan al sistema límbico pueden provocar un cuadro clínicamente
superponible.
3. Estupor. El sujeto está permanentemente dormido y sólo se consigue obtener de él
algún tipo de respuesta (no más de un gruñido, alguna palabra incoherente o la
ejecución de una orden sencilla) mediante estímulos vigorosos, generalmente dolorosos
y repetidos. Al cesar la estimulación, el enfermo recae inmediatamente en un estado de
sueño profundo con ausencia de respuestas. La mayoría de los pacientes estuporosos
tienen una disfunción cerebral orgánica difusa, aunque casos de esquizofrenia
catatónica, depresión grave e incluso, en ocasiones excepcionales, el sueño fisiológico
profundo, pueden parecerse al estupor de causa estructural.
4. Coma. Es un estado de falta de respuesta a cualquier tipo de estímulo externo o
necesidad interna; no hay estímulo, sea cual sea su modalidad o intensidad, capaz de
despertar al sujeto.
II. ETIOLOGÍA
Se pueden distinguir tres grandes grupos etiopatogénicos:
A) Disfunciones difusas y bilaterales de los hemisferios cerebrales y/o del sistema
activador reticular ascendente . Representan más de la mitad de las causas de coma y
suelen deberse a trastornos de tipo tóxico o metabólico. (v. tabla I).
Tabla I. Alteraciones tóxico-metabólicas que pueden producir coma.
Metabólicas:
– Hipoxia-hipercapnia. Tóxicos:
– Anoxia cerebral o isquemia cerebral global. – Etanol.
– Acidosis metabólica respiratoria. – Alcohol metílico.
– Hipo-/Hiperglucemia cetósica o hiperosmolar. – Fármacos sedantes y opiáceos.
– Hipo-/ Hipernatremia. – Salicilatos.
– Hipo-/ Hipercalcemia. – Etilenglicol.
– Hipo-/ Hipermagnesemia. – Paraldehído.
– Hipofosfatemia. – Monóxido de carbono.
Enfermedades sistémicas: – Metales pesados (plomo).
– Insuficiencia hepática. Carenciales:
– Insuficiencia renal. – Tiamina.
– Pancreatitis aguda. – Piridoxina.
– Hipo-/Hipertiroidismo. – Niacina.
– Síndrome de Addison./ Cushing. – Cianocobalamina.
– Porfiria. – Acido fólico.
– Shock. – Carnitina.
– Sepsis.
Tabla II. Lesiones estructurales del SNC que pueden producir coma.
Supratentoriales: Infratentoriales
Intracerebrales – Oclusión basilar.
– Hemorragia intraparenquimatosa. – Hematoma subdural y extradural de fosa
– Hemorragia intraventricular. posterior.
– Infarto cerebral. – Aneurisma de arteria basilar.
– Tumores. – Hemorragia subaracnoidea.
– Infecciones. (Encefalitis, absceso – Hematoma pontino.
cerebral). – Hemorragia o infarto cerebeloso.
Extracerebrales – Malformaciones arteriovenosas del tronco
– Tumores. encefálico.
– Hidrocefalia. – Abscesos.
– Hematoma epidural. – Tumores primarios o metastásicos.
– Hematoma subdural.
– Hemorragia subaracnoidea.
– Empiema subdural.
B) Lesiones estructurales (v. tabla II).
1. Supratentoriales. Crean un cono de presión que lleva a la herniación del tejido
cerebral a través de los orificios que delimitan su compartimento propio, comprimiendo
así el parénquima cerebral, vasos y nervios craneales de las fosas vecinas y afectando al
sistema reticular ascendente en la parte rostral del tronco del encéfalo. Si la lesión se
localiza lejos de la hendidura del tentorio (frontal o parietal alta) provoca herniación
transtentorial , en la que inicialmente tiene lugar una desestructuración supratentorial,
con herniación de la porción medial del hemisferio afecto por debajo de la hoz del
cerebro y posteriormente un efecto compresivo difuso sobre la tienda del cerebelo, con
desplazamiento caudal del diencéfalo y mesencéfalo. Si la masa está situada cerca de la
hendidura del tentorio (p. ej. En el lóbulo temporal, se produce herniación uncal , con
desplazamiento asimétrico del uncus a través de la incisura tentorial y afectación en dos
etapas del III nervio craneal ipsilateral y el tronco del encéfalo). Las etapas clínicas de
ambos tipos de herniación, cuyo reconocimiento precoz es fundamental para evitar en lo
posible su progresión, se recogen en las tablas III y IV.
2. Infratentoriales. Las lesiones destructivas ocasionan pérdida inmediata de la
conciencia, con signos respiratorios, pupilares, oculomotores y motores que indican un
único nivel topográfico. Por el contrario, las lesiones compresivas suelen provocar
pérdida de la conciencia de curso progresivo, con signos de disfunción del tronco
variables, que en ocasiones indican afectación incompleta de varios niveles.
C) Coma psicógeno . Aunque no existe disfunción cerebral orgánica aguda, la
identificación de estos casos es importante debido a que su enfoque terapéutico y su
pronóstico son radicalmente diferentes.
En las tablas I y II se recogen las causas de coma más frecuentes. Cabe destacar entre
ellas las tóxico metabólicas, las infecciosas, la hemorragia subaracnoidea y las crisis
comiciales, debido a que en todos los casos el tratamiento precoz mejora muy
significativamente el pronóstico.
La figura 1 resume los datos semiológicos que ayudan a la diferenciación de los
diversos tipos de lesión y sus topografías.
III. ACTITUD INMEDIATA ANTE UN PACIENTE EN COMA
La aproximación clínica inicial se basa en el principio de que todas las alteraciones del
nivel de conciencia son emergencias potencialmente letales hasta que las funciones
vitales estén estabilizadas, las causas de coma potencialmente reversibles sean tratadas y
el trastorno subyacente sea correctamente identificado. Dada la urgencia de la situación,
es preciso establecer una rutina diagnóstica y terapéutica inicial que permita evitar o
minimizar el daño cerebral por causas tratables, y que podría resumirse en los siguientes
apartados
Tabla III. Etapas de la herniación transtentorial.
Modificado de Plum F, Posner JB. The diagnosis of Stupor and Coma, 4.a ed. 1986.
ROC: reflejo oculocefálico; ROV: reflejo oculovestibular.
A) Rápida inspección y examen general . Están dirigidos a asegurar la estabilidad vital y
neurológica del paciente antes de proceder a investigaciones más detalladas. Deben
incluir la valoración de la función cardiopulmonar (tensión arterial, pulso, frecuencia
respiratoria y auscultación), temperatura, signos meníngeos, fondo de ojo (signos de
hipertensión intracraneal, hemorragia subaracnoidea o patología sistémica), respuesta
máxima a la estimulación, tamaño y reactividad pupilar, postura y movimientos
espontáneos, y signos de traumatismo o de enfermedad sistémica (hepatopatía,
hemopatía, petequias, señales de punción cutánea por insulinoterapia o ADVP).
Tabla IV. Etapas de la herniación uncal.
Modificado de Plum F, Posner JB. The diagnosis of Stupor and Coma, 4.a ed. 1986.
ROC: reflejo oculocefálico; ROV: reflejo oculovestibular.
B) Garantizar una función respiratoria y circulatoria adecuadas . Se debe comprobar la
permeabilidad de la vía aérea, retirar prótesis dentales y evitar la caída de la lengua
mediante la colocación de una cánula orofaríngea (Guedel®). En los pacientes en coma
profundo (o con Glasgow <8) o prolongado es deseable el aislamiento de la vía
respiratoria mediante intubación, con el fin de evitar aspiraciones. Se debe valorar la
necesidad de oxigenoterapia y medidas farmacológicas (broncodilatadores...). Si el
paciente mantiene una insuficiencia respiratoria que no revierte con medidas simples, se
debe considerar la intubación y ventilación asistida. Simultáneamente a la extracción de
sangre para determinaciones urgentes, se ha de canalizar una vía venosa adecuada para
la perfusión de líquidos según las necesidades. Si fuera preciso, se deben aplicar las
medidas habituales de soporte hemodinámico, control de TA y tratamiento de arritmias
cardiacas.
C) Medidas farmacológicas.
1. Aporte de nutrientes . Si no se puede determinar la glucemia instantáneamente, se
deben cubrir las necesidades metabólicas inmediatas del cerebro, administrando 20 g. de
glucosa i.v. (2 amp. de 20 ml de Glucosmón® al 50%); simultáneamente se recomienda
la administración de al menos 100 mg de tiamina parenteral (Benerva® amp. 100
mg)como profilaxis de la encefalopatía de Wernicke. Es deseable la obtención previa de
una muestra para determinación de la glucemia basal.
BIBLIOGRAFÍA