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Resumen
Este texto expone de forma ordenada y sintética los hitos de la filosofía en Cuba. El re-
corrido inicia con la producción filosófica de la escolástica, la recepción y respuesta, la
formación del estudiantado, la creación de escuelas y la universidad como centro privile-
giado de la producción textual en filosofía. Movimientos y corrientes como la Ilustración,
el Humanismo, entre otros, generan discusiones al interior de las escuelas. Luego, la
elaboración filosófica va siendo alimentada por un tipo de pensadores que incursionan en
temas universales y generan una clase de escuela más especializada. El recorrido que aquí
se presenta es cronológico, de tal forma que evidencia los pasos fuertes del pensamiento
filosófico en la Isla.
Palabras clave
Filosofía cubana, filosofía, ilustración, humanismo, ateísmo, fideísmo, marxismo, leni-
nismo.
Abstract
This text deals synthetically with the main hits of philosophy in Cuba. The route begins
with the philosophical production of the scholastic, the reception and response, the edu-
cation of the students, the creation of schools and the university as a privileged center for
the production of philosophy. Movements and trends as the Enlightenment, humanism,
among others, generate discussion inside the schools. Then, the philosophical production
is fed by a type of thinkers that make their way into universal themes and generate a more
specialized type of school. The route here presented is cronological, so that it makes clear
the different stages of the philosophical thinking in the island.
Key words
Philosophy, Enlightenment, humanism, atheism, fideism, marxism, leninism.
En Cuba, como en el resto de las islas cari- tico. En el plano político y social trataba
beñas, no se constituyeron culturas de alto de eternizar el poder monárquico y feudal
grado de desarrollo como la Maya, la Inca o la que ya comenzaba a resquebrajarse desde la
Azteca las cuales alcanzaron niveles tan ele- irrupción del humanismo renacentista con el
vados y complejos en todos los órdenes de la auge de la filosofía moderna e ilustrada y, en
vida material y espiritual que permite debatir particular, del racionalismo y el empirismo
hoy, con mayor o menor razón, la existencia que sobreponían el valor de la experiencia y
de ideas filosóficas antes de la llegada de los la razón a la fe.
conquistadores europeos.
Pero la isla mayor de las Antillas, desde su
Por tal razón, los estudios sobre la evolución entrada en la modernidad no estuvo aislada
de la filosofía en Cuba durante los tres prime- de las corrientes filosóficas e ideológicas que
ros siglos coloniales son aún muy limitados circulaban en el mundo. Desde el siglo XVI
por las dificultades que se presentan con sus Cuba había sido punto necesario de tránsito
fuentes, no cabe duda que durante la primera entre la península y el continente americano,
etapa del devenir de la filosofía en este país, no sólo de soldados y mercancías, sino tam-
fue la escolástica contrarreformista española bién de libros, sacerdotes –fundamentalmente
en sus diversas manifestaciones prácticamen- dominicos y jesuitas2– funcionarios y profe-
te la única que se cultivó en las instituciones sionales que de algún modo contribuyeron a
religiosas, así como en la Real y Pontificia la divulgación de gran parte de la producción
Universidad de San Jerónimo de La Habana filosófica elaborada por la humanidad hasta
–fundada en 1728– hasta las primeras décadas entonces.
del siglo XIX (véase: Borge, 1990).
Así, la polémica sobre la condición humana
La filosofía escolástica, tanto en Cuba, como de los aborígenes americanos, de eminente
en otras partes, se caracterizaba por subordi- raigambre filosófica, que tomó fuerza tanto
nar la razón a la fe cristiana y, por tanto, la en la Península como en algunas partes de
filosofía a la teología, de tal manera que su este continente es de suponer que debió
postura teocéntrica no permitía el libre de- haber tenido alguna repercusión en las islas
sarrollo del pensamiento lógico y científico. caribeñas donde la población autóctona había
Se reducía a reproducir dogmáticamente las sido virtualmente aniquilada. Sin embargo,
interpretaciones idealistas que en lo esencial las fuentes documentales para fundamentar
Tomás de Aquino había elaborado de la esta tesis son aún insuficientes.
controvertida filosofía de Aristóteles tratan-
do de argumentar la existencia de Dios y la Durante los siglos XVI y XVII Cuba no
jerarquización, tanto de la naturaleza como contó con una universidad, pero sí con varios
de la sociedad a un orden divino preestable-
cido en el cual la Iglesia Católica gozaba de 2 “Ya a fines del siglo XVII la situación se había
un privilegiado lugar. La escolástica, frenó vuelto favorable a los jesuitas, pues –a menos
la libre creación intelectual y convertía la en la Nueva España, de donde irradiaba hacia
el Caribe la autoridad política, financiera y
filosofía en mera retórica cargada de artificios religiosa– la compañía había logrado dominar
discursivos para justificar el poder eclesiás- la educación superior” (Goodgall, 1991, p. 26).
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a la opinión pública a través del Papel pe- Ese sería el espíritu electivo del cual estaría
riódico de la Habana, y muy especialmente, impregnada toda su obra.
en su intento de presentación de un proyecto
político reformista de transformación del En la búsqueda de las vías para la eliminación
poder colonial español4. Este vínculo orgá- de los obstáculos, que de una forma u otra
nico de la actividad filosófica con la praxis enajenaban al hombre, José Agustín se apoyó
social y especialmente política se convertiría mucho en el empirismo de Francis Bacón. A
en rasgo común predominante en el pensa- la vez planteó los posibles errores a que puede
miento cubano y latinoamericano de los dos conducir el sensualismo, y en ese aspecto fue
últimos siglos. decisiva la huella del racionalismo de Renato
Descartes.
En las polémicas que desarrolló José Agustín
con la escolástica, hasta ese momento domi- Como filósofo conciente de la ne-
nante en la isla, se expresó la lucha entre las cesidad de introducir los nuevos
ideas progresistas y las ideas retrógradas en métodos propuestos por la filosofía
la filosofía cubana de esa época. Su interés moderna europea, a partir de las
se centró básicamente en la perspectiva me- vertientes del experimentalismo ba-
todológica, a tono con las polémicas que se coniano y el racionalismo cartesiano,
desarrollaban por entonces en el pensamiento introdujo en el pensamiento cubano
moderno. el electivismo filosófico como única
posibilidad de romper los esquemas
Asumió una postura crítica ante toda la
impuestos por el pensamiento esco-
producción filosófica existente hasta ese
lástico (Busch, 2001, p. 136).
momento, sin caer en posiciones nihilistas,
sino, por el contrario, asumiéndola dialéc-
ticamente, es decir, asimilándola y tratando Ese método electivista ya había sido cultivado
de superarla. En tal sentido sostenía que “es desde mediados del siglo XVIII entre algunos
más conveniente al filósofo, incluso al cris- ilustrados mexicanos como Benito Díaz de
tiano, seguir varias escuelas a voluntad, que Gamarra, Francisco Javier Clavijero y Fran-
elegir una sola a que escribirse” (Caballero, cisco Javier Alegre quienes tuvieron cierta
1944, p. 209). De tal manera, se consideraba influencia en el ambiente filosófico cubano.
consecuente con las ideas de Tomás de Aqui- Se destacó en José Agustín la preocupación
no, que había inducido a tomar esa actitud por reivindicar el lugar de la filosofía y su
receptiva ante otras posturas filosóficas, significado como enriquecimiento espiritual
cosa que al parecer no fue muy tomada en
de la vida del hombre.
consideración por los que se proclamaban sus
seguidores más inquisitivos. José Agustín, en
cambio, recomendaba “cuanto nos conviene La filosofía es necesaria –soste-
seleccionar de todos los filósofos, incluso nía– con necesidad de medio para
de los paganos” (Caballero, 1944, p. 211). completar la perfección natural del
hombre [...] El hombre, para ser
perfectamente completo en el orden
4 “Porque el prócer quiso reformar la enseñanza natural, debe adornar su entendi-
y su plan era orgánico; se propuso adoctrinar, miento con verdades y su voluntad
aunque con prudencia de ortodoxo, en teorías de buenas costumbres; pero el hom-
filosóficas modernas; y como pensador político, bre no puede lograr esto de manera
ideó todo un proyecto que alteraba el status cabal sin la filosofía, que distingue
colonial” (Vitier, 1970, p. 337).
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más profundos problemas políticos quedaban Eso tal vez contribuye a explicar la unidad
claramente expresados en lo pedagógico. De orgánica que se observa entre su praxis filo-
ahí que el tema del patriotismo ocupase un sófica y su praxis política.
lugar central en su pensamiento, indicando
en qué medida contribuía al proceso de toma La ilustración cubana culmina su triada filo-
de conciencia respecto a las exigencias del sófica con José de la Luz y Caballero. Otras
momento. Sobre la base del optimismo ético personalidades en las ciencias naturales,
y social, se asentó su ideario revolucionario como Tomás Romay, Francisco de Arango
y la activa labor en pro de la independencia y Parreño, o José Antonio Saco, quien sus-
de Cuba, que lo obligó al exilio, como a otros tituyó a Varela en la cátedra de filosofía8,
ilustrados latinoamericanos. contribuyeron notablemente también al
enriquecimiento de la cultura cubana de la
Varela fue el primero que –dada su profunda época y a cimentar las bases desalienadoras y
confianza en el protagonismo del pueblo6– emancipatorias que aquella sociedad deman-
enseñó a pensar a los cubanos con cabeza daba, pero, sin duda, José de la Luz iluminó
propia –por lo que es deber de todo cubano la conciencia cubana desde el pedestal de
profundizar en el conocimiento de su obra7–, la filosofía y con ese fin se enfrentó a los
pero no a pensar en abstracto, sino en la forma intentos del eclecticismo trasnochado de los
más concreta de realizar las ideas humanis- hermanos González del Valle que pretendían
tas que en aquellas condiciones presuponía ocupar un lugar dominante en el ambiente
el logro inmediato de la independencia de intelectual del país.
España y el logro de una sociedad más justa
y democrática. Un hombre de la cultura filosófica de Luz,
alimentada por los viajes, especialmente a
Si se fuera a sintetizar –plantea Norteamérica y Europa, por la amistad con
Eduardo Torres-Cuevas– cuáles notables hombres de esas latitudes y por el
son los dos objetivos centrales de la manejo de las fuentes bibliográficas en sus
filosofía de Varela habría que señalar lenguas originarias, pudo situarse al más
que uno es encontrar el método para alto nivel de la producción filosófica de la
el conocimiento humano; el otro época y tener una mayor incidencia en las
hallar las respuestas adecuadas a la nuevas generaciones que se formaron bajo
problemática social cubana. Es decir su magisterio.
que la filosofía tiene una función El hecho de conocer con profundidad los
cognoscitiva y una función social avances del sensualismo, así como sus limi-
(Torres-Cuevas, 1995, p. 160). taciones, al igual que el racionalismo, le per-
mitió una mejor comprensión de la filosofía
clásica alemana y de su carácter extraño a las
necesidades del contexto cultural cubano. Co-
6 “Varela se percató, como ningún otro pensa- nocedor de Hegel, prefirió no darlo a conocer
dor de su época, de las aptitudes que tenían a la juventud cubana por lo nocivo que podía
las clases populares para superarse cultural resultar aquel andamiaje filosófico. Continua-
e ideológicamente y desempeñar un papel en
la historia, acorde con sus intereses” (Ibarra,
8 “Saco tuvo una cultura enciclopédica, y si pudo
2004, p. 283).
sustituir al Padre Varela en la cátedra de Filo-
7 Véase: Santana, 1982; Serpa, 1983; Miranda, sofía, se debió precisamente a los profundos
1984; Reyes, 1989; Memorias del Coloquio conocimientos que tenía de las ciencias físicas”
Internacional de la Habana, 1999. (Menocal, 1947, Tomo II, p. 216).
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dor de la tradición vareliana, en especial la con el mundo, Luz inculcaba confianza para
sensualista, intenta superar sus limitaciones que las nuevas generaciones se plantearan ta-
en lo que Sánchez de Bustamante (1981, reas desalienadoras más audaces. “La ciencia,
p. 10) denomina su “empirio-racionalismo es verdad, debe saberlo todo, así los aciertos
gnoseológico” y Zayra Rodríguez (1988, p. como los extravíos; pero es para explicarlo
123) su “sensualismo racional” desde una todo, no para admitirlo” (Luz & Caballero,
perspectiva mucho más materialista que la 1981, p. 90). Y en otro momento señalaba:
de sus antecesores. “[...] el hombre que no sea capaz de formar
su ciencia por sí mismo, esto es, de darse una
Si bien las ideas filosóficas de José de la Luz cuenta exacta de sus conocimientos, no puede
parecen centrarse en la problemática epis- progresar en su estudio” (Luz y Caballero,
temológica, especialmente en su polémica 1981, p. 61). Esta idea no debe interpretarse
sobre el método con los eclécticos, no es unilateralmente como si exigiese que cada
menos cierto que su concepción del hombre persona construyese a su antojo una ciencia
constituye el sostén principal, en definitiva, aparte. Su insistencia estaba dirigida a fomen-
de su gnoseología. El punto de partida con- tar la libre búsqueda, por cada quien, de las
sistió en considerar al hombre como el ser causas y leyes que operan en la naturaleza y
más difícil de conocer la sociedad.
[…] que los demás seres, primero, Luz le otorgaba, al igual que el resto de los
porque en él se hallan reunidas las ilustrados cubanos, una función marcadamen-
propiedades de todos los cuerpos te liberadora a la filosofía. “A la filosofía toca
y las facultades de todos los de su ser centinela de la moral, para impedir que la
género, con la añadidura de la ra- frágil humanidad sea dividida o contaminada
cionalidad, que es un grano de anís por tan horribles plagas” (Luz y Caballero,
para la cuestión; el microcosmos en 1981, p. 73). Esa dignificación de la filosofía
miniatura, nada menos, y aun algo fue propia del espíritu ilustrado, que trataba
de superar por todos los medios la depen-
más (Luz & Caballero, 1946, p. 76).
dencia que anteriormente ésta había tenido
respecto a la teología.
Además concebía al hombre como “el animal
más educable o perfectible que ofrece la na- También era un signo de los aires humanistas
turaleza” (Luz & Caballero, 1981, p. 77), por e ilustrados, el cultivo de la tolerancia, y en
lo que de acuerdo con ese criterio consideraba ese sentido Luz fue un exponente, pero sin
el logro de la perfección humana en todos los que esto significase el abandono del sustan-
órdenes, pero en especial en el ético, como la cial elemento patriótico que aspiraba constan-
tarea fundamental de la educación. Ésta debía temente a enaltecer. “El filósofo –aseguraba–,
ser el vehículo que pusiera al hombre no sólo como que es tolerante, será cosmopolita; pero
en contacto con los avances de la ciencia y ante todo debe ser patriota” (Luz y Caballero,
la técnica, sino con las mejores formas de 1981, p. 72; 165). Y por supuesto que el con-
gobierno y de organización social sobre la cepto de patria que Luz manejaba, en plena
base de la experiencia de otros pueblos y el antesala de las luchas por la independencia en
imprescindible ensayo propio. Cuba y posterior a las del resto de los países
latinoamericanos, no incluía a España. Para
Crítico de cualquier tipo de apriorismo y de
él, la libertad era “el alma del cuerpo social
sistemas metafísicos que le impusieran al
(y) [...] el fiat del mundo moral”. Esto sig-
hombre una camisa de fuerza para interactuar
nificaba que el componente emancipatorio
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Este fermento ético se mantendría latente no Mestre deseaba enaltecerlo y criticar el in-
sólo en las nuevas generaciones filosóficas diferentismo que va poco a poco minando
sino que trascendió por medio de la enseñan- nuestra escasa vida intelectual. En su análisis
za hasta los más recientes revolucionarios, se destacaba el culto al saber científico y
que han tratado con forzado éxito de viabi- a la experimentación, así como el sentido
lizar aquel cultivo de la dignidad humana a humanista que es propio a todo pensamiento
que aspiraba el pensamiento de José de la ilustrado. Mientras tanto, en la Universidad
Luz y Caballero. de la Habana se mantenía, hasta casi finales
del siglo XIX, anquilosada en el espíritu
La identificación del progreso social con la metafísico más trasnochado.
moral consistió en uno de los ejes centrales
de la filosofía de José de la Luz (véase: Los estudios sobre la influencia del eclecti-
Gerstenberg, 1986). En tanto no hubiese las cismo, la filosofía clásica alemana en Cuba
condiciones necesarias para el inicio de la (Sánchez & Montoro, 1984) –en particular
emancipación política, cualquier avance en Kant, promovido por José del Perojo, quien
el enriquecimiento de la moral constituía fue el primero que tradujo al español La
incrementar un peldaño al ascendente proceso crítica de la razón pura (véase: 2003), y
desalienador humano. Hegel, que encontró seguidores en José Sil-
verio Jorrín, en Enrique Piñeiro, antes de su
La obra filosófica de José de la Luz contri- adhesión al positivismo (véase: Guadarrama,
buyó notablemente al enriquecimiento de la 1980, pp. 157-170) y Rafael Montoro (véase:
vida espiritual y, en especial, de la filosofía Piñera, 1986)–, y el krausismo, que dejaría
en la sociedad cubana del siglo XIX. A la vez alguna huella en Antonio Bachiller y Morales
constituyó un elemento decisivo en la prepa- (véase: Bachiller & Morales, 1857) y en José
ración ideológica de la “guerra necesaria” por Martí (Gómez, 1989, pp. 187-210), así como
la independencia de Cuba, hecho éste que se el neotomismo hoy reclaman una mayor
plasma evidentemente en la huella que dejó profundización a fin de explicar las causas
en las nuevas generaciones de intelectuales por las cuales estas corrientes en particular
comprometidos entre los que se destacan, no tomaron tanta fuerza en la Isla en compa-
entre otros, Enrique José Varona, Manuel ración con el positivismo.
Sanguily y José Martí.
Todas las manifestaciones de la vida cientí-
La ilustración cubana constituyó un esfuerzo fica, religiosa, artística, pedagógica, jurídica,
propio por asimilar e integrar armónica y política, moral y en especial filosófica lati-
creativamente las más avanzadas conquistas, noamericana de fines del siglo XIX (véase:
hasta su época de la filosofía moderna sobre el Guadarrama, 2004) y la mayor parte de sus
proceso del conocimiento, los avances de las personalidades intelectuales más significati-
ciencias naturales y sociales, especialmente, vas, también en el caso de Cuba9 entre las que
las ideas referidas a lograr las mejores formas se destaca Enrique José Varona10 se vieron
de gobierno y de reestructuración socioeco-
nómica de la sociedad.
La historia de las ideas filosóficas en Cuba 9 Para mayor profundidad puede verse: Guada-
comenzó su sistematización a mediados del rrama, l982, pp. 61-84; l981, p. 117-136; l981,
siglo XIX con la labor de José Manuel Mes- pp. 37-70; l979, pp. 155- 184.
tre en la que reflejaba el carácter que había 10 Para mayor profundidad véase: Guadarrama,
tomado este aspecto de la cultura cubana. 1981, 2, B l. 15 (204); 1985, pp. 60-87; Gua-
darrama, & Tussel, 1986.
70 Cuadernos de filosofía latinoamericana
afectadas de algún modo por el positivismo general del mundo que acompaña siempre a
en su expresión sui generis. la filosofía en correspondencia permanente
con el desarrollo de las ciencias particulares,
El positivismo fue cultivando una filosofía sin que este signifique un atentado contra su
optimista llena de confianza en el hombre, objeto de reflexión.
en la capacidad creativa de su pensamiento,
en la cultura, en la ciencia, en el progreso y En Europa, en esa misma época, esta filo-
el desarrollo industrial. Aliado al liberalismo sofía ya no desempeñaba una función tan
y a la defensa de la democracia burguesa sus progresista como puede apreciarse para
ideas resultaban muy avanzadas. Latinoamérica, pues los elementos idealistas
subjetivos y agnósticos que la caracterizaban
Como afirmé en un texto anterior publica- entorpecían el propio reconocimiento de
do en la Revista Historia de la Pedagogía los avances de la ciencia. Tales rasgos no
Latinoamericana (2004, pp. 209-234): En caracterizaron tanto a los positivistas latinoa-
Cuba y Puerto Rico, donde aún no se había mericanos, pues estos cultivaron mucho más
logrado la independencia política, esas ideas los elementos materialistas, y de confianza en
tendrían mucha mayor significación y carác- el poder de la ciencia y la tecnología, por lo
ter progresista, al punto que incluso llegaron que existieron estrechos vínculos entre los
a ser consideradas como subversivas por el seguidores del positivismo y los del mate-
gobierno colonial español, dada su defensa rialismo científico-natural de los llamados
de las libertades políticas exigidas por el librepensadores (Véase: 1984, pp. 14-35 &
orden democrático burgués. Así, en estas 2004, pp. 209-234).
dos islas, la filosofía positivista contribuía
a forjar la conciencia de la imprescindible El positivismo sui generis latinoamericano
autodeterminación para encaminarse hacia no significó una simple adaptación de una
el progreso social. filosofía europea a estas latitudes, sino una
incorporación y recepción creadora con
En sentido general, esta filosofía desempeñó profundos elementos originales, disímiles y
una función progresista en América Latina, renovadores, que constituyeron una forma
pues sintetizaba las aspiraciones de la dé- específica de superación de dicha corriente
bil burguesía nacional que en esta región en el ámbito particular de este continente,
pretendía sustituir las caducas relaciones como expresión concreta del desarrollo de
precapitalistas de producción, y estimular la lucha entre el materialismo y el idealismo
el desarrollo tecnológico e industrial como filosófico.
premisa indispensable para alcanzar en todos
los planos, una verdadera independencia de El principal representante del positivismo en
los pueblos latinoamericanos. Cuba, y uno de los más destacados en toda
América Latina, fue Enrique José Varona.
Si algo tuvo de sui géneris el positivismo Fue un filósofo que se mantuvo atento al
latinoamericano fue no identificarse con la desarrollo de las investigaciones científicas
tesis sobre el posible debilitamiento de la de su época, como se manifiesta en los múl-
filosofía y prácticamente su disolución con tiples artículos que publicó para comentar
el auge de las ciencias particulares. En todo estos avances, tanto en las ciencias naturales
momento, en los positivistas latinoameri- como en las sociales. Su labor en ese plano
canos se apreció su alta estimación por el resultó muy meritoria para el desarrollo de la
saber filosófico, por lo que fundamentaron cultura cubana de su época.
el carácter metodológico y de concepción
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Varona continuó la preocupación básica que dedicó la primera parte de sus Conferencias
se había apreciado en la filosofía de la Ilus- filosóficas al estudio de la lógica.
tración cubana por el problema del método.
Varona no fue un filósofo que se dejó atar
por una postura ideológica cerrada o una
Mientras la lucha de las opiniones es
corriente filosófica en particular. Simpatizó
cada día más encarnizada, el acuerdo
la mayor parte de su vida con el positivismo,
en los métodos va siendo cada día un
pero también supo dejarlo a un lado y supe-
hecho más próximo a realizarse. Y
rarlo cuando comprendió sus limitaciones.
es que por fin hemos llegado o nos
Fue lo suficientemente capaz para analizar
aproximamos a la posesión de esta
los problemas filosóficos y sociológicos con
verdad, que parece rudimentaria: el
el mayor nivel de originalidad y autentici-
espíritu humano podrá diversificar
dad que sus circunstancias históricas se lo
hasta lo infinito sus concepciones,
permitieron.
pero en su modo de funcionar tiene
que ser fundamentalmente idéntico. Su incansable avidez autodidacta por la lectu-
Ahora bien el conocimiento exacto ra de los clásicos de la filosofía mundial, así
de este su modo de funcionar nos ha como la realidad cubana y latinoamericana,
de dar el método verdadero; y creo sus estancias en España y Estados Unidos, le
no pecar de temerario afirmando que sirvieron de fuente directa de información y
la gran conquista filosófica de nues- objeto permanente de análisis para enfoques
tro siglo es la posesión del método con óptica propia. Su pensamiento no quedó
(Varona, 1880, p. 28). encartonado en anaqueles académicos. Supo
ganarse el merecido prestigio en el ámbito
Para Varona el método de conocimiento más intelectual, especialmente en la vida filosó-
adecuado era el que superaba el inductivismo fica, literaria y periodística de su época, y a
y el deductivismo, es decir, el que lograba la vez trascender en la praxis pedagógica y
una unidad sintética de ambos. Según él: “En política de su época.
el método, señores, es donde está la unidad
(se refiere de la inducción y la deducción Algo que debe apuntarse significativamente
PG); porque el método no es otra cosa que en favor de nuestros positivistas como En-
el espíritu humano aplicando sus actividades rique José Varona y Manuel Sanguily fue el
según sus leyes constitutivas” (Varona, 1880, culto que rindieron a los pensadores cubanos
p. 175). que los antecedieron. No se dejaron cautivar
por la exclusiva xenofilia anglosajona, que
Sin embargo, en su pensamiento se apre- el pensador uruguayo José Enrique Rodó
cia cierta tendencia más inclinada hacia el caracterizó como nordomanía, y que fue
empirismo que hacia el racionalismo. Pues propia de otros seguidores del positivismo
al parecer este último le recordaba más el en el continente.
aristotelismo y la escolástica, los cuales
consideraba afortunadamente ya superados Se sentían continuadores de una tradición de
en la modernidad. Aunque, a su vez, insistía pensamiento nacional que de ningún modo
en reconocer las limitaciones de cualquier contraponían arbitrariamente a la filosofía
enfoque hiperbolizador del empirismo que europea. En estos pensadores del siglo XIX
no tomase en consideración el insustituible cubano no se manifestaron complejos ni de
papel del pensamiento lógico. No en balde inferioridad ni de superioridad respecto a
la vida filosófica de otras latitudes. Sabían
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admirar lo que era digno de elogio en la cul- como son la cuestión de la naturaleza humana
tura filosófica de otros pueblos, pero también y la dimensión ética de la actividad del hom-
eran fervientes admiradores de la producción bre, estuvieron muy presentes en toda la obra
filosófica nacional. martiana no por simples razones académicas.
dos veces ya en la gran historia del la ciencia de las causas. Conocer las
mundo, a la escuela física. Platón, y causas posibles, y usar los medios
el divino Jesús, tuvieron el purísimo libres y correctos para investigar las
espíritu y fe en otra vida que hacen no conocidas, es ser filósofo. Pensar
tan poética, durable, la escuela meta- constantemente con elementos de
física. Las dos unidas son la verdad: ciencia, nacidos de la observación,
cada una aislada es sólo una parte en todo lo que cae bajo el dominio
de la verdad, que cae cuando no se de nuestra razón, y en su causa: he
ayuda de la otra (Martí, 1975, Tomo ahí los elementos para ser filósofo
XIX, p. 361). (Martí, 1975, Tomo XIX, p. 362).
Esta posición martiana en nada constituye Tal vez uno de los elementos que distanciaban
una expresión de eclecticismo, sino todo lo a Martí del enfoque positivista precisamente
contrario. Es una muestra de la aguda obser- esté relacionado con la búsqueda de las cau-
vación del pensador cubano por no dejarse sas de los fenómenos, pues sabido es que el
arrastrar por enfoques unilaterales del proce- fenomenalismo positivista evadía de algún
so del conocimiento. En ningún momento hay modo el conocimiento de las causas y favo-
en Martí algún tipo de propensión subjetivista recía la relación funcional. En fin, múltiples
hiperbolizante o enfoque especulativo que razones, tanto de carácter epistemológico
desconozca la fuente nutritiva de todo saber como sociológico e ideológico distanciaban
filosófico, esto es, el conocimiento científico. necesariamente a Martí del positivismo
Al contrario, para él la ciencia ocupaba un lu- latinoamericano aún cuando este tuviese pe-
gar relevante en la conformación de cualquier culiaridades sui géneris que lo diferenciaban
tipo de cosmovisión y por eso no podían ser del europeo y que el pensador cubano supo
subestimados sus alcances. admirar.
Durante las dos primeras décadas se observa No puede dejarse de lado que las ideas de
en el pensamiento filosófico cubano, el man- orientación socialista se habían desarrollado
tenimiento de la tradición materialista articu- en Cuba desde fines del siglo XIX en Diego
lado con concepciones científico-naturales. Vicente Tejera, así como en Carlos Baliño,
Las ideas evolucionistas condujeron a un quien llegaría posteriormente en 1925 a
enfrentamiento crítico a las concepciones fundar junto a Julio Antonio Mella el primer
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La sociedad cubana se radicalizó en la dé- Bien es cierto que la huella de Nietzsche fue
cada de los años veinte con un alto grado de muy marcada en toda su obra, pero en espe-
profundización de la conciencia nacional y cial, lo referido a su crítica a la religión por
antiimperialista que se expresó en las luchas el lastre que ésta impone al progreso social y
estudiantiles y obreras, apoyadas por una la necesidad de una transmutación de valores
intelectualidad destacada y contestataria en la sociedad en que vive. Si algo heredó
como el Grupo Minorista, frente a la dic- de la tradición positivista sin que llegara a
tadura de Gerardo Machado. Por supuesto identificarse con ella fue la crítica a las filo-
que tales acontecimientos de un modo u otro sofías de corte especulativo. Su optimismo
repercutirían en la vida filosófica nacional y epistemológico se aprecia cuando plantea
favorecerían una decantación ideológica en que: “no importa que esté o no esté allí el
correspondencia con la agudización de los conocimiento. Tú debes conquistarlo defi-
conflictos sociales. Montori fue uno de los nitivamente” (Lles, 1923, p. 165), aunque,
que avizoró el declinar de la filosofía positi- según Miguel Rojas Gómez (1996, p. 100),
vista ante el empuje de las nuevas corrientes en Lles “hay una exageración de la función
vitalistas, irracionalistas y fideístas, que se gnoseológica de la intuición, reminiscencia
enfrentaban al cientificismo, al ateísmo y al de la subversión filosófica hecha por Scho-
materialismo estimulando nuevos enfoques penhauer y Nietzsche”.
en los que los factores volitivos, emotivos,
En el plano sociopolítico –en el que le dedica-
axiológicos, estéticos, etc., ocupaban un lugar
ría mucha atención al tema de la relación del
preponderante.
individuo ante el estado que había preocupa-
La filosofía de la educación en esa etapa tuvo do con anterioridad a Spencer (véase: Lles,
también en Alfredo Aguayo una significativa 1934)– el pensamiento de Lles se caracterizó
atención –como se puede apreciar en sus por reconocer la validez de la existencia de
obras El método funcional en la educación leyes sociales en las que la huella de darwinis-
(1915) y Filosofía y nuevas orientaciones en mo social también de raigambre positivista se
la educación (1932)–, aunque en una postura hizo presente; sin embargo, sus frustraciones
muy distante a la de Montori, y en general de ante la república neocolonial lo condujeron
la destacada tradición filosófica cubana repre- también a formular severas críticas al capi-
sentada por Varona, pues en su identificación talismo, aunque se dejo confundir por las
78 Cuadernos de filosofía latinoamericana
más difundida y común. Es oportuno recordar en relación con la filosofía europea. Propuso
que muchas de las obras filosóficas de Marx el condicionalismo (Mañach, 1951, p. 49)
y Engels en este período no eran conocidas ni como una tesis que propiciara la construcción
siquiera por quienes se consideraban marxis- de un pensamiento original y renovador de la
tas, ya que no habían sido publicadas, aún por producción filosófica de estas tierras.
esos años, o apenas comenzaban a publicarse.
Otra de las personalidades más relevantes En su filosofía de la historia Mañach otorgó
de la vida filosófica e intelectual cubana, en mayor significación a las élites minoritarias
general, entre la tercera y la quinta década del que a los sectores populares. Aquí la huella de
pasado siglo XX, fue: Jorge Mañach. Tanto Nietzsche y de Carlyle se aprecia claramente
su labor docente y como brillante ensayista lo en esa visión aristocrática del progreso social
llevaron continuamente al cultivo de la filoso- en que la espontaneidad y la contingencia
fía, y en especial, de temas sobre la cultura. ocupan un relevante lugar. La obra intelectual
de Mañach constituye una de las expresiones
Sus estudios en Estados Unidos le facilitaron de la revitalización de la producción filosó-
ocasionales acercamientos al pragmatismo, fica cubana que se observa desde mediados
pero también su estancia en España le po- de los años cuarenta, cuando se funda la
sibilitó profundizar en las nuevas corrientes Sociedad Cubana de Filosofía y aparece la
filosóficas de su tiempo, en particular, la Revista Cubana de Filosofía que durante la
fenomenología, la filosofía de la vida y el década del cincuenta impulsaran, entre otros,
existencialismo, –sobre todo las ideas de Roberto Agramonte, Rafael García Barcena
José Ortega y Gasset, Nietzsche y Bergson–, y Humberto Piñera Llera.
a quienes le dedicaría especial atención.
Acorde con las preocupaciones de su época Con el inicio de la década del cuarenta la
abordó el tema del papel de la individuali- publicación de la colección Biblioteca de Au-
dad y la transmutación de valores sugerida tores cubanos, por parte de la Universidad de
por Nietszche. La problemática axiológica La Habana, dirigida por Roberto Agramonte,
ocupó gran parte de la atención de Mañach quien además publicó varios trabajos sobre la
así como la determinación de la especificidad historia de la filosofía en Cuba13, constituyó
del saber filosófico en el que la intuición, a su un acontecimiento cultural de extraordinaria
juicio, desempeña un papel protagónico. “Lo significación que se revierte en la docencia y
filosófico, –aseguraba– es casi por definición, en el trabajo investigativo con múltiples apor-
lo no científico, lo no demostrable experi- tes. Cada obra de esa colección fue precedida
mentalmente; es una personal certidumbre de un estudio preliminar que demostraba la
que se apoya, cuando más, en las razonables riqueza contenida en el pensamiento cubano,
conjeturas que la ciencia y la intuición pare- fundamentalmente del siglo XIX.
cen autorizar” (Mañach, 1951, p. 23).
los textos de filosofía que se utilizaban espe- investigación filosófica del país. Pero su pre-
cialmente en la Universidad de La Habana14, dominio se haría sentir mucho más, durante la
aunque en algunos casos predominaban más década del setenta hasta principios de la del
la reproducción de trabajos de los clásicos del ochenta y produjo cierto enquistamiento en
marxismo-leninismo y de autores extranjeros la producción filosófica nacional, así como
que de autores cubanos (véase: colectivo de en otras esferas de las ciencias sociales. El
autores, 1966). efecto de las interpretaciones simplificadoras
del desarrollo de las ideas filosóficas se hizo
En el plano de la vida filosófica ese período sentir de algún modo también en los estudios
de los sesenta se caracterizó por constituir un sobre sus manifestaciones y la historia de las
perenne hervidero de ideas que se evidenció ideas en general en Cuba.
desde la temprana visita de Sartre a la Isla y
sus propuestas ideológicas y filosóficas, hasta Un factor que tendría alguna incidencia en
las paradigmáticas posiciones del Che Gue- la orientación que tendría el desarrollo de
vara respecto al escolasticismo del marxismo la filosofía marxista en Cuba estuvo dado
soviético, pasando por la marcada huella de porque muchos de las nuevas generaciones
Louis Althusser15, Antonio Gramsci y en de los profesionales de la filosofía comenza-
general del llamado marxismo occidental16 ron a formarse en la Unión Soviética y otros
sobre el país (véase: Guadarrama, 1988, pp. países de Europa Oriental que solidariamente
262, 271). ofrecían tales posibilidades a un país blo-
queado y asediado por los Estados Unidos
Ya desde los años sesenta un marxismo de América. También la mayor parte de las
manualesco fundamentalmente de proce- participaciones en congresos internacionales
dencia soviética dejaba sentir su influencia y otros intercambios se desarrollaban hasta
en determinadas esferas de la docencia y la mediados de los ochenta con especialistas
provenientes de esos países.
14 Para profundizar pueden revisarse los textos En ese aspecto, desde inicios de los ochenta
surgidos del colectivo de autores (1969), Lec-
en correspondencia con las nuevas condicio-
turas de filosofía. Tomo I y II. La Habana: Es-
tudios. Colectivo de autores (1969). Selección nes de intercambio cultural con la mayoría
de lecturas marxistas. Santa Clara: Universidad de los países latinoamericanos que fueron
Central “Marta Abreu” de Las Villas. restableciendo sus relaciones diplomáticas
15 A mediados de los sesenta se publicaron en con Cuba, se incrementó paulatinamente
Cuba y eran muy consultadas en las universi- la participación de profesores cubanos de
dades algunas de las obras de Louis Althuser y filosofía en eventos en estos países y se
otros filósofos franceses como Jean Paul Sartre, incrementaron las visitas a Cuba de profe-
Pierre Machery, Balibar Etienne; así como del
sionales de la filosofía provenientes tanto de
gran marxista italiano Antonio Gramsci. Vease:
Althusser, (1966). Por Marx. La Habana: Revo- Latinoamérica como de Norteamérica y de
lucionaria; Gramsci, A. (1966). El materialismo Europa Occidental, en especial de España.
histórico y la filosofía de Benedetto Croce. La En esas nuevas condiciones se favoreció el
Habana: Revolucionaria. conocimiento de nuevos autores, y corrientes
16 También se publicaron obras de otros marxistas del pensamiento filosófico mundial –incluso
usualmente considerados como revisionistas en diversas tendencias dentro del marxismo– y
la Unión Soviética. Tal es el caso del húngaro en particular, del latinoamericano, como el
Geogy Lukacs, los italianos Antonio Labriola
y Lucio Colleti, el alemán Herbert Marcuse,
postmodernismo o la filosofía de la libera-
los polacos Adam Schaft e Isaac Deutscher y ción, que comenzaron a ser estudiados con
el hispano-mexicano Adolfo Sánchez Vázquez. nuevas perspectivas mucho más documen-
84 Cuadernos de filosofía latinoamericana
tadas que en los años anteriores, en las que década de los noventa18– junto a esta labor
el acceso a las fuentes directas de los autores se intensifica la publicación de otros libros
estudiados era muy limitado o mediado por de autores nacionales y extranjeros sobre
las interpretaciones de los autores de los diversos temas de las diferentes disciplinas
manuales correspondientes, factor éste que filosóficas.
limitaba la objetividad en la valoración de
los temas de estudio. Entre los principales temas que se incremen-
tarían considerablemente los estudios por
Desde la segunda mitad de los sesenta y parte de autores cubanos se encuentran el
fundamentalmente durante la década de relacionado con las categorías19 y la especi-
los setenta, la mayor parte de los textos ficad del saber filosófico (véase: Rodríguez,
universitarios de filosofía en sus distintas 1984), los problemas filosóficos de la ciencia
especialidades –con escasas excepciones y la tecnología (véase: Núñez, 1987; Sán-
(véase: Nicola, 1968, Tomos I y II; Colectivo chez, 1988): cuestiones lógicas (Rodríguez,
de autores, 1979)–, eran de autores soviéti- 1983) y epistemológicas de los métodos del
cos o de otros países socialistas de Europa conocimiento científico (Colectivo de auto-
Oriental, en menor grado. La mayor parte res, 1981; Mateo, 1986) y filosófico, temas
de los profesores de filosofía se limitaba a axiológicos (véase: Rodríguez, 1985; Fabelo,
reproducir en sus clases las ideas y hasta los 1989; 1996), de filosofía política (Acanda,
programas docentes importados de la URSS & Martínez, 1997), en especial referida a la
fenómeno éste que limitó en alguna medida cuestión del Estado (véase: Fernández, 1988),
la creatividad de los autores cubanos. En otras las clases sociales, la revolución social y el
ocasiones dedicaban gran parte de sus pági- socialismo (véase: Fung, 1982; Martínez,
nas a reproducir textualmente documentos 1988), la filosofía de la cultura (véase: Gua-
programáticos de los congresos del Partido darrama & Pereliguin, 1988/1989/1998), la
Comunista de Cuba (véase: Suárez, S. f.). cuestión de la identidad cultural (véase: Ubie-
ta, 1993; González, Ichikawa & Rojas, 1997),
Esta situación comenzó a modificarse a me- cuestiones de estética (véase: Fernández, L. &
diados de los ochenta17 cuando se constituyen Fernández, A., 1974/1987) y de ética (véase:
varios colectivos de autores cubanos para Ulloa & Chacón, 1988; Mari, 1988; Colectivo
elaboración de textos de filosofía –labor ésta de autores, 1990, Tomos I-III), y de metódica
que se intensifica y renueva a inicios de la de la enseñanza de la filosofía (véase: Agui-
lar, 1979; Martínez, 1987), etc. También se
incrementaron los estudios sobre la historia
de la filosofía tanto de la europea antigua,
17 Para profundizar en este tema, puede consul-
tarse: Colectivo de autores. (1985). Felipe
18 Para profundizar verse: Colectivo de autores.
Sánchez Linares (dir.). Lecciones de Filosofía
(1991). Pablo Guadarrama (dir). Lecciones
Marxista-leninista. Tomos I y II. La Habana:
de Filosofía Marxista-leninista. Tomo I. La
Universidad de La Habana; Colectivo de
Habana: Editorial Félix Varela; (1992/2000).
autores. (1986). Manual de filosofía marxista-
La Habana: Editorial Pueblo y Educación.
leninista. Materialismo dialéctico. La Habana:
Editora Política; Colectivo de autores (1986). 19 Acerca de este punto, recomiendo revisar:
Manual de filosofía marxista-leninista. Mate- García. (1984). Categorías del materialismo
rialismo histórico. La Habana: Editora Política; dialéctico. La Habana: Gente Nueva; Pupo.
Colectivo de autores. (1987). Juan Francisco (1986). La práctica y la filosofía marxista. La
Fuentes (comp. e introducción). Filosofía Habana: Ciencias Sociales; (1990) La actividad
marxista-leninista Selección de lecturas. I – II. como categoría filosófica. La Habana: Ciencias
La Habana: Universidad de La Habana. Sociales.
Vol. 30, No. 100 (2009) 85
moderna y contemporánea (véase: Rensoli, En los primeros años del siglo XXI, aunque
1987; 1986; Santos, 1988; Colectivo de auto- aún se continúan utilizando en ocasiones
res, 2000), especialmente el postmodernismo algunos textos para la enseñanza general de
(véase: Guadarrama, 1994; García, 1994; la filosofía elaborados a fines del siglo XX,
Ravelo, 1996; Fung (dir.), 1999; Colectivo de –algo muy diferente ha sido en las carreras
autores, 2000), como de la latinoamericana20 específicas de filosofía, en las cuales ha pre-
y cubana21, en particular del desarrollo del valecido mayor versatilidad de enfoques y
marxismo22, sobre todo algunos dedicados a fuentes bibliográficas– comenzaron a elabo-
estudiar las transformaciones que se han ope- rarse nuevos textos con criterios más amplios
rado en el pensamiento marxista en América y versátiles sobre algunos de los problemas
Latina especialmente en los últimos años tras tradicionales y otros más actuales de la fi-
el derrumbe del socialismo real (Colectivo de losofía (Colectivo de autores, 2000-2002).
autores, 1999). Nuevas investigaciones han aparecido sobre
la filosofía contemporánea (véase: Sardoya,
Desde mediados de la década del los noventa 2000; Ravelo, 2003), problemas filosóficos
y particularmente luego de transcurridos al- de la cultura (Jardines, 2004), la ideología
gunos años de recuperación de la economía (Días, 2001), axiología (Fabelo, 1996), los
cubana, cuyos efectos se hicieron sentir en derechos humanos (Limia, 2001), etc. A la
todos los órdenes de la vida social, cultural vez se mantiene el interés por el estudio
e ideológica, el país, y por tanto, la pro- del pensamiento filosófico latinoamericano
ducción filosófica no podía estar al margen (Colectivo de autores, 2002) especialmente
de las secuelas negativas de esos años de su tradición humanista (Guadarrama, 2001;
crisis, la vida filosófica cubana se reanimó Monal & Miranda, 2002).
significativamente, como se evidencia en
las publicaciones, congresos, debates, entre A la hora de valorar la producción filosófica
otros, de esta última etapa. cubana de los últimos tiempos no se debe
tomar en consideración solamente los traba-
Finalmente, el despliegue y radicalización de jos publicados en forma de libros, artículos
una intelectualidad cubana de izquierda ha o ponencias presentadas en congresos, sino
dado lugar a una recepción muy propia del también las numerosas tesis doctorales y de
marxismo durante más de cuatro décadas con maestría, que la mayoría de ellas no están
perspectivas de continuidad y enriquecimien- publicadas, y que demuestran el interés por
to muy lejos de los masivos suicidios teóricos diversos temas entre los cuales se encuentran
e ideológicos de los marxistas vergonzantes, las ideas filosóficas de José Agustín Caballe-
que se produjeron en muchos países tras la ro, José de la Luz y Caballero, Enrique José
caída del muro de Berlín. Varona, José Martí, Carlos Baliño, Julio An-
tonio Mella, Raúl Roa, Ernesto Guevara, José
20 Recomendamos: Monal, (1985); Rivero, Carlos Mariategui, José Ingenieros, Leopoldo
(1987); Rensoli, (1988); Colectivo de autores, Zea, Enrique Dussel, Adolfo Sánchez Váz-
(1991/1993); Guadarrama (dir.); Plá León, quez, José Ortega y Gasset, etc. Así como
(1994); Colectivo de autores, (1998); Guada- diversas etapas de la vida filosófica cubana
rrama (coord.). y latinoamericana o problemas epistemológi-
21 Para profundizar puede consultarse: Miranda, cos, axiológicos, éticos, estéticos, de filosofía
(1984; 1989; 1997; 1994). política, entre otras.
22 Recomendamos profundizar en: García (1982);
Colectivo de autores (1997); Guadarrama Resulta destacable el hecho de que algunos
(1998; 1990; 1994). científicos cubanos, especialmente desde
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