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Trabajo David Hume
Trabajo David Hume
Asignatura: Ética
Comisión: 4AM
- Belén Sancho
Milagros Volonté
David Hume. Un filósofo de sensaciones.
Hume plantea que las pasiones son percepciones de la mente. Es necesario aclarar el
sentido que tiene la palabra percepción: se utiliza para designar los contenidos de nuestra
conciencia. Dentro de ellas, distinguimos dos diferentes clases: impresiones e ideas. Las
impresiones incluyen todas nuestras sensaciones, pasiones y emociones tal como hacen su
primera aparición en el alma. Son más vivaces, intensas que las ideas. Estas últimas son las
imágenes débiles de las impresiones, cuando pensamos y razonamos. No es lo mismo estar
furioso, sentir una emoción, que pensar en la furia, lo que no lleva consigo el hecho de
enfurecerse. Cuando reflexionamos sobre una pasión, o sobre un objeto que no se haya
presente, esta percepción es una idea.
Dentro de la primera clase de percepciones, Hume distingue entre impresiones de
sensación y de reflexión. Las impresiones de sensación son aquellas que obtenemos a través
de los sentidos, son las sensaciones. En su Tratado de la Naturaleza Humana, las denomina
impresiones originales. El origen de las mismas está en la incidencia de los objetos en los
sentidos, en el caso de las sensaciones externas, y en los placeres y dolores corporales
surgidos por la recepción y actividad nerviosa, en el caso de las sensaciones internas.
Las impresiones de reflexión son nuestras pasiones, deseos y emociones. Hume
afirma que son impresiones secundarias, pues proceden de alguna impresión original, sea
directamente o por la interposición de su idea. Para él, es propio de la naturaleza humana
buscar el placer y evitar en dolor.
Una impresión se manifiesta en primer lugar en los sentidos, y hace que percibamos calor o
frío, placer o dolor de uno u otro tipo. De esta impresión existe una copia tomada por la
mente y que permanece luego que cesa la impresión: llamamos a esto idea. Esta idea de
placer o dolor cuando inicie a su vez en el alma, produce las nuevas impresiones de deseo y
aversión, esperanza y temor que pueden llamarse propiamente impresiones de reflexión,
puesto que de ellas se derivan.
Si en primer lugar surgen las impresiones de sensación, tras ellas no necesariamente
le siguen las impresiones de reflexión, sino las ideas, como copia de las impresiones
originales, siendo las pasiones producidas de las ideas, de ahí que las denomine
impresiones de reflexión o secundarias.
Realiza una doble clasificación de las pasiones, en primer lugar, las divide en serenas y
violentas, atendiendo a la intensidad con que se presentan. En segundo lugar, en directas o
indirectas, según se originen directamente del placer o dolor, o bien de estos principios
junto con otras cualidades. Por ellos incluye dentro de la categoría de las pasiones violentas
la mayoría de los afectos. Y reserva la etiqueta de pasiones serenas a los sentimientos
morales y estéticos.
La otra distinción introducida por Hume es entre pasiones directas e indirectas. el
mecanismo de las pasiones directas es sencillo, dado que surge de forma inmediata del
placer o del dolor. También realiza una precisión, al señalar que algunas de las pasiones
directas no surgen de un bien o un mal, sino que son ellas las que lo engendras, se trata de
ciertos impulsos naturales o instintos.
En el caso de las pasiones indirectas su naturaleza es más complicada, pues
procediendo de los mismos principios que las anteriores, su origen presenta otras
cualidades. Hume distingue entre la causa de las pasiones que es aquella idea que les excita
y su objeto que es aquello a que dirigen su atención una vez excitadas.
El combate clásico entre la razón y las pasiones, en el que Hume advertía una
falacia metafísica es traducido ahora como la lucha entre las pasiones aplicables y
violentas. Si bien son las pasiones las que nos motivan a la acción y no la razón, ésta nos
señala los fines deseables de nuestra conducta y los medios para obtenerlos. El conflicto
razón-pasión no es sino el conflicto entre dos tipos de pasiones, las pasiones serenas y las
violentas.
En conclusión, como defensor del empirismo, Hume se basa en la experiencia como base
del conocimiento, dice que ella es la que pone en contacto al sujeto con la realidad del
mundo exterior y con su propia actividad mental o conciencia. Por eso, para él nuestras
ideas son producto de nuestra actividad sensorial, es decir, de las sensaciones.
Su dura crítica del Racionalismo va a oponerse a la idea de que la razón pueda conocer lo
que es la naturaleza del hombre y deducir también lo que va contra la misma. Establece que
la razón no puede determinar nuestro comportamiento sino que es el sentimiento el que
determina los juicios morales sobre la bondad o maldad de las acciones; lo decisivo no es la
razón, sino la esfera afectiva o emotiva. Todo se rige por la emoción y la pasión. Y si
existiera alguna relación entre las pasiones y la razón, esta sería que la razón es esclava de
las pasiones.